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THE GREATEST 10 SHOEMAKERS FROM THE 21st CENTURY

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En un momento donde la artesanía se valora como nunca antes, múltiples comercios y marcas ofrecen zapatos “a medida”. Sin embargo, son muy pocos los que hacen zapatos verdaderamente excepcionales, cosidos a mano y confeccionados atendiendo únicamente a las medidas de cada uno de los pies y no, como suele ocurrir, siguiendo unas hormas más o menos estándares. 

El diseño de unas líneas únicas, la realización por un hormero de unas hormas de madera, extraídas en su totalidad partiendo de un bloque de madera, y el cosido y montado sobre ellas de todo el zapato es otra cosa muy diferente. La perfección hoy alcanzada tanto en el diseño como en la ejecución de zapatos a medida de algunos zapateros artesanos, zapateros que mantienen la técnica de siglos pasados, pone a disposición de sibaritas de medio mundo zapatos nunca antes vistos. Tras dejarnos recientemente Riccardo Bestetti, cabe hacer un pequeño homenaje en este artículo a los diez grandes artesanos del S. XXI que destacan por la exquisitez de sus creaciones. 

1.George Cleverley
Definidos por el actor Jason Statham como “los mejores zapatos del Planeta”, por sus manos pasaron los pies de Winston Churchill, Gary Cooper, Clark Gable y Humphrey Bogart. Hoy su hijo, George Cleverley, y el director creativo George Glasgow, siguen ofreciendo zapatos a medida estando esta casa considerada como una de las más reputadas del mundo. A su línea bespoke, caracterizada por líneas clásicas inglesas, sumaron hace algunos años otra de confección más económica. 

2.John Lobb Bootmaker
Es importante no confundir esta mítica casa londinense artesanal con los zapatos industriales que también bajo el nombre de John Lobb comercializa el grupo Hermes por medio mundo. Con dos distinciones Reales, la casa más mítica de zapatería artesanal – abrió sus puertas en 1866 - ha resistido dos guerras mundiales y cinco bombardeos. En sus estancias han desnudado los pies Enrico Caruso, Dean Martin, Aristotle Onassis y el Príncipe Carlos. Hoy Jonathan Lobb, quinta generación de Lobb, sigue cosiendo desde el histórico número 9 de St. James Street únicamente zapatos a medida. 

3.Foster & Son
Casa británica fundada en 1840 es de las pocas zapaterías históricas que puede presumir de seguir en manos privadas. Sus zapatos de sport a medida le otorgaron fama mundial entre elegantes consagrados como Clark Gable. Sus botas altas a medida son objeto de culto y los doce meses de espera un requisito ineludible para poder presumir de contar con uno de sus modelos bespoke. Fiel al estilo más “brithish” del West End hoy hace tanto zapatos a medida como de confección.

4.Anthony Delos
Formado en las filas de John Lobb, Anthony Delos deja en 2012 su carrera de zapatero independiente para unirse a las filas de la casa francesa Berluti y convertirse en responsable de sus nuevas hormas, la formación de jóvenes aprendices y la toma de medidas al nuevo cliente ruso, árabe y japonés. A pesar de su agenda de viajes, todavía hoy sigue haciendo un par de zapatos al mes; zapatos por los que se permite el lujo de cobrar cifras de cinco dígitos y estar considerado como uno de los mejores hormeros del mundo. 

5.Hidetaka Fukaya
Mientras los británicos Johnatann Lobb o Jon Spencer son reconocidos por dar vida a zapatos clásicos y con un gran contenido artesanal, Il Micio, apodo como se conoce a este joven japonés, se centra en conseguir zapatos que destacan además de por su calidad artesanal también por su rompedor diseño; diseño donde unas afiladas punteras dejan claro quien está detrás de su creación. Afincado en Florencia aprendió el oficio de Alessandro Stella y hoy sus doble hebilla, sus botas balmoral y sus mocasines son todo un objeto de deseo entre los nuevos dandis.  

6.Benjamin Klemann
Sus zapatos representan la unión de los dos métodos artesanos más longevos y reconocidos de la zapatería a medida: el inglés y el húngaro. De hecho, sus modelos Oxfords son muy similares a los británicos y sus Derbys tienen el aspecto algo armado y basto de la zapatería húngara. Aprendió el oficio bajo las órdenes del húngaro Julius Harai para continuar formándose en Londres con Eric Lobb - John Lobb - y con Terry Moore - Foster & Son -. Hoy en su taller de Hamburgo solo se confeccionan zapatos a medida. Si bien estos no cuentan con el cuidado diseño de los de sus colegas italianos o franceses, sí ofrecen una enorme calidad y una estética atemporal. 

7.Nicholas Templeman
Es uno de los principales representante de la más pura tradición del West End londinense donde la horma, el montado y el cosido se hace todo a mano y solo el cosido de los cortes a máquina. Trabajó para John Lobb siete años especializándose en la realización de las hormas, siguiendo la misma técnica de quinientos atrás, extrayéndolas de una especie de bloque de madera, todavía alejado de la horma final - hoy lo normal es retocar hormas tipo, algo que resta autenticidad al zapato final. Su sensibilidad con el diseño, es licenciado en arte, consigue zapatos de preciosa factura. En contra de lo que es frecuente, Nicholas realiza la práctica totalidad del zapato lo que le obliga a una producción limitada pero muy demandada.  

8.Yohei Fukuda
Japón es junto Italia y Francia el país donde la zapatería ha alcanzando mayores cuotas de belleza. Yohei, con solo 35 años, ya ha trabajado para dos grandes nombres de la zapatería a medida de Londres: Edward Green y Cleverly. La línea conservadora de ambas casas inglesas le animó a abrir su propio taller en Tokio en 2007 y centrarse en líneas más atrevidas. Solo sus manos y las de un joven aprendiz son las responsables de dar vida a sus sesenta pares anuales. A diferencia de otros zapateros artesanales, el zapato de prueba Yohei lo hace con la misma piel que el zapato final montando este solo cuando el cliente está conforme con todas las medidas. 

9.Masaru Okuyama
Después de graduarse en arte, este joven japonés  – 40 años – pasó unos años en el mundo de la joyería hasta que llamó a la puerta de la escuela de zapatería de Tokio. Tras dos años de formación se subió a un avión que aterrizó en Paris donde, tras no ser aceptado por ninguno de los grandes zapateros, empezó a realizar zapatos en el garaje de su casa. El amor le condujo a Hong-Kong habilitando el balcón de su nueva casa para perseguir su sueño. Hoy el hecho de que solo trabaje la línea a medida y que sus zapatos combinen la elegancia francesa con la simplicidad inglesa le han valido un reconocimiento impensable para un zapatero “hecho a sí mismo”.

10.Stephane Jimenez
Este francés formado durante siete años en la conocida organización francesa Compagnons du Tour de France, pasó por las filas de John Lobb Paris y de Stefano Bemer antes de abrir su propio taller. Hoy ayudado solo por su mujer trabaja solo “under appoitment” un número clausus de quince zapatos al año, algo que obliga al cliente a tener que encargar sus zapatos con años de antelación. La perfilada punta de sus zapatos recuerda en cierta medida a la de su maestro florentino. 

El Aristócrata

DE RUTA POR LAS MEJORES SASTRERÍAS, CAPITULO II: LISBOA, PAULO BATTISTA

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Paulo Battista es uno de los máximos representantes de la conocida como nueva sastrería. Su aspecto, cercanía, maneras o la repercusión de su trabajo en internet y redes sociales le convierten en todo un referente de la sastrería 2.0. Pero no nos equivoquemos, Paulo es sastre, sastre de los de verdad, que con la tradición más antigua siempre presente se vale de las técnicas más avanzadas para ver como su trabajo traspasa fronteras.

¿Qué hace diferente los trajes de Paulo de los de otros sastres? “Me gusta la moda y las tendencias y no veo porqué no se pueden hacer trajes a medida y a mano actuales y modernos”. 
Pero vayamos por partes. Conocí a Paulo de la mano de nuestra común amiga Eva, de Holland & Sherry España y Portugal. Se encontraba en España visitando a clientes cuando coincidí con él en la sastrería de Joaquín. Allí pudimos charlar algo y empezar a conocernos. Allí también tomó las medidas de lo que sería mi primer traje a medida “portugués”. Horas después Paulo atendía a mi presentación de la chaqueta Bentley Madrid en el concesionario que la marca tiene en la Calle Alcalá. Allí ya pudimos charlar más tranquilamente y poner los cimientos a lo que sería ese primer traje. 
El que a sastrería está resurgiendo es un hecho contrastable no ya solo en España sino también fuera de nuestras fronteras. “¡Ya hasta algunos futbolistas de vez en cuando visten de sastre!”, algo que confirman las fotografías de conocidos futbolistas que adornan la cómoda sastrería de Paulo. Situada en un tercer piso de una de las principales arterias comerciales de Lisboa, Paulo nos recibe con su estilo rompedor de pies a cabeza. Un tres piezas diplomático de línea muy marcada que combina con una camisa blanca y una corbata tipo tricot color mostaza. De la escuela de que el aspecto del sastre debe ser el primer vendedor de su producto, difícil es verle desalineado o vistiendo un traje serio o aburrido. 
Su sastrería consta de varias estancias en donde sobre todas destaca el taller en el  que cuatro oficiales (tres mujeres y un hombre) son los únicos responsables de traer a la vida sus trajes. Y solo trabajan para él. Al contrario de lo que es habitual, Paulo prefiere hacer pocas prendas – hace una media de doce trajes al mes - pero hacerlas todas con su equipo y solo en su taller. De hecho, aun cuando habíamos quedado para un día después, me pasé antes por su sastrería a saludarle y allí estaban trabajando en mi pantalón, mientras la prueba de la chaqueta descansaba en un maniquí. 
Junto al taller encontramos una estancia que hace las veces de oficina y donde se pueden ver los últimos números de las principales publicaciones relacionadas con la moda de hombre (The Rake, GQ...) y los libros principales de dicha temática. Esto es algo que a nadie debería llamar la atención ya que alguien que se dedica a vestir a hombres es lógico que lea los principales magazines y libros que tratan sobre ello para mantenerse informado y al día. Sin embargo, animo a los que aquí me leéis a visualizar dichas revistas y publicaciones en las sastrerías españolas de más renombre. Seguro que habría alguna sorpresa.
En otra estancia se encuentra únicamente una gran mesa de madera de cortar y en otra la dedicada a probar. En esta última encontramos tanto primeras y segundas pruebas como trajes terminados y listos para entregarse. Mientras Paulo prepara la prueba te da tiempo a revolver entre ellos y ver tejidos o cortes que seguro despiertan el interés del cliente quien muy posiblemente termine encargándose al concluir la prueba directamente un nuevo traje. En dicha habitación también encontramos una cheslón inglesa en donde poderse sentar cómodamente un acompañante. Aunque trabaja con otros telares, confiesa que se siente particularmente cómodo con Holland & Sherry y quizás por ello es por lo que encontramos todos los muestrarios de la casa escocesa. 
Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los sastres que suelen probar en la primera e incluso en la segunda prueba la chaqueta sin el pantalón, Paulo prefiere probar ambas siempre juntas. La primera prueba de Paulo está más cerca de la segunda de uno de nuestros sastres que de la propia de hilvanado. Según nos cuenta él prefiere avanzar la prenda incluso a riesgo de equivocarse para evitar hacer venir al cliente más de dos veces a la sastrería; más como en su caso una gran parte de su clientela es extranjera (tiene bastante clientela angoleña). Para los clientes de Lisboa sigue la rutina de las tres pruebas: hilvanado, ajuste y retoques finales. Prefiere hacer patrón a probar en alfalfa, pero solo realiza dicho patrón al cliente que le pide un segundo traje. “Solo así me aseguro conseguir un patrón con las medidas y líneas que sé que ya le gustan al cliente”. 
Aunque entre risas comenta que mi cuerpo es bastante sencillo y que por eso la chaqueta caía ya en esta prueba de forma casi perfecta, lo cierto es que apenas requirió de retoques más allá de ajustar un poco el largo de hombro y su entallado. “La única clave de esto es cortar exactamente la medida del cliente. Lo normal es que el sastre corte al menos un centímetro de más para en la prueba ajustar la prenda y no correr riesgos. Yo prefiero arriesgarme, algo que si el cliente ha cogido peso o yo me he equivocado me obliga a hacer la prenda nuevamente desde cero”. 
Si esto reconozco que me llamó la atención – tendremos que esperar a ver el resultado final -, más me chocó el que no cosiera costura central trasera a la chaqueta. Como él nos explicó, en los estampados a cuadros evita hacer costura para que el dibujo no se parta en ningún punto. Por su parte, el pantalón sí necesito de un ajuste severo tanto de cintura como de ancho de pierna. Este destaca por su ancha cintura, su abotonadura marca de la casa y su boca estrecha. Respecto al chaleco prefiere dejarlo más largo por su parte trasera ya que con el paso de las horas la parte trasera de este suele subirse quedando expuesta parte de la camisa. 
A diferencia que en estas ocasiones, en este traje quería que fuera Paulo quien definiera el estilo del mismo, o mejor dicho que lo cortara pensando que sería para él. Solo así podemos entender mejor su filosofía sartorial. Si al final nos empecinamos en exigir al sastre que nos haga exactamente lo que queremos podemos terminar en nuestro armario con prendas demasiado parecidas sin un sello identificador.  
Mientras nos prueba nos cuenta que estudio en La Confianza y empezó a trabajar en Massimo Dutti en la sección a medida. Poco después marchó a la sección de sastrería del Corte Inglés de Lisboa de la mano de Domingo (procedente de la sastrería de Preciados de Madrid) donde pasó cuatro años. Sin embargo, el hecho de no poder involucrarse en la realización de toda la prenda y hacer más labores pequeñas hizo que pusiera rumbo a Rosa & Teixeira, una de esas sastrerías “de toda la vida” de Lisboa, donde permaneció ocho años. El no poder tratar con clientes hizo que se montara por su cuenta en su propia casa y al cabo de un año abrir su propia sastrería. 
“Mi sastrería es una sastrería a la moda. Por eso me encanta ir a Pitti y seguir a diseñadores como Kiton, Brioni, Tom Ford etc”. “Me gustan los pantalones estrechos, los chalecos en U, las solapas anchas, altas y terminadas en pico. Me encantan las cinturas gruesas en los pantalones, corte alto”. “Para mi es tan importante la mano de obra como el estilo del traje. De nada sirve tener un traje con una magnífica calidad de mano de obra si luego no te ves atractivo frente al espejo. Creo que esto lo han sabido bien entender los sastres italianos, pero no así tanto los sastres europeos”. “No me gustan ni los trajes azules lisos ni tampoco los trajes pesados, esto último era algo sobre lo que constantemente discutía con Domingo. A él le gustaban mucho los traje muy pasados”. “Me gusta ver a la gente joven vistiendo a medida. Ellos son nuestro futuro y por ello intento cobrar precios competitivos y verles disfrutar con su traje y volver a los meses a la sastrería a encargarse otra prenda”. 
Como yo tampoco soy particularmente amante de los trajes azul marino lisos escogimos un cuadro ventana azul oscuro y con raya blanca de Holland & Sherry del muestrario de su 180 aniversario, un super 180´s de lana y cachemira. Igualmente, el forro utilizado también fue de Holland & Sherry. 

