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EL SIN SENTIDO DE LA MODA ESPAÑOLA

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El pasado septiembre tuvo lugar la conocida como “Mercedes-Benz Fashion Week Madrid”. Una vez echado el telón es hora de analizar el verdadero papel de nuestros diseñadores, sus creaciones y el de la moda española en general en el complejo universo de la moda internacional.
De hacer caso a los rankings de las consultoras del sector, hay que bajar bastantes puestos hasta encontrar el nombre de alguna pasarela española en la lista de las de mayor renombre internacional. Las pasarelas de Londres, París, Nueva York o Milán no solo tienen una importante repercusión en su país sino que además también la tienen, y mucho, fuera de él. Son los diseñadores y las creaciones que desfilan en estas pasarelas las que congregan a los medios internacionales especializados, a las mejores modelos, a los personajes más relevantes de este mundo y a los rostros más conocidos. 
Por el contrario, nuestra pasarela no deja de ser una reunión de amigos donde año tras año desfilan prácticamente los mismos diseñadores nacionales y donde si no fuera por alguna mención en algún programa de corazón o en los minutos de relleno de algún telediario la gran mayoría ni nos enteraríamos de su existencia.
Sin embargo, las pasarelas españolas apenas tienen eco internacional, y año tras año terminan pasando con más pena que gloria incluso dentro de nuestras propias fronteras. Igualmente, el divorcio con la calle es palpable no solo a lo que a moda femenina se refiere sino también en lo concerniente a la moda masculina. Bastaría preguntar a la mayoría de nosotros por el nombre de un diseñador o de una marca nacional especializada en ropa de hombre para darnos cuenta de que son muy pocos los capaces de citar un nombre. Sin embargo, si hiciéramos el mismo ejercicio y preguntáramos por referencias internacionales escucharíamos con seguridad el de varias casas italianas.
La moda española debe replantearse su futuro, ya que parece claro que ni los diseñadores internacionales, ni los periodistas más influyentes, ni las grandes modelos, ni tampoco los medios escritos más conocidos incluyen a España en sus agendas. Qué duda cabe que hacer creaciones verdaderamente interesantes sería el primer punto sobre el que trabajar pero hay otros también que habría que considerar. Debemos empezar a pensar en grande y actuar consecuentemente. ¿De verdad es una buena publicidad para nuestra moda que el “front-row” de nuestros desfiles se llene de rostros del mundo del corazón y no lo haga, como sí lo hace en las grandes pasarelas internacionales, de las personas más destacadas del sector y de esos poderosos periodistas que son los que al final consagran a los diseñadores?.
Esto unido a la sin razón de varias ciudades españolas de contar con diferentes semanas de la moda en un país donde precisamente no abunda ni el interés por ésta ni la calidad de sus diseñadores, hace que España no aparezca ni en el más humilde puesto del mapa de la moda internacional.
Nuestros diseñadores se tienen que dar cuenta de la necesidad de abrir nuevos mercados y no les debería importar arriesgar y presentar sus colecciones fuera de nuestro país, aunque esto signifique enfrentarse a un ambiente más competitivo y hostil.
En un país como el nuestro donde todo se quiere conseguir a base de subvención no es de extrañar que no sean pocos los diseñadores que achaquen la nula repercusión de su trabajo fuera de nuestras fronteras a la falta de apoyo de la Administración. Sin embargo, los cocineros españoles nos han demostrado que no se necesita de subvenciones sino de calidad, innovación y excelencia para liderar el también competitivo sector de la alta restauración. Algo que confirmó también el siempre eterno Cristóbal Balenciaga. Con un paseo por su museo de Guetaria sería suficiente para entender por qué Balenciaga siempre será único. Sus creaciones, al contrario de lo que estamos acostumbrados hoy, no buscaban llamar absurdamente la atención sino que perseguían, por el contrario, algo tan simple pero al mismo tiempo tan complicado, como vestir a la mujer de la manera más elegante y sencilla posible. 
Y no solo fue el modisto guipuzcoano quien utilizó su aguja en pos de la elegancia más sublime sino que diseñadoras de la talla de Coco Chanel o Madeleine Vionnet también tuvieron presente que era solo la verdadera belleza de sus creaciones la que tenía que hacer que sus clientas fueran las más admiradas.
Bastará con tener un mínimo de sensibilidad para tras ver las creaciones del guipuzcoano, magnífico sastre también por cierto, entender porqué este genio triunfó como lo hizo y porqué aquellos que se refugian en lo extravagante, llamativo y sin sentido no tienen cabida en ninguna pasarela de prestigio. Y es que buscar y sobre todo conseguir conjuntos sencillos y elegantes no está alcance hoy no está al alcance de la mayoría de nuestros creadores. 
El Aristócrata
Importante: Ninguna de las fotos es de mi propiedad. Si el dueño de las mismas quiere que se retiren solo tiene que indicármelo.

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