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BESPOKE LXXII: TOMA DE MEDIDAS EN UN ZAPATO MTM

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Por fin llegó el día. Definido el diseño del zapato llegó el momento de probar la horma que mejor se ajusta al pie, decidir el tipo piel y suela y empezar con el montado.

Hace aproximadamente un año, quedé con Antonio García Enrile  a almorzar en la que fue su casa muchos años, el Real Club Pineda de Sevilla. Después de hablar durante casi todo el tiempo de una de nuestras pasiones, el PRE, finalmente también lo hicimos de un zapato que llevaba tiempo rondándome por la cabeza. 
Aunque en un principio manejé la idea de montarlos sobre las hormas de los zapatos que me hizo Norman, la verdad que como me explicó Antonio no tenía mucho sentido pues entonces el zapato final no iba a ser ni de uno ni de otro.  Como sabéis a mi me gusta que el artesano me realice su “pieza” y no la que a mi a priori pudiera gustarme tener. Siempre he preferido tener un traje de, por ejemplo, Agustín a que Agustín me haga mi traje o un vaquero de Fernando a que siga a pies puntillas mis deseos. Ni que decir tiene que esto es solo una opción personal y me parece más que lógico que la mayoría de la gente que acude al servicio a medida sea para conseguir su traje o su vaquero y no lo que quiera el sastre. 
Por esto mismo, fue por lo que le dije a Antonio que pensara en algo interesante y diferente y que fuera su zapato y no el mío. Si bien al principio reconoce que se quedé algo bloqueado pues tenía total libertad para hacer un modelo vestido, su verdadero sería hacer algo muy especial y nunca hecho antes por él. Si bien la técnica de cortado de piles y montado del zapato sería similar al de sus zapatos MTM estrella, en este zapato había que probar ciertas cosas como el ajuste de botones; detalle que nunca se había hecho antes.
A pesar de que los zapatos de Antonio se producen exclusivamente por encargo sobre diseños estándar pudiendo hacer alguna pequeña modificación, Antonio tuvo el detalle de hacerme un modelo totalmente nuevo pues el reto le parecía interesante. Decidido más o menos el tipo de zapato y tras varios meses de espera volví a encontrarme con él en su taller de Monte Carmelo para retomar el proceso. 
Al haberme hecho ya zapatos Antonio, conoce mis pies pero no obstante decidió repasar las medidas sobre la horma que mejor va mis medidas y así conseguir el mejor y más cómodo ajuste. Posteriormente hizo unos preciosos zapatos de cordovan de la casa Horween para exponer en la tienda con mi horma corregida y fueron precisamente estos sobre los que comprobó el calce de ambos pies. A pesar de tener pies bastante estándar siempre hay alguna característica que no coincide exactamente con la horma estándar, en mi caso, por suerte, solo la altura del empeine.  
Definidas las medidas, dibujó en un folio la idea que tenía del zapato y me la explicó. Aunque la belleza de un Oxford plain o semi-brogue es difícil de batir, cuando se tienen varios de estos modelos, o como en el caso de Antonio se hacen continuamente, apetece probar cosas nuevas y hasta muy diferentes. Por ello, Antonio decidió también arriesgar y diseñó un Oxford con puntera semi brogue y con un falso cierre de botones. También el color se buscaba que fuera diferente al clásico negro o al extendido marrón, de ahí que la parte inferior del corte la vaya a realizar en una piel box-calf azul marino de tenería Dupuy. Por su parte, la superior se hará en un ante fino de cabra, y todo ello de una sola pieza.  La utilización de dos cueros con tan diferente cuerpo, constituye otro reto más, pues para conseguir un bonito corte hay que dotar al ante de la misma consistencia que el boxcalf.
Para el ajuste del zapato se utilizará una botonadura antigua de botas, con cordón elástico, Esto hará que no haya que atar ni desatar ningún tipo de cordón para ponerse o quitarse el zapato. Esto conseguirá un calce rápido pero tendrá el inconveniente, de no haberse conseguido una buena hechura, de que el pie baile dentro del zapato sin haber remedio para evitarlo. 
Al ser el azul un color todavía poco frecuente, se utilizará un hilo azulón, además de una costura “picado sastre” en el mismo color de hilo. Para la planta de montado, así como el cerco y la suela se utilizarán cueros de la curtidora alemana  Joh Rendenbach. Una de las partes más interesante de esta suela es que tendrá una cintura de violín en la zona del enfranque consiguiendo un efecto estético muy bonito. En la costura del cerco se usará la técnica consistente en levantar un hendido donde esconder la costura, costura que quedará oculta una vez cerrado el hendido. De esta forma no se verá costura ni en el cerco ni en la suela. A posteriori se le pasará la ruleta y de esta forma el filo quedará marcado aunque limpio de costura.
Antonio odia hablar de fechas de entrega pero al oír mientras tomábamos café que “ya huele a Feria” nos emplazamos a la Feria de Abril para tener listos los zapatos. De lo que sí no hablamos fue del precio pues al preguntarle cuánto costarían me dijo que no me preocupara: “no te preocupes por lo que te vayan a costar, sólo pagarás por ellos lo que valen”. 

El Aristócrata

¿CÓMO ES UN BUEN PARAGUAS?. EL PARAGUAS ARTESANAL

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Pocos son los paraguas que hoy llamen la atención por su bonito diseño o por contar con una gran calidad. En un sector propiedad casi en exclusiva del negro y de baratos modelos, este complemento se sigue fabricando artesanalmente en unos pocos talleres del mundo, ofreciendo infinidad de alternativas entre las que escoger. 

Aunque hoy el paraguas sea utilizado únicamente para protegerse de la lluvia, en sus orígenes, S. XI antes de Cristo, este servía para mostrar estatus social y solo las mujeres lo usaban a modo de parasol. Habría que esperar hasta el S. XVIII para que empezara a ser usado también por los hombres quienes hasta la fecha se valían de la capota de los coches de caballo para llegar lo menos mojados a su destino. 
Fueron los ingleses quienes vieron en el paraguas el mejor aliado para su lluvioso clima y empezaron a elaborarlo artesanalmente. En 1852, Samuel Fox confecciona en un pequeño taller de Stocksbridge un paraguas artesanal cuyas medidas definirán para siempre la forma que este todavía hoy conserva. 
Sea porque termina perdiéndose o porque no se sabe valorar el trabajo realizado en un buen paraguas artesanal, la realidad es que no muchos hombres le prestan atención adquiriéndolo en sitios baratos u optando por largos modelos negros con puños de plástico. Sin embargo, un paraguas de calidad es fácil de diferenciar. 
Más allá de que el paraguas negro sea excesivamente formal y debiese estar destinado solo a actos como bodas o entierros, el hacerse con un paraguas a medida permite optar por infinidad de colores y estampados. Además, se podrá contar con diferentes modelos para los conjuntos de sport y formales. Igualmente, como todos los productos con mimo elaborados, un buen paraguas artesanal durará muchos años pudiéndose reparar llegado el momento. 
El bastón, mejor si todo él es una pieza entera, deberá ser de bambú, material muy duro y además lo suficientemente elástico para resistir el viento que muchas tormentas traen consigo. El puño podrá estar recubierto en piel o fabricado en materiales tan diversos como plata, ébano o  cuerno. 
Hoy tejidos como el algodón son impermeabilizados lo que permite escoger entre infinidad de telas. No obstante, la clave de un buen paraguas, y de su durabilidad, son los materiales con los que se ha confeccionado y la calidad de la mano de obra empleada. Unos buenos rayos, de número nunca inferior a ocho varillas, de calidad bien cosidos y fuertemente unidos a los tacos, y un cuidado armazón de costillas son las claves de la longevidad del paraguas. 
El cosido de las varillas, opciones para la longitud de las mismas, el propio clavado de las pestañas, la unión de los rayos o un único tallo de madera hablarán de la calidad del trabajo del paragüero. Otros detalles como la terminación de costuras de ojales y pestañas o la calidad de la contera definen al paraguas artesanal de calidad. Y si además ha sido elaborado a medida y a gusto todos los detalles del cliente, difícilmente se nos olvidará en el taxi. 
La mayoría de las tiendas de paraguas de calidad han tenido su sede en Inglaterra. No obstante, como también ha ocurrido en la sastrería, ciudades como París o Milán vieron una oportunidad de negocio reinventando el estilo sobrio inglés pero manteniendo su alta calidad  en la confección. Hay casas paragüeras que vieron cumplir los ciento cincuenta años como Thomas Brigg & Sons en Londres, Boutique Bétaille en París, comprada en 1919 por la propia Thomas Brigg & Sons o la italiana Francesco Maglia quienes han estado detrás de los paraguas de las Casas Reales de medio mundo.  
Aunque hoy la propia Thomas Brigg & Sons forma parte de Swaine & Adeney habiendo perdido sus paraguas en la oferta final del comercio la importancia de antaño, todavía hay casas como las italianas Ombrelli Maglia y Mario Talarico que elaboran paraguas como se hacía hace casi doscientos años. Estas dos casas paragüeras son hoy probablemente las más reputadas del mundo por contar con el mayor grado de especialización en los diferentes procesos. Esto les ha permitido estar detrás de muchos de los paraguas fabricados por otras conocidas marcas paragüeras. 

PD Recordad que el paraguas cerrado debe llevarse con la contera siempre por delante. Es la mejor forma de asegurarse de no molestar a los que caminan por detrás. 

El Aristócrata

LA CALIDAD, EL MEJOR ALIADO DE LA SOSTENIBILIDAD

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Concluido Davos, un dato que poca gente parece conocer es que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta, solo por detrás del petróleo. 

Este dato alertado entre otros por Forbes pone de manifiesto el daño que la conocida como fast fashion está haciendo al medio ambiente y, consecuentemente, a la salud. La bajada en los precios, un mayor poder adquisitivo, la rapidez de las modas y la escasa calidad de estas prendas ha traído consigo que hoy se compre cuatro veces más ropa que en los años noventa. 
El fast fashion repone en sus estanterías dos veces por semana sus propuestas, promoviendo un consumo indiscriminado de una ropa que puede no llegar a vestirse más de unas cuantas veces. De hecho, según los estudios de James Conca, colaborador en Forbes, una prenda de fast fashion que se vista menos de cinco veces y se tire solo treinta cinco días después produce un 400% más de emisiones de carbono que otra que se use cincuenta veces y permanezca en el armario un año. 

La industria textil es responsable del 20% de los productos tóxicos que se vierten al agua. En países como Uzbekistán, el sexto principal productor de algodón, se han agotado los recursos de agua del Mar Aral (uno de los cuatro lagos mas grandes del mundo) y la industria pesquera en la región ha desparecido. Como apuntó Ecowatch, en apenas cincuenta años su nivel de agua ha disminuido hasta menos del 10 % respecto antes. Los fertilizantes y pesticidas utilizados en el cultivo del algodón y el proceso de teñido de las prendas, además de contaminar el agua, requiere de tal cantidad de ella que la presión actual sobre las reservas de agua dulce es enorme. 
Mar de Aral

En el análisis que Greenpeace hace de la actual situación pone de ejemplo el río Citarum, en Indonesia, uno de los más contaminados del mundo por la multitud de fabricas de ropa situadas a lo largo de sus orillas. Las pruebas que han realizado revelan que el agua de este río contiene cantidades alarmantes de plomo, mercurio, arsénico y muchos otros productos químicos tóxicos vertidos por la fabricas textiles directamente al río y sin realizar la más básica filtración química. 

Pero esto no solo ocurre en zonas de agua dulce sino también salada como ha puesto de manifiesto Global Microplastics Initiative. Este proyecto tras realizar un muestreo en dos mil peces marinos y de agua dulce encontró en el 90% de ellos fibras de ropa. Otros datos no menos preocupantes indican que se necesitan setenta millones de barriles de petróleo al año para fabricar el poliéster utilizado en muchas prendas de ropa y más de doscientos años para que se descompongan. Para las prendas de rayón, viscosa o lyocell es necesario talar al año setenta millones de arboles. 
Río Citarum

El consumo masivo actual de prendas de algodón tampoco es un buen camino pues utiliza el 24% y 11% de insecticidas y pesticidas respectivamente del mundo, algo que perjudica enormemente tierra y agua. Alarmante también es el dato de que un cuarto de todos los productos químicos del mudo son destinados a la industria textil. Esto por no hablar lo que contamina el transporte a todos los rincones del mundo de todas estas toneladas de ropa, los pesticidas utilizados y los productos químicos necesarios para mantenerla limpia. 

La fast fashion es en gran parte responsable de los 150 billones de prendas que se producen anualmente o lo que es lo mismo de las veinte nuevas prendas por habitante al año que salen al mercado. Si un americano tira a la basura treinta y cinco kilos de ropa al año y un español siete, parece claro que o bien se está comprando mucho más de lo que se necesita, que al calidad de lo que comprado es muy justita o que su diseño pasa muy pronto de moda. 
Frente a este fenómeno encontramos en las prendas de calidad, artesanales e intemporales un gran aliado. Aunque esta es igual de contaminante no es necesario contar con tanta ropa pues dura infinitamente más y no pasa de moda tan rápido. Además, un buen traje, abrigo o un buen zapato permite una serie de reparaciones imposibles de realizar en la mayoría de las prendas de las marcas low cost, lo que se traduce en una prenda francamente duradera. 

