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LA IMPORTANCIA DEL SERVICIO POSTVENTA: LASZLO VASS

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Es importante experimentar en primer persona el buen o mal hacer de un profesional para poder enjuiciar con criterio su trabajo. Y de lo que esta semana me gustaría hablaros me ha pasado en primera persona muy recientemente. 

Como los lectores más fieles de esta página recordarán, allá por el mes de junio de 2009 me hacía con mis primeros Vass. Luego vinieron muchos más pero estos al ser los primeros quizás fueron los más especiales. A pesar de contar estos zapatos ya con seis años, seis años no son años como para que un zapato de calidad que haya sido bien cuidado pierda su aspecto original o se haya estropeado. Y si además, como es mi caso, estos zapatos han sido alternados con otros muchos, vistiéndolos en contadas veces al mes no hay justificación para que no te duren prácticamente toda la vida.
No obstante, incluso en las mejores casas – y no solo de zapatos – pueden ocurrir imprevistos o acontecimientos ajenos a la voluntad de quien los ha fabricado que puedan hacer que un producto se estropee o rompa con el tiempo. Esto, si bien pudiera ser un problema en una marca generalista, no lo debería ser nunca con una de lujo o artesanal ya que estas se suelen responsabilizar de lo que salió de sus talleres por años que haga. Al final si pagamos un sobreprecio por un producto queremos un “sobreproducto”. Y si bien ese “sobreproducto” en las marcas de lujo se puede traducir solo en un diseño o en una etiqueta, en las casas artesanales debería significar calidad de los materiales utilizados, una depurada técnica de terminación y una longevidad del producto. Los hombres, al contrario que ocurre con muchas mujeres, no compramos unos zapatos o un traje pensando en utilizarlo como mucho dos temporadas. Si hacemos un importante desembolso en un abrigo o en unos buenos zapatos es porque queremos que nos dure, no dos, sino muchos más años. 

Teniendo en cuenta los disparates que se pagan hoy por muchas marcas de zapatos de reciente aparición y que todavía no han tenido tiempo de demostrar lo excepcional de sus zapatos, los zapatos RTW de Vass no son particularmente caros; y eso a pesar del incremento experimentado en los últimos años por la fuerte demanda procedente de Asia. Y sin tener un precio desorbitado bien pueden presumir de tener un servicio postventa envidiable.
Un día del pasado mes de enero me crucé en el armario con este primer par de zapatos de Vass y fuera por morriña o porque sencillamente me había prácticamente olvidado ya de ellos, los saqué de sus bolsas, les quité sus hormas y me los puse. Sin embargo, al mismo introducir el pie izquierdo me di cuenta de que algo le pasaba a ese zapato. Tras mandarle fotos a mi buen amigo Antonio Enrile me dijo que el empalmillado había saltado y que era algo muy extraño. Tras barajar algunas opciones el propio Antonio me animó a escribir a la casa y decírselo ya que para hacer un nuevo empalmillado el tener la horma originaria es de vital importancia. 

Así lo hice y en solo cuestión de días me respondieron - tras ver también las fotos que les hice llegar - que se los enviara para que pudieran entender qué es lo que podría haber ocurrido. Enviados los zapatos al taller de Budapest y tras dos semanas de espera me escribieron diciéndome que ya se habían solucionado el problema y que les hiciera llegar una dirección a donde enviármelos de vuelta. Al día siguiente de enviársela DHL los entregaba en casa. 
Lo primero que me llamó la atención es que me los enviaron dentro de una caja de zapatos, algo que solo se traduce en un sobrecoste para ellos en el envío y que yo obviamente no envié cuando se los mandé. Dentro de la caja me devolvían las bolsas de zapatos con las que sí los había enviado y dos nuevas con los zapatos en su interior. 

Los zapatos, como espero se pueda apreciar en las fotos, fueron limpiados y lustrados. Como era de esperar aún cuando el problema solo se produjo en uno de los zapatos, ambos habían sido trabajados de idéntica manera. A ambos se les cosió una nueva suela; cosido cuya terminación hace muy difícil imaginar el estado original en el que se enviaron a Budapest. Igualmente, los cordones han sido remplazados por unos nuevos y lo que era menos pensable todo el interior, incluida la plantilla y los forros de piel, había sido igualmente sustituido por uno nuevo.
A las 48 horas de haber recibido los zapatos me mandaron un mail reiterándome sus disculpas por haberse escapado el emplamillado y preguntándome si todo estaba a mi gusto. 

Es precisamente el servicio postventa uno de los principales responsables de la fidelización de un cliente hacia una marca. Y esto no solo ocurre con los zapatos. Pensemos, por ejemplo, en los coches. Si tras un problema con él, en el servicio oficial te tratan bien, te dan facilidades y encima se responsabilizan del coche como si todavía no lo hubieras sacado del concesionario es muy probable que en tu próxima compra su marca esté muy presente en tu elección. Sin embargo, si después de hacer un importante desembolso la casa se desentiende de ti y de tu coche y solo puedes resolver los problemas a base de esperas e importantes desembolsos difícil será, por mucho que te gusten sus modelos, que vuelvas a conducir la misma marca de coches. 
Es cierto que todavía quedan algunos zapateros, no muchos pero sí algunos, que son capaces de conseguir devolver a la vida hasta al mas maltrecho zapato pero probablemente preferiríamos que fuera el “concesionario oficial” el que nos los repara. Solo ellos tienen las hormas de nuestros zapatos, las suelas originales de la casa, las cremas concretas del color de su piel etc. 

Una de las cosas que al menos yo echo más de menos con los productos artesanales es la inexistencia de un servicio activo de postventa. Seguramente de tener un problema similar al que acabamos de narrar con otra marca del mismo nivel el trato habría sido muy similar. Sin embargo, lo que no existe en la actualidad es este servicio pero con una filosofía proactiva. Es decir, yo, y seguramente muchos de vosotros, estaríamos encantados de que cada dos o tres años nos hicieran llegar un embalaje en el que meter nuestros zapatos, mandarlos a la casa y que les hicieran una revisión en profundidad para devolvérnoslos prácticamente como el primer día. 
Igualmente, tampoco con seguridad nos importaría que nuestro sastre nos recogiera nuestros trajes y además de limpiarlos les consiguiera recobrar su aire inicial. Con el mero uso, las solapas pierden su giro original, la forma de los hombros termina variando levemente, la raya del pantalón, por buena que sea la plancha en casa, pasados meses no es la misma que la que salió de la sastrería; en definitiva, una ITV completa. 

Obviamente, este servicio debería tener un coste pero estoy convencido de que seríamos muchos a los que no nos importaría pagarlo. La belleza de los productos artesanales es mayor conforme pasa el tiempo por ellos pero este debería dejar en ellos solo su marca y no una huella luego imposible de borrar. 

El Aristócrata

40 REFLEXIONES SOBRE EL BUEN VESTIR: D. ENRIQUE CÓRDOVA ÁLVAREZ

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Hace dos semanas tuve el privilegio de charlar con D. Moisés Córdova Cosín, uno de los grandes sastres de nuestro país cuyo apellido ha sido testigo del devenir de la más alta sastrería nacional a lo largo de tres generaciones. Hoy D. Moisés, octavo sastre de tan prolija saga familiar, es la cabeza visible de la sastrería que en 1896 abrió su abuelo D. Mariano Córdova López en la otrora calle sartorial por excelencia: la Gran Vía madrileña. 

Aunque próximamente tendremos la ocasión de conocer un poco más de esta legendaria sastrería, esta semana me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones que el primo de D. Moisés, D. Luis Enrique Córvoba Álvarez, estampó en el libro “El Buen Vestir” publicado por la editorial Futuro en el año 1992 (dato este último de gran importancia para poder analizar acertadamente dichas reflexiones). 
D. Enrique Córdova Álvarez, además de ser el autor de este libro, es socio fundador de la Hermandad de los Alfayates y regidor suyo en 1991. Así mismo fue desde 1997 miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nª Sª Virgen de los Reyes, patrona de los sastres de Sevilla, y fue igualmente Presidente del Club de Sastres en 1998.

Las afirmaciones recogidas en este más que interesante manual no las queremos plantear aquí como dogmas absolutos sino como declaraciones sobre las que debatir y sobre las que expresar nuestro punto de vista en el apartado de comentarios creado precisamente para servir a esta finalidad. De hecho, el propio D. Enrique anima al lector en su libro a “barajar alternativas y aplicarlas a su propio estilo” saliéndose de sus sugerencias y llegando a “un acuerdo entre esta guía y sus tendencias, para vestir con personalidad”. 
Los postulados en el libro reflejados van mucho más allá de estas afirmaciones siendo, igualmente, acompañados por unos más que explicativos diseños realizados por D. José Herrera, gran sastre y dibujante, quien estuvo también detrás del mítico libro de sastrería “Exacto”. 

Espero disfrutéis de muchas de ellas:

1-En la actualidad ponen etiquetas por todas partes. Mire usted, yo pagué esta prenda; su publicidad póngala en otro lugar.

2-Un señor con la marca visible en cualquier complemento se parece a un hombre-anuncio. 

3-¿Qué es la elegancia? Cuando un señor elegante se retira de una fiesta, todos o casi todos han captado que lo es, pero nadie recuerda muy bien cómo iba vestido.
4-La americana “se pone” pero el abrigo “se calza”. Para ello, una vez puesto, tire al mismo tiempo con la mano izquierda del bajo de la americana hacia abajo, y con la derecha del cuello del abrigo hacia arriba.

5-Siempre es mejor una americana con el cuello desbocado que metido, tapando gran parte del cuello de la camisa. 

6-Personalmente, encuentro que tienen mucha clase esas americanas que se rompen en los delanteros a la altura del botón del talle (no confundir con la americanas que están estrechas). 

7-El entallado en el vestir debe ser tan medido como la sal en los guisos.

8-En sociedad es un acto de cortesía permanecer con la americana abrochada, incluso al estar sentado.
 9-¿Quién fue el genio al que se le ocurrió pasar el reloj de bolsillo a la muñeca?

10-Hágase coser los botones con hilo doble y embadurnado con cera de vela.

11-Puede colaborar el color de sus calcetines con el de su corbata

12-Procure que los puños de las camisas tengan muy poca holgura en sus muñecas

13-  En los trajes claros puede encargar los ojales un poco más oscuros que la tela.
14-Los cuellos de las camisas, con excepción de los de brillo, serán blandos y flexibles

15-Las camisas rayadas son para el día. Para el sport use las rayas gruesas, para la mañana rayas medias y por la tarde rayas finas. Por la noche use camisas lisas, blancas o cremas.

16-Si tiene el cuello largo, le irán muy bien los cuellos de camisa con pasador o imperdible.

17-Traje azul, camisa azulada, corbata azul: un ejemplo de poca imaginación. 

18-No hay trajes aburridos: siempre hay corbatas para evitarlo. En las corbatas está la coquetería del hombre.

19-No respetar color en ninguna prenda e ir perfectamente armonizado es todo un arte. 
20-Si para el chaqué usa plastrón en lugar de corbata, utilice la camisa con cuello de pajarota.

21-La corbata de medio carré, quizá por su alto costo, está en desuso desde hace unos años. Es una pena: tenía una presencia muy especial.

22-La corbata de punto va bien con las combinaciones de sport.

23-Los argentinos llaman al gabán de la forma más lógica: sobretodo.

24-En mi opinión son más frescas las americanas con forro completo que las de medio forro (la espalda sin forro), porque aíslan mejor del calor y tienen mejor caída.

25-La gabardina debe ser amplia y larga, preferentemente con manga raglan. No olvide que es prenda de día; por la noche utilice el paraguas.
26-Si le gustan los hombros redondos, elija las mangas con las costuras abiertas.

27- Al margen de las modas, la altura de la pretina del pantalón debe coincidir con el botón del talle de la americana.

28-El pañuelo de bolsillo de pecho realza siempre la prenda. Para el sport o con los trajes de mañana, puede usarlos en color o a juego con la corbata, Para la tarde o noche, siempre pañuelo blanco. 

29-El esmoquin no lo utilice jamás en las bodas

30-Si le gustan las flores en la solapa, use por la mañana silvestres de temporada, por la tarde clavel de color, y por la noche camelia o clavel blanco.

31-La capa debe usarse con sombrero.
32-En abrigos y americanas de sport que no se quieran recargar demasiado, puede poner picado al canto de cordoncillo con las costuras abiertas.

33-Los tirantes son un signo de elegancia y el mejor complemento de los pantalones.

34-El traje gris perla con raya diplomática es el único color claro que sirve para vestir

35-El verano es la ocasión para cambiar el colorido de trajes y complementos. 

36-Vestir a la moda puede ser una necesidad, pero no es una virtud como para presumir de ello.

37-Un buen traje a medida luce más en movimiento y a una cierta distancia, para que se pueda observar mejor su armonía.
38-No es mala cosa si tanto el cliente como el sastre se dejan aconsejar por la tradición.

39-Si le parece que un traje está fuera de actualidad, no lo tire: en unos años volverá a estar vigente.

40-Con excepción del abrigo de una fila, todas las prendas, si están bien aplomadas, no se van hacia delante ni hacia atrás al desabrocharse.

A pesar de haberse escrito estas afirmaciones hace más de veinte años creo que algunas o muchas de ellas, muchos las tendremos todavía hoy tan presentes como si se acabaran de publicar. 

PD Las prendas que aparecen en este artículo han sido escogidas de un archivo de fotos y no tienen relación alguna con la sastrería Cordova.

El Aristócrata

LLEGÓ LA PRIMAVERA

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Como lector de El Aristócrata seguro de que allí donde te encuentres descansado lo estarás haciendo alejado de esa verdad que señala que el calor es el mayor enemigo de la elegancia. Y es que como todos sabemos la primavera nos abre un abanico importante de opciones entre las que elegir para disfrutar con estilo y elegancia de la estación de las flores y la luz.


Una de las características por la que se han distinguido los hombres mejor vestidos de la historia ha sido por su conocimiento de la importancia de vestir acorde al momento del año y por trasladar a su ropa las principales particularidades de cada temporada. Si a la primavera se la conoce por algo es por ese alegre y colorido mensaje con que nos comunica que se terminó el frío y que a partir de ahora serán los días largos, las terrazas y la vida en la calle los nuevos protagonistas.

Por ello es importante dejar de lado esa timidez tan propia de nuestras latitudes y concederle un merecido descanso al sobrio armario de invierno hasta la llegada del nuevo otoño. En estas fechas ya no tiene sentido seguir apostando por los pesados tejidos de lana siendo más acertado optar por trajes de lino o de alpaca. Estos, además de ser mucho más frescos, permiten dar entrada a prendas más alegres, menos armadas y más desestructuradas.  

Esta alegría que lleva implícita la primavera se debería también observar en los colores de nuestro armario. Los tan explotados trajes azul marino y gris marengo deberían dejar paso a azules más suaves o incluso a tonos más claros como el beis o el albero. La gran diversidad existente de tejidos de sport hace que podamos disfrutar en esta época de preciosas chaquetas de sport. Cuadros, diseños marcados y estructuras más ligeras darán el toque que las chaquetas reclaman durante la primavera.

Las camisas de lino poco a poco se irán abriendo paso en el calendario tanto en la vestimenta formal como en la informal, las corbatas de lana cederán su espacio a las de punto de seda y los gemelos se llenarán de figuras más desenfadadas y de color. Desgraciadamente la vestimenta de corbata sigue en primavera exigiendo tanto calzado de cordones como el uso de calcetines. Sin embargo, para conseguir una frescura adicional se sustituirán los calcetines de lana por los de algodón. Pocas cosas resultan más antiestéticas que ver un calcetín de lana acompañando a un traje de verano.

En la vestimenta de sport de primavera los colores cobran una importancia especial. Si en invierno los tonos caqui, azul marino o verdes oscuros acompañaban a los pantalones ahora les toca el turno a los azules claros o a tonos como el calabaza.  Los sobrios jerséis de lana también se despiden y su hueco en el armario lo ocuparán los de algodón y colores más vivos. Haremos poco a poco una transición de zapatos de invierno a de verano hasta que llegue el momento de poder prescindir incluso de los calcetines. Pero hasta llegado ese momento disfrutemos de unos coloridos calcetines de algodón que impriman la nota de desenfado que reclaman los conjuntos informales en estas fechas.

Los complementos, tanto en la vestimenta formal como en la casual, también sufren cambios y si en invierno se optaba por pañuelos de bolsillo de cachemira ahora toman su relevo sus homólogos de lino o seda y con algún tono atrevido en, por ejemplo, verde, violeta o rojo. Las pashminas de lino, un complemento que nos puede proteger de las todavía noches frescas, aportarán al look más casual una nota de estilo difícil de igualar.


Seguro que con este nuevo armario disfrutaremos con elegancia, alegría, estilo y color, más si cabe, de las de las muchas terrazas al aire libre que ya están abriendo sus puertas y de las largas noches de asueto que se tenemos por delante.


El Aristócrata

LLEGÓ EL MOMENTO DE ABRIGARNOS

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Una de las más placenteras sensaciones que nos trae el invierno es sentir su frío aire en la cara mientras se disfruta del calor de un abrigado jersey de lana y un buen abrigo.