Continuará… 

El Aristócrata 

LA CHAQUETA DE FUMAR

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Llamando a la puerta está ya la Navidad, algo que entre otras cosas recuerda que debemos acercar el esmoquin al sastre para que lo planche y así tenerlo listo para las noches de fiesta que tenemos por delante. 

Aunque difícil es batir la elegancia del clásico esmoquin de chaqueta y pantalón negro, hay una prenda que nos recuerda mucho a ella y que puede compartir protagonismo en las noches más especiales e informales de la Navidad: la “smoking jacket”. Poco queda de aquella chaqueta concebida para proteger el resto de la ropa del humo de los cigarros y hoy sus usos son de lo más variados, vistiéndose desde con el más serio conjunto hasta con el más dandi y atrevido.
Si bien los primeros guiños a la chaqueta de fumar se ven en las pinturas de los años 1600s, fue en 1850 cuando el famoso magazine londinense Gentleman´s Magazine definió la forma y los tejidos de la cada vez más popular chaqueta. Tuvieron que pasar solo unos años, concretamente llegar a 1865, para que la chaqueta de fumar se empezara ya a concebir como una prenda a vestir aun sin necesidad de tener un cigarro entre los dedos. 

Este cambio conceptual se debió a Eduardo VII quien empezó a hacer uso de ella en las casas de campo al acabar la jornada de caza. Desde entonces, si bien sigue siendo muy popular en dicho momento, la chaqueta de fumar se viste también en ocasiones festivas de lo más diversas. Y acertaremos si una de esas ocasiones es una de las noches que tenemos por delante. 
En estas fechas, tanto seamos los anfitriones como los invitados a una elegante cena, destacaremos por nuestra elegancia, y educación, de aparecer con una estilosa smoking jacket. Aunque esta chaqueta bebe de la historia y de la hechura de la clásica chaqueta negra de esmoquin, es recomendable mandarla a confeccionar en un color diferente. 

El verde botella, el burdeos o el azul oscuro son tonalidades más lógicas para vestirse con un atuendo festivo pero no tan protocolario como el clásico esmoquin negro. Aunque este tipo de chaqueta se puede vestir sin corbata de lazo, con esta siempre queda más elegante, proporcionada y especial. Escójanse dichas corbatas de lazo en terminación terciopelo y del mismo color de la chaqueta, o de sus solapas, y se habrá acertado. Resulta difícil conseguir una bonita chaqueta de fumar de no acudir a un sastre experimentado, siendo los ingleses, por su larga tradición trabajando con ella, los mas avezados en su ejecución. 
Los adornos de pasamanería en la botonadura, en los bolsillos y en las mangas añaden gran belleza a esta chaqueta. Aunque Oscar Wilde nos llevaría la contraria, jugando con dicha pasamanería se pueden conseguir chaquetas de fumar de hilera sencilla tan bonitas como las cruzadas del dramaturgo irlandés.  

Aunque en sus inicios se confeccionaban en los más variados tejidos, hoy el terciopelo resulta el más adecuado para la nueva interpretación de estas chaquetas. Debido a su carácter informal, escójanse las solapas redondeadas y resérvense las de terminación en pico para el clásico esmoquin. 
Sigamos, al igual que se hacía en el esmoquin, dejándola sin aberturas traseras y dependiendo de la seriedad que se busque combínese desde con un pantalón gris formal hasta con otro más casual. Para este último, uno de tartán escoceses, verde oscuro y de cuadro ancho sería una bonita opción de combinar con una chaqueta de fumar azul oscura. 
Se prefiera el look serio o el informal, las conocidas como slippers complementan acertadamente el aspecto dandi de esta chaqueta. Dejemos de lado la majestuosidad del cuello diplomático y escójase una camisa de cuello estándar. Solo si buscamos el aspecto más protocolario del conjunto la camisa debería contar con pechera y botonadura joya. En el resto de ocasiones, una sencilla camisa blanca conjuga mejor con  el mensaje de la chaqueta de fumar.

El Aristócrata

FELIZ NAVIDAD

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Estimados amigos,

Una suerte que este 24 caiga en sábado, el día que publicamos nuestro artículo semanal, y así poderos felicitar a todos la Navidad. Aunque cada día escucho a más gente decir que no le gusta la Navidad, reconozco que a mi me encanta. 

Es el momento de reunirte una vez más con esa familia cercana a la que ves prácticamente a diario, pero también con otros que por motivos diversos no lo haces tanto como te gustaría. El pasear buscando ese regalo para la persona especial, esos juguetes que te harán disfrutar tanto a ti como a ellos, disfrutar de las luces y de la animación de las calles de tu ciudad y felicitar la Navidad – eso de felices fiestas reconozco que me parece una auténtica sandez – a aquellos con quien te paras a tu paso, hacen de estas fechas unos días de lo más especiales. 
Aunque seguramente sea por la influencia de la EGB en mi mente el año empieza en septiembre, y no en enero, quería desearos a todos una feliz terminación de año. Sé que la gran mayoría de nosotros brinda por el Año que entra olvidándose prácticamente del año que termina. Sin embargo, yo siempre me acuerdo más si cabe del que acaba. Esto me imagino se debe deber al hecho de que no recuerdo un año que no haya sido mejor que su antecesor. Brindo porque el año que comienza sea igual que el que termina y curiosamente siempre termina siendo este último el mejor que recuerdo. El 2016 fue mejor que el 2015 y este mejor que el 2014 y este que el 2013... No sé si es casualidad o una actitud frente a la vida pero cada día que vivo me parece el más maravilloso del mundo – y esto siempre ha sido así a pesar de que como os podéis imaginar ha habido días duros también en mi vida.

Para este 2017 os deseo que todo lo bueno que os haya pasado en el 2016 os vuelva a ocurrir y que aquello malo, que con seguridad también os ha pasado, no vuelva a pasar. Y sobre todo, os deseo que disfrutéis de la vida y de estar leyendo esta página seamos conscientes de lo afortunados que somos. Sonriamos, riamos, leamos, hagamos deporte, trabajemos duro, disfrutemos de esa única verdad que es la familia, aprovechamos la naturaleza mientras esta aguante ver como sin piedad estamos acabando con su belleza, despertemos en medio de ella y desprovistos de todo abrigo, besemos, abracemos, hagamos el amor hasta no poder más…
Disfrutemos del placer de vivir, de ver, de sentir, de amar y, de ser afortunados, también de ser amados, de oler y de tener números de teléfonos a los que llamar. Del privilegio de poder escoger un zapato por la mañana y otro por la noche, de cambiarnos de camisa a diario, de abrir el grifo y que salga agua. 

Y sobre todo no dejemos de dar las gracias por todo ello, de ser en todo momento conscientes de lo privilegiados que somos, de compartir con todos, nuestros y ajenos, dicho privilegio y de ponernos como meta personal hacer un poquito más felices a quienes nos aguantan todos los días.
De corazón, Feliz Navidad para todos.

José María López-Galiacho González

THE BENTLEY DRIVING JACKET – PART 2: “PRUEBAS Y ENTREGA”

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Una vez cerrado el diseño de la chaqueta empezamos a hacer prueba con diferentes tipos de telas “baratas” para después de dar con el modelo definitivo pasar a confeccionarla con las telas y materiales finales.

Como digo, antes de confeccionar esta chaqueta, se hicieron varias pruebas, concretamente se confeccionaron cuatro chaquetas finales antes de dar con la definitiva. Todas estas chaquetas se cosieron pensando que su hechura y detalles serían los definitivos. No obstante, tras verlas en el maniquí siempre había algo que podía mejorarse. La forma de los bolsillos, la trabilla trasera, el rombo del forro etc. Todos estos cambios hicieron ponernos de acuerdo en definir primero su aspecto exterior y solo una vez consensuado ponernos a trabajar en su interior. 
Para no tener dudas en el resultado final, Joaquín Fernández me probó en varias ocasiones con tejidos de otra época que por su composición o terminación difícil tendrían cabida hoy. Incluso, recuerdo que en la penúltima chaqueta que realizamos utilizó trozos de diferentes telas para conseguir suficiente tejido para toda la chaqueta. De hecho, no creo que hubiera habido ningún sastre, al menos que yo conozca, que hubiera aguantado todo lo que Joaquín aguantó todos estos meses. Aunque difícil es hacerse la idea de lo que será una chaqueta utilizando otra tela y otro color, creímos, como todavía hoy pensamos, haber dado con lo que buscábamos. 
La confección tiene varias notas que difieren de la manera en la que Joaquín acostumbra coser sus chaquetas. El hombro no cae de manera natural sino que tiene cierto relieve en su costura. Su sisa es alta pero no tanto como en las chaquetas de calle. Igualmente, las mangas no quedan tan justas como en las de los trajes estándares. Ambos detalles entendibles si tenemos en cuenta que el propósito principal de esta chaqueta es acompañar al conductor del coche en su trayecto a su destino preferido y, por consiguiente, la vestirá principalmente durante el tiempo que esté al volante. 
Esto es otro de los motivos por los que la chaqueta es visiblemente más corta que las chaquetas estándar. Una chaqueta que hubiera sido más larga solo hubiera conseguido un sobrante importante de tela entre el respaldo del asiento y el propio conductor; algo que solo hubiera conseguido hacer menos placentero el viaje. Para añadir un toque extra de comodidad al extender los brazos es por lo que se incorporó una abertura en la espalda; abertura que concede unos centímetros extras de tela cuando ambas brazos están extendidos sobre el volante. 
Definido su diseño – ver su porqué en el primer artículo - fueron varios retos a los que nos tocaron enfrentarnos en esta chaqueta. Quizás uno de los más importantes fue bajar la idea conceptual de coderas a la chaqueta con la piel de Bentley. Esta piel si bien es de una incuestionable calidad, tiene un grosor y un tratamiento pensado para que resista sin inmutarse el rozamiento y el uso continuado durante años y años. Esto da como resultado una piel que no admite patina alguna ni tampoco un cosido fácil debido precisamente a su importarte grosor. Después de decidir que coser la hombrera en su totalidad restaría elegancia a la chaqueta, pensamos hacerlo solo en forma de ribete. Para que esto adquiriera sentido el núcleo de la hombrera lo adornamos con un óvalo del mismo cachemira que la chaqueta pero con el rombeado diferenciador de la casa de la B alada. 
Para el ribete de piel nos pusimos en contacto con otro viejo conocido de esta página, Antonio García Enrile, artesano de la piel que adelgazó la piel los milímetros necesarios para poderla coser de manera manual a la codera de la chaqueta. Este mismo tratamiento se hizo a la piel que franquea el cinturón trasero y a las aberturas de los bolsillos interiores. Igualmente, en el interior de la tapeta del cuello aparece un trozo de esta piel y con el logo de Bentley grabado cosido a mano.
Una vez con las líneas de la chaqueta definida, el proceso de probado fue igual al de cualquier otra chaqueta por lo que conviene no conviene hablar mucho de él sino mejor centrarse en su interior. Como explicamos en el primer artículo, se buscó un diseño de medio forro con el estampado – se respetaron hasta las medidas exactas de los rombos – idéntico al de la tapicería de los vehículos. También el doble cosido propio del tapizado de la casa británica aparece en la chaqueta. Los bolsillos interiores, uno para la pluma Montblanc y el otro para la llave del coche cuentan con un bordado realizado a mano. Las líneas curvas del forro recuerdan las carreteras en las que más se disfruta este tipo de coche. 
Espero que las fotos os ayuden a haceros una idea más aproximada del resultado final de la chaqueta donde no hay detalle que no tenga un porqué detrás. Prueba de ello es el refuerzo que se ha cosido en la parte superior del hombro izquierdo para evitar que el paso del cinturón pudiera terminar rozando la exclusiva, pero más difícil de cortar, cachemira de Holland & Sherry utilizada en la chaqueta. 
Como conclusión decir que esta ha sido una de las aventuras sartoriales más locas en las que he participado. Dudo que de poder marchar atrás me volviera a embarcar en semejante proyecto aunque a tenor de todo lo que nos hemos divertido y la repercusión, tanto nacional como internacional, que ha tenido seguro que lo volvería a hacer. 