El Aristócróata

CLAVES DEL ZAPATO DE HEBILLA

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Por unos amado y por otros no entendido, este modelo de zapato goza de gran aceptación en países como España e Italia.

Aunque difícil verlo en los pies del más purista inglés – este entiende que algo con adornos metálicos no puede tener cabida en cualquier atuendo mínimamente formal -, la realidad es que hoy se viste acompañando tanto a trajes como a conjuntos de sport. Además, los modelos de hebilla realizados por ciertos artesanos zapateros aportan un estilo difícil de conseguir con cualquier otro modelo. 
Los “monk” deben su nombre al zapato elegido por los monjes para desbancar a las poco protegidas sandalias que usaban hasta entonces. Situado en un paso intermedio entre el formal Oxford y el más informal derby, su versatilidad permite vestirse tanto con el mejor traje azul marino y, también, con unos sencillos jeans. Si bien ni con chaqué ni esmoquin es correcto, bastará con acertar con su color para saber qué modelo combina mejor con uno u otro conjunto. 
Si el modelo más polivalente es el marrón oscuro, el burdeos cada día gana más adeptos acertando con conjuntos tanto de corbata como sin ella. Si el doble hebilla negro sigue siendo un “must”, la realidad es que su protagonismo de antaño ha dejado paso a otros colores. No obstante, el popular traje azul marino admite de buen grado tanto este color como otros marrón o cercanos al burdeos. El gris por su parte prefiere las tonalidades oscuras de marrones. 
Un modelo particularmente interesante es el doble hebilla de ante. Aunque más informal que el de piel estándar, incorpora una nota de estilo difícil de conseguir con cualquier otra terminación. Asegurándose de que el corte del traje es lo suficientemente dandi como para combinar elegantemente con este zapato se habrá acertado. Los trajes de corte más clásico quedarán con seguridad mejor con una piel que no sea de ante. 
A pesar de que se vean zapatos de doble hebilla con adornos tipo “brogue” en la puntera, o incluso en las palas, lo cierto es que las hebillas ya de por si tienen la suficiente personalidad como para no necesitar dibujo alguno más. Una puntera limpia o solo una fina línea es todo lo que necesita para no parecer sobrecargado. Otro modelo especialmente elegante es el doble hebilla cuyas hebillas apuntan al talón del zapato y no aparecen cosidas en vertical. 
Estas terminaciones conocidas como cutaway suelen ser más visuales con los conjuntos de sport, aunque de acertar con el diámetro de boca de pantalón y la línea del zapato el resultado puede ser también bien recibido con traje. Las botas balmoral, zapato que ha acompañado históricamente al chaqué, o las conocidas como botas Chelsea, empiezan también a hacerse en horma de doble hebilla con resultados increíbles. 
Si los amantes del vestir más refinado hacen coincidir el color de las lazaderas de sus tirantes con el de sus zapatos, también estos se aseguran de que el color de las hebillas de sus zapatos coincide con el de su reloj o el de sus gemelos. No obstante, como ya se ha apuntado en esta columna en otras ocasiones, todo lo que parezca demasiado forzado o pensado no suele ser elegante. 
El doble hebilla puede, perfectamente, compartir espacio en el armario con el de hebilla simple aunque, preferencias aparte, este último carece del estilo del primero. Dicho esto, lo que sí se debería evitar es optar por zapatos de tres hebillas o de dos donde ambas hebillas estén muy próximas. 
Independientemente de las modas, siempre malas consejeras, téngase en cuenta la recomendación de dejar las suelas de goma para el entorno rural. Tampoco vestir los doble hebilla sin calcetines parece lo más higiénico, independientemente del resultado estético y lo de moda que esté.

El Aristócrata

EL ARISTÓCRATA CUMPLE 10 AÑOS Y LO QUEREMOS CELEBRAR

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Estamos de aniversario. ¡El Aristócrata cumple 10 años!. 

Concretamente el miércoles 2 de abril de 2008 escribíamos nuestro primer artículo: “Bienvenidos a todos al blog del Aristócrata”.  A este le siguió “Giovanni Agnelli vs Carlos de Inglaterra” y a este “El gran desconocido: el zapato negro y con cordones”, y así hasta 464 artículos. 

Curiosamente, cualquiera de aquellos artículos escritos hace ya diez años podría ser el de esta semana. A pesar de todas las carencias de este blog, que sin duda son muchas, si de algo me siento orgulloso es de, además de ser el blog de moda clásica más antiguo de cuantos hoy existen, también de haber sido fiel a la idea original con la que nació. Ni modas, ni marcas, ni patrocinios, ni tentación alguna ha conseguido cambiar esto en todos estos años. De ahí que cualquiera de los artículos escritos podría hoy volverse a publicar. 

Todos los que en algún momento de su vida hayan tenido un blog o simplemente hayan escrito para ellos o para algún medio saben lo difícil y la constancia que requiere escribir con puntualidad una columna. Y si no hay contraprestación económica alguna, justificar sacrificar el tiempo personal en pos de un ideal no resulta fácil. Cierto es que los banner que aparecen en las columnas laterales ayudan, pero ni de lejos compensan las horas de trabajo que mantener un blog de este tipo requiere. Sentarse a escribir viernes, sábado y domingo mientras otros disfrutan de sus diferentes hobbies exige una mezcla de profesionalidad y estupidez; más si, como es mi caso, la verdadera ocupación dista mucho del blog y los hobbies de los que disfrutar son de lo más diversos e interesantes.

Pero reflexiones a parte, ahora toca disfrutar aunque sea solo una tarde de todo lo conseguido, de los amigos y lectores que se han hecho en esta larga caminata, de los artesanos, sastres, camiseros, zapateros, corbateros o sombrereros que hemos conocido, de los más fervientes críticos, de los seguidores más acérrimos y de los enemigos más despiadados. De todos ellos son estos diez años y a todos ellos debo seguir hoy aquí. Con ellos y con todos vosotros me gustaría celebrar que aunque diez años más viejos aquí seguimos todos, aunque sea de vez en cuando, leyendo esta página hoy quincenal. 

Solo dispongo de cien invitaciones. Aunque parezca un número elevado sé por experiencia que no serán suficientes para poder brindar con todos aquellos a los que les gustaría asistir. Por ello, como en ocasiones anteriores se otorgarán por estricto orden de confirmación. Cada persona podrá reservar un máximo de dos invitaciones y deberá aportar el nombre completo y el DNI de ambas; DNI que se pedirá a la entrada y que será obligatorio llevar consigo.

Para evitar que alguien confirme, luego cancele o no se presente, privando a otro interesado de poder asistir, aquellos que confirmen y luego por el motivo que fuere no asistieran no podrán asistir a ninguna otra actividad que se realice a lo largo del 2018. Igualmente, aquellos que confirmaron su asistencia a la charla que sobre el esmoquin di también en el Casino y finalmente no asistieron no podrán asistir esta vez. El motivo no es otro que evitar que gente verdaderamente interesada en asistir no lo puedan hacerlo por no haber sitio. 

Dicho esto, me encantaría veros a todos en el evento del décimo aniversario de El Aristócrata. Este se celebrará el próximo jueves, cinco de abril, a las 20 horas en el Casino de Madrid situado en La Gran Vía de Madrid Nº 24. Código de vestimenta. Hombres: traje. Señoras: ¡sorpréndannos!. 

Nos vemos.

Confirmación en: elaristocrata@elaristocrata.com 

El Aristócrata

EL ESMOQUIN DE PRIMAVERA

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Con las lluvias de los últimos días nadie diría que la primavera se encuentra ya llamando a la puerta. Sin embargo, basta un paseo por cualquier jardín para observar como las hortensias empiezan a brotar y que es solo cuestión de días que el color y alegría propia de esta temporada haga su aparición.

De todas las prendas del armario hoy considerado como formal, es el esmoquin la que más me atrae. Frac no tengo – ojalá me invitaran a algún evento donde apareciera este como etiqueta, tendría la excusa perfecta para hacerme uno – y los chaqué apenas los uso – cada vez son menos los actos de mañana donde se exige su vestimenta. En cambio, el esmoquin siempre hay ocasiones que lo reciben de buen agrado. 
Ya hemos contado en esta página su origen, sus usos, los diferentes modelos, los detalles, el de las prendas que lo acompañan, y hasta hemos escritos dos largos artículos detallando su proceso de confección a medida. Sin embargo, nos quedan todavía dos artículos pendientes: el esmoquin de mujer, artículo que narraré próximamente usando como referencia el que hace unos meses D. José María Reillo hizo a una mujer muy especial, y el esmoquin formado por una chaqueta de fumar y un pantalón independiente. O como he decidido llamar a este último: el esmoquin de primavera. 
El clásico esmoquin negro o azul media noche no tiene parangón en elegancia y clasicismo. Por mucho que se empeñen diseñadores en reinventarlo no conozco a ninguno que haya conseguido con su creación mejorar lo ya existente. Por ello, si solo un esmoquin se pudiera tener debería ser este: el clásico negro. Una vez se cuente con una versión de hilera sencilla y otro de hilera cruzada quizás nos apetezca probar con algo más atrevido. El adjetivo “atrevido” no hace referencia a lo que hoy se ve por ciertas Galas del Cine o por algunas pasarelas de moda. Por el contrario, en nuestro caso, hace referencia a un esmoquin de color diferente al negro, con detalles de costura ausentes en aquel pero de corte formal aunque menos protocolario. 
Como los proyectos que son un poco especiales llevan su tiempo, empezamos a trabajar con Joaquín Fernández en esta prenda hace ahora un año. Fue después de encargar la tela a finales del invierno pasado cuando nos pusimos como meta tenerlo listo para esta primavera. Difícil hubiera sido tenerlo terminado la pasada por lo que lo más lógico parecía hacer las pertinentes pruebas a comienzo de la primavera de este año. De poco sirve dejar lista una prenda de un año para otro pues raro es el cuerpo que no varia aunque sea unos gramos de un año para otro. 
No mucha gente trabaja con una mente tan abierta y a la cual la puedas molestar durante tantos meses enviándole fotos de ideas o sugerencias. Y para estos casos Joaquín es toda una garantía. Su paciencia, como ha puesto de manifiesto en infinidad de ocasiones, no conoce límites y aguanta estoicamente todas las “chuminadas” - como él las llama - de clientes tipo yo. Pero también es perfectamente consciente de lo que representa ese primer traje para un chaval joven y lo recibe y atiende cuantas veces sea necesario hasta que se decide. Si quieres ver como corta tu prenda no tienes más que decírselo y te llamará cuando se ponga a ello. Te bombardeara a whatsApps con fotos de tu chaqueta y te hará participe del momento de confección en el que se encuentra. Obviamente, si lo que te interesa es solo tener tu traje listo sin ser molestado sobre cómo se ha llegado a él sabrá limitarse a llamarte a las indispensables pruebas y entregártelo. Y si son varias prendas y no le rompes su rutina encantado se acercará a tu casa a probarte…y lo que surja. 
El concepto relajado de su sastrería se aprecia en detalles frescos como es el hecho de que no te dé hora para probar. Cuando la prueba está lista puedes pasarte a tu prueba. Si bien esto a no todo el mundo puede gustar no deja de ser una muestra de cercanía. Reconozco que yo mismo he sufrido en mis carnes ir a Langa y tener que esperar a ser atendido durante una larga hora pues aquello parecía el mercado en hora punta. Pero por otro lado puedes ser testigo de cómo Florentino Pérez le dice que la mitad del premio al empresario del año se lo debe a sus trajes. O de como Bertín Osborne y Arturo Fernández bromean sobre quien de los dos ha tenido en su vida más éxito con las mujeres. Arturo, ¡por supuesto!. Y allí en medio, independientemente de quien seas, eres uno más. 
El terciopelo tiene una serie de características que no lo hace fácil trabajar. Una vez cortado, y sobre todo cosido, no agradece de buen grado las correcciones. De ahí que las pruebas intermedias sean recomendables. Aunque como veremos en el esmoquin de mujer, el azul marino de Holland & Sherry es francamente elegante, Holland tiene otro azul, este que sale en las fotos, que rompe todavía más con la formalidad de esta prenda. Y fue este azul cielo fue el que escogí para este esmoquin. Pensado para vestirse en primavera, difícil hacer lo propio en verano por lo pesado y caluroso del terciopelo, tocaba buscarle un pantalón con el que combinar. Si bien un pantalón tipo tartán  podría quedar bien, quizás su uso sea bastante limitado. Por ello, aún pecando de terminar siendo demasiado clásico, escogí un pantalón, también de Holland, en azul media noche y de corte similar al del clásico esmoquin. Además, este tono es de los pocos colores que no roba protagonismo alguno al resto de las prendas. Y teniendo una chaqueta ya de por sí llamativa, incluir un estampado también con personalidad sería recargar demasiado el conjunto.
La chaqueta la hicimos con unas solapas de fantasía alejándonos con sus líneas redondeadas de las siempre más formales terminadas en punta. Por lo demás su corte obedece al del esmoquin estándar. Un faldón largo que llega hasta los nudillos de la mano, sin aberturas y de corte en mangas y encuentros generosos. Recordemos que el esmoquin no busca dibujar la silueta de su portador sino alzar su elegancia y darle la comodidad necesaria por si tuviera que salir a pista a bailar. Quizás la clave de los detalles de este conjunto radique en los adornos a coser en mangas y bolsillos. En un país donde no abunda este tipo de prendas, conseguirlos, y más en un color similar al del tejido principal, no es tarea baladí. Mentiría si dijera que no tengo dudas en que lo conseguiremos pero prefiero que sea el trabajo de Joaquín el que hable del resultado.
Aprovechando que entramos en el periodo de encargos de verano aproveché la última visita a Langa para además de encargar algunas camisas hacerme también un traje cruzado de raya diplomática también de la casa de Peebles. La primera prueba la realicé justo después de probar la chaqueta del esmoquin por lo que la sensación de ligereza fue si cabe todavía mayor de la esperada. Sin llegar a sentir aquella sensación de desnudez conseguida con los trajes, pantalón incluido, de 800 gramos que hace años me hizo el propio Joaquín, el efecto vaporoso de la chaqueta es altamente destacable.
Al contrario que otros trajes con este decidimos ser más comedidos y volver un poco a medidas más clásicas o conservadoras. La chaqueta la alargamos algún centímetro y la boca del pantalón la ensanchamos. Detalles pocos hicimos esta vez, seguramente cansados de tanto pensar los de la chaqueta del esmoquin. Solapas de 8,5cm, boca de 21cm, bolsillos estándar con solapas normales, mangas algo más anchas y, eso sí, sisa muy alta. Imagino que elegiremos algún forro diferente a los más extendidos pero no experimentaremos tampoco demasiado con él para guardar cierta homogeneidad con el resto en el conjunto. Sobre que volviera a ser cruzado no había duda. 
Como sabéis no soy muy de los azules oscuros, y mucho menos en estaciones tan luminosas como la primavera o el verano. Pienso que el gris, exceptuando las ocasiones de noche y las más formales, resulta más acertado. Y la raya diplomática además añade un toque no solo de negocios sino también de estilo que hacen de este traje una prenda muy versátil.  
El escoger ahora este corte más conservador, por favor, no significa que sea el correcto. Simplemente significa que cierta variedad en el armario es agradecida. Habiendo momentos tanto formales como desenfados tener trajes pensados para uno y otro momento nunca está de más. ¿Acaso vestimos igual a las 10 de la mañana en una reunión de trabajo que a las 10 de la noche en una fiesta con amigos?. 
Ahora solo queda esperar a la prueba intermedia, y a contar con fotos más profesionales, para conocer cómo evoluciona este esmoquin y a la segunda para ver el aspecto que va tomando el traje cruzado. 