La oferta de abrigos es hoy prácticamente inabarcable pero ni todos sirven para cualquier cosa ni tampoco todos son igual de elegantes. Aunque hoy sea frecuente mezclar diferentes estilos es importante empezar este artículo apuntando que cada vestimenta requiere de un tipo de abrigo y que no puede ser el mismo abrigo el que utilicemos para ir a la oficina que el que escojamos para ir a pescar.
El abrigo a usar con el traje necesita de la misma seriedad que este. Por ello resulta importante acompañar la corbata con abrigos que o bien caigan por debajo de la rodilla o al menos que lleguen a esta. Los modelos entre los que elegir se antojan de lo más variados pudiendo escoger entre abrigos de hilera sencilla, cruzada, con o sin cinturón, con cuello de terciopelo o normal, con pitillera o sin ella, bolsillos en diagonal, rectos o tipo parche etc. Entre todos ellos hay abrigos que han pasado a la historia y que todavía hoy siguen muy presentes en los mejores armarios por su gran belleza y por tener el privilegio de permitirse convertirse en los verdaderos protagonistas de cualquier conjunto. Bastará con cruzarnos con un Chesterfield para entender el porqué de esto.

A la majestuosidad del Chesterfield habría que añadir la polivalencia del Crombie o la intemporalidad del conocido como abrigo tirolés. Y a este el conocido como abrigo Polo además de vestirnos elegantemente con su corte cruzado también nos permite poder meter en sus amplios bolsillos prácticamente cualquier cosa.  Si estos abrigos nos parecen demasiado clásicos siempre podemos optar por el más juvenil covert coat. Este abrigo, al contrario de los anteriormente nombrados, queda ligeramente por encima de la rodilla y su paso del campo a la ciudad, fue concebido como un abrigo de montar a caballo, se ha traducido en un corte ceñido, ligero y mas de sport.
Además, otra de la grandes ventajas de este abrigo es que puede ser utilizado también con ropa informal sin perder un ápice de refinamiento. Los conocidos como tres cuartos si bien no cuentan con la belleza de los clásicos abrigos ingleses sí otorgan mayor libertad de movimientos al ser, además de más cortos, también menos construidos. Independientemente de cual sea nuestra preferencia, al vestir de traje hay que asegurarse que el abrigo cubra por entero la chaqueta, además de las propias mangas de la camisa. Igualmente, es importante tener presente que el cuello del abrigo, al contrario de lo que se suele pensar, debe cubrir por completo el cuello de la chaqueta y de la camisa.

Si los tres compuestos más extendidos son la lana, tanto virgen como meltón, la siempre más exclusiva cachemira y el elegante pelo de camello, los tres colores más populares siguen siendo el gris, el marrón y el azul marino. Aunque cada modelo de abrigo agradece más un tipo de color, de no contar todavía con un largo abrigo azul marino esa debería ser nuestra primera elección. Y de los diferentes cortes entre los que escoger nada como el abrigo cruzado para conseguir aunar elegancia y estilo.
Aunque cualquiera de estos abrigos nos protegerían del frio y de la lluvia, cuando esta última arrecie con fuerza nada mejor que el abrigo de trinchera, como también se conoce popularmente a la gabardina, para asegurarnos llegar secos a casa. Si bien hay muchos más modelos de abrigos la realidad es que la mayoría de ellos combinarían más acertadamente con los conjuntos de sport. Aunque hoy sea frecuente ver abrigos y chaquetas creados para un uso alejado de la ciudad acompañando al traje, estos siempre cobrarán más sentido si los vestimos de manera informal. Un acolchado tiene más sentido verlo en una estación de esquí durante el aprés-ski que en una representación de teatro, una chaqueta de moto seguro que destaca más sobre una Royal Enfield que en un despacho de abogados y una chaqueta de caza seguro que cobra más significado si se utiliza a caballo o en una viña que en una concurrida ciudad. Al final la clave, como ocurre con muchas otras prendas, consiste en elegir el modelo de abrigo adecuado para cada conjunto y para cada momento.

Dicho esto, las normas hoy se han relajado y hasta en cierta manera el código de vestimenta se ha reinventado haciendo que los originales usos de muchas prendas poco tengan que ver con el que hoy se hace de ellos. Si por ejemplo aquellos primeros zapatos de los granjeros irlandeses con agujeros para conseguir una evaporación más rápida del agua hoy se están totalmente admitidos en la ciudad. Y lo mismo ocurre con muchos abrigos. Hoy la antes rústica parca es todo un must esta temporada y los chalecos acolchados llenan las calles de las ciudades de color y calor…y así podríamos enumerar mucho casos. Las chaquetas de aviador, parches aparte, con la ropa más de sport pueden conseguir también un look muy interesante.

Cuando uno se pregunta cuáles son esas prendas imprescindibles en el armario del hombre Gentleman, un buen e intemporal abrigo aparece siempre en los primeros puestos. Resulta difícil pensar que un clásico abrigo cruzado pierda su lugar en el álbum de fotos de la elegancia intemporal al igual que un buen abrigo de piel es difícil que pueda llegar a pasar alguna vez de moda. Ahora solo falta escoger el que mejor combina con nuestro estilo y personalidad. 


El Aristócrata

LIFESTYLE X: PREMIOS FUERA DE SERIE 2014

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Un par de líneas rápidas para dar las gracias a mis compañeros del magazine Fuera de Serie por la magnífica velada que organizaron con motivo de la entrega de premios a los hombre Fuera de Serie de 2014.


Enhorabuena a todos los premiados.



El Aristócrata

LA TIMIDEZ DEL HOMBRE ESPAÑOL

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¿Se imaginan ustedes a dos señoras vistiendo el mismo vestido en una boda? De ocurrir tan “trágico” acontecimiento seguramente de ninguna de ellas veríamos ese día su mejor sonrisa. Curiosamente, sin embargo, a los hombres no solo no nos importaría aparecer con el mismo traje que otro asistente sino que además estaríamos cómodos vistiendo prácticamente igual que la mayoría del resto de invitados.


A pesar de las diferenciadas estaciones de las que disfrutamos en España, hoy más que nunca, se viste de manera muy parecida en todas ellas. El traje azul marino de hilera sencilla se ha apoderado de nuestro armario no dejando mucho hueco ni a otros colores ni a otros tipos de corte. No mucho tiempo atrás de cruzarnos con alguien en el mes de Agosto con un impoluto traje marino oscuro pensaríamos que se encontraría camino a una boda. Hoy, por el contrario, esta práctica se repite de forma constante sin que para ello tenga que haber celebración de por medio. 
Y dicha estampa es algo que hoy se reproduce de manera constante tanto en invierno y en verano como en primavera y en otoño. Podría ser entendible que los trabajadores de un centro comercial vistieran de idéntica manera para poder ser fácilmente reconocibles por sus clientes. Sin embargo, la enorme homogeneidad que se da hoy en la vestimenta del hombre no obedece a causa justificable. Solo la timidez, la dejadez, el más absoluto desconocimiento de las principales notas básicas del vestir y el pasar inadvertido puede explicar el aburrimiento que hoy experimentan nuestras calles.

Un traje azul marino liso y de hilera sencilla no solo no es obligatorio sino que además debería ser el primero en cualquier buen armario. Sin embargo, una vez se contara con él se tendrían que abrir las puertas a otros colores, estampados y sobre todo a otros tipos de cortes. En ningún momento buscamos robar el protagonismo a los “sapeurs”, dandis de la República del Congo, famosos, entre otras cosas, por lo llamativo del color de su ropa, pero sí dar una oportunidad a alguno de los muchos elegantes colores hoy existentes. Curiosamente, no hace tantos años cuando nuestros mayores entraban en una sastrería lo hacían buscando un traje que además de distinguirles les diferenciara de su entorno. 
Y esa distinción se traducía en trajes de tres piezas, cruzados, en diferentes texturas de tejidos, en chaquetas de fantasía etc. Fueron pasando los años y los trajes de hilera sencilla grises y azules terminaron copando todo el protagonismo. No obstante, todavía entonces se era consciente de la conveniencia de los tonos grises por la mañana y de los azules oscuros por la noche; algo que obedecía no solo a un capricho sino, como veremos en un futuro capítulo, a razones de mucho más peso. Hoy, sin embargo, parece ya solo haber espacio para los azules oscuros.

Venzamos la timidez y no nos privemos del placer de vestir otros colores, tejidos y cortes. Un traje cruzado, por ejemplo, aunque pueda parecer algo de otro tiempo, no solo no es muy elegante sino que además es de lo más actual y estiloso. Y si con este todavía no nos atrevemos, intentemos probar con un tres piezas y juguemos con el corte de chaleco para mostrar, según nos apetezca, una imagen más seria o desenfadada. No dejemos tampoco que se marchen de nuestro armario los clásicos estampados diplomáticos y sigamos disfrutando de su elegancia intemporal. La infinidad de tipos de rayas entre las que elegir hace imposible no encontrar el mejor traje para acompañar a nuestra personalidad. Si nos sentimos cómodos con los azules marino, añadámosles un estampado diplomático y una doble fila y conseguiremos un traje totalmente diferente y, sobre todo, mucho más especial. 

Desgraciadamente al paso que vamos, no sería de extrañar que en muy pocos años terminar todos vistiendo igual pareciendo más un rebaño de ovejas que individuos únicos. Dejemos al menos nosotros de estar aborregados y traslademos a nuestra ropa nuestra personalidad y gusto único y no nos avergoncemos, sino todo lo contrario, de vestir diferente a lo que hoy hace la calle.

El Aristócrata

EL PROBLEMA DE LOS GENIOS: NORMAN VILALTA

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Esta semana me tocaba compartir con vosotros la última etapa de construcción de unos Oxford bespoke del zapatero Norman Vilalta. Sin embargo, esto no ha sido posible y quiero contaros el porqué.


El mes que viene hará un año desde que Norman me tomó medidas y empezamos a narrar el proceso de construcción de sus zapatos. En principio estaba previsto que me los entregara para la navidad del 2014 pero obviamente esto no ha sido así. De la misma manera le encargué en el mes de noviembre otro par; esta vez de su colección RTW. Estos sí que me han sido entregados; pero seis meses después de pedirlos y una talla menos a la que pedí; un fallo por otro lado humano que a todo el mundo le puede pasar.

Siempre he sido un gran defensor del trabajo de Norman. Creo que no hay nadie o, al menos yo no he conocido a nadie, con semejante habilidad en las manos y con tan increíble mente creadora. Seguro recordáis aquel primer artículo que le escribí ya en el año 2009 que titulaba “Norman Vilalta: artesano y artista”. Hoy seis años después y conociendo más en profundidad su trabajo puedo afirmar sin temor a equivocarme que es incluso más artista de lo que yo en su día pude entrever.


El problema surge cuando el artista olvida totalmente la importancia de todo lo que rodea al día a día de una empresa y su funcionamiento. De ahí que se diga que en el mundo de la empresa los genios son los mayores enemigos de sí mismos. Recuero cuando estaba cursando mi MBA como un “business angel” nos contaba el reto que suponía para ellos el convencer al creador de la empresa para que se centrarse en el producto que él había creado y dejara las demás facetas de la empresa precisamente a “hombres de empresa”. Y es que el problema surge cuando el genio quiere hacer de empresario. ¡Cuántas y cuántas empresas han muerto por querer el inventor del producto ser su financiero, el responsable internacional y su director de estrategia!. Quizás por ello la popular frase “zapatero a tus zapatos” se debiera utilizar una vez más para intentar que los magníficos zapatos de Norman Vilalta no vayan a ser solo un recuerdo en pocos años.


Norman es un genio. Pero un genio que no se centra. O al menos esa es mi opinión; y no de ahora sino de hace años y así se lo he dicho personalmente varias veces. Norman hoy puede estar construyendo el zapato más bonito que yo haya visto jamás y tres días después tenerlo amontonado en una pila de zapatos pues le ha dado por fabricar gafas a medida. Y solo unas semanas más tarde puede que esté diseñando bolsos de mujer o planeando un viaje a Tokio para dar a conocer sus zapatos. Y esto solo conduce a retrasar las entregas y a diversificar un producto que todavía no está maduro y al que le quedan varios años de constancia para abrirse un hueco entre sino los mejores sí con seguridad entre los zapateros más conocidos. Pero si hoy estamos haciendo unos zapatos y mañana no sabemos qué estaremos haciendo o donde estaremos me temo que por bueno que uno pueda ser se está conduciendo a una muerte muy temprana lo que podría haber sido todo un éxito. Es cierto que Norman nunca te pedira dinero por adelantado para empezar a trabajar en tus zapatos pero no creo que a sus clientes les importara dárselo si al menos tuvieran la seguridad que les serían entregados en la fecha acordada.


Norman es un artista. Con solo hablar con él cinco minutos te das cuenta que tiene una mente creativa envidiable. Además de poder plasmar en un lienzo en solo cuestión de minutos el boceto del zapato que tu mente ha desarrollado durante semanas, es capaz también de entrar dentro de ella, adivinar tu personalidad y ponerla con lápiz en ese zapato. Pero no es serio. Y la seriedad en cualquier faceta de la vida, y más en la empresarial, es fundamental. Y yo al menos prefiero tratar con una persona menos genial pero más seria. Por ejemplo, los zapatos de John Lobb (Londres) no son nada especiales en su diseño si los comparamos con los de Norman. Pero, por el contrario, John Lobb es conocedor perfectamente de la importancia del servicio que debe dar una marca que lleva en el mercado más de cien años y que quiere seguir por lo menos otros cien más como marca de referencia. Los plazos los cumplen, los correos los contestan y nunca se olvidan de ti mientras tus zapatos están siendo traídos a la vida en St. James.


Otro ejemplo es Lazlo Vass. Como recordaréis, hace solo unas semanas contaba el increíble servicio post-venta de la casa húngara. Fue mandarles un mail y la propia Eva Vass contestaba a las pocas horas con todo los pasos que debía seguir. En unas tres semanas que estuve separado de los zapatos recibí al menos tres correos sobre en qué fase se encontraba el proceso de reparación. Algunos pensaran que no es lo mismo una gran empresa como Lazlo Vass que un pequeño artesano como Norman. Esto es sin lugar a dudas cierto pero también es cierto que Lazlo Vass apenas solo unos años atrás era solo otro pequeño artesano. Pero un pequeño artesano que supo poner desde el primer día las bases necesarias para que hoy sus zapatos sean demandados en medio mundo.


Aprecio enormemente a Norman. Y como le aprecio de verdad he escrito este artículo. Sé que puede cambiar y debe cambiar. Sé que puede decir a sus clientes que los zapatos todavía no están listos y no que mañana llegarán a su casa aún cuando pasen semanas y estos nunca llamen a la puerta. Solo necesita centrarse. Y tiene que centrarse tanto para su bien como para el de sus clientes. Sería toda una lastima que los amantes de la verdadera zapatería artesanal no pudieran disfrutar del trabajo de semejante genio en solo unos pocos años.


Foto: Maite Caramés Pons


El Aristócrata

BESPOKE XXXIII: NORMAN VILALTA BESPOKE SHOES

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Camino a casa desde Londres me informa Norman que mis zapatos también están viajando hacia ella y que seguramente nos encontremos a nuestra llegada. No obstante, ya tengo disponibles las fotos del zapato final que quiero compartir con vosotros para que enjuicies si me excedí al referirme a Norman como todo un “genio” y un increíble “artista”.

En un artículo pasado alguien apuntaba que nosotros los periodistas – ¡ojo, yo no soy periodista! - teníamos atenciones especiales respecto a los plazos de entrega de sastres y zapateros. Pues esto en el caso de mis zapatos al parecer no ha sido así. Según me comenta Norman, mi pedido ha sido el único que ha excedido los plazos de entrega precisamente por la confianza que tenía conmigo. De hecho, según me apunta todos los pedidos, tanto bespokecomo RTW y MTO, se han entregado a todos los clientes en plazo e incluso muchos de ellos antes de las fechas acordadas. Dicho esto, también me indica que el plazo de entrega de tres meses en sus zapatos RTW y MTO y cercano a un año en los bespoke es un plazo bastante competitivo - más si lo comparamos con el que da su competencia - si tenemos en cuenta el trabajo que ambos productos exigen.
Respecto a la equivocación sobre la talla del zapato, algo que como ya apunté es un fallo humano sin mayor importancia al ser un RTW, se trata de una variación de tallas entre los diferentes fabricantes. Desgraciadamente por tiempo no tuve oportunidad de probarme los zapatos de prueba que Norman utiliza para saber exactamente la talla de tu pie antes de hacer el pedido. Sólo me pude limitar a decirle el modelo que quería y que mi talla en RTW era un 41,5 y él me mandó su 41,5. Pero desgraciadamente el 41,5 de Norman difería del resto de mis otros 7,5. Comentado con Norman hace ya días acordamos mandárselos para que me los cambiara por una talla mayor sin problema alguno.

Poco puedo añadir a las fotos que acompañan a este artículo al ser mis zapatos y haberlos elegido yo personalmente y diseñado junto a Norman. Los zapatos como la gran mayoría de las cosas depende del gusto personal de cada uno, por lo que su belleza o fealdad es algo totalmente subjetivo y no pretendo que os gustes. Obviamente a mi me encantan y creo que reflejan muy bien tanto mi personalidad como el encabezado de esta página “Style in a classic way”. Peor es precisamente por la subjetividad que supone el concepto de estilo y belleza por lo que prefiero que sea Norman quien os hable de ellos y os cuente un poco más sobre el trabajo realizado en ellos desde el cosido, la suela y el montaje.

“Me pidió José María que le relatara los trabajos que he realizado, desde la ultima entrega del proceso de su zapatos.

Los trabajos y las técnicas de terminación son todas esenciales y siguen la tradición. También son una lista larga de procesos, que nunca sigo al pie de letra y a veces altero los ordenes. Esto que, a priori podría parecer un problema, en cambio me ha dado muchas respuestas. La técnica, esta muy bien, como el desorden creativo.