Para terminar quiero aprovechar y dar las gracias a las casas que han confiado en mi para llevar adelante este apasionante proyecto: Montblanc, Holland & Sherry y Bentley Madrid, casas que han apostado por un profano en el mundo de la moda pero que tienen en su ADN de lujo y exclusividad valores como lo intemporal, lo hecho a mano y lo confeccionado a medida.

Fotos: 1ª y dos últimas primeras fotos: Alvaro Felgueroso
El Aristócrata

¿QUÉ ES LA ELEGANCIA?

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A pesar de las múltiples veces que me puedan llegar a preguntar por: “¿qué es para ti la elegancia?”, encontrar una respuesta rápida no es fácil. Definir un concepto tan subjetivo como el de elegancia no resulta sencillo, más si cabe cuando nos adentramos en las arenas movedizas de la elegancia interior. Aunque hoy lo vamos a hacer.

Esta semana a través de cinco grandes citas, intentaré dar respuesta, siempre mi respuesta y siempre discutible, a lo que para mí significa ser elegante. Para ello, me fijaré en algunas de las características inherentes a la elegancia exterior que, al contrario de lo que ocurre con las responsables de definir la elegancia interior, difícilmente pueden ser discutibles. 
1."Si la gente se gira para mirarte por la calle, es que no vas bien vestido" - Beau Brummel. Salir a la calle con un conjunto demasiado llamativo, por ejemplo combinando prendas pensadas para usos diferentes (sirva como muestra un traje con zapatillas deportivas), lo único que consigue es que la gente te mire y no precisamente por tu estilo innato. Muy al contrario, aquellos conjuntos que podrían pasar desapercibidos pero que no dejan a nadie indiferente, consiguen que tu recuerdo perdure en la retina de quienes se cruzaron en forma de sonrisa. Como diría Giorgio Armani, “la elegancia no consiste en ser notado sino en ser recordado”.
2.“Nada tan peligroso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado” - Oscar Wilde. Elegancia y moda rara vez van de la mano, basta observar las pasarelas de moda de medio mundo para afirmar sin miedo a equivocarnos que ambos conceptos están cada vez más enfrentados. La elegancia apuesta por la intemporalidad, mientras que la moda prefiere siempre lo pasajero del momento. 
3.“No es fácil hacer que algo parezca simple. La sencillez es mucho más difícil que la complejidad” - Carolina Herrera. Sobrecargar los conjuntos de colores, estampados o complementos puede tener un efecto negativo sobre el resultado final. Un sencillo traje cruzado artesanal azul marino acompañado de unos oxfords negros, una camisa y una corbata de diferentes tonos de azul es una opción que por su sencillez, aquí elegancia, difícilmente puede ser mejorable.
4.“No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase” - Coco Chanel. A pesar de lo que pueda pensarse, vestir bien tiene mucho más que ver con el gusto que con el dinero. Como la misma señora Coco diría, el lujo no depende de la riqueza, sino de la ausencia de vulgaridad. Mucho más importante que el dinero es la cuna y la clase innata, o aprendida, de cada uno de nosotros. Vestir de una manera u otra dependiendo del momento y el lugar es además una forma muy sutil de mostrar nuestra educación.
5.“El hombre debería parecer que ha comprado su ropa con inteligencia, se la ha puesto con cuidado y se ha olvidado totalmente de ella”- Hardy Amies. Comprar la ropa con inteligencia significa hacerse con aquellas prendas, cortes y colores que más nos favorecen. Si ponérsela con cuidado es importante, todavía lo es más caminar y moverse con ella con tal naturalidad que te llegue a costar recordar qué llevas puesto en cada momento. Siempre mejor que disfrazarse resulta vestirse conforme a tu personalidad, y dejar que la ropa hable de ti. Los conjuntos que transmiten rigidez evidencian que quien los viste no está todo lo cómodo que quisiera. 

El Aristócrata

LOS 10 ABRIGOS IMPRESCINDIBLES DEL INVIERNO

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Por mucho que lo intenten las casas de moda, todavía no han conseguido traer al mercado un abrigo que combine con los trajes con la elegancia y distinción que lo hacen los diez protagonistas que traemos durante este y el próximo fin de semana a esta columna.

1.El Crombie
El Crombie es uno de los abrigos de ciudad más polivalentes para usar tanto con traje como con un informal dos piezas. El color azul marino resulta la opción más versátil además del preferido por personajes tan dispares como Winston Churchill, Los Beatles o Cary Grant. Aunque es posible encontrarlo en diferentes terminaciones, el modelo de hilera sencilla y confeccionado con lana pesada sigue siendo el modelo icónico. Añadámosle un cuello de terciopelo y un forro de color, por ejemplo, rojo y nos habremos hecho con un abrigo todo terreno y actual.
2.El Chesterfield
Dado a conocer en el S. XIX por la casa de los duques de Chesterfield se caracteriza por su formalidad al extenderse por debajo de la rodilla. Aunque puede ser cruzado, es el modelo de hilera sencilla con botones cubiertos el más conocido. Sus colores más populares siguen siendo el azul, el beis y el negro. No obstante, el modelo confeccionado en lana gris, con estampado de espiga y con el cuello de terciopelo negro representa el Chesterfield por excelencia.
3.El Covert
Este modelo es la alternativa ideal para aquellos que quieren hacer acompañar su traje de un bonito abrigo, pero sin por ello tener que vestir un serio Crombie o un largo Chesterfield. Aunque en sus orígenes se concebía como abrigo de montar y de caza, hoy se viste también en la ciudad. Es un abrigo ceñido que no sobrepasa la rodilla y que está confeccionado con telas no muy gruesas para poderse vestir gran parte del año. Sus cuatro costuras paralelas en los puños y en el faldón, su cerillera en el lado derecho, su cuello de terciopelo y su tono marrón claro permiten identificarlo fácilmente. Probablemente el mejor abrigo si queremos vestirlo tanto con traje como con unos pantalones informales. 
4.La gabardina
Presente en el armario del hombre desde 1880, se caracteriza por su tejido impermeable resistente al viento, al agua, a la nieve y por su inconfundible diseño de origen militar. Siempre más auténtico de hilera cruzada, con cinturón, con anchas solapas y grandes bolsillos, el también conocido como abrigo de trinchera es la mejor alternativa para cuando el cielo amenaza lluvia. Aunque el color más emblemático sea el beis, los tonos azul oscuro, granate o los más atrevidos rojo o verde, añaden un toque de frescura a los armarios más atemporales. 
5.El Ulster
Aunque hoy algo olvidado, su belleza intemporal lo convierte en uno de los diez abrigos obligatorios. Caracterizado por una hilera cruzada del tipo 6x3 o 8x4, por descansar por debajo de la rodilla, por sus bolsillos de parche, su cinturón con agujeros y sus puños franceses, el Ulster es el abrigo perfecto con el que pasear por el campo en una poco desagradable tarde invernal. No obstante, son sus amplias solapas chatas, su tejido tipo Tweed, su costura alta central, sus pliegues traseros y su larga abertura en la espalda sus notas más diferenciadoras. 
6.El Paletot
Presente desde mediados del S. XIX y con ciertas similitudes con el Chesterfield, se caracteriza por su hechura holgada, sus solapas de pico, un largo faldón que se extiende por debajo de la rodilla, una corta abertura trasera y una caída en forma de campana desde la cintura. De hilera cruzada, con sus botones dispuestos en forma 6x2 y sin cinturón, el paletot es el abrigo perfecto para vestirse, sobre todo de ser azul marino, con el chaqué y frac, aunque también con un buen traje artesanal diplomático. Dependiendo del tipo de tejido, se conseguirá un aspecto más serio o informal. Para los looks más casuales, los tejidos de Tweed o de franela son los compuestos más versátiles. 
7.El Pea Coat
Si para sacar lo mejor del paletot resulta necesario vestir como mínimo un elegante traje de chaqueta, el Pea Coat, también conocido como chaquetón de  marinero, cobra su significado con los atuendos más informales. Aunque aparece en el S. XIX, hasta bien entrado el S. XX está considerado tan de sport que no es bien visto vestirse en la ciudad, prohibiendo incluso algunas empresas vestirlo a sus empleados durante la jornada laboral. Sin embargo, la gran influencia de los marineros ingleses en la vestimenta de sport y el que el Duque de Windsor fuera altamente criticado por aparecer vistiéndolo en un acto público, lo convirtieron en todo un objeto de culto. Caracterizado por una hilera cruzada, seis botones en fila recta, un grueso tejido, amplias solapas para protegerse del frio del mar y una reducida longitud para permitir a los marineros subir por el mástil, el Pea Coat sigue siendo todo un clásico de la vestimenta casual. 
8.El Greatcoat
Con un aspecto que recuerda los imponentes abrigos militares del S. XVII, destaca por sus líneas amplias y un resistente tejido de lana capaz de aguantar todo tipo de inclemencias climatológicas; lluvia incluida. Fácilmente reconocible por sus voluminosas solapas y sus puños dobles – ambos detalles pensados para desdoblarse y proteger del frío tanto la cara como las manos -, sus profundos bolsillos se pensaron para resguardar de la lluvia la comida del día. Concluida la Segunda Guerra Mundial, el Greatcoat se popularizó entre la población civil convirtiéndose en uno de esos abrigos imprescindibles. Por sus reminiscencias militares, el gris, el verde oliva y el azul son sus colores más frecuentes. Todavía resulta frecuente que una pequeña capa proteja la parte alta de la espalda. Como siempre ha sido costumbre en los abrigos militares, es de hilera sencilla y descansa holgadamente por debajo de la rodilla. 
9.El British Warm
Todo un clásico inglés también con reminiscencias militares, concretamente del ejercito británico de la Primera Guerra Mundial. Está confeccionado con lana melton, hilera cruzada, solapas de pico, bolsillo de pecho, dos amplios bolsillos laterales, una abertura trasera central y con una longitud que llega hasta la rodilla. En su versión más auténtica cuenta con solo dos botones en sus mangas y uno en el interior del cuello para poderse abotonar. Winston Churchill y el Príncipe Carlos han sido dos de los mejores clientes de este abrigo. 
10.El King Coat
Abrigo aristocrático por excelencia, alcanzó una enorme popularidad en los años treinta de la mano de los principales galanes de la gran pantalla. Cruzado del tipo 6x2 es ceñido y se extiende por debajo de la rodilla, en tejido de lana en espiga, de solapas de puntas altas y de, preferiblemente, bolsillos laterales rectos y color azul marino. Este ha sido la opción preferida de monarcas y aristócratas de medio mundo. La pureza de sus líneas y su gran elegancia convirtieron al Rey Jorge VI en su más ferviente fan. 

El Aristócrata

LA ENCICLOPEDIA DEL BUEN VESTIR

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Hace ya cinco años que publiqué el “Manual del Perfecto Caballero, Normas Básicas del Buen Vestir” y aunque se sigue vendiendo bastante bien creo que ha llegado el momento de darle continuidad con un nuevo libro. 

Son muchos los temas que desde entonces hemos tratado tanto en esta página como en los otros medios en los que escribo y de juntarlos todos, además de ampliándolos en contenido y número, bien podríamos decir que tendríamos una enciclopedia del vestir, la Enciclopedia del Buen Vestir.

Aunque me siento orgulloso de mi querido “Manual” es cierto que si bien era la mejor base para conocer cómo vestir correctamente, adolecía de consejos prácticos y de fotos de calidad (esto último alejado de mi voluntad pero que se debió a una cuestión económica de la editorial). 
Mi intención es que vea la luz el próximo diciembre y mientras ya me encuentro escribiéndolo, sigo pensando cuál sería la mejor forma de publicarlo. He pensado en volver a hacerlo a través de una de las grandes editoriales, sobre la mesa hay dos propuestas, o hacerlo por mi cuenta. Esta última es sin lugar a dudas más compleja pues la editorial se encarga de cosas como maquetación, impresión y distribución que requieren de un tiempo que yo no tengo. Sin embargo, más allá de esto, por mi experiencia, la editorial clásica no te ofrece ninguna ventaja de importancia. La distribución del libro tampoco fue gran cosa. Siempre me sorprendió ver cómo se agotaba en sitios como el VIPS, la Casa del Libro o el mismo Corte Inglés y a duras penas se reponía. Muchos de vosotros, todavía hoy, me preguntáis cómo conseguirlo ya que efectivamente nunca fue sencillo. Al final, es Amazon, con sus ventajas e inconvenientes, el lugar donde el libro resulta más sencillo de conseguir. 
Recién publicado el “Manual” acudí a programas de radio, hice entrevistas, salí en periódicos, revistas etc. pero ninguna, absolutamente ninguna, me vino a través de la editorial sino por el interés que el libro había despertado. Fueron las radios, televisiones y medios los que me contactaban directamente a mi para beneficio final, principalmente, de la editorial. Además, y esto es sin lugar a dudas lo más importante, los números que hacen las editoriales a la hora de publicarte un libro son de lo más agresivos. Esto impidió que pudiera incluir fotos a color, algo que creo que en un libro ilustrativo como este es de todo punto obligatorio. 

