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ZAPATOS PARA EL VERANO: DE GOMMINOS, ALPARGATAS Y MOCASINES

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En plena primavera, los calcetines empiezan a sobrar. Cierto que aquí en Madrid el calor ha tardado en aparecer, pero de acertar las previsiones las lluvias y las temperaturas templadas nos dejarán ya en los próximos días. El calor llega para quedarse.

No es fácil encontrar zapatos de vestir más frescos que los de invierno. Bien se merecen un paréntesis los zapatos de rejilla que los zapateros artesanales austriacos llevan elaborando manualmente durante años. Sin embargo, y a pesar del grado de artesanía empleado en los mismos, estos modelos no son del agrado de todos nosotros; al menos a mi personalmente no me terminan de convencer y menos en una vestimenta de traje. Cierto que los calcetines de algodón de verano son bastante más livianos que los de lana de invierno, aunque seguramente no lo suficiente como para sentir un gran alivio al llegar a casa. De hecho, cambiar el Oxford por un mocasín de piel y menos armado parece ser una de las primeras cosas a hacer al llegar a ella. 

Toca, igualmente, reconocer que, aunque también hay sandalias donde se ha puesto un gran cariño y destreza, y con seguridad su frescura estará garantizada, no son tampoco un zapato del gusto de muchos nosotros. Las alpargatas, un zapato muy nuestro, es perfecto para los momentos más relajados del día y, seguramente, la mejor opción para los días de gran calor y relax. No obstante, aunque nuestras queridas alpargatas se confeccionen hoy con increíbles bordados y terminaciones de lo más interesantes no dejan de representar al zapato más informal del verano. 

Otro rápido paréntesis aquí para animar a aquellos que se dejan llevar por el marketing o la “marquitis” a que apuesten por las alpargatas españolas de “toda la vida” y no caigan en la tentación de hacerse con modelos que parecen haber sido fabricados lejos de nuestras fronteras. Muy probablemente también esas alpargatas habrán salido de alguna de nuestras fábricas del País Vasco, Murcia o de la Rioja. Además, una alpargata es, y así creo que debería seguir siendo, una alpargata, es decir, un calzado de gran sencillez, con una loneta y su característica suela de esparto, elaborado a mano y sin mayores pretensiones. Es decir, carece de sentido pagar por ellas lo que hoy empieza a ser norma. Si a alguien le interesa aquí dejo un link con una reflexión que escribí hace tres años sobre los productos más famosos que se fabrican en España y que pudiéramos no ser conscientes.

Con todo ello presente, no resulta del todo sencillo encontrar un zapato para vestir en el tiempo libre y que aúne comodidad, frescura, cierta elegancia y que sea relativamente vestido. Quizás uno de los pocos que podría darnos todo ello sería el tipo gommino o, también, los mocasines de piel blanda. Los gominnos tienen la particularidad de contar con pelotas de goma – conocidas como gomminos - en la suela, algo que no los hace aptos para todos los públicos. Algunos podrán achacarles que no son particularmente cómodos y otros que su uso intensivo pudiera terminar desgastando dichos tacos de goma y hacer a zapato inservible. 

Como usuario de ellos no he llegado nunca a desgastarlos tanto como para no poderlos usar – cierto que tampoco es que los maltrate mucho -. Respecto a la comodidad, requieren acostumbrarse a ellos ya que al no pisar con la totalidad de la planta del pie pudieran no resultar los mocasines más cómodos. No obstante, a quienes no les gusten los gomminos pueden encontrar este mismo zapato con suela estándar. Aunque no resulta difícil acostumbrarse a su pisada, en lo que todos los que los vestimos estamos de acuerdo es en que a pesar de haber podido nacer para acompañar a los pies de los conductores, no son, ni de lejos, la mejor opción para ello al no poder tener fijado el pie ni al suelo ni poder pisar con seguridad los pedales.

La mayoría de los gomminos son muy parecidos, si bien se pueden encontrar modelos donde un cordón hace de lazadera para ajustarlo, otros sin él y otros con algún adorno metálico a la altura del empeine. Y como siempre, también en los gomminos menos es más. En cuanto a las pieles, las opciones son igual de variadas. Desde las más cómodas de nobuk o ante hasta las más vestidas de piel. Si bien efectivamente los gomminos de piel pudieran resultar más elegantes que los de ante, es el color del zapato el que verdaderamente determina el uso de uno y otro zapato. 

Además de los gomminos encontramos otros zapatos con corte de mocasín de fina piel que básicamente actúan como un guante para el pie. Su elaboración es bastante más sencilla, así como su aspecto. Seguro que todos recordareis, y hasta vistáis, los mocasines internacionalmente famosos de Jesús Canovas, mocasines vestidos desde por Julio Iglesias hasta por Favio Briatore o George Clooney. Este tipo de mocasín, no solo los del zapatero ilicitano, destaca por su enorme ligereza y su piel extrafina lo que los acercan más a una alpargata que a un zapato mínimamente armado. 

Se prefiera la alpargata, el mocasín tipo guante o el gommino parece recomendable antes de optar por uno u otro saber donde se va a vestir. Dicho esto, los tres modelos son perfectamente válidos y, lo que es más importante, totalmente compatibles. Y para terminar una recomendación: si su piel es especialmente sensible pudieran sus suelas, las de los tres modelos tratados, resultarles algo abrasivas por lo que preste atención a tanto a la suela como a la plantilla. Esto es especialmente importante en esas alpargatas donde el pie está en contacto directo con el esparto. 

El Aristócrata


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