Una vez cocida la suela y realizado el primer alisado y lujado de la suela, se construyen los tacones. Básicamente es ir superponiendo capas de cuero, normalmente del cuello, en mi caso utilizo estratos de crupon de 3,5/4. Lo fundamental es remojarlos la noche previa y martillarlos para que se comprima la fibra del cuero. Luego al caminar soportará mucho mejor el peso y constante golpe con el suelo.


Los estratos del tacón van clavados unos a otros con clavos de madera. Los clavos de madera tienen, entre otras,  la virtud que se fortalecen con el paso del tiempo y la humedad que se filtra por la parte inferior del tacón. Son ligeros y no se arruinan como los de metal, por el contrario, si se mojan funcionan mejor.

En este punto ya tenemos el zapato conformado, lo que sigue es darle la forma definitiva a la suela y el tacón, cerrar los poros de la piel con las herramientas y luego lustrar.



Para darle forma al tacón, primero con el martillo se comprime el lateral del tacón, luego con la cuchilla, la lima y vidrio, se deja el tacón uniforme. Luego, en mi caso hago varias pasadas con papel del lijar usando alternativamente agua y jabón para impermeabilizar y “peinar” la fibra del cuero que quedará así cerrada a los elementos.
Luego tiño los cantos con tinta penetrante y tinta a la cera para darle color y una mayor resistencia a la humedad. Al pasar las herramientas en caliente y con cera lo que se logra es darle consistencia y dureza a ciertas partes del zapato, además de darles un acabado bonito.

Lo cierto es que en la terminación artesanal no es solo cosmética, es decir no logra solo un acabado bonito, como la hecha de manera industrial, sino que a esto le suma darle fortaleza y detalles, como proteger los hendidos para que no se abran, dureza a los cantos, liso a la suela para evitar un prematuro desgaste. Por ello en mi linea RTW hago la terminación de los zapatos a mano de la manera tradicional.


Solo queda el pulido de la suela y lustrado de la piel.

El lijado lo hago quitando la capa superior de la suela con un cristal y con papel de lijar de distintos granos (250/400/600) alternativamente en seco y con agua. Esto le confiere una dureza a la superficie sin que pierdan flexibilidad.



La suela lleva los cuños de todos los artesanos que trabajamos en el zapato, como las iniciales de los clientes.



El lustre de los zapatos es fundamental al inicio y durante la vida del zapato. La piel no esta viva, pero para conservarla es esencial nutrirla. Esto nos asegurará que el zapato dure y la piel se mantenga flexible. Además que es muy placentero ir dándole personalidad a nuestros zapatos con el lustre, durante los años me he encontrado con clientes que son verdaderos amantes del lustre.


A este zapato además de una interesante combinación de pieles le he hecho una pátina con aguas para darle una estética más informal.

Como lustre hemos elegido una glaseatura que además de nutrir protege la piel. Glasear es una técnica interesante, que tal vez sería útil hacer un artículo sobre distintas formas de hacerlo, para que los lectores pueden aprender y experimentar en sus zapatos.



Mientras estaba terminando el zapato me rondaba la siguiente pregunta ¿por qué un zapato bespoke?, si,  ¿porque hacerse un zapato a medida? O mejor, ¿por qué hacer unos zapatos a José María (AKA “El Aristócrata”)?


Lo cierto que hay zapatos de altísima calidad que no son hechos a medida. En mi caso me he dedicado dos años a trasladar lo aprendido en mi bespoke a mi RTW. Por lo tanto la calidad no es por si solo un terminante para responder esa pregunta.

Tampoco en diseño, pues he llevado mis líneas de suelas y diseños asimétricos de mi bespoke a mi RTW.



Respecto del confort, es cierto que, en muchos casos con pies particulares es difícil calzarlos a todos, pero en la mayoría de mis clientes las inquietudes no eran esas. Por otro lado he logrado casi el mismo efecto de un zapato a medida con mis hormas de RTW.


Creo que la respuesta, tiene que ver con la creación de una pieza única, en la que el artesano trabaja junto con el cliente en búsqueda de un fin. En mi caso es captar la personalidad del cliente y poder expresarla en una pieza que lo represente.

Por eso es un placer hacerle los zapatos a JM., además de fácil porque hemos diseñado un par que tiene que ver con su formalidad a la hora de vestir, pero tiene un espíritu rebelde que le ayudará a que “lo de arriba gane, con lo de abajo”. Solo queda verlos puestos y apretando el pedal de la “Harley Davidson”.


Se que las respuestas pueden ser muchas, seguramente tantas como zapateros y clientes. Interesante, por lo menos para mi, para seguir aprendiendo de cada una de las respuestas, de cada uno de los trabajos. Para mi es un gran orgullo pertenecer a la tradición española de zapatería, que es de las más antiguas del mundo, sino la que más. Y tener, junto a personas como JM la oportunidad de agregar a lo que hemos recibido”. Norman Vilalta

El Aristócrata

BENTLEY Y LA ELEGANCIA CLÁSICA MASCULINA

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El jueves pasado tuve el placer de ser invitado por la casa Bentley a dar una charla sobre la elegancia masculina clásica a los propietarios y amigos de la marca de coches inglesa fundada en 1919. El acto apoyado por la camisería-sastrería Langa y la joyería Chocron juntó a un buen número de amigos amantes de las cosas intemporales y bellas. 

Intentar definir el concepto “elegancia en el vestir” en menos de media hora se antojaba tarea cuanto menos imposible. Por ello escogí abreviar mi charla lo máximo posible y centrarme en los cinco puntos que para mi son fundamentales en el vestir del hombre. 

Empecé recordando la célebre frase de Oscar Wilde “No hay una segunda oportunidad para una primera impresión” y recordando la importancia de cuidar nuestro aspecto al la mayoría de nosotros vistos antes que escuchados.

1)     La correcta hechura. “Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre”

a.     No somos iguales por lo que no a todos nos sienta bien el mismo tipo de corte; de ahí que las tallas generalistas no suelan ser la mejor opción.

b.     Escogiendo acertadamente nuestro tipo de corte podemos aparentar ser más altos, más delgados.

c.      Un traje  a medida esconde los defectos y resalta las virtudes. Una camisa a medida puede disimular un rostro grueso o demasiado alargado.

d.     Una corbata a medida nos regalará nuestro nudo preferido y evitaremos que su largo sobresalga visiblemente por detrás de la pala; algo que suele ocurre si somos demasiados delgados, bajos o, sobre todo, si vestimos de tirantes. 

       2)     La elección del color. Dos claves:
a.     Transmitir a nuestras prendas principales los colores de nuestro pelo y de nuestra tez.

b.      Fijarse en el contraste entre el color del pelo y la tez y pasarlo a las prendas más visibles – chaqueta, corbata y camisa.


3)     La combinación de diseños.

a.     Lo más sencillo: camisas y corbatas lisas; sin diseño alguno.

b.     Una corbata con un diseño o color demasiado marcado queda mejor con una camisa lisa.

c.      Rayas con rayas. Asegurarse que el tamaño de estas y su disposición en la tela es diferente.

d.     Tres diseños iguales: tamaño y disposición  diferente; tres diseños diferentes: tamaño y disposición similar.

e.     Traje diplomático, camisa a rayas y corbata a rayas: sí pero ¡ojo!. 

    4)    Elecciones lógicas. “La moda es una muestra de fealdad tan intolerable que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses”.
a.     Abrigo.

                                 i.  La vestimenta formar requiere de un abrigo serio y formal
                     ii. Las chaquetas tipo Barbour o Belstaff  para las actividades para las que fueron creadas.
b.     Zapatos.

                                               i.     No mocasines con traje, sí con un dos piezas

                                              ii.     Ocasiones formales: Oxfords negros lisos

                                            iii.     Con esmoquin: opera pumps o Oxford charol

                                            iv.     Derbys, doble hebilla, full brogue… menos formales

                                              v.     Tonos chocolate por la mañana y negros a la noche

c.      Camisas.

                                               i.     Azules por la mañana y blancas solo a la noche

                                              ii.     Los cuadros en el campo

                      d.     Corbatas.
                                               i.     Corbatas de lana en el campo

e.     Calcetines.

                                               i.     Siempre hasta la rodilla

                                              ii.     Negros solo con el frac o el esmoquin

                                            iii.     Su color mejor como el del traje

                        iv.     Trajes azul marino: granates oscuros una buena alternativa, trajes grises: azules oscuros.

f.      Trajes.

                                               i.     Hay vida más allá del azul marino y el gris marengo

                                         ii.     Alternar cortes: hilera sencilla, cruzados, tres piezas etc

                                            iii.     En verano colores más alegres y tejidos más frescos

g.     Reloj. "La elegancia es discreción"
                                               i.     No relojes joya.

                                              ii.     Mejor brazaletes de piel

                                            iii.     No reloj con el esmoquin

                                            iv.     No maxi-relojes.

5)     La importancia de vestir también de sport

a.   ¿Por qué no recordamos a los hombres mejor vestidos de la historia? Sencillamente porque es más difícil vestir bien de traje que sin él.

b.      Coherencia con quienes somos al vestir sin corbata

c.       Zapatos de colores más informales o de piel vuelta

d.      Complementos: pashminas, cinturones, pañuelos de bolsillo, gafas de sol

e.       No zapatos náuticos en la ciudad

f.        Nunca chancletas de goma lejos del mar.
-          Despedida:
  •  "Nada es tan peligorso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado”. Oscar Wilde
  •  “La elegancia consiste en pasar desapercibido sin dejar a nadie indiferente”. Desconocido
  • “La elegancia no es otra cosa que naturalidad, sencillez y saber estar”. José María López-Galiacho González.
El Aristócrata   


LIFESTYLE XIII: ¿POR QUÉ CORRER UNA MARATÓN?

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El pasado domingo tuvo lugar la trigésima octava edición de la maratón de Madrid, este año con la particularidad de celebrarse simultáneamente también la media maratón y una carrera de diez kilómetros. En total treinta y una mil personas se dieron cita en la plaza de la diosa Cibeles en un día lluvioso, frío y muy poco apacible.

Correr una maratón, y terminarla, es el sueño de muchos atletas y con seguridad de todo corredor. La sensación que se experimenta al cruzar la meta es difícil de explicar y de olvidar por años que pasen. Esa sensación de recompensa a todo el esfuerzo realizado durante el frío invierno es difícil de plasmar en papel. Solo viendo la cara de sufrimiento de muchos corredores durante la carrera y la de alegría de los mismos al cruzar la meta puede dar una idea de lo que deben sentir en su interior los últimos 195 metros de la prueba.
La maratón empieza meses antes de que se del disparo de salida. Al menos tres meses de constante entrenamiento son necesarios para que una persona en buena forma física pueda afrontar con garantías de éxito los míticos 42,195Km. De no contar con dicha forma física hay que empezarla a prepararla meses antes o las probabilidades de fracaso serán muy altas. De no dar tiempo al cuerpo a que se vaya adaptando progresivamente a la carrera de larga distancia a pie puede ocurrir que una lesión aparezca en mitad del plan de entrenamiento impidiéndote tomar la salida. En la maratón, la constancia en el entrenamiento lo es todo.

Aunque parece estar probado que correr semejante número de kilómetros en pocas horas no es beneficioso para el cuerpo humano, también parece haber quedado demostrado los innumerables beneficios, tanto físicos como psicológicos, que el entrenamiento aporta a quien enfrentará una maratón. Preparar una maratón significa que la lluvia, el frío o la falta de luz no pueden ser ya nunca más excusa para dejar para el día siguiente el salir a correr. La maratón, como tantas cosas en la vida, no conoce de atajos y solo la constancia da los frutos. De nada sirve correr un día quince kilómetros si luego no vuelves a encontrarte con tus zapatillas hasta pasados días.

La maratón exige de constancia y sobre todo de mucha fuerza de voluntad. Es esa fuerza de voluntad la que te obliga al llegar a casa y por pereza que te de, por lluvioso que esté el día o por frío que haga ponerte las zapatillas y salir a correr cuando lo que te pide el cuerpo es quedarte con los tuyos descansando y disfrutando de ellos. Precisamente por ello, si tu entorno más cercano no entiende las motivaciones que te llevan a afrontar ese reto las probabilidades de fracaso no harán sino aumentar. De ahí que resulte muy importante hacer participe de tu locura a tu familia. 

Todavía no se ha inventado un gel que te de la fuerza y la confianza que te da encontrarte con los tuyos animándote en los momentos más duros de la carrera. Yo siempre he tenido el apoyo de mi mujer, quien además ha corrido conmigo dos maratones, y ahora también el de las más pequeñas de la casa que la acompañan a animarme.
La maratón de Madrid es particularmente dura. Si bien comparte la misma distancia con el resto de maratones del mundo, la realidad es que el perfil de la carrera la hace especialmente dura. Si al mismo salir de Cibeles te encuentras con ocho kilómetros ascendentes, mucho peor es lo que se te viene encima tras pasar el cartel del kilómetro treinta. Justo en ese punto y tras haber abandonado la Casa de Campo una enorme cuesta da la bienvenida a los últimos doce kilómetros. Esta cuesta es seguida por otras de menos pendiente pero igual de duras por su distancia que ponen a prueba hasta al más experimentado corredor.


En mi caso tras pasar el Km 30 en 2 horas 58 minutos estas cuestas mermaron definitivamente mi moral. En ninguna de mis otras cuatro maratones de Madrid había experimentado el famoso “muro” como lo sufrí aquí. Y en esto tiene mucho que ver la poco adecuada preparación específica que he realizado para esta prueba. Raro es el día que no hago deporte pero yo hago deporte porque me gusta, mejor dicho me encanta, y no por obligación. Y el problema es que entrenar para una maratón se puede llegar a convertir en toda una obligación; sobre todo las semanas anteriores al disparo de salida. 
Exceptuando el mes de abril, los meses anteriores los pasé como de costumbre, esto es, alternando la bici, la carrera a pie y la piscina. Aunque esto obviamente me aseguraba el sufrimiento los últimos kilómetros de la maratón al no haber sido constante en la carrera a pie y tampoco haber hecho ni series ni largas tiradas, también me posibilitó afrontarla sin agobios y con la seguridad de que si no me lesionaba no tendría serios problemas en terminarla.

Durante el año solo había hecho dos tandas largas, la media maratón de Nueva Deli y la de Madrid, pruebas que alterné con otras de larga distancia de bici. Sin embargo, la falta de kilómetros a pie se notaron en esas últimas subidas que se presentan desafiantes a partir del kilómetro treinta y uno y que te acompañan sin miramiento alguno hasta pasado el cuarenta. A esto tuve que sumar el inmenso dolor en la rodilla derecha, dolor que sabía por experiencia que aparecería antes o después pero que tuvo la deferencia de hacerlo cuando lo más duro ya había pasado. Una farmacia de guardia me vendió un bote de Reflex a la altura de Neptuno, bote que hizo su trabajo en la maltrecha rodilla y la ingle derecha y que me permitió afrontar los últimos kilómetros con la seguridad de que un año más cruzaría la meta.
Es difícil describir lo que se siente al cruzar la meta tras una prueba donde el sufrimiento te desafía a conseguir un objetivo tantas veces soñado durante las invernales noches de entrenamiento. Sufrimiento al que hay que añadir la peor organización vista hasta la fecha de esta carrera – exceptuando a la salida no hubo asistencia física alguna - y una lluvia, o mejor dicho un tremendo diluvio, que cayó sin compasión durante toda la prueba. Quizás hayan sido estas condiciones las que convertirán a esta edición de la maratón de Madrid en una de sus carreras más míticas y difícil de olvidar.

Mi tiempo fue muy humilde, 4.29 horas, mi peor tiempo de cuantas he corrido. Sin embargo, me siento muy contento con el mismo ya que ahora sí puedo decir que me siento en forma. Y lo puedo decir porque ese día me tocó correr una maratón y la terminé sin gran esfuerzo pero si me hubiera tocado hacer una carrera de larga distancia en bici seguramente también la hubiera terminado y si me hubiera tocado hacer una larga travesía a nado creo poder afirmar que de no haber tenido un problema físico también la hubiera concluido. Y esto lo noté claramente el mismo día después de la carrera. Acostumbrado a doblar entrenamientos, el lunes, justo un día después de la carrera, ya andaba con relativa normalidad y el martes apenas tenía algún leve recuerdo de los 42Km en la rodilla derecha.
Sé que correr 42Km para muchos no tiene sentido, sé que para otros es poner el cuerpo al límite sin motivo alguno y sé que otros pensaran que este tipo de deporte es para gente que no puede practicar otros deportes mucho más interesantes. Pero también sé que son muchos los que independientemente de su condición social, económica o intelectual ven en el deporte en general, y en la carrera en particular, una forma de vida y una manera para ser más feliz, más positivo, mejor en sus ocupaciones profesionales y sobre todo alguien con una enorme capacidad de sufrimiento y superación.

Ahora toca bajar un poco el ritmo de la carrera a pie y aprovechar las fechas en las que entramos para disfrutar a caballo de las puestas de sol,  reforzar la natación, saborear sobre la bici el increíble y variado paisaje español y preparar otras pruebas, igual de emocionantes y duras, que el verano ha anotado ya en nuestra agenda.


El Aristócrata

EL NUEVO CONCEPTO DEL LUJO: LA ARTESANÍA

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Meses atrás analizábamos la más que interesante frase de Étienne Bonnotde Condillac “una cosa no tiene valor porque cuesta algo, como suele pensarse, sino que cuesta algo porque tiene un valor”. Y hoy el cliente de productos de lujo vuelve, después de una época de excesos, a tener esto muy presente buscando no ya tanto la marca sino el verdadero valor de lo que compra porque, sencillamente, su concepto del lujo ha cambiado. Si hace escasos años lo que se estilaba era presumir de vestir las marcas de lujo más conocidas, hoy son los productos con un gran componente artesanal, realizados a mano y atendiendo a procesos ancestrales, los que representan la máxima exclusividad.


