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Channel: El Aristócrata
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10 ERRORES A EVITAR SI VESTIMOS DE TRAJE

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A pesar de su frecuencia, y que con el tiempo nos hayamos acostumbrado a ellos, hay errores que se deberían evitar cuando vistamos con de traje:

1-Un cuello desbocado. El cuello de la chaqueta debería estar en contacto permanente con la camisa. Ha de ser así tanto cuando estemos de pie, caminando o sentados. Para conseguirlo, una sisa alta se antoja obligatoria. 

2-Una arruga en el frontal de la chaqueta. Si al abotonarnos la chaqueta aparece en su frontal una especie de “X”, esta queda estrecha y deberemos pedir otra talla o, como pudiera ser recomendable, otro modelo de chaqueta de corte diferente. No olvidemos que una cosa es que la chaqueta quede entallada y otra muy diferente que nos esté estrecha.
3-Un largo de faldón incorrecto. Como norma general, la longitud de la chaqueta debería dividir el cuerpo en dos partes iguales. Otra forma de comprobar su largo correcto es dejar caer los brazos y comprobar que la chaqueta termina a la altura de los nudillos. Si preferimos una chaqueta algo más corta, asegurémonos al menos que oculta el trasero.

4-Unas mangas largas. Ni cortas ni largas. Las mangas del traje deberían dejar asomar ligeramente los puños de la camisa. Comprobemos que no se vean los gemelos y habremos acertado.

5-Un pantalón demasiado largo. El pantalón debe tocar levemente el frontal del zapato pero nunca descansar holgadamente sobre él. Cuando se marque el largo del pantalón es aconsejable que nos  dé la impresión de que queda algo corto ya que el pantalón a lo largo del día siempre termina cayéndose  ligeramente. Optemos por tirantes y olvidémonos de este punto.
6-Unos bolsillos del pantalón que se abren. Las modas han acercado, a mi parecer demasiado, el corte del pantalón de sport y el de traje. Consecuentemente, ahora se estila un pantalón de traje bastante ceñido de caja, algo que hace que muchas veces los bolsillos terminen abriéndose.

7-Unas solapas que no cubren los extremos del cuello de la camisa. No escojamos para nuestra camisa el cuello que más nos guste, sino el que más favorezca a las medidas de nuestro rostro. Decidido esto, asegurémonos de que las solapas de la chaqueta cubren sus extremos sutilmente. 

8-Un trozo de camisa que asoma entre la chaqueta y el pantalón. Inténtese evitar que, una vez abotonada la chaqueta, se vea  un trozo de camisa entre esta y la cintura del pantalón. Vístase el pantalón en la cintura y no en la cadera, y habremos dado con la solución. 
9-Una camisa demasiado ancha. Tan feo queda una camisa de traje muy ceñida al cuerpo como una camisa en la que se forman bolsas. Evítese igualmente que la costura del hombro quede más allá de la terminación natural de nuestro hombro. 

10-Hombreras con demasiado volumen. Estéticamente resulta favorecedor unos hombros naturales donde la manga de la chaqueta comience a descender justo al final de nuestro hombro. De extenderse más allá, se producirá un hoyo entre la hombrera y el hombro que afeará el resultado final.

El Aristócrata

SE ACABÓ EL ENTRENAMIENTO…LLEGÓ LA CAPE ARGUS

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Estimados amigos,

Este fin de semana ha sido bastante atípico y no he podido sacar tiempo para escribir nuestro artículo semanal. El próximo domingo estaré en Ciudad del Cabo disputando la Cape Argus y tenía que hacer dos largas tiradas antes de engrasar la bicicleta y guardarla en su maleta. 

No obstante, a mitad de semana subiré el resultado de la camisa vaquera que acabo de recoger de la camisería Burgos; sin duda una de las mejores camisas que me han hecho hasta la fecha. Hasta entonces, disfrutemos del comienzo de semana. 

El Aristócrata

BESPOKE XLIII: LA CAMISA VAQUERA DE BURGOS, UN PASO MÁS ALLÁ EN EL CONCEPTO BESPOKE

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En un momento donde en camisería las palabras “a medida”, “hecha a mano” o “bespoke” se utilizan con demasiada alegría, y pocas veces obedeciendo a su verdadero significado, conviene volver una vez más sobre qué es realmente una camisa bespoke, es decir, una camisa hecha a mano y a medida.

Como continuación del artículo introductorio que publicamos el pasado enero, esta semana os narraremos el proceso de confección de la camisa vaquera. Sin intención de volver sobre la filosofía de la camisería Burgos, sí es importante comentar que Burgos es de las pocas, o mejor dicho de las muy pocas, camiserías de “pata negra” que quedan en nuestro país.
Como toda camisería que se precie, Burgos a todo cliente le realiza un patrón único – no un patrón adaptado de uno ya existente -. De hecho se le toman entre diez y quince medidas antes de realizarle varios patrones (espalda, frontal, mangas cuello, puños etc). Confeccionada la camisa se prueba y solo si el cliente está conforme se le entrega la camisa. El muestrario de telas entre las que escoger es de lo más variado y extenso, y el cliente puede, por ejemplo, elegir entre los cuellos o puños más populares de la casa o, por el contrario, diseñar el suyo propio.

Sin embargo, lo más interesante de la buena camisería artesanal es la posibilidad de poder transmitir a tu camisa todos tus caprichos. Y en este punto no me refiero a escoger un color de hilo o un determinado tipo de letra para las iniciales, sino a algo mucho más ambicioso como es lo referente a la propia construcción de la camisa. Si bien, tanto los hombros, como el faldón y los ojales siempre se entregan cosidos a mano, solo el cliente pone el límite de hasta donde quiere su camisa de la manera más artesanal posible.
Hay clientes que prefieren que su cuello esté termo-fijado por las ventajas que esto supone a la hora de plancharlo. A otros, por el contrario, no les importa que se dedique más tiempo al planchado de su camisa y no dudan en pedir su cuello con entretela. Igualmente, hay clientes a los que no les resulta un problema que el canesú o las costuras laterales aparezcan cosidas a máquina y otros, sin embargo, quieren que dichas costuras estén rematadas también a mano. Obviamente, el tiempo que necesita una y otra camisa varía sustancialmente, algo que también hace el precio.

Esta camisa ha seguido el segundo camino, esto es, ha sido diseñada enteramente por mi, y tanto su línea como sus puños y cuello son únicos y se pintaron en papel antes de realizárseles el patrón. De la misma manera, pedimos a Carmen que todo aquello que fuera factible de coserse a mano se cosiera de esta manera. Como es costumbre, junto con la camisa se cosieron unos calzoncillos con la misma tela de la camisa; una opción muy personal que no tenéis porqué compartir.
Aunque al hablar de tela vaquera podamos tener en la cabeza una tela de tacto similar al de los jeans y de un número y peso elevado de onzas, el tejido de la camisa, como ya se explicó en el anterior artículo, es 100% de algodón y de un tacto que no difiere mucho del de una camisa de popelín. Esta camisa está pensada para usarse con corbata en un ambiente de lo más informal, quizás acompañando a una chaqueta cuadro Harris, un pantalón gris y unos buenos Tassels.

La manera más sencilla de saber si nos encontramos frente a una camisa donde ha sido cuidada su confección es corroborar que sus ojales hayan sido cosidos a mano. Esto, incluso en las mejores camisas industriales, es una prueba clara de que nuestra camisa, al menos parte de ella, efectivamente ha sido confeccionada a mano. La ausencia de este detalle debería ser motivo suficiente para quitar el rótulo de “camisería artesanal” a muchos locales que hoy de manera orgullosa lo exhiben. Otra forma fácil de asegurarnos de que la camisa se ha cosido con un mínimo de cariño es corroborar que los dibujos casan en la costura del hombro, detalle este último últimamente también frecuente en la buena camisa industrial. Al ser nuestro estampado liso, esto no es posible.
No obstante, en lo que sí podemos ver la atención que la camisería Burgos pone en los detalles de sus camisas es en la costura de los propios ojales. Si bien esto no siempre ha sido así, ahora los ojales aparecen cosidos de manera muy compacta lo que impide apreciar tela alguna de la camisa entre puntada y puntada. Esto es hoy muy difícil de encontrar incluso entre las camiserías internacionales más reputadas. Esto se aprecia también en los ojales de los puños, puños que se diferencian de los estándar por su rematado circular y por al ser muy estrechos dejar apenas espacio libre entre estos y la muñeca. Si bien antes el puño de la mano derecha lo cosían unos centímetros más ancho que el izquierdo, para que tras él quedara oculto el reloj, desde hace ya algunos años los prefiero ambos igual, cortos y muy juntos.

La hechura en una camisa deja un mayor margen de error que la sastrería, entre otras cosas por quedar gran parte de esta oculta tras la chaqueta. Sin embargo, es fácilmente reconocible una camisa hecha a medida (pero a medida de verdad) y una de confección. Con solo mirar donde cae la costura de los hombros, el largo de manga, la tela sobrante en la parte baja de la espalda y la hechura del pecho es fácil adivinar si se trata de una camisa de confección o a medida. Esto es todavía más fácil de percibir en los hombres estrechos de hombros pero con cierta barriga.
Nuestra camisa está cosida prácticamente a mano. Exceptuando el cuello y los puños, algo que según los camiseros de Burgos es imposible por no existir una aguja fina capaz de traspasar tantas capas de tela, el resto está cosido a mano. Según Carmen, si bien el problema no es tanto de la aguja, no se hacen a mano porque al tener que coser dos capas de tela y una entretela, hacerlo de manera que la puntada quedara pequeña y fina sería imposible y empeoraría el resultado final. Si nos fijamos en el hombro, observaremos que aparecen dos costuras, una cosida a mano y la otra a máquina.

El reforzar esta parte de la camisa con una costura a máquina busca darle una resistencia extra a dicha parte. Esto también se puede apreciar en los costados de la camisa. Rara vez veremos dichos costados cosidos a mano y sin embargo en esta camisa se han cosido a mano y se han reforzado con una segunda costura a máquina.
Mención aparte merece el cuello de la camisa, el cual si bien como acabamos de mencionar ha sido cosido a máquina, su realización es de exquisita factura. El canesú también se ha cosido a mano, como también se han rematado a mano los faldones de la camisa. Las iniciales las cosieron en rojo para que resaltaran sobre el azul y se hicieron en la parte lateral inferior de la camisa ya que no me gustan en el pecho. El hilo de la iniciales sobresale sustancialmente de la camisa lo que consigue un efecto muy agradable al pasar los dedos sobre él. El frontal y costado ha sido rematado con un pequeño triángulo del mismo tejido que la camisa. Aunque es bastante común utilizar otra tela y diseño para este detalle, yo sigo prefiriendo utilizar el mismo tejido que el cuerpo de la camisa.

Uno de los puntos fuertes de Burgos es que una vez tienen tus medidas y te han hecho una camisa, al resto apenas les tienen que hacer modificaciones. Mi camisa quedó francamente bien aunque quedamos en que ajustarían algo la parte baja de la espalda. Como se aprecia en la foto, en las sisas aparece una arruga. Esto no es ningún fallo, sino algo absolutamente necesario para tener cierta libertad de movimientos. Si dichas arrugas se suprimieran sería imposible poder estirar los brazos y las costuras terminarían cediendo.
Indudablemente habrá lectores que piensen, y seguramente tengan gran parte de razón, que no ven ventaja alguna en pagar el sobrecoste que supone hacerse con una camisa con tanto trabajo hecho a mano. Si bien esto no garantiza que la camisa vaya a durarnos el doble de tiempo o que nunca vaya a romperse, para mí representa un guiño a la artesanía que se hacía en otro tiempo y que hoy es ya prácticamente imposible de encontrar.

Este tipo de terminación transmite unas emociones imposibles de sentir en las camisas de confección y es por ello por lo que muchos de nosotros valoramos más estas camisas que las de confección; por famosa que sea la marca de estas últimas.
PD Las puntadas de las costuras se muestran por el lado anverso de la camisa para que se pueda apreciar más fácilmente que están cosidas a mano. Obviamente, la puntada que se ve en el exterior no tiene nada que ver con esta.