¿Todo listo para la fiesta del día 5?

El Aristócrata

PRIMAVERA, TIEMPO DE ENCARGOS

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Aunque esta semana no tocaba artículo, me hacía ilusión compartir la chaqueta que ilustra el título. Entrando en la primavera, aunque el tiempo parezca no quererlo, es el momento de ir avanzando en las prendas que se vestirán no ya solo durante las próximas semanas sino también en verano. 

Difícil es adivinar lo que el tiempo deparará este año. Sin embargo, de ser esta primavera similar a las pasadas, ambas estaciones se fusionarán en una sola prolongándose el calor durante muchos meses. De hecho, cada vez es más difícil adivinar por la ropa que se viste cuándo es primavera y cuando verano. Con el objetivo de disfrutar más tiempo de esta chaqueta elegimos una tela de Holland & Sherry tipo esterilla mezcla de lino y seda por partes iguales. Esta tela es la muestra clara de que la casa escocesa no solo destaca por sus Tweed y cachemira sino que también se atreve con tejidos menos “ingleses”. 
Su marcado estampado limitará su uso pero no por ello deberíamos renunciar a escoger telas atrevidas. El relajamiento de estas fechas agradece mucho el salirse de los más serios azules. La luminosidad, la menor obligación de guardar los códigos más formales y las noches largas y templadas deberían ser acompañadas con conjuntos a la altura. 
No quiero decir que el tejido que hoy aquí traemos deba ser del gusto de todos vosotros, pero sí que en alguna prenda en concreto deis rienda suelta a vuestra imaginación y saquéis vuestro yo más dandi o atrevido. Seguro que hasta la llegada del otoño encontraremos alguna mañana para disfrutar de vestir alejado de la gran masa del azul marino. 
Aunque veremos como queda esta chaqueta con un pantalón de vestir, este tipo de chaquetas, o mejor dicho estos estampados tan marcados, suelen quedar más proporcionados con los conjuntos más informales. Pantalón, zapatos etc deberían comulgar con su concepto ya que de escoger, por ejemplo unos oxford negros o un pantalón gris, la imagen global de todo el conjunto sería algo confusa. 
A pesar de que Don José María Reillo vista a mucha gente “mayor”, la realidad es que los clientes jóvenes son cada vez más frecuentes. Por ello, le divierte trabajar este tipo de telas y jugar con su dibujo, corte y diseño. Poco podría decir que ya no haya dicho de él durante estos diez años. Una persona que adora su profesión, no busca hacerse rico con ella y que ve los atardeceres de los fines de semana desde la mesa de cortar de su casa de Torrejón. 
Su estilo, como el de la mayoría de los sastres que se mantienen al día, ha ido evolucionando con el tiempo. En su caso concreto ha ido hacia un corte más desestructurado, más relajado. Aunque quizás la nota que mejor le defina como sastre sea la cercanía al cliente, su relajamiento en el trato y su sencillez como persona. Indudablemente el que lleve desde los doce años ganándose el pan con la aguja y que desde que bien joven se montara por su cuenta consiguen prendas que al menos a mi me encantan. Tener su propio taller, hace francamente sencillo identificar una prenda suya en cuanto la ves en un aeropuerto o por la calle. 
Esta chaqueta creo que define muy bien su corte. Sencillo, nada de estridencias, poco amigo de las florituras – aunque de quererlas las tendrás -, corte actual aunque no de tendencia y, sobre todo, de hechura muy estudiada y cuidada. Son muchas las prendas que nos han unido y con dos pruebas, sin toma de medidas por medio, sea un abrigo, un pantalón, una chaqueta…la prenda la recojo sin necesidad ni siquiera de sacarla de la bolsa.
En este caso me limité a decirle que me parecía que esa pequeña muestra de tela podía quedar bien en una chaqueta informal. Del muestrario pasó a dos metros y medio en la mesa de cortar y de ahí a lo que hoy vemos. Cierto es que cuando uno ve una tela como esta en el muestrario es complicado terminar decidiéndose por ella pues la probabilidad de fallar se antoja alta. 
Todas las personas que visten a medida, sin excepción, se habrán llevado alguna vez una sorpresa, agradable o no, al ver la tela que escogieron en forma de chaqueta en la prueba. Y esta es una de las razones por las que la mayoría de ellas terminan decantándose por la opción más conservadora. 
A pesar de que las fotos dejan claro la ligereza de la tela, su construcción a medio forro y lo que serán sus líneas principales, habrá que esperar a la segunda prueba para poder enjuiciar al resultado tanto de la tela, su estampado y el trabajo de Don José María.
Hasta entonces os deseo el mejor de los descansos. 

El Aristócrata

BESPOKE LXXIV: CORTE Y MONTADO DE UN ZAPATO MTM

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Esta semana volvemos sobre los zapatos MTM en los que está trabajando Antonio Enrile. Como recordareis a principios de año Antonio me tomaba medidas y diseñábamos el zapato que debería ver la luz al menos seis meses después. Con el diseños claro, los colores y pieles decididos tocaba empezar por el corte de pieles.

El proceso de cortado empieza cortando la pala y la puntera de box-calf, elegida en azul marino. La piel es de conocida Tenería DuPui de la que Antonio compró una partida de 600 pies hace un par de años y es la última que le quedaba. 
Se escoge un ante fino de cabra para la parte superior. Esta piel es muy elegante pero presenta el problema técnico de que además de ser su textura diferente al box-calf, la consistencia es completamente distinta. Para darle la misma consistencia, Antonio empasta en la parte interior un cuero vacuno de curtición vegetal de 0.8 micras que previamente se mojó y estirado para darle cuerpo necesario. Una vez seco y en plano se unieron con almidón y se dejaron reposar las piezas bajo peso. Habrá que esperar dos días para que la piel está lista para cortarse.
Esta parte del zapato se compone normalmente de dos piezas independientes denominadas “cañetas” pero para hacerlo un zapato más especial preferimos que no llevara ningún corte trasero y por tanto saldría de una única pieza. El siguiente paso era reforzar la zona de los cordones por el interior y coser todo el vivo perimetral de las cañetas. “En este caso hemos decidido hacer un vivo “cosido y vuelto” que forma lo que los ingleses llaman una tubería”. La piel empleada para este proceso se tienen que relajar lo suficiente para que pliegue bien y dé como resultado un vivo fino. Aunque no se aprecia este tipo de vivo contiene dos costuras, una vista y otra oculta.
Se vuelve a trabajar sobre la pala, se rebajan las zonas que han de pegarse a “filete”, es decir, sobre sí mismas, para que el canto de la piel no quede al corte sino que se vea también piel. Posteriormente se realiza el calado de las piezas (brogueado), utilizando un calado tradicional en la unión de puntera y pala. Antes de hacer el del contorno, Antonio me envía otra propuesta de cambio, pues cree que este nuevo calado puede aportar cierta originalidad al zapato.
Este nuevo calado es algo complicado pues se decide que lo que debía verse a través del calado no debía ser la piel del resto del zapato sino un nuevo color que decidimos añadir para que haga contraste. Para ello, Antonio bajo las calas pega un vivo de un boxcalf crush para el que realiza una pátina por inmersión en tono azul cobalto.
El pespunte de costura se decide también hacer en un tono azul cobalto para crear contraste y se comienzan a unir las piezas mediante estas costuras. Este zapato cuenta además con una costura de adorno realizada a mano que Enrile denomina “picado de sastre”. Esta costura puede ser muy laboriosa pero también es muy discreta y sobre todo muy diferente.
En la piel, al contrario de lo que ocurre en las telas donde la aguja va abriendo el agujero al mismo tiempo que se cose, se deben abrir los agujeros previamente con una lezna o mecánicamente y la aguja solo sirve de guía para pasar el hilo. Como sí se aprecia en las fotos el zapato se ha construido en dos piezas completamente independientes, una inferior y una superior. 
Realizado esto, llega el momento de ensamblarlas y comprobar si el patronaje es perfecto, pues la parte superior debe encajar perfectamente en el hueco de la inferior. Las piezas deben pegarse con sumo cuidado para coserse sin tener necesidad de rehacer el trabajo realizado. 
Pasado este punto se apara el forro y se monta, cosiendo de nuevo el perímetro y recortando el sobrante. Abrir los agujeros para los cordones y montar las lengüetas a las que se habrá dado forma sobre la horma para que no quede la menor arruga.
La lengüeta se cose al forro de forma interna y posteriormente se asegura a ambos lados de las cañetas con una presilla vista de tres pasadas, aunque existe una máquina para hacerlo , en el caso que nos ocupa carece de sentido, pues es una labor rápida incluso haciéndola a mano.
Continuará…

Aprovecho para agradecer la gran acogida que tuvo la fiesta décimo aniversario del blog. Superó con creces toda expectativa. También pido disculpas a aquellos que acudieron al Casino de Madrid en vez de al Casino Gran Vía que era donde especificaba la invitación sería el lugar. Pero, es cierto que es entendible que al hablar del Casino de Gran Vía hubiera gente que su subconsciente situara el acto en el Casino de Madrid. Sé que hubo mucha gente a la que no se le permitió el acceso al edificio y lo siento enormemente. No obstante, en el comunicado del evento dije claramente que solo había 100 invitaciones. A los primeros 100 que confirmaron se les comunicó que serían bienvenidos. Sin embargo, mucha más gente se presentó en el Casino y se dio acceso hasta a 213 personas pero por motivos de seguridad y aforo era sencillamente imposible permitir la entrada de todas las personas que en la puerta se encontraban. La próximas semana espero poder escribir una pequeña reseña del acto y compartir algunas fotos. 

El Aristócrata

HACE HOY 10 AÑOS EL ARISTÓCRATA VEIA LA LUZ…

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Hace diez años, concretamente el 8 de abril empezaba esta página sin más pretensiones que pasar un buen rato y desconectar del día a día. Todo comenzó buscando un nombre sencillo que de alguna manera recogiera en él el contenido de la misma. De aquella tarde a hoy han pasado diez años y quinientos artículos. 

