Antes de entrar a narrar lo que para mí ha resultado ser una experiencia “sartorial” de lo más agradable me gustaría explicar la contradicción existente en el título de este artículo.
Todos sabemos que los conceptos “bespoke” y “made to measure” distan bastante entre sí como para poderlos asimilar como parece se ha hecho en este enunciado. Sin embargo, como veremos en este artículo, la confección artesanal de estas zapatillas hace que el resultado y el proceso de confección esté mucho más cerca de un zapato bespoke que de uno industrial.
La principal diferencia entre un producto “made to measure” y otro “bespoke” radica principalmente en que en el primero la prenda se realiza, ya bien sea un traje, unos zapatos o una camisa, sobre un patrón o una horma existente. Por el contrario, cuando hablamos de bespoke hacemos solo referencia a aquellos productos que no se han realizado sobre unos patrones u hormas estándares sino que se han hecho exclusivamente según las medidas específicas de la fisionomía de una persona concreta.
Si bien esta es la principal diferencia entre MTM y Bespoke también debemos tener en cuenta a la hora de analizar y comparar un producto fabricado con una u otra técnica la calidad de la mano de obra utilizada. Hay, por ejemplo, trajes MTM cuya calidad de mano de obra es superior a algunos de bespoke.
También debemos estar siempre muy atentos a esas casas que dicen hacer un gran número de prendas bespoke porque no son pocas las veces que un producto con partes realizadas MTM como, por ejemplo, en las camisas los cuellos, nos es vendido como si fuera bespoke. Y esto cada día es más frecuente incluso entre muchas de las marcas que históricamente todos hemos considerado como la referencia de su sector. Basta poner como ejemplo las camisas “bespoke” de T&A.
Aunque la preferencia de todo amante de lo purista y exquisito deberían ser siempre los productos 100% bespoke, hay alternativas MTM que además de ahorrarnos una cantidad importante de dinero pueden, en manos de un buen artesano, conseguir resultados excelentes.
Las conocidas como opera pumps son, a priori, un zapato bastante sencillo y sin demasiadas complicaciones técnicas. Y decimos esto porque tanto el material con el que están construidas como el tipo de suela y la propia construcción del zapato no requieren de un arduo proceso y además dejan poco margen a la creatividad de su creador. No obstante, como veremos más adelante, esta sencillez deja de serlo si se realiza todo el proceso de forma manual y siguiendo un proceso puramente artesanal como el que narraremos aquí.
Quizás haya sido por la oferta prácticamente inexistente de opera pumps en nuestro país, o quizás porque nunca me paré a pensar cómo mejorar artesanalmente lo que ofrece esta limitada oferta, no había pensado hasta recientemente cambiar mis viejas RTW opera pumps por otras más exclusivas.
Sin embargo, esta situación cambió tras decidir hacerme un nuevo esmoquin francamente especial en cuanto a diseño y construcción artesanal y que traeremos a estas páginas el próximo mes.
Fue precisamente entonces cuando me di cuenta de que mis viejas opera pumps no iban a estar a la altura de semejante creación. Por ello, al mismo tiempo que este nuevo esmoquin iba tomando vida decidí hablar con Antonio de Enrile, uno de los primeros lectores de esta página y con quien desde hace años compartimos emails con cosas que nos llaman la atención, para ver si había alguna forma de, a pesar de sus limitaciones, fabricar unas opera pumps sobre las que hacer descansar de forma orgullosa esa gran obra realizada por la familia Calvo de Mora.
Recuerdo que cuando hablé con Antonio sobre este nuevo proyecto nos tiramos cerca de dos horas comentando lo que tenía en mente y cómo podíamos reinventar este zapato con las pocas alternativas que dejaba este modelo pero manteniendo su clásica línea.