El Aristócrata

SASTRERÍA MANUEL CALVO DE MORA

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Esta semana me gustaría compartir con vosotros un video de uno de los pocos templos del buen vestir que todavía quedan en España. Una sastrería con letras mayúsculas donde la experiencia y el buen hacer de D. Manuel Calvo de Mora se fusionan con la innovación y la búsqueda de la hechura más perfecta de sus hijos Alberto y Cesar.

¡Disfrutadlo!.

El Aristócrata

BESPOKE XLIV: BENET PLUVINET SOLA, PRIMERA PRUEBA

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Esta semana quiero contaros como transcurrió la primera prueba del dos piezas que me está haciendo Benet Pluvinet. Si para conocerle me desplacé a Valls, Tarragona, para esta prueba Benet tuvo la deferencia de venir hasta Madrid. 

La prueba transcurrió en una terraza de la Plaza de Santa Ana de Madrid donde la enorme luz dejaba fácilmente adivinar los ajustes que el conjunto podía necesitar. Al contrario de la forma de trabajar de algún sastre, pero como hacen la mayoría de ellos, Benet prefirió probarnos solo la chaqueta y dejar para más adelante el pantalón.
En nuestro primer artículo sobre la sastrería Pluvinet Sola comentábamos que Benet antes de realizar la prueba del hilvanado hace una prueba intermedia con una tela de baja calidad. Solo después de haber realizado esta y con los ajustes oportunos en el patrón, corta la tela definitiva. A mi, sin embargo, prefirió no hacerme esta prueba intermedia y así intentar algo del tiempo perdido. De haberlo hecho si bien creo que la primera prueba hubiera estado más afinada, también pienso que el proceso se hubiera efectivamente alargado demasiado (¡de la toma de medidas a esta primera prueba pasaron casi tres meses!). 

Como hemos comentado en alguna otra ocasión, la primera prueba no es para el cliente sino para el sastre y por lo tanto poco puedes, o debes, hacer, más allá de observar los ajustes que te van haciendo y ver de manera mucho más clara el resultado del tejido escogido. No obstante, es un momento importante para fijarse en el grado de artesanía de la prenda. Y la chaqueta de Benet tiene muchas horas de mano de obra detrás.
Toda ella ha sido preparada a mano, incluida una tapeta picada a mano, algo hoy francamente inusual. Las solapas han sido igualmente picadas a mano difiriendo dicho picado en gran medida del picado de las mismas en la mayoría de mis chaquetas. El picado de Benet es bastante compacto comparado con las que descansan en mi armario. Quizás sea ahora el momento de ver si efectivamente este picado tan compacto se traduce en unas solapas menos flexibles y más rígidas.

En lo poco que se puede intuir de la prenda se aprecia a la altura del pecho el plastrón y el sido. Según nos comenta Benet darle forma al pecho es fundamental y él intenta que con poco plastrón pero con mucha plancha este dé una imagen de pecho fuerte. Aunque el interior de la chaqueta está todavía en una etapa muy temprana y pendiente de definir, para hacer los vivos nos enseña una tela de algodón, también de Holland & Sherry, con la que hará por fuera un pespunte a máquina y por dentro lo reforzará a mano. El hecho de que el forro de los bolsillos sea una mezcla de algodón y poliéster es según nos comenta para evitar que al introducir llaves o algún otro objeto estos puedan terminar rompiéndose. 
Al ser una chaqueta puramente de sport su largo es más contenido que de haberse tratado de una más formal y sus aberturas frontales más marcadas. Quizás la única incógnita que me dejó la prueba fue la altura del talle. Aunque como digo, en la prueba del hilvanado uno debe confiar en su sastre, a mi me dio la sensación de que me tallaba muy arriba; más tratándose de una hilera de tres para dos. 

Más allá del hombro y algo en la espalda, Benet hizo muy pocos ajustes. Sí, hizo mucho hincapié en que los cuadros no se partieran en ningún momento y que, a pesar del reducido tamaño de estos, coincidieran en las diferentes costuras. Benet es de la opinión de que los dibujos pueden y deben casar y él va a intentar demostrárnoslo en esta chaqueta.
Esperamos que no pase tanto tiempo para poder mostrados el conjunto en una fase ya mucho más avanzada.

El Aristócrata

VISITAMOS LA MANUFACTURA JAEGER LE-COULTRE

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Quizás la mayor ventaja de tener un blog sin tener necesidad de vivir de él, sea el poder hacerte eco solo de aquellas marcas o productos en los que verdaderamente crees. La total libertad para decir no a muchas de las proposiciones comerciales que recibes – algunas de marcas francamente grandes – no la tienen aquellos blogs que de alguna forma u otra han hecho, muy lícitamente, del contenido de sus artículos su forma de vida.  

Desde hace unas semanas tengo la suerte de colaborar con la casa de relojes suiza Jaeger-LeCoultre. Y digo suerte porque no siempre uno en su trabajo, o incluso en su hobbie, puede trabajar con un producto con el que se siente tan identificado. Hace doce años me compraba mi primer Jaeger Le-Coultre, a los pocos me hacía con el segundo y hoy ya son tres los que con su ininterrumpido palpitar me dan mucho más que la hora. 
A pesar de que Jaeger Le-Coultre sea en nuestro país todavía una marca algo desconocida para el gran público, Jaeger Le-Coultre es de las pocas casas relojeras que puede presumir de ser una verdadera manufactura. En un momento donde los departamentos de marketing se las ingenian para unir la palabra manufactura a cualquier marca de relojes – incluso en aquellas cuyas cajas albergan mecanismos eta, sellita o soprod - se agradece el que ciertas marcas legendarias sigan produciendo el 100% del reloj, y no solo el ensamblaje de las piezas que compran a terceros, en sus propias instalaciones. 

Al margen de que a unos y otros nos puedan gustar más los diseños de una marca u otra, desconozco cuál es el motivo por el que Jaeger Le-Coultre todavía es solo valorado como se merece por los verdaderos amantes de la alta relojería. Curiosamente mientras en España marcas como Cartier, Rolex, Panerai o Hublot son de las más demandadas, en países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos, Patek, Lange y la propia Jaeger-LeCoultre representan la “Santísima Trinidad” para los más entendidos. No obstante, esta situación se está revirtiendo y también aquí Jaeger-LeCoultre empieza cada día a valorarse más. 
Para conocer un poco más la forma de trabajar de Jaeger-LeCoultre, visité la manufactura situada en el Vallée de Joux, localidad suiza donde se encuentran otras grandes casas relojeras como Vacheron Constantin, Blacpain o Audemars Piguet. 

Historia de Jaeger-LeCoultre

En 1833, poco después de inventar la máquina para recortar piñones de un bloque de acero, Antoine LeCoultre (1803-1881) fundó un pequeño taller de relojería en Le Sentier, en el cual perfeccionó su talento relojero con el fin de crear guardatiempos de calidad superior. En 1844, inventó el instrumento de medida más preciso del mundo, el Millionomètre. En 1847, creó un sistema que eliminaba la utilización de llaves para dar cuerda al reloj y ajustar la hora. Cuatro años después, recibió una medalla de oro por su trabajo sobre la precisión y la mecanización en relojería e la primera exposición universal, organizada en Londres.
En 1866, cuando la industria relojera suiza todavía está estructurada en pequeños talleres, Antoine y su hijo, Elie LeCoultre (1842-1917), decidieron reunir bajo un mismo techo los diferentes oficios relojeros y fundaron la primera auténtica manufactura del Valle de Joux, LeCoultre & Cie. En 1870, la Manufactura desarrolló los primeros procedimientos de fabricación parcialmente mecanizados para movimientos con complicaciones.

Ese año, la Manufactura contaba 500 empleados. En 1900, la Grande Maison del Valle de Joux, como la llamaban entonces, había creado más de 350 calibres diferentes, incluyendo 128 equipados con función cronógrafo y 99 con mecanismo de repetición. Desde 1902, y hasta los años treinta 1930, LeCoultre& Cie produjo la mayoría de los "ébauches" de relojes de la marca ginebrina Patek Philippe.
En 1903, Edmond Jaeger, relojero parisino y proveedor oficial de la marina francesa, propuso a los relojeros suizos el desafío de desarrollar y producir los calibres extraplanos de su invención. Jacques-David LeCoultre, nieto de Antoine y responsable de la producción en LeCoultre &Cie., aceptó el desafío y crea una serie de relojes de bolsillo ultraplanos. En 1907, LeCoultre &Cie. presentó el reloj más plano del mundo, equipado con un calibre LeCoultre Calibre 145. Ese año, el joyero Cartier, uno de los clientes de Jaeger, firmó con la marca un contrato que estipulaba que los movimientos Jaeger serían reservados exclusivamente a Cartier durante un periodo de 15 años. Jaeger confió la fabricación de esos movimientos a LeCoultre.

Como consecuencia de esta colaboración, la empresa asumió oficialmente el nombre Jaeger-LeCoultre en 1937. Sin embargo, las creaciones reservadas para el mercado estadounidense conservaron la firma LeCoultre hasta 1985. Según la información consignada en los archivos, la manufactura de Le Sentier envió el último movimiento utilizado para un reloj LeCoultre en Estados Unidos en 1976. La mención LeCoultre despareció definitivamente en 1985, y desde entonces los relojes llevan la marca Jaeger-LeCoultre. Desde la fundación de Jaeger-LeCoultre, la marca ha producido más de 1.242 calibres diferentes, depositado alrededor de 400 patentes y desarrollado cientos de invenciones.
Empieza la visita

Después de dormir en el hotel Richmond de Ginebra, donde por cierto nos cobraron veinte euros por una copa de vino, nos esperaba al día siguiente un viaje de una hora y media hasta las facilidades de la manufactura de Le Sentier. Debido a la escasez de tiempo para visitar toda la manufactura, el equipo de Jaeger-LeCoultreprefirió que conociera de primera mano el departamento de altas complicaciones (tourbillon, gyro-tourbillon, repetición de minutos etc). 

Fuimos recibidos por el Sr. Christian Laurent, máximo responsable de dicho departamento y quien lleva en la casa prácticamente toda su vida laboral. El Sr. Laurent, toda una institución no solo en Jaeger-LeCoultre sino en todas las manufacturas del valle, nos hizo un recorrido por todos los gyrotourbillón que se han realizado hasta la fecha. Sorprende escuchar como cada mecanismo de alta complicación lleva una media de cinco años desde que empiezan a definirse sus funciones hasta que ve la luz. En su diseño y creación intervienen físicos, matemáticos, astrólogos etc. Christian Laurent es de esos pocos relojeros tras el cual se sustenta toda una marca. Sin él con seguridad Jaeger-LeCoultre no habría alcanzado las cotas de reconocimiento y prestigio de las que goza hoy. 
En 2004, Christian creó el Gyrotourbillon I, el primer reloj de pulsera de Jaeger-LeCoultre con una gran complicación, dotado de un tourbillon que gravitaba alrededor de dos ejes y un calendario perpetuo con indicador retrógrado doble y ecuación activa del tiempo. En 2006, Jaeger-LeCoultre presentó el Reverso grande complication à triptyque, el primer reloj de la historia dotado de tres esferas animadas por un solo movimiento. En 2009, la marca lanzó en reloj de pulsera con más complicaciones, el Hybris Mechanica à Grande Sonnerie, dotado de 26 complicaciones.

Christian Laurent nos contó que ya en 1866, primera vez en la historia de la relojería, LeCoultre & Cie comenzó la fabricación de calibres dotados de complicaciones en series pequeñas. En 1891, la manufactura creó un calibre dotado de una complicación doble: cronógrafo y repetición de minutos. A mediados de la década de 1890, LeCoultre & Cie. desarrolló relojes como grandes complicaciones, dotadas con tres grandes complicaciones relojeras, como el calendario perpetuo, el cronógrafo y la repetición de minutos.
Si el recorrer la historia de todos los modelos de gyrotourbillon fue apasionante, reconozco que lo que más me llamó la atención fue el amor y la pasión del Sr. Laurent. Escucharle hablar de la casa en la que pronto se jubilará y del equipo con el que ha trabajado con tal pasión fue francamente emocionante. De hecho, dudo que de haber durado un rato más la conversación la emoción no se hubiera hecho presa de él.