En el evento que celebramos para conmemorar su onomástica nos congregamos tanto lectores recién llegados como fieles desde su inicio. Fue para mi un orgullo el que muchos de ellos vinieran desde diferentes puntos de España para brindar por otros diez años más. ¿El secreto de seguir hoy aquí?. Sin duda varios, pero que me atrevería a resumir en los siguientes:
1.Desde sus inicios se ha mantenido fiel a una misma línea editorial. Si vemos los tres primeros artículos, el zapato negro y de cordones, la discreción y elegancia atemporal del modelo Calatrava y el hotel Du Palais, hoy de no estar escritos serían con seguridad los siguientes en la lista. Hay muchos blogs, muchos de ellos mejores que este, que tras su éxito inicial han variado su puto de vista o se han mostrado más cercanos a marcas comerciales (al final son estas las que patrocinan y pagan la publicidad). Otros incluso han terminado convirtiéndose en tiendas on-line. Tanto unas como otras han podido aumentar el número de lectores pero también han perdido al cliente más sibarita. 
2.Nunca lo he enfocado como una actividad comercial. Desde el día que lo creé hasta hoy siempre he tenido un trabajo que me ha permitido enfocar el blog como un mero hobbie. Esto me ha permitido decir no a las marcas que en algún momento han querido aparecer en el blog pero que consideraba que su calidad no lo merecía. Echad un vistazo a las marcas que aquí han aparecido o, mejor dicho, a los artesanos de los que hemos hablado, y veréis que ninguno de ellos está detrás de una marca de masas. Y creedme que a veces ha sido francamente tentador caer en lo contrario. Quizás por ello este blog sea el más viejo, tanto nacional como internacional, de cuantos quedan activos sobre nuestra temática.
3.No tengo redes sociales. Ni Twitter, ni Facebook, ni Instagram, ni followers ni dada de nada. Esto que a priori parece hoy ser un must, no solo no ha perjudicado el blog sino que si cabe lo ha realzado más. El Aristócrata no es un blog de masas. Tampoco persigue serlo. No busca tener millones de seguidores pero sí que los muchos o pocos que haya tengan un perfil claramente definido. No se escribe para el que pulsa un “like” sino para el paladar educado y que sabe el verdadero significado de las palabras lujo y exclusividad. Aunque sea solo por llevar tantos años, el número de lectores aumenta cada mes tanto en número como en lugares de procedencia de las visitas, siendo España, Estados Unidos y México donde residen la mayoría de dichos lectores. Y precisamente el no tener redes sociales, el no aparecer un día con un producto premium y al siguiente con uno solo comercial ha hecho que lo aquí tratado sea altamente valorado y reconocido por el lector. 
4.Mantenerlo activo. Si bien en estos diez años ha habido momentos más activos que otros, siempre he intentado publicar con la misma periodicidad. Y esto ha sido, sin lugar a dudas, lo más difícil. En la locura del mundo que todos vivimos escribir solo por la obligación de no dejarlo de hacer por si alguien espera el domingo tenerlo en su ordenador es muy cansado. Dejar de hacer planes, levantarte antes de tiempo, organizar tu tiempo libre para poder sacar las horas necesarias para el siguiente artículo, el quitárselo a la familia, dejar la película del avión para avanzar un par de ellos y tener la siguiente semana tranquila…, todo ello, es francamente difícil.  
No sé si dentro de diez años estaré nuevamente escribiendo una nueva crónica pero lo que sí sé es que estos pasados sí lo he hecho y por ello tocaba celebrarlo. Gracias a todos los que vinisteis a celebrarlo – a pesar de no tener redes sociales es sorprendente la gente que debe leer esta página pues solo un anuncio de la fiesta colgó el “no hay  billetes” escasas horas después de ser publicado -. Gracias a los que no vinisteis pero sé que os hubiera gustado. Gracias a los que me leéis y muchas gracias a todos aquellos que comentáis. Gracias a todos por estos diez años.

El Aristócrata

BESPOKE LXXV: UN ESMOQUIN DE SASTRE PARA MUJER

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Curiosamente el 28% de lectores de este blog son mujeres. Unas me imagino porque les gusta lo que aquí se habla y otras sencillamente porque en él encuentran inspiración para ayudar a vestir a sus parejas. 

Las mujeres son mucho mas permeables a la moda de lo que todavía es el hombre. Su concepto de belleza no tiene porqué obedecer a la de la hechura perfecta. Buscan vestidos, trajes, colores, cortes que les benefician y les hace sentirse más guapas y atractivas. Su uniforme dista mucho del nuestro y disfrutan enormemente vistiendo, yendo de compras y enredando en su armario. Son sencillamente conceptos diferentes que aunque en algunos puntos pueden coincidir en la mayoría son diferentes
Aunque son muy pocas las mujeres que alguna vez han acudido al sastre, prefieren como es lógico los talleres de diseñadores, todavía las hay que a la hora de hacerse su vestuario de caza, un traje de chaqueta o, como es el caso, un esmoquin acuden a este en busca de un corte más artesanal. En este tipo de prendas clásicas donde la hechura que se busca puede asemejarse a la del hombre, las tijeras de un buen sastre dan sorprendentes resultados. 
Aprovechando la Berlinale, el festival de cine de Berlín, José María Reillo hizo un esmoquin a una de sus clientas, clienta con la cuál compartí además de estrenos tiempo en Berlín y me permitió conocer de primera mano este traje. Y no porque estuviera cosido todo a mano, ni por las horas de artesanía que tenía detrás, sino por lo bien que le quedaba y lo mucho que resaltaba su delgada figura entendí porqué todavía el esmoquin a medida para mujer sigue teniendo un hueco reservado en el trabajo de muchas sastrerías.  
La chaqueta era de un terciopelo azul marino de la casa Holland & Sherry y el pantalón negro azul noche de la misma casa escocesa. Me comentaba Goiuri que prefirió que la chaqueta fuera de terciopelo pues la mujer que viste de esmoquin no lo hace por protocolo, como el hombre, o por asistir a un acto muy formal de noche, sino que lo hace en actos arreglados pero donde su contraparte no tiene porqué ir también con esmoquin. Y el terciopelo siendo menos formal que las típicas lanas de mohair aporta ese toque elegante y chic que puede buscar una mujer a la hora de salir con él a una cena elegante o a un estreno de cine. 
El pantalón es el clásico de esmoquin, pero obviamente buscando resaltar mucho más la anatomía de la mujer. Es más estrecho tanto en el trasero como a lo largo de toda la pierna. Y mucho más corto para que no arrastre cuando se lleve tacón. La chaqueta es bastante parecida a la de hombre pero es sensiblemente más corta buscando la finalidad nombrada de buscar una silueta más sexy. Las vistas se dejaron en seda azul media noche. Como particularidad nombrar que Don José María no hace costuras laterales en las chaquetas de terciopelo pues como comenta con el uso de la plancha puede marcarse mucho la costura. La ausencia de esa costura y de aberturas laterales da mucha fluidez al conjunto y estiliza más la figura. La chaqueta abotonada se encaja más en la cintura, aunque obviamente esto variará se trate de una mujer delgada o corpulenta. 
En el caso de la mujer, también en el de muchos hombres, se busca la terminación de las solapas en pico pues alarga la figura. La anchura de estas si es importante pues jugando con ellas se puede anchar o estrechar el torso, algo clave en la imagen de la mujer. Otra diferencia importante con el esmoquin de hombre es la ausencia de tirantes o pletinas en el pantalón. En el esmoquin de la mujer el pantalón debe caer en la cadera, no en la cintura, y estar bien ajustado. Deberá ser la anchura de la propia cadera la que impida que el pantalón pueda caerse; de ahí que un buen ajuste sea clave. 
Tampoco se hace acompañar ni de fajín ni de chaleco. En el esmoquin de hombre ambas piezas además de conseguir un precioso efecto estético llegan a disimular algún posible kilo de más. Sin embargo, la mujer busca enseñar su figura y es lógico que prescinda de él. Una camisa blanca de seda o incluso una de pechera de mujer son ambas opciones muy elegantes. Goiuri, sin embargo, prefirió acompañar su esmoquin de un corset de Agent Provocateur. 
Obviamente, el uso de corbata de lazo es muy poco recomendable y un cuello abierto acompañado de un bonito collar conseguirá mejores beneficios estéticos. La confección de la prenda es idéntica a la del esmoquin de hombre: toma de medidas, patrón, corte, confección y las correspondientes pruebas. Y por supuesto todo cosido a mano. 
Indudablemente, no creo que muchos nos fijemos al mirar a una mujer en si su vestido o traje está confeccionado a mano. Pero qué duda cabe que si además de quedarle bien, resaltar su figura y hacerla atractiva está realizado artesanalmente cobrará un toque especial además de contarnos muchas cosas de quien decidió acudir a un sastre para hacerse con su esmoquin. 

El Aristócrata

BESPOKE LXXVI: POR FIN EN CASA, LOS ZAPATOS MTM

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Cuando acudimos al servicio a medida, ya sea de una camisa, un traje o, como es el caso que nos ocupa, de unos zapatos buscamos principalmente dos cosas: un producto diferente y una comodidad extra. 

Las camisas dejan poco margen más allá de contar con unos puños o un cuello determinado, el traje por su lado aumenta las opciones entre las que elegir, tanto en el pantalón como en la chaqueta (solapas, bolsillos, cinturilla etc.). Los zapatos por su tamaño y configuración dejan menos partes donde imprimir nuestro gusto personal pero te permiten hacerlo mucho más ingenio. Un brogueado determinado, un pespunte en la puntera, una suela o un hilo de color, diferentes tipos de pieles, una suela con una línea especial…son todos detalles pequeños pero de gran sutileza y finura. 
Siempre defenderé lo especial de contar con prendas bespoke frente a las MTM pues su terminación y calidad de mano de obra suele ser muy superior. Sin embargo, no son pocas las camisas y los trajes MTM que le quedan mejor a su portador o le hacen más atractivo que trajes 100% bespoke. Yo mismo tuve un traje de confección con el que me sentía muy a gusto por su corte y su especial caída.  
También tengo algún traje bespoke que si bien en el probador lo veía correcto, luego en la calle como que le faltaba algo y a penas me lo he puesto. Los que tenemos ese “cuerpo de provincia” que he mencionado alguna vez podemos permitirnos vestir prendas que sin ser a medida pueden quedarnos bien. Por supuesto, nunca lo harán como de haber sido confecciona por un sastre de primer nivel pero todos seguro que hemos sentido atracción por alguna prenda que hemos visto en algún escaparate. 
En lo que a los zapatos respecta puede llegar a ocurrir algo parecido pero con una ventaja añadida. Un traje, un abrigo o una camisa no cambia su hechura ni su comodidad con el paso del tiempo. Sin embargo, un zapato sí. Un buen zapato suele ser duro las primeras puestas, en ocasiones estas “primeras” puestas se traducen en muchas puestas, pero con el paso de los años es tan cómodo que resulta difícil cambiarlo. La piel, la propia suela, la pisada, el ancho, alto etc se han ido poco a poco haciéndose a la morfología de cada pie terminando siendo muy cómodos. Los zapatos bespoke tienen la ventaja de acortar el periodo de adaptación a nuestros pies, pero que nadie por ello piense que un zapato a medida es cómodo desde la primera puesta. No lo es, necesita también adaptarse a nuestros pies.
El zapato MTM difiere tanto con el industrial como hace con el bespoke. Analizadas han sido varias veces las diferencias entre uno y otro y no nos repetiremos. Solo mencionar que al contrario de una camisa o un traje donde la diferencia radica en el proceso de confección y la mano de obra utilizada (máquina frente humana), un verdadero zapato MTM está más cerca de un bespoke que de uno industrial. Cierto que no se miden los pies detalladamente como sí se hace en uno bespoke, tampoco se realiza la pertinente horma de madera etc. Pero el proceso de construcción es puramente artesanal y se realiza enteramente a mano y de forma muy similar al bespoke. 
Pero es importante diferenciar entre un auténtico zapato MTM, como el que mostramos aquí, de aquel que se ofrece como tal pero donde el cliente se limita a escoger un tipo de horma, un modelo entre uno existente, un color de piel, de suela o de hilo. Igual que un buen traje MTM no tiene nada que ver con uno donde todo se hace a máquina pero permite detalles de aquel, tampoco un zapato MTM coincide en muchas cosas con detalles pero industrial. La clave está en la mano de obra utilizada, en su calidad y en sus horas. Conseguir un verdadero traje MTM por menos de 1.000€ es tan difícil como conseguir un zapato MTM por menos de similar valor. Al final, ambos productos requieren de un número de horas de trabajo que harían imposible justificar un precio menor.
Conforme habíamos hablado, Antonio tenía listos los zapatos para la Feria de Sevilla. Aunque no los estrené entonces – quienes la hayan visitado entenderán rápidamente el porqué – si los tengo ya en mi poder y deseándolos comprobar su comodidad. 
Como recordaréis en el artículo anterior dejamos el proceso del zapato en pleno montado, Desde entontes se han realizado los siguientes trabajos: colocación de topes , contrafuertes y barretas - realizados con cuero de curtición 100% vegetal rebajado con la chaveta -, mojado y el golpeado sobre la horma hasta darle la forma y consistencia requerida. La función principal de estas piezas es mantener el calzado en la forma original que se obtuvo con la horma. Son precisamente estas piezas las que hacen que el zapato sea lo suficientemente duro como para no deformarse y evolucionar en el tiempo pero flexibles para que no lleguen a molestar.
Tras tallar el “murete” sobre la planta de montado con un cuero de John Redenbach se corta un cerco del mismo cuero pero más fino. Para Antonio García Enrile, artesano de estos MTM, el curtido de esta casa es el que mejores resultados le ha dado de cuantos ha probado. Una vez montado el zapato sobre la horma se procedió a empalmillar a mano a dos cabos formados por varias hebras de hilo de lino empegadas entre sí con cerote. Este trabajo es la base de todo buen calzado artesanal.
La suela es bastante especial y no es fácil encontrarla en un zapato “normal” MTM. Normalmente, en estos zapatos la línea de la suela es igual a la de un zapato estándar.  Nosotros preferimos diseñar una con forma de una cintura de violín muy pronunciada, haciendo desaparecer el cerco en la zona del enfranque y cosiendo el corte directamente a la planta en esta zona.
El siguiente paso fue rellenar con corcho natural el diminuto hueco que quedaba bajo la planta y poner el cambrillón de madera para dar estabilidad al conjunto. Sobre dicho cambrillón se coloca otro cuero para tallar la forma biselada que presentará la zona de la cintura de violín.
Se colocó la suela, se le abrió el hendido y se punteó para unir el cerco a la suela. En este caso se usaron dos hebras de lino “les chines” azulón. Este contraste resalta la costura exigiendo mucha precisión pues cualquier fallo se notaría enseguida. Tras cerrar el canal que deja oculta la costura de la suela, se subieron los tacones estrato a estrato y se procedió a lijar y refinar los cantos y la suela. Posteriormente se pintaron y enceraron  los cantos y se pasaron los hierros de lujar calientes . 
Terminado todo ello, se pasa a quitar la bolsa de protección y aplicar la pátina de la suela. Además de dicha pátina, Antonio hizo un pequeño dibujo en la suela para darle un toque más especial. El color obtenido sobre la suela JR ha sido muy curioso – en las fotos resulta difícil percibirlo como es en realidad -. De hecho, se decidió no dar más capas de este azul para dejarlo en el color que resultó de aplicar este azul sobre el natural de la suela. El último detalle fue rematar el tacón con los clavos de sujeción en forma de zapato. Antonio lo grabó el dibujo en la suela con una liseta para luego colocarle dichas puntillas de protección (de latón con cabeza cónica, hechas especialmente para zapateros).
De nuevo ceras, en este caso usó Saphir para pulir el zapato y la suela, y el toque final de brillo.  Para cerrarlos se recurrió a unos cordones planos de algodón encerado en color azul de 4mm de ancho. 
“Y este es el resultado del que me siento muy orgulloso, para mi uno de los zapatos más bonitos y originales que he hecho en mi vida y más complejos a  nivel técnico” – Antonio García Enrile