Lo publique de una forma u otra le que me gustaría es que tuviera el mismo éxito que el anterior o es resultase a todos atractivos. La “Enciclopedia” además de replicar algunos temas estrellas escritos en estos últimos cinco años, también será un libro también de consulta para que quien quiera consultar un punto de manera rápida pueda hacerlo, ya sea saber qué  zapato vestir con un traje de lino o qué tipo de estampado sería el mejor para un traje de cachemira. Al igual que hice cuando escribí el “Manual” no nombraré ninguna marca. Además de no ir con mi filosofía, últimamente se han publicado varios libros que intentando justificar dar a conocer a los mejores sastres, zapateros o artesanos de medio mundo han hecho de su libro todo un negocio personal. 
Aunque lo tengo más o menos estructurado ya en la cabeza, sí os agradecería me comentarais qué temática os gustaría que se incluyera. Pero por favor os agradecería pensarais en temas algo abiertos y no tan concretos como para que solo a un par de lectores pudieran interesarles. Se actualizaran temas y se tratarán otros que por espacio, que no por importancia, no se vieron en el primer libro. 

Deseando poder cumplir con los plazos y podéroslo presentar el próximo diciembre, os agradecería vuestros consejos para poderlo hacer lo más interesante posible.

Muchas gracias.

El Aristócrata

A CADA COLOR DE TRAJE UNO DE ZAPATO

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Antes de que el próximo sábado empecemos con una nueva serie bespoke en la que os hablaré de tres trajes confeccionados por tres sastres diferentes, esta semana me gustaría hacerlo de un tema a priori sencillo: la elección del color del zapato dependiendo de el del traje.

Efectivamente a estas alturas este tema no debería suponer ninguna dificultad pero, sin embargo, a tenor de lo que todavía se ve por ahí fuera parece que no todos lo tienen tan claro como nosotros.

1-La hora del día
Independientemente de gustos, la hora del día debería guiar nuestras elecciones. Por mucho que te guste romper normas, crear tendencias o incluso llamar la atención, hay colores que no tienen cabida con el traje y otros que sí pudieran tenerlo pero que lo pierden cuando el sol desaparece. La noche, así como las situaciones mínimamente formales, sigue exigiendo colores oscuros y el negro se presenta como opción imbatible. Sí, a pesar de que todo eso de que “brown is the new black” el “never brown after six” parece mucho más lógico si la noche ha hecho ya su aparición. 
¿El por qué?. Bueno, como expliqué en mi libro, y no es mi intención volverlo hacer por lo que lo resumo muy brevemente, hay un protocolo que data de muchos años atrás por el que los hombres al llegar a casa después del trabajo se cambiaban de ropa y se ponían las conocidas como “evening clothes”. Estas se caracterizaban por tener una mayor seriedad que las de la mañana siendo los colores blanco y negro los protagonistas. Aunque sé que esto ocurrió hace ya casi un siglo, hay ciertas normas que parecen lógicas y personalmente no veo nada malo en mantenerlas.  

Indudablemente, los tiempos cambian y las normas de convivencia se han relajado. ¿Quizás en exceso?. Que cada uno salga a la calle y juzgue por si mismo. El relajamiento de estas normas ha traído cambios y esto también ha afectado a la ropa. De ahí que por la mañana, más en sitios con mucha luz como España o Italia, los marrones cobren cierta lógica. Aunque obviamente no cualquier marrón, y por supuesto no cualquier zapato. No obstante, parece lógico que si a la mañana escogíamos un zapato marrón, por la noche se elija uno negro. ¿Acaso el día y la noche desprenden la misma luz o tienen la misma claridad? ¿Acaso vestiríamos el traje claro de lino de la mañana por la noche? Pues entonces, tampoco podemos hacerlo con los zapatos.
2-Con los trajes azul y gris
Se sea amante de la máxima discreción o sencillamente no se quiera correr riesgo alguno, nadie se equivoca si elige para su día a día un zapato que además de tener cordones, y de ser posible costura prusiana, es de color negro. El negro si bien puede no ser el más estiloso para vestirse con estos dos trajes, siempre resultará correcto. Vistiendo unos sencillos zapatos negros, de calidad y con cordones, se estará vistiendo infinitamente mejor de lo que hoy hacen la mayoría de nuestros conciudadanos.

Si nos gusta variar y además introducir un toque relajado y de estilo, parece lógico probar también con otros tonos. 
Aunque en Italia pudieran llevarnos la contraria, con el traje azul marino encontramos varias opciones interesantes como para terminar vistiendo un zapato marrón claro. Este llamativo color “choca” demasiado con el tono oscuro del traje algo que produce un fuerte contraste. Si además seguimos la horrenda costumbre española de combinar dichos zapatos marrones claros con un cinturón del mismo tono el resultado está más próximo al espanto que a cualquier estilo posible. Sin embargo, en verano los trajes azul claro admiten de buen grado estos zapatos marrones claros. 

Entre el serio color negro y los poco vistosos marrones claros, encontramos una amplia gama intermedia de colores que de vestirlos en momento y lugar añaden al conjunto un refrescante toque de estilo. Así, por ejemplo, los trajes grises quedan muy bien con zapatos burdeos o de color próximo al vino y además tienen la seriedad suficiente como para acudir sin problemas a una reunión de trabajo o en el día a día de la oficina. De gustarnos esta opción asegurémonos de prescindir de un cinturón del mismo color – los tirantes o las pletinas laterales quedan siempre más elegantes y el look final del conjunto más limpio. Otra opción siempre segura tanto con el traje gris como con el traje azul son los zapatos de tono marrón oscuro cercano al chocolate. 
El marrón oscuro, o incluso un buen patinado del mismo, aporta, por un lado la formalidad que requiere un traje azul marino y por otro, imprime un toque de elegancia que desgraciadamente no abunda en nuestras calles. Esta combinación permite tanto acudir a la oficina como a eventos algo más formales. No obstante, de acudir a un evento claramente formal, solo los zapatos negros deberían ser los elegidos. Al igual que ocurre con los zapatos marrón oscuros, los de tonalidades próximas al coñac son idóneos para acompañar también a ambos trajes. Basta tener en cuenta que cuanto más oscura sea la tonalidad del este color más formal resultará el conjunto final. 

Dicho esto, un bonito zapato artesanal de líneas clásicas inglesas del tipo semi-brogue siempre será una opción elegante con ambos tonos de color. Además, dicho brogueado contrastará con la a priori seriedad del color negro. ¿Os habéis fijado lo bonitos que son los zapatos Oxford semi-brogue con líneas de los años setenta que ciertas casas están ahora sacando en su línea RTW?. No me extrañaría que caprichos de la moda, este color retome en próximos meses gran protagonismo.

3-Con los dos piezas o con los trajes lisos de Tweed
Ciertos derbys pero sobre todo los Oxford, sus modalidades de semi-brogue o full-brogue y de color marrón oscuro combinan francamente con esos dos trajes
4-Con los trajes de color marrón
Aunque aquí podría aplicar perfectamente el famoso “never brown in town” hay que reconocer que hay trajes de un marrón pálido que de tener “duende” y estar bien cortados amplían acertadamente el abanico de trajes posibles, tanto en invierno como en verano. ¿Alguien podría negar la belleza de un traje artesanal de lino en tono tabaco? En estos es recomendable buscar un tono también marrón para el zapato. Pero no un tono normal, si no uno que mínimamente sea un grado más oscuro que el del traje. 
5-Con los trajes verde botella 
Hay trajes de estambre, tejido que se parece al de Tweed pero menos basto y más fino, que en tono verde oscuro resultan muy elegantes. Dependiendo lo atrevidos que seamos podremos escoger desde un tono azul pálido patinado hasta un granate oscuro. De no querer correr riesgos, nuevamente el marrón oscuro es la opción más segura. 
6-Con los trajes granate
Fuera de los azules y grises no resulta frecuente encontrar trajes de colores diferentes o algo arriesgados. Lo primero a tener en cuenta es que no es lo mismo un traje verde que un traje verde hecho a medida con una tela bonita, combinado correctamente y llevado con estilo. Y lo mismo ocurre con muchos otros tonos a priori llamativos. Y este es el caso de los trajes granates. Con esto estos, los marrones suelen ser buenas opciones. El tono de marrón dependerá en gran medida del tono del granate. 
En definitiva, para conocer qué color de zapato es el que se debe vestir con cada traje bastará con prestar un poco de atención a las combinaciones aquí recomendadas y conocer con antelación en qué lugar y en qué momento del día se tiene pensado vestir esos zapatos. Y para terminar no olvidemos el papel clave que aquí juegan los calcetines. Intentemos que estos aporten sentido a la elección del color de los zapatos y del pantalón. Busquemos armonía entre las tres prendas y que cada una combine acertadamente con las otras dos de manera independiente. 

El Aristócrata

BESPOKE LI, UN TRES PIEZAS DIFERENTE

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Esta semana os quiero presentar un traje que si bien lo acabo de estrenar para hacer estas fotos llevaba conmigo más de un año en el armario. El motivo no fue por falta de ganas, sino porque llevándolo en una bolsa para hacer una sesión de fotos lo dejé descansando sobre el tubo de escape de la moto y salió, literalmente, ardiendo.