Concluida nuestro encuentro con el Sr. Laurent pasamos a conocer el departamento de engastes y esmaltes. Una gran mesa redonda te recibe a su entrada. En ella se puede observar en tiempo real en lo que cada uno de los profesionales está trabajando en ese momento. Desde ver cómo se está realizando un grabado de una pintura de Van Gogh hasta cómo se están incrustando cientos de pequeños rubís simulando una luna en un dial de mujer, es posible en esta avanzada mesa. Las diferentes cámaras situadas en los puestos de trabajo de los empleados de este departamento permiten ver sobre esta mesa el nivel de destreza y precisión necesario para traer a la vida una de estas maravillosas creaciones.  

La visita continua…

Tras disfrutar de una buena comida, y mejores quesos, pasamos a conocer cómo se monta el que sin duda es el reloj más emblemático de la casa: el Reverso. Uno de los trabajadores del departamento de “Grandes Complicaciones”, concretamente un chico de no más de treinta años y especializado en la repetición de minutos, desmontó la caja de un reverso para, con una facilidad increíble, volverlo a montar en escasos segundos. 
Como no podía ser de otra forma, teníamos reservada una hora con nuestro querido Reverso. Las dos personas responsables de su diseño; curiosamente dos italianos, chico y chica, responsables respectivamente de los modelos de hombre y mujer, nos explicaron la historia de este modelo y como sus líneas, tamaño y forma han ido cambiando a lo largo de sus ochenta y cinco años. El Reverso, cuyo nombre en latín significa "Darse la vuelta", fue creado en 1931 para soportar los golpes durante los partidos de polo, mediante un mecanismo de giro de la caja que protege la esfera. Hoy el reverso es considerado como un objeto emblemático de la estética Art Déco y uno de esos modelos que todo amante de la relojería debería tener. 

Los locos de los postres sabemos que lo mejor siempre llega al final. Para hacer extensiva esta frase a otras realidades, nos habían reservado una entrevista con el director artístico de Jaeger-LeCoultre, el Sr. Janek Deleskiewicz, máximo responsable del diseño de todos los relojes de la casa, tanto de hombre como de mujer. 
El Sr. Janek nos comentó la importancia que tiene conocer las inquietudes de uno y otro sexo a la hora de diseñar los relojes. Si bien el hombre busca relojes con mecanismos complicados, la mujer le da más importancia a la estética. Antes de sentarse a diseñar un nuevo reloj pasea por las principales ciudades del mundo buscando inspiración. Paris suele ser siempre su primera parada. Con una idea algo aproximada del diseño del reloj se reúne con seguidores de la marca para saber la aceptación que tendría ese nuevo modelo y conocer qué es necesario modificar, desechar o incluir. Solo luego habla con el equipo técnico para ver si es posible llevar su idea a la práctica y con su visto bueno presenta a la dirección de Jaeger-LeCoultre el nuevo reloj. 

Al contrario de otras marcas, para él la belleza debe ser atemporal y por ello prefiere que sean otros los que hagan los diseños más atrevidos y vanguardistas. El estilo que imprime a sus creaciones tiene normalmente un toque de Pop Art, como demuestra el hecho de que en su concepto de belleza hayan influido mucho artistas como Andy Warhol o James Rosenquist. “Quizás lo más complicado del diseño sea dibujar el reloj pensando que verá la luz como pronto tres años después de haber definido su diseño”. “No es sencillo saber si lo que hoy piensas que puede tener aceptación seguirá gustando de igual manera en tres años”. 
Aunque también participó en la creación del Atmos y de la línea Master, si a alguien se le debe la evolución que ha experimentado el modelo Reverso en los últimos veinticinco años, tiempo que Janek lleva en el Departamento de Diseño de Jaeger-LeCoultre, ha sido sin lugar a dudas a él. Solo su pasión por el saxofón rivaliza con amor por el modelo Reverso. 

Tras conocer el arduo y meticuloso proceso de fabricación de un reloj 100% manufactura así como los conocimientos necesarios para ello, es cuando uno  entiende la verdadera diferencia entre el verbo “costar” y “valer”. Solo paseando por toda la línea de fabricación del más sencillo reloj manufactura se puede llegar a valorar esa pequeña cosa que nos da la hora. Es como la artesanía más fina pero que requiere de una técnica y conocimientos a disposición solo de las mentes más aventajadas.

Os recomiendo este video para entender mejor lo que digo:

El Aristócrata

BESPOKE XLV: VAQUERO A MEDIDA, ÚLTIMA PRUEBA

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La sastrería a medida permite hacerte con piezas imposibles de encontrar en la confección industrial. Quizás por ello suela recomendar no hacerse el primer traje a medida en azul marino. Aunque indudablemente la hechura personalizada siempre justifique hacerse cualquier tipo de traje en una buena sastrería, también es cierto que un traje azul marino medianamente aceptable es relativamente fácil de encontrar en bastantes tiendas. 

Y esta recomendación fue la que seguimos tras la primera visita que hicimos a Fernando de The Concrete Madrid. Si bien entramos con la idea de hacernos unos jeans de semejante hechura a los que uso a diario, rápidamente cambié de idea y tras hablar con Fernando decidimos hacernos algo bastante diferente. En concreto, tras ver la pintura de la Harley con la que le visité me sugirió intentar hacer un pantalón que en color combinara con ella, y que cuya hechura me permitiera hacer con ella muchos kilómetros de manera cómoda, y por qué no, también con un estilo muy personal. 
Igualmente, decidimos hacer otro vaquero para cuando la moto descansara en el garaje y acudiéramos a tomar algo con los compañeros de ruta. Este otro vaquero, de corte más clásico, también difería de las medidas de mis pantalones más convencionales pero llevaban el sello identificable de Fernando. Tanto uno como otro se hicieron a medida y de manera totalmente artesanal. 

1.El Pantalón Moto:

Tras la primera prueba, Fernando desmontó el hilván e hizo algunos ajustes en el patrón para limpiar las arrugas que se formaban en la parte trasera del muslo. Dichas arrugas impedían la caída recta de la pierna. Tras estos ajustes solo quedaba ajustar la cadera y la cintura.
Como comprobamos en la primera prueba, el color de la cinturilla del pantalón difería sustancialmente de el de la moto. Al ser la cinturilla bastante más clara, se tiñó esta nuevamente dando más porcentaje a la parte oscura de la mezcla del tinte natural de café curry y cloruro de sodio (sal común). Esto mismo se hizo en el interior del pantalón y lo que es más sorprendente, también se utilizó esta solución de alto porcentaje de café para teñir los botones de hueso, algo que consiguió un aspecto envejecido muy particular.

Durante la prueba apreciamos una imperfección que tenia la tela del vaquero a largo del muslo, algo que como era debido a la tejeduría artesanal decidimos que precisamente por su  imperfección debíamos mantener. En palabras de Fernando era: “la belleza de la imperfección de las telas tejidas artesanalmente“.
Los acabados interiores se hicieron con bies de algodón natural de espiguilla, el mismo tejido que se utilizó tanto para la bolsa de los bolsillos frontales y traseros como para el interior de la cinturilla. El hilo con el que se cosió el vaquero era de tipo torzal (hilo grueso que se utiliza con frecuencia en los vaqueros) de algodón ocre y verde de tonalidad similar al del vaquero.

Para coser los botones y ojales se utilizó un hilo torzal granate, a juego con los detalles de la moto (letras y líneas finas). Los ojales frontales son del tipo pera y oblicuos y se hicieron bastantes alargados, concretamente de 3,5 cm; medida tomada de los ojales de la chaqueta vaquera a medida que ya trajimos a esta página. Al haberse lavado el denim previamente, se dejó el largo justo sin miedo a encogimiento y se remataron a mano para favorecer la tan buscada caída limpia.
En esta segunda prueba el pantalón ya tenía una buena caída y las medidas estaban prácticamente definidas a falta de ensanchar un poco la cadera para cuando estuviera sobre la moto fueran lo más cómodos posibles. Como bien dijo Fernando, no sirve de nada verse bien delante del espejo si luego no se está cómodo. Realizar este ajuste no conlleva gran complicación al contar este pantalón con una costura simple en el tiro o caja y desmanche en la parte trasera.

2.El pantalón clásico 5 bolsillos

Tras la primera prueba se realizaron ajustes de ancho de pierna, cintura y cadera, ajustes que se pasaron al patrón. Al ser ajustes bastante frecuentes, Fernando prefirió no esperar a la segunda prueba y tras dicha primera prueba terminó de coser todo el pantalón. No obstante, según nos comentó más tarde, esto fue algo temerario ya que un modelo de cinco bolsillos con costuras dobles, fabricado de manera artesanal, implica tres pasadas de una máquina de puntada simple en la mayoría de las costuras de la caja del pantalón. Y de hacerse mal esas pasadas toca repetir el pantalón.
Estas máquinas son bastante frecuentes en los talleres de sastrería y de alta costura y se usan, según nos comenta Fernando, para hacer camisas, pantalones o ciertas partes de las chaqueta. Estas máquinas de puntada simple son suficientemente potentes como para asegurar la durabilidad de la costura, pero requieren de una buena precisión para conseguir un acabado lo más fino posible. Para evitar esta dificultad es por lo que la mayoría de los vaqueros de confección se fabrican con máquinas industriales de doble puntada, cadeneta o autómatas. La máquina que utilizan en The Concrete es una Brother de los años 60 fabricada en Japón y en la que Fernando utiliza agujas gruesas especificas para el tejido denim raw.

El uso de una máquina de puntada simple, y la precisión y belleza de las puntadas resalta al utilizarse hilos de dos colores, el clásico tostado ocre y el azul índigo de igual tono al del tejido denim. La costura anaranjada oscura artesanal resaltará, sobre todo en los primeros meses de uso que el vaquero, sobre el azul del pantalón. 
Los acabados interiores tienen una clara inspiración en los pantalones de sastrería tradicional. Así se aprecia una cinturilla interior con entretelas y cortado al bies en tejido de algodón natural de espiga. Este mismo tejido se utiliza para las bolsas de bolsillos frontales y una cinta de bies, cosida a lo largo de todas las costuras, deja ver un acabado interior limpio que además asegura la durabilidad y estabilidad del pantalón tras el uso y los lavados.

El tejido usado en el interior es bastante suave y agradable al tacto algo que no deja de sorprender por tratarse de un tejido muy compacto de 5 onzas de densidad. Con este tipo de tejido nos asegura Fernando que es muy difícil que se produzcan agujeros por mucho tiempo que se lleven las llaves de la moto dentro.
Los botones son francamente bonitos, y muy diferentes a todo lo que conocíamos antes. Se trata de botones de madera de haya, troquelados y barnizados a mano por Fernando. Nos resalta que es importante que vayan cosidos a mano con hilo torzal de algodón y con núcleo de poliéster para conseguir que duren toda la vida del pantalón. De hecho estos botones eran frecuentes en los vaqueros de los cowboys, mineros y en la ropa de trabajo al soportar prácticamente todo tipo del maltrato. 

La propia estética de este pantalón cinco bolsillos está inspirada en aquellos. No obstante, hay ciertos elementos o detalles del pantalón cinco bolsillos que las marcas comerciales siguen usando como reminiscencia estética de los primeros diseños que dieron fama universal a este clásico pero que Fernando omite. Por ejemplo, los remaches metálicos tan típicos entonces hemos preferido cambiarlos por un bordado a mano burdeos en forma de cruz. Además, el cosido y remate que la Brother proporciona es suficiente para asegurar los bolsillos traseros o las trabillas para el cinturón en un uso normal del pantalón.
La etiqueta trasera - también reminiscencia estética de la marca icónica, que popularizo el cinco bolsillos – se ha realizado en vaquetilla natural. Con el uso esta va adquiriendo una patina única. Está marcada manualmente con un sello metálico por presión con el logotipo de The Concrete 

El tejido denim a priori es rígido y almidonado. Al utilizar el tejido como sale de la tejedora, es decir tipo raw sin prelavado ni suavizados, este termina cediendo en las partes que más presión soporta adaptándose a la forma del cuerpo. Como ya me adelantó Fernando al ponerme por primera vez el pantalón y sentirlo un poco justo, este empezó a ceder con solo cuarenta minutos de uso. 
Este fue el tiempo que se necesitó para observar como las primeras arrugas a la altura de la pelvis empezaban a formarse. Esto se traducirá en un bonito desgaste con el paso del tiempo y con el uso. Dicho efecto de tonos de índigo es lo que hoy muchas marcas de vaqueros de confección intentan conseguir, pero que en opinión de Fernando en la mayoría de las ocasiones no lo hacen de la manera correcta ya que estas arrugas no terminan ajustándose a la realidad de las arrugas, pliegues y desgastes de cada cuerpo en concreto. 