El Aristócrata

BREGUET Y SUS SEÑAS DE IDENTIDAD

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“La elegancia no consiste en ser notado sino en ser recordado” – Giorgio Armani

Hace dos años en nuestra carta a los Reyes Magos de Oriente les pedíamos que de haber sido lo suficientemente buenos nos mandaran del lejano Oriente uno de esos diez modelos imprescindibles en el rotor de cualquier sibarita y amante de la alta relojería. Una de nuestras peticiones era el que hoy traemos a esta página: el Breguet Classique. 

Breguet, destaca además de por ser una marca con una apasionante historia detrás, también por contar con un cliente con un perfil muy definido. Difícil encontrarlo en el bar de moda pero sencillo verlo en el estreno de una gran opera, más fácil cruzártelo en un coche clásico que en el deportivo llamativo del momento, claramente más “old money” que “new money”. De hecho, la gran mayoría de los modelos Breguet se caracterizan por no buscar llamar la atención, por tener un tamaño contenido, contar con diseños atemporales, por materiales poco ostentosos… pero con una calidad a la que es francamente difícil encontrar competencia. Cierto que esta casa puede no ser objeto de deseo del gran público, pero tampoco creo que desde la manufactura sean lo que busquen. Su cliente es muy fiel y seguramente hasta llegar a hacerse con su primer Breguet este haya disfrutado de otras marcas más populares y asequibles. Quienes poseen uno de estos relojes demuestran, además de su gusto, una marcada personalidad pues claramente no se lo ha comprado ni para impresionar a su entorno ni para con él perseguir estatus alguno. Para ello, hay otros muchos relojes. 
Cuando hablábamos en aquella carta a los Reyes Magos de esta casa, comentábamos que fue fundada en París en 1775 y, que sin duda, ha sido y sigue siendo uno de los grandes nombres de la relojería más exquisita. Desde la Reina María Antonieta o el Rey Luis XVI de Francia hasta Napoleón, George Washington, Tolstoy o Victor Hugo fueron seguidores de la marca reconocida por sus esferas con decoración guilloché y sus famosas manecillas. El 26 de junio de 1801 Breguet patenta el primer reloj tourbillion, hito que le valió entrar ya para siempre en el templo de las más grandes casas manufactureras. También estuvo detrás del primer reloj automático, la primera ecuación del tiempo, el primer reloj de pulsera, el primer cronógrafo y otros muchos mecanismos que hoy vemos en otras marcas pero que fueron creados por él a principios del S. XIX. Al contrario de otras casas, Breguet, sobre todo en el modelo Classique, uno de los más limpios de la gama, persigue no solo la belleza sino principalmente la practicidad. Y con ese objetivo se creó precisamente en 1972 esta línea. Aunque Breguet fue comprada por el grupo Swatch en 1999, su filosofía y, lo que es más importante, sus modelos Classique siguen inalterados.  
La línea Classique refleja lo que precisamente en 1775 Abraham-Louis Breguet quiso mostrar creando la marca: un clasicismo atemporal por encima de modas pero que siempre estuviera de plena actualidad. Como ocurre con los trajes, abrigos o esmóquines, también en los relojes la proporción es la respuesta a si el conjunto se ha realizado correctamente. Unas solapas estrechas no pegan con unos hombros anchos como tampoco lo hace una chaqueta entallada con un pantalón holgado. Si observamos el Classique, vemos que precisamente esta proporción está presente en su esfera, sus números, sus agujas, el brazalete, el cierre, etc. 
Entrando a analizar en profundidad este modelo, lo primero que el entendido y amante de la marca reconocerá serán las archiconocidas agujas Breguet. Estas no han variado en los más de doscientos años de existencia de la marca y han sido copiadas por innumerables marcas tanto de media como de alta gama. Tal ha sido el éxito de estas icónicas agujas que el término “agujas Breguet” forma desde hace años parte del vocabulario del sector. El éxito fue tal que las imitaciones y falsificaciones empezaron a imperar y Breguet tuvo que incorporar en 1795 para identificar al verdadero Breguet su “firma secreta”. Esta firma consiste en grabar una firma prácticamente invisible trazada en la esfera con un pantógrafo de punta seca. Solo es visible con una luz de bajo ángulo grabándose justo debajo del número doce en las esferas esmaltadas o a ambos lados en las esferas con decoración guilloché. 
La filosofía de Breguet siempre fue lanzar al mercado un número muy reducido de piezas, de hecho produce muchas menos que otras manufacturas como Patek. De hecho, desde sus orígenes guarda en grandes libros una perfecta descripción de cada modelo vendido y de su número de referencia. Por ejemplo, el primer Breguet que adquirió Napoleón Bonaparte aparece en uno de estos libros detallándose todas las piezas que conforman dicho reloj y el precio de cada una de ellas. Si antiguamente el número se grababa en la tapa guardapolvos de los relojes de bolsillo, junto a la firma, o, a falta de tapa, en el reverso de la caja, en los relojes modernos el número se graba en la esfera y en el reverso del reloj.
No obstante, seguramente sea la esfera guilloché, junto con las agujas Breguet, el sello más claro de identificación de la marca. La técnica de este grabado se utilizaba desde tiempos inmemoriales para la fabricación de cajas y esferas de relojes, pero fue Abraham-Louis Breguet el primero en aplicarlo a la decoración de las esferas utilizando incluso varios diseños guilloché en una sola esfera. Las decoraciones más típicas de Breguet son la clous de Paris, el pavé de Paris, el rayo de sol, el grano de cebada, el oleaje y el tablero de damas, toda una exquisitez difícil de encontrar en cualquiera otra casa. Si Vacheron es único haciendo verdaderas maravillas con pinturas, relieves y formas en sus esferas, Breguet no tiene parangón en el uso del guilloché – para que nos hagamos una idea la precisión es de una décima de milímetro y por supuesto realizado a mano con la sola ayuda de un torno. 
Si damos mérito a las manos del zapatero o el camisero en el uso de la aguja, no menos tienen estos relojeros artesanos que son capaces de tener el pulso necesario para decorar a mano el disco de la esfera siguiendo el mismo procedimiento que hacían sus homólogos hace dos siglos. Los números arábigos propios de las esferas esmaltadas ya estaban en estos relojes desde antes de la Revolución Francesa. Los pasadores atornillados, frente a las corrientes barras de muelles, son los responsables de unir el brazalete a la caja y el acanalado - estrías finas realizadas sobre el canto de la caja de los relojes – rematan las señas e identidad de esta mítica casa.  
Breguet comenzó en Londres el año pasado el «Classic Tour», evento que persigue realzar el arte de vivir. Pasó también por Milán y suerte para nosotros llegará a Madrid el próximo día 7. Aquí está previsto que Breguet reivindique el significado de su Classique juntando a los mejores artesanos nacionales de los oficios responsables de diferenciar al elegante atemporal de aquel que prefiere seguir las modas del momento. 
“La elegancia consiste en pasar desapercibido sin dejar a nadie indiferente” -  

El Aristócrata

MADE IN SPAIN

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Los españoles somos poco dados a valorar el producto nacional. Todavía son legión los que de poder elegir escogerían antes un queso francés a uno español, un aceite de Bari a uno de Córdoba y así un largo etcétera. 

Además de obviar lo que dicen los rankings, olvidan que no hay que salir de nuestras fronteras para disfrutar, y a un precio muy competitivo, de productos de enorme calidad. Y cuando se habla de ropa y complementos, sobre todo de productos artesanales, estamos ante una situación muy parecida. 
Hablemos, por ejemplo, de zapatos. Cierto que todavía no contamos con marcas que estén a la altura de las mejores casas de zapatos de Northampton. Sin embargo, dejando de lado un número reducido de aquellas, Almansa, Elda y Mallorca ofrecen zapatos de similar calidad y a un precio bastante más reducido. Una pena que tengan que bautizar sus zapatos con nombres que buscan dar a entender que son fabricados en Reino Unido o Italia. Berwick, CordWainer, Magnanni y otro largo etcétera se fabrican en el templo del gazpacho manchego. ¿Existe un zapato con mejor relación calidad-precio que Carmina Albaladejo?. 
La mayoría de las alpargatas que en breves semanas vestiremos, independiente que cuenten con bordados, iniciales o el logo de alguna conocida marca francesa o italiana, muy probablemente habrán sido fabricadas en el País Vasco, Murcia o la Rioja.
Difícil encontrar una piel tan exquisita y un artículo tan bien rematado como los de la casa Hermes. Sin embargo, muchas otras casas, Loewe, Dior, Givenchy etc., utilizan el conocimiento acumulado en Ubrique y las manos de sus artesanos para vender sus bolsos y productos en las tiendas más exclusivas del mundo. Bolsos en nuestro país fabricados por las mismas manos, pero sin logo internacional reconocible, son, sin embargo, difíciles de vender aun cuando su precio sea una tercera parte. 
Cuando se trata de objetos de cuero difícil resulta justificar buscar fuera de nuestras fronteras. En Lebrija, Dorantes confecciona una de las guarniciones más exquisitas del mundo. Pero si el bolsillo o la obligación de esperar resultan un inconveniente, se puede elegir entre otro buen número de profesionales. ¿Cuántas sillas vaqueras aguantan como todavía lo hacen las primeras Armenta o evolucionan en el tiempo como las de Leo Zoreda? ¿Conocíamos que los sombreros más especiales de la mítica casa londinense Lock&Cº, proveedora oficial de la Casa Real Británica, se fabrican en Sevilla?
Son muchos los que al visitar Londres buscan el momento para escaparse a Savile Row y buscar inspiración en los escaparates de sus conocidas sastrerías y a Jermyn Street a descubrir camiserías. ¿Pero de verdad sus trajes y camisas son mucho mejores que los nuestros? Claramente no. Hágase una camisa a medida en Langa o Burgos, examine la calidad de su mano de obra y compárenla con la de la mismísima Turnbull & Asser. Si presta atención a los detalles llegara rápidamente a la conclusión de que su camisa nacional tiene muchas más horas de trabajo que las de la casa londinense. 
Y algo parecido ocurre con los trajes de Savile Row. Si bien hay casas con una depuradísima calidad no es necesario desplazarse allí tres veces para contar con un buen abrigo, un esmoquin o un traje de calidad. En España tenemos sastres de primer nivel que podrían mirar de tú a tú a la mayoría de los británicos, y a mitad de precio. ¿Y Nápoles?. Aunque a favor de la ciudad que vio crecer a Shopia Loren siempre estará la sensibilidad estética de sus artesanos, algo difícil de encontrar tanto en el Reino Unido como en España, la diferencia no es tan aplastante como nos quieren hacer creer. 
Cierto que tenemos que aprender a vender y a situar el producto como Italia o Francia, pero valoremos lo nuestro, defendámoslo y sintámonos orgullosos de poder disfrutar de muchos de los mejores productos artesanales del mundo. 