Seguro que todos recordamos como no muchos años atrás logos y marcas ocupaban de manera visible las telas de las camisas, la piel y lonetas de los bolsos, los bolsillos traseros de los pantalones, etc. Fue tal la importancia de este fenómeno que media fauna animal, incluidos caballos, patos, perros, tiburones y alces tuvieron que crecer en tamaño para poder seguir luchando por un sitio en el mercado; tamaño que no siempre se correspondía con la calidad del producto final.

Hoy, para bien, las circunstancias han cambiado y observamos una clara vuelta a los verdaderos principios del lujo: exclusividad, personalización, materiales de primera calidad, artesanía y longevidad; características que todas juntas se traducen además de en un irremediablemente elevado precio, también en un alto valor del producto.

Cuando uno tiene la suerte de experimentar en primera persona la confección de un traje a medida, no tarda en preguntarse cómo puede ser posible que todavía sean muchos los que prefieran pagar un sobreprecio por un traje de confección, de medidas estándar, realizado en su mayoría a máquina y cuya justificación para su elevado precio radica, principalmente, en la marca que aparece en su interior. Por el contrario, en un traje artesanal el cliente puede escoger todos los detalles, desde la composición y color de la tela, la forma de las solapas, el número de botones, el tipo de corte del pantalón hasta las mismísimas entretelas. Además, al cliente se le cose un traje pensando únicamente en su físico y, para ello, se le toman más de veinte medidas, se le realiza un patrón y se le hacen tres pruebas. Todo ello con el objetivo de que ese traje realce sus fortalezas y oculte sus defectos.

Solo el conocimiento de la técnica, los años de experiencia, el esfuerzo y la destreza con la aguja pueden conseguir algo tan importante como disimular un hombro caído, una barriga pronunciada o unas piernas arqueadas. Basta observar a un sastre dibujando un patrón, cortándolo, montando un hombro, cosiendo un ojal o picando una solapa, para entender por qué hoy los gustos más exquisitos no dudan en apostar por el valor de lo artesanal.

Parémonos un segundo también a pensar el porqué de pagar un importante sobrecoste por un zapato a medida. ¿Verdaderamente el valor final de ese zapato es tan superior al de un buen zapato industrial?. Aunque el valor de las cosas materiales es subjetivo, y depende siempre de la percepción personal de cada uno, hay características que sencillamente colocan a uno y otro tipo de zapato en mundos diferentes. Por muy bien terminado que esté un zapato industrial, este al fin y al cabo ha salido de una cadena de montaje mientras que en un zapato artesanal han sido las manos del zapatero y sus viejas herramientas las únicas encargadas de traerlo a la vida. 
Ver a un hormero trabajar un bloque de madera, como ya se hacía en el S. XVI, hasta convertirlo en dos hormas réplicas exactas de las dimensiones y perfiles de cada uno de nuestros pies, habla del verdadero valor de lo hecho a mano. Hoy tenemos la gran suerte de contar con excepcionales zapateros al haber conservado estos las técnicas ancestrales de sus antecesores pero además perfeccionando el diseño como nunca antes se hizo. Más allá de la comodidad extra de un zapato a medida, el contar con suelas y pieles vetadas incluso a la mejor zapatería industrial y la posibilidad de disponer de un diseño totalmente exclusivo, sitúa a la zapatería artesanal en el más alto grado del refinamiento.

La artesanía ha regresado para enfrentarse a un mundo que se mueve con enorme  rapidez. Y lo ha hecho devolviendo a la vida esos pequeños talleres que parecían olvidados, esos utensilios envejecidos por las manos de varias generaciones y aquellos antiguos taburetes de madera. Para estos artesanos, liderados por los maestros de la piel, no importa ni el tiempo ni el número de maletines, baúles o bolsos que sean capaces de hacer. Para ellos, lo verdaderamente importante es la calidad de la mano de obra empleada, la atención a los más pequeños detalles y en que sea, precisamente, el nivel de terminación del producto, y no la marca, el que justifique su verdadero valor.

Si en la sastrería, la camisería, la zapatería o la marroquinería el regreso a los valores es palpable, el fenómeno de la relojería manufacturera ha cambiado totalmente el significado de la palabra lujo. Si antes muchos soñábamos con hacernos con una u otra marca, hoy el cliente de la verdadera alta relojería ya no busca las piezas de estas casas sino las complicaciones que salen de las manos de ciertos relojeros independientes. Complicaciones como la del tourbillon, la repetición de minutos, el calendario perpetuo, la ecuación del tiempo etc. requieren, ya no de fábricas o de grandes nombres, sino de mentes y manos capacitadas para hacerlas realidad. Viendo trabajar a uno de estos relojeros es cuando uno entiende el verdadero significado de la frase de Étienne Bonnotde Condillac.

El Aristócrata

CID, HERBÓN Y LÓPEZ: 100 AÑOS DE HISTORIA VIVA DE LA SASTRERÍA ESPAÑOLA

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La casa Cid, Herbón y López. bien podría presumir como hacen sus homólogos ingleses de llevar abierta más de cien años ofreciendo sus servicios exclusivos de sastrería a medida. Hoy no hay ninguna sastrería en España, y muy pocas en Europa, que pueda presumir de haber mantenido el mismo apellido durante semejante número de años.


“Cid, aportó a la casa solo una generación trabajando en casa de los años 18 a los 50. Alejandro Herbón dos, hasta los 80 y mi abuelo, quien murió en el 65 justo cuando yo nací, tres.


López Herbón ya como tal nació a comienzos del siglo pasado de la mano de una familia de sastres navarros, concretamente del valle de Irache, quienes no tardaron en establecerse en Madrid. Concretamente fue D. Manuel López Larrainzar, abuelo del protagonista de nuestra semana, quien a finales del siglo XIX sale de su pueblo natal para formarse como sastre en París y más tarde en Londres. En 1916 y tras una corta estancia en Galicia se establece en Madrid y abre en la Calle Cedaceros la que hasta hace poco fue la sede de una de las sastrerías más prestigiosas de España: López Herbón y Cia; sastrería que desde que abrió sus puertas no ha cerrado ni siquiera durante los días más oscuros de la Guerra Civil. 

A los pocos años de su apertura la sastrería de la calle Cedaceros de Madrid se convierte en el centro neurálgico de la sastrería española como demuestra el hecho de que en ella se han vestido tres de los últimos cuatro Jefes de Estado de España. Los hijos de D. Manuel, Manuel y Luis, no dudaron en seguir la estela de su padre y desde muy jóvenes unieron también sus vidas profesionales a la de su padre. Entre telas, hilos y tijeras los años fueron pasando hasta que llegó al mundo Gonzalo Larrainzar. A pesar de que el destino ya había decidido que Gonzalo Larrainzar continuara con la saga familiar iniciada por su abuelo, este prefirió desafiarlo y optar al terminar BUP por marchar a San Diego en California para aprender inglés. Tras su experiencia americana y tras desechar la idea de convertirse en piloto de combate, otra de sus grandes pasiones, decidió regresar al taller de la Calle Cedaceros y ponerse en el año 1983, con diecisiete años, a las órdenes de su padre y de su tío. Camino opuesto al que llevó su primo Javier quien si bien sí empezó también en la sastrería al poco tiempo su gran creatividad le hizo especializarse en mujer.

El padre de Gonzalo, Manuel, falleció quince años después de la llegada de Gonzalo al taller; concretamente en el año 98. De él Gonzalo recuerda sus dotes innatas para la sastrería. “Mi padre no necesitaba de patrón. Con una tiza era capaz de marcar sobre la tela las medidas del cliente. En cambio, mi tío era un fenómeno en todos los temas de marketing y relaciones públicas. Fue él quien nos abrió las puertas de Nueva York y Londres”. “Hoy, en cambio, la forma de hacer marketing ha cambiado tanto como los tiempos y darse a conocer en internet no es importante sino fundamental”. “Además yo creo en la colaboración de marcas del sector que si bien no son competencia sí se complementan. Como ves, yo tengo aquí una esquina con camisas de la camisería Burgos y con un espacio de una zapatería a medida del Callejón de Jorge Juan”. 

Debido al fallecimiento prematuro de su padre se ve obligado a quemar etapas muy rápidamente y ponerse de mano derecha de su tío Luis quien para entonces ya atesoraba en su haber más de cincuenta años de experiencia. Durante su primer año y medio en la sastrería de Cedaceros aprendió a coser y a picar solapas, cuellos a mano, cosido de ojales, montaje de hombros etc. Fueron necesarios seis años de aprendizaje para que su tío le permitiera entrar en contacto en el probador con los clientes. Durante esos primeros años ya entrando en el probador aprende más de patronaje, afinado sobre todo a realizar las pruebas e interpretar los mensajes del espejo. Sin embargo, todavía entonces Gonzalo ya con veintitrés años sigue siendo un mero espectador de lo que ocurre en el probador de su padre – su tío prefería atender él solo a sus clientes -. Era luego en la sala de afinado cuando su padre le explica cómo corregir las desviaciones visualizadas en el probador.

Tuvieron que pasar bastantes años más para que su tío también le invitara a entrar con él a probar a sus clientes. “Esto fue muy beneficioso para mi aprendizaje pues conocí una manera diferente de probar francamente interesante”. “Con menos de cincuenta años puedo presumir de haber trabajado 15 años con un sastre, mi padre, y 26 con otro, mi tío, algo que hoy resulta muy difícil de imaginar en alguien de mi misma edad”. Le preguntamos cuál era la principal diferencia entre ambos y nos comenta que “mi tío a la hora de afinar necesita medir mucho, sin embargo mi padre hacía dos rayajos y la prenda salía igual”. “No obstante, ambos perseguían siempre lo que para ellos era el estilo de entonces la casa”. Trajes con curvas, largas chaquetas, con hombreras; claramente más inglés que italiano”. Hoy, cuatros años después de jubilarse su tío, quien lo hace con 80 años, es Gonzalo el único Larrainzar responsable de seguir la larga estela sartorial de este conocido apellido. 

Aprovecha Gonzalo y echa la vista atrás para recordar aquellos gloriosos tiempos para la sastrería cuando se hacían cuatro mil trajes al año y contar con sesenta personas, entre costureras y oficiales, era la norma en la calle Cedaceros. Hoy ese número se ha reducido drásticamente y solo cuatro personas trabajan en el nuevo taller de la calle Conde de Aranda. El contar con un taller pequeño obliga a Gonzalo a apoyarse en talleres externos pero le permite no tener que mantener un gran número de nóminas. “La la incertidumbre sobre el trabajo que pueda entrar cada mes es cada vez mayor y no puedes permitirte tener mucha gente en plantilla parada”. No obstante, todavía la cifra de doscientos trajes es posible gracias a la buena organización que Gonzalo lleva a cabo con los dos talleres con los que trabaja.

Como hemos comentado en bastantes ocasiones en esta página, el no contar con un taller propio tiene bastantes ventajas económicas para el sastre pero representa un potencial peligro para el cliente. El hecho de que tu traje salga de las mismas manos de la persona que trabaja también para otra sastrería, o sastrerías, puede tener como resultado un traje sin personalidad, o muy parecido, si no igual, al que se entregará en la sastrería de enfrente. Evitar esto supone un gran trabajo por parte del sastre. Solo con un seguimiento muy exhaustivo de la forma de trabajar del taller y estando encima para asegúrate de que todo se hace a tu gusto y no según el de otro sastre o del propio oficial puede conseguir mantener el ADN de su sastrería. 

No tengo inconveniente en reconocer que siempre he sido reacio a esta forma de proceder pero tras conocer en primera persona la forma de trabajar de Gonzalo y su equipo decidí probarlo en primera persona para poder formarme una opinión propia. Curiosamente, incluso externalizando parte del trabajo, en la sastrería de Gonzalo se hace más trabajoin-house que bastantes otras que se publicitan como con taller propio. Basta comprobar esto con el hecho de que por ejemplo los pantalones se hacen íntegramente en el taller de la calle Conde Aranda 8; pantalones que en la inmensa mayoría de las sastrerías españolas, incluidas las que cuentan con taller propio, se dan a pantaloneras externas.

Gonzalo es una persona francamente cercana y con la que es muy fácil interactuar. Sus 45 años ayudan también a poder hablar con él con total libertad y confianza sobre lo que te gusta; aun cuando estos gustos puedan diferir en gran medida de los de su clientela más habitual. Es sencillo, no te analiza y te dedica el tiempo que haga falta para que le cuentes exactamente lo que quieres. Durante el tiempo que dura tu mensaje Gonzalo se dedica solo a escucharte para solo luego darte su opinión o ayudarte a “afinar” la idea con la que entraste a su sastrería. Quizás por su forma esa forma de ser, campechana y sencilla, es por lo que las nuevas dependencias de la calle Conde Aranda de 200 metros cuadros parecen más acertadas para su personalidad que en las históricas de la Calle Cedaceros de 400 metros. Quienes conocierais la sastrería de Cedaceros recordareis ese enorme piso de techos altos, rematado en madera, con infinitas dependencias y con un aire inglés y noble similar al de las sastrerías de Savile Row del siglo pasado. Era tal el movimiento de aquella sastrería que varios cortadores se agolpaban en una mesa de corte de nueve metros de largo mientras en una caja registradora se cobraban los trajes. 

Si bien años atrás el triángulo de oro - área urbana comprendida entre las calles de Alcalá, Montera y Gran Vía, y donde se situaba la calle Cedaceros - era la zona comercial por excelencia, hoy se ha quedado bastante a desmano y ha cedido su protagonismo comercial al conocido como barrio de Salamanca. Igualmente, la disposición y decoración de la sastrería de Conde de Aranda poco tiene que ver con la de Cedaceros. Hoy, la sastrería Gonzalo Larrainzar es un espacio mucho más moderno donde se fusionan recuerdos imposibles de mitigar de Cedaceros con pinturas y muebles de lo más actuales. Así se conserva todavía la mesa de corte, reducida, eso sí, de 9 a 7 metros de longitud – mesa que por cierto cuando se redujo en dimensiones necesitó de un gran trabajo al ser de madera maciza y de un enorme grosor. Igualmente, el probador es el original adaptado a las nuevas medidas de la habitación donde prueba Gonzalo. Una recibidor, un taller de cosido y afinado, adjunto a la gran sala de corte, terminan de rematan el núcleo principal de la sastrería.


En la sala principal se aprecian los muestrarios de solo tres casas de tejidos: Scabal, Loro Piana y Holland & Sherry. En opinión de Gonzalo estas son las mejores telas en cuanto calidad y variedad. Mientras echamos un vistazo y empezamos a definir el conjunto que buscábamos vuelve a echar la vista atrás para narrarnos sus primeros años en la sastrería de Cedaceros así como los motivos que le animaron a trasladarse a esta nueva. Confiesa que si bien su padre y su tío no cosían en su casa todos los trabajos estaban especializados. Quien hacía las mangas no entraba en la realización del pantalón y quien hacía los frontales no trabajada tampoco en el cuello. “Es la especialización la que consigue los mejores resultados”. 
“Yo me encargo de la atención del cliente, la elección de las telas, la toma de medidas, la realización del patrón, el corte de la tela, las pruebas y el afinado de la prenda”. “Es clave contar con un  buen taller que además de entender tu estilo también sepa trabajar las nuevas telas”. “Hoy las telas, por su escaso peso, requieren de mucha mayor pericia que en los tiempos de mi padre y de mi tío; tiempos donde las telas pesaban alrededor de los 400 gramos”. Gonzalo es partidario de trajes de 280 gramos ya que el cliente puede vestirlos prácticamente en cualquier época del año. “Jugando con la construcción de la prenda y la entretela se puede hacer de la misma tela un traje un poco más abrigado o un poco más fresco. Las telas de 200-220 gramos se terminan arrugando mucho y tienen una vida muy corta. Por ello yo prefiero recomendar pesos de 280 gramos y si el cliente quiere un traje muy fresco desarmárselo lo más posible”. 

Aprovechamos para preguntarle a Gonzalo si hoy podemos seguir hablando de un estilo López Herbón y él sin dudarlo nos confirma que sí pero que al contrario del corte que gustaba a sus tíos él prefiere el corte italiano pero con un guiño claro al estilo español. “Para mi hoy ya no existe el estilo inglés. Han preferido incluso dar la espalda a cientos de años de tradición con tal de aproximarse al más vendible estilo italiano. Por eso creo que aunque pueda haber todavía algún guiño por larte de las sastrerías más tradicionales el estilo inglés ha muerto”. “Yo concibo más la sastrería como lo hacen los italianos. Para mi un traje debe tener arrugas. La perfección es el mayor enemigo de lo bello”. “Fíjate bien, por ejemplo, en los trajes del que seguramente sea hoy nuestro personaje más conocido. Son perfectos. Pero, ¿te gustan?”. “La indiferencia es el mayor insulto que se pueda hacer al trabajo de un sastre”.


“Para mi la sastrería española se enfrenta a muchos retos. El primer lugar convencer al cliente las grandes ventajas de un traje a medida, En segundo, hacerle ver la gran cantidad de horas, y consecuentemente el valor y el precio, que esto significa. Al cliente hay que educarle. Hoy es bastante frecuente encontrarte con un cliente quien, debido al agresivo marketing de las casas italianas, te pide un traje de algodón de 200 gramos y te exige que no le haga arrugas. Y eso es sencillamente imposible”. 