Nos recomendó Fernando vestir el pantalón bastante antes de lavarlo la primera vez. “Cuanto más usado está el pantalón antes del primer lavado más se desgastarán esos pliegues conocidos como whiskers”.
El denim raw (tejido sin pre-lavar) solo encoge a lo largo del tejido pero no a lo ancho. Debido a ese encogimiento de cuatro centímetros por cada metro y medio hace que nos entreguen el  bajo del pantalón con una vuelta, vuelta que nos recomienda usar hasta el primer lavado.

El precio del pantalón de moto es de 650 euros, precio más que justo de conocer el tipo de tela que se ha utilizado y todo el trabajo que ha llevado. El pantalón cinco bolsillos es algo más económico, 390 euros.
Independientemente de que nos gusten estos modelos, lo cierto es que Fernando es capaz de hacer todo tipo de hechura y forma para el vaquero. Quizás por ello sea por lo que también es muy popular entre las mujeres. A estas es capaz desde disimularles unas anchas caderas hasta un generoso trasero. Igualmente, puede conseguir tanto con nosotros como con ellas que nuestros vaqueros estilicen enormemente nuestra figura. 

PD Debido a que mi estilo de vida difiere bastante del look de motero, dejamos que fuera María, novia de Fernando, quien decidiera qué ponernos para la sesión de fotos. ¡Gracias María!
El Aristócrata

LA BLAZER

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Si hay una prenda versátil que permita desde vestir a unos vaqueros hasta restar formalidad a un conjunto de corbata esa es la chaqueta conocida como blazer. 

Aunque con esta denominación hoy nos referimos a una chaqueta, normalmente azul marino, de hilera sencilla y algunas veces con botones dorados o plateados, esto no obedece a sus orígenes. Como en su día escribíamos, la primera blazer debe su nombre al capitán de la fragata británica H.M.S. Blazer quien en 1837 tras saber de la visita de la Reina Victoria vistió a sus marineros con una chaqueta azul marino cruzada con botones dorados. La Reina quedó tan gratamente sorprendida con aquella chaqueta que a partir de entonces todos los marineros la escogieron como parte de su uniforme. Aquella blazer se caracterizaba por tener ocho botones dorados - hoy se puede ver con seis e incluso con cuatro - por ser de hilera cruzada, por terminar sus solapas en pico, ser de color azul oscuro y por contar con dos aberturas traseras.
Por su lado, la blazer de hilera sencilla debe su origen a las chaquetas que vestían los clubs británicos de remo en las regatas del S. XIX. Para diferenciarse, cada club escogía diferentes colores para las franjas de su chaqueta. Esta blazer de hilera sencilla contaba con una o dos aberturas laterales, dos o tres botones centrales y sus solapas terminaban en forma redondeada. 

Hoy, el laissez-aller imperante en nuestra sociedad ha traído consigo que sobretodo este último tipo de blazer, también conocida popularmente como americana, haya ganado cada vez más terreno al clásico traje de chaqueta. Si la blazer de franela, cachemira o de pura lana virgen resulta muy adecuada en las estaciones más frías, la de lino es muy agradecida en las más calurosas. Aunque esta “americana” fue concebida para un uso puramente casual, de querer vestirla en un ambiente algo más formal, o incluso acompañando a una corbata, resulta fundamental acertar con las prendas que la acompañen. 

Así, por ejemplo, en invierno se deberían escoger pantalones de franela o de tela cruzada cavarly. En verano, los pantalones de lana tropical o de tejidos de gabardina resultan muy elegantes, además de frescos. Los pantalones en tono gris oscuro en invierno y algo más claro en verano hacen un bonito contraste con el azul marino de la chaqueta de invierno y con el azul algo más claro de la de verano. Si lo que buscamos es vestir nuestra blazer de manera informal escojamos pantalones de moleskin o de pana en invierno y decantémonos por la lana virgen o el algodón seersucker en verano.

A la hora de acompañarla de corbata, las camisas azul cielo o a rayas finas son las opciones que mayor juego dan. De querer disfrutar de su aire informal nada como hacerlo sin corbata y con una camisa sin gemelos y con botones en el cuello. Los más dandis seguro que apostarán por la auténtica blazer combinada con pantalones blancos como ya hacía la alta sociedad de los años 30 en Palm Beach. Por su parte, los amantes de la vestimenta más británica se atreverán con pantalones de tela cruzada cavalry marrón oscuro y los más rompedores seguro que no dudarán en escoger con ella un atrevido pañuelo de bolsillo y vestirla con sus vaqueros más alternativos.
A la hora de escoger los zapatos es importante que estos guarden una cierta coherencia con la informalidad de esta prenda. Así pues, unas botas Chelsea marrón, un doble hebilla tono coñac, unos blucher color vino o unos tassel de ante son opciones todas ellas acertadas. 

Para los más sibaritas: Siempre a medida, cruzada, confeccionada con sarga de hilo de estambre de no mas de 340 gramos de peso y con ocho botones. Los botones deberán ser en invierno de oro, no chapados, y de plata en verano. Nada más exquisito que los botones antiguos y originarios de las reservas del ejército británico o, en su defecto, botones tallados con el escudo de familia.

El Aristócrata

BESPOKE XLVI: EL ARMARIO DE VERANO

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Si octubre es el mes para encargar el armario del invierno, abril es el mes en el que empezar a dar forma al de verano. 

Hay hombres que pasan la mayoría de su tiempo bajo techo y prefieren vestir trajes de entretiempo todo el año al permitirles estos combatir los altos aires acondicionados y las no menos fuertes calefacciones que hoy son frecuentes en las oficinas de nuestro país. Sin embargo, de hacer un mínimo de vida en la calle los trajes puramente de invierno y los estrictamente de verano se antojan obligatorios.
Tan necesario parece un traje de franela en invierno como uno de lino en verano. Luego bastará mezclar estos tejidos con otros compuestos naturales como la cachemira o la seda para conseguir una terminación o un determinado peso. Y esto unido a la propia construcción de la prenda dará como resultado un conjunto más o menos abrigado. La propia construcción de la prenda es la que hace que no tenga mucho sentido obsesionarse con el peso de la tela ya que una tela a priori más pesada puede dar como resultado una chaqueta o un traje más ligero. 
Aprovechando que el verano en breve llamará a la puerta, hace tres semanas escogía las telas de dos de los nuevos trajes del armario de verano en la sastrería Reillo de mi buen amigo D. José María. Aunque sorprendentemente cada día son más los hombres que visten los mismos colores bajo las lluvias de enero que bajo el justiciero sol de julio, siempre he intentado defender la necesidad de a través de nuestra ropa mostrar la estación del año en la que nos encontramos. ¡¿Cómo es posible que a las doce de la mañana de un quince de junio la gente vista como si se dirigieran a una formal boda de noche?¡. 

No defiendo el desterrar el traje azul marino del armario; ni siquiera en pleno verano. Pero sí usarlo solo cuando este se debiera vestir, esto es, por la noche y en ocasiones formales. Para la mañana más luminosas los grises claros, los azules suaves, los tonos marfil y un largo etcétera de colores vivos para las chaquetas de los dos piezas debieran ser los principales protagonistas. 
Aprovechando la prueba del hilvanado de estos dos nuevos conjuntos, también probamos la chaqueta de un tres piezas de la que os contaré más el otoño que viene. Adelantaros que se trata de un precioso estambre de Holland & Sherry que combinará con un pantalón de la misma tela y un chaleco cruzado también de la casa escocesa pero de cuadro Harris. Al tratarse de un conjunto de otoño decidimos optar solo por un medio forro. Pero dejemos este traje para más adelante…
El primer traje es un azul palatinado con estampado diplomático de la casa Harrisons of Edinburgh de 300 gramos. Será cruzado con bolsillos tipo parche, incluido el del pecho. Obviamente, contará con vuelta en el pantalón, estará cortado para tirantes y las solapas terminarán en punta. D. José María no es muy partidario de dejar la chaqueta sin forrar a la altura de los bolsillos por lo que es de esperar que aún tratándose de bolsillos de parche busque alguna manera para ocultar la costura. 

Como habréis apreciado, el picado de las solapas es provisional y se hizo rápidamente para poderme probar la chaqueta ya que solo podía ir ese día en todo el mes (¡últimamente apenas encuentro tiempo ni para esto que tanto me gusta!). Terminada la prueba, las solapas se volvieron a picar, esta vez ya como de costumbre. Al contrario que otros sastres, pero de manera similar a otros muchos, D. José María prueba el pantalón no en la primera prueba sino en la segunda. 
El otro conjunto que traemos esta semana a esta página es un dos piezas con una chaqueta de lana, seda, mohair y lino de Drapers de 290 gramos. La propia forma en la que está tejida la tela la hace muy traspirable y fresca. Será de hilera sencilla, de tres para dos, con bolsillos en diagonal y forma de media luna. Como nota especial coseremos unos botones de Holland & Sherry que me regaló una persona muy especial y que creo pueden quedar muy bien con el concepto de esta chaqueta. El pantalón será un gris medio de Holland & Sherry también cortado para tirantes y de una hechura bastante deportiva y acorde con la imagen de la chaqueta.
Ahora solo quedar esperar alrededor de un mes para acudir a la segunda prueba y ver ambos conjuntos en un estado ya muy avanzado. 

Seguro que vosotros también tenéis algo especial para este verano. ¿Nos lo contáis?.

El Aristócrata

III CARRERA CONTRA EL CÁNCER

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Esta semana me gustaría dejar de lado nuestra habitual línea editorial para hacerme eco de un artículo que publiqué en otro medio pero que debido a su temática quiero aquí también hacerlo.

Con motivo de la Carrera contra el Cáncer que se celebró el pasado domingo en Madrid, pedí a la avezada pluma de mi compañero de carrera Fernando Aceña que escribiera la crónica de una bonita mañana que congregó a más de 10.000 corredores en el Paseo de la Castellana. No creo que haya nadie que lea este artículo que no haya sufrido con más o menos cercanía el dolor físico y emocional que produce el cáncer primero a quien lo sufre y luego a todo su entorno. Y por ello, quería con este articulo animar a todos los que hoy se enfrentan a él a seguir luchando y no rendirse. La meta puede parecer que está lejos pero ese pequeño esfuerzo que sucede a otro hace que con coraje y fe no haya objetivo que no pueda alcanzarse.

Y salieron los treinta, los treinta de COFIDES: 15 empleados y 15 acompañantes (yo salí con José María López-Galiacho), con la firme voluntad de alcanzar la meta. La meta de la distancia y del tiempo, y la de la solidaridad contra la peor lacra de nuestro tiempo.

Ese bicho que se nos agarra y que tanto cuesta soltarlo, cuando lo conseguimos. Ese bicho que nos come por dentro y que le echamos de comer química y sacrificio y nos va matando, y a veces curando. Esa misma lucha es la que cada uno de nosotros emprendimos contra el tiempo, contra la distancia, contra el asfalto.

Fija la mirada en las torres inclinadas de la Plaza de Castilla, como cuando el enfermo fija su mirada en su curación, y a veces el futuro también se inclina. Y en la carrera las zancadas van minando energías, como en esa lucha contra el bicho… fija la mirada, en lo que viene después, en esa lucha contra el tiempo y contra la distancia. Y respiramos profundamente, buscando el oxígeno, el aliento que nos permita seguir en la pelea, que en ocasiones sentimos que ganamos, y en otras que nos va derrotando.

Los kilómetros se suceden y el tiempo es nuestro aliado. Cuando miras atrás y ves lo que ya has conseguido, cuando ves lo que aún falta. Y te ahogas. No te rindas. Las palabras de Galiacho me reaniman. Queda ya tan poco. Respira. Respira hondo. Mirada al frente. Busca un objetivo intermedio. Distráete con lo que sea. El bicho está ahí, pero yo soy más fuerte. Y hay quien me anima. No le voy a defraudar. Seguiré luchando, aunque la calle se empina. Y se empina mucho. Pero yo soy más fuerte. Ya veo la meta. En realidad no la veo, porque el final no se ve.

