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ENCUESTA DE ESTILO

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Este mes la conocida revista Robb Report publicaba una lista de las doce mejores sastrerías de España. Aunque desde mi punto de vista no son todas las que están ni están todas las que son, sí aparecen muchos nombres por todos conocidos.

Esta semana con el objeto de hacer más participativo el blog me gustaría hacer una encuesta en la que cada uno de vosotros elija la sastrería con mejor estilo. Para ello os dejo la foto de la cabeza visible de cada una de ellas según salen fotografiados en dicha revista.

1- Sastrería Javier de Juana:
2- Sastrería Scalpers:
3- Sastrería López Hervón:
4- Sastrería Brooks Brother:
5- Sastrería El Corte Inglés:
6- Sastrería Lander Urquijo:
7- Sastrería Langa:
8- Sastrería Antonio Puebla:
9- Sastrería Santa Eulalia:
10- Sastrería Calvo de Mora:
11- Sastrería Serna:


¿QUÉ ESTILO OS GUSTA MÁS?
Sastrería Javier de Juana
Sastrería Scalpers
Sastrería López Hervón
Sastrería Brooks Brother
Sastrería El Corte Inglés
Sastrería Lander Urquijo
Sastrería Langa
Sastrería Antonio Puebla
Sastrería Santa Eulalia
Sastrería Calvo de Mora
Sastrería Serna

  


Un saludo y el próximo sábado publicaremos los resultados finales.

PD Si Robb Report desea no me haga eco de estas fotos solo tiene que indicármelo.

El Aristócrata

5 CLAVES PARA ELEGIR A TU SASTRE

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Los beneficios estéticos de vestir de sastre son muchos y fácilmente reconocibles. No solo se puede escoger entre un sinfín de telas y composiciones que no se ofrecen en la confección industrial, sino que además se consigue una prenda totalmente ajustada a las características físicas concretas de cada cliente.

Se trate de un abrigo, un traje, una chaqueta etc., estos se cortan, y cosen, atendiendo únicamente a las líneas de tu cuerpo con el objetivo de ocultar posibles defectos y realzar las virtudes que todos tenemos. Por ello, nunca un traje de confección, por reputada que sea la marca, puede conseguir los mismos resultados estéticos que uno a medida. Una vez de acuerdo con esto, muchos nos preguntaremos sobre a qué sastre acudir.
1.     Precio. Un traje a medida vale mucho y consecuentemente también cuesta. Si tenemos en cuenta que se necesita un mínimo de cuarenta y cinco horas en su confección y que la hora se paga a un precio justo entenderemos el porqué del alto precio final. Al coste de la mano de obra habrá que sumarle el coste de la tela – un veinte por ciento del precio total – los gastos de local, luz, seguridad social, IVA y el beneficio del sastre. Por todo ello, resulta muy difícil que un traje artesanal cueste en España menos de 2.000€; precio que asciende hasta los 3.500€ dependiendo del sastre se elija (el precio medio de un buen traje a medida en Inglaterra son 4.500 libras). Por ello, es importante desconfiar de aquellos lugares donde se ofrecen trajes a medida muy por debajo de estos precios ya que difícilmente será a medida e imposible estar cosido a mano.
2.     Estilo. Un buen sastre puede adaptarse a los gustos de cada cliente. Sin embargo, todos tienen un estilo más o menos definido. Fijémonos en aquella persona que nos gusta como viste e investiguemos quien lo hace. Internet nos puede echar una mano importante. Observemos in-situ prendas medio trabajadas o terminadas para saber si estamos ante nuestro sastre. Dicho esto, conseguir una chaqueta, un traje o un abrigo estiloso no resultará tarea fácil en nuestro país de no entrar en la sastrería con una idea muy clara de lo que queremos. 

Nuestros sastres pueden presumir de contar con una buena mano de obra pero, sin embargo, y siempre desde mi opinión, sus gustos no han evolucionado a la velocidad de la vestimenta del hombre contemporáneo (y obviamente sigo hablando de la vestimenta clásica y  no de modernidades absurdas). Todavía hay muchos sastres españoles que no han estado ni una vez en su vida en el Pitti (Feria donde se puede ver lo peor pero también lo mejor y que debería ser cita obligada para todo amante del vestir del hombre, más si cabe cuando uno vive de ello). Raro es también ver que sean suscriptores de alguna revista de moda de hombre por lo que sus gustos, y finalmente su estilo, cambia más por la influencia de sus clientes que viceversa.
3.     Calidad de la mano de obra. Al contrario de lo que ocurría antaño, hoy la mano de costura de calidad escasea; parte por culpa de los nuevos tiempos pero también y, aunque no sea del gusto de todos los sastres reconocerlo, parte por culpa de los propios sastres que no tienen un interés real alguno en capacitar a alguien que luego pueda convertirse en competencia. Contar con un buen taller resulta hoy si cabe más importante que el propio sastre que corta y afina la prenda. Los pocos oficiales que quedan en activo se han convertido en pieza clave de todo el proceso. Fijémonos en cómo está rematada la prenda – picado de solapas, ojales, montaje de la manga, vivos, interiores etc – y exijamos que todo ello esté realizado con esmero y, por supuesto, a mano.
4.     Taller propio. Antes de que entrara la confección industrial los hombres no tenían otra alternativa que acudir a la sastrería artesanal para vestirse. Esto aseguraba al sastre contar con trabajo todo el año permitiéndole tener sus propios trabajadores. Sin embargo, hoy la entrada de pedidos es incierta obligando a externalizar parte del trabajo en talleres externos que cobran solo por prenda trabajada. Esto puede terminar traduciéndose en un traje de  terminación muy parecido al de otro sastre a priori no tan destacado. Aunque la mayoría de los sastres lo nieguen, tanto en España, como en el Reino Unido o en Italia, incluso las sastrerías que cuentan con taller propio externalizan parte del trabajo. Asegurémonos que este sea el menor posible.
5.     Versatilidad del sastre. Si muy importante resulta alcanzar cierta empatía con el sastre, más lo es todavía decantarse por uno global. Escojamos a ese sastre capacitado para hacer un traje, un abrigo, un macfarlane, un chaquetón de caza, unos breeches de montar, un esmoquin o cualquier otra prenda que en un momento dado pudiéramos necesitar.


El Aristócrata

FERNANDO GARCÍA DE LA CALERA, EL SASTRE DEL DENIM

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Que el interés por las prendas hechas a medida y personalizadas no hace más que crecer es una evidencia difícil de negar. Basta ver la aparición de establecimientos que ofrecen prendas a medida para darnos cuenta de que estamos ante una corriente que no parece que vaya a desaparecer: al menos no en el corto plazo.

Es tal interés que la sastrería despierta hoy a nivel mundial que incluso en España encontramos cada días a más jóvenes intentándose hacerse un hueco en un mundo dominado por profesionales muy consolidados y con un gran número de años a sus espaldas. Igualmente, el interés que la sastrería despierta entre el público más joven ha hecho que el mercado haya puesto a su disposición sastrería MTM con buenos resultados y a precios muy interesantes. 
Ha sido precisamente este interés el que ha hecho que incluso haya habido profesionales que se hayan atrevido a especializarse en solo una prenda o tejido. Este es el caso del protagonista de nuestro artículo quien ha hecho de la sastrería y el denim su modo de vida.

