Si octubre es el mes perfecto para planificar las compras de lo que será el nuevo armario de invierno, abril es el idóneo para hacer lo propio pero pensando ya en el verano. De hacerlo así nos evitaríamos desagradables sorpresas como comprobar que de ese pantalón que nos gustaba ya no queda talla o que tu sastre te entrega la nueva chaqueta de lino a finales de septiembre.
No vamos a volver sobre la importancia de vestir acorde a la temporada en la que nos encontremos ni a la importancia de diferenciar claramente el armario de verano del de invierno ni tampoco queremos volver sobre la necesidad de contar con trajes de otros colores diferentes a los tan explotados grises y azules. Sobre esto ya hemos hablado en multitud de ocasiones y medios y si todavía no hemos conseguido convencer al lector de ello tampoco lo vamos a hacer ahora por mucho que sobre volviéramos a insistir. Por el contrario, esta semana quiero hablaros de un tejido muy propicio de vestir las fechas que se aproximan y que es conocido por su ligereza y frescura. El lino.
El lino es una planta herbácea cuya fibra vegetal, al igual que la del algodón, está compuesta principalmente por celulosa siendo una de sus principales características su condición para conducir el calor y su facilidad para absorber la humedad. Su cultivo se remonta al S. IV a. C. en Egipto siendo ya entonces allí muy valoradas las semillas de esta planta para conseguir harina y aceite así como sus tallos para confeccionar tejidos. Como curiosidad histórica comentar que las momias egipcias se envolvían con tejidos de lino y que hasta en S. XVIII el lino era en Europa la fibra textil más importante y popular después de la lana.
Hoy la situación ha cambiado drásticamente y si bien este tejido sigue siendo muy popular para sábanas y otros complementos para la casa, su uso en ropa de calle es bastante testimonial si excluimos a las todavía hoy populares camisas de lino; camisas que por cierto son pocas las que pueden presumir de contar con lino 100% teniendo muchas de ellas mezcla. Aunque no es objeto de este artículo, la excusa que muchos camiseros y venderos utilizan para vender telas con mezcla de lino, esto es, que se arrugan menos, si bien puede ser cierta oculta la verdadera razón: el lino de calidad y 100% es caro. Bastará con echar un vistazo a los muestrarios de, por ejemplo, la casa Albini para comprobar esta realidad.
Pero como estoy convencido de que el lector de esta página es consciente de que la elegancia de este tejido radica precisamente en su arruga, quiero compartir con él la experiencia vivida durante la prueba conocida como “skeleton baste”o primera prueba, y la “forward fitting” o segunda prueba, en un traje precisamente confeccionado en este tejido.
La primera prueba es fácilmente reconocible observando como el sastre se ha limitado solo a juntar las diferentes partes de la chaqueta con un hilvanado, pero sin llegar a coserlas. En esta prueba no veremos todavía las hombreras definitivas, ni entretelas ni forros. Sí por el contrario observaremos las solapas picadas pero ni habrá bolsillos, ni los largos estarán detallados y tampoco las solapas estarán definidas.
El hilvanado, obligatorio en esta primera prueba para que la prenda no se descomponga, se corregirá en partes como los hombros y el cuello y con alfileres se marcará el sitio donde hilvanar nuevamente la prenda de cara a la segunda prueba. Para aquellos que vayan a hacerse su primer traje a medida recordarles que no se preocupen si la chaqueta o el pantalón les queda incómodo o si las mangas son más anchas de lo que deseaban o si el hombro parece tener chorizo o si las solapas se intuyen de enorme tamaño. El traje está solamente hilvanado y si bien lo que allí hay representado le suministra información al sastre de valor nada de lo que refleja el espejo será igual el aspecto final del traje. De ahí que haya un centenario dicho que dice que la primera prueba solo es para el sastre.
Esta primera prueba, sin embargo, resulta fundamental, sobre todo en los clientes nuevos, ya que le permite al sastre asegurarse de que no ha habido errores en la elaboración del patrón. Por ello, no nos extrañemos si el sastre con el que ya llevamos tiempo trabajando se saltara con nosotros esta prueba. Otra gran ventaja que tiene esta prueba es que con los clientes que tienen poco tiempo o que simplemente están de pasada por la ciudad su sastre puede tener lista esta prueba en muy poco tiempo pudiéndole probarle y así empezar a trabajar en otras fases más avanzadas del proceso de la prenda.