El Aristócrata

LO CHABACANO EMPIEZA A SER MARCA ESPAÑA

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Este viernes asistía al estreno en el Real de Lucia di Lammermoor, obra considerada como el “paradigma de la ópera italiana”. Pero no os voy a hablar de esta opera sino a lo que mi parecer se está convirtiendo España: un paisaje cutre, ordinario, hortera y chabacano.

El que no se viste bien en España, y en otros muchos otros países, es un hecho fácilmente contrastable. Pero que el vestir cada vez peor, sin respeto alguno a personas o lugares, se esté convirtiendo en algo demasiado español es doloroso. Cierto que la ópera no debería estar restringida solo a un tipo de público. Cierto que disfrutar de semejante espectáculo debe estar al alcance de todo el mundo. Cierto que los tiempos han cambiado. Pero de ahí a presentarse en camiseta, vaqueros y deportivas en el Real, más a un estreno, hay un largo camino. Y sinceramente es algo inadmisible. Y es inadmisible por respeto al lugar, a la orquesta, a actores y al resto de los asistentes.
Desgraciadamente, este chico de vaqueros, por cierto, sentado en butaca de platea y que enérgicamente aplaudía de pie dejándose ver, no era una excepción. Había muchos vaqueros. También había, y muchos, pantalones normales y mangas de camisa. De estos últimos si cabe había más. No obstante, quizás el perfil que más abundaba era el del traje de chaqueta de aquella forma y, por supuesto, sin corbata. Este nuevo look, cada día más presente también en el mundo de la empresa, es al que parece que los nuevos yupis y empresarios se han sumado. ¿Tan poco gusto tiene esta nueva hornada  de gente moderna que no saben que para no llevar corbata mejor una chaqueta y un pantalón independiente? Y del traje sin corbata estaba lleno la otra noche nuestro querido Teatro Real. Y no estaban allí para ver la presentación del último disco de algún cantante de moda, sino para ver nada mas ni nada menos que una ópera. 

Viendo a Daniel Oren con su frac sudando como pollo y dirigiendo la orquesta te preguntas cómo no se les caía la cara de vergüenza a todos aquellos que disfrutan de su música descamisados. Vestir corbata ni es de izquierdas ni de derechas. Es sencillamente de gente educada. Y la gente educada sabe que a la ópera se va con traje. Lo del esmoquin está claro que es batalla perdida. El ir de cualquier otra forma que no sea con corbata no es de ser más progre, más moderno o más “actual”. Es de ser inculto. Y muchos incultos, además con muchísimo dinero - este viernes estaba allí medio PIB nacional - allí se presentaron con la misma ropa con la que habrán ido a más de un partido del Real Madrid. 
Somos los españoles, nadie más, los que estamos colocando a nuestro país cada día más cerca de lo chabacano. ¿Por qué no amamos lo nuestro y defendemos el gusto y la elegancia que este país tuvo no tantos años atrás? ¿Por qué no destacamos por nuestro amor a las costumbres y no por romper como sea con el pasado? ¿Acaso los que el viernes vestían en camisa o con traje sin corbata visten igual en la Scala o en el Metropolitan de Nueva York? ¿Por qué allí sí os ponéis corbata y aquí no? 

Y el problema es que esta situación no tiene visos de revertir sino de ir si cabe a más. ¿Por qué una minoría se está haciendo con la forma de pensar y actuar de la mayoría? ¿Por qué la gente “normal” no levanta la voz mostrando su rechazo a ese pensamiento minoritario que dirige el día a día?. ¿Por qué callamos y al poco tiempo damos por bueno sus planteamientos e incluso terminamos aceptándolos? ¿Por qué nos dejamos arrollar y callamos frente a posturas que no solo no compartimos sino que nos parecen erróneas? E insisto, esto no va de derechas e izquierdas. Es una reflexión que va mucho más allá. ¿Para cuando se prohibirá la entrada a sitios como el Real cuando alguien se presente en náuticos? También los había, sí. 
No obstante, lo más preocupante no fueron ellos, sino ellas. Sí ellas, las mismas que hasta hace nada se vestían con esmero independientemente de que la persona que fuera a su lado lo hiciera con vaqueros. La mujer española siempre ha destacado por vestir mejor que el hombre. Lo vemos en bodas y en prácticamente cualquier evento mínimamente arreglado. Ellas se cuidaban y les daba igual que su pareja no estuviera a la altura. ¿Cuántas veces tras ver a una chica o mujer despampanante nos hemos girado buscando al afortunado y nos hemos desilusionado tras descubrirle vistiendo de cualquier manera? Sin embargo, esto ha empezado también a cambiar. El nuevo pensamiento empieza todo a igualarlo. Ya no está de moda ser femenina ni hacer voltear cabezas. La idiotez de querer quitar los sexos a los seres humanos y convertirlos en uno solo también se ve ya en la manera de vestir.  

Si el traje tipo coctel era el más visto no hace tanto tiempo en la ópera, ahora es el pantalón y una camisola el conjunto estrella de la mujer actual que asiste a la ópera. La peluquería ha sido sustituida por un cepillado rápido y el tacón por el primer zapato liso cómodo del armario. Podríamos pensar que este look de pantalón y camisola suelta fuera típico de la zona anfiteatro, pero en absoluto. En el mismísimo salón Falla, lugar de acceso restringido y donde las caras más conocidas del panorama económico se saludan, este conjunto y el malogrado traje sin corbata eran la pareja estrella. En definitiva, no es cuestión ni de dinero ni de ideología política; es cuestión de educación, cultura y saber estar. Tres notas que ya suenan lejanas en nuestra querida España.

El Aristócrata

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES: ¿QUÉ FUE DE LOS SMART WATCHES?

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En países como el nuestro somos muy propensos tanto a magnificar como a denostar a alguien o a algo en cuestión solo de días. Apenas hay periodo de maduración o de prueba.

Basta con tener una buena racha para que un recién llegado sea considerado como el nuevo Di Stéfano del fútbol o salir en tres portadas para convertirse en la nueva Claudia Schiffer. Y viceversa, sobran los ejemplos.
En el caso de los relojes inteligentes las sentencias dilapidadoras han seguido esta misma tendencia. Cuando la marca Apple lanzaba al mercado el Apple Watch muchos críticos de relojes vaticinaban el final de la industria relojera tal y como se conocía hasta entonces. Incluso bastantes de ellos, sino la mayoría, comparaba la situación que estaba por vivirse con la conocida como crisis del cuarzo de finales de los años 70. 

Sin embargo, durante dicha crisis fueron muchísimos puestos de trabajo los que se perdieron y muchas las fábricas que cerraron. Y nada de aquello es comparable, ni de lejos, al impacto que han tenido, o están teniendo, los relojes inteligentes. Quitando el Apple watch, reloj que sí ha jugado un papel importante en esta tendencia, la realidad es que las marcas premium que han incorporado un modelo inteligente a su catálogo, no han experimentado ese aumento tan importante de ventas que los críticos predecían. 
Un reloj inteligente, por inteligente que sea, carece de alma y pasión, eso por no hablar del poco uso que se da a toda esa inteligencia pasadas unas semanas de la compra. Al igual que habrá coches a los que el tiempo les reprochará haber cambiado su ADN para ofrecer versiones diesel o incluso eléctricas, también hubo relojes que se sumaron a la moda del cuarzo y eso les manchó para siempre su historia, aún cuando ya nunca los volvieran a fabricar. 

No sería de extrañar que las marcas relojeras premium que piensan que son millennials sus clientes potenciales escriban líneas en su historia no solo nada rentables sino también imposibles de borrar para siempre. 
Estas marcas deben mantenerse ajenas a las modas y asumir que tanto antes como ahora será el exquisito, el conocedor y el de economía solvente, y no el millennial que busca el producto tecnológicamente más avanzado, el que seguirá comprando y gastándose el dinero en relojes con largo savoir affair. Este entiende y valora el concepto atemporal y de manufactura que se encuentra detrás de los mejores mecanismos y no se ve eligiendo uno alimentado por una pila y un chip por mucho que le avise de sus pulsaciones en reposo o le conecte vía bluetooth con el más allá. 

Combinar un smart watch con corbata o ropa más o menos formal tampoco parecen ser la mejor opción. Su diseño es, por norma general, bastante moderno y no suele acertar con las líneas de la mayoría de los trajes. Aunque existen alternativas para los brazaletes, muchos de ellos son de plástico o de algún color llamativo, lo que puede arruinar la foto final de cualquier buen conjunto. 
Vestir un traje cruzado artesanal con un smart watch es similar a vestir unos oxfords con traje de baño; hay siempre opciones mejores. Otro problema del reloj inteligente es que la demanda es asumida prácticamente por un mismo fabricante, algo que trae consigo que de ser amante de este reloj, tu muñeca termine uniformada e idéntica a la de la gran mayoría de quienes optan por este tipo de reloj. 

Sin embargo, de escoger cualquier otro reloj, manufactura o no, podrás a través de él expresar tu personalidad y diferenciarte de todos aquellos que sucumben a la campaña de marketing del momento. Eso por no hablar de haber escogido un reloj manufactura, opción que dirá mucho más de su propietario que todos los indicadores del más moderno reloj inteligente.

El Aristócrata

SARTORIAL VACATIONS: PARÍS, I PARTE

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Recuerdo bien cuando terminaba mis estudios en Inglaterra y me subía a un avión de vuelta a España para hacer de este medio de transporte ya para siempre mi segunda casa. Empecé a conocer el apasionante continente americano y concluida la semana laboral aprovechaba y cogía al menos un par de días libres para conocer sus museos, sus calles y sobre todo su gente, gente que es lo que más habla de un país.