Fernando García de la Calera nació en Madrid en 1983 y aunque hubo que esperar hasta 2012 para que abriera su sastrería The Concrete Company Madrid (TCCM), situada en la céntrica madrileña Marqués de Santa Ana 28, su formación empieza años antes. Fue concretamente en el año 2007 cuando Fernando inicia una prospera carrera de diseñador especializándose en la que era su pasión, el monopatín. 
“Siempre he hecho lo que me ha gustado sin pensar en si podría vivir de ello. Desde bien pequeño aprendí que si trabajas en lo que te gusta y todo lo que haces lo haces con pasión los resultados vienen tarde o temprano terminan llegando”. “Yo no concibo despertarme todos los días y enfrentarme a la misma rutina cada día. Quiero ser capaz de elegir, ser dueño de mi tiempo, disfrutar de lo que hago”.

Quizás por ello fue por lo que al terminar el bachillerato decidió no seguir los pasos de sus compañeros y poner rumbo a Londres para alternar un trabajo de camarero con estudios de diseño. Tras tres años en Londres regresa a Madrid retomando su afición por el dibujo y el diseño de piezas de madera mientras termina su formación en el Instituto Europeo di Design. Fue su facilidad por el dibujo lo que terminó  sacando también de él su faceta de diseñador, faceta que estampó en las tablas de monopatín y en las camisetas que vestían los skates. 
Poco a poco empezó a diseñar ropa urbana haciendo hincapié en la comodidad y durabilidad, características ambas necesarias características ambas necesarias en la práctica de la disciplina urbana del skate. Fue entonces cuando entra en contacto con el algodón pima, un algodón orgánico procedente de Perú con el que empieza a confeccionar sus primeras camisetas y sudaderas.

El éxito de sus diseños le permite tener a su ropa, ya con la etiqueta de The Concrete, en más de cuarenta tiendas repartidas por toda España. Los años de 2007 a 2009 los pasa diseñando estas prendas, pero todavía sin patronar él mismo. En 2009 se junta con Hugo Vizcarra, quien le enseña la técnica base de corte de pantalón, chaqueta y camisa. En ese momento hace aparición la crisis y muchas de las tiendas que comercializaban su producto se ven en la necesidad de cerrar. Tras una etapa en stand by abre en 2012 su tienda de Marqués de Santa Ana donde empieza a hacer desde arreglos de ropa hasta, por fin, sus primeros vaqueros. 
Hoy, algunos años después, cree dominar la técnica del vaquero lo que le permitido no solo especializarse exclusivamente el vaquero y la tela denim sino también en otro tipo de algodones y en otras prendas como camisas y chaquetas. Igualmente,  empieza a tener repercusión su trabajo en el mercado internacional y es invitado a participar en concursos internacionales como el conocido Denim World Championship consolidando el vaquero que presenta al concurso a The Concrete también a nivel mundial. 

“Hoy, después de cinco años puedo ya vender mi vaquero al precio que vale, algo que no siempre fue así”. Igualmente, mi clientela ha evolucionado bastante y tengo desde galeristas, artistas hasta abogados o banqueros”. “No deja de ser motivante ver cómo gente que viste de alta sastrería en su día formal vienen aquí a que les vista para su tiempo libre más informal”. “Yo soy el primero que ha seguido con gran interés la evolución reciente del nuevo concepto de artesanía y creo haber conseguido un pantalón muy artesanal a un precio más que justo que no busca repercutir el coste extra que parece que ahora hay que pagar por vestir de bespoke”.
Dependiendo de la tela escogida, los detalles que quiera el cliente, el trabajo a realizar etc. un pantalón a medida vaquero en The Concrete empieza en los 200€ llegando a 350€, precio incluso este último muy por debajo del precio de cualquier vaquero de diseño de confección industrial. La técnica utilizada en The Concrete difiere en gran medida con otros lugares donde se ofrece la posibilidad de hacernos con pantalones “a medida”. Según nos cuenta Fernando, en la mayoría de estos sitios se parte de unos patrones definidos limitándose a estrechar la pierna o la boca del pantalón. Por el contrario, la manera de trabajar de Fernando es muy similar a la que se puede ver en cualquier otra sastrería aunque por las propias características de la tela tiene también tiene sus diferencias.

Aunque lo dejamos para un próximo artículo, en The Concrete se mide al cliente para luego pasar esas medidas a la tela y desde el taller que se encuentra colindante con la tienda empezar a hilvanar la prenda para hacer un mes después la primera prueba al cliente. Fernando no elabora patrón y marca directamente sobre la tela ya que raro es el cliente que se encarga dos pantalones ni mínimamente parecidos. “Lo normal es que varíe hasta la altura de la caja, el talle, la hechura, el modelo, los bolsillos, el ancho de la boca etc. 
Con los clientes de sastrería tradicional es lógico hacer un patrón al ser los pantalones de traje del mismo cliente iguales. Sin embargo aquí nadie se encarga dos vaqueros iguales, más bien se los encargan lo más opuesto posibles”. “Igualmente, coser unos vaqueros con un gramaje de diez a más onzas resulta imposible a mano pues todavía no se ha inventado una aguja capaz de atravesar estas telas tan duras. Sin embargo, la puntada de mi máquina es de puntada simple y no doble como se estila en la confección industrial de vaqueros”. Además la facilidad de Fernando con el dibujo permite al cliente escoger los motivos con los que le gustaría decorar hasta el forro interior del pantalón.

Si algo difiere a The Concrete con los únicos tres sastres especializados en  denim que se encuentran hoy en Europa es su pasión por el algodón japonés. “El algodón japonés es un gran desconocido en España y sin embargo es de los más reputados internacionalmente. Curiosamente los pantalones vaqueros de confección industrial mejor hechos y de mayor calidad son también japoneses y sin embargo, aquí en España apenas los conocemos y prácticamente solo apostamos por vaqueros americanos o de diseño italianos”. 
“Y en la medida artesanal el algodón japonés también da mucho juego al envejecer dejando en su color el paso de los años”. “Las telas raugh son francamente interesantes. De hecho, yo recomiendo que se lleven muchas veces los vaqueros hechos con este tipo de denim antes de lavarse ya que esta tela una vez que ha cogido tu morfología la mantiene luego siempre”. No obstante, Fernando también trabaja con telas vaqueras tanto italianas y americanas como nacionales pero siempre que sean algo especiales. 

“Busco stocks muertos y a ser posible de partidas lo más viejas posibles. Por ejemplo, esta tela verde con la que vamos a confeccionar tu pantalón la encontré en Barcelona, es de ancho simple y tiene por lo menos cuarenta años. El que tenga tantos años suele ser sinónimo de una tela vaquera hecha mucho más artesanalmente que las que hoy se hacen en enormes tiradas para las marcas más industriales. Si te fijas esta tela tiene hasta defectos y esto es porque antes los telares no estaban tan perfeccionados como ahora”.
A pesar de que hasta hoy pudiéramos pensar que los muestrarios de telas vaqueras parecían ser muy reducidos el tener a nuestra disposición más de 650 referencias nos confirma lo equivocados que estábamos. “A la hora de escoger una tela vaquera u otra hay que fijarse en las onzas y la densidad. A más onzas, más densidad, lo que se traduce en un pantalón más resistente pero también más rígido y duro. No necesariamente el contar con más onzas significa hacernos con un mejor vaquero. Se escoja una tela u otra lo que sí debe ser es 100% algodón”. 