Le preguntamos que nos cuente más sobre su forma de trabajar y del estilo de su casa. Aprovechando que estamos delante de una de sus chaquetas nos comenta que “hace años que dejé de usar guatas. Plastones sí, pero no guatas. Solo cuando tengo un cliente con el pecho hundido uso las guatas”. “En las telas más ligeras también añado guatas de 3 milímetros para que arme la chaqueta mínimamente”. “La sisa me gusta muy alta. Si la sisa no está alta el cuello termina por desbocarse. Además, ¡para bajarla si molesta siempre hay tiempo!”. “El hombro me gusta poco armado con una buena punta de hombro y sin costuras cargadas. El chorizo, la verdad, es que depende del cliente”. “Además todos debemos tener en cuenta que los oficiales de antes eran mejores que los de ahora. La atención al detalle era mucho mayor entonces. Basta ver el número de puntadas que se hacían antes y ahora, las tapas, los puntos de cruz etc. para entender exactamente lo que digo”.


“Desgraciadamente la situación de la sastrería actual, y no hablo solo de la española, nos está llevando a industrializar algo la sastrería más artesanal. Antes era impensable que unas solapas no se cosieran a mano. Hoy, aún cuando para ciertos prendas se cosan a mano, lo más frecuente es picarlas a máquina. Y esto no ocurre solo en España. Ocurre en todo el mundo. ¿Quién pica todavía hoy los cuellos a mano? ¡Yo no conozco a nadie!.” “¿Quién le dice ahora a un cliente que espere tres meses por su traje? Hoy todo es para ayer”. “Además, exceptuando los sibaritas que a ti te leen, ¿cuánta gente distingue si su solapa una solapa cosida a mano o máquina? ¿Y están dispuestos a pagar las horas extras que este trabajo lleva consigo?”. “Dicho esto, las entretelas, los ojales y los plastones siempre se deben coser a mano”. 

Aunque todos vosotros sabéis que me es totalmente indiferente conocer los nombres de a quien viste este u otro sastre, este reportaje quedaría cojo sin hacer mención al cliente más conocido de la casa, el Rey emérito D. Juan Carlos quien dejó de acudir gran Collado y apostó por la familia Larrainzar por tardarle en confeccionar sus trajes de cuatro a cinco meses. “Don Juan Carlos y Don Ronald Reagan han sido con seguridad dos de los clientes más agradecidos con esta casa”.


Nos comenta Gonzalo que tras el auge de páginas como la nuestra el interés por la sastrería se ha despertado entre los jóvenes. Si bien esta casa se ha caracterizado por una clientela madura, desde hace algunos años cada vez entran más en ella gente joven. Al preguntarle cómo se enfrenta a este tipo de cliente Gonzalo nos comenta “si yo pudiera aconsejar a un cliente joven le recomendaría los pantalones sin pinzas y sobre todo solapas de pico”. Tras esta recomendación echamos nuevamente al vista atrás y le preguntamos por la época dorada de la sastrería española, los años 50 y 60. “Durante esa época mi abuelo, los Mogrovejo y Collado eran los únicos que podían presumir de hacer 12.000 medidas en un año. Eran los tiempos en que los hombre solo salían a la calle con traje. Se buscaba sobresalir sobre el resto y la competencia entre los clientes de las sastrerías más conocidas era muy grande”. “Esa competencia ya no existe. Hoy el focus está más en las chaquetas napolitanas, los forros, en el entalle y largo de las prendas. Dicho esto, la gran diferencia entre antes y ahora está en el color de las prendas. Antes la variedad de colores era enorme. Hoy, por el contrario, todo lo que se hace es azul y gris. El resto está todo inventado y es exactamente igual. No podemos olvidar que estamos hablando de sastrería no de física cuántica”. 
La conversación deriva en los hobbies de cada uno y Gonzalo nos comenta que él es un apasionado del senderismo. “Mi pasión por la sastrería la comparto con mi hobby del senderismo. He estado el Alaska, Islandia, Groenlandia, el Ártico. He hecho el Aneto y el Monte Perdido y siempre en invierno y con nieve. Pero desgraciadamente el deporte me toca hacerlo entre semana y en vacaciones ya que los sábados es el día cuando la gente más va a la sastrería”.

Nada de todo esto que nos cuenta podría ser contrastado sin poder apreciar su manera de trabajar. Por ello, nos entregamos al placer que supone el conocer la forma de trabajar de un nuevo sastre y empezamos a discutir con él el mejor conjunto que traer a estas páginas y que los lectores puedan entender y visualizar la manera de entender la elegancia masculina de la centenaria casa. Nos ponemos de acuerdo en buscar un conjunto que fusione el concepto de Gonzalo de elegancia española y su manera de entender la sastrería italiana. Para ello escogemos un dos piezas compuesto por una chaqueta azul petróleo de 260 gramos de Scabal del muestrario Capri y un pantalón gris muy claro de 240 de Holland & Sherry del muestrario Targer Gaberdines. El trabajar con la camisería Burgos representa una enorme ventaja ya que nos permite además elegir entre una enorme variedad de telas de camisas para los detalles interiores de la chaqueta y el pantalón”. 

La toma de medidas se realiza en el probador centenario de Cedaceros adaptado a las medidas de las nuevas dependencias. Mientras me toma medidas, un ayudante va pasando a papel las medidas que luego Gonzalo llevará al patrón. Este proceso se alarga bastante ya que es en este momento cuando definimos todas las particularidades del traje. 

Como veremos en el próximo capítulo donde narraremos la fase del hilvanado,  optamos por una chaqueta cruzada, de bolsillos estándar, con dos aberturas y con solapas de 9,5 centímetros. El pantalón, por su lado lo diseñamos con una falsa pinza, con vuelta y limpio, sin bolsillos, en el trasero. Una caja alta y pensada para tirantes remata su forma. Una vez fuera del probador, dedicamos un tiempo más que considerable a escoger el forro de la chaqueta, sus detalles interiores y sus botones – algo esto último complicado por el color de la chaqueta -. Para todos estos detalles Carmen Olave, dueña de la camisería Burgos, nos recomienda una tela de camisa de la mítica casa Liberty de Londres. Este proceso lo repetimos con todo el interior del pantalón, aunque para ver el resultado y conocer menor la manera de trabajar de la nueva casa Larrainzar tendremos que esperar al próximo capítulo.


El Aristócrata

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS TREINTA

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En plena resaca del crack del 29 y a las puertas de una nueva Guerra Mundial emergió la que es considerada como la década dorada de la vestimenta masculina. Por ello, esta semana queremos echar la vista atrás y asomarnos a los armarios de aquellos hombres que rompieron con la rigidez de la época eduardina y apostaron por mirar al futuro con optimismo, transmitiendo la alegría de vivir a toda su ropa.


Las líneas rectas de los años 20 dejan paso al English Drape. Una ancha espalda rematada en una estrecha cintura conseguía la imagen atlética que reclamaba el momento. Unas marcadas hombreras, unas solapas anchas y un pantalón alto y de gran diámetro terminaban de definir el gusto imperante en aquellos años. Sin embargo, si hay algo por lo que se recordarán los años 30 es por la enorme variedad de sus conjuntos. Los hombres de entonces no visten para parecer elegantes, ni tan siquiera para ser admitidos en sociedad; lo hacen sencillamente por el placer que les produce vestir. 

Los años 30 serán testigos de una eclosión de colores, diseños, complementos y hasta de conjuntos no conocidos hasta la fecha. Aquel disfrute en el vestir se aprecia tanto en los trajes formales como en los de sport. El cambiarse varias veces de traje al día se convierte en un gesto muy frecuente. Si se acudía a la ciudad con un serio traje oscuro de tres piezas, este se cambiaba a la tarde por otro de color verde cruzado, el cual a su vez se colgaba para disfrutar de uno marrón de Tweed a la caída del sol. Los modelos de abrigos se antojan infinitos y se alternan según la seriedad del lugar al que se acuda. Los esmóquines se apoderan de la noche compartiendo protagonismo con el todavía obligado frac.

Vestir casi siempre de traje exigía distinguir los trajes formales de los de tiempo libre. En los serios se experimenta con todo tipo de hechuras, desde los recién llegados trajes de hilera sencilla hasta los populares cruzados y los imprescindibles tres piezas. Se empiezan a desarmar progresivamente las chaquetas y se alternan todo tipo de hechuras posibles de chalecos. Los estampados lisos comparten protagonismo con los cuadros y los diplomáticos; estos últimos puestos de moda por los gánsteres del momento. Sin embargo, es en los trajes de sport con los que se rompe definitivamente con el pasado llenándose las principales ciudades de medio mundo de nuevos estampados, colores y variedad. 
Un abrigo cruzado de Tweed oculta un traje de cheviot mientras que un Crombie beis hace lo propio con un conjunto de blazer azul y pantalón gris a rayas. Un sombrero de fieltro, unos guantes de piel y el muchas veces imprescindible paraguas, rematan una estampa muy común en la época. Y si este era un look muy extendido en invierno, en verano las puestas en escena eran, si cabe, más increíbles. Tejidos herringbone, a rayas incluso diagonales, ojos de perdiz, tartanes o Príncipe de Gales en variados colores eran todas telas muy repetidas.

Esta revolución se aprecia igualmente en la ropa de deporte. Jugar al tenis, al cricket o al golf exigía disponer de varios conjuntos para cada deporte; conjuntos donde los pantalones bombachos y la tradicional chaqueta jugaban un papel fundamental. En la playa comparten espacio los trajes de baño con los de lino. 

El placer de vestir se manifiesta también a la hora de elegir los complementos. Si los sombreros de fieltro acompañan a los conjuntos formales, las gorras de lana son inseparables de los de sport. Los calcetines se llenan de color, de líneas y cuadros, siendo habitual ver un calcetín verde de rayas con un traje gris y uno azul a cuadros con un traje marrón.

Clark Gable, Cary Grant, Spencer Tracy, James Cagney, Gary Cooper o el Príncipe de Gales fueron un buen exponente de aquellos maravillosos años.

El Aristócrata

BESPOKE XXXV: FORWARD FITTING by GONZALO LARRAINZAR

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A las puertas del verano nos volvemos a encontrar con Gonzalo para realizar la primera prueba de nuestro dos piezas. Esta primera prueba como hemos dicho en anteriores ocasiones es básicamente para el sastre pero es de todo punto fundamental acertar con la terminación de cara al resultado final.

Esto es si cabe más importante si tenemos en cuenta que Gonzalo no hace una prueba intermedia y después de la segunda entrega ya el traje terminado. De ahí que de no afinar las medidas y la forma del traje en esta primera prueba puede no haber ya otro momento para rectificar posibles fallos. Aunque Gonzalo se siente seguro probando solo dos veces, de tener que hacer alguna modificación no le importa probar una tercera vez. “Cuando el traje de verdad se ajusta al cliente es cuando este lo ha usado ya en varias ocasiones. Por eso prefiero optar por un proceso de solo dos pruebas y si el cliente tras usarlo ve alguna cosa que no le gusta, hacerle después los ajustes pertinentes”.
Como se puede apreciar a primera vista, la chaqueta en esta prueba se prueba totalmente hilvanada y con todas sus partes montadas – hay otros sastres que prefieren una prueba intermedia y probar primero en sarga. Gonzalo también es de los que piensan que en esta prueba se debe probar tanto la chaqueta como el pantalón. No obstante, a diferencia de algún compañero él prefiere entregar los pantalones totalmente terminados – botones y forros incluidos - y no hilvanados. Gonzalo siempre elabora un patrón por cliente. De hecho cuando cambió de localización su sastrería se encontró con que tenía que mover más de ocho mil patrones y solo pudo llevarse tres mil. Este patrón lo retoca con las medidas definitivas del primer traje aunque prefiere darlo por bueno solo después de realizar un segundo traje. “Ocurre que un nuevo cliente puede tardar un tiempo en encargar un segundo traje por lo que prefiero cuando vuelva volverle a medir y comprobar que sigue con el mismo cuerpo que cuando le hice el primer traje. Bien siga con el mismo o bien haya cambiado es ahora – en el segundo traje – cuando le elaboro el patrón definitivo”.

Una vez cortado el traje, Gonzalo  la chaqueta pasa al taller con el que se coordina perfectamente para conseguir la calidad y diseño que demanda para sus prendas. En el taller Gonzalo tiene establecido qué parte de cada prenda hace cada oficial con el que hace el seguimiento. “Yo creo que la sastrería pasa por la especialidad. Es importante saber hacerlo todo pero lo mejor es especializarse en lo que mejor se sabe hacer. Por ejemplo, para mi trabaja una persona que solo trabaja en los pantalones”.

Nos probamos el pantalón con la muy grata sorpresa de tener una caja alta francamente cómoda. El hecho de contar con una especie de fajín aumenta considerablemente la comodidad. Para quienes monten a caballo decirles que la sensación es muy similar a la de los pantalones de corto. Si bien la cintura del pantalón es seguramente la más cómoda que he tenido, este presentaba algunos fallos bastante visibles que necesitaban de ser rectificados. Un largo muy escaso, unos bolsillos que se abrían y unas arrugas bastante visibles tanto en el trasero como a lo largo de las piernas, necesitaban ser corregidos de cara a la siguiente prueba. Para mi tranquilidad Gonzalo me comentó que lo fundamental es conseguir una caja cómoda y que me gustara. “El resto es fácilmente modificable y para eso precisamente estamos teniendo esta prueba”.

El diseño de los pantalones si bien en cuanto medidas es obviamente similar al resto de los que tengo, sus detalles son bastante diferentes y especiales. La portañuela cuenta con los para mi obligatorios botones  y se ha apostado por un cierre con doble ojal que se alarga hasta el comienzo de la imaginaria pinza. Y digo imaginaria ya que este pantalón por recomendación de Gonzalo no cuenta con pinzas. “En conjuntos informales como este – y más si se es muy delgado - yo suelo recomendar prescindir de la pinza ya que de esta manera se consigue un pantalón más recto y más pegado a las piernas”.
Las frecuentes pletinas laterales han sido sustituidas por una única central y se ha prescindido de cualquier tipo de bolsillo en el trasero. “Si no te quitas nunca la chaqueta y además tampoco nunca metes cosas en los bolsillos traseros del pantalón carece de sentido coser bolsillos traseros”. “De esta manera conseguimos unas líneas más limpias en el trasero y además la chaqueta – más esta de que tiene una tela tan fina  – cae mejor y de manera más limpia”. El cierre del pantalón lo situamos en el lateral; concretamente a la altura de donde empezaría la pinza y nos decantamos por un dobladillo de solo cuatro centímetros que, desde mi punto de vista, puede quedar bastante armonioso con la caída de este pantalón.


La cintura por su parte trasera está abierta en forma de V para al lazar los tirantes conseguir que el tiro se reparta lo más homogéneamente posible a lo largo de toda la cintura. Sin embargo, al contrario que en otros pantalones, su línea es recta y no sube en manera ascendente como sí lo hace el corte más clásico inglés. Aunque el interior de las prendas normalmente solo lo ve quien las viste seguro que muchos estaremos de acuerdo en que aunque este no se vea nos resulta casi igual de importante que las partes más visibles. 
Carmen Olave, propietaria de la camisería Burgos, nos eligió la tela con la que forrar el pantalón y con la que hacer los detalles de la chaqueta. Su ayuda nos resultó fundamental ya que si me hubiera tocado a mi decidir sobre las cientos de telas de camisa que aparecían en los muestrarios que trajo de su camisería como mínimo me hubiera llevado días. Sin embargo, Carmen, mientras estábamos en el probador durante la toma de medidas, rápidamente escogió una tela de la casa italiana Canclini que nos recuerda al característico estampado de la casa inglesa Liberty. El contraste de este estampado tanto con el azul de la chaqueta como con el gris del pantalón era bastante acertado por lo que decidimos forrar toda la cintura interior y los bolsillos del pantalón con esta tela.

Tras marcar los ajustes que necesitaba el pantalón pasamos a probarnos la chaqueta. Empezando a analizar la chaqueta observamos que sus solapas han sido picadas a mano. Sin embargo, al contrario de otros ejemplos que hemos traído a esta página el picado es bastante más generoso lo que suele traducirse en unas solapas más compactas y menos flexibles. Aunque para confirmar esta apreciación o desmentirla deberemos esperar a la siguiente prueba ya con la chaqueta terminada. Hilvanada la prenda también apreciamos el praston cosido a mano y una entretela de Elpon. Una muy fina guatina aparece también con el objetivo de dar un poco de forma al pecho. “Esta tela de la chaqueta es muy delgada y arma muy poco por lo que resulta conveniente utilizar una fina guatina para armar el pecho y darle un poco de forma evitando así que se hunda”. “Esto poco o nada tiene que ver con los armados trajes que se hacían antes y que parecían auténticas armaduras. Al final la flexibilidad es fundamental”. La entretela también se pica a mano y lo que es francamente curioso también el cuello se pica a mano – algo que para mi es toda una novedad. “Es cierto que hoy los cuellos vienen ya muy bien picados y carece de sentido hacerlo a mano. No obstante, si defendemos la artesanía estos deberían picarse también a mano”.

