Desde que se fundó el Club Privado de El Aristócrata uno de nuestros objetivos era el que sus reuniones rotaran por la geografía nacional. Y el comienzo de la primavera nos pareció la perfecta excusa para cumplir nuestro deseo además de para disfrutar de un agradable fin de semana en la ciudad de Barcelona.
Y con el propósito de hacer esto realidad empezamos a trabajar dos meses antes del evento tanto en la búsqueda de un sitio especial donde celebrar nuestra reunión trimestral como en la búsqueda de un plantel que fuera lo suficientemente motivador para que los socios del Club se desplazaran desde sus diferentes localidades a la Ciudad Condal.
Fue de agradecer que la reputación alcanzada en tan poco tiempo por el Club Privado de El Aristócrata hizo facilitara que los tres ponentes a los que invitamos aceptaran sin dudarlo la invitación a acompañarnos en el que ha sido a día de hoy uno de los eventos más interesantes del Club.
Y es que sin esta reputación no hubiera resultado sencillo reunir como hicimos a una terna del nivel del crítico de moda francés, Hugo Jacomet, alma mater del prestigioso blog Parisian Gentleman, el laureado sastre francés Lorenzo Cifonelly y quien es considerado como el mejor zapatero artesanal del mundo: el Sr. Pierre Corthay.
Debido precisamente tanto a la calidad de los ponentes como al alto nivel de aceptación por parte de los miembros del Club que nos vimos forzados a buscar un lugar lo suficientemente especial como para dar a todos la bienvenida.
Por ello no se nos ocurrió mejor lugar para celebrar la mesa redonda que hacerlo en las dependencias del prestigioso e histórico Círculo Ecuestre; lugar donde también se hospedaron aquellos miembros que decidieron pasar en Barcelona todo el fin de semana.
Como todos sabéis el Círculo Ecuestre se funda el 26 de Noviembre de 1856 cuando un grupo de ilustres caballeros barceloneses aficionados a la hípica deciden constituirse como club privado para compartir esa afición común. Hoy, más de ciento cincuenta años después, es uno de los clubs privados más influyentes y elitistas de toda Europa y en cuyas emblemáticas instalaciones descansan del ajetreo del día a día las personalidades más destacadas de la vida social y cultural catalana.
Pero todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo que desde la mítica tienda Santa Eulalia se brindó desde el primer momento al Club. Gracias a Santa Eulalia lo que durante la organización del evento parecía un mar de problemas se tornó en unas unas placenteras semanas donde no se dejó nada a la improvisación.
Poco podemos decir de Santa Eulalia que no hayamos dicho ya en este blog pero quizás baste para recordar el comentario común de los ponentes quienes no dudaron en afirmar que a pesar de sus múltiples viajes por todo el mundo nunca habían estado en una tienda tan especial como esta, tienda que no dudaron en calificarla como la mejor tienda multimarca en la que jamás habían estado.
El Sr. Luis Sans, propietario de este templo del buen vestir que acaba de cumplir ciento setenta años, también miembro del Club de El Aristócrata, es el mejor embajador que nuestro Club tiene en Barcelona y ello se vio reflejado en las facilidades que desde el Círculo Ecuestre se nos brindaron también al resto de miembros en todo momento.
Si bien fuimos muchos los que queríamos disfrutar de un par de días de descanso en Barcelona y nos desplazamos allí el mismo viernes la mayoría prefirieron hacerlo el mismo sábado. Sin embargo, estos últimos o dudaron en hacerlo con el tiempo suficiente como para no perderse la visita que Luis nos organizó por su tienda. En esta visita que empezó en la terraza, con copa de champagne en mano, pudimos conocer de boca del propio Luis la apasionante historia de esta casa y cómo hoy, a pesar de la crisis, lo que empezó como un pequeño negocio familiar factura hoy diecisiete millones de euros al año.
Tras un apasionante paseo por las entretelas de Santa Eulalia disfrutamos de un paseo por todas las dependencias de lo que algunos miembros del Club calificaron como un espacio mucho más próximo a un museo que a cualquier tienda posible.
Si bien todos las dependencias, desde la zapatería hasta la perfumería o incluso hasta los rincones dedicados al estilo más desenfado, escondían algún secreto. No obstante, fue indiscutiblemente la zona dedicada a la sastrería y a la camisería la que hizo más las delicias de los allí presentes. Precisamente en este espacio tuvimos la oportunidad de la mano de Yaris, mano derecha del respetado sastre catalán Sr. Marc Munill, de conocer de primera mano las particularidades del corte de Santa Eulalia.