Como me comentó Antonio una vez concluidas las opera pumps, una de las grandes suertes que tengo es la de tener un pie tan estándar que bien podría haber servido para sacar la horma de un zapato industrial de talla 41.5. No obstante, en Enrile cuentan con tres terminaciones por cada talla de horma así como dos puntas entre las que elegir. En concreto la mía se trataba de la 415201 donde los tres primeros dígitos indican el número pie y los tres siguientes el ancho de horma.
Es importante aquí mencionar que Antonio para asegurarse que acierta con las medidas de sus clientes no hace a los nuevos un zapato MTM si antes no cuentan con un RTW ya fabricado por él.
Aunque hayan sido las nuevas tecnologías las que han hecho del trabajo de Antonio García Enrile conocido y muy apreciado fuera de nuestras fronteras, Antonio lleva entregado al oficio de zapatero artesano prácticamente toda su vida. Si bien su blog y el eco que de su trabajo se han hecho los medios online especializados ha hecho que cada día más su clientela sea extrajera Antonio es desde hace años un referente en su Sevilla natal. Y lo es por su exquisito trabajo realizado a lo largo de su vida primero como guarnicionero y posteriormente como zapatero; y cuando el tiempo se lo permite, también como creador de los más diversos complementos de piel.
Para los que no conozcan a Antonio, comentar que este sevillano nació hace cuarenta y un años, es el pequeño de diez hermanos, está casado y tiene dos hijos. Y a pesar de lo que cabría pensar, nadie de su familia estuvo nunca relacionada ni con la guarnicionería ni con la zapatería.
Ya durante sus años en el colegio Portaceli de Sevilla de los Jesuitas, Antonio empezó a sentir inquietud por los productos de piel y hacía pulseras con retales así como cinturones que vendía entre sus amigos y conocidos.
Esta afición la compartía con su otra gran pasión, la esgrima. En el año 1992 comenzó a tirar a esgrima para solo un año más tarde proclamarse Subcampeón absoluto de Espada de Andalucía. Esto le animó a formarse también como monitor de espada y sable.
Sin embargo, la enorme dedicación que el deporte le exigía no fue suficiente para hacerle olvidar su otra afición y compaginaba la actividad deportiva con la realización de los plastrones en piel, las mangas de maestro, los petos y algunos fundones de piel para otros profesionales.
De 1997 a 1999 estudió Marketing y al finalizar sus estudios creó su primera sociedad junto con dos compañeros de curso para diseñar y fabricar productos de piel que luego los comercializaban en España. A pesar de que su primera aventura empresarial le repercutió algunas pérdidas económicas esta también le valió para conocer la estructura de Ubrique y al que hoy es su socio y amigo Antonio Pérez.
De 1997 a 1999 estudió Marketing y al finalizar sus estudios creó su primera sociedad junto con dos compañeros de curso para diseñar y fabricar productos de piel que luego los comercializaban en España. A pesar de que su primera aventura empresarial le repercutió algunas pérdidas económicas esta también le valió para conocer la estructura de Ubrique y al que hoy es su socio y amigo Antonio Pérez.
En el año 2000 presentó un proyecto en el prestigiosos Real Club Pineda de Sevilla para abrir una tienda-taller en la parte hípica que permitiera a los socios reparar sus guarniciones sin salir del Club, además de vender productos relacionados con la equitación. Los cuatro años en los que estuvo a cargo de este negocio le valieron además de para hacerse un nombre en el mundo ecuestre andaluz también para coger gran destreza en el trabajo del cuero de las guarniciones y luego exportarlo al empleo del cuero en la zapatería.
Ya con la marca Enrile registrada abre en el año 2004 un local en el barrio de los Remedios de Sevilla donde se daban cita tanto la tienda como el taller de producción artesanal desde donde trabajaba la marroquinería y productos de caza e hípica.
No obstante, decide enfrentarse a una realidad que por un motivo u otro nunca quiso admitir, esto es, que su verdadera pasión era la fabricación artesanal de zapatos. Con el firme propósito de dedicarse en cuerpo y alma a su vocación hace las maletas y se marcha a Elda; cuna de la zapatería y del mercado auxiliar en España.