“Como ya te comenté, yo cada vez apuesto más por telas de 280gr. Estas se pueden vestir diez meses al año, algo que debería animar a los más jóvenes a apostar por la sastrería a medida ya que si bien el traje les puede resultar de entrada algo caro ahora estos trajes los pueden utilizar prácticamente todo el año”. Una de las ventajas de tratar con un sastre joven – cincuenta años para lo que se estila en la sastrería en España son muy pocos años – es la facilidad para interactuar con él. Gonzalo te escucha no por compromiso sino por verdadero interés en conocer lo que quieres y ver cómo lo puede hacer realidad. No entra en el probador con ideas preconcebidas y por raro que pueda parecer lo que le vas a pedir él escucha y hace por imaginárselo en tu traje. Si bien él te recomendará qué tipo de corte puede beneficiarte más no tiene inconveniente alguno en hacerte el traje que le hayas mostrado en una fotografía o que por el motivo que sea te gusta más.

Siguiendo con el análisis de nuestra chaqueta, destaca un interior ya muy avanzado donde se aprecian los vivos rematados a mano y con la misma tela Canclini que aparece en el interior del pantalón. Esta tela es también la que ha utilizado Gonzalo en los interiores de los bolsillos. El confeccionar las chaquetas de manera muy desestructurada trae consigo el que el interior de los bolsillos quede visible. Esto normalmente se soluciona optando por un medio forro que oculta dichos bolsillos. Sin embargo, nosotros preferimos prescindir de él y para evitar que los bolsillos queden muy antiestéticos forrarlos con esta tela aflorada tan característica. Además, desde nuestro punto de vista el contraste del blanco con el azul de la chaqueta, es muy bonito. Aunque se haya prescindido de forro, siempre es conveniente dejar un trozo de seda en la espalada en su parte superior para que pueda ponerse cómodamente y no se atranque en la espalda.
De vuelta al probador y con ella puesta sentimos que tiene bastante aplomo en el cuello. Igualmente, tenemos la sensación de que su hechura da la sensación de ser en algo más ancha que la de otras chaquetas. La libertad de movimientos es muy buena y por fuera da la sensación de quedar suficientemente ceñida. Gonzalo, prefiere probar y marcar ambos lados de la chaqueta para esquivar cualquier posible fallo. Aunque en la prueba del hilvanado resulta difícil hacerse una idea del resultado final del traje, de haber pasado por esta prueba en otras ocasiones nos podemos hacer una idea más o menos aproximada del resultado. Personalmente me gustan las sisas bastante altas y esta sin ser excesivamente alta sí la llegas a sentir. “La sisa sí o sí tiene que estar alta ya que si no al sentarnos el cuello termina desbocándose”. El cuello de la chaqueta asienta muy bien sobre el mío aunque hay que bajarlo para poder enseñar algo más el cuello de la camisa.

“La clave en una chaqueta está en que asiente bien el cuello y los hombros. Todo lo demás tiene fácil arreglo”. En este momento nos comenta Gonzalo que cuando sale la prenda del taller él la mide y la revisa conforme a las especificaciones que dio al taller para saber antes de probarla los fallos que puede tener. Esta revisión la vuelve hacer antes de la segunda prueba.
Alargamos un centímetro y medio sus mangas y limpiamos un poco la espalda. Con las medidas definitivas, Gonzalo define el cruce final de la chaqueta. “Si no aciertas en el cruce te puedes cargar toda la chaqueta ya que puede terminarse moviendo, abriéndose las solapas o incluso moviéndose toda ella”. Le insisto sobre la necesidad de conseguir que efectivamente la solapa izquierda – la que va por fuera – no se abra ya que es algo que me ha ocurrido en otras ocasiones. Una vez definido el cruce hacemos lo propio con el aplomo de las mangas para ver si viene delantera o trasera. Terminado esto, repasamos la profundidad de sisa y el ancho de la manga.

Siempre que nos probemos un traje debemos tener en cuenta que nunca vamos a estar tan rectos como lo estamos ahora frente del espejo. Por ello, yo siempre insisto, por raro que pueda parecer, en andar con él, agacharse, girarse, sentarse, levantarse y hacer cualquier otro gesto que sepamos haremos con él en nuestro día a día. Cuando el sastre te prueba la chaqueta normalmente tira de ella con fuerza para abajo afianzándola de manera “artificial” sobre tu cuerpo. De esta manera toda la chaqueta queda recta y sin problemas visibles o arrugas. Sin embargo, puede ser que nunca más nadie nos vaya a dar ese fuerte tirón y esos problemas que no existían en la sastrería de repente aparezcan cuando lo saquemos de la percha ya en casa. Precisamente por esto mismo es por lo que también recomiendo probarse la chaqueta con el pañuelo de bolsillo. El pañuelo de bolsillo, más si se trata de los modelos de medidas 45cm x 45cm, abre el bolsillo de pecho lo que se traduce, sobre todo en las chaquetas cruzadas, en que se termine abriendo también la solapa del traje. Y ni que decir tiene que si somos de los que guardamos la cartera en el bolsillo interior deberemos tenerla dentro de la chaqueta durante la prueba.
Por todo ello, es importante definir el tipo de bolsillo y las medidas de los interiores. Todo lo que sea forzar unos bolsillos pre-diseñados con una cartera ancha o una gruesa pitillera se puede evitar muy fácilmente acudiendo a la sastrería a medida, por lo que no deberíamos dejar de personalizar los bolsillos de acuerdo a nuestras necesidades. Yo por ejemplo, cuento con dos pequeñas cerilleras en la cintura del pantalón para guardar en uno las monedas de 1 y 2 euros y en el otro las más pequeñas – algo bastante útil de cara a los parkings y zonas de aparcamiento. Igualmente, si no vamos a llevar una estilográfica encima o no vamos a usar el bolsillo inferior carece de sentido contar con él. ¡Cuánto menos telas interiores incorporemos más limpia quedará la chaqueta! .

Es en la prueba del hilvanado cuando el cliente más debe hablar con el sastre y especificarle claramente las medidas y forma que le gustarían para su traje. Nosotros, por ejemplo, probamos diferentes grosores de hombreras y Gonzalo además también fue desarmando por capas las que tenía hasta dar con las medidas exactas que nos gustaban en esta chaqueta. De la misma forma, probamos cómo quedarían las solapas de ser más anchas o delgadas. Finalmente nos decidimos por unas de 9,5cm. “Si me permites recomendarte, por lo delgado que eres yo no las haría de más de 9,5cm”. También probamos con la altura de las mismas y las situamos a 8cm de la costura del hombro; medidas bastante tradicionales para lo que se estila hoy en día. “A mi no me gustan que estén nunca a menos de 5cm ya que si no la punta puede quedar despegada del cuerpo y quedar fea”. Alargamos medio centímetro el largo de la chaqueta ya que desde nuestra opinión y aunque hoy las modas y ciertos “marcadores de tendencias” se empeñen en que las llevemos excesivamente cortas, el faldón de la chaqueta siempre debería ocultar el trasero. Los hombros los dejamos en 13,5cm.

Entramos también en detalles como la costura de la hombrera y de las del resto del traje, Gonzalo nos recomienda darle una oportunidad a las costuras cargadas en toda la chaqueta pero apostando por una costura estándar en los hombros. Desechado el hombro-camisa estudiamos bastante tiempo la caída y largo del hombro así como la hombrera para evitar que sobresaliera por la costura lateral y callera de la manera más limpia posible. Dicho esto, quedamos en evitar lo más posible el redoble – chorizo que por cierto, curiosidades de la moda, parece que empieza a volver. 

“Es importante que conozcamos nuestra fisionomía ya que a alguien con mucho hombro hay que darle más espacio en la hombrera y por lo tanto no puede caer la manga de manera recta. Si lo hiciera se le marcaría la manga como si se tratase de una manga de una camiseta pegada y no quedaría bien”. Le seguimos contando los detalles que nos gustarían en la chaqueta y le pedimos que los cuatro ojales de las mangas sean practicables – a pesar de que muy rara vez los vaya a utilizar. Gonzalo nos comenta que normalmente él prefiere dejar solo dos ya que “si dejas más y luego se queda corta la chaqueta tiene difícil solución. El no dejar cerrado el ojal de más arriba trae como problema que si luego hay que acortar la manga y no se puede por tener el ojal practicable tocaría subir la manga lo que representar todo un problema si el estampado fuera a cuadros ya que estos ya no casarían”.
Durante la toma de medidas le comenté a Gonzalo que a pesar de que los ojales se cosan en forma de lágrima yo los prefiero bastante más largos de lo normal y sin dicha lágrima. Para no equivocarse, y ya que esto es muy personal, Gonzalo mandó coser diferentes ojales para elegir entre ellos. Si bien en los trajes de hilera sencilla prefiero tres ojales en las mangas, en las cruzadas me gustan con cuatro. Y algo parecido ocurre con el bajo. Aunque con los de hilera sencilla uso tanto pantalones con vuelta como sin vuelta, en los cruzados siempre prefiero con vuelta.

Terminada la prueba y ya con el traje en la percha definimos el interior de la chaqueta. Concretamente especificamos el número de bolsillos interiores y su localización así como las costuras a ocultar con el vivo. Estrechamos recortando el medio forro lateral para que se vea parte de los bolsillos forrados y elegimos el color de la parte superior trasera de la chaqueta que nos ayudará como acabamos de explicar a que no se enganche al ponérnosla.

Tras una larga hora de prueba – este es el tiempo que Gonzalo agenda por cliente -  nos despedimos de él y nos citamos para dentro de tres semanas para la última prueba y posiblemente para la entrega del traje.


El Aristócrata

A LAS PUERTAS DE UNA APASIONANTE SEMANA

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Queridos lectores,


Esta semana si bien se presenta algo atípica ya que no publicaremos nuestro artículo semanal también lo hace de forma excitante al poder compartir con ustedes no una sino tres nuevas entradas.


La primera y seguramente la más destacada la podréis leer este lunes 1 y tratará de relojería; concretamente de la casa Bovet, casa suiza fundada en 1822. Este artículo viene a inaugurar la colaboración de esta página con la Chocrón Joyeros . Dicha colaboración nos brindará a todos la oportunidad de aprender un poco más sobre las casas, movimientos y eventos que como amantes del lujo, la exclusividad y la artesanía sabremos con seguridad apreciar. Estos artículos se publicarán todos los días 1 y 15 de cada mes. Si bien el primero lo encontraremos en la página principal de nuestro portal, a partir del segundo aparecerán directamente en el apartado de “Relojería”.



La joyería Chocrón nace en 1948. Fundada por D. Carlos Chocrón, puede presumir, tal que hacen ciertas sastrerías de Savile Row  en el sector de la medida, de haber mantenido el apellido Chocrón ligado a la alta joyería y relojería durante cuatro generaciones. D. Carlos, todo un emprendedor vocacional, empezó con escasos dieciocho años a dar forma a su sueño. Para conseguirlo no dudó con tan temprana edad y en una España muy poco dada a viajar fuera de sus fronteras, a recorrer media Alemania y Suiza en busca de las máquinas más evolucionadas para crear uno de los talleres más vanguardistas de su época. Corría la década de los años 50 y España podía presumir de tener un taller donde más de treinta oficiales de joyería daban rienda suelta a la imaginación y sueños de Casas Reales de medio mundo. El éxito cosechado en el mundo de la joyería llevó de manera natural a Chocrón joyeros a incorporar a su oferta de joyas otra igual de exquisita de relojería. Hoy la que empezó engarzando las más exquisitas joyas es también un gran concesionario de las mejores casas de alta relojería dirigido por un exquisito y cercano Moisés Chocrón.
Si en un mundo donde la supervivencia de las empresas familiares cada vez es más complicado contar con una empresa con cuatro generaciones en su haber es digno de mención, no lo es menos el hecho de que su éxito sea compartido con los menos favorecidos. Para estos, la Fundación Chocrón-Macías promueve iniciativas de carácter solidario, social y cultural. Dentro de estas iniciativas solidarias encontramos el que quizás sea el proyecto más emblemático de nuestro sponsor: el catálogo benéfico “Diez personas 10”. En este catálogo diez prestigiosos personajes pertenecientes a distintos ámbitos de la sociedad colaboraran con Chocrón Joyeros de forma totalmente desinteresada a cambio de una aportación económica destinada a una Fundación, Asociación benéfica u ONG que ellos elijan.

Aquí os dejo un video de quien para mi es de estos diez personajes la persona más destacada. Los que compartan conmigo el amor por los libros y el teatro rápidamente entenderán el por qué.


 

 
En el segundo artículo que publicaremos esta semana nos haremos eco de mi última conferencia en el Palacio Real de Valladolid donde hablé del protocolo de las prendas formales. Este evento organizado por la Sra. Carmen Blanco Naveros contó con la participación de destacados vallisoletanos así como de muchos amantes del buen vestir quienes no dudaron en sumarse a la iniciativa de la experta en buenas maneras y protocolo. Solo el boca a boca fue responsable de llenar el salón principal de la que también albergó la sede de la Capitanía General de la VII Región Militar (actual IV Subinspección General) del Ejército de Tierra.


El último artículo de esta semana versará sobre anécdotas y curiosidades de la vestimenta del hombre actual. En él analizaremos los orígenes de algunas prendas que hoy vestimos desconociendo los motivos reales de su determinado corte o forma. Igualmente, contaremos algunas anécdotas que hicieron que hoy incorporemos a nuestra ropa algunos gestos por algunos desconocidos.


Deseando que empiece la semana para compartir todo esto con vosotros os deseo un gran fin de semana.



El Aristócrata


MONSIEUR BOVET

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Amadeo® Fleurier Monsieur BOVET, una de las últimas propuestas de la Manufactura suiza BOVET 1822, quintaesencia de la elegancia, emblema de la excelencia relojera y máxima expresión del auténtico lujo.
Dos siglos de saber hacer y pasión por la alta relojería, el talento de los mejores artesanos con el respaldo de la tecnología más avanzada y una producción anual deliberadamente reducida, hacen de cada reloj Bovet una obra de arte con una personalidad que no deja a nadie indiferente.
Como todos los relojes de la colección Fleurier, el modelo Monsieur Bovet presenta una caja convertible Amadeo®. Este sistema ingenioso permite transformar cada pieza en un reloj de pulsera, de bolsillo o de mesa, sin necesidad de herramientas. 

La versatilidad del guardatiempo va más allá: su caja reversible ofrece la posibilidad de llevarlo por ambas caras, luciendo dos esferas distintas. Inspirados en los históricos relojes de bolsillo Bovet del siglo XIX, los modelos actuales siguen manteniendo la corona a las 12 horas como seña de identidad de la firma. 
En la primera cara del reloj, una esfera descentrada a las 12 horas alberga las agujas de las horas y de los minutos, permitiendo admirar la compleja estructura del movimiento mecánico de cuerda manual que late en su interior. La jaula de los segundos situada a las 6 horas presenta una triple aguja, en la que cada brazo recorre sucesivamente los 120° de la escala de su esfera. A las 10 horas está colocado el indicador de la reserva de marcha de siete días. 

La segunda cara del reloj presenta un clasicismo puro y atemporal. Una elegante esfera lacada cubre toda la superficie, a excepción de la jaula de los segundos, que deja entrever la precisión de su coreografía mecánica. 
La caja de 43 mm está disponible en oro blanco o rojo, con esfera blanca o negra. Los artesanos de la Maison BOVET podrán personalizar cualquier reloj con grabados, pinturas en miniatura o decoraciones tanto del movimiento como de las partes externas del guardatiempo.  

Equilibrio sin estridencias, clasicismo atemporal, perfección técnica y creatividad se hacen tangibles a través de un reloj que encarna la más noble expresión del tiempo y el inimitable patrimonio de una manufactura que desde hace dos siglos defiende y representa la excelencia relojera. Una identidad única que sabrá satisfacer los deseos y las expectativas de expertos, coleccionistas y amantes del arte relojero más puro. 
Recomendación Aristócrata. Los relojes Bovet son de una enorme elegancia clásica. Por ello, yo no dudaría en vestirlos con los atuendos más formales. A pesar de  contar con líneas redondeadas, su esfera limpia, sus medidas contenidas y su reconocible brazalete lo convierten en un modelo intemporal difícil de pasar de moda. Reconocible solo por el ojo educado pasa desapercibido sin hacer alardes de ostentosidad lo que se traduce en todo un disfrute para los verdaderos amantes de la relojería. Y si somos amantes de los relojes de bolsillo, los modelos de la marca suiza son difíciles de igualar en cuanto terminación, polivalencia, belleza y limpieza de formas.

REFLEXIONES SOBRE EL SHELL CORDOVAN

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El Shell Cordovan o Anca de Potro se considera la mejor y más selecta piel para los trabajos de marroquinería entre lo que destaca especialmente el calzado. Este cuero se obtiene de la zona que recubre (de ahí el término inglés Shell) los cuartos traseros de los caballos; la grupa. (ver última viñeta de la foto siguiente). Y para hablarnos de esta noble piel nadie mejor que Antonio García Enrile a quien entrevista nuestro colaborador Miguel García en su Sevilla natal.

Podemos encontrar información confusa que relaciona el Cordovan directamente con la tradición curtidora del Califato de Córdoba, fijando ahí su origen. Técnicamente podemos resaltar diferencias importantes. Los Cordobanes tienen su origen en la capital del Califato, Córdoba, y se conocen como tales a las pieles de macho cabrío, (por tanto un origen animal diferente) curtidas con el tanino vegetal obtenido del zumaque, aportando este curtido una gran flexibilidad y resistencia. Una vez trabajado el Cordoban mediante las diferentes técnicas, de trazado, modelado, repujado y pigmentado, se puede obtener un brillo y una patina sin igual.

Por tanto, las únicas similitudes que podemos encontrar entre ellos son el curtido vegetal y las pátinas obtenidas. 