De no conseguir entre estas 650 referencias el gramaje que nos guste o el color, Fernando nos da la opción de partiendo de un vaquero natural (tela sin tinte alguno) conseguir él manualmente el color. Como nos muestra en un pantalón que ya tiene listo para entregar, con el objetivo de buscar un color especifico introdujo el tejido vaquero natural y lo metió en un cubo donde lo mezcló con agua, café, curri y sal, para afianzar el color, consiguiendo el color amarillento-anaranjado que buscaba el cliente. Nos hace hincapié en que él no usa productos químicos y que prefiere utilizar el tinte de índigo natural. “Para mí la sastrería debe ser social y ambientalmente comprometida. 
Pocas cosas hay más contaminantes que los lavados que en las grandes industrias hacen a los vaqueros para desgastarlos”. Esta opción de personalizar el exterior del pantalón también la hace extensiva al interior y concretamente al forro. Aunque siente preferencia por el raso de seda reconoce que si se busca un pantalón para “maltratarlo” resulta mejor un forro de chambray o un algodón con lino para que corra más fácilmente la pierna.

“Yo no soy un sastre al uso, de hecho yo no me he formado como tal en ninguna escuela de sastrería. Han sido mis inquietudes y el maestro conocido como prueba-error quienes más me enseñan y me han enseñado”. “Tampoco nuestra sastrería The Concrete coincide con la idea de sastrería que generalmente se tiene de esta. Nuestras prendas están creadas para que se ajusten a tu cuerpo, a tu forma de pensar, de crear, de ser, en definitiva, que se ajusten a tu personalidad”. Fernando nos cuenta que para separarse de la sastrería más tradicional él prefiere denominar a la suya rugged tailoring, una sastrería informal que le permite crear prendas desde cero siguiendo por completo las necesidades y los gustos de cada cliente donde este tiene libertad total de elección. “Tú eliges hasta el último detalle”.
Un taller pequeño pero con un enorme encanto y presidido por la mesa de corte es el único responsable del resultado final del pantalón. Allí una oficiala le ayuda con la costura del pantalón reservándose Fernando en exclusiva tanto el corte, el montaje de la prueba, el hilvanado, el afinamiento y el rematado de la prenda. El diseño también corre por su cuenta, diseño que se caracteriza por la ausencia de logos pero por características que hablan de quien se encuentra detrás de su fabricación. 

Aunque lo veremos en un próximo capítulo, Fernando prefiere para diferenciar el detallado trabajo realizado en sus pantalones detalles como que el canesú se junte en una misma costura con el monedero antes que llamativos logos, dibujos o estampados. “Cada día me gusta menos cualquier muestra exterior que enseñe, o incluso pueda insinuar, una marca”. “La sastrería va mucho más allá de eso”. 
A pesar de la sastrería informal por la que aboga, Fernando es un amante y seguidor de la sastrería más artesanal y tradicional. “Aunque yo apuesto por un vaquero artesanal pero de aspecto rústico, cuando he tenido la oportunidad de ver a alguno de mis clientes con un traje o un abrigo cosido a mano con esa calidad de terminación reconozco que me emociona y disfruto enormemente contemplándolo y pensando la destreza y las horas de trabajo que se necesitan para hacer semejante maravilla”. 

De hecho, nuestro primer contacto se produce cuando Fernando ve en nuestra web la chaqueta cruzada vaquera que hicimos con Joaquín Fdez-Prats y nos contacta para conocernos. Al contrario de lo que es habitual en este sector donde cada sastre en su interior piensa que es el mejor y que su taller también lo es, Fernando tras ver la chaqueta de Joaquín solo tiene palabras de admiración y la contempla con verdadero, y sincero, asombro. 
“Es admirable la calidad de terminación, esos ojales, los vivos y sobre todo el desgaste que es súper auténtico y natural ¡es una pasada de chaqueta!”. “Precisamente también por eso quería salir en un blog como el tuyo ya que lo considero el más purista de todos los que he leído en España. Además sabes separar la paja del trigo ya que a veces a la gente se le ha confundido y no sabe lo q es verdaderamente un vaquero artesanal hecho de verdad a medida”.

Quizás haya sido esa sinceridad, esa espontaneidad, esa sencillez y esa naturalidad la que haya hecho que su trabajo haya aparecido en prácticamente todas las revistas españolas especializadas en moda de hombre, así como en varios programas de televisión y radio. Su interés por seguir aprendiendo y convertirse en el sastre referencia en Europa del denim se aprecia en pequeños detalles como se ve en un pequeño rincón donde se acumulan todos los números de las revistas especializadas de sastrería inglesas, japonesas y alemanas. “Hay que estar informado de todo lo que se hace; pero no solo en España sino en todo el mundo. Es la única forma de no quedarte en tu zona de confort y seguir mejorando y evolucionando”.
Para que tanto los lectores más modernos como los más fieles al corte intemporal del vaquero tengan la oportunidad de conocer la manera de trabajar de The Concrete en las próximas semanas os narraremos el proceso de confección de un moderno vaquero así como de otro más tradicional. Utilizaremos diferentes telas, hechuras, tintes y diseños para intentar entender con mayor profundidad la técnica y destreza necesaria para llevarlos a cabo.

Hasta pronto.

El Aristócrata

EL REGRESO DEL SOMBRERO

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Haciendo caso a los que insisten en que también nos hagamos eco del trabajo de algunas sastrerías situadas fuera de Madrid, mañana, aprovechando el puente de la Almudena, nos desplazaremos a Tarragona a conocer de primera mano el trabajo de Benet Pluvinet Sola de quien el sector nos han hablado muy bien. Mientras tanto os quiero dejar un artículo que he escrito para el "Especial Invierno" de la revista Fuera de Serie sobre uno de mis complementos preferidos: el sombrero. 

Lo decía Oscar Wilde, la moda es pasajera y además termina siempre volviendo. Solo hace falta dejar pasar unos años para que aquel traje que teníamos arrinconado en el fondo del armario vuelva a estar de plena actualidad. Lo mismo ocurre con los complementos. ¿Quién iba a decir a nuestros padres o abuelos que aquellas corbatas tricot que vieron como se quedaban anticuadas hoy son el modelo preferido del gentleman y del dandi más actual?. Curiosamente, similar suerte ha corrido nuestro protagonista de este invierno, el sombrero. Obligado en todo tipo de ambientes hasta bien entrado los años sesenta, se retiró una larga temporada a descansar para regresar ahora como el gran protagonista de la pasarela del S.XXI. 
Complemento práctico para el gentleman británico y estético para el dandi italiano, el sombrero está hoy de máxima actualidad. Sus líneas poco han variado en todos estos años aunque sus dimensiones y detalles sí han sido actualizados y la materia prima con la que se confeccionan, si cabe, mejorada. De ala más estrecha, de copa más contenida y de pelo más exclusivo, los nuevos sombreros siguen fieles a las líneas más puristas. 