Mientras se saca durante los años 2006 al 2008 el título de Técnico Superior en Patronaje trabaja con un artesano que le enseña la parte práctica del montado del zapato.
En el 2008, se asocia con el Sr. Antonio Pérez, profesional de la marroquinería con treinta años de experiencia y alquilan un local donde realizan marroquinería tanto para Enrile como para otras firmas. Su buen hacer le es valedero para que Brooks Brothers y J.Crew le confíen la producción de sus piezas de Shell Cordovan.
Conocedor de la importancia de internet y de las facilidades que este medio brinda a los artesanos para dar a conocer en el extranjero su trabajo da entrada en su negocio al Sr. Alfonso Herraiz quien además de ayudarle en las labores comerciales es el responsable de todas las acciones online de posicionamiento y publicidad de la marca tanto a nivel nacional como internacional.
El trabajo del Sr. Herraiz pronto empieza a dar sus frutos como atestigua el eco que del trabajo de Antonio se han hecho blogs de renombre internacionales, foros y reportajes especializados.
Como anteriormente comentábamos tanto Antonio como yo teníamos claro que no queríamos hacer unas opera pumps corrientes ya que para ello lo más sencillo hubiera sido acudir a una tienda y hacernos con el modelo industrial estándar.
Hacer especial este modelo no es algo fácil ya que como hemos apuntado su montaje y los materiales utilizados son bastante sencillos. No obstante, teníamos claro que queríamos diferenciarlas de los modelos industriales, y de incluso de la mayoría de los modelos bespoke donde la suela solo aparece pegada. Para ello decidimos realizar un forro interior personalizado, de material natural y no sintético e intentar coserle, y no pegarle, la suela. Esto último representaba todo un reto.
La fina suela de las opera pumps, como también del resto de la familia de las slippers, es tan fina que impide que se pueda coser al zapato y por ello lo más sencillo, y también la mayoría de veces lo más estético, es pegarlas y no coserlas.
Sin embargo, y a pesar de ser lo que a priori parecía que era lo último que debíamos hacer, decidimos arriesgarnos e intentar que la suela se cosiera; por complicado que esto fuera. Para hacer esto posible lo que primero hicimos fue descartar el cosido goodyear ya que la suela resultante sería muy basta y afearía mucho el resultado final. Tras desechar la opción del cosido goodyear nos paramos a estudiar la posibilidad de apostar por un cosido blake a mano. Si bien este cosido permite jugar con una suela más fina, para llevarlo a cabo en un zapato tipo slipper se exige una enorme pericia ya que el grosor de la suela es mucho más fino que el de aquellas utilizadas en zapatos estándar tipo oxfords o derbys lo que complica enormemente el proceso de cosido.
Durante nuestra conversación trajimos a colación un modelo bespoke de Lobb que a ambos nos había gustado mucho y que recordábamos tenía un forro interior color frambuesa que nos parecía la opción perfecta para estas opera pumps. Para mi sorpresa, Antonio consiguió dar con varias pieles de esta tonalidad y me las hizo llegar para que decidiera cuál de ellas me gustaba más. Fueron este tipo de detalles los que hicieron que la distancia entre Sevilla y Madrid apenas tuviera impacto en el proceso de construcción del zapato.
Antonio, conocedor de la importancia que tiene la relación con el cliente, tiene como costumbre mantener informado a este en todo momento del proceso de confección de sus zapatos. Y para ello no duda en mandar constantemente fotos y videos del momento en el que se encuentra el zapato. De esta manera incluso antes de empezar el trabajo en ellos te hace llegar fotos de la piel que va a utilizar, de los forros, del tipo de hilo y de la suela.