Debía ser por septiembre de 2015, cuando me dirigía a la sastrería de mis amigos los hermanos Calvo de Mora para realizar una sesión de fotos para Loewe y en medio de la Castellana, recién estrenada la Royal Enfield, un olorcillo me hizo temer lo peor. Mirada abajo, vuelta a casa, cambio de traje y vuelta a empezar. Llegada a la sastrería, foto, entrevista y todo listo para completar el video promocional del perfume Solo Loewe (lo sé, tengo pendiente también compartir este video; video que a quienes le gusten las Harley Davidson seguro que le gusta). Ni que decir tiene que la Royal Enfield perdió su puesto privilegiado en el garaje y, aunque sigue en él, su protagonismo lo tomó una nueva Harley. 
El pantalón se había salvado de la “quema” pero la chaqueta tenía signos visibles de su discusión con el tubo de escape. Se la llevé a D. José María Reillo, sastre responsable de so elaboración, quien la examinó y me recomendó salvar los botones, el pantalón pero la chaqueta volverla a hacer desde cero. Hablé con Holland and Sherry quien solo pudo ratificar la opinión de Reillo. Eva, con su acostumbrada impoluta profesionalidad, llamó a Escocia para intentar localizar el mismo tejido. Aunque a priori conseguir un tejido con solo un año en catalogo no parece que debiera ser algo complicado, la realidad es que al actualizarse hoy los muestrarios todos los años esto ya no resulta tan fácil. 
Se encontró finalmente una partida en una sastrería italiana, de Milán más concretamente, igual al mío. No obstante, según me explicó Eva no era exactamente el mismo pues, aunque era la misma referencia, al no haber salido de la misma partida que la tela de mi traje, el tono del verde podía no ser exactamente igual. Según Eva, sería difícil de percibir esa mínima diferencia, pero prefería intentar antes buscar esos dos metros y medio que necesitábamos de una misma tirada. Unas semanas más tarde, un tejido idéntico llegaba a la sastrería de D. José María Reillo. 
Sin prisas, la primavera ya estaba a la vuelta de la esquina, empezamos a dar forma al nuevo traje. El tejido es de tipo estambre, parecido al tweed pero más fino y suave. Un tejido muy escocés y que en invierno es muy agradecido por su tacto y abrigo. Sobre este tono de verde decir que, al menos desde mi punto de vista, no puede ser más acertado para este tipo de lana. El verde oscuro es un color que puede sumarse por su seriedad al popular azul y gris. 
Por las mañanas, sobre todo en invierno, adquiere una lógica aplastante por su textura y luminosidad invernal. No es un tono llamativo y tiene una gran belleza y ese toque diferente que le distancia de los muchas veces aburridos azules y grises. Incluso los más clásicos y puristas lo recibirían de buen agrado pues está presente en el armario del hombre desde comienzos de los años 30. Echemos un vistazo a las fotografías de los galanes del cine de entonces y veremos como este color para nada era algo inusual.
La chaqueta tiene el corte típico de D. José María. Un talle alto, algo que además de ser lo correcto es fundamental si se va a vestir el pantalón con tirantes. Una sisa también alta, igualmente fundamental para que no se desboque el cuello al sentarnos. La chaqueta abotonada marca de manera suave el talle y la cintura. Los hombros tienen las costuras cargadas algo que, si bien a mí me gusta, sobre todo en trajes de sport como este, no tiene porqué ser compartido por todos. Las solapas son algo más anchas de lo normal, aunque sin excesos, Esta vez las escogimos terminadas en punta, algo que no es más acertado que las chatas pero que elegimos porque nos parecieron más divertidas. 
Esta vez os he querido ahorrar las pruebas y os traigo el traje terminado. Las solapas se picaron a mano y el traje se confeccionó igualmente todo de manera artesanal. Esta vez nos saltamos una prueba, la intermedia, pues son ya tantos trajes los que me ha hecho D. José María que bien podríamos reducir todo el proceso incluso solo a una. Aunque personalmente disfruto mucho del proceso de las pruebas, esta vez las redujimos a la del hilvanado y a la última en la que ajustamos pequeños detalles. Los ojales no son los que acostumbra a coser D. José María, aunque no tiene inconveniente en coserme estos a mí, bastante más largos que los que normalmente cosen los sastres y sin la cabeza final redondeada. 
La chaqueta visiblemente más corta que las de mis primeros trajes, pero siempre cubriendo el trasero. La doble abertura trasera sigue siendo mi preferida y los botones son de un corozo de marrón discontinuo. El forro no buscaba robarle protagonismo a la chaqueta y se escogió uno de un verde pálido que consigue no destacar sobre el verde oscuro de esta. Los detalles del interior también son marca de la casa. Los viveados de los bolsillos están hechos con tela de camisa y las costuras viveadas a mano y en un tono marrón oscuro que contrasta acertadamente con el verde del interior de la chaqueta. Esta última solo se medio forró pues con un tejido ya de por sí caluroso podría llegar a ser demasiado abrigada. 
Es importante conocer las ventajas y desventajas de forrar enteramente una chaqueta. Si bien las suaves temperaturas de las que disfrutamos en la capital agradecen las chaquetas medio forradas, en estas se marcan las arrugas en la espalda; sobre todo de llevar tirantes. Esto todavía es más apreciable de haber elegido un tejido de poco peso. El prescindir de todo el forro, incluido el de la parte superior de la espalda, dificultaría que corriera bien toda la chaqueta al ponérnosla. Dicho esto, si lo que buscamos es la durabilidad de la prenda, el forro completo debería ser nuestra elección.
Sabéis de mi predilección por los trajes cruzados y por los tres piezas. Aunque podría haber quedado este traje también bien en versión cruzada, creo que en tres piezas es más especial. Al contrario de lo que he hecho con la mayoría de mis tres piezas, donde el chaleco es del mismo tejido que el cuerpo del traje, en esta ocasión decidimos probar algo nuevo: un chaleco de otro tejido, estampado y color. Nos atrevimos con un chaleco con cuadro tipo Harris, cruzado y con solapas redondeadas. Escogimos estas solapas para que guardaran proporción con las del traje, pero el resto de los detalles del chaleco solo obedecen a mi gusto personal. 
No siempre es fácil adivinar cómo será tu traje cuando estás frente a un muestrario y todo lo que puedes hacer es sobreponer ese mínimo trozo sobre la tela del pantalón o del chaleco. Pero visto el resultado, creemos que el tono del Harris efectivamente combinaba muy bien con el verde botella del traje. A pesar de que la confección del chaleco a priori no debería ser de lo más complicado, hay que cerciorarse de varias cosas. Y la más importante es asegurarse de que cubrirá ligeramente la cintura del pantalón y no terminará ni demasiado bajo ni, por supuesto, por encima de la cinturilla del pantalón ya que si no se vería parte de la camisa. 
Igualmente, otro fallo bastante común es cortar el chaleco con el mismo largo por delante y por detrás obviando que con el paso de las horas la parte trasera del chaleco se sube ligeramente. También debemos asegurarnos de que abotonada la chaqueta el chaleco asome muy ligeramente entre la chaqueta y el pantalón y, por supuesto, que no se vea camisa alguna.
El pantalón está cortado para vestirse con tirantes algo que se aprecia en su caja algo más alta por su parte trasera. A diferencia de los primeros pantalones este es tanto de pierna como de boca más estrechas. Modas al margen, debemos conocer nuestro físico y escoger las proporciones de nuestra ropa acorde a él. Yo mido 1,78cm y soy bastante delgado y creo que este tipo de corte me queda bastante aceptable. 
Pero si somos bajitos, o aficionados a probar cuantas cervezas artesanas salen al mercado, deberíamos buscar una hechura más acorde a nuestra complexión. Las pletinas laterales hacen las veces de cinturón y armonizan esta cintura sin pasador, carecen de sentido de no vestir cinturón, y un cierre más corrido de lo normal abotona el pantalón. Dos bolsillos traseros con lazaderas, también solo debido a mi preferencia de estas frente al clásico ojal, rematan el conjunto. 
Este traje representa la combinación del estilo clásico con innumerables guiños, tanto en hechura como en detalles, a tendencias sartoriales más actuales. Seguramente la combinación que define mi etilo personal. Nuevamente, la experiencia de hacerme un nuevo traje con D. José María ha vuelto a ser todo un lujo. Hablar con él, conocer más de sastrería, tanto de la de ayer como de la de hoy, es siempre un placer. 
Su humildad hacen que las horas con él sean todo un lujo. Ver como pasa de la mesa de cortar al taller a conversar con las oficialas consigue un ambiente de trabajo que no es muy frecuente en el sector. Y si tiene que dejar las tijeras y ponerse a hilvanar unas solapas o a coser una tapeta no se le caen los anillos y lo hace encantado. Esa cercanía también física con el taller y el contar con ese pequeño equipo de profesionales que trabajan solo para ti y para ningún sastre más, consiguen que sus prendas tengan el sello diferenciable de la casa.   
La semana que viene os contaré mi experiencia con otro sastre y un corte y concepto más moderno de la profesión. No hay nada como conocer para aprender y tener capacidad de crítica. Igualmente, ese conocimiento contribuye a identificar los puntos fuertes y menos fuertes de uno y otro sastre y entender que si bien cada uno de nosotros podemos sentimos más cómodos con el trabajo de nuestro sastre, el categórico “el mejor” tampoco aplica a esta profesión.  

El Aristócrata

BESPOKE LII: PAULO BATTISTA, SU ESTILO EN FORMA DE TRAJE

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Decía Mark Twain que “viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. Y esto también aplica a la sastrería. El conocer diferentes puntos de vista del oficio, viajar y hablar con sastres de idiomas diferentes tanto de lengua como de aguja, te ayuda a comprender esta frase en toda su extensión.

En la sastrería, como en todo en la vida, es más que aconsejable abrirse y conocer cosas nuevas y puntos de vista. Si no, no hay ni evolución ni mejora. Pero hacerlo con mente abierta y no solo con ganas de criticar o entonar el tan común español “yo más” o “yo mejor”. Igual que un médico se forma continuamente aprendiendo, leyendo lo escrito por otros compañeros, asistiendo a congresos etc., también los sastres deberían, al menos desde mi punto de vista, avanzar en su profesión profundizando en el conocimiento del hacer de otros profesionales. 
Obviamente, médicos, sastres, futbolistas, abogados, fontaneros etc. pueden ser mejores profesionales viendo a más enfermos, haciendo más trajes, ensayando más penaltis, llevando más casos o arreglando más frigoríficos. Sin embargo, si se quiere ir un paso más allá y no solo mejorar tu técnica, sino convertirte en un referente en tu campo, el aprender de otros, en todos los campos, es algo fundamental. 

Sin embargo, esto no se estila entre el gremio de sastres. Una vez abren su propia sastrería el proceso de aprendizaje se ralentiza y se perfecciona la técnica según el trabajo del día a día o según lo que aprecien en las prendas que puedan llevar sus nuevos clientes. De ahí que los sastres que pasan por diferentes sastrerías hasta abrir la suya propia tienen un bagaje difícil de conseguir por los que rápidamente se establecen por su cuenta. 
Los amantes de este bonito arte necesitamos conocer cuanto más mejor para poder tener criterio y saber valorar lo bueno y malo de cada uno de ellos. De hecho, como decía la semana pasada, cuanto más conoces más te das cuenta de que el tema de los sastres tampoco va de negros y blancos, sino que hay muchos tonos de grises. O, dicho de otra manera, cuantos más sastres conoces más te das cuenta de que eso de “el mejor sastre” no existe; aunque muchos de ellos piensen que lo son. Obviamente, todos tenemos un sastre con cuyo trabajo nos identificamos más, pero esto no quiere decir que pensemos que todo lo suyo es lo mejor. De ahí que de uno nos guste más sus pantalones, de otro el aire final del conjunto, de otro el pecho de la chaqueta, de otro el cuello, de otro la caída, de otro el estilo o de otro la caída.
Y conociendo el trabajo del sastre Paulo Battista pero, sobre todo, conociendo la persona, descubres facetas con las que te identificas y seguramente no conocías hasta entonces. Una de ellas es ese nuevo concepto de sastrería muy suyo y también de algunos sastres jóvenes. Este concepto va mucho más allá del uso de las redes sociales o de aparecer en medios hasta hace bien impensables en un sector tan tradicional como el de la sastrería. Es curioso observar como productos y sectores tan tradicionales como el de la sastrería se valen hoy de nuevos medios y de internet para dar a conocer e incluso vender su producto y, sin embargo, el de la sastrería, al menos de nuestro país, se resiste a admitir que su mundo tampoco será como el de sus padres. Pero no es solo esto lo que define más a esta nueva sastrería, es el propio concepto que de la misma tienen los sastres más jóvenes o los que están más en contacto con el S.XXI en el que viven.
La nueva sastrería se caracteriza por su cercanía. Atrás quedaron los años en los que la relación sastre-cliente era fría o lejana. Hoy el sastre está más cerca de su cliente que nunca (algo que por otro lado está ya pasando en todas las profesiones; por tradicionales que estas pudieran). La nueva sastrería conoce a su cliente, un cliente también del S.XXI al que mantiene informado constantemente de su traje a través de fotos o videos del proceso. Cuando descubren un nuevo tejido que pudiera gustarles, se lo comunican con enorme naturalidad. 
No sé si es lo más adecuado pero la realidad es que el nuevo sastre es un personaje social. Aquel dicho de las abuelas de “el que no enseña no vende” lo tienen presente compartiendo páginas de sociedad con clientes y ocupando portadas de revistas y llenado páginas y páginas de internet. Su sastrería poco tiene ya que ver con los sitios rancios del pasado. Ahora son lugares donde conocerse los clientes y donde disfrutar de una relajada charla con el sastre y amigos de la sastrería. 
Y es este nuevo concepto de sastrería es el que lleva a gala Paulo. En Paulo destaca sobre todo esa enorme cercanía. Desde que te recibe en la puerta de su sastrería – siempre la abre él - toda la seriedad que suponía antes el encuentro sastre-cliente se disipa. Habla el idioma del cliente, sea una celebrity de televisión o un poco hablador banquero. La propia forma en que la sastrería está distribuida y decorada ayuda y conduce eso. No tiene prejuicios de ningún tipo e intenta entender y hacer al cliente la prenda como ellos la quieren y no como a él pudiera gustarle. Los oficiales trabajan en un taller pegado a la sala de pruebas y puedes pasear tranquilamente por él sin sentirte ni observado ni intimidado por el propio sastre. 
Aunque mi concepto de elegancia, belleza o estilo pudiera no ser el mismo que el que representa este traje de Paulo Battista, quería traer a este artículo su concepto de traje y no el mío. Por ello, le pedí que me hiciera su traje, ese traje que él se haría para sí mismo. Y este traje que veis aquí fotografiado es el que mejor representa el estilo Paulo Battista. Disfrútenlo:
Amante, como yo, de las telas de Holland & Sherry escogimos para el traje una tela de su muestrario 180 aniversario, un super 180´s de lana y cachemira. En el anterior link podéis encontrar más información de esta tela y del proceso de confección del traje por lo que hoy me voy a ceñir a contaros solo detalles del traje ya terminado. 
La idea de estilo de Paulo pasa por un traje de tres piezas donde cada una de ellas tiene entidad propia. El protagonismo individual de estas queda patente en líneas y detalles con cargada personalidad. Igualmente, es un estilo que si bien a priori pudiera parecer atrevido tiene una enorme mezcla de contemporaneidad y clasicismo. Empecemos por la chaqueta para entender este estilo tan peculiar. Si bien las solapas son anchas y alejadas de las más conservadoras, la escasa y recta abertura de la chaqueta recuerda a las chaquetas de una época pasada. Hoy donde el tres falso botones es el corte estrella, Paulo prefiere el dos botones “de toda la vida”. Los bolsillos son de terminación recta terminando uno de sus extremos en forma de pico. Hace uso de la cerillera y, como era de esperar, el dibujo casa en las diferentes costuras. 
Las solapas son una de las marcas de la casa. Anchas, altas, redondeadas y puntiagudas y donde un cosido tipo rejilla las une con una tapeta con forma de lo más insinuante. Al contrario de lo que pudiera pensarse, cuenta con unas marcadas hombreras y en la costura del hombro aparece un mínimo de redoble. Aunque el tres piezas permite llevar la chaqueta abierta, de preferir llevarla cerrada observaremos que su abertura es, como acabamos de nombrar, escasa y se abre de manera recta. Si estás acostumbrado a las chaquetas que se abren más y en forma redondeada esto puede chocarte en un principio. Otra de las cosas que más llama la atención de la chaqueta no es que se pince en el frontal sino que carezca de costura en la espalda. Esto consigue en los tejidos con estampados de rayas, cuadros como este etc., que el dibujo ni se parta ni se pierda tras la costura central. Este es uno de los efectos ópticos más interesantes del traje. El forro de los bolsillos han sido hilvanados a mano.
Los ojales son muy diferentes a los que vemos en España. Su cosido y terminación difiere en gran medida del típico ojal español de cuello de cisne. En el caso del ojal de la solapa Paulo va incluso un paso más allá. Si bien está cosido a mano, este es luego tapado con la parte anverso de la solapa teniéndolo que abrir si se quiere introducir por él cualquier complemento. Los de la manga en cambio sí son del tipo practicables. Prefiramos su forma de coser los ojales o la nuestra es de justicia reconocer que sus botones no tienen la misma calidad que los que ofrecen las sastrerías españolas de primer nivel. Sí, en cambio, el interior de la chaqueta aparece muy cuidado. Esta aparece forrada completamente, pero dibujando sinuosas curvas que permiten ver los bolsillos, bolsillos perfilados a máquina y rematados a mano.
El chaleco, del mismo tejido que el resto del traje, es otra de las notas características del estilo de Paulo. De seguirle en alguna de las redes sociales donde es particularmente activo, le habremos visto con este tipo con la mayoría de sus trajes. Un chaleco en forma de U que nos recuerda el usado en ciertos conjuntos formales. Importante el detalle de dejar la parte trasera más larga que la delantera para evitar que termine subiéndose por la espalda. La espalda está forrada con el mismo tejido que la chaqueta del traje, u forro también de Holland & Sherry. Un azul claro que contrasta bastante bien con el azul más fuerte de la chaqueta. Dos pequeños bolsillos que además de por su efecto óptico aparecen para lucir un reloj de bolsillo, rematan el chaleco. 
El pantalón es de corte bastante moderno. Lo primero que llama la atención es su cinturilla. Una cinturilla de grandes dimensiones, con un cierre doble que recorre parte del frontal y con dos pletinas laterales. No cuenta con pinzas. Aunque el efecto óptico es que sí al ver la raya discurrir por debajo de la chaqueta, la realidad es que no hay pinzas algunas. El minimalismo de líneas se aprecia en los bolsillos traseros, unos bolsillos sin botones que además no están abiertos. Un dobladillo ancho y una boca estrecha, aunque no tanto como podría hacer esperarse en un pantalón de este corte, rematan el pantalón.
Independientemente de todos estos detalles, tengamos siempre en cuenta que debe ser el aire del traje y como se mueve con nosotros dentro en lo que nos deberíamos basar para juzgar cualquier traje o prenda artesanal. Como hemos dicho muchas veces, de nada sirve tener una pieza de increíble terminación en cuanto a calidad de la mano se refiere si esta no fluye con naturalidad en movimiento y se mueve además con un estilo imposible de conseguir con un traje de confección. Todo esto no lo digo pensando en este traje sino por cualquier otro, artesanal o de confección. Los trajes, los abrigos y cualquier otra prenda no solo deben estar bien hechos, sino que deben sentirnos bien. Deben aportarnos seguridad y hacernos sentir bien y guapos. Si no, habremos tirado el dinero, sea artesanal o industrial. 
La experiencia de conocer no solo su trabajo sino la persona de Paulo Battista ha sido francamente enriquecedora. La humildad, una de las características que más valoro en las personas, está patente siempre en el trato y en su trabajo. Un sastre y una persona de la que sin duda se puede aprender muy mucho.