Fedoras, Trilbys, Homburgs o Ecuatorianos hacen las delicias de los amantes de la moda más personal y exquisita. Hoy ese traje a medida cosido en Savile Row queda huérfano si no es rematado con un buen sombrero. Modas a parte, la realidad es que el sombrero es un complemento de una gran practicidad y esteticidad. Protege del frío y del calor y en caso de lluvia hace lo propio sin el incordio de tener que reservar una mano para portar el paraguas. Igualmente, es de una gran ayuda a la hora de mostrar cortesía y respeto tanto a la mujer como al hombre. 
La elección de un modelo u otro depende principalmente del conjunto que se vista. Por ejemplo, el sombrero de copa, muy popular en el S.XIX tanto para los negocios como para eventos sociales, está hoy reservado solo para las ocasiones de máxima etiqueta (Ascot bien merece este paréntesis). Como anécdota comentar que precisamente al sombrero de copa se debe el que los taxis en Inglaterra tengan esa línea tan particularidad. Cuando entró el coche de motor lo ingleses de entonces todavía eran muy fieles a su sombrero de copa y necesitaban de un coche lo suficientemente alto en su parte trasera para poder entrar y permanecer dentro con su sombrero de copa puesto. Abraham Lincoln fue su gran valedor. 
El Homburg, siguiente modelo en formalidad, se identifica por su ala fija doblada hacia arriba y su hundimiento central. Su elección acompañando al esmoquin y a los conjuntos más cuidados resulta francamente acertada. ¡Difícil imaginar a Winston Churchill sin su cigarro, su pajarita…y sin su Homburg!. 

El Fedora, caracterizado por una ala ancha, una copa con un frontal hundido, un pellizco en el frente y unos bordes doblados y elásticos goza nuevamente de una gran aceptación. Si Al Capone o Indiana Jones fueron dos de sus más sirvientes seguidores, hoy es todo un must se vista de sport o de corbata. El Trilby, también muy de moda hoy, es de ala algo más estrecha, la cual se recurvada hacia arriba en su parte trasera y se identifica por una hendidura en forma de lágrima. Dean Martin, Frank Sinatra y James Bond (Sean Connery) lo elevaron a la categoría de imprescindible. 
En verano, el sombrero ecuatoriano, confeccionado con paja-toquilla, es el modelo estrella. Si hasta hace poco solo el molde fedora era popular, hoy encontramos sombreros ecuatorianos con otras líneas como el Derby, el Havana o el Optimo. Los más dandis seguramente se atrevan con el sombrero conocido como Canotier, modelo similar al sombrero de gondolero que se fabrica con paja sennit y es fácilmente identificable por una copa baja y plana. Fred Astaire fue uno de sus mayores adeptos.

La importancia de la materia prima. Debemos huir de los sombreros fabricados con fieltro de lana y apostar por aquellos realizados con pelo de conejo o de liebre, este último algo más suave. No obstante, si buscamos una pieza especial, el pelo de castor o visón resulta más exclusivo. Hagámonoslo a medida, un largo proceso de 200 operaciones, y contaremos con una pieza única e intemporal.
Si el sombrero esta temporada resulta de todo punto obligatorio, hay otras prendas que han sobrevivido a los vaivenes caprichosos de la moda y siempre, con mayor o menor presencia, han acompañado al hombre más preocupado por su aspecto. Un cover coat, cruzado más elegante, de cachemira azul marino o de pelo de camello beis, resulta una gran opción para acompañar a nuestro traje y sombrero preferido. 

Un traje de franela de tres piezas, gris por la mañana y azul por la noche, y de raya diplomática imprimirá ese toque sartorial que los paladares más exquisitos agradecen. Botines Jodhpur, Balmoral o zapatos full-brogue de piel vuelta acompañarán muy estilosamente a pantalones de sport de tejidos moleskin, pana o de tela cruzada cavarly. Una actual parka, un jersey de pico de cachemira o uno de lana con dibujo aprés ski y una camisas de villela completarán el look más invernal. 

El Aristócrata 

PLANCHADO Y MANTENIMIENTO DE LAS PRENDAS DE MANGA

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Uno de los grandes problemas con los que muchos nos encontramos es observar como nuestros trajes pierden su aire original conforme pasa el tiempo…y los planchados. Un buen planchado no solo requiere de una buena plancha sino también del de la técnica necesaria para llevarlo a cabo. Los que no contamos con dicha pericia nos vemos en la necesidad de llevar nuestro traje a la tintorería - ¡ojo, cuidado al elegirla ya que puede hacer mucho más daño que beneficio! – con el sobre coste que esto representa a lo largo de la vida del traje.

Para evitar el incordio que supone acercar varios trajes a la tintorería y a los días tenerlos que recoger, no parece que sea del todo descabellado el intentar aprender una técnica que nos puede ahorrar mucho tiempo, y dinero. Debido a que por miedo a poderlos estropear nunca me plancho mis trajes no parecería muy lógico que fuera yo el que os escribiera sobre ello. Por ello, nadie mejor que un sastre para que nos muestre todo el proceso y nos hable sobre el correcto mantenimiento de las prendas de mangas; mantenimiento que se traduce en un buen envejecer. No obstante, las pautas que a continuación Daniel Schleissner de Sastrería Sánchez Caro nos expondrá, no están escritas desde las facilidades técnicas de su sastrería de Monte Esquinza sino pensando en los medios que se tienen en una casa particular.
Según nos comenta Daniel, en el buen envejecer de los trajes, intervienen distintos factores y  entre destacan especialmente:

-La calidad de la tela
-La calidad de la confección
-El cuidado con que se trate

Continúa Daniel hablando que: “en cuanto a la calidad de la tela, lo mejor es dejarse aconsejar por los profesionales, siendo este un punto de suma importancia que condiciona de manera determinante tanto el resultado inicial del traje como en el buen envejecer del mismo.
En general, señalar que tejidos de poco peso, por debajo de los 300gramos, independientemente del grosor de la hilatura, serán siempre más problemáticos tanto en su ejecución como en su buen envejecer. Por supuesto, apostar siempre por tejidos de dos cabos (2 PLY ó 2X2, esto es, que cada hilo de la trama y de la urdimbre del tejido estén compuesto a su vez de 2 hilos torsionados. Estos tejidos pueden  tener peor mano, pero su comportamiento es muy superior ya que si las arrugas no están muy marcadas estas desaparecen solas al colgar la prenda en la percha. En este punto es importante mencionar que nunca debemos ponernos un traje dos días seguidos ya que de hacerlo las arrugas quedan profundamente marcadas, especialmente en codos, espalda y rodillas del pantalón, no eliminándose por sí solas en la percha independientemente de lo bueno que sea el tejido.
La calidad de la confección es también un punto a destacar en el buen envejecer del traje. En un traje realizado artesanalmente todas las partes de la prenda están sujetas interiormente, sin partes termoadhesivadas, lo que se traduce en que dichas partes se mantienen siempre en su sitio evitándose deformaciones derivadas del uso o del tinte.