Pero sé que me queda muy poco. Tengo que seguir luchando. Aunque mis fuerzas, exangües, me invitan a parar, a reducir del ritmo. Pero hay quien me alienta. No puedo decepcionarle. Ni a él, ni a mí mismo. Un último esfuerzo. Y ya la veo. Cuánta lucha, cuánto esfuerzo. Pero rebaso la meta. Estoy feliz, estoy curado… Venceremos al cáncer. Seguro. ¡Y qué tiempazo!

Fernando Aceña

PD www.elaristocrata.com donará a la Asociación Española contra el Cáncer por cada uno de los primeros mil comentarios realizados hasta el domingo 1 de mayo por lectores con cuenta de Google 1€.

¡Ánimo Borja, ya está hecho!

El Aristócrata

FECHAS VISITA MADRID BENET PLUVINET

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Estimados amigos,

Espero hayáis disfrutado de este, para algunos largo, fin de semana. Aprovecho para comunicaros que Benet Pluvinet vendrá a Madrid el próximo viernes 27 y que aquel que esté interesado en hacerse un traje con él o sencillamente conocerle para charlar sobre sastrería podrá hacerlo durante todo ese día. Interesados ponerse en contacto en sastrebenet@gmail.com 

Este miércoles 4 os contaré algo más sobre la casa francesa Cremieux con la que llevo ya tiempo colaborando y cuyos diseños, colores y estampados me parecen perfectos para este verano.

Aprovecho también para comentaros que se va a publicar una tercera edición del “Manual del Perfecto Caballero, Normas Básicas del Buen Vestir”, algo de lo que personalmente me siento bastante orgulloso al vivir un momento donde parece que ni se lee mucho en papel ni se presta demasiada atención a la vestimenta del hombre más fina e intemporal. 

El Aristócrata

DANIEL CREMIEUX, DE NUEVA YORK A SAINT TROPEZ

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Encontrar marcas de hombre RTW de calidad no resulta en España tarea sencilla. Recuerdo cuando interrumpió con gran fuerza Hackett en nuestro mercado y dio un soplo de aire fresco al aburrido panorama de la ropa de confección de hombre de entonces. Se trataba de un momento donde la oferta era francamente escasa y eso unido a unos acertados diseños de inspiración británica, consiguieron una legión de seguidores haciendo esta marca si cabe más popular aquí que en el propio Reino Unido. 

En los años 90 muchos escogíamos sus polos y sus camisas para momentos “importantes” y comprar uno de sus abrigos tipo covert o uno de sus tres piezas de Tweed era más un sueño que una posibilidad real. Como todo lo que se termina masificando termina también de resultar atractivo. Ejemplos sobran, como veremos en un futuro artículo; incluso en el mundo más exclusivo del lujo. Pasear por ciertas zonas de Madrid o veranear en ciertos lugares de nuestra costa significaba cruzarte con tu misma camisa o con tu mismo polo no una vez sino varias. Esto unido a la perdida de calidad de sus tejidos y de la propia confección hizo que aquellos que recibimos de gran agrado la llegada del mito británico termináramos mirándolo solo de reojo. Las Rozas Village se presentaba inevitablemente como su siguiente parada.
Algo similar le ocurrió a una generación más joven con la marca Scalpers. El mismo aire fresco que para nosotros representó Hackett, para ellos lo hizo Scalpers. Muchos de nuestros hermanos pequeños se sintieron enormemente atraídos por su look desenfadado, estiloso, rebelde, alejado de las formas rígidas de su competencia y con un colorido y diseño difícil de encontrar en una marca de confección. Sin embargo, la calidad nunca estuvo a la altura del diseño y las Rozas Village esperaba ya impaciente su llegada. (Algún día hablaremos del fenómeno de estas grandes superficies y de cómo afectan a la reputación de las marcas que allí venden los restos de temporadas pasadas).

Cremieux ni ha interrumpido en el mercado español con la fuerza que lo hizo Hackett ni ha extendido su nombre con la rapidez que lo hizo Scalpers. Esto ha sido debido a varios factores. Entre ellos se encuentran la ausencia de publicidad y el convencimiento de sus dueños de que es el producto y no quien lo viste o quien está detrás de él su gran valedor. Y para ellos producto es diseño y calidad. 
El diseño de Cremieux es muy característico siendo la única firma francesa de moda casual premium presente en el mercado español. Su aspecto afrancesado con notas de estilo americano lo hacen fácilmente reconocible. De hecho su inspiración tiene reminiscencias a la Costa Azul y al mundo preppy de la Costa Este norteamericana. Es un look que nos recuerda mucho a los veranos de Saint Tropez. Precisamente por ello sea durante la primavera y el verano cuando más se puede disfrutar de la ropa de la casa francesa. Sus alegres estampados así como sus vivos colores no dejan duda alguna de la estación en la que nos encontramos. Además, su ropa da la sensación de que quien la viste está feliz, relajado y disfruta tranquilamente de la vida y el tiempo libre. 

Defender el estilo de una casa u otra es arriesgado por ser el gusto algo siempre personal y consecuentemente subjetivo. Sin embargo, la calidad es algo objetivo y sobre lo que es difícil entablar discusión. Por ello os animo a los que no conocéis la marca a que lo hagáis y toquéis, por ejemplo, sus americanas y sus jerséis. Obviamente unas y otros tienen precios superiores a los de las otras marcas aquí nombradas; algo que por otro lado es totalmente justo y normal al estar hablando de calidades muy diferentes. 
Basta pasar en invierno la mano por uno de sus jerseys de cuello vuelto de cachemira o maltratar una de sus americanas o de sus abrigos varias temporadas para entender la filosofía que se encuentra detrás de esta marca. Ahora en verano de hacernos con una de sus camisas de lino o con una de sus chaquetas de seda estaremos adquiriendo una prenda confeccionada con tejidos de primerísima calidad. La confección de la ropa Cremieux es industrial y no quieren engañar a nadie con lo contrario. Por ello no dejan, por ejemplo, ojales abiertos; algo hoy en día demasiado frecuente. Las prendas estrellas de la casa están mejor terminadas que la mayoría de prendas RTW más conocidas. Los forros de las chaquetas así como el cosido de los vivos muestran un esmero carente en las casas de confección más populares. Las telas escogidas no son propiedad de Cremieux y no ocultan en sus etiquetas los telares que se encuentran detrás de ellas, telares por todos conocidos. 

El corte de su ropa es más moderno que clásico sin llegar por ello a ser llamativo. La ropa de sport tiene un tallaje ajustado y lo mismo ocurre en la ropa más formal. En esta última se ven chaquetas de corte ceñido, de faldones contenidos y de brazos de diámetro estrecho. En los trajes se mantiene esta línea apreciándose además una chaqueta totalmente desestructurada y sin apenas hombreras y un pantalón de corte ajustado y de boca entorno a los diecinueve centímetros. No obstante, dependerá de la línea escogida, hay principalmente dos, una más moderna y otra más clásica, el hacernos con una prenda con un corte menos convencional o más tradicional. 
Sus tres líneas principales en las que se divide la apuesta Primavera-Verano 2016 son Indigo Life, Splash of Colors y París-New York-Milán. Indigo Life especializada en telas vaqueras pero en terminación cambrai, el mítico algodón blanqueado de la ciudad francesa de Cambrai. La línea Splash of Colors destaca por los colores kakis, los verde olivas militares, naranja, fucsia y azul marino. Los estampados pashley y los motivos selváticos identifican las prendas de esta línea. La la línea París-New York-Milán destaca por sus patrones modernos pero de corte más artesanal y con colores más clásicos como los azules y el gris. 

Si he traído a estas páginas a Cremieux es en primer lugar porque colaboro con ellos. Pero si Cremieux es la única marca de ropa RTW con la que he decidido colaborar hasta la fecha es sencillamente porque creo en su producto, lo he vestido desde hace años - mucho antes de que empezáramos dicha colaboración - y me permite introducir ese toque tan francés que tanto agradece el tiempo libre y mi forma de ser. 

El Aristócrata

BESPOKE XLVII: EL TRAJE DE PRIMAVERA, SASTRERÍA LANGA

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La primavera nos brinda un abanico de colores y estampados difícil de vestir en invierno. Es la época, al menos para mi, más alegre de todo el año. Los días se alargan y el tiempo que pasas fuera de casa es cada vez mayor. 

La primavera nos recuerda que llegó el momento de cambiar nuestras abrigadas prendas de invierno por otras más frescas y alegres. Es precisamente la alegría de esta estación la que debe animarnos a dejar progresivamente de lado los tonos más oscuros y dar entrada a otros más vivos. El colorido de la primavera unido a las agradables temperaturas y a las muchas horas de luz de las que ya disfrutamos debería animarnos a guardar nuestros trajes de invierno y abrir las puertas de nuestro armario a la nueva temporada. Para ello nada mejor que apostar por trajes de tejidos frescos donde aparezca la lana mezclada con vicuña, lino, alpaca o seda. Las conocidas como lanas frías además de caracterizarse por su gran traspiración permiten jugar con estructuras menos armadas donde se prescinde de voluminosas hombreras, entretelas y forros. Estos trajes desestructurados dan como resultado una prenda menos pesada, más desenfada y sobre todo mucho más fresca y estilosa. 
Transmitir a la ropa las particularidades de cada estación resulta fundamental para vestir de manera elegante todo el año. Para ello disfrutemos del colorido y alegría de la primavera y demos una oportunidad a tonos alejados de los clásicos azul marino y gris marengo. Apostemos por los colores beis o azul claro sin olvidar que también los tonos pastel son una más que interesante opción a considerar. El relajamiento que se da en estos meses recibe de buen agrado la gran diversidad existente de tejidos de sport de entretiempo. 

Es el momento de combinar chaquetas de estilosos estampados, como los cuadro ventana, con pantalones lisos. Las chaquetas de sport color lila, verde, azul o, por ejemplo, rojo mate son perfectas para disfrutar con estilo de la luz de esta estación. Es precisamente el relajamiento de esta época la que hace que los trajes conocidos como dos piezas – un pantalón y una chaqueta de diferente color - vayan ganando espacio al clásico traje de chaqueta. 
Estos conjuntos permiten además dar entrada a estampados y colores difíciles de imaginar en un traje de chaqueta. En la ropa de sport los jerséis de lana oscuros dejan paso a los de punto de tonos vivos y los pantalones de colores próximos al calabaza o azul claro y de fino algodón toman el lugar que en invierno ocupaban los más abrigados y oscuros. Los colores de las camisas se harán ahora más vivos, sus diseños más atrevidos y poco a poco el lino empezará hacer su aparición. 

Pero antes de entregarnos al maravilloso tacto del lino todavía tenemos alguna semana por delante para disfrutar de algún tejido más pesado. Aunque ya llevo disfrutando de este traje un par de meses no había encontrado el momento de poneros fotos de él terminado y de todos sus detalles. Tanto de su tela de Holland & Sherry como de su diseño ya hablamos en un anterior capítulo. Ahora queda hacerlo de sus líneas, sus detalles y su proceso de confección. Lo primero que debemos nombrar es que desde mi último traje con Joaquín mi peso había disminuido más que considerablemente y parecía mejor idea hacer un nuevo patrón que hacer muchos cambios en el ya existente. Y esto al final es como hacer un primer traje a un nuevo cliente; por norma general es el que peor queda de todos. 
Aunque al final un traje es un traje, todos ellos pueden ser tan diferentes como queramos. Y este quisimos que fuera también algo diferente al resto. Su chaqueta de hilera cruzada es algo más corta que chaquetas anteriores. No debemos olvidar que como comentamos durante la primera prueba, este traje está pensado para vestirse en momentos desenfadados y lejos de la formalidad de cualquier oficina o acto meramente formal. Los botones son de corozo y tiene medio forro. Al ser los bolsillos tipo parche podíamos haber optado por dejarla enteramente sin forrar que su belleza interior no se hubiera visto afectada. No obstante, a ser un traje pensado para vestirse en marzo y abril, ese medio forro cobra bastante sentido. Los vivos son de seda y obviamente están cosidos  a mano. Los bolsillos interiores, también rematados a mano, están forrados con tela de la camisa en colores que contrastan bastante bien con el color rojo del forro interior. 