El Aristócrata

BESPOKE LIII: JOAQUÍN FERNÁNDEZ, SASTRERÍA SIN COMPLEJOS

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Con este artículo ponemos punto y final a una terna de sastres que nos han mostrado tanto terminaciones como estilos diferentes. Edades, conceptos, orígenes y hasta nacionalidades diferentes que enriquecen no solo está página sino también el conocimiento de sastrería tanto de noveles como de cuasi profesionales. 

Hay en el sector quien piensa que lo sabe todo y también quienes creen que sin saberlo todo no conocen a nadie que, al menos en España, pudiera enseñarles a ser mejores. Sin embargo, solo aquellos que se acercan con mente abierta y dispuestos a aprender y evolucionar en el oficio terminan mejorando tanto su técnica como su estilo. Soy de los que piensan que se puede aprender algo siempre de todo el mundo, tanto si son mejores como si son peores que nosotros. Recuerdo hace años escuchar decir a Emilio Sánchez Vicario que él aprendía tanto de los jugadores de las primeras rondas como de las fases finales del torneo. De los primeros aprendía qué no hacer y de los segundos qué hacer.
Joaquín, a pesar de sus varios años en la profesión, sigue en ese periodo de aprendizaje perpetuo. Un periodo que esperemos dure tantos años como dure él en la profesión. Solo cuando llegue el momento en que Joaquín piense que todo lo sabe se detendrá su evolución. Y esperemos que eso nunca le llegue a pasar. De momento esto no ha sido así. Siempre es bonito acudir a Langa y ver en su parte trasera alguna prenda de algún célebre sastre ya fallecido. Clientes tanto suyos como de Mariano le dejan chaquetas, esmóquines y abrigos para estudiar y que sin duda son el mejor libro que leer.
Su intención no es copiar el trabajo de esos sastres ya que, como os podéis imaginar, su estilo difiere bastante y aquellas suelen ser prendas bastante armadas y pesadas. Pero sí las reinventa siguiendo su propio concepto de sastrería y teniendo muy en cuenta que no se puede hacer el mismo tipo de corte a una persona de treinta años que a otra de sesenta. De este periodo de aprendizaje continuo se benefician sus clientes que ven como con cada encargo encuentran algún detalle nuevo en su prenda o una hechura mejorada. Y como ocurría a los grandes maestros en sus inicios, tampoco a Joaquín le importa arriesgarse y equivocarse. Sin riesgo no hay mejora y si ese riesgo conlleva error podríamos afirmar sin equivocarse no se puede mejorar. 
El traje que hoy es presento muestra de alguna forma ese continuo periodo de aprendizaje del que hablamos y el concepto de sastrería de Joaquín; un concepto que combina la artesanía, pero la de verdad, y unas líneas modernas. Y digo “la de verdad” porque a diferencia de las nuevas y contemporáneas “sastrerías” que han surgido en los últimos tirempos, la sastrería de Joaquín bebe de las fuentes más auténticas y así lo demuestra con su trabajo. Un trabajo donde la realización de un patrón personalizado – nada de eso de MTM -, una prueba de hilvanado y dos pruebas son necesarias para dar con un buen resultado. Y lo que para los puristas es igual de importante: siempre cosido a mano. 
El tejido de Scabal es francamente bonito y su composición no puede ser más especial: lana con cachemira al 50% de 330 gramos. En su estampado conviven cuatro colores: el granate, el azul oscuro, el azul claro y el verde. Con tantos tonos podría llegarse a pensarse que la tela resultante podría ser de lo más llamativo pero la realidad es bien diferente. A solo unos metros del traje el color predominante del azul oscuro. Sin embargo, de cerca, cuando se aprecian los otros tres colores, el conjunto cobra todo su sentido.  
Son muchas las cosas que resaltar en este traje. Además de su espectacular tejido y su forro granate, forro que se funde acertadamente con los colores del traje, encontramos un interior con medio forro donde apreciar la gran calidad de la mano de obra empleada.  Todo los viveados están realizados a mano y las formas que dibuja el forro de la chaqueta son de lo más elegantes. Los entendidos verán en este interior muchas similitudes con el de la sastrería francesa. Las solapas terminan en puntas redondeadas, verdadera marca de la casa. Su ancho es generoso, aunque no como para llamar la atención. Sus ojales, reconozco que me encantan, no cuentan con el clásico cuello de cisne y son bastante más largos de lo que hoy se estila. 
Si bien con Joaquín hemos conocido todo tipo de hombros, en este caso hemos hecho un hombro con un poco de redoble pero de caída muy natural. Las mangas discurren a lo largo de los brazos bastante pegadas y el largo de la chaqueta es muy contenido – aunque siempre oculta el trasero. El dibujo casa el cuerpo con los brazos. Y si bien esto es fundamental más difícil es que en la costura trasera el dibujo no se pierda por la costura para luego volver a aparecer. 
Mención aparte merecen los bolsillos de parche y el de pecho. Los de parche se diferencian de otros que hemos visto por su forma ovalada y donde un extremo termina más alto que el otro. Esta nota la conserva también el del pecho con una parte, la externa, más alta que la interna. 
La cintura del pantalón que diseñamos hace ya más de un año empieza a ser también marca de la casa. Se distingue por su caja alta y una cinturilla mucho más ancha que las más habituales. Su cierre abrocha en un lateral del cuerpo y lo hace ayudándose de dos botones. El corte trasero es de lo más elegante y estiloso resaltando los dos bolsillos con solapas redondeadas también marca de la casa. 
Quizás al muslo necesitaría soltarse un poco pues parece queda algo justo. La caída del pantalón a mí me gusta aunque obviamente a aquellos que les guste el pantalón largo les parecerá que este nuevamente queda corto. Es importante vigilar muy bien el tejido del calcetín, sobre todo en los pantalones de boca estrecha, pues en los trajes de franela o donde la cachemira está presente es normal que se llegue a enganchar con el pantalón. Esto hace que a la altura del gemelo el pantalón se “enganche” y deje de caer de manera natural, quedando corto. La única manera de evitar esto es escoger calcetines de algodón o dar mayor diámetro al pantalón, algo que no a todos nos gusta. 
Como he dicho en varias ocasiones el traje de chaqueta no debería verse solo como una indumentaria de trabajo sino también como el conjunto con el que salir por la noche o disfrutar del tiempo libre. Y por ello mismo el traje de trabajo y el de sport, deberían ser diferentes. Y deberían ser diferentes tanto en corte, tejidos como estampado. Este traje, precisamente por su corte, no tendría mucho sentido en un acto formal, pero, en cambio, es perfecto para las ocasiones más lúdicas; ocasiones informales donde hoy no se sabe vestir. Añadamos a este traje un fino cuello vuelto de color beis y el aspecto será de lo más chic. 
Esto es lo bueno de la sastrería. Nos puede echar una mano ya no solo en el horario laboral sino también, hoy más que nunca, en el tiempo de asueto. Y en este último, por la enorme cantidad de tejidos, colores y hechuras, con las que jugar cobra cada día más sentido.
Antes de despedirme de vosotros hasta el sábado siguiente me gustaría conocer vuestra opinión de estos tres trajes de forma sencilla. ¿Con cuál de los tres os quedaríais? También podéis escoger una cosa de cada uno, aunque sí os agradecería saber cuál de los tres es el que en su conjunto más os gusta. O para aquellos a los que seguro no les gusta ninguno, saber cuál de los tres le disgusta menos; si es que hay alguno.

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5 MODELOS ICÓNICOS DE ZAPATOS

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Igual que hay relojes emblemáticos que los amantes de la alta relojería buscan conseguir, también hay zapatos que son considerados como modelos míticos y que los adeptos a la más exquisita zapatería saben identificar e incorporan a su armario. 

1.El modelo William de John Lobb. Este modelo, diseñado a mediados del siglo pasado por el propio William Lobb y hoy producido en serie en sus instalaciones de Northampton, es sin duda el doble hebilla mas bonito y versátil de cuantos existen. Sin ser tan formales como el modelo Oxford, los zapatos de hebilla se encuentra un escalón en seriedad por encima de los derby. Si bien no muchos años atrás en el Reino Unido no estaba bien visto vestirlos con traje, hoy el doble hebilla, más tratándose del inconfundible William, es elegido como el modelo predilecto por los amantes de este tipo de zapato.
2.El modelo 180 de JM Weston. El mocasín de la centenaria casa francesa vio la luz en 1946, convirtiéndose en los años sesenta en el zapato francés por excelencia y en todo un guiño distintivo de los jóvenes adinerados franceses. Aquellos jóvenes, entre los que se encontraban artistas, cantantes y rebeldes sin causa, vieron en el N. 180 el modelo con el que enfrentarse a los zapatos serios y de cordones de sus padres, llegándolos a vestir incluso sin calcetines, algo impensable en los ambientes más tradicionales de la época. Hoy, ya no solo inconformistas y niños de bien, sino todo amante de la historia de la zapatería reciente piensa en él cuando de hacerse con un nuevo modelo de mocasín se trata.
3.El modelo Warhol de Berluti. Fabricados en Ferrara, Italia, este mocasín es de creación más reciente que el 180, pero también muy fácil de reconocer por su línea y su patinado en colores vivos e inusuales. Berluti es probablemente la marca que ha llevado la técnica del patinado a su cumbre más alta. Bastará salirse de la norma y sucumbir a su decolorado verde, lila, burdeos, azul o marrón para comprender porqué son únicos y tan especiales. Su puntera cuadrada contrasta con las líneas afiladas del resto del zapato. Sin lugar a dudas un zapato que te atrapa o te produce un enorme rechazo, pero que, en todo caso, es un must para los dandis amantes de los zapatos más exclusivos.  
4.El modelo 6321 de Stefano Bemer. El zapato más joven de cuantos traemos a esta columna, no apto para aquellos que no les guste mezclar estilos o busquen la máxima sobriedad para sus pies. El 6321 es un modelo Oxford negro de horma clásica cuya montura está realizada en ante de color rojo, guiño perfecto para combinar clasicismo y contemporaneidad. Aunque debido a su popularidad ha sido replicado por otras marcas, su fina puntera redondeada, su preciosa línea y su exquisita terminación lo hacen fácilmente reconocible por el entendido.  
5.El modelo Arca de Maison Corthay. Cuando todo parecía inventado, solo una mente revolucionaria como la del francés Pierre Corthay lanzaba al mercado un zapato de líneas no vistas hasta entonces. Un modelo derby de horma alargada con unas mínimas cordoneras para cerrar el zapato. Es de los pocos modelos hoy existentes que independientemente del color o de la piel utilizada se identifica fácilmente. De hecho, con esto presente, el Arca se realiza en múltiples tonos - el color es la nota más diferenciadora de su creador -, y en diferentes tipos de pieles, desde ante hasta terminación charol. 

Con seguridad existen modelos de zapatos RTW igual o incluso más icónicos que los aquí mencionados, pero, por el contrario, no cuentan con la exquisita terminación artesanal y con la calidad de los materiales que estos emplean.

Terminar apuntando que antes de que lo mencionéis la lista debería ser más extensa pero si yo sólo pudiera nombrar cinco modelos icónicos estos serían los míos. Dicho esto, estoy encantando de que quitéis y añadáis el que consideres oportuno. 

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EL PANTALÓN, ESA PRENDA YA NO TAN OLVIDADA

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El pantalón aun siendo una prenda imprescindible en el traje no recibe la misma atención que la chaqueta. Esto es un hecho como demuestra que, en la mayoría de las sastrerías, tanto nacionales como internacionales, se externalice su confección. Tampoco el cliente le da toda la importancia que se merece; importancia que disminuye si cabe más de tratarse de un pantalón de sport que no pretende acompañar a corbata alguna.