Concluida la visita, nos dirigimos a pie al Círculo Ecuestre donde el responsable de Relaciones Institucionales, el Sr. Antonio Basso, nos enseñó las lujosas y tranquilas dependencias de este exquisito Club Privado y nos hizo un rápido repaso por sus ciento cincuenta años de existencia.
Terminada esta pasamos todos los presentes al salón la Espuela donde desde al mismo momento de abrir la puerta pudimos deleitarnos en nuestro camino a los asientos de las diferentes creaciones traídas tanto por Lorenzo Cifonelli como por Pierre Corthay directamente de París.
El conocer de primera mano tanto el producto como las historias de éxito que se encuentran detrás de las marcas de Corthay y de Cifonelli debería ser todo un incentivo hacer reflexionar a todos aquellos profesionales nacionales que se niegan a admitir que este mundo ha cambiado y prefieren seguir trabajando de idéntica manera a como lo hacían veinte años atrás.
Hoy estos ejemplos de éxito ponen de manifiesto que ya no solo se trata de ser el mejor sastre, el mejor camisero o el mejor zapatero sino que también hay que ser un buen empresario, un buen vendedor, un buen comunicador etc para poder tener un nombre en el mercado internacional; mercado donde la sastrería, la camisería y la zapatería artesanal no conoce de crisis y solo hace más que aumentar.
Para ello además de tener que empezar a compaginar el tiempo que se pasa en la mesa de cortar o en la silla martillando una suela hay que, imitando a todos estos grandes profesionales, empezar a salir fuera y dar a conocer el trabajo de cada uno ya que como comentó en su día Luca Rubinacci de nada sirve hacer el ojal más bonito del mundo si luego no se vende.
Si nos fijamos en la internacionalización que ha llevado a varios sastres y zapateros italianos e ingleses a ser considerados como auténticos ídolos entre los amantes de la sastrería y zapatería llegaremos a la conclusión de que esto ha sido en parte así porque precisamente estos han sabido de la importancia de salir de sus mesas y sillas de trabajo y dar a conocer su producto al mundo y no solo, como se sigue haciendo aquí, al cliente adinerado de la ciudad o del barrio donde tiene el sastre la sastrería.
Basta con poner el nombre de estos grandes profesionales en cualquier buscador de internet y ver innumerables referencias tanto a ellos y como a su trabajo. Sin embargo, de hacer lo propio con los nuestros descubriremos un panorama muy diferente ya que todavía son muchos los que ni siquiera disponen de una sencilla página web.
Estas y otras reflexiones son las que ayudan a explicar el momento tan delicado que pasa este sector en nuestro país y el momento de gran auge por el que pasa la sastrería y camisería italiana, francesa o inglesa.
Otra de las cosas que yo particularmente siempre he echado en falta entre los sastres españoles es su poca capacidad de reinventarse y por el contrario limitarse a ofrecer el mismo tipo de servicio producto que el que ya ofrecían sus padres. Sin embargo, estudiando cómo han llegado a alcanzar fama mundial ciertos sastres y camiseros uno rápidamente llega a entender que parte de ese éxito ha sido debido, además de por explotar el gran altavoz mundial que es hoy internet, a enfocar la profesión desde un punto de vista más comercial y utilizando herramientas de marketing similares a las de cualquier otro tipo de negocio.
Igualmente, los sastres más conocidos a nivel mundial han intentado diferenciarse de su compañero ofreciendo algo único. Y no me refiero haciendo un traje, una chaqueta o un chaqué único sino ofreciendo una prenda diferenciadora con el claro sello de la casa.
Y Lorenzo Cifonelli siempre tuvo esto claro y por ello no le importó incluir en su línea bespoke una serie de chaquetas con un diseño propio y diferenciador. De esta forma el cliente que se hace con una de ellas cuenta además de con una chaqueta 100% bespoke también con una prenda que todo el mundo la pudiera identificar con la casa Cifonelli. De esta manera los clientes de la casa pueden presumir de sastre, que no de marca, con la convicción de que su chaqueta, aún sin llevar marca interior alguna, será reconocida por todos los entendidos a varios metros. Y como este concepto responde claramente a lo que demandan muchos clientes de bespoke hoy estas chaquetas forman parte del éxito de la casa Cifonelli.
No obstante, si estas chaquetas nunca pasaran desapercibidas y tendrán siempre el sello y la marca Cifonelli quizás sean las chaquetas cruzadas las que más orgulloso le hacen sentir al propio Lorenzo.
Son muchos los detalles que diferencian el corte Cifonelly del napolitano y británico y los que tuvimos ocasión de probarnos una de sus chaquetas a concluido el acto pudimos observar además de un diseño muy particular una sisa muy alta que en todo momento te hace recordar que allí está la chaqueta.