Una vez cuenta con el visto bueno del cliente empieza a trabajar en el zapato pudiendo estar al día del momento exacto, así como de la forma, en que se encuentra el zapato. Esto además de ser muy bien recibido por cualquier amante de los zapatos evita posibles malos entendidos permitiendo corregirlos antes de que se haya empezado a trabajar en el zapato y sea ya demasiado tarde.
Decíamos al principio que la principal diferencia entre un zapato bespoke y un MTM es que en los MTM se usa una horma estándar. Como vemos en la foto es precisamente esa horma estándar sobre la que Antonio monta la totalidad del zapato. Exceptuando este detalle, el resto del proceso que sigue Antonio desde su taller de Sevilla es, como se puede apreciar en las fotos, idéntico a si se tratase de la realización de un zapato bespoke.
Una vez cuenta con el visto bueno del cliente empieza a trabajar en el zapato pudiendo estar al día del momento exacto, así como de la forma, en que se encuentra el zapato. Esto además de ser muy bien recibido por cualquier amante de los zapatos evita posibles malos entendidos permitiendo corregirlos antes de que se haya empezado a trabajar en el zapato y sea ya demasiado tarde.
Decíamos al principio que la principal diferencia entre un zapato bespoke y un MTM es que en los MTM se usa una horma estándar. Como vemos en la foto es precisamente esa horma estándar sobre la que Antonio monta la totalidad del zapato. Exceptuando este detalle, el resto del proceso que sigue Antonio desde su taller de Sevilla es, como se puede apreciar en las fotos, idéntico a si se tratase de la realización de un zapato bespoke.
Si bien el corte se ha realizado en charol negro procedente de Italia para el forro Antonio se valió de una piel de cabra de encuadernación nacional.
Las suelas, las plantas de montado, los contrafuertes, los topes y las barretas decidió hacerlas en crupones de curtición vegetal realizados en España, concretamente en Igualada. Es de destacar que muy pocas curtiembres son las que realizan este tipo de curtición debido a que los periodos de producción son mucho mayores a los otros tipos de curtidos.
El proceso de montado a mano que se ha llevado a cabo en estas opera pumps es similar al que se utilizaba ya hace ochenta años
Para el aparado se utilizó hilo sintético y para la unión de piezas la conocida como cola de Viena (almidón) y pegamento natural. Por su lado, para la costura de la suela se empleó cáñamo natural empegado. Este hilo se caracteriza por ser muy flexible y resistente, y una vez que se le da con cerote de pez rubia se vuelve completamente impermeable. (La pez rubia es la resina de los pinos piñoneros que mezclada con cera de abeja forma una especie de bola llamada "cerote" sobre la que se restriega el hilo de cáñamo para hacerlo impermeable además de darle la cualidad de que en cada pespunte el agujero quede cegado y los hilos hechos un bloque).
Como se ha indicado la costura Blake puede realizarse a mano o a máquina habiendo una enorme diferencia en cuanto la cantidad y la calidad de trabajo que requiere una y otra técnica.
Cuando se realiza una costura blake a mano, como es este caso, se cose la suela a dos cabos, cruzando los dos hilos igual que cuando se puntea una suela al cerco pero con la diferencia de que hay que meter la mano en el calzado para sacar la aguja por la suela y meter la que viene en contra. De aplicar bien esta técnica cada puntada queda como una soldadura.
Además es importante destacar el trabajo que meticulosamente se ha empleado en esta suela donde se ha realizado un hendido para esconder la costura para de esta forma no solo no afear la suela sino también protegerla del desgaste. Además, en el enfranque se ha realizado la típica cintura de violín tan común en los zapatos hechos a mano. Este estrechamiento en el enfranque consigue un efecto óptico que tiene como resultado un pie mas estilizado pero manteniendo el mismo el apoyo que si el enfranque fuera más ancho.
En las prendas clásicas, como es el caso del esmoquin, los detalles son de gran importancia ya que lo que a priori puede parecer un bonito y elegante conjunto puede esconder grandes carencias que los ojos más entendidos suelen rápidamente percibir.