Al contrario de la mayoría de mis trajes de verano a este decidí ponerle algo de hombreras. Escogimos la más fina que tiene Joaquín y la rebajamos su volumen. Buscábamos conseguir un hombro que saliera de forma visible pero sin ser exagerado. Este tipo de hombro da un aspecto más serio al traje que de no contar con hombrera alguna. Por primera vez con Joaquín, decidimos hacer un doble picado a toda la chaqueta, algo que si bien tiene como objetivo dar una resistencia extra a la chaqueta, su verdadera finalidad es estética. Este doble picado, muchas veces realizado a máquina, incluso en las más reputadas sastrerías napolitanas (basta echar un vistazo al libro “Rubinacci and the story of napolitan tailoring”), hay que realizarlo de tal forma que se insinúe pero sin quedar demasiado marcado. Este picado se puede observar a lo largo de la toda la chaqueta: hombro, solapas, bolsillos etc. 
Los ojales, sobre todo los de las chaquetas cruzadas me gustan que sean visiblemente más largos que lo que es normal y también me gustan que den la vuelta sin que se aprecie cuello alguno. Esto no es lo más purista pero es algo que me gusta como queda; y eso que nuestros sastres son únicos ejecutando un ojal que atienda a las medidas y líneas más perfectas.

Si la chaqueta tiene gran cantidad de detalles de lo más originales, en este conjunto el pantalón ha sido el gran protagonista. Con un patrón totalmente nuevo y unas medidas y líneas que poco tenían que ver con la de pantalones pasados, diseñamos este nuevo pantalón. La caja sigue siendo la clásica mía de “V” invertida pero con un vértice mucho más suavizado que anteriores. Además, si bien sigue más cerca de la cintura que de la cadera, sí está algo más baja que otros. Sin embargo, sigue esta caja sigue, como todas las anteriores, estando pensada para vestirse únicamente con tirantes. 
La cintura, como se aprecia en las fotos, es bastante ancha. La elección de esta anchura de la cintura no obedece a un tema estético ya que nunca quedará expuesta al exterior al quedar oculta tras la chaqueta. Sin embargo, sí es una cuestión de comodidad. Las cinturas estrechas al sentarse o de no tener un estomago plano, con el paso de las horas pueden terminar doblándose. Por su lado, las cinturas anchas te abrigan más y, por lo menos para mi, resultan más cómodas. Por la parte trasera del pantalón se aprecia una única pletina. Al contrario que veces anteriores donde optábamos por dos pletinas laterales, esta vez optamos por una única trasera. Al ser un pantalón para tirantes estas pletinas sirven para ajustar levemente el pantalón de engordar o adelgazar un par de kilos. De ser mayor la diferencia, la verdad es que la validez de las pletinas, sobre todo de la trasera, es muy limitada. 

Una de las ventajas de Joaquín Fernández es su pasión en letras mayúsculas por su oficio. Esto unido a su humildad y a sus ganas de superarse cada día hace que esté informándose todo el día sobre lo que sus compañeros extranjeros están haciendo. Y estos bolsillos traseros es un buen ejemplo de ello. Cuando definiendo el traje llegamos a los bolsillos, me dijo que me iba a hacer unos que nunca antes había hecho pero que estaba convencido de que me gustarían. Y no se equivocaba. Me gustaron y mucho. Y además, desde mi punto de vista, combinan muy bien con el aire sport de este traje. El interior de la cintura en vez de dejarlo desnudo decidió poner la misma tela de camisa que habíamos puesto a los bolsillos. El diámetro de la boca del pantalón fue de diecinueve centímetros y toda la pernera es, sin quedar estrecha, más ajustada que la de los pantalones más clásicos. 
Le pedí a Joaquín que nos contara algo más de este traje y de su experiencia personal trayéndolo a la vida. Y esto fue lo que nos dijo:

“Este traje ha sido, como todos los trajes de José María, todo un reto. En primer lugar por esa elevada exigencia que no te pasa una y en segundo por el cambio de diseño en el corte del traje y por la perdida de peso que había experimentado. Sobre el tejido de Holland Sherry decir que trabajándolo se percibe un tejido con nervio y lo único a tener muy en cuenta son los cuadros que te obligan a esmerarte para hacerlos casar. 
Después de varios trajes hechos con el mismo patrón ahora a mi “querido” EA le da por cambiarlo todo y nos toca empezar prácticamente de cero. Hacemos una caja baja con pretina ancha y corrida de 13 cm con un pasador donde hay que dar bien con la altura de la caja para que quede bien a la cintura y nos de una estética perfecta. Le hago dos bolsillos con cartera y botón, donde destaca una gran trabilla para además de ajustar la cintura darle un aire muy especial. Al contrario de lo que todavía se estila en la sastrería española, para mi el interior, aún cuando no se vea, es muy importante y por eso le forré la cintura añadiendo mas personalidad si cabe a su pantalón.

La realización de una americana cruzada presenta siempre más dificultad que la de hilera sencilla pues requiere precisar bien la altura del botón, algo esencial para dar armonía y estilo al conjunto. Le recomiendo que escoja bolsillos tipo parche pues creo que van mejor con el aire de este traje. Y sorprendentemente me hace caso. El bolsillo del pecho también tiene forma de y está rematado en forma de barcheta. Las solapas son seguramente el lugar de la chaqueta que más personalidad puede introducir al traje. Para las de este traje optamos por unas anchas de 10 cm, acompañados por unos ojales largos de 4 cm hechos con una seda natural traída de Alemania.
Todo esto va acompañado con un picado doble que en muy pocos casos se ve uno al filo y el otro a un centímetro. Este está cosido con la misma seda que la de los ojales y realizado en bolsillos, cantos, tapa y en delantero desde la manga hasta el hombro. Coser las mangas no siempre es fácil pues hay que poner mucha atención para que los cuadros casen. En este caso en concreto la dificultad recaía en un hombro izquierdo más caído. Esto te obliga a cortar las mangas por separado para conseguir que efectivamente casen los cuadros. 

La hombrera es también algo diferente a lo que acostumbro a hacer en los trajes de José María. Al ser unas mangas estrechas y con muy poca hombrera y chorizo puedes hacer un poco de reborde consiguiendo un resultado visual que a los dos nos gustó mucho. Igual que en el pantalón, no esmeramos en el interior de la chaqueta y cosimos hasta un gran bordado con una seda gorda que consiguió el relieve que quería el cliente. Hacer este bordado a mano no es sencillo y se necesitó una hora y media para bordarlo. 
Para los vivos de los interiores escogimos otro tejido con un dibujo que conseguía un contraste fantástico. Una espalda medio forrada toda ella viveada completamente a mano completaba el gran trabajo de precisión que requería la prenda y exigía el cliente. De hecho, después de echar cuentas, calculo que este traje me llevó 10 horas más de trabajo que cualquier otro de mis trajes. No obstante, la pasión, el conocimiento y el aprecio que tengo hacia José María bien lo justificaba”.

El Aristócrata

A CADA COLOR DE TRAJE UNO DE CALCETÍN

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Uno de los complementos al que menos se le sigue prestando atención es al calcetín. Si bien cuando vestimos de sport probamos colores y diseños algo atrevidos, cuando lo hacemos de traje seguimos normalmente apostando por el clásico negro. 

Mientras este calcetín es el más indicado cuando vestimos de esmoquin o frac, para el traje encontramos opciones siempre más interesantes. Bastará hacer coincidir el color y la tonalidad del calcetín con la del traje para conseguir un efecto óptico de silueta alargada y fluida. Sin embargo, aquellos que quieran ir un paso más allá y se decidan por opciones más atractivas preferirán colores que aporten un toque de estilo a su conjunto.
1.Un calcetín para el traje azul marino. Este color de traje nos abre un mundo de posibilidades a la hora de escoger nuestro calcetín más allá del fúnebre negro. Juguemos con el efecto óptico que produce el contraste del pantalón azul con el morado o el frambuesa del calcetín e imprimiremos un toque extra de estilo a nuestros pies. El verde oscuro es siempre otra opción segura de escoger cuando vistamos esta tonalidad de traje. 
2.Un calcetín para el traje gris marengo. Siendo el traje gris marengo nuestro actor secundario preferido, bien se merece combinarlo acertadamente con un elegante y estiloso calcetín. Si el calcetín verde oscuro es también un buen aliado de este traje, otros como el granate y el azul oscuro son una alternativa llena de elegancia intemporal. Otra opción, sobre todo con los tejidos de franela, son los calcetines color vino o azul cielo con franjas anchas verticales moradas. 
3.Un calcetín para el traje verde. Aún siendo todavía este traje un desconocido en nuestro país, cada año gana más espacio en los mejores armarios. Un traje de estambre verde es una opción muy agradecida tanto en invierno como en entretiempo y recibe de buen agrado un calcetín con un estampado azul y amarillo mate o verde y azul oscuro. 
4.Un calcetín para el traje claro. Durante las épocas de más calor los trajes de lino claro, como el tabaco y el marfil, hacen el deleite de los paladares más exquisitos. Estos censuran los colores de calcetín más oscuros pero, en cambio, agradecen tonos y colores similares a los del traje. En su defecto, un calcetín del mismo color del traje, pero de un tono más oscuro, resulta siempre una opción elegante y sencilla. Los calcetines color beis o marrón pueden ser una buena alternativa a estos.
5.Un calcetín para el dos piezas. Los trajes dos piezas son siempre más informales que los trajes completos. Por ello, podemos permitirnos introducir un toque algo atrevido en los calcetines. Hagámoslos coincidir con el color de la corbata, la camisa o, incluso, el pañuelo de bolsillo e introduciremos un detalle personal a todo el conjunto. 

Prefiramos unas opciones u otras, huyamos de los calcetines conocidos como “ejecutivos”, asegurémonos que lleguen siempre hasta la rodilla y escojamos su composición y color acorde a cada estación del año. 

PD El artículo busca recomendar combinaciones de trajes y calcetines y en ningún momento quiere poner los zapatos que en las fotos aparecen como ejemplos a seguir

El Aristocráta

LOS ACCESORIOS DE PRIMAVERA-VERANO

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En un momento de la historia donde nosotros los varones vestimos de manera muy parecida y la máxima de pasar desapercibido guía nuestras elecciones, los complementos se presentan como la ayuda perfecta con los que marcar cada estilo. 

Dependiendo de los accesorios que escojamos, las líneas y colorido de los mismos, el mensaje de nuestro conjunto será muy diferente. Pensemos, por ejemplo, en un sencillo bolígrafo. Seguramente la imagen de un traje a medida no sea la misma de sacar de su bolsillo interior un bolígrafo de plástico o una estilográfica Meistertück.
Las gafas de sol son otro buen ejemplo. Aún vistiendo el mismo conjunto, este mandará un mensaje bien distinto de acompañarse de unas modernas gafas de plástico y lentes opacas que de hacerlo de unas de metal de cristal transparente. Igualmente, el resultado será de lo más dispar de optar por unas modelo aviador que por otras de media y fina montura. En ningún caso hay unas gafas de sol más correctas que otras, todo dependerá del conjunto y momento en el que las vayamos a vestir. Sin embrago, sí es importante recordar que independientemente del modelo escogido debemos quitárnoslas al entrar en un sitio cerrado e intentar también limitar su uso en las ocasiones más formales.  

Si las chaquetas se diseñaron con un bolsillo a la altura del pecho fue pensando en que en él descansaría un pañuelo de bolsillo. Sin embargo, esta práctica está cada vez más en desuso renunciándose a la elegancia que un bien escogido pañuelo aporta a todo el conjunto. Se trate de una chaqueta de traje o de una de sport, el pañuelo de bolsillo introduce una nota muy personal de estilo y color a todo el conjunto. En invierno de seda o cachemira y en verano de seda o lino, rara es la chaqueta que queda más elegante sin este atemporal accesorio. 
En primavera y verano los pañuelos de colores alegres y vivos como el verde, el rojo y el azul transmiten ese optimismo tan propio de los cielos más azules. Y para protegerse tanto del calor como de las radiaciones solares, nada mejor que un buen sombrero ecuatoriano. No obstante, tengamos presente que un sombrero ecuatoriano no es un sombrero de paja . Solo los sombreros confeccionados manualmente de paja-toquilla añaden estilo y clase a los conjuntos tanto de corbata como de sport. Si el modelo fedora sigue siendo un “must”, hay otros mucho menos vistos como el Homburg, el Óptimo o el Derby que aportan además de estilo y protección un toque de exclusividad. 

