T&A cuenta con dos fábricas propias, una dedicada exclusivamente a la confección de corbatas y otra a la camisería a medida, donde trabajan cerca de treinta costureras. Si bien sus camisas son lo más demandado, lo que poca gente conoce es que son sus calcetines y, sobre todo, sus jerséis de cachemira las otras dos prendas estrellas de la casa. Si los calcetines se los hace Pantherella hasta en seis tallas diferentes, dos materiales y dos largos, son los jerséis, con un precio de hasta 1.200 libras, los más queridos por el cliente joven, cliente que como veremos más adelante es testimonial en la casa.
Javier recuerda preguntar el porqué de la edad tan avanzada de la clientela y no olvida la respuesta de su responsable James Cook: “No nos importa no tener clientes jóvenes. Estos jóvenes ya envejecerán y entonces empezarán a valorar lo artesanal e intemporal, pasarán de marcas y modas y vendrán a nosotros. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Quizás por ello la media de edad del cliente de T&A esté más cerca de los 70 que de los 50.
Tanto en la fábrica de corbatas como en las de camisas hay más mujeres que hombres cosiendo. Y son sus manos las que guían a las máquinas que las cosen, proceso que se produce enteramente dentro de sus premisas. Pocas cosas diferencian -excepto los cuellos desmontables y el corte- la camisa de T&A de principios del S.XX de la que hoy se confecciona, quizás solo cierta atención en la utilización de tejidos y materiales, como los botones, más sostenibles. Tan poco han cambiado las cosas por Jermyn Street que hoy un chaval de 20 años podría mandarse a confeccionar la misma camisa que su padre se hizo veinte años atrás. T&A tiene un fondo de telas y diseños propios que siempre mantienen en stock.
A este fondo de armario, T&A incorpora todos los años cerca de 30 nuevos tejidos que una vez acabados no vuelven a fabricarse. Si las primeras telas corrían a cargo de Thomas Mason, hoy, ya bajo propiedad de Albini, las telas que Albini confecciona para T&A solo las hacen para los ingleses, basándose en diseños del equipo creativo de la casa.
T&A ofrece a sus clientes tres tipos de camisas: RTW, MTM y Bespoke. La diferencia entre el RTW y el MTM es que en estas últimas el cliente puede elegir el largo de manga, el tipo de puño y cuello y siempre solo entre las telas propias de T&A (las de Thomas Mason). Ambas están, al igual que las bespoke, confeccionadas 100% a máquina – solo los bordados se cosen a mano. Si el precio de las RTW empieza en 195 libras, pudiendo llegar a 450 libras si están confeccionadas en seda, a las MTM habría que sumar 50 libras sobre su homologa de RTW.
El tercer tipo, las camisas bespoke, se diferencian por poderse confeccionar con cualquier tipo de tela, de cualquier muestrario existente en el mercado. Obviamente, estas se realizan después de tomar dieciocho medidas al cliente, escoger uno de los veinticinco cuellos disponibles – o confeccionar el suyo propio-, realizar un patrón y una camisa de prueba que se repite cuantas veces sea necesario. La mano de obra empleada es exactamente la misma que en las camisas RTW. Dicho esto, en palabras de Javier, su hechura es magnífica y si bien son a máquina tienen detalles mucho mejores que muchas camisas artesanales que él ha visto. Su precio entre 325 y 500 libras. Todas las camisas, tanto las RTW, las MTM como las bespoke se realizan en su totalidad en su fábrica.
Las camisas de T&A pueden ser fácilmente reconocibles de escoger alguna de sus telas a rayas. Estas suelen ser de colores vivos y de grosores generosos. “Si en España pudieran resultar informales, en el Reino Unido son toda una seña de identidad. No obstante, hay tejidos, como los que usa el Príncipe Carlos, menos llamativos y más conservadores”. “Sus telas, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las camiserías artesanales, solo pueden ser de gran calidad, siendo la tela de entrada un algodón egipcio 100%. Es también frecuente ver en España e Italia camisas con una magnífica mano de obra, pero con algodones nacionales de justa calidad o, incluso, con tejidos con mezcla. Esto es algo impensable en T&A”.
