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LA PRUEBA EN FALFA

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Dice el refranero que cada maestrillo tiene su librillo. Y esto también aplica a la sastrería y a los diferentes métodos utilizados para llegar a un mismo fin: una buena hechura.

Dejando de lado la sastrería industrial donde se adaptan patrones estándares a diferentes fisionomías, en la sastrería tradicional se busca conseguir una hechura única para cada cliente. Esto se consigue principalmente a través de dos métodos: o bien realizando un patrón determinado por cada cliente o bien saltándose la realización del patrón, probando primeramente “en falfa” para a continuación hacer la prueba del hilvanado. Hay también sastres que prefieren saltarse también la realización del patrón y marcar directamente sobre la tela las medidas del cliente.
De justicia es admitir que la prueba de patrón es lo más purista y lo más extendido en las más conocidas sastrerías. Esto garantiza al cliente el contar con trajes muy similares a pesar de que cambie el personal de la sastrería o incluso el propio cortador. Además, evita al cliente tener que tomársele medidas cada ve que quiera una nueva prenda, limitándose este a solo escoger la tela. Igualmente, le permite al sastre ir sobre seguro, no correr riesgos y saber que vas a dar con el corte y las medidas del último traje. También permite hacer sobre dicho patrón las modificaciones que el cuerpo del cliente reclame con el paso de los años y no correr excesivos riesgos con cada nuevo traje. 

En la prueba en falfa por el contrario no se realiza patrón alguno, el cual es sustituido por una prueba inicial donde se ajusta dicha prueba a las medidas del cliente. Básicamente lo que se hace es hilvanar las costuras de la prenda pero sin contar todavía con entretelas, forros, solapas etc. Una vez afinada la prueba se suele utilizar esta como patrón. Es decir es esta prueba, prueba que normalmente se hace con una tela barata ya que se suele luego tirar, la que se utiliza de patrón y se sobrepone sobre la tela definitiva. Una vez sobrepuesta, se corta siguiendo sus medidas la tela definitiva. Esta prueba tiene igualmente sus ventajas ya que por un lado permite al cliente contar según le guste en cada momento con un traje de una hechura diferente, y por otro otorga rapidez en el proceso.
He tenido la suerte de contar con trajes cortados siguiendo el modelo de uso de patrón y el de la prueba en falfa y sinceramente no tengo una opinión sobre qué técnica consigue mejores resultados. Es más me atrevería a decir que si lo que buscas es conseguir que tus trajes se parezcan lo más posible la realización del clásico patrón puede ser la mejor fórmula. Si por el contrario eres de los que prefieren a cada traje incluirle una nueva hechura – un nuevo largo de la chaqueta, unas solapas más anchas, un pantalón más estrecho etc. – probablemente esta prueba en falfa sea más recomendable. Dicho esto, como digo, a tenor de los resultados de una y otra técnica no veo que una consiga claramente unos beneficios estéticos mejores. 

D. José María Reillo me ha hecho trajes con patrón y en falfa y en su caso tampoco me atrevería a decir qué trajes me han gustado más. Según sus palabras, si tengo tiempo y no me importa acudir a la sastrería a probarme un par de veces más, él prefiere, al menos en mi caso, probarme en falfa; entre otras cosas porque avanza más rápido y evita sorpresas por mi continuo cambio de peso según la temporada de entrenamiento en la que me encuentre. También debo decir que cuando por motivos de trabajo he estado larga temporadas lejos de casa, mis trajes los ha hecho siguiendo el patrón que tiene actualizado de mi en su sastrería. 
Otra de las cosas que tampoco hace D. José María es realizar esta prueba con una segunda tela. Directamente utiliza la tela final para confeccionar esta prueba. En sus propias palabras: “si después de cincuenta años de profesión necesito una segunda tela para evitar equivocarme mal vamos”. Precisamente para no equivocarse marca innumerables ajustes a realizar. El tiempo utilizado en esta prueba es incluso mayor que en el de la primera prueba de hilvanado clásica. 

Con la tela puesta se define la altura del talle, del botón central, del largo de la chaqueta, las mangas…Se inserta la hombrera y se ajusta el hombro, se define el ajuste de la espalda y la altura de los bolsillos se termina de definir. Después de esta prueba se arma la chaqueta y se va directamente a la segunda prueba, prueba donde la chaqueta está ya muy avanzada y ajustada en medidas. No obstante, esta prueba la veremos en unas semanas y así poder vosotros mismos juzgar sobre si esta prueba consigue el objetivo final; porque en lo que sí estaremos de acuerdo es en que al menos en el caso que nos ocupa lo importante no es el camino que se recorre sino el resultado final de ese camino. 
PD Esta semana estaré de vacaciones por lo que pido disculpéis mi ausencia hasta el próximo sábado 22. 

El Aristócrata

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