Aunque esta semana no tocaba artículo, me hacía ilusión compartir la chaqueta que ilustra el título. Entrando en la primavera, aunque el tiempo parezca no quererlo, es el momento de ir avanzando en las prendas que se vestirán no ya solo durante las próximas semanas sino también en verano.
Difícil es adivinar lo que el tiempo deparará este año. Sin embargo, de ser esta primavera similar a las pasadas, ambas estaciones se fusionarán en una sola prolongándose el calor durante muchos meses. De hecho, cada vez es más difícil adivinar por la ropa que se viste cuándo es primavera y cuando verano. Con el objetivo de disfrutar más tiempo de esta chaqueta elegimos una tela de Holland & Sherry tipo esterilla mezcla de lino y seda por partes iguales. Esta tela es la muestra clara de que la casa escocesa no solo destaca por sus Tweed y cachemira sino que también se atreve con tejidos menos “ingleses”.
Su marcado estampado limitará su uso pero no por ello deberíamos renunciar a escoger telas atrevidas. El relajamiento de estas fechas agradece mucho el salirse de los más serios azules. La luminosidad, la menor obligación de guardar los códigos más formales y las noches largas y templadas deberían ser acompañadas con conjuntos a la altura.
No quiero decir que el tejido que hoy aquí traemos deba ser del gusto de todos vosotros, pero sí que en alguna prenda en concreto deis rienda suelta a vuestra imaginación y saquéis vuestro yo más dandi o atrevido. Seguro que hasta la llegada del otoño encontraremos alguna mañana para disfrutar de vestir alejado de la gran masa del azul marino.
Aunque veremos como queda esta chaqueta con un pantalón de vestir, este tipo de chaquetas, o mejor dicho estos estampados tan marcados, suelen quedar más proporcionados con los conjuntos más informales. Pantalón, zapatos etc deberían comulgar con su concepto ya que de escoger, por ejemplo unos oxford negros o un pantalón gris, la imagen global de todo el conjunto sería algo confusa.
A pesar de que Don José María Reillo vista a mucha gente “mayor”, la realidad es que los clientes jóvenes son cada vez más frecuentes. Por ello, le divierte trabajar este tipo de telas y jugar con su dibujo, corte y diseño. Poco podría decir que ya no haya dicho de él durante estos diez años. Una persona que adora su profesión, no busca hacerse rico con ella y que ve los atardeceres de los fines de semana desde la mesa de cortar de su casa de Torrejón.
Su estilo, como el de la mayoría de los sastres que se mantienen al día, ha ido evolucionando con el tiempo. En su caso concreto ha ido hacia un corte más desestructurado, más relajado. Aunque quizás la nota que mejor le defina como sastre sea la cercanía al cliente, su relajamiento en el trato y su sencillez como persona. Indudablemente el que lleve desde los doce años ganándose el pan con la aguja y que desde que bien joven se montara por su cuenta consiguen prendas que al menos a mi me encantan. Tener su propio taller, hace francamente sencillo identificar una prenda suya en cuanto la ves en un aeropuerto o por la calle.
Esta chaqueta creo que define muy bien su corte. Sencillo, nada de estridencias, poco amigo de las florituras – aunque de quererlas las tendrás -, corte actual aunque no de tendencia y, sobre todo, de hechura muy estudiada y cuidada. Son muchas las prendas que nos han unido y con dos pruebas, sin toma de medidas por medio, sea un abrigo, un pantalón, una chaqueta…la prenda la recojo sin necesidad ni siquiera de sacarla de la bolsa.
En este caso me limité a decirle que me parecía que esa pequeña muestra de tela podía quedar bien en una chaqueta informal. Del muestrario pasó a dos metros y medio en la mesa de cortar y de ahí a lo que hoy vemos. Cierto es que cuando uno ve una tela como esta en el muestrario es complicado terminar decidiéndose por ella pues la probabilidad de fallar se antoja alta.
Todas las personas que visten a medida, sin excepción, se habrán llevado alguna vez una sorpresa, agradable o no, al ver la tela que escogieron en forma de chaqueta en la prueba. Y esta es una de las razones por las que la mayoría de ellas terminan decantándose por la opción más conservadora.
A pesar de que las fotos dejan claro la ligereza de la tela, su construcción a medio forro y lo que serán sus líneas principales, habrá que esperar a la segunda prueba para poder enjuiciar al resultado tanto de la tela, su estampado y el trabajo de Don José María.
Hasta entonces os deseo el mejor de los descansos.
El Aristócrata