Después de casi ocho años por la maravillosa Latinoamérica cambié de compañía aérea y desembarqué en mi querida África. Fueron siete años donde excepto algún país de África Central viajé por todos. Raro era el mes que no pasara al menos dos semanas recorriendo una parte de ese lugar que tanta huella ha dejado en mi. También aquí intentaba, aún cuando el cuerpo pedía regresar a casa a descansar, descubrir ya sin corbata los rincones más maravillosos y desconocidos de este mundo.
Con los años he terminado haciendo viajes de dos o tres días sin tiempo alguno de conocer más allá de las zonas comunes de hoteles y los nombres de algunos recepcionistas. Cierto que Oriente Medio, por el cual llevo viajando tres años carece de la naturalidad, sonrisa y espontaneidad de Latinoamerica y su luz nada tiene que ver con la que descubrí en África. No obstante, la gran diferencia de unos viajes y otros es que aún habiendo en el Golfo sitios de increíble belleza – Omán es sin duda uno de ellos -, ya no hay opción para el tiempo libre, y regresar a España no es un deseo sino una obligación. 
Fuera el cansancio o las ganas de pasar por fin unos días en casa, lo cierto es que cuando la casa Breguet me invitó a participar en su Classic Tour por la capital francesa no sentí gran entusiasmo. Serán los años, lo ya vivido o sencillamente el ritmo loco que todos hoy vivimos, pero lo único que verdaderamente me apetece después de tanto sube-baja es llegar a casa, salir a correr, cenar con la familia y quedarme dormido con un libro.
Sin embargo, la agenda era de lo más tentador y sentía que este tour era una de esas oportunidades únicas que si dejaba pasar nunca más seguramente podría vivir. Por ello, con mi ya buen amigo y director de la marca en España, Philippe Huertas, nos subimos a un avión rumbo a París para disfrutar de dos días con puro sabor francés artesanal.
Tras deshacer a la noche las maletas en el hotel Nolinski, hotel por cierto con una atención y cuidado de los más pequeños detalles como pocos he conocido, dimos un paseo para terminar en una de las mesitas del típico restaurante francés desde donde contemplamos el ir y venir del personal. ¿Os habéis preguntado lo absurdo pero relajante que es esta costumbre parisina? A la mañana siguiente con las pilas cargadas pusimos rumbo a pie a la Plaza Vendôme. En medio de rumores de una posible venta de la camisería Charvet, la primera mirada de nostalgia se dirigió al 28 de esa plaza. ¡Qué difícil debe ser mantener hoy un negocio artesanal donde el tiempo cobra un significado muy diferente al que se le da hoy! 
Momentos después entraban en la boutique más emblemática de Breguet, la del número 6, reabierta en 2015 tras varios meses de reforma, los responsables de los principales países y un reducido número de invitados venidos de todo el mundo. La boutique, de casi 200 m2, está decorada en homenaje a las distintivas características de la marca: el color de las vidrieras está inspirado en las esferas de oro con baño de plata, mientras que el grabado del cristal refleja el tradicional motivo guilloché "clous de Paris". 
No obstante, lo más interesante se encuentra en la segunda planta: el museo Breguet. En una atmósfera elegante y refinada, los clientes de la marca tienen el placer de descubrir excepcionales tesoros, relojes únicos que abarcan dos siglos de historia y archivos esenciales de la casa que dan testimonio de la singularidad de cada reloj creado desde finales del siglo XVIII. 
De la mano de Emmanuel Breguet, séptima generación de los Breguet, conocí sus modelos más emblemáticos y todo lo que Breguet ha aportado a la aviación, la automoción y, por supuesto, a la alta relojería. También en la segunda planta se encuentra guardado tras una puerta acorazada los archivos más antiguos de la marca. Francamente curioso fue observar como en esos libros el relojero escribía a mano una descripción de lo más detallada del reloj y de su movimiento.
Era tal el detalle que el reloj en cuestión se dibujaba y se especificaban una a una todas las piezas que lo formaban y el precio unitario de cada una de ellas. Esta descripción que ocupaba al menos una hoja se replicaba, por supuesto a mano y por el mismo relojero, en la hoja de al lado la cual se entregaba al cliente. Todavía hoy, el cliente que así lo desee puede hacer que quede reflejado su reloj y su nombre en los archivos de la casa. 
Curioso fue ver la inscripción original de los relojes de Napoleón Bonaparte y de una de las mayores valedoras de la marca, Maria Antonieta. Debido, precisamente, a la lealtad de la reina consorte con Breguet, el presidente del grupo Swatch, grupo al que pertenece Breguet, reforma en su integridad el pequeño Trianon en Versalles. Tuvimos la suerte de visitarlo y entender algo más de uno de los personajes más odiados, pero también más influyentes de su época. Sin duda alguna, visitar su teatro privado, no abierto al público, bien mereció por si solo subirse a ese avión rumbo a París.
La segunda visita del Breguet tour fue al artesano Christophe Fenwick, seguramente la mejor casa del mundo especializada en la fabricación de guantes a medida para los amantes de los automóviles y las motocicletas. En un diminuto taller se toman las medidas de ambas manos, se prueban diferentes modelos y se diseña la forma y el color de lo que será su guante transcurridas las tres semanas de elaboración. Los hay más largos, más cortos, con piel muelle a la altura de los nudillos (algo frecuente en los guantes de moto) y con pieles más finas o gordas según sea el uso al que vayan a ser destinados. Todos los guantes de invierno cuentan con un forro de cachemira de delicioso tacto y pueden llegar hasta el antebrazo. 
Otra nota característica de los guantes de Christophe es el patinado que realiza sobre ellos. No hay dos iguales. Jugando con el color exterior e interior del vehículo ofrece al conductor la posibilidad de con sus guantes hacerle un guiño a su automobil. Los amantes de las café-racers tienen también muchos modelos entre los que escoger. De hecho, Christophe, quien cuenta en su garaje con quince motos ninguna de ellas posterior a 1970, empezó a diseñar guantes al ver el interés que despertaban los que con sus motos históricas llevaba.
Aunque no están homologados, precisamente ahora está trabajando en esto, combinan perfectamente con el aire nostálgico de este tipo de motocicletas. La tela vaquera es otro material presente en su colección más veraniega, así como los guantes sin dedos, algo que, seguridad aparte, da un plus al tacto y al look más sesentero. Si bien la toma de medidas, el diseño y el control de calidad se realiza desde este pequeño taller parisino, la fabricación tiene lugar en Florencia. Si el cliente lo desea le pueden grabar sus iniciales o cualquier otro tipo de leyenda. 
Otro taller que visitamos fue el de los artesanos de Maison Tamboite. Para quienes no lo conozcan, Maison Tamboite está especializado desde su creación en 1912 en la construcción de bicicletas a medida y a mano. Durante cuatro generaciones han salido del pequeño taller de Rue San Nicolás, calle situada en una zona donde abundan artesanos de toda clase, bicicletas totalmente atemporales. Su director artístico Josep de l´Autour nos recibió para explicarnos el porqué de los tres meses y el alto precio a pagar necesario para contar con una bicicleta que rezuma guiños franceses por todos sus radios. 
De líneas clásicas están construidas en hierro para así aguantar mejor el paso del tiempo. Aunque se puede escoger entre varios colores, a estos se le da una patina según sea el deseo del cliente. Pero antes de escoger el color a este cliente se le tomarán quince medidas, medidas que servirán para fabricar el cuadro. Además de contar con un estilo único, es de destacar las ruedas de madera que absorben, como probamos en primera persona, francamente bien el suelo irregular de muchas de las calles históricas de la ciudad. El trabajo de decoración realizado sobre los asientos de piel es más propio de un zapatero bespoke que de uno de bicicletas. 
De algo que se sentían particularmente orgullosos en la casa es de cómo la última generación ha sabido incorporar detalles propios de esta época. Con un motor oculto y a penas apreciable han conseguido un sistema híbrido que puede hacer ilimitado el uso de la batería. No obstante, de necesitarlo habrá solo que quitar con la mano un tornillo de la rueda trasera para recargarla. A través de bluetooth se podrá conectar y desconectar y de manera muy sencilla desde el teléfono el uso de la batería. Desgraciadamente queda pendiente la visita a un artesano zapatero a la cual por agenda no puede asistir. 
Como colofón Breguet abrió uno de los salones del hotel Crillon donde a lo largo de la noche amigos y clientes de la marca pudimos observar las últimas creaciones de la marca y disfrutar de unas maravillosas vistas. Está claro que el equipo directivo de Breguet consiguió transmitir las particularidades de sus relojes asociándose en esta iniciativa con artesanos que comparten el mismo concepto de lujo, refinamiento y exclusividad. 

Continuará…

El Aristócrata

LOUIS VUITTON O HERMÉS, ¿CUÁL ES LA MARCA DE LUJO MÁS AUTÉNTICA?

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En el tintero mi reciente viaje a Italia a conocer un taller de sombreros, un zapatero artesano y las fábricas de Tods y Prada además de una ruta gastronómica por Atrio, David García, Can Roca y Santceloni. Ambos artículos verán la luz antes de volver de vacaciones pero con motivo del reciente y muy interesante artículo de Pamela Danziger en Forbes: “Louis Vuitton Or Hermès: Which Is The More Authentic Luxury Brand?” quería ahora que tenemos algo más de tiempo conocer vuestra opinión.

Today we live in an age of authenticity. Authentic brands, authentic communications and authentic relationships with consumers is demanded. An overwhelming 86% of consumers say brand authenticity is important when deciding which brands to support, according to a study conducted by Stackla.

These findings were validated by another global study by Cohn & Wolfe. In that survey of 15,000 respondents, 91% of global consumers said they would reward a brand for its authenticity via “purchase, investment, endorsement or similar action.” Of this 91%, over 60% will either “purchase or express increased purchase interest” in a brand they perceive to be authentic.

Nowhere in business are the authenticity stakes higher than in the luxury market, where consumers’ trust in heritage, craftsmanship and quality is rewarded by their willingness to pay a premium for the privilege of ownership.

In the current economy, where huge multinational conglomerates like LVMH with a fixation on the bottom line and quarterly growth and profits dominates, luxury brands are threatened by being too omni-present and ubiquitous.

When a luxury brand is seen and available everywhere, its luxury value – its authenticity as true luxury – becomes diluted. Fellow Forbes.com contributor Walter Loeb presents an excellent overview of the delicate balance LVMH faces maintaining exclusivity and increasing accessibility.

Authenticity is the ultimate challenge for luxury brands

“Authenticity is considered the challenge for the luxury segment of our time,” write Patricia Anna Hitzler and Günter Müller-Stewens of the University of St. Gallen, Switzerland, in a study entitled “The Strategic Role of Authenticity in the Luxury Business.” In this study, the authors define the primary drivers of luxury brand authenticity to be craftsmanship, scarcity of supply, unique aesthetics and link to origin.

Further, Hitlzer and Müller-Stewens advise that profits must take a back seat to more lasting values and ideals for a truly authentic luxury brand status to be earned: “Meaningfulness and long-term orientation are guiding principles, which an organization that wishes to be perceived as authentic should pay special attention to. This may include motives, such as preserving jobs or fostering historical and cultural heritage. Striving for profit, the experts underscore, is, of course, vital for the survival of an organization. Nevertheless, the targeted realization of profits is not solely decisive for fulfilled and lasting satisfaction. One expert signalize: ‘There must be something else apart from the world of figures.’ This ‘something else’ is the higher aim, a mission that should be part of the identity of a luxury organization, which, along with its values, gives the enterprise a framework in which it should operate”.

With this perspective in mind, I studied two of the world’s most highly-regarded luxury brands, Louis Vuitton and Hermès, to see how they stacked up in authenticity. At first blush Louis Vuitton ranks high on the Cohn & Wolfe Global Authentic Brand 100 list, rated No. 65. Hermès, by contrast, is a no show on that list.

But appearances can be deceiving, as in my view Hermès stands head and shoulders above Louis Vuitton in authentic luxury. Here’s why:

Authentic luxury whispers, it doesn’t shout

Overall, LVMH is far more heavily invested in marketing and selling expenses than Hermès. In 2017, 38.4% of the corporation's overall revenue of €42.6 billion was allocated to marketing and selling expenses. By comparison, Hermès devoted 29.8% of its €5.5 billion revenues to selling, marketing and administrative expenses.

However, these figures are not a strictly apples-to-apples comparison as LVMH includes 70 individual brands versus Hermès' one.

Forbes' list of the world’s most valuable brands drills down to specifics. Louis Vuitton (the brand), ranked No. 15 overall and valued at $33.6 billion, is reported to generate $12.9 billion in sales and invests $5.4 billion – 42.9% of sales – on company advertising. If that isn’t shouting, I don’t know what is. (Note: LVMH doesn’t report revenues of its individual brands.)

By contrast Hermès spends a reported 5% of sales ($298 million of $6 billion in revenues) on advertising. Subtly and quiet elegance is Hermès’ approach to advertising, not wide exposure like Louis Vuitton.

Authentic luxury isn’t for everyone, but for that special someone

Yes, Louis Vuitton’s logo monogram canvas has a heritage that spans more than a century, being first introduced in 1896. But today, despite the high price commanded for its canvas totes, Louis Vuitton and those LV bags may be the world’s biggest perpetrator of logo pollution.

Everywhere you go, an LV bag is lurking. Ubiquity stands in complete opposition to the code of conduct of an authentic luxury brand.

Hermès' does the opposite of Louis Vuitton’s in-your-face branding. Its style is distinctive and immediately recognizable to the cognoscenti, though in our celebrity-obsessed culture the Hermès brand has become more widely recognized.

And while celebrities may proudly wear Hermès – who else can really afford it? – they own the brand, but are not owned by the brand. Victoria Beckham is said to have an Hermès handbag collection worth over $2 million. 

While Hermès rejects celebrity endorsements as a marketing strategy, Louis Vuitton fully embraces it. For example, Angelina Jolie was paid some $8.5 million to represent the brand in a single ad campaign in 2011. This reputedly was one of the highest endorsement deals ever for one advertising campaign.

In this Louis Vuitton breaks another cardinal rule of luxury brand marketing described by Vincent Bastien and Jean-Noël Kapferer in a chapter in 2013’s Luxury Marketing: A Challenge for Theory and Practice:

“Celebrities are to be used with caution in the luxury strategy, if the brand wants to build its pricing power, distinction, style and sustained appeal. They are not used as selling agents, for new customers to buy the product through an imitation model,” they advise.

Hermès does it right, using true brand purchasers to give authentic testimony of the brand’s extraordinary value.

Authentic luxury is elusive, not readily accessible

Exclusivity through carefully controlled distribution of a luxury brand collection is another hallmark of authentic luxury. Just like an authentic luxury brand can’t be heavily promoted or designed to appeal to everybody, part of the mystery and magic of a luxury brand is being elusive, rare and hard to get.

Louis Vuitton operates some 460 branded boutiques. Hermès is not far behind with just over 300 boutiques worldwide, but that is where the similarities end. Louis Vuitton is also widely distributed across the globe in numerous luxury department stores, like Neiman Marcus, Saks, Bloomingdales, Nordstrom and Barneys, while only a limited range of Hermès’ perfume, tableware and gifts are present in the same locations.

Louis Vuitton is not what anyone would call inaccessible, quite the contrary. Las Vegas, for example, has nine locations where Louis Vuitton products can be bought. By contrast, Hermès strictly limits production and places to purchase its core product ranges. Plus, Hermès maintains a waiting list for people who want to purchase a Birkin, one of its classic bags that often requires a wait of two or more years.

Hermès strictly limits production and distribution of its products with the explicit intention not to meet consumer demand, but to enhance it. Louis Vuitton, on the other hand, responds to the pressures of its stockholders to drive growth. That requires more products distributed in more places.

For authentic luxury the deeper you dig, the more authentic it becomes

Authentic luxury is at the core of the Hermès brand and what it stands for. Louis Vuitton, while it keeps up appearances, doesn’t measure up.

For example, the Business of Korea reported this year that Louis Vuitton shoes are produced in a factory in Romania then shipped to Italy where the soles are attached. That is so it can affix a “Made in Italy” tag on each one. This is strictly legal, though not authentically kosher, because the European Union rules specify that the country of origin can be claimed where final production is carried out, not where the majority of the product is actually made.