Uno de los complementos con el que más fácil resulta introducir el toque personal al conjunto es la pashmina. Todavía tenemos por delante noches frescas en las que las pashminas de lino además de protegernos de ese frescor introducen una nota de color y un toque personal a todo el conjunto. El calzado de traje de primavera-verano apenas varía respecto al del invierno. 
No obstante, si bien los oxfords, derbis y doble hebillas siguen siendo fundamentales en esta estación, los colores cobran una nueva dimensión. A los tonos más oscuros de invierno se unen ahora otros como los azulados, verdes oscuros y marrones claros. Con la corbata descansando ya en el armario, los conocidos popularmente como gominos se erigen en los protagonistas del tiempo libre. Intentemos en la ciudad no abusar de los náuticos y reservémoslos para actividades más acordes con la finalidad para la que fueron creados. 

Si todavía no hace suficiente calor como para vestir gominos y debemos seguir dando entrada a los tradicionales modelos de cordones o mocasines, asegurémonos que nuestros calcetines transmitan el color y la frescura de la primavera. Huyamos de la lana y apostemos por el algodón. Igualmente, dejemos los tonos más oscuros y demos entrada a otros más joviales y de tonos más vivos. Sigamos la misma recomendación con las corbatas y busquemos estampados y colores más frescos. 
El calor no debe convencernos a abandonar la elegancia del invierno y bastará sustituir las pesadas y abrigadas lanas del invierno por las sedas y los linos más frescos. Desarmemos las chaquetas quitándoles hombreras, entretelas y plastrones y ganaremos grados de frescura. En el tiempo libre cambiemos las camisetas por camisas de lino remangadas o sencillos polos. Los pantalones de lana tropical o gabardina siguen siendo una opción más elegante que las populares, pero informales, bermudas. Y no dejemos de recordar la frase de Alexander Wang “cualquiera puede arreglarse y tener mucho glamour, pero lo más interesante es el modo en que la gente se viste en sus días libres”.

 Los hechos demuestran que es difícil negar que el calor es uno de los mayores enemigos de la elegancia. Si el frío nos obliga a sumar capas de ropa para protegernos de él, el calor nos reta a desprendernos de todo menos los estrictamente necesario para mantener ese pudor que exige vivir en sociedad. Ahora que el abrigo descansa en el armario, las manos se llenan de objetos que antes metíamos en su bolsillo. Para evitar esto, hoy se confeccionan maletines y bolsas de precios factura que permiten meter en ellos objetos tan necesarios como la cartera, las llaves, el teléfono etc.  
¡Disfruten de la primavera que en breve lo haremos también del verano!

El Aristócrata

NOS ESCAPAMOS A BIARRITZ

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Los más fieles lectores de esta página recordarán aquel artículo que publicamos en el año 2008 sobre el Hotel due Palais, un hotel que nos transporta a la Belle Epoque de finales del S. XIX. 

El ser o no invitado a sus célebres fiestas llegaba a posicionar más a la sociedad del momento que el poseer ciertos títulos. Codearse con invitados habituales como la Reina Victoria, Eduardo VII, el Rey de Hannover, la Emperatriz Sissi, el Rey Oskar II de Suecia o el Sha de Persia, era el sueño de una sociedad marcada por el ser o no ser. 
Sin embargo, este lugar tuvo un antes y un después de que abriera sus puertas como hotel en 1893. Antes de ser hotel, este palacio fue la residencia de verano de Napoleón III y Eugenia de Montijo, de ahí su nombre “Villa Eugenia”. Ya entonces sus bailes empezaron a ser cita obligada para las Casas Reales europeas. 

La Reina Isabel de España, el Rey de Wurtenberg, Leopoldo II de Bélgica, el Príncipe Albrecht de Baviera, el Príncipe Walewski, escritores como Prosper Mérimée, Octave Feuillet o hasta el mismo Bismarck fueron los responsables de posicionar Villa Eugenia, y finalmente Biarritz, como lugar de verano de lo más granado de la sociedad de entonces. Quizás por ello que Biarritz haya sido considerada durante años como “la Reina de las playas y la playa de los Reyes”. 
Los bailes de salón poco a poco van dejando paso a unos tiempos más “canallas”, pero también más divertidos, y en pleno siglo XX el hotel vive sus años "más locos" dejando los bailes de salón paso a ritmos más alegres como las mazurcas, el charlestón, el tango, la rumba o el propio jazz. Es entonces cuando el hotel se llena de un nuevo perfil de huésped en busca de otras diversiones. De estas nuevas diversiones podrían dar fe Chaplin, Jean Cocteau, Ravel, Stravinsky, Hemmingway, Gary Cooper, Sinatra y los Duques de Windsor.

El du Palais colgó hace más de un año el cartel de completo para los meses de julio y agosto por lo que tocaba visitar Biarritz, y disfrutar de la que en su tiempo fue Villa Eugenia, antes de que se llenase de ese temible huésped que si bien no tiene problema en pagar el alto precio de sus habitaciones sí  desconoce las normas más básicas de convivencia en un hotel donde no aplica el “todo-incluido”.  
Biarritz, como ha ocurrido con San Juan de Luz o con localidades españolas como Zarauz o Fuenterrabía, poco tiene hoy que ver con lo que fue antaño. No obstante, además de seguir contando con un magnífico chocolate, también conserva, sobre todo fuera de la época estival, un aire nostálgico que te transporta a un tiempo de vals, trajes de fiesta y opulentas joyas. Sus mansiones y palacios, hoy la mayoría hoteles, sus calles y su Casino esconden secretos y anécdotas de lo más interesantes que han  sido reflejadas en varios libros. 

Aprovechando los buenos días que han hecho últimamente me escapé a mi querida Biarritz a leer, descansar y disfrutar de los más de 3.000m2 de spa – donde como buenos franceses solo se utilizan productos Guerlain -. Además de dar muy buena cuenta de su chocolate, los amantes de las motos estética café-racer, entre los que me incluyo, seguro que también conocen esta población de Aquitania por desfilar por sus calles las más cuidadas motos. En sus cafés se concentran auténticas joyas de las dos ruedas que acompañan con gran acierto ese ambiente bucólico de la ciudad. 
Otra parada obligatoria es la histórica boutique de Hermes, una pequeña tienda que sigue inalterada y en el mismo sitio desde su apertura. Aunque de apertura reciente en Biarritz, otra de las grandes marcas de lujo francesas, Maison Goyard, se antoja un como todo un “must”; más teniendo en cuenta que es la primera tienda que te encuentras al mismo salir del hotel. Si bien su popular y marcado estampado puede no ser del gusto de todos, la casa Goyard siempre me ha gustado, y mucho. 

Y me ha gustado primero por ser la casa más antigua francesa del mundo de piel todavía en operación, por ser de propiedad privada y no haber pasado a engrosar la lista del otrora lujoso, y ahora ya solo popular, grupo LVMH. Y también es una marca que me resulta cuanto menos interesante por no hacer campañas ni de marketing ni de publicidad, por no vender on-line, por no dar a conocer sus precios, por no hacer productos para móviles…y por ser una de las pocas marcas del universo del lujo que ha dicho no al Corte Inglés.    
Sea por hacernos con un maletín de Goyard, por recordar nuestra visita con un pañuelo de Hermes, por relajarnos en el Spa del hotel du Palais, por disfrutar de una agradable velada gastronómica en el jardín del Moulin d´Alotz o por gozar de su maravilloso chocolate y ambiente, Biarritz sigue siendo todo un “must”. 

El Aristócrata

BESPOKE XLVIII: BENET PLUVINET SOLA, SEGUNDA PRUEBA

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Como os anunciamos aquí, Benet se acercó a Madrid a hacerme la segunda prueba del dos trajes en el que llevamos trabajando desde el pasado otoño. Esta vez, al contrario de la primera prueba, ya probamos pantalón y chaqueta.

Si bien la mayoría de los sastres prueban solo la chaqueta en la primera prueba, yo cada vez veo más sentido a probar ambas piezas conjuntamente desde el principio. Solo así consigues un único conjunto y no dos piezas que se juntan ya avanzada la confección de ambas. Igualmente, de hacerlo de esta manera evitas problemas, menores pero al fin y al cabo problemas evitables, como el que nos ha ocurrido en este caso. Desde la toma de medidas, allá por otoño, había perdido peso y en la primera prueba esa pérdida fue tenida en cuenta en la chaqueta. Sin embargo, al no probarse el pantalón este no sufrió ningún ajuste y al probármelo en esta segunda prueba nos dimos cuenta de lo grande que quedaba.
La mayoría de las veces se prueba chaqueta y pantalón por separado al enviarse los pantalones a una pantalonera y la chaqueta hacerse sí en el propio taller. Sin embargo, este no fue nuestro caso pues como ya comentamos, Benet cose la totalidad del traje en su taller. Y es más, él es quien hace la totalidad tanto de la chaqueta como del pantalón.
A expensas de ver el resultado estético del traje, las horas de mano de obra empleadas tanto en la chaqueta como en el pantalón son, al menos en número, muy superiores a las de muchos de los sastres de más renombre. La atención al detalle es sorprendente y detalles nada fáciles de conseguir en un estampado como este, como es el que casen los dibujos en las diferentes costuras, se convierten para Benet en toda una obsesión. Esto se puede apreciar varios puntos destacando el bolsillo de pecho donde se han casado todas las líneas que forman el dibujo, tanto por arriba como para abajo, consiguiendo que la mirada fluya mejor a lo largo de toda la chaqueta. 
Igualmente, podemos apreciar otros detalles como es la colocación de la tapa del cuello donde Benet decidió cortarla al bies y con dos caídas para conseguir una especie de espiga que estiliza la zona del cuello. A dicha técnica hay que añadir un cosido manual con punto de cruz.
Los bolsillos interiores no están rematados con un vivo. Benet prefiere que estos bolsillos estén cosidos con dos trozos de tela y una costura central, algo que según nos comenta consigue que el grosor de las telas sea menor. A pesar de ser dos trozos independientes de tela aquí, a pesar de que no se como decimos son los bolsillos interiores y no se ven, también casan las costuras. 
Tras analizar en esta segunda prueba nuevamente mis hombros, decide finalmente adelgazar la hombrera inicial y poner una mucho más fina en la chaqueta y así trasmitir el verdadero aire de una chaqueta de sport. Después de casi una hora de prueba vuelvo a pedirle que me defina su estilo y esta vez sí lo hace: “Mi concepto de sastrería pasa más por el minimalismo y la sencillez, características que cada vez están más presentes en mis creaciones. Para mi una buena chaqueta debe poder presumir de tener tras ella un buen trabajo pero también de ser cómoda y reflejar la personalidad del cliente”. 

El Aristócrata

BESPOKE XLIX, REILLO Y EL TRAJE CRUZADO DE VERANO

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Dar con “tu sastre” no siempre resulta tarea sencilla. Toca probar y fallar hasta encontrar ese sastre que de con tus gustos y, lo que es más importante, con tu personalidad y estilo. De conseguirlo, aunque sea una cuestión de años,  llegará un momento en que te limites a escoger la tela y él decida el resto.

Con D. José María llevo haciéndome ropa casi diez años. Nuestro gusto ha evolucionado de la mano y cada día es más parecido. Como todo buen sastre, José María se sabe adaptar al gusto del cliente y por ello no es extraño ver en su probador tanto trajes de corte clásico como de corte más actual. No obstante, es cuando se deja al sastre libertad en la confección de la prenda cuando este expresa su concepto personal de sastrería.
Después de tantos años conociendo a sastres y su trabajo me resulta cada día más difícil enjuiciar quién es verdaderamente mejor. Al final es el estilo final del traje y cómo te sienta lo que termina decantando la balanza para un lado u otro. Indudablemente además de esto hay un componente, siempre muy importante, de calidad de mano de obra que sitúa a unos sastres y otros en diferentes niveles. Este componente es el que impide poder comparar los “sastres” que cosen a máquina y hacen medida industrial de los sastres que cosen a mano y hacen medida artesanal. 