“Dicho esto, lo que más nos llamaba la atención a los que allí trabajábamos eran esos clientes que te traían sus camisas hechas a mano para presumir de ojales y costuras artesanales con sus cuellos termofijados. Ninguna, absolutamente ninguna camisa a medida en T&A se hace con un cuello termofijado. ¿De qué vale que tu camisa esté cosida a mano si luego le plantan un cuello con pegamento?”. En T&A Hay dieciocho tipos de entretelados para el cuello y también los puños se cosen siempre con entretelas flotantes. Al cliente de T&A claramente no le importa que sus camisas no estén cosidas a mano, pero sería imposible venderles una camisa con un cuello termofijado.
Wil Whiting es de los pocos camiseros británicos que goza del respeto y admiración de los cortadores de T&A. Reconociendo que sus camisas son el “non plus ultra” también apuntan que sus precios duplican los suyos y que si bien en mano de obra son toda una obra de arte, su hechura no supera la de T&A. “Hay que tener en cuenta que T&A lleva haciendo camisas desde 1885 y saben perfectamente cómo va a evolucionar cada tela, cada cuello, como variarán los colores con los diferentes lavados. Y todo ello está hoy informatizado pudiendo rápidamente añadir medio centímetro a un cuello o a un largo aún cuando el cliente así no quiera.
Saben que cuando esa camisa de prueba tras ser lavada tres veces vuelve a la sastrería para verla cliente y cortador y así asegurarse que quedará exactamente como el cliente quiere. Y esto no hay camisería en el mundo que lo haga, que yo sepa” cuenta Javier quien también admira el trabajo de Wil Whiting. “Nosotros hemos visto camisas suyas en cuyos ojales hay que fijarse mucho para no afirmar que están hechos a máquina. No hay una camisa tan bien hecha como las suyas. Juega en otra liga”.
El pedido mínimo de T&A son cuatro camisas, no mucho tiempo antes eran seis. Con uno de los tejidos escogidos se te hace la camisa de prueba, se te manda a casa y, como ya hemos comentado, el cliente debe pasar a probársela por la tienda después de al menos tres lavados. Entonces las cuatro camisas, con el patrón definitivo, se mandan a coser a su fábrica – la camisa de prueba se desecha. No habrá sorpresas, la hechura de las cuatro camisas será idéntica. Si no se indica lo contrario estas llevarán dos pinzas en la espalda. En seis semanas las camisas están listas para vestirse.
El cliente T&A es muy estándar. Persona de elevada edad, normalmente por encima de los setenta años, muy inglés, “old money”, más aristócrata que empresario y con profesiones tradicionales. Poco árabe y ruso y más inglés que lleva toda su vida haciéndose sus camisas en T&A. “En el día a día raro es que no pase a la tienda un miembro de la cámara de los Lores o de la Casa de la Reina”. Y a todos ellos les atiende James Cook quien desde el año 94 es el responsable de la tienda. Y es James Cook quien mejor representa la filosofía de la casa.
Volviendo sobre el cliente nos sigue contando Javier que resulta francamente difícil cambiar las colecciones pues el cliente T&A está muy fidelizado y busca siempre lo mismo. No le gustan los cambios, ni en los tejidos, ni en las colecciones ni siquiera en la propia tienda. “Busca lo que llamamos el ADN de T&A: aire clásico, colores atrevidos y la máxima calidad de los tejidos”. Son personas que están por encima de cualquier moda.
“La gente joven no paga dinero por prendas como las de T&A. Si se gastan dinero en ropa, que ya es mucho decir, será en algo que lleve un logo o que está de moda”. “El secreto de T&A es mantenerse fiel a su producto estrella y a su cliente tipo dejando moda y creatividad para las casas pasajeras”. Quizás por ello lleven más de cien años trabajando con muchos de los proveedores de sus primeros años. No insertan publicidad en revistas ni trabajan con influencers. Por el contrario, prefieren esforzarse en el trato con el cliente. Por ejemplo, cuando alguien compra una corbata de lazo y no sabe hacerse el nudo, se le enseña en la tienda a anudarla sobre la pierna para de esa forma que el nudo de su corbata sea el suyo y el de nadie más.
Curioso es también que la camisa de Daniel Craig sea la menos vendida de James Bond, y esto lo es por su cuello. Tuvieron que hacerle unos picos muy largos pues al tener un trapecio tan musculado o los picos se alargaban para que tocara su torso o terminaban volando. Casino Royale fue la última película en la que se pudo disfrutar de las camisas de T&A.
Espero que os haya gustado
El Aristócrata