Sin embargo, el cliente cada día está más informado y pasa más tiempo en internet explorando aquellas cosas que le gustan. Hoy infinidad de plataformas tipo Instagram, Pinterest e infinidad de blogs ponen a su disposición cortes y detalles de pantalones hasta bien recientemente desconocidos. A pesar de insistirme constantemente gente del sector y patrocinadores de la importancia de formar parte de todas esas plataformas y redes sociales, soy rara avis y ni tengo, ni nunca he tenido Instagram, twiter, Facebook etc. Al parecer esto me está cerrando muchas posibilidades de expandir esta página, y finalmente mi nombre. Pero entre nosotros, no tengo interés alguno ni en tener “followers”, ni gente que de una manera u otra siga lo que me gusta o deja de gustar. Y no sé porqué, pero estoy convencido de que a la larga el ser un desconocido en estas plataformas será más una ventaja que un inconveniente.
Precisamente por no seguir a tanto creador de tendencias que circula por la blogosfera, diseñé sobre papel el pantalón de sport que acompañó a la chaqueta Bentley en el reportaje de Fuera de Serie. 

El pantalón está cortado teniendo en cuenta, obviamente, su claro carácter informal y pensándose en vestirse de una manera casual. Esto se nota en su pernera estrecha y en detalles como las pletinas frontales.  Aunque probablemente se pudiera pensar que no merece mucho la pena hacerse un pantalón de pana a medida, pues su resultado no diferiría mucho de uno bueno de RTW, la hechura y los detalles que se pueden incorporar podrían justificarlo. Y justificar además su sobreprecio. La hechura con los pantalones de sport es igual de importante que la de los de traje. O incluso pudiera ser más, pues partes de este, como el trasero, no quedan ocultas tras la chaqueta.  
Como en las sedas, las cachemiras etc. hay panas y panas. Esta de Holland & Sherry tiene bastante cuerpo, es muy suave y no parece que fuera a perder su volumen rápidamente. El color se sale del típico beis aportando un nuevo color al armario de invierno. 

Si el color no es muy frecuente, mucho menos lo es el forro interior, forro que llama la atención más en vivo que incluso en las fotos. Es el mismo forro el utilizado para forrar la cintura que el de los bolsillos laterales. El fajín del pantalón, aunque recuerde a los trajes de otra época, consigue una comodidad extra. Es como tener un plus que sostiene la barriga. Además, el tener varios puntos de sujeción, tanto los apliques metálicos como los botones del cierre y la bragueta dan la sensación de repartir el tirón por todos ellos. 
Los bolsillos traseros son marca de la casa, consiguiendo una forma muy característica sello de Joaquín Fernández. Para ganar un poco de contraste Joaquín, cosió los ojales en un rojo que resaltaba suavemente sobre el granate del pantalón. La misma forma de las solapas de los bolsillos traseros la encontramos en el bolsillo cerillero frontal.  

La cintura me parece de lo más interesante que me ha hecho Joaquín últimamente.  Bastante ancha, algo que también se traduce en un plus de comodidad, con una pletina corrida y con forma recta que luego se curva para terminar abotonada con dos botones paralelos. Una cintura como esta se merece mostrarla y no taparla con cinturón alguno. Por ello mismo, no cuenta con pasadores para él. No obstante, se han puesto dos grandes pasadores para proporcionar las dos curiosas pletinas. Y digo curiosas porque, en contra de lo que es lo normal, estas no aparecen ni en los laterales ni en la parte trasera. Por el contrario, aparecen en la parte frontal y sobre la propia cintura, y no debajo de esta como suele ser frecuente. 
Todo en el pantalón está muy cuidado como demuestra la propia elección de los botones. Se escogieron de diferentes colores sin más propósito que buscar un bonito contraste de colores; contraste que por otro lado solo apreciará el propietario del pantalón.  Aunque quizás sea ahí donde resida el encanta del bespoke

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HOLLAND & SHERRY PRESENTA SU COLECCIÓN PRIMAVERA-VERANO

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¡No os lo perdáis!

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¿CÓMO DEBE QUEDAR UN TRAJE?

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Conseguir una buena hechura está al alcance solo de sastres experimentados e incluso contar con uno no garantiza siempre un resultado óptimo. Igualmente, dar con las proporciones de solapas, largo de la chaqueta, diámetro de boca de pantalón etc. adecuadas a cada cuerpo tampoco es tarea baladí. Y lograr, además, que cada una de las prendas del conjunto - traje, corbata y camisa - aparezcan como si cada una de ellas se hubiera cortado pensando en vestirse solamente con las otras dos es algo bastante difícil. Sin embargo, cuando esto ocurre toca disfrutarlo:

Tomemos como ejemplo la foto que encabeza el artículo y empecemos por la chaqueta. Todo su cuello está en contacto con el de la camisa, las mangas empiezan a caer donde terminan los hombros naturales del protagonista, y nunca más allá. Incluso con la chaqueta abotonada esta no muestra arruga alguna. Acaba justo a la altura de los nudillos y su extensión divide el cuerpo -de cuello a pies – en dos partes de igual longitud. Imposible adivinar camisa alguna entre la chaqueta y el pantalón, algo a lo que hoy poca gente presta atención. Las mangas caen sin producir arrugas, no son ni estrechas ni holgadas y su largo permite asomar el centímetro obligado de la camisa. Las solapas tienen la anchura necesaria para compensar el largo y afilado rostro del protagonista suavizándole ambas particularidades. Estas solapas tienen vuelo y no aparecen aplastadas por la siempre temible plancha. El protagonista utiliza guiños para acentuar su atura y cuerpo atlético. Además de, obviamente, escoger colores oscuros, oculta las solapas de los bolsillos del traje para conseguir esa limpieza de líneas responsable de alargar la figura. Prescinde prácticamente de las hombreras logrando unos hombros con una caída natural.

El pantalón está igual de bien terminado que la chaqueta. En un momento donde los sastres lo externalizan, terminando este siendo cosido por alguien que nunca ha visto la chaqueta, se agradecen pantalones que, como este, guardan una total armonía con el resto del conjunto. Su talle es el correcto, recordemos que el pantalón se viste en la cintura y no en la cadera. Su caída no puede ser más limpia no produciéndose ni bolsas ni arrugas a lo largo de las piernas. La raya natural del pantalón está perfectamente centrada terminando en la mitad del zapato y pasando también por justo la mitad de la rodilla. Su largo es impecable. Como hemos apuntando en alguna ocasión, el lago debe tocar ligeramente el zapato, pero nunca descansar sobre él. Además, no se visualiza arruga alguna ni siquiera en contacto con el zapato. El dobladillo, así como su anchura, aporta un toque casual a todo el conjunto que concuerda muy bien con los guiños modernos del traje. 

Lo poco que podemos ver de la camisa es suficiente para asumir que está hecha a medida. No se aprecia tampoco ninguna arruga, algo no tan fácil de conseguir de tener, como es el caso, la chaqueta cerrada y, mucho menos, de llevar tirantes. El cuello de puntas abiertas compensa la terminación afilada del rostro dando este la sensación de ser algo más ancho de lo que verdaderamente es. Los extremos del cuello quedan cubiertos ligeramente por las solapas de la chaqueta; algo esto también fundamental. 

Los complementos están perfectamente escogidos tanto en color como en tamaño. Por ejemplo, la corbata tiene una anchura contenida, que no ridícula, muy correcta para las medidas de este torso. Y si esto es importante no lo es menos el nudo de la corbata. Si su asimetría le resta formalidad, su precioso hoyuelo, el disimulado brazalete y el bonito pañuelo de bolsillo ponen el broche final a un conjunto de traje chaqueta de medidas perfectas. 

El Aristócrata

EL FENÓMENO BESPOKE

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Hace más de un año que no actualizo la pestaña de “lifestyle” contándoos cómo fueron mis conferencias. Pero lo cierto es que raro ha sido el mes donde no haya compartido con los amantes del buen vestir mi punto de vista sobre el mismo.

En los últimos doce meses además de en Sevilla, Granada, Santiago, Coruña y Barcelona he participado en varias charlas en Madrid, ciudad donde hoy por hoy hay más adeptos a lo hecho a medida. Desde encuentros con los miembros de YPO, con clientes de boutiques de lujo o con amantes del bespoke en Clubs Privados, el año ha sido de lo más interesante. El año podría haber dado mucho más de sí, pero desde hace ya varios solo acudo a aquello que de verdad me interesa. A tenor de lo que nos espera en abril, charla en el Círculo Ecuestre de Barcelona sobre el cambio de tendencias en el vestir del ejecutivo y un simposio sobre el chaqué y el frac en un conocido hotel de Madrid, parece que queda patente el gran interés que hoy despierta en nuestro país la moda que aquí siempre hemos defendido: la atemporal y hecha artesanalmente; concepto muy diferente al de “pasado de moda”. 
Hasta no hace tanto tiempo ir al sastre era más una necesidad que una opción, algo que empezó a cambiar con la llegada de la confección industrial. A partir de entonces visitar al sastre dejó de ser una obligación para convertirse en una opción relativamente inusual. Si en los años setenta sastres como Collado o los hermanos Mogrovejo vestían a lo más granado y entendido de la alta sociedad española, a partir de los noventa las marcas de moda de lujo se responsabilizan de los trajes de los personajes sociales más conocidos. Sin embargo, desde algunos años atrás esta situación ha dado un vuelco importante y las casas de ropa empiezan a dejar su lugar a nombres cuyo trabajo no se reconoce por un logo o unas iniciales sino por una hechura personalizada y por ciertos detalles de mano de obra marca de la casa. 

Hoy, míticas sastrerías como Caraceni o Rubinacci vuelven a ser las que se encuentran detrás de los trajes de quienes durante años sucumbieron a las acertadas campañas de marketing de las marcas de ropa más exclusivas; que no por ello necesariamente elegantes. Quizás esta sea una de las razones por las que empresas como Dolce & Gabbana o Gucci empezaran unos años atrás a ofrecer también a sus clientes un servicio a medida; servicio, todo sea dicho, con resultados de lo más dispares. No deja de ser sorprendente que incluso futbolistas, gremio que no se caracteriza precisamente por su buen gusto en el vestir, hayan recientemente descubierto las enormes ventajas estéticas, y de estatus, de los trajes de sastre. Difícil sería recordar la elegancia de los actores de los años 30 y 40 -  David Niven, Cary Grant, Gary Cooper y un largo etcétera – sin la ayuda que les brindaron las mejores agujas del momento, algo que también empieza a calar en algunos actores internacionales (a los nacionales, salvo honrosas excepciones, parece que todavía no les ha llegado el momento). 
Algunos sastres experimentan hoy una situación similar a la que vivieron los mejores cocineros hace quince años. Si aquellos dejaron de ser solo grandes cocineros para convertirse en estrellas que llenaban auditorios y portadas de revistas, los mejores sastres son ahora personajes populares que comparten fiestas y protagonismo con sus clientes más relevantes. Al igual que hoy los restaurantes estrellas Michelin se llenan de clientes de las más variadas y lejanas procedencias, las sastrerías más reputadas de Inglaterra, Francia o Italia ven como clientes rusos, americanos o asiáticos recorren miles de kilómetros para no fallar a la prueba de su traje. Si los cocineros más conocidos abren restaurantes con su nombre por medio mundo, los sastres viajan varias veces al año a las ciudades de sus clientes e incluso cuentan con espacios fuera de su país para facilitar el proceso de elección de tejidos y pruebas. 

Y en mucho de esto tiene la culpa internet. Hoy internet, y más concretamente ciertos blogs, han llevado el nombre de legendarias sastrerías al conocimiento de medio mundo. Como bien apunta Lorenzo Cifonelli en el video que podéis visualizar en el margen derecho (a partir del minuto 7.20), lo bloggers han internacionalizado su sastrería y a ellos debe el enorme repunte de su sastrería y el que tenga hoy viaje por medio mundo atendiendo a sus clientes.
Rara es la sastrería de prestigio que en fechas como Navidad no organice una fiesta donde acuden desde celebridades hasta sus clientes más fieles. Es un buen momento para identificarse y sentirse perteneciente a un grupo reducido y muy escogido. De hecho, algunos de estos sastres han ido más allá y han creado un Club alrededor del cual se celebran charlas de los temas más diversos, actividades deportivas y acciones sociales que sirven para acercarles la marca. A otros, como es el caso de Rubinacci, no le importa organizar la logística de tu desplazamiento a la ciudad de Nápoles, hospedarte en la mansión familiar y poner a tu disposición desde entradas para la ópera hasta reservados en los restaurantes más conocidos de la ciudad. Si la guía Michelin convirtió a cocineros en chefs, internet y las redes sociales han transformado a los mejores sastres en empresarios.

En el próximo capítulo hablaremos de cinco sastres, todos ellos internacionales, a cuyas tijeras se entregan hoy los paladares más exigentes y los bolsillos más pudientes; cinco sastres que bien podrían albergar las estrellas Michelin de la más exquisita elegancia atemporal. 

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LOS CINCO SASTRES MÁS INTERNACIONALES

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Los hay que prefieren la cocina vanguardista de Eneko Atxa o la más comedida de Juan Mari Arzak, pero, sin embargo, tanto unos como otros estarán de acuerdo en que ambos nombres forman parte de lo más granado de la cocina mundial. Los números clausus no suelen ser compartidos, ni tienen por qué serlo. Sin embargo, sobre lo que no hay duda es que los cinco sastres que hoy traemos a esta página representan la más alta cocina de la sastrería mundial.