The title of an authentic luxury brand must be earned, not self-proclaimed

To be an authentic luxury brand, the designation must be earned (Hermès) not just a title claimed (Louis Vuitton). In the final analysis, Louis Vuitton is heavy on marketing, but light on authenticity. Hermès is the opposite.

The fact that Louis Vuitton can continue to drive sales and growth as it has is all to its credit, with its most recent 1H2018 results boasting 25% revenue growth in the its fashion and leather goods categories where Louis Vuitton is classified.

But as Abraham Lincoln said, “You can fool some of the people all of the time, and all of the people some of the time, but you can not fool all of the people all of the time.”

To date, Louis Vuitton has done a great job of maintaining aggressive growth through expert marketing and management, but it is playing fast and loose with its authenticity. This may be the Achilles heel of the brand that will trip it up eventually. The truly wealthy customers want the real deal – authentic luxury brands – not poseurs or pretenders.

Yo tengo clarísima mi respuesta a la pregunta inicial pero me encantaría conocer la vuestra.

El Aristócrata

10 MODELOS ICÓNICOS DE MOCASINES

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Al contrario que la mujer, al hombre le toca en verano vestir en el ambiente laboral el mismo zapato que en invierno. Sin embargo, con la corbata descansando en el armario el mocasín viste los conjuntos de sport siempre más que la informal alpargata convirtiéndose en el modelo estrella del tiempo libre. Algunos sin calcetines y otros con unos disimulados pinkis hay diez modelos cuya larga historia bien merece tenerlos a mano. 

1-Gommino de Tods. El más veraniego de la lista. Creado en los años cincuenta e imitado hasta la saciedad cuenta con 133 puntos de goma en su suela que lo hacen inconfundible. Aunque existen modelos de la misma marca y línea, es el de tacos de goma el más mítico de todos. En ante o piel, es de los pocos zapatos de verano que pueden vestirse hasta con americana. Precio aproximado: 350 euros
2-Andy Warhol de Berluti. Fabricado por primera vez por Olga Berluti en 1962 para el artista americano, es fácilmente reconocible por su horma y su exquisita patina realizada sobre colores poco estándar. No apto para personalidades tímidas, su calidad de terminación es excepcional. Precio aproximado: 1.600 euros
3-El mocasín George Cleverley. Con una de las líneas más conservadoras, destaca por su puntera algo cuadrada, su costura goodyear y por estar confeccionado en su totalidad en piel, suela e interior incluido. Precio aproximado: 800 euros
4-Sydney de Crockett & Jones. Muy popular en España hasta con traje, se diferencia por su puntera redondeada. Aunque se ofrece en diferentes colores es el marrón claro su color más popular. El modelo 341 confiere un aspecto más informal que el resto de la gama combinado con conjuntos de sport. Precio aproximado: 470 euros
5-Forest de Carmina. Parecido al C&J pero con una horma algo más estilizada está fabricado sobre una de las hormas más antiguas de la casa mallorquina, la Forest. El modelo 734 es considerado como uno de los más icónicos de la gama y se reconoce por sus borlas. Su puntera no excesivamente afilada hace de él un zapato muy cómodo para el verano. Su relación calidad-precio no tiene rival. Precio aproximado: 370 euros
6-Horsebit 1953 de Gucci. Aunque reinventado en diferentes terminaciones es el modelo aparecido en 1953 el modelo más emblemático de la marca. Sin logo ni marca visible su fino su adorno metálico en el empeine lo hace fácil de identificar. De línea ancha, la calidad de materiales y construcción ha descendido respecto a los primeros modelos. Precio aproximado: 650 euros.  
7-Lopez de John Lobb. Aparecido en 1950 conserva la línea de los zapatos de Northampton de aquella fecha. De enorme popularidad en el mercado americano. Precio aproximado: 1.100 euros
8-Lazlo Vass 5044. El mocasín gozó tras la I Guerra Mundial de una gran popularidad en Estados Unidos. Los soldados americanos desplazados a Noruega volvieron a casa con zapatos de cuero similares a los vestidos por los campesinos noruegos. La casa húngara Vass es una de las que mejor domina la fabricación manual de estos zapatos y sigue utilizando su denominación original. Precio aproximado: 540 euros
9-Weejuns de G.H. Bass. Creados en 1936 por quien es considerado el creador del actual mocasín - fue él quien añadió al empeine la distintiva tira de piel – disfrutaron de gran fama en Estados Unidos hasta entrados los años cincuenta. Este modelo fue la estrella del Palm Beach de los años treinta y lo vistieron desde estudiantes – estos guardaban un penique en su interior que pensaban les daba buena suerte en los exámenes -, representantes del Ivy look, roqueros y los más rebeldes del séptimo arte. Precio aproximado: 100 euros
10-Duke de Edward Green. Sin ser tan versátil como el modelo Piccadilly, su ligera construcción lo convierten en uno de los modelos más cómodos. El Duque de Windsor, por un tiempo dueño de esta mítica casa zapatera, es a quien debe su nombre. Precio aproximado: 1.120€
Aunque no todos son de mi total agrado y alguno hay cuya calidad deja mucho que desear, lo cierto es que todos los mocasines de la lista bien por su larga historia, bien por su belleza o bien por lo que han influido en otros modelos se merecen un puesto.

El Aristócrata

CÓMO CUIDAR LOS TRAJES

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Muchos serán los que esta semana tras abrir el armario descubran sus trajes de verano esperándoles en el armario. Aunque a estos trajes todavía les queda alguna de semana de protagonismo en breve deberán lavarse y guardar hasta el próximo verano, 

Un traje, un abrigo, un esmoquin, más si son a medida, son una importante inversión que requiere de un considerable desembolso. A las puertas del cambio de temporada, y con ella de armario, cuidar la ropa y saberla guardar hasta la llegada del nuevo invierno se antoja más que recomendable.
1-Menos plancha. La plancha trae consigo la aparición de brillos y la rotura a largo plazo del traje. Concluida la jornada laboral un cepillazo, una percha con hombros redondeados y el pantalón no doblado sino extendido en su totalidad evitará abusar de ella. Con el pantalón, un cepillo con cerdas más rígidas que las utilizadas en la chaqueta es recomendable. Utilizar una máquina de vapor antes de colgar el traje quitará las arrugas formadas durante el día.
2-Invertir en una buena plancha es más que aconsejable. Ahorrar en la plancha es el primer paso para acortar la vida de los trajes. Si la plancha nunca debería tocar directamente el tejido también es importante que su placa de metal sea de calidad y la temperatura aplicada la correcta. 
3-Resulta importante saber utilizar la plancha. Para que la plancha no toque el traje, úsese una toalla húmeda. Una vez desaparecidas las arrugas planchar nuevamente la zona afectada pero esta vez en seco eliminando cualquier resto de humedad. 
4-Alternancia de trajes. Evitar vestir el mismo traje más de una vez a la semana garantiza que su vida se alargue, que su lana recupere su aspecto original y que sus arrugas desaparezcan sin necesidad de usar mucho la temida plancha.
5-Valerse del vaho del baño para quitar las arrugas no es bueno. A pesar de la creencia generalizada, abrir el agua caliente esperando a que el vaho haga desaparecer las arrugas introducirá humedad en el traje pudiendo producir, sobre todo en los trajes artesanales que no usan la técnica del termo fijado, pequeñas bolsas de aire en solapas y costuras. El uso de una plancha de vapor consigue mejor resultado. No se deben guardar durante meses trajes o abrigos sin haber sido antes lavados y planchados. De hacerlo, al volver a vestirlos será muy difícil quitar las manchas con las que se guardaron.
6-Mucho ojo al escoger la tintorería. Son escasísimas las tintorerías que saben tratar los trajes artesanales. Por el contrario, la inmensa mayoría aplica productos químicos y técnicas muy agresivas con los que hacer desaparecer manchas y arrugas. Importante evitar las tintorerías que limpien en seco pues utilizan productos químicos que no hacen ningún bien a los tejidos de calidad. Búsquense tintorerías que utilicen planchas de mano y que huyan de las grandes industriales. 
7-Comprar bolsas ventiladas. Importante quitar cuanto antes las bolsas de plástico con que las tintorerías entregan el traje – estas contienen gran cantidad de productos químicos –. Mejor guardar los trajes en bolsas de calidad ventiladas hasta la llegada del nuevo invierno. Evitar agolparlos en el armario permitiendo que se aireen permanentemente sin apretamientos. El abrigo debería caer en toda su longitud sin que el faldón llegue a tocar el suelo. 
8-Perchas a medida. No todos los trajes tienen son de la misma talla, de ahí  que para evitar que terminen sus hombreras deformándose dar con la talla de la percha sea importante. Sólo las perchas de madera con hombreras anchas y redondeadas mantendrán la forma originaria de la chaqueta. 
9-Subirse ligeramente el pantalón al sentarse evita que las costuras se fuercen. Este sencillo gesto asegura además de no forzar las costuras la menor formación de arrugas.
10-Hay que saberlo transportar. A pesar de lo que se pueda pensar, el traje viaja mejor en una maleta dura que en un porta trajes. Sabiéndolo doblar, especial atención se prestará a las hombreras que pueden rellenarse con papel de seda, y protegiéndolo entre prendas blandas, nos aseguraremos que llegue al lugar de destino con poco sufrimiento. Justo después de abrir la habitación toca colgarlo para que recupere antes su forma. 

El Aristócrata

LAS CLAVES DE UN BUEN CHAQUÉ

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Sea porque estemos en plena temporada de bodas o porque es de este conjunto del que más recibo últimamente consultas, puede ser un buen momento esta semana repasar de manera rápida las claves de un buen chaqué: 

1.Atuendo padrino y testigos. El novio es el protagonista. Por ello, si este decide casarse con un traje estándar ni padrino ni testigos deberán vestir de chaqué. Igualmente, si el novio escogiera chaqué estos deberían acompañarle también con él, pero con un chaleco de diferente color. 

2.Cuidado si es alquilado. Si solo se va a vestir ese día resulta comprensible alquilarlo. No obstante, de ser este el caso es aconsejable cambiar el chaleco negro que suele venir en el “pack” de alquiler por uno de color. Cómprese en versión cruzada y con los botones madre perla y el conjunto adquirirá un aire especial disimulando además la procedencia del resto de las piezas. El ser el chaqué un conjunto de tres piezas se permite dejar la levita desbotonada cobrando el chaleco gran protagonismo.
3.Color. Aunque las modas lleven a escaparates chaqués en color azul marino o en estampados diplomáticos, el chaqué más elegante, y correcto, sigue siendo el clásico de levita negro y pantalón a rayas negras y grises. De celebrarse por la mañana, se admite el chaqué gris. En este caso todo el conjunto, levita, chaleco y pantalón, deben ser exactamente del mismo tejido y color.

4.Los zapatos. Solo las botas balmoral y los Oxford lisos son adecuados con este conjunto. El negro, color para los eventos más formales, resulta la mejor opción más apropiada. De escoger los Oxford se podría incorporar una pequeña costura en la puntera. Los modelos semi y full brogue mejor reservarlos para actos menos serios. Los zapatos con hebillas tampoco aciertan con la seriedad del evento.
5.Chistera y guantes. Si no se está familiarizado con su vestimenta mejor dejarlos en casa o esperar al próximo Ascot. Son muy pocas las celebraciones donde se ve una acertada utilización de ambos complementos. 

6.Tirantes. Los conjuntos formales o semi-formales – frac, chaqué y esmoquin – se visten con tirantes, de ahí que lo normal sea no encontrar en el pantalón pasadores para el cinturón. Su color es relativamente importante pues quedarán ocultos tras el chaleco y la levita. El azul marino es un tono seguro. Las lanzaderas de piel consiguen mejor efecto estético que las clásicas pinzas metálicas. 
7.Pañuelo de bolsillo. Es importante evitar que el pañuelo sea idéntico en color y/o dibujo que la corbata; daría como resultado un conjunto demasiado recargado y buscado. El color blanco es la mejor opción pues combina muy bien con el negro de la levita. Mostrarlo de manera paralelo a la costura del bolsillo suele ser lo más seguro. Si los extremos del pañuelo han sido cosidos a mano muéstrense sobrepuestos. No obstante, si se prefiere, se puede introducir el pañuelo de manera desalineada consiguiendo un resultado menos forzado que de experimentar con formas demasiado estudiadas. 

8.Camisa. Aunque la camisa blanca es siempre correcta, mejor probar con una camisa de rayas azules y blancas. Si se quiere imprimir un toque especial se puede optar por una camisa con cuello blanco. En este caso los puños deberán ser del mismo estampado que el cuerpo de la camisa. Gemelos mejor que puño sencillo. 

9.Corbata. De corte clásico y color no estridente. Los tonos azul marino con algún pequeño dibujo son elección segura. El nudo sencillo combina mejor con el aire del chaqué que el conocido como Windsor. 

10.Flor en el ojal. Menos, es más. Dicho esto, si se quiere lucir una flor hágase correctamente. El rabillo debe introducirse por el ojal quedando solo a la vista la flor. El rabillo, por su parte, descansará en la parte interior de la solapa en el pasador cosido para tal efecto.

El Aristócrata
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