Hoy en día debido a lo mal que se viste esta prenda somos muchos los que ya nos resignamos a conformarnos con que se haga acompañar el esmoquin de una pajarita y no de una corbata. La realidad y los ejemplos con los que nos encontramos a diario hace que parezca que sea mucho pedir que no arrastren los pantalones o que se lleve una botonadura acorde con la elegancia del conjunto y no botones sencillos en la camisa. Y si la realidad es la que es parecería una locura además pedir que esa camisa se hiciera acompañar de un cuello diplomático y no de un cuello estándar, o de una pajarita de una sola pieza y no de una ajustable, o de un fajín o un chaleco y no de una cintura “desnuda”.
Si bien esta es la realidad que tenemos, y no solo en España, pienso sinceramente que al menos los lectores de esta página sí debiéramos saber cuando un esmoquin está completo y cuando solamente se trata de otro pseudo-esmoquin alquilado o incluso de uno comprado a uno de esos gurus de la moda que visten a las estrellas del balón o a nuestros actores en la gala de los premios Goya. La mayoría de estos diseñadores de RTW obvian que sus clientes carecen de todo tipo de conocimiento en lo que a la vestimenta formal se refiere y no se toman la molestia, quizás porque tampoco ellos lo saben, en pensar en que hay muchos detalles que cuidar en un esmoquin más allá de ponerle una conocida etiqueta en su interior.
Si bien los pormenores de un buen esmoquin los explicaremos el mes que viene cuando analicemos el arduo pero apasionante trabajo de hacer un esmoquin a medida, hay detalles también en los zapatos que impactan directamente en la calificación final del esmoquin.
Así, por ejemplo, si de querer ser lo más purista se trata deberíamos asegurarnos que tanto el lazo de las opera pumps como el vivo de la boca del zapato sean de la misma terminación. Una vez con esto comprobado habría que comprobar que además dicha terminación es igual a la de las solapas. Y para terminar de complicar más la búsqueda del conjunto perfecto que dichas solapas deberían ser contar con la misma terminación de tejido que pajarita. Es decir, si nuestras solapas son de tipo velvet o terciopelo, tanto la pajarita como el lazo y el vivo del zapato deberían ser del mismo color y terminación.
Si fueran de seda o de gorgorán se debería mantener esta homogeneidad en la pajarita y en el lazo y vivo del zapato. Indudablemente, somos conscientes de que encontrar una pajarita de igual terminación y color que la solapa y que además sea de nuestra medida y que además sea del tipo “unbroken” y que además podamos conseguir unas opera pumps con un lazo de igual color y terminación que la pajarita y que además su vivo también siga esta pauta etc. etc. no resulta nada sencillo y en el mejor de los casos exige mucho tiempo. Eso por no hablar de la importancia que tiene en este caso saber a dónde acudir, via presencial o vía internet, y que sean conocedores de todos estos detalles y consecuentemente los incluyan en su oferta.
Definitivamente todo esto es algo muy difícil pero que es lo que termina diferenciando un gran esmoquin, y a un entendido propietario, de alguien a quien sencillamente le han vestido para una ocasión determinada y que desconoce los apasionantes pormenores de esta prenda.
Con estas opera pumps hemos querido, o al menos lo hemos intentado, demostrar nuevamente que de nada valer hacerte con el traje más perfecto o los complementos más estilosos y mejor combinados si todo esto no descansa sobre un zapato bien escogido y de calidad.
Igualmente, como defensores del producto nacional de calidad, y no solo del nacional por el solo hecho de ser español, apuntar que este país tiene artesanos, como es el caso de Antonio García Enrile, que nos deberían hacer pensar muy mucho el salir de nuestras fronteras o el acudir a marcas extranjeras para adquirir un par de zapatos artesanos de calidad.
PD En unos día subiremos el video resumen de todo el proceso
El Aristócrata