Para aquellos que no estén familiarizados con la sastrería francesa decir que la casa Cifonelli se fundó en Roma en 1880 por Giuseppe Cifonelli y desembarcó en París en 1926. Hoy Lorenzo Cifonelli representa la cuarta generación de sastres de su familia.
Si bien esta casa es especialmente apreciada por los caballeros japoneses y chinos, los constantes viajes a atender a sus clientes rusos es lo que ha hecho que haya sido en la ciudad de St. Petersburg donde Lorenzo haya decidido abrir su primera sastrería fuera de las fronteras francesas.
Desde que en 1990 Lorenzo y su primo Massimo tomaron las riendas del negocio familiar lo han sometieron a una gran transformación; transformación que se vio materializada a través de una concienzuda campaña internacional y de una estrategia de marketing más propia de una gran multinacional que de una sencilla sastrería.
Todo este esfuerzo dio como resultado que, por ejemplo, la casa Hermes delegase en ellos sus trajes a medida desde los años 1992 a 2008 o que lanzasen ya en el 2007 una línea MTM y una RTW; líneas ambas ofrecidas físicamente solo desde su sastrería de París.
No es que precisamente yo me sienta muy identificado con el concepto de belleza de Karl Lagerfeld pero por si algún lector decir que el modisto afirmó que era capaz de identificar un Cifonelli desde una distancia de cien metros.
Entre los clientes más destacados de esta sastrería francesa encontramos a Ralph Lauren, Paul Meurisse, Lino Ventura, Marcello Mastroianni o François Mitterrand.
Sobre Pierre Corthay hay poco que se pueda decir. Sencillamente un maestro con una meteórica carrera profesional que se ha abrió camino desde bien joven sin tener más padrino que sus propias manos
Y es que P. Corthay empieza a formarse como zapatero con solo 16 años para solo cinco años después estar ya trabajando en el mismísimo John Lobb. Y solo le bastó un año allí para que otra casa mítica zapatera francesa, Berluti, lo fichara como uno de sus zapateros estrellas.
En 1990 crea ya su propia marca de zapatos y se permite lujos como ser el elegido para hacer los zapatos “made to order” de Lavin o que el Sultan de Brunei le encargara la friolera de 150 pares de zapatos bespoke.
En el año 2000 crea su línea RTW y el éxito tanto de esta como de sus zapatos a medida hace que abra boutique en Londres, Tokio, Osaka, Fukuoka, Hong Kong y en Dubái.
El hecho de que su trabajo traspasara fronteras le valió que el Ministro de Cultura Francés le otorgara la distinción ‘Maitre d’Art’, convirtiéndose así en el único zapatero en alzarse con tan distinguido reconocimiento.
A Hugo Jacomet todos los amantes de la elegancia intemporal le conocemos desde hace muchos años. Su página Parisian Gentleman es todo un referente en el mundo y su enorme número de lectores de todos los rincones del planeta ha hecho que sus disertaciones sobre la moda clásica masculina sean traducidas a ocho idiomas.
A pesar de esta afición, Hugo Jacomet tuvo antes una vida muy prolija como escritor y director de cine habiendo escrito, dirigido o producido más de 300 películas y documentales.
Uno de sus éxitos que más repercusión ha tenido ha sido la película que recientemente escribió y produjo a junto a la Maison Corthay y el Groupe Edmond de Rothschild. En esta producción, La Beauté du Geste, se narra un viaje por todo el mundo, sobre todo por Paris, Londres, Tokio, Hong Kong y Dubái donde se da a conocer a los mejores artesanos del mundo.
Fueron especialmente interesantes las reflexiones que sobre la vestimenta clásica compartió Hugo con nosotros así como las experiencias de Pierre Corthay en el mercado japonés; mercado que en su opinión es de los más entendidos y donde más se aprecia el trabajo artesanal de calidad.
Igualmente, todos coincidieron en la importancia y en el gran impacto que ha tenido internet y los foros y blogs especializados en la internacionalización de sus marcas.
El debate se alargó durante más de dos horas, tiempo en el que se habló de la forma de vestir de los grandes actores de Hollywood, el concepto de elegancia de hoy, los grandes referentes tanto de antes como de ahora etc. También la manera de combinar los calcetines, los colores que mejor combinan con cada tipo de traje, el pañuelo de bolsillo, los trajes cruzados etc. fueron otros de los temas que precedieron a un variado aperitivo y a una posterior suculenta cena en el salón de la Terraza.
Fue tal la magia que se creó entre los ponentes y los asistentes que la mayoría siguió intercambiando pareceres sobre este apasionante mundo, ya copa en mano, en los cómodos sillones de las diferentes sala del Club Ecuestre, hasta bien entrada la madrugada.
El Aristócrata