Parece más sensato estimar el origen del Shell Cordovan en torno a finales del Siglo XIX, donde el consumo regular de carne de equino se extiende por toda Francia y es entonces cuando las pieles ya se producen en cantidad suficiente como para interesar a los curtidores de toda Europa. De esta forma comienzan a curtirse con mayor o menor calidad ancas de potro en toda Europa, pues es especialmente apreciada por su resistencia al desgaste.

Son los curtidores europeos, que emigraron a Norte America, los que exportan esta tradición y pronto descubren la aplicación más valorada para aquellos tiempos, enfocada a un consumo masivo, como material para los asentadores de filo de navajas.
Como ya introducíamos antes, la piel de Cordovan es la obtenida de la grupa del caballo, de ahí su nombre latino “Anca de Potro”. Las conchas obtenidas, “shells”, son de un tamaño bastante pequeño, en algunos casos no alcanzan ni siquiera el tamaño para obtener un par de zapatos completos. Así debemos saber que un cinturón o un maletín estará siempre formado por varios trozos de Cordovan.

Las pieles de caballo siguen proviniendo hoy en día mayoritariamente de Francia y de Canadá, ya que en ambos países los caballos se sacrifican para consumo humano y, la piel, que en este caso se considera un subproducto, proviene en crudo de los mataderos. En contra del pensamiento común, el resto de la piel del animal también se curte y se comercializa, pero es considerada una calidad inferior a la de vacuno.
Actualmente la tradición de curtido de este cuero se reduce a varias zonas de Europa, América y Japón y en todos casos la producción es bastante limitada y por tanto el producto alcanza siempre un alto precio. A pesar de la demanda, la piel de este tipo es cada vez más escasa y la producción global actual es prácticamente la mitad que no hace muchos años atrás. 

El gran productor mundial, además de reputado por mantener una extraordinaria regularidad en la calidad de sus curtidos, es la compañía familiar Horween Leather Co. www.horween.com , compañía americana fundada en 1905 en Chicago, Illinois, USA, y que desde sus comienzos curte Cordovan. En aquellos tiempos, como hemos comentado, el uso principal era para afilar navajas de afeitado, donde la exigencia de durabilidad la hacía única con ese fin. 
El cuero obtenido por entonces era demasiado rígido para otras aplicaciones, sin embargo Horween consigue a través de su exclusivo proceso de curtición obtener de esta piel una serie de singularidades que abre el horizonte a otros usos alternativos.

  • A pesar de su grosor 1.4 a 2.00 micras, obtiene una gran flexibilidad.
  • Obtiene una infiltración de aceites óptima,
  • Obtiene una patina y un brillo natural sin perder la flexibilidad, que lo hace único.
  • Obtiene un envejecimiento singular y fácilmente reconocible.
  • Obtiene un asentamiento uniforme de la pelambre de la carnaza.
Debido a la escasez de este cuero y a la gran demanda para los más exigentes productos, Horween se ha posicionado como el único proveedor mundial capaz de proveer a las grandes firmas, ya que el resto de proveedores son pequeños y con menos garantía de suministro. Además, el especializado tratamiento de engrasado en caliente la hace diferenciarse claramente de sus competidores. 
Hoy día podemos encontrar curtidores de Cordovan en Sudamérica, Italia, Inglaterra, Japón e incluso en España, pero ninguno ha podido dar el acabado regular de Horween. Su prestigio es tal, que es el único caso dentro de la marroquinería donde el fabricante de productos finales, hace aparecer el emblema de la casa curtidora junto al suyo; algo que ocurre tanto en zapatos, en carteras, cinturones y correas de reloj de Enrile. 

La producción de Genuino Shell Cordovan de Horween es muy limitada y esta casa ha sabido cuidar su reputación, pues no vende este producto al que pueda pagarlo, si no al que pueda trabajarlo y potenciar aún más su valor. Por eso solo vende a algunos artesanos y a casas zapateras de reconocido prestigio.
El Cordovan, como el resto de pieles, tiene en origen un color natural, y su color definitivo se obtiene a través de pigmentación. Sin embargo se identifica el color Nº8 (Berenjena) con el color original, debido a que la marca Alden es el mayor productor de zapatos de Cordovan del mundo, y este ha sido su color emblemático. De una forma u otra, la singular gama de colores de Cordovan lo hacen muy valorado y reconocible.  

Antonio García Enrile tiene una gran experiencia en el trabajo de la piel Cordovan y ha depurado su técnica para fabricar, además de zapatos a mano, otros productos en los que esta piel ofrece ventajas significativas, sobre todo por su resistencia al desgaste y su maravillosa coloración. 
Nos cuenta algunas de las singularidades en la fabricación: “Presenta cierta complejidad a la hora de trabajarlo, empezando por la forma de cortarlo, pues no se trata de una piel que estire más hacia un extremo que hacia otro. No presenta un grosor regular en su totalidad, por tanto para obtener un par de zapatos lo más regulares posible, el cortador deberá poner su mayor atención en que las piezas del zapato derecho e izquierdo tengan el mismo grosor.”

“Para montar el calzado sobre la horma hay que desarrollar cierta técnica, pues esa irregularidad en el grosor y falta de estiramiento, dificulta su montado. El Cordovan al contrario que la gran mayoría de las pieles, se trabaja por la carnaza, es decir por la parte de la piel que está en contacto con el animal, siendo esta cara la que queda expuesta a la vista y al uso.  Por ello cuando se afirma que es una piel carente de poro, no es exacto del todo, ya que el poro se encuentra visible en la cara contraria. Podemos encontrar algunas piezas hechas por la flor, pero no es lo común”.
“Esta piel no debe dividirse para evitar que pierda consistencia, sin embargo hay casos en los que se le aplicará un soporte y podrá dividirse sin miedo a que se pierdan sus cualidades. En correas de reloj y cinturones alomados, se igualará en grosor y luego se le aplicará la técnica del asentado para devolverle su apresto”.

Antonio también nos comenta sobre unas pautas básicas para su cuidado y conservación: “Al ser una piel diferente, el mantenimiento también es diferente. En este caso el mantenimiento es mínimo, ya que al ser una piel rica en aceites internos, no es preciso aplicarle cremas con regularidad, solo esporádicamente y específicas para ello. Se recomienda usar un trapo húmedo y un cepillo de cerdas para eliminar la grasa y lustrar al zapato. En casos de que el cuero se reseque, se puede complementar con algún producto específico para el cuidado del Cordovan. Los puristas dicen que la saliva humana es el mejor producto para ello”.  
“Al utilizarse la piel por la parte interior o carnaza, es común que el pelo se levante en la zona donde dobla el zapato, para evitar este efecto los americanos usan un hueso de ciervo, pero con cualquier superficie bien lisa y poco porosa se obtiene el mismo efecto, aunque nunca se debe utilizar metal”. “Al tratarse de un curtido vegetal nos encontraremos con peculiaridades, tales como:

  • El color podrá variar ligeramente de un modelo a otro o incluso de un zapato a otro del mismo par. Algunos fabricantes aplican alguna imprimación de color, pero esto resta otras propiedades.
  • Colores diferentes según reciban la luz.
  • Una evolución de patina continua.
  • Se arañan y se manchan con cierta facilidad.
  • Produce arruga tipo ola, aunque no en todos los casos.
  • Produce el efecto pull, aclarando su tonalidad en la zona donde se dobla”.
Siendo el precio medio del material de unos 100$ por pie cuadrado, el material por tanto impacta de una forma clara en el precio de los productos finales. Por ello será raro encontrar zapatos por menos de 600 EUR, y carteras y cinturones por menos de 200 EUR.

En definitiva se trata de una piel extraordinaria para el artesano que sepa trabajarla y para el cliente que sepa comprenderla. Lo que es indudable es su gran resistencia al desgaste y su original tonalidad, que la hace especialmente atractiva. 

M.G.G & A.G.E

El Aristócrata

LA VESTIMENTA DEL CAZADOR EN EL OJEO DE PERDICES

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Tradición, cuero viejo, tonos verdes y camel, chaqueta Teba con corbata de lana, zapatos o botas estilo artesanal con Zahones repujados, éstos son los ingredientes para que un cazador vista con elegancia en un Ojeo de Perdices o en una tradicional Montería, las dos modalidades reinas de la caza en España”: José Luis Fernández Conradi

Durante los años de existencia de este blog habéis sido muchos los que habéis pedido que se escribiera sobre la vestimenta del cazador. Sin embargo, mi lejanía e ignorancia sobre el tema ha hecho que lo fuera dejando. Pero para suerte de los amantes de esta disciplina mi buen amigo y experto cazador José Luis Fernández Conradi, se brindó a escribirme el mismo. Y si ya de por sí no fuera esto toda una suerte, su hija, Lucia, licenciada en diseño de moda por el Instituto Europeo de Diseño, experta en ilustración y colaboradora habitual de diseñadores por todos más conocidos, se prestó a hacernos las ilustraciones que acompañan a este artículo. 

VERDE, QUE TE QUIERO VERDE

Dice Ortega, en su célebre prólogo al libro Veinte Años de Caza Mayor del Conde de Yebes que "Cazamos para divertirnos o para alimentarnos". Nos quedaremos aquí con la faceta de diversión señalada por el genial filósofo y, dentro de divertirnos, entenderemos que hay muchos cazadores a los que les gusta divertirse sin olvidar la elegancia en su vestimenta.  
 La vestimenta del cazador debe cubrir unas necesidades específicas y aunar comodidad con elegancia.

La caza ha sido desde siempre una afición de Reyes, muy ligada a las monarquías europeas. Nuestro Rey Carlos III la practicó ya desde muy joven, aconsejado por su abuelo, el rey francés Luis XIV quien se la recomendó como actividad para combatir la hipocondría, que en aquél momento se consideraba un rasgo común y hereditario de los Borbones. Carlos III pareció tomarse muy en serio las recomendaciones de su abuelo, dejando muestra de su enrome afición por la caza y de su elegante indumentaria para estos menesteres, nada menos que bajo la magistral pintura de Goya, de quien podemos admirar el lienzo “Carlos III, cazador” en el que se ve al monarca perfectamente ataviado con casaca larga, color pardo, polainas y la banda del Toisón de Oro, con su perro y escopeta.  
Dicha tradición ha sido conservada por la mayoría de los Reyes españoles hasta nuestros días, alcanzado quizás su máximo exponente en S. M. El Rey Alfonso XIII. Es quizás este monarca quien inicia la “edad moderna” de la caza en España, hacia final del siglo XIX, época en que datan los primeros ojeos de perdices en fincas como la Encomienda de Mudela, Lanchar, Trasmulas o La Flamenca, para a partir de 1900 seguir en La Casa de Campo, El Rincón, El Castañar y bastantes fincas más en la zona centro de España. La caza Mayor es mucho más antigua en España, existiendo bibliografía que data esta actividad en el siglo XIII en Los Montes de Toledo y en Sierra Morena. 

Sin embargo, uno de los monteros más expertos de todos los tiempos, El Conde de Yebes, en el mencionado libro, en el año 1942 "da por sentado que hoy seguimos monteando con arreglo a las mismas normas y prácticas de hace cuatrocientos años, en los mismos terrenos, sin más diferencia a nuestro favor que el perfeccionamiento del arma que empleamos". Como veremos más adelante, en la caza mayor,  la tradición cobrara vital importancia, también en lo que a vestimenta se refiere.
Una combinación adecuada es jersey de cachemira, camisa de villela y corbata de lana, en tonos verdes y camel.

Si nos centramos en el período de 1900-1929, las grandes cacerías giraban en torno a S.M. el Rey Don Alfonso XIII, quien también marcaba las tendencias en la vestimenta de caza. Solía utilizar trajes de lana de tres piezas, con chaqueta amplia, chaleco y pantalón bombacho con brillante y acordonada bota hasta la rodilla. Sombrero en la cabeza y chaquetón tres cuartos o capa. La uniformidad era la nota dominante entre casi todos los asistentes a las regias cacerías de ese momento, copadas por la nobleza, entre los que destacaban grandes cazadores, como el Marqués de Viana, Montero Mayor del Reino. 

Tras la guerra civil, cuando vuelve a reactivarse la actividad cinegética, se abre un periodo extraordinario para la caza de la perdiz en España. Son los años del Gobierno de Franco, en los que la nobleza sigue teniendo gran protagonismo en las grandes cacerías pero también se incorporan políticos, altos militares, empresarios, ganaderos, toreros y profesionales destacados. Entre los años 40 y 80 la caza, tanto mayor como menor, cobra una gran importancia social en España. La vestimenta de los cazadores es siempre elegante y formal, siempre se lleva corbata, chaqueta e incluso trajes de tweed en cotos como La Cepilla, El Castañar o la Encomienda de Mudela.
LA CHAQUETA TEBA

Merece especial atención esta popular prenda de caza, que puede describirse como una chaqueta de lana, sin hombreras ni forro, con solapas continuas, puños similares a los de una camisa, tres bolsillos y una hilera central de cuatro botones. Debe su nombre a Carlos Mitjans, Conde de Teba, llamado familiarmente Bunting y probablemente el mejor tirador español de todos los tiempos. 
Nacido en 1907 con una gran facilidad para el deporte, cazó en muchas ocasiones con S.M. El Rey Alfonso XIII, con quien tuvo gran amistad, tanta, que en una cacería de perdices el Monarca regaló a Teba una chaqueta de lana inglesa. Era tan cómoda para tirar que el genial tirador encargó a un sastre de Zarauz que se la copiara con más bolsillos y una lana nacional. A partir de ahí se empezó a conocer como una Teba. Después el Conde de Teba encargó a la prestigiosa sastrería Bel y Cia de Barcelona, de donde era cliente habitual, que le confeccionara este tipo de prenda en color verde y azul.

Actualmente en su tienda del Paseo de Gracia de Barcelona, Bel tiene una foto dedicada del Conde de Teba, vistiendo la popular chaqueta mientras tira al pichón. La maestría de Teba en el tiro le llevó a ser campeón del mundo de tiro pichón y la chaqueta fue alcanzado gran popularidad. 
El Conde de Teba, el mejor tirador español de todos los tiempos, y Campeón del Mundo de Tiro Pichón, dio lugar a la mítica chaqueta de lana que lleva su nombre.

Hoy día se fabrica en lana, cashmere, paño, tweed e, incluso, en lino y algodón y en multitud de colores. Su uso ya no está reservado a la caza, sino que con corbata se utiliza mucho en vestimenta de sport. Además de Bel en Barcelona, en Madrid las confeccionan con gran estilo y calidad Jaime Gallo, Denis y Montelys. En Zaragoza, Justo Jimeno ofrece también unas Teba de espléndida factura que se venden hasta en New York o en Hong-Kong a través de la selecta sastrería The Armoury.

EVOLUCIÓN DE LAS PRENDAS DE CAZA

En los años 50 empieza a popularizarse el Abrigo Loden, de origen austriaco, en un tejido muy abrigado pero ligero, impermeable, con un maravilloso color verde que podía mimetizarse en cualquier bosque español. Además, las mangas, en la parte que se unen al cuerpo presentaban unas ranuras que permitían al cazador gran facilidad de movimiento en los brazos, para manejar la escopeta o el rifle con gran soltura. Todavía quedan nostálgicos que lo utilizan y no es raro en alguna montería ver unos o varios cazadores que conservan impoluto su abrigo Loden, con quizás más de cuarenta años de servicio. 
Después llegaron las chaquetas austriacas, marcas como Geiger pusieron muy de moda este tipo de prendas, de una lana muy compacta y abrigada, con una única fila central de botones metálicos, dos bolsillos y cuello cerrado en redondo. Incluso se pusieron de moda en llamativos colores y tuvieron gran aceptación entre aficionados a la caza y el campo pero para usarlas en la ciudad, cuando vestían de sport. 

Más tarde, ya en los años 80 aparecieron en España los chaquetones encerados, de origen inglés, cuyo máximo exponente lo encontramos en la marca Barbour, también una prenda mítica entre los cazadores, seguramente todos hemos tenido en algún momento uno, si no varios. Se trata de una prenda muy sufrida, impermeable con cuatro amplios bolsillos frontales más uno trasero, a modo de zurrón, que podía servir para guardar las piezas de caza. Su único inconveniente es que no abriga demasiado, aunque se le podía acoplar un forro interior con el que mejoraba bastante.
A la izquierda, la moda italiana, con Beretta como máximo exponente, ofrece llamativas chaquetas y diseños vanguardistas; a la derecha vemos un cazador que podría vestirse en Holland&Holland o Purdey, máximos exponentes de la sastrería inglesa en el mundo de la caza.

Finalmente, ya cerca de finales del siglo pasado llegan las nuevas fibras, sintéticas pero caracterizadas por su ligereza, flexibilidad y capacidad de abrigo. Estamos hablando de los forros polares y las botas con goretex. Al principio su estética no estaba muy lograda, pero últimamente firmas como Beretta o Aigle hacen algunas prendas francamente bonitas, además de muy prácticas de cara al frio.

Haremos una breve descripción de las dos modalidades “reinas” de la caza en España, el Ojeo de Perdices y la Montería, ya que, como veremos más adelante, el arma, la vestimenta y el equipo del cazador varían bastante de una a otra. 
EL OJEO DE PERDICES

En el Ojeo, un grupo que puede oscilar entre 12 y hasta 50 personas, llamados “ojeadores”, obligan a las perdices a volar por encima de la “línea de puestos” en los que se encuentran los cazadores (denominados “escopetas”) que pueden oscilar entre 6 y llegar hasta los 16/18.

 En el momento en que las perdices pasan por encima de los puestos pueden llevar una velocidad de 80 km/h (nótese que son más de 22 metros por segundo) e incluso más y una altura que puede llegar a los 40/50 metros, por lo que el tiro en esta modalidad es mucho más difícil de lo que algunos profanos en la materia podrían pensar, de ahí la gran pasión que genera entre sus adeptos. 
Clásico y tradicional estilo en zapatos y botas de los artesanos y talabarteros españoles, algo único en el mundo.