Pero una vez tengamos la seguridad de que nuestro traje es 100% bespoke - algo que por cierto empieza a ser cada día más difícil – es la terminación global del traje, y sobre todo su estilo, lo que determinará que nos decantemos por un sastre u otro. Por muy puristas que seamos sobre lo referente a la mano de obra, toca reconocer que si decidimos acudir al sastre y no a la confección es porque pensamos que con el primero nuestro aspecto mejorará. Al final todos buscamos parecer lo más atractivos posibles. Y  si eso lo conseguimos con un traje industrial y no con uno a medida la terminación artesanal del traje no pesará tanto en nuestra elección; o al menos no pesaría tanto en la mía. Precisamente por esto es por lo que ciertas marcas y “sastres” mucho menos avezados con la aguja, tienen más éxito que sastres consagrados. En definitiva, la calidad de la mano de obra es muy importante pero el estilo lo es incluso más.
Indudablemente, el estilo intrínseco de cada uno de nosotros puede transformar radicalmente el aspecto final de un traje. Por ello, no debe sorprendernos de acudir al sastre que con tanto gusto viste a nuestro amigo o conocido que el resultado con nosotros no sea el mismo. Ni siquiera el físico es lo más importante, es nuestra actitud frente al espejo la responsable última de que nuestro traje transmita diferentes emociones. Sobran ejemplos de personas conocidas que teniendo un físico envidiable transmiten menos con su ropa que otras con un cuerpo menos privilegiado. 

Con la idea de incorporar todos los años alguna mueva prenda al armario de cada una de las estaciones, volvimos a la Calle Monte Esquinza para escoger un traje cruzado de la casa británica Harrison of Edinburgh de 300 gramos. Como ya hemos comentado, no hay que obsesionarse con el peso del tejido y una vez elegido uno de la temporada en la que estemos bastará jugar con la construcción de la prenda para hacerlo más fresco o más abrigado. Este luminoso azul es muy apropiado para las mañanas más alegres y su estampado diplomático con seguridad incorporará a todo el conjunto un toque especial imposible de conseguir con los tan populares pero igual de aburridos estampados lisos. 
La suerte de dejar en manos de D. José María el traje es que una vez escogida la tela de poco más te tienes que preocupar. Un repaso de mis medidas por si había cambiado de peso desde la última vez y el resto quedaba como de costumbre únicamente en sus manos. Cuando me llamó para la primera prueba, la del hilvanado, esta vez algo más tarde que de costumbre por su sana manía de no externalizar el trabajo, poco más pude adivinar además de que sería cruzado y los bolsillos serían tipo parche. Ya en la segunda prueba me quedó claro lo que sería el conjunto final y en la tercera, la que hoy os muestro, pude ver el traje prácticamente listo para entregarse. 

Los trajes cruzados siempre me han parecido más elegantes que los de hilera sencilla y aunque intento hacer un esfuerzo y entro en la sastrería con el convencimiento de que esta vez sí será de chaqueta de hilera sencilla, al final siempre salgo con un nuevo traje cruzado. Sin embargo, esta vez fue un poco diferente ya que José María decidió coserme un cruzado pero un cruzado de cuatro botones y no de seis como suele ser más frecuente. Los cruzados de cuatro botones suelen beneficiar bastante a las personas de reducida estatura pero quiero pensar a tenor del resultado que no perjudican, sino más bien todo lo contrario, a las personas de estatura normal. 
El traje apenas tiene construcción interior para intentar paliar el gran calor que ya anuncia su presencia en los termómetros. D. José María sí es partidario del uso de hombrera pero de una hombrera bastante particular que aparece cortada a lo largo por la mitad dejando esa mitad de hombrera para montar el hombro. Esto le da un aspecto a la chaqueta bastante relajado pero al mismo tiempo la viste y disimula cualquier variación de altura de hombros. Los bolsillos tipo parche son siempre una opción a considerar con los trajes cruzados, pero cobran especial sentido sobre todo en verano ya que de esta forma no se necesita forrar la chaqueta por dentro para disimular los bolsillos. Además consiguen una chaqueta más fresca y más estética por dentro.

Para guardar cierta lógica y proporción, D. José María decidió coser también el bolsillo de pecho con la misma línea y forma que los bolsillos laterales. Si bien este bolsillo es más informal y más propio de las chaquetas de sport, este traje no está ni pensado ni cortado para ser el típico traje formal y busca un estilo más desenfadado para vestirse por el contrario en situaciones lúdicas, alegres y desenfadadas. 
Indudablemente no aconsejaría este tipo de bolsillo, y ni quizás los laterales tipo parche, para alguien que se vaya a hacer su primer traje de sastre. Sin embargo, para aquellos que ya tengan bastantes trajes a la “vieja usanza” con este tipo de detalles seguro que alegran y diversifican sus armarios. Los botones son francamente interesante al ser de un corozo azul mate oscuro que combina muy bien con el tejido. Los bolsillos, están rematados con tela de camisa (marca de la casa) y como siempre debería ser de esperar los vivos están cosidos a mano. 

El pantalón está cortado para tirantes apreciándose las clásicas trabillas laterales que aunque buscan sobretodo un efecto estético, sirven para ajustarse algo el pantalón. Un corte trasero en forma de V que sube ligeramente más por la parte trasera y una boca de 20 centímetros rematan el conjunto. 
Son pocos los nombres que quedan en nuestro país con tantos años de experiencia y saber a sus espaldas como Reillo, Calvo de Mora, Alonso, Puebla o Reventún. Disfrutemos de ellos porque el futuro podrá ser mejor o peor, pero con seguridad será muy diferente. 

El Aristócrata

¿POR QUÉ SE VISTE DE BLANCO EN WIMBLEDON? “IT´S TRADITION”

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Con un Rafael Nadal caído del cartel, las mejores raquetas del planeta entrenan ya para el que es, junto al Roland Garros, el Grand Slam más importante del circuito tenístico: el campeonato de Wimbledon. 

Wimbledon es famoso, además de por las célebres finales entre Borg y McEnroe y Gerulaitis y Borg por su larga tradición en cuanto a vestimenta y protocolo, protocolo que no tiene parangón con el que aplica en ningún otro torneo. Si el árbitro tiene la obligación de dirigirse a las tenistas como "Miss" o "Mrs" (señorita o señora) a los hombres se les llama por su apellido y nunca por su nombre de pila. Además, hasta el año 2009 las tenistas eran nombrabas por el apellido de su marido y solo a partir de entonces el árbitro pudo empezar a dirigirse a ellas por su nombre y apellido. 
El peso de la tradición ha hecho oídos sordos a las críticas vertidas por diferentes jugadores sobre el estricto código de vestimenta del All-England Club y les sigue exigiendo, tanto a ellas como a ellos, vestir de blanco. No solo no se han flexibilizado estas normas sino que con los años se han endurecido como demuestra el hecho de que a Boris Becker o a John McEnroe se les permitiera en su época llevar camisas a rayas y hoy estas no estén permitidas. 

Estas normas de vestimenta datan de 1800 cuando el tenis se jugaba en reuniones de alta sociedad donde se antojaba obligatorio vestir ropa blanca para que no se adivinaran manchas de sudor; algo impropio y mal visto por la alta clase de entonces. A pesar de que otro Grand Slam, el US Open, decidiera permitir a partir de 1972 la ropa de color, Wimbledon no parece que vaya a dejarse presionar por las grandes marcas de ropa deportiva que ven difícil identificar a sus jugadores vistiendo todos de blanco. Esto queda atestiguado con la decisión en 2014 de aceptar únicamente el color blanco y dejar fuera los tonos crudos y cremas. Igualmente, las nuevas normas estipulan que solo está permitido una tira de color de no más de un centímetro y que de poderse transparentar la ropa interior esta tiene que ser cambiada por ropa blanca. 
Desde los calcetines, las muñequeras, las gorras, la propia lengüeta de la zapatilla hasta las cintas del pelo han de ser blancas. Si en 2013 Roger Federer tuvo que cambiar sus zapatillas de suela naranja por otras totalmente blancas, a Martina Navratilova se la obligó sustituir su falda blanca de finas rayas azules por otra de un blanco impoluto. Con Chris Evert, tres veces campeona del torneo, se fue mucho más allá ordenándola ir a los vestuarios para cambiarse de ropa interior al insinuarse tras su falda unas bragas rojas. Pat Cash, campeón en Wimbledon en 1987, llegó a quejarse de que varias tenistas tuvieron que jugar ese año sin sujetador al obligárselas a sustituirlo por uno enteramente blanco y no tener ese repuesto en su bolsa de deporte. 

Pero la tradición en Wimbledon va más allá de lo que es el vestuario más elegante del circuito. Fresas con crema, Pimm´s y champagne son tan obligados como los niquis blancos de los tenistas. Igualmente, y como no podía ser de otra manera en el país con la Reina más longeva, el protocolo exigió hasta el año 2003 que los jugadores al entrar o salir a pista hicieran una reverencia al Palco Real, algo que ya después quedó solo limitado a cuando en él se encontrara la Reina o el Príncipe de Gales. 
Preferencias aparte, lo cierto es que como apunta la guía oficial del torneo: “the British Public still likes to see tennis and cricket played in whites” y aunque solo fuera por ello, la tradición y el blanco deberían mandar por siempre en Wimbledon. 

El Aristócrata

10 ERRORES A EVITAR SI VESTIMOS DE TRAJE

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Una de las cosas más interesantes de esta página es recibir de vosotros fotos preguntando mi parecer sobre vuestro último traje.  A pesar de su frecuencia, y que con el tiempo nos hayamos acostumbrado a ellos, hay errores que se deberían evitar y que siguen apareciendo en muchas de esas fotos:

1-Un cuello desbocado. El cuello de la chaqueta debería estar en contacto permanente con la camisa. Ha de ser así tanto cuando estemos de pie, caminando o sentados. Para conseguirlo, una sisa alta se antoja obligatoria. 

2-Una arruga en el frontal de la chaqueta. Si al abotonarnos la chaqueta aparece en su frontal una especie de “X”, esta queda estrecha y deberemos pedir otra talla o, como pudiera ser recomendable, otro modelo de chaqueta de corte diferente. No olvidemos que una cosa es que la chaqueta quede entallada y otra muy diferente que nos esté estrecha.
3-Un largo de faldón incorrecto. Como norma general, la longitud de la chaqueta debería dividir el cuerpo en dos partes iguales. Otra forma de comprobar su largo correcto es dejar caer los brazos y comprobar que la chaqueta termina a la altura de los nudillos. Si preferimos una chaqueta algo más corta, asegurémonos al menos que oculta el trasero.

4-Unas mangas largas. Ni cortas ni largas. Las mangas del traje deberían dejar asomar ligeramente los puños de la camisa. Comprobemos que no se vean los gemelos y habremos acertado.

5-Un pantalón demasiado largo. El pantalón debe tocar levemente el frontal del zapato pero nunca descansar holgadamente sobre él. Cuando se marque el largo del pantalón es aconsejable que nos  dé la impresión de que queda ligeramente corto ya que el pantalón a lo largo del día siempre termina cayéndose  ligeramente. Optemos por tirantes y olvidémonos de este punto.

6-Unos bolsillos del pantalón que se abren. Las modas han acercado, a mi parecer demasiado, el corte del pantalón de sport y el de traje. Consecuentemente, ahora se estila un pantalón de traje bastante ceñido de caja, algo que hace que muchas veces los bolsillos terminen abriéndose.

7-Unas solapas que no cubren los extremos del cuello de la camisa. No escojamos para nuestra camisa el cuello que más nos guste, sino el que más favorezca a las medidas de nuestro rostro. Decidido esto, asegurémonos de que las solapas de la chaqueta cubren sus extremos sutilmente. 

8-Un trozo de camisa que asoma entre la chaqueta y el pantalón. Inténtese evitar que, una vez abotonada la chaqueta, se vea  un trozo de camisa entre esta y la cintura del pantalón. Vístase el pantalón en la cintura y no en la cadera, y habremos dado con la solución. 
9-Una camisa demasiado ancha. Tan feo queda una camisa de traje muy ceñida al cuerpo como una camisa en la que se forman bolsas. Evítese igualmente que la costura del hombro quede más allá de la terminación natural de nuestro hombro. 

10-Hombreras con demasiado volumen. Estéticamente resulta favorecedor unos hombros naturales donde la manga de la chaqueta comience a descender justo al final de nuestro hombro. De extenderse más allá, se producirá un hoyo entre la hombrera y el hombro que afeará el resultado final.

El Aristócrata
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