En el segunda prueba, el hilvanado sigue presente tanto en la chaqueta como en el pantalón. Sin embargo, a diferencia de en la segunda prueba ya se aprecian los bolsillos, las solapas ya están tapadas, aparecen nuevamente unas hombreras de prueba, entretelas e incluso el forro. Obviamente ningún ojal ha sido todavía cosido existiendo además todavía un margen relativamente amplio para introducir alguna modificación a la prueba.
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Para este traje escogimos una tela de lino 100% Y 250 gramos de la casa ya por todos conocida, Holland & Sherry. A pesar de que elegimos el tono que más o menos buscábamos debo decir que las telas de lino de traje que al menos llegan a España son muy escasas y si bien para las chaquetas de sport hay abanico mayor, para los trajes estás están muy limitadas en colores y por supuesto en diseños.
Aunque el lino azul de H&S hubiera sido seguramente una opción más racional yo visto mucho más de traje por la mañana que por la noche y para un uso de mañana y bajo el calor abrasante que en breve tendremos entre nosotros creo que el color crema era, en mi caso, una mejor opción.
La construcción del traje corrió a cargo de mi buen amigo Joaquín Fernández Prats quien es para mi no solo un gran sastre sino también quien me atrevería a afirmar será en unos cuantos años el sastre de referencia de España. Y lo será no solo por su buen hacer sino por su apuesta, dedicación y esfuerzo en dar a conocer su trabajo tanto en España como en el extranjero a través de diferentes medios así como por su habilidad para aprovechar cualquier oportunidad que se le brinda y aprender de primera mano lo que se está haciendo fuera de nuestras fronteras y ofrecérselo después a sus clientes. Es de los pocos sastres españoles que conoce de la importancia de ser sastre tanto en la sastrería como fuera de ella.
Aunque cada vez que empezamos juntos un nuevo juntos parece que antes de que este esté terminado nuestra amistad habrá concluido por nuestras continuas disputas, tengo que reconocer que todavía no ha habido nada que le haya pedido que no me haya hecho.
Y este traje como podéis observar era también algo diferente. Más allá de que el lino, por su finura, sea un tejido difícil de trabajar, también en el corte introdujimos alguna nota personal de diseño que lo alejaba de los cortes más extendidos. Y si el año pasado nos empeñamos en hacer un traje cruzado de menos de 900 gramos, esta vez ha sido un tres piezas “de calle” lo que nos ha vuelto a juntar durante casi tres meses.
“De calle”. Siempre he mantenido en esta página que contar con un buen armario necesita más de tiempo que de dinero. Si desde que salimos al mercado laboral nos hubiéramos hecho con un buen traje de invierno y otro de verano a estas alturas muchos de nosotros no tendríamos armarios donde guardarlos. El contar con un número importante de trajes, chaquetas etc hace que, al igual que ocurre con otras muchas cosas, te animes a experimentar con nuevos tejidos, diseños o cortes. Y por ese ánimo de probar algo nuevo decidimos hacernos este verano con un traje con un corte más “de calle” y menos pensado para un uso formal.
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Aunque la chaqueta es prácticamente igual a otras que me ha confeccionado Joaquín, esta tiene, no obstante, algunas diferencias. Si nos fijamos en las fotos es algo mas corta de lo que suele ser la norma, aunque siempre por supuesto quedando oculto el trasero, los bolsillos son en media luna y es relativamente más entallada. Así mismo las mangas quedan bastante más ceñidas a los brazos dándole un aspecto más de chaqueta de sport que de traje. No obstante, es en los pantalones donde más se aprecian las diferencias.
Empiezo admitiendo que poco tiene este corte que ver con el que hace un par de semanas me atrevía a establecer como el corte perfecto. Es precisamente aquel el que yo marcaría como objetivo a conseguir en un traje más formal.
Dicho esto resulta importante mencionar que tampoco tiene mucho que ver nuestra caída con la de aquel por dos motivos principales: por un lado porque precisamente el uso al que se va a destinar este pantalón será puramente informal, y por otro porque un pantalón de lino nunca podrá tener la misma caída que un pantalón de algodón.
Si nos fijamos en el pantalón, el diámetro de las piernas aparece más ceñido y su boca más estrecha que las del resto de mis pantalones “formales”. El dobladillo también es más ancho de lo normal. Dicho esto, quizás lo más llamativo sea la nueva cintura que diseñé junto con Joaquín y que se distingue por su gran anchura, su rigidez, su curvatura y por supuesto su cierre lateral. Aunque el cierre en forma de lazadera doble alargada donde el centro discurre hacia el lado en una ligera curva es algo puramente estético que podrá gustar más o menos, lo que parece indiscutible es la comodidad extra que proporciona una cintura ancha y sobre todo tan reforzada; algo que se traduce en una cintura difícil de doblar al sentarse.