Normalmente, una cacería de perdices se practica en fincas que alternan el monte bajo (con tomillo, romero y encina) con terrenos cultivables que, según la época del año, pueden estar con la siembra nacida o en barbecho, unas veces secos y otras embarrados e, incluso con escarcha o placas de hielo. 

El ojeo suele empezar con un desayuno en el caserío de la finca, para después salir al campo, tomando un “taco” (aperitivo a medio día) y seguir cazando por la tarde, en ocasiones casi hasta la puesta de sol. Finalmente es normal una comida/cena también en la casa. Puede hacer mucho calor, mucho frio, llover e incluso nevar no muy intensamente; de ser muy intensa la nevada debe suspenderse la cacería.
Para el tiro en ojeo, el cazador, en esencia, necesita una gran libertad de movimientos en cuerpo y brazos, mucha flexibilidad de cintura, una estabilidad perfecta de los pies en el suelo y, en muchas ocasiones, protegerse del sol en contra (que le dificultaría la visión). A esto deberemos sumar, como norma general, que el cazador debe protegerse del frío, ya que la temporada de caza menor (modalidad en la que se incluye el Ojeo de perdiz) comienza a mediados de octubre y finaliza a primeros de febrero. Las zonas geográficas donde más tradicionales del Ojeo de Perdiz son Castilla La Mancha, Andalucía, Extremadura y algunas provincias de Castilla y León, como Burgos, sin olvidar la Comunidad de Madrid.

En el ojeo se caza con escopeta, normalmente del calibre 12, aunque puede haber quien utiliza el 16 o el 20. Lo tradicional es usar “una pareja de escopetas paralelas” (con los dos cañones a la misma altura) y que el cazador esté asistido por uno o dos secretarios, personas que le ayudan en la carga y en el cobro de las perdices.  Se suelen utilizan dos escopetas (aunque pueden llegar a ser hasta cuatro y seis) para que justo cuando el cazador ha disparado los dos tiros, de forma muy rápida y sincronizada, uno de los secretarios (llamado cargador) se la cambie por otra escopeta cargada. con el objeto de que de forma inmediata, pueda volver a tirar sobre otra perdiz.
Tras la caza en el campo,  el atuendo del cazador debe seguir a la altura de una reunión social, en muchos casos alrededor de una chimenea.

CÓMO VESTIRSE PARA UN OJEO

El genial Miguel Delibes, en “Diario de un Cazador”, hace el siguiente comentario, la noche anterior a salir de caza: “He sacado a la cocina las botas, los pantalones de dril, la camisa vieja, la canana, la percha y la escopeta. No quisiera despertar a la vieja cuando sala de madrugada”. Tras leer este párrafo podemos pensar que qué más hace falta para cazar.

No podemos olvidar que la caza es diversión, relax, evasión, disfrute y otra serie de sensaciones muy personales que conducen a pasarlo bien. Cazar en ojeo hoy día es un privilegio (más aún si se trata de perdiz roja autóctona) y una excelente oportunidad de disfrutar de un estilo de moda que mezcla lo informal con lo tradicional, lo práctico con lo bonito y lo cómodo con lo útil.
Para ir a un ojeo de perdices el cazador deberá procurarse una vestimenta y equipo que le cubran las necesidades ya mencionadas, pero además deberá sentirse a gusto, disfrutar de todo lo que rodea a la pura actividad cinegética. Un caballero que valore la elegancia en el vestir y, además, sea cazador, tendrá una doble oportunidad de pasarlo bien asistiendo a una jornada de esta exquisita modalidad de caza. Es muy normal que la mayoría de los participantes suelan reunir esas dos premisas, gusto por el buen vestir y por la caza, aunque siempre hay excepciones.

Si empezamos por la cabeza, la gorra tipo inglés, con visera es lo más cómodo. El calzado más elegante pueden ser los zapatos de cuero que ofrecen los artesanos tradicionales, con cordones o hebilla y con dibujos repujados a mano, normalmente tratados con grasa de caballo, lo que los hará impermeables. Estos zapatos en muchos casos se hacen a medida y son caros, pero su durabilidad, resistencia y comodidad una vez “domados” los hará baratos a la larga. Una bota baja también es una buena opción si se tiene algún problema de tobillo, ya que irá mucho más protegido.  Deberemos elegir un calcetín abrigado y si optamos por los pantalones bombachos o knickers, las medias altas de colores vistosos son una bonita elección. 
La gorra con visera, tipo inglés, es muy adecuada para la caza en ojeo, ya que evita ser deslumbrados por el sol.

La corbata será siempre bienvenida en estas ocasiones. Lo más recomendables son las de lana, tanto las lisas, las lisas con algún estampado como las que llevan dibujos o motivos cinegéticos. En cuanto a color deberemos buscar la sintonía entre camisa, que debe ser de villela o lana fina y el Jersey, donde el cashmere es una buena opción por lo abrigado y cómodo que resulta. Una camisa de cuadro pequeño en color crudo, con corbata en tonos verdes y jersey beige puede ser una acertada combinación, aunque hay muchas posibles.

Si llevamos chaqueta para los momentos más formales de la jornada, que suelen ser el desayuno y la comida, una Teba en verde o camel siempre quedará bien. Es muy normal, cuando se va a los puestos, cambiarse la chaqueta por una prenda más abrigada y que deje más libertad de movimientos, como puede ser un chaleco sin mangas y amplios bolsillos.
Los pantalones deben abrigar si el día se prevé frío, siendo la lana, pana, franela o incluso los de canutillo son una buena opción. Se deben evitar los que tienen bolsillos exteriores a media pierna y los de tipo pitillo, no son estéticos.

En cuanto a protección contra el frío, los chaquetones tres cuartos de lana (tipo inglés) con amplias magnas son cómodos, sin olvidar los Barbour y otros tipos de acolchados. 

La tradición y elegancia de la sastrería inglesa están presentes también en la vestimenta de caza. Son dos marcas armeras, verdaderamente legendarias, las que a sus escopetas y rifles suman un amplio catálogo de todo tipo de ropa y accesorios para el cazador. Se trata de Holland & Holland (hoy día propiedad del Grupo Chanel) y de Purdey (perteneciente actualmente al Grupo Richemont, dueño de grandes firmas del mundo del lujo), ambas afincadas en el centro de Londres y que ofrecen desde gorras y sombreros, chaquetones, trajes de dos y tres piezas, pantalones bombachos y knickers, botas y zapatos, corbatas y múltiples prendas específicas para la caza, como chalecos sin mangas que incluso llevan una protección extra en el hombro derecho, para amortiguar el golpe del retroceso del arma sobre el hombro.
Tampoco la moda Italiana queda fuera del mundo de la caza. Su máximo exponente es la firma Beretta, en origen fabricante de escopetas, que ofrece elegantes y atrevidas chaquetas, calzado muy abrigado y un gran surtido de jerseys, camisas y corbatas, siempre en colores llamativos que no nos harán pasar desapercibidos.

Continuará….

Texto: José Luis Fdez. Conradi - Ilustraciones: Lucía Conradi

El Aristócrata

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DE LA VESTIMENTA ACTUAL

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Al final todo parece tener un porqué y la ropa de hombre no es ajena a esta realidad. El diseño del que disfrutan hoy los abrigos, los trajes, las camisas, los zapatos y hasta los complementos tiene un motivo, un porqué que encuentra su respuesta en las grandes batallas y en la necesidad del uso del caballo como medio de transporte. 

Difícil sería, por ejemplo, entender el significado del diseño de la actual trenca sin echar la vista atrás e imaginarnos en sus anillas unas granadas de mano y sus sobredimensionados bolsillos ocupados por unos binoculares y unos grandes planos. ¿Qué sentido tiene que la levita del chaqué se alargue hasta las rodillas por su parte trasera pero, en cambio, aparezca cortada en su parte delantera? 
Bastaría pasear a caballo con un abrigo largo para comprender la necesidad de aquellos hombres de hacer desaparecer su frontal – la actual abertura central trasera, sin embargo, les permitía extender cada parte del largo faldón por ambos lados de la grupa. Igualmente, parece complicado imaginarse a los británicos – artífices de la ropa formal de hombre - montando relajadamente a caballo si sus chaquetas no se hubieran cortado con dos aberturas traseras que les permitieran extenderlas sobre la silla. Y de no haberlas cosido con bolsillos en diagonal les hubiera resultado difícil el acceso a su interior. 

Si bien los uniformes y prendas de abrigo de los ejércitos y el uso del caballo han sido los responsables del diseño que todavía mantienen muchas de nuestras prendas preferidas, también han llegado a nuestros días detalles que cuentan con su propia historia. Al motivo de la existencia de botones en las mangas de las chaquetas del que hablábamos semanas atrás, podemos añadir otras curiosidades no menos interesantes. Por ejemplo, ¿por qué hay abrigos con un trozo de terciopelo en su cuello?. 
El continuado uso de esta prenda traía como consecuencia el deterioro de su cuello por contacto con la barba. Evitar tirar el abrigo se solucionaba de manera sencilla, y barata, cambiando el rozado cuello por uno nuevo de terciopelo. Si aceptado está el que las chaquetas de traje se diseñaron con cuello y solapas para al extenderlas y protegerse del frio no parece estarlo tanto el hecho de que el bolsillo de pecho se cosiera para albergar un pañuelo en caso de ser necesario su uso.


¿Por qué la clase noble abusaba de camisas claras y sin diseño? Sencillamente para poder demostrar con su pulcritud y visible ausencia de manchas que no necesitaban trabajar para vivir. A la clase obrera, por el contrario, no le tocaba otra que apostar por marcados diseños a cuadros para disimular con ellos las manchas del día a día. Cuando aquellos nobles se vieron también atraídos por otros colores y diseños, decidieron dejar el cuello y los puños de su camisa en blanco para poder seguir mandando su particular mensaje. 

¿Nos hemos preguntado alguna vez por qué los pantalones de vestir tienen raya? Según cuenta la leyenda fue el príncipe de Gales quien tras mancharse sus pantalones acudió a la tienda más cercana a por otros y escogió unos que estaban doblados y todavía no habían sido planchados. Si Eduardo VIII es el responsable de la popularidad de la raya del pantalón, a Eduardo VII se le atribuye el haber hecho llegar hasta nuestros días la vuelta en este al doblárselo con frecuencia para evitar que se le manchara en la embarrada Londres de entonces.

¿Por qué algunos modelos de zapatos tienen una especie de agujeros –brogueing- en su puntera? Fue la necesidad de los campesinos irlandeses del S. XVIII de secar sus zapatos lo más rápido posible lo que hoy nos permite seguir disfrutando de este detalle. Los mocasines, la corbata, los gemelos, los botones en la parte derecha de camisa etc., todo tiene su porqué, un porqué que el limitado tiempo nos obliga a desvelarlo en futuros artículos.


El Aristócrata

LOS DANDIS, EL PROTOCOLO Y …. NUESTRA CHAQUETA VAQUERA

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Aunque había decido dar respuesta a la petición de nuestro seguidor Eneko y escribir sobre el correcto cuidado de los zapatos, he preferido dejar su artículo para dentro de dos semanas y narraros mi experiencia en mi reciente conferencia sobre protocolo en Valladolid. Y, a petición también de varios de vosotros, os contaré también un poco más de la evolución de la cada vez más maldecida chaqueta vaquera bespoke

Acudí a Valladolid tras la llamada de mi buena amiga Carmen Blanco Naveros para disfrutar junto con ella de una agradable velada nocturna donde se hablo de muchas de las cosas que llevamos en esta página aquí defendiendo durante todos estos años. Carmen, licenciada en Ciencias de la Educación, técnico superior en psicopedagoga MEC y experta en Protocolo hizo una larga e interesante disección de la figura del dandi del S. XIX comparándola además con la de los dandis más actuales. La facilidad de palabra y la experiencia de Carmen en este campo ganada como profesora de protocolo en la Universidad Miguel Hernández de Elche y como contertuliana en el programa “Tal como Somos” de la TVCYL y en “Paralelo” de RNE bastó para arrebatar el salón de actos 
La conferencia se celebró en el Palacio Real de Valladolid, Palacio que fue la residencia oficial de los Reyes de España en Valladolid cuando Valladolid fue sede de las cortes (1601-1606). Se encuentra situado en la Plaza de San Pablo y fue habitado por los monarcas españoles Carlos I, Felipe II y Felipe III así como por Napoleón Bonaparte durante la Guerra de Independencia. En él nació el 8 de abril de 1605 el rey Felipe IV. Desde el siglo XIX acoge la Capitanía General de la VII Región Militar (actual IV Subinspección General) del Ejército de Tierra. 

Antes de la charla tuvimos la suerte de disfrutar de una visita privada donde una experta en historia de Valladolid nos explicó cada una de sus estancias y la importancia de este Palacio en la historia de España. Tras la conclusión de la visita y la ponencia de Carmen pasé a exponer el protocolo del uso de los colores y de las prendas de corbata; haciendo un especial hincapié en el chaqué, el frac y el esmoquin. La audiencia fue de lo más variada, desde el Coronel Jefe del Estado Mayor hasta profesionales del mundo de la comunicación y la empresa así como muchos amantes del buen vestir.
Me llevé diferentes chaquetas para mostrar las diferencias principales entre el estilo británico e italiano. Igualmente, enseñé una corbata y una camisa artesanales así como una corbata y una camisa de gama premium pero industriales para demostrar que por cara que pueda ser una prenda de confección su calidad de terminación no suele estar a la altura de una prenda bespoke. 

Una de las cosas que cada día me llama más la atención cuando doy una charla es el hecho de que cada vez es más frecuente observar, sobre todo en determinados ambientes, como muchas de las recomendaciones que damos en esta página son aceptadas y replicadas por un número mayor de personas. El antes defenestrado pañuelo de bolsillo hoy está cada día más presente, nos empezamos a atrever a dar entrada a calcetines de colores diferentes al negro, los terribles mocasines cada vez se visten menos con traje y un largo etcétera de pequeños detalles por todos conocidos. Desgraciadamente por tener otro compromiso en Madrid tenía que regresar corriendo a Madrid dejando muy buenas preguntas sin contestar. No obstante, con el éxito que tuvo la convocatoria seguro que habrá más ocasiones para responder a estas y muchas más.
No tenía pensado escribir, al menos no todavía, sobre la marcha de la chaqueta vaquera pero como me habéis preguntado por ella varios de vosotros no tengo inconveniente en haceros una pequeña actualización sobre su estado; aunque este no sea del todo positivo.

Tras dejar la chaqueta totalmente cosida, a falta del medio forro interior y los detalles internos, la chaqueta se envió a lavar. Tardó en entrar en la “lavadora” ya que había que esperar tener suficientes prendas para poderla poner en funcionamiento y repartir los altos costes de este tipo de lavado. Nadie sabía lo que podría salir de aquella lavadora ya que nunca había entrado una prenda construida. Los pantalones vaqueros así como las camisas y chaquetas del mismo tejido no llevan ni entretelas ni forros y las consecuencias del lavado son fácilmente predecibles. 
Sin embargo, cuando se abrió la puerta y se nos entregó el casi peor escenario se confirmó. “Casi” porque la chaqueta seguía siendo, con un poco de imaginación, una chaqueta y no se había desintegrado o partida en varios trozos. Fuera este “casi” el resto era, siendo positivo, un mundo de decepciones. Si bien las partes principales y que más nos preocupaban como su largo, su hechura, su forma y medidas de las solapas y mangas no habían cambiado por el resto de la chaqueta parecía que había pasado un largo tren de mercancías. Toda la estructura interior que sirve para dar forma a la chaqueta se había roto, los bolsillos interiores desintegrados y la mitad del forro interior prácticamente desaparecido. 

Ya en la sastrería nos la probamos y al menos comprobamos que efectivamente las medidas no habían cambiado. Como dato también positivo mencionar que sí habíamos conseguido rozar y desteñir las costuras, algo que de haber lavado la tela antes de confeccionar la chaqueta hubiera sido imposible. El color azul de la tela originario era ahora mucho menos intenso aunque todavía no era el azul blanquecino que queríamos. Con poco que perder finalmente decidimos Joaquín y yo que lo mejor sería volver a enviar la chaqueta a la temible máquina de lavado. 
Tras tres nuevas semanas de espera la chaqueta regresó con el mismo terrífico aspecto que la primera vez. Sin embargo, esta vez sí que tenía el color azul roto que queríamos. A partir de este momento y con la chaqueta en la UVI solo nos queda esperar que los cirujanos de Félix Boix 5 puedan rescatarla a la vida y poder mostrar en esta página el resultado final.

Sea cual sea el resultado siempre le estaré agradecido a Joaquín su arrojo y valentía a la hora de afrontar nuevos retos por locos que estos puedan parecer. Una de las frases que se utilizan para motivar a los deportistas de una prueba de fondo es la que dice “Por supuesto que es difícil. Es así como tiene que ser. Si fuera fácil todo el mundo podría hacerlo. Su dificultad es lo que le da sentido”. Esta frase y la conocida “no importa como empieza sino como acaba” seguro que harán que volvamos a hablar de ella en poco tiempo. 
Y si aún así no es posible reanimar a nuestra hoy enferma crónica siempre podremos ponernos nuevamente manos a la obra recordando la frase de Robert Kennedy “solo aquellos que se atreven a tener grandes fracasos terminan consiguiendo grandes éxitos”.

El Aristócrata
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