- Anderson & Sheppard.
Casa inglesa fundada en 1906, ha vestido a los hombres y mujeres más elegantes del planeta. Desde a Gary Cooper, Cary Grant, Fred Astaire, Evelyn Waugh o Charlie Chaplin hasta a la propia Marlene Dietrich. Hoy es quien está detrás de los mejores trajes cruzados del Príncipe Carlos. Su estilo está a medio camino entre la rigidez del traje inglés y la informalidad del napolitano. El mítico cortador John Hitchcock fue hasta 2014 el responsable de esos hombros sin apenas hombrera, de la chaqueta con apenas entretela, con bastante pecho y del clásico corte “drape cut” que define el estilo de la casa. A partir 5.000€.

- Cifonelli.
“Podría reconocer un hombro de Cifonelli desde cien metros”. K. Lagerfeld. Mientras los sastres ingleses ponen sus esfuerzos en dar vida al traje de medidas perfectas y los italianos buscan con su trabajo conseguir un cliente más atractivo, los franceses persiguen marcar con su imponente traje la presencia de quien lo viste. Lorenzo y su primo Massimo representan la cuarta generación de la saga sartorial francesa más respetada; una saga formada en Roma, Londres y París. Su diseño reinventa constantemente los detalles más artesanales de los años 30, unas sisas muy altas, unas hombreras con un visible “chorizo”, una fuerte construcción y una hilera 6x1 son alguno de sus sellos distintivos. A partir de 6.000€.

- Augusto Caraceni (A. Caraceni).
El conocido como padre de la sastrería italiana, Domenico Caraceni abrió su primera sastrería en Roma en 1913 siguiendo los pasos de su padre Tommaso. Su hijo Augusto en 1930 se muda a Paris, por entonces la capital indiscutible de la moda mundial, para terminada la II Guerra Mundial abrir su mítica sastrería de Milán desde donde Rita Maria, cuarta generación, continua hoy la saga. Humphrey Bogart, Cary Grant, Yves Saint Laurent o Gianni Agnelli son solo alguno de los nombres que se dejaron seducir por su traje cruzado, la pieza más emblemática de la casa. Solapas anchas, hombro de caída natural sin apenas redoble y una chaqueta corta que se quiebra en la cadera son notas de la casa. A partir de 4.800€.

- Mariano Rubinacci.
Gennaro, padre de Mariano, funda en los años 30 junto a Vicenzo Attolini, la conocida “The London House”. Ambos sastres crearon el ya mítico traje napolitano, traje que se distingue fácilmente por su famoso “hombro camisa”, hombro sin redoble alguno similar a de una camisa. Un traje pensado en sus orígenes para vestirse fuera de la oficina y donde la ausencia de entretelas y una construcción mínima dan lugar a un traje totalmente desestructurado y ligero que puede ser transportado en una sencilla caja de zapatos. A partir de 5.150€ (incluida estancia de seis noches en Casa Rubinacci, tiempo necesario para poder volver a casa enfundado en tu nuevo traje).

- Antonio Liverano.
Antonio y su hermano Luigi empezaron con escasos diez años a aprender el oficio en Puglia, para en 1960 asentarse con su propia sastrería en Florencia. Su estilo sigue las líneas del estilo florentino, estilo caracterizado por un hombro natural de gran diámetro, una construcción muy ligera, unas solapas anchas, un bolsillo bajo de pecho y una chaqueta corta cuyo frontal con forma redondeada se abre de manera llamativa en su mitad inferior. Las notas que introduce Liverano al estilo florentino le sirven para justificar a sus clientes un año espera. A partir de 4.700€.

PD Para los "quisquillosos": en ningún momento digo que estos cinco sastres sean los mejores. Me limito a apuntar que desde mi punto de vista son los más conocidos a nivel mundial. Os recomiendo ver el vídeo de la semana donde se explica la diferencia entre un traje de 500$ y uno de 5.000$.

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PRIMAVERA: MOMENTO DE CAMBIAR EL ARMARIO

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Que el calor es el mayor enemigo de la elegancia es algo que dejó hace tiempo de ser solo una opinión para pasar a ser una realidad fácilmente contrastable. Bastará pasear por cualquier calle de nuestra geografía nacional para comprobar cómo conforme aumentan las temperaturas el código de vestimenta se relaja hasta puntos insospechados. 

La búsqueda de la comodidad hace que en estas fechas se empiece a dejar de prestar atención a normas que sólo unas semanas atrás parecían de obligado cumplimiento. Sin embargo, también en primavera se puede encontrar un enorme elenco de prendas, tejidos, estampados y colores para, además de seguir disfrutando del día a día con elegancia, hacerlo también con frescura.
La entrada de la primavera nos recuerda que ha llegado el momento de cambiar nuestras abrigadas prendas de invierno por otras más frescas y alegres. Es precisamente la alegría de esta estación la que debe animarnos a dejar progresivamente de lado los tonos más oscuros y dar entrada a otros más vivos. El colorido de la primavera unido a las agradables temperaturas y a las muchas horas de luz de las que ya disfrutamos debería animarnos a guardar nuestros trajes de invierno y abrir las puertas de nuestro armario a la nueva temporada.

Para ello nada mejor que apostar por trajes de tejidos frescos donde aparezca la lana mezclada con vicuña, lino, alpaca o seda. Las conocidas como lanas frías además de caracterizarse por su gran traspiración permiten jugar con estructuras menos armadas donde se prescinde de voluminosas hombreras, entretelas y forros. Estos trajes desestructurados dan como resultado una prenda menos pesada, más desenfada y sobre todo mucho más fresca y estilosa. 
Transmitir a la ropa las particularidades de cada estación resulta fundamental para vestir de manera elegante todo el año. Para ello disfrutemos del colorido y alegría de la primavera y demos una oportunidad a tonos alejados de los clásicos azul marino y gris marengo. Apostemos por los colores beis o azul claro sin olvidar que también los tonos pastel son una más que interesante opción a considerar. 

El relajamiento que se da en estos meses recibe de buen agrado la gran diversidad existente de tejidos de sport de entretiempo. Es el momento de combinar chaquetas de estilosos estampados, como los cuadro ventana, con pantalones lisos. Las chaquetas de sport color lila, verde, azul o, por ejemplo, rojo mate son perfectas para disfrutar con estilo de la luz de esta estación. Es precisamente el relajamiento de esta época la que hace que los trajes conocidos como dos piezas – un pantalón y una chaqueta de diferente color - vayan ganando espacio al clásico traje de chaqueta. 
Estos conjuntos permiten además dar entrada a estampados y colores difíciles de imaginar en un traje de chaqueta. En la ropa de sport los jerséis de lana oscuros dejan paso a los de punto de tonos vivos y los pantalones de colores próximos al calabaza o azul claro y de fino algodón toman el lugar que en invierno ocupaban los más abrigados y oscuros. Los colores de las camisas se harán ahora más vivos, sus diseños más atrevidos y poco a poco el lino empezará hacer su aparición. 

En primavera los modelos de zapatos, al contrario de lo que sí ocurre con el resto de prendas del atuendo masculino, serán muy similares a los que se han vestido en invierno siendo todavía obligatorio el uso de zapatos de cordones o de hebilla. Sin embargo, no nos equivocaremos si apostamos para ellos por colores algo diferentes como el vino, el marrón claro o incluso el azul mate. 
Con los conjuntos de dos piezas sí se podrá disfrutar de la mayor frescura de los mocasines y cuando las temperaturas aumenten, y durante nuestro tiempo de ocio, no deberíamos privarnos de la comodidad de unos buenos gominos olvidándonos incluso de usar con ellos calcetines. Por el contrario, es importante recordar que, modas aparte, el calcetín es de todo punto obligatorio con cualquier conjunto de corbata. 

Cerciorémonos de que en los complementos también se note la llegada de la nueva estación. Tanto en la vestimenta de traje como en la de sport evitemos los calcetines de lana y sustituyámoslos por unos de fino algodón. Demos rienda suelta a nuestra imaginación y juguemos con divertidos estampados cuando la ocasión lo permita. Las corbatas de punto de seda deben ya ocupar el espacio dejado por las de lana, los gemelos se llenarán de color y de diseños alegres y los pañuelos de bolsillo de cachemira habrán dejado su lugar a los de lino y seda con detalles en verde, violeta o rojo. 
Una bonita pashmina de lino además de protegernos en las todavía frescas noches de mayo pondrá el broche de estilo tanto a los conjuntos de corbata como a los de sport. Y para las horas más frías nada mejor que los tan actuales acolchados sin mangas. El hecho de poder prescindir del abrigo se presenta como el guiño perfecto para introducir todos esos objetos que llenan nuestras manos disfrutando de los tan estilosos bolsos de mano que hoy fabrican las mejores casas de piel.

Con las terrazas de verano abriendo ya sus puertas y las largas noches de asueto que tenemos por delante no parece que debiese existir excusa alguna para no sacar del armario las prendas más frescas y estilosas y disfrutar de la que para muchos de nosotros es la época más alegre y divertida del año.

El Aristócrata

LA PRUEBA EN FALFA

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Dice el refranero que cada maestrillo tiene su librillo. Y esto también aplica a la sastrería y a los diferentes métodos utilizados para llegar a un mismo fin: una buena hechura.

Dejando de lado la sastrería industrial donde se adaptan patrones estándares a diferentes fisionomías, en la sastrería tradicional se busca conseguir una hechura única para cada cliente. Esto se consigue principalmente a través de dos métodos: o bien realizando un patrón determinado por cada cliente o bien saltándose la realización del patrón, probando primeramente “en falfa” para a continuación hacer la prueba del hilvanado. Hay también sastres que prefieren saltarse también la realización del patrón y marcar directamente sobre la tela las medidas del cliente.
De justicia es admitir que la prueba de patrón es lo más purista y lo más extendido en las más conocidas sastrerías. Esto garantiza al cliente el contar con trajes muy similares a pesar de que cambie el personal de la sastrería o incluso el propio cortador. Además, evita al cliente tener que tomársele medidas cada ve que quiera una nueva prenda, limitándose este a solo escoger la tela. Igualmente, le permite al sastre ir sobre seguro, no correr riesgos y saber que vas a dar con el corte y las medidas del último traje. También permite hacer sobre dicho patrón las modificaciones que el cuerpo del cliente reclame con el paso de los años y no correr excesivos riesgos con cada nuevo traje. 

En la prueba en falfa por el contrario no se realiza patrón alguno, el cual es sustituido por una prueba inicial donde se ajusta dicha prueba a las medidas del cliente. Básicamente lo que se hace es hilvanar las costuras de la prenda pero sin contar todavía con entretelas, forros, solapas etc. Una vez afinada la prueba se suele utilizar esta como patrón. Es decir es esta prueba, prueba que normalmente se hace con una tela barata ya que se suele luego tirar, la que se utiliza de patrón y se sobrepone sobre la tela definitiva. Una vez sobrepuesta, se corta siguiendo sus medidas la tela definitiva. Esta prueba tiene igualmente sus ventajas ya que por un lado permite al cliente contar según le guste en cada momento con un traje de una hechura diferente, y por otro otorga rapidez en el proceso.
He tenido la suerte de contar con trajes cortados siguiendo el modelo de uso de patrón y el de la prueba en falfa y sinceramente no tengo una opinión sobre qué técnica consigue mejores resultados. Es más me atrevería a decir que si lo que buscas es conseguir que tus trajes se parezcan lo más posible la realización del clásico patrón puede ser la mejor fórmula. Si por el contrario eres de los que prefieren a cada traje incluirle una nueva hechura – un nuevo largo de la chaqueta, unas solapas más anchas, un pantalón más estrecho etc. – probablemente esta prueba en falfa sea más recomendable. Dicho esto, como digo, a tenor de los resultados de una y otra técnica no veo que una consiga claramente unos beneficios estéticos mejores. 

D. José María Reillo me ha hecho trajes con patrón y en falfa y en su caso tampoco me atrevería a decir qué trajes me han gustado más. Según sus palabras, si tengo tiempo y no me importa acudir a la sastrería a probarme un par de veces más, él prefiere, al menos en mi caso, probarme en falfa; entre otras cosas porque avanza más rápido y evita sorpresas por mi continuo cambio de peso según la temporada de entrenamiento en la que me encuentre. También debo decir que cuando por motivos de trabajo he estado larga temporadas lejos de casa, mis trajes los ha hecho siguiendo el patrón que tiene actualizado de mi en su sastrería. 
Otra de las cosas que tampoco hace D. José María es realizar esta prueba con una segunda tela. Directamente utiliza la tela final para confeccionar esta prueba. En sus propias palabras: “si después de cincuenta años de profesión necesito una segunda tela para evitar equivocarme mal vamos”. Precisamente para no equivocarse marca innumerables ajustes a realizar. El tiempo utilizado en esta prueba es incluso mayor que en el de la primera prueba de hilvanado clásica. 

Con la tela puesta se define la altura del talle, del botón central, del largo de la chaqueta, las mangas…Se inserta la hombrera y se ajusta el hombro, se define el ajuste de la espalda y la altura de los bolsillos se termina de definir. Después de esta prueba se arma la chaqueta y se va directamente a la segunda prueba, prueba donde la chaqueta está ya muy avanzada y ajustada en medidas. No obstante, esta prueba la veremos en unas semanas y así poder vosotros mismos juzgar sobre si esta prueba consigue el objetivo final; porque en lo que sí estaremos de acuerdo es en que al menos en el caso que nos ocupa lo importante no es el camino que se recorre sino el resultado final de ese camino. 
PD Esta semana estaré de vacaciones por lo que pido disculpéis mi ausencia hasta el próximo sábado 22. 

El Aristócrata
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