Si nos fijamos en el pantalón, el diámetro de las piernas aparece más ceñido y su boca más estrecha que las del resto de mis pantalones “formales”. El dobladillo también es más ancho de lo normal. Dicho esto, quizás lo más llamativo sea la nueva cintura que diseñé junto con Joaquín y que se distingue por su gran anchura, su rigidez, su curvatura y por supuesto su cierre lateral. Aunque el cierre en forma de lazadera doble alargada donde el centro discurre hacia el lado en una ligera curva es algo puramente estético que podrá gustar más o menos, lo que parece indiscutible es la comodidad extra que proporciona una cintura ancha y sobre todo tan reforzada; algo que se traduce en una cintura difícil de doblar al sentarse.
Es importante mencionar que antes de decidirnos por este tipo de cintura debemos tener presente que al ser tan ancha, la terminación de esta quedará muy elevada en el torso lo que puede no ser del gusto de todos.
Otras cosas, sin embargo, aparecen como en el resto de los pantalones más estándar. Así el corte para tirantes con la parte trasera más alta que la frontal, el que abotone en la cintura y no en la cadera, las dos cerilleras laterales o los bolsillos sobre la costura son similares a las del resto de pantalones. Si bien a los trajes más formales la doble pinza, incluso la doble pinza inglesa, es muy acorde con su tipo de corte, en este traje informal parecía mucho más lógico apostar por la pinza individual.
Otras cosas, sin embargo, aparecen como en el resto de los pantalones más estándar. Así el corte para tirantes con la parte trasera más alta que la frontal, el que abotone en la cintura y no en la cadera, las dos cerilleras laterales o los bolsillos sobre la costura son similares a las del resto de pantalones. Si bien a los trajes más formales la doble pinza, incluso la doble pinza inglesa, es muy acorde con su tipo de corte, en este traje informal parecía mucho más lógico apostar por la pinza individual.
Aunque el chaleco cruzado es siempre, desde mi opinión, más elegante y estiloso que el de hilera sencilla, la doble protección que ofrece frente al frio y las elevadísimas temperaturas a las que nos enfrentaremos en verano harían prácticamente inviable su uso. ¡Por fresco que sea el lino no se ha inventado todavía un tejido que consiga evitar ese deseo tan humano en el mes de julio a las tres de la tarde de desprenderse de todo tipo de ropa!.
En esta prueba se realizaron ajustes al trasero, se puede apreciar que quedaba algo justo, a las hombreras, al chaleco, a una pequeña arruga que hacía el hombro por detrás, a los largos de la manga y al largo del pantalón. En definitiva pequeños ajustes antes de pasar a coser ya el traje y a afrontar la tercera y definitiva prueba.
En esta prueba se realizaron ajustes al trasero, se puede apreciar que quedaba algo justo, a las hombreras, al chaleco, a una pequeña arruga que hacía el hombro por detrás, a los largos de la manga y al largo del pantalón. En definitiva pequeños ajustes antes de pasar a coser ya el traje y a afrontar la tercera y definitiva prueba.
Aunque como narraremos en el próximo capítulo, la tercera prueba es importante ya que tras realizar en esta, y no siempre, unos mínimos cambios se nos estregará el traje, en mi opinión es la realización del patrón y segunda prueba la clave del resultado final del traje.
Si no nos cercioramos durante la segunda prueba de que todo queda a nuestro gusto es muy probable que si pedimos que se nos rectifique una u otra parte del traje en la tercera prueba la respuesta sea que esto ya no se puede hacer y que se tendrá en cuenta para el próximo traje; algo verdaderamente frustrante. Por ello, no dudemos en dedicar un tiempo extra a la segunda prueba, y aquello que nos gustaría se cambiara hagámoselo saber sin dudar a nuestro sastre.
Si no nos cercioramos durante la segunda prueba de que todo queda a nuestro gusto es muy probable que si pedimos que se nos rectifique una u otra parte del traje en la tercera prueba la respuesta sea que esto ya no se puede hacer y que se tendrá en cuenta para el próximo traje; algo verdaderamente frustrante. Por ello, no dudemos en dedicar un tiempo extra a la segunda prueba, y aquello que nos gustaría se cambiara hagámoselo saber sin dudar a nuestro sastre.
El Aristócrata