El último punto a tratar, el referido al cuidado de las prendas, quizás sea el más interesante. Por ello, trataré de dar unas reglas básicas que nos ayuden a conservar de la mejor manera posible nuestros trajes, camisas o abrigos: en primer lugar señalar como hemos citado anteriormente que al igual que los zapatos, las camisas u otras prendas de vestir, no debemos ponérnoslas nunca más de un día seguidos. 
En segundo lugar mencionar la importancia de una buena percha. Se tiende por cuestiones de espacio a utilizar perchas muy estrechas. Con ello, se ocasionan una serie de arrugas en los hombros y en las mangas que debido al gran tiempo que las prendas pasan en el armario terminan “agarrándose” a la prenda, siendo luego necesario plancharla para que desaparezcan. Por ello, yo siempre aconsejo perchas anatómicas. 

En cuanto al planchado, por regla general, los trajes y abrigos no se planchan nunca, o mejor, cuanto menos se planchen mejor. Después de una puesta colguémoslos bien y airémoslos con el fin de eliminar, no solo los posibles olores del día, sino también la humedad corporal. Se dejarán hasta su siguiente puesta en un sitio con suficiente amplitud y seco. La lana es una fibra viva, y como tal continua reaccionando a factores externos, como lo es la humedad. 
Mencionar en este punto que el método del vapor, esto es colgar una prenda en el cuarto de baño y abrir el grifo del agua caliente, me parece sumamente desaconsejable. La humedad es, por tanto, uno de los mayores enemigos de nuestra prenda, ya que si bien es cierto que ayudará a que desaparezcan algunas arrugas, levantará todas las costuras ahuecando la prenda.

El planchado es una operación importantísima en la elaboración de una prenda de manga. Se cuenta que en el taller del gran Antonio Collado, el mejor pagado era el “ingeniero de plancha”, y esto es así porque, un buen planchador puede hacer maravillas a la hora de dar forma a una prenda, pero también ocurre al revés, una mala plancha puede arruinar por completo el trabajo de las formas que desde el corte de las prendas se ha tratado de conseguir. Aun así, trataré de explicar cómo planchar en casa algunas de las partes que más se arrugan con el uso como son solapas, caídas de los delanteros, codos y espalda.
Como reglas generales:

-Nunca planchar directamente sobre la tela, aunque la plancha tenga una funda antibrillos. Utilizaremos siempre un paño de algodón o “sarga”.

-No utilizar vapor. Humedeceremos directamente la sarga con un pulverizador y nunca mucho, teniendo en cuenta que habrá que resecar bien el tejido, eliminando por completo la humedad. Esto no es así para los tejidos azules oscuros, que tienden a sacar brillos con el resecado. En otra ocasión, se hablara sobres los brillos y el deslustrado de las prendas.

-Necesitaremos de “almohadillas” que nos ayudaran a mantener las formas en el proceso de planchado. Si no disponemos de estas, podemos utilizar una toalla enrollada o algo similar.

Veamos todo esto en un ejemplo gráfico:

a)Planchado de la espalda: Se tratara de quitar aquellas arrugas producidas al sentarnos con la chaqueta puesta. Colocaremos la prenda boca abajo sobre la tabla de plancha tal y como se indica en la foto y teniendo en cuenta las reglas generales mencionadas arriba 

b)Planchado de los codos: tal y como se indica en la fotografía, introduciendo en el interior de la manga la almohadilla o la toalla enrollada.
c)Planchado del delantero: colocaremos las caídas de los delanteros sobre la tabla de la plancha tal y como aparece en la foto.  
d)Planchado de las solapas: nos valdremos también de la toalla para evitar planchar en plano y de esa manera no se pierdan las formas. Plancharemos primero el revés de la solapa y posteriormente el derecho. Es importante eliminar bien la humedad”.   

Daniel Schleissner para:
El Aristócrata

ORIGENES Y ACTUALIDAD DE LAS PRENDAS DE ETIQUETA

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Después de contemplar atónitos cómo hoy se visten sin pudor alguno chaqués en color azul marino o incluso en estampados Príncipes de Gales haciéndose acompañar además de sombreros de copa ladeados, como si se tratase de un sombrero cordobés, me gustaría recordar el origen de las prendas de etiqueta y las normas básicas que aplican a cualquier acto formal.

Al igual que al mundo ecuestre se le responsabiliza del diseño que hoy tienen las prendas de etiqueta, a los británicos se les atribuye el acuñar las normas que aplican a su vestimenta. De hecho, los términos “formal” e “informal” proceden de las expresiones inglesas “formal dress” e “informal dress”.
No obstante, el significado inglés de estos términos difiere en gran medida de la interpretación que en España se ha hecho de ellos. Para los ingleses vestir de manera formal significa hacerlo de frac o de chaqué e informal de corbata o pajarita; de ahí que el traje de chaqueta y el esmoquin fueran considerados en sus inicios como prendas puramente informales. Solo el conocido como stroller formaba parte del código “semi-formal” de la vestimenta.

Si la longitud de la chaqueta es la responsable de englobar cada conjunto en una u otra categoría, la luz solar es la encargada de establecer cuándo se debe vestir uno u otro conjunto. Cuando un evento formal se celebre antes de que caiga el sol o antes de las seis de la tarde - en caso de conflicto se prestará atención a lo que primero ocurra – se deberá vestir de chaqué y de ser posterior se vestirá de frac. Esta distinción entre día y noche proviene de la época preindustrial donde el uso del caballo como medio de transporte era lo más habitual, algo que obligaba al llegar a casa a asearse y cambiar la ropa del día por las “evening clothes” cuyo protagonista indiscutible era el frac.
Si bien durante la época Victoriana y Eduardina, cuando había una señora presente los señores ingleses podían solo vestir de chaqué o frac – únicamente en su ausencia y por la noche vestían sus esmóquines –, después de la I Guerra Mundial el código de vestimenta se empieza a relajar siendo ya muy frecuente terminada la II Guerra Mundial que con el término “formal” se hiciera referencia a un sencillo traje de chaqueta. Con la irrupción en los años sesenta de la Peacock Revolution, se experimenta una gran revolución en la manera de vestir y la separación entre los atuendos formales, media-etiqueta e informales se vuelve muy difusa.

El actual diseño del frac proviene del abrigo largo que se vestía a caballo en el S. XVIII. Debido a que si bien su largo faldón podía echarse sobre la grupa del caballo - su abertura trasera servía precisamente para hacer que cada parte cayera para un lado -, el largo delantero resultaba francamente incómodo. Para hacer más placenteros estos desplazamientos, se le despojó al abrigo de su parte delantera. Pocos años después, George Brummel y su amor por la sobriedad hizo de esta levita y de los pantalones negros su atuendo por excelencia y, por ende, el de toda la élite londinense.
Aunque la corbata de lazo blanca de seda es su complemento más característico, de tener la suerte de poder vestir un frac asegurémonos de que el chaleco – siempre blanco - no sobresalga por la parte baja del frontal de la levita. También comprobemos que las solapas terminen en punta, que la camisa sea blanca, de piqué, puño francés y de cuello diplomático.

Los pantalones, al igual que la levita, serán negros, no llevarán vuelta, tendrán dos costuras laterales de seda y contarán con una doble pinza. El uso de tirantes será obligatorio y la portañuela no llevará cremallera sino unos estéticos botones. Los calcetines serán negros y de seda y los zapatos unos opera pumps o unos oxford lisos en terminación charol. Independientemente de lo que marque la invitación, debemos tener presente que el frac está reservado para acontecimientos de gran formalidad como actos académicos, diplomáticos o ceremonias presididas por el Rey.
El chaqué si bien se creó hace casi doscientos años para vestirse en los actos formales de día, hoy su vestimenta, exceptuando algunas recepciones oficiales, diplomáticas o comidas de Estado, se reduce casi en exclusiva a la celebración de bodas. Si en el frac el negro y el blanco son los colores protagonistas, en el chaqué lo son  el negro y el gris. Si se optara por un chaqué de color gris, tanto la levita como el pantalón deberán ser del mismo tono de gris y habrá que tener en cuenta que esta etiqueta sólo puede ser vestida en celebraciones de mañana y a ser posible en las más soleadas.

Cuando la vestimenta del chaqué estaba extendida, el optar por un chaqué gris se consideraba algo demasiado informal siendo solo apto para acudir a las carreras de caballos. Como anécdota recordar que concretamente en la celebración de las carreras de Ascot, el Duque de Windsor, por aquel entonces Príncipe de Gales, en su constante afán de innovar, sorprendió a los invitados del exclusivo Royal Enclousure vistiendo un chaqué gris. Ante tal “ofensa” su padre le prohibió la entrada hasta que volviese a vestir el clásico chaqué de levita negra; algo que hizo el mismo día siguiente.
El chaqué está compuesto por una levita negra, un chaleco sencillo o cruzado, un pantalón a rayas grises y negras, una camisa lisa o a rayas, una corbata, unos tirantes y, en defecto de unas botas balmoral, unos zapatos oxford lisos negros. Ni los tonos azules, ni los estampados diplomáticos, ni por supuesto los POW, deberían ser admitidos por el buen gusto.

El desaparecido Stroller, muy frecuente en los años treinta, representaba un punto intermedio entre el formal chaqué y el “informal” traje de chaqueta y por ello precisamente cogía algo de ambos conjuntos, la chaqueta del traje y los pantalones del chaqué.
En la parte más baja de la pirámide de la formalidad encontramos, por un lado, el esmoquin – atuendo puramente lúdico y de uso nocturno y al que ya dedicamos un extenso artículo – y, por otro lado,  el hoy extendido traje de chaqueta.

El Aristócrata

OTOÑO, TIEMPO DE ENCARGOS Y PRUEBAS

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El domingo 22 nos dejaba uno de los más reputados sastres que ha dado este país, el Sr. D. Jaime Gallo. En su sastrería se ha vestido durante años lo más granado del panorama económico y cultural del país. En el año 2010 tuvimos la oportunidad de conocerle un poco más en la que fue la primera entrevista que concedía en toda su vida. Aquella entrevista con D. Jaime Gallo servía también para dar alas a nuestro amor por las prendas hechas a medida y a mano.

Desde aquel entrañable encuentro han pasado ya más de cinco años y si bien nuestro concepto de sastrería artesanal ha podido algo evolucionar, sobre todo en lo que a estilo se refiere, los principios básicos siguen totalmente inalterados. Y fieles a esos principios todos los septiembres dedicamos un tiempo a pensar en aquellas prendas que pudieran “faltar” en nuestro armario para en octubre acudir a la sastrería a hacer los encargos del año con la esperanza de poderlos empezar a disfrutar a finales de diciembre.
Con el tiempo aquellos que visten de sastre terminan conociendo no solo muy bien a su sastre sino también aquellas prendas que mejor hace, o mejor dicho, que a él mejor le quedan. Si bien es cierto que un buen sastre se puede adaptar con cierta facilidad al estilo de cada cliente, hacerlo a la personalidad, y consecuentemente a lo más profundo de su ser, no es tan sencillo. De ahí que ya no sea tan infrecuente que aquellas personas que visten casi exclusivamente a medida vayan cambiando de sastre según la prenda a hacerse o según el estilo que le quieran imprimir a su nuevo conjunto. Hay sastres que si bien están capacitados para hacerte fácilmente una actual chaqueta napolitana seguramente de tener que coser un macfarlán o un frac tendrían ciertos problemas. Igualmente, realizar una chaqueta sin hombreras, entretelas, forros y de hechura actual, y que además tenga sentimiento, tampoco resultará tarea sencilla a los sastres más clásicos.

Siempre he defendido que es mejor hacerse solo dos trajes artesanales al año, uno de invierno y otro de verano/entretiempo, que comprarse varios RTW. Si desde que comenzáramos la vida profesional siguiéramos este consejo con treinta y cinco años tendríamos un armario de lo más completo y variado. Sin embargo, aquellos que compran sus trajes según los van necesitando, tienen que comprar trajes hasta prácticamente el día de su jubilación. Si además nos podemos permitir algún año incorporar a los dos trajes anuales alguna otra prenda, una chaqueta, un pantalón o un abrigo, podremos disfrutar de la elegancia de vestir a medida no solo durante la jornada laboral sino también durante el tiempo libre.

Si en los primeros años escoger solo dos prendas se convierte en tarea nada fácil al tener una larga lista de deseos, con el paso de los años esas dos prendas son meramente caprichos al tener ya un armario bastante completo. Encontrándome en este segundo escenario, escogimos para este invierno una chaqueta de sport para los cada día más frecuentes casual fridays y un traje de cuadro ventana para aquellos días en los que nos gusta vestir de traje en un ambiente informal. 
Para la chaqueta de sport acudimos una vez más a D. José María Reillo. Después de muchos años teniéndole como sastre de cabecera creo poder afirmar que su sastrería tiene seguramente la mejor relación calidad-precio-estilo de España. Entrañable en el trato, verdadero amante de la profesión, y gran defensor, no solo de su trabajo, sino del de todos sus compañeros, D. José María es de esos pocos sastres que disfrutan de su profesión incluso en su tiempo libre (basta ver la segunda sastrería que tiene montada en su chalet de Torrelodones).
Igualmente, a pesar de que pudiéramos englobarlo dentro de los sastres de la vieja escuela, nunca ha dejado de seguir las tendencias. Es por ejemplo habitual en el Pitti Uomo y consecuentemente nada de lo que pidas le sonará ni a nuevo ni a extraño. Además el conocernos ya tantos años consigue que en escasos diez-quince minutos hayamos definido la nueva prenda y el resto de la larga charla hablar sobre cualquier otro tema. Él ya se encargará de todos los detalles que rematarán la prenda sin necesidad de tenerlo con consultármelo. Y después de muchas prendas puedo decir que siempre termina acertando. 

La chaqueta que escogimos fue de Drapers (VBC) de peso 380 gramos con un cuadro marcado verde pensada para combinarse con unos jeans de color claro y zapatos de piel vuelta. Llegado el momento y pensando más en esos días relajados en la oficina seguro que encontraremos otros pantalones con los que vestirla aumentando su grado de formalidad. La construcción de esta chaqueta será la que más últimamente me ha hecho D. José María en las chaquetas de sport: costuras cargadas, algo más corta de faldones, relajada de hombros, tres para dos botones y doble abertura trasera. El interior, como de costumbre, será su particular sorpresa. 
El otro capricho sartorial de este invierno ha sido un traje cuadro ventana rojo y azul de Holland & Sherry de 340 gramos pensado para vestirse en el tiempo libre. El hecho de pensar en él para el tiempo de asueto no radica en su estampado sino en el tipo de corte que le imprimiremos. Cuando se tienen bastantes trajes de corte clásico y disfrutas vistiendo, antes o temprano terminas probando atrevidos estampados y, sobre todo, diferentes tipos de cortes y hechuras. Aunque en nuestro país es poco frecuente salir con traje por la noche, esto no debería ser así y este tipo de estampado y corte debería animarnos a cambiar de opinión y empezar a vestir el traje también lejos de los ambientes formales. 

Para traer a la vida este concepto atrevido de traje Joaquín Fernández es seguramente la opción más acertada y segura. Aunque Joaquín puede hacer trajes tan clásicos como los que le hace a D. Florentino Pérez o a D. Arturo Fernández, desde mi punto de vista son sus chaquetas y trajes de corte atrevido los que verdaderamente definen su estilo. Basta ver como él mismo viste para sentirte cómodo pidiéndole todo tipo de “atentados” contra la idea aburrida que España tiene hoy del traje. Su trabajo le ha costado, nadie le ha regalado nada, y hoy Joaquín tiene no ya solo el mejor futuro de cuantos sastres están hoy en ejercicio, sino un presente que puede rivalizar en número de encargos con tijeras mucho más consagradas que la suya. Su idea de sastrería, la importancia que le da al marketing y su obsesión por dar a conocer su trabajo dentro y fuera de nuestras fronteras le ha devuelto, y con creces, toda la inversión realizada durante todos estos años. 
Reillo y Joaquín, presente y futuro de lo mejor de nuestra sastrería.

Estos han sido dos de mis caprichos este invierno. ¿Cuáles han sido los tuyos?

El Aristócrata

UNA ELEGANTE GALICIA DE LA MANO DE MONTBLANC Y JOYERÍA JAEL

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Aunque llevamos varios meses sin hacernos eco de la actividad social de esta página no significa que  haya estado, ni mucho menos, parada. De hecho, este año 2015 ha sido muy rico en lo referente a conferencias, charlas, presentaciones, esponsorizaciones, habiendo sido incluso los protagonistas del video promoción de un conocido perfume.

Si bien, la escasez de tiempo nos ha impedido narraros todos estos actos, hay uno al que tengo un especial cariño y que ya se ha convertido en una cita obligada todos los años: el encuentro con los empresarios de Santiago patrocinado por Montblanc y la joyería Jael. Este año además, debido al éxito de ediciones pasadas, se decidió celebrar también este encuentro en la vecina ciudad de Coruña. Dos tardes en las que disfrutamos de un ameno encuentro departiendo sobre la concepción más actual de la elegancia masculina.
Tanto la charla celebrada en el Club Financiero de Santiago de Compostela como la que tuvo lugar en el Club Financiero de La Coruña contó con la participación de la joyería Jael, joyería de referencia en la ciudad de Santiago y que recientemente ha abierto también sus puertas en la céntrica calle Compostela de La Coruña. La joyería Jael, nacida en Coruña en 1952, si bien tiene una larga historia asociada a Galicia, su prestigio y, sobre todo, el buen hacer de su profesional y cercano equipo humano, le permite atender cada día más encargos y peticiones de clientes de otras comunidades autónomas. 

Este buen hacer y esta prolija historia encontró en la centenaria casa de artículos de escritura Montblanc al compañero ideal con el que volver a reunir a los amantes gallegos del verdadero lujo intemporal. A ellos presenté mi ponencia: “Las cinco claves del buen vestir, la importancia de los complementos masculinos”. El aforo completo que se dio en ambas ciudades obliga nuevamente a agradecer el poder de convocatoria de la joyería Jael y del Club Financiero Atlántico. Y si de agradecer fue contemplar las salas de Santiago y Coruña repletas de invitados, todavía lo fue más el poder contar con un público lleno de inquietudes y deseoso de formular interesantísimas preguntas aunque ello supusiese tener que abandonar la sala pasada la media noche.
Si la joyería Jael tuvo nuevamente mucho que ver en el éxito y repercusión de mis ponencias, fue Montblanc quien más atrajo la atención de los asistentes con la presentación de sus novedades y el repaso a las piezas históricas a las que debe su fama mundial. Tanto en Santiago como en Coruña pudimos disfrutar no ya solo de la amplia colección de artículos de escritura de Montblanc sino también de otras tan interesantes como la de maletines de piel, gemelos, relojería y artículos de piel, complementos todos ellos cada vez más necesarios y útiles en el día a día del hombre contemporáneo. 

No volveremos a insistir sobre lo que significa para los amantes de la alta relojería adquirir un reloj pensando en que se trata de mucho más que un sencillo aparato que da la hora. Sin embargo, lo que no hemos tratado en tanta profundidad es el papel e importancia que hoy tienen los complementos. Si hasta hace poco, los tres complementos del hombre, y casi únicos, eran el reloj, los gemelos y la estilográfica, hoy esto está cambiando. 
Hoy, portamos al menos un teléfono móvil, usamos portátiles o tabletas y llevamos encima, además, varios juegos de llaves. Por ello, el contar con una bolsa o un maletín se antoja como algo casi obligado si no queremos deformar los bolsillos de nuestro traje o chaqueta. Aunque todavía pueda existir gente que piense que el portar un maletín alejado de las líneas clásicas del típico maletín de negocios debiese ser algo exclusivo del sexo femenino, yo hace años que disfruto de la utilidad de este estiloso complemento. Los maletines de Montblanc al igual que el resto de complementos de piel de la centenaria casa alemana, se caracteriza por su magnífica piel y también, algo a lo que yo le doy bastante importancia, por no mostrar logos, marcas o estampados que claramente los identifiquen con la marca. 

Una pequeña estrella blanca que representa la nieve que cubre la cima del Mont Blanc es toda la referencia que los artículos de piel, por grande que sea tu tamaño, hacen a su marca. Basta tocar la piel de una sencilla cartera y hacer lo propio con las de otras marcas peleteras a priori más conocidas para sentir claramente la diferencia. Personalmente recomiendo los productos rematados con la técnica sfumato como mi maletín de color marrón oscuro donde el color, al igual que se hacía antiguamente, se extiende por toda la superficie con una esponja, de ahí que las esquinas aparezcan más oscuras al acumularse en ellas gran parte del color empujado. Observemos su interior de ante o los apliques de los asideros para poder apreciar con mayor conocimiento el valor final del producto.  
Aunque los relojes Montblanc todavía no gozan de la reputación de las casas relojeras por excelencia, con el fin de mantener su filosofía de maestría artesanal presenta en el Salón Internacional de la Alta Relojería en Ginebra el calibre MB R100, su primer movimiento completamente manufacturado en sus talleres de Le Locle (Suiza). El poderío de Montblanc con seguridad explorará más su línea manufacturera y pondrá a nuestra disposición mecanismos cada día más complejos e interesantes. 

A pesar de tratarse de una marca alemana, su filosofía del concepto artesanal ha hecho que produzcan cada línea de negocio en un sitio diferente atendiendo. Atendiendo a las habilidades de cada país y cada región, Montblanc produce sus complementos de piel en Florencia, sus relojes en Le Locle y sus estilográficas en Hamburgo; estilográficas por las que Montblanc sigue siendo mundialmente conocida. Seguramente sea su pluma Meisterstück, inventada en 1924, la pluma más laureada de cuantas se han creado hasta la fecha. La posibilidad de portar una estilográfica en el bolsillo de la chaqueta con la seguridad de que la tinta no se saldría la convirtió en toda una pieza de culto. Aquella pluma estilográfica junto a la creada en 1986, la Meisterstück 149 son con seguridad dos de los iconos, no solo de Montblanc, sino de toda la escritura mundial. 
La gran acogida de estas dos conferencias, con más de doscientos asistentes, vuelven a demostrarnos que a pesar de que la elegancia más intemporal no goce de sus mejores momentos, todavía hay muchos hombres, y muchos de ellos jóvenes, que no renuncian a vestir atendiendo a parámetros objetivos y no solo siguiendo lo que las modas del momento sugieren. La corbata, a pesar de recibir ataques por los más diferentes frentes, sigue hoy plenamente vigente; o al menos lo sigue en los ambientes que nos interesa siga. Y dicha vigencia es extensible al traje, al abrigo cruzado y a los zapatos de cordones. 

Muchas gracias a todos los que un año más nos acompañaron en dos entrañables tardes difíciles de olvidar. 

El Aristócrata

PREMIOS FUERA DE SERIE 2015

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Mientras rematamos el artículo de la próxima semana quiero aprovechar para dar la enhorabuena a los agraciados con los premios Fuera de Serie 2015, entre los que se encuentra el entrañable manchego Antonio López.

Pie de foto: Traje, camisa y corbata de Cremiuex

El Aristócrata

BENTLEY Y SIGNES: ARTESANÍA Y LUJO EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN

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Aprovechando los últimos días de sol del otoño, nos desplazamos a Gata de Gorgos, en la provincia de Alicante, a conocer de primera mano el proceso de confección de los sombreros Signes al volante de otra joya artesanal: el nuevo Bentley Continental GT V8 descapotable.

Con la realización de este artículo juntamos dos casas que si bien difieren en el producto ofrecido comparten una misma filosofía de marca: ofrecer un producto que se distinga por la calidad de la materia prima empleada, por la mano de obra empleada, por el cuidado de hasta el más mínimo detalle y el por el diseño más contemporáneo. Y si bien difieren en producto, no así lo hacen tampoco en cuanto al cliente final al que van estos dirigidos: aquel que es conocedor del verdadero valor de lo que compra y que aprecia los productos más exclusivos, mucho más allá de la marca que pueda adornar un capó o una etiqueta interior. 
Seguramente la mayoría de los seguidores de los coches deportivos al ver el nuevo Continental no tardarían en preguntar por su número de caballos, su motor o su peso. A estos decirles que el nuevo Bentley no solo no les defraudará sino que además les sorprenderá muy gratamente. 507 caballos de potencia, motor V8, 4,7 segundos de 0-100km/h, 301 km/h velocidad máxima, 2.470Kg de peso son solo algunas de las cifras que le permiten rivalizar con deportivos mucho más agresivos e inmensamente más incómodos. Para aquellos que buscan además de un gran motor otras cosas en un coche, seguro que disfrutarán del Bentley con la misma intensidad que lo hacen acelerando contemplando en parado.

Basta ver como está cosido su volante para comprender que nos encontramos con un coche que juega en una liga muy superior al de los clásicos deportivos italianos. Si además tuviéramos la oportunidad de ver cómo un equipo de experimentadas señoras cose en su fábricas inglesa dichos volantes seguramente no tendríamos prisa alguna en arrancarlo. Si el volante es lo primero que siente quien lo va a conducir, el pasajero disfrutará si cabe más de sus artesanales detalles al no tener que fijar su vista en la carretera. Sentarse en un Bentley es una de las sensaciones más placenteras que se pueden sentir sobre un coche. Independientemente de la enorme comodidad de sus sillones, el tacto que ofrece su piel es incomparable, una sensación muy parecida a la que se siente tocando una cazadora de piel de Hermés o, como más adelante veremos, un sombrero de pelo de castor de Signes. Todos los detalles en su asiento están hechos con enorme esmero y el remate de sus costuras, como no podía ser de otra forma, realizadas a mano. 
Repasemos las esquinas de los interiores de la puertas, reposabrazos y asientos para apreciar la enorme destreza que se necesita para coserlos, costuras que recuerdan al cosido del vivo del mejor esmoquin; todo limpieza y precisión milimétrica. Independientemente de que los sillones de nuestro Bentley disfruten de dos colores, algo que los hace mucho más atractivos, las costuras y los colores están perfectamente diferenciados e increíblemente ejecutados. Sentarse en sus sillones es lo más parecido a hacerlo en un sofá chester inglés con la comodidad de la más anatómica silla de oficina. Quizás por ello, Bentley lleve años comercializando con gran éxito una línea de sillas, sofás, sillones y artículos de piel para el hogar.

La artesanía no acaba en sus asientos, más bien es solo la puerta de entrada a este mundo de exquisitez. La calidad de la mano de obra se aprecia igualmente en la terminación del salpicadero. La grata sensación de acariciar su piel y sus costuras es solo comparable a la que proporciona la mejor seda o cachemira. No hay ninguna imperfección a lo largo de un salpicadero construido en una sola pieza y con la misma pieza de piel. En los reposacabezas encontramos el logo de Bentley cosido, como parece no podría ser de otra forma, también a mano y el cosido de la palanca de cambios sigue la misma filosofía. 
La calidad de los materiales empleados en su interior se aprecia también en la madera utilizada en el salpicadero. Maderas que siguen un complejo proceso de selección y acabado y cuyo color obedece solo al gusto del propietario. Aquellos que prefieran disfrutar del viaje desde el asiento trasero tendrán la opción de hacerlo como lo harían en la comodidad de su hogar pudiéndose incluso descalzarse para disfrutar de la suavidad de unas moquetas confeccionadas con lana de vicuña.

Tras comprobar la hora en el reloj de agujas de Breitling que adorna el salpicadero, encendemos un motor que nos saluda con un intimidante rugido, introducimos nuestras coordenadas en el navegador y ponemos rumbo a Gata de Gorgos. Aunque salimos con el techo cubierto, pronto el sol nos anima a disfrutar del convertible en todo su esplendor y no dudamos en descapotarlo, no sin antes comprobar lo difícil que desde el interior es adivinar que estamos dentro de un coche convertible al estar el techo rematado por dentro exactamente igual que el modelo estándar. Ya sin techo, subimos el volumen del equipo musical y las sensaciones se multiplican dejando cada vez más lejos n el retrovisor todos los problemas que hasta momentos antes rondaban por nuestra cabeza.
Si solo pudiera escoger un adjetivo para describir la sensación de conducir el Continental GT ese sería “fácil”. Solo necesitas de unos pocos minutos para sentirlo tan tuyo como tu propio coche. Ya sea en carretera o ciudad, el Continental es extremadamente sencillo de conducir y enseguida te haces a él. En ciudad lo sientes como un scooter con el que callejear por cualquier céntrica calle y en carretera el compañero con el que poder recorrerte cómodamente toda Europa. Una de las sensaciones que se percibe al volante del Bentley es su silencio y gran suavidad de marcha. 
 
Al contrario de lo que ocurre con los deportivos más agresivos italianos y alemanes donde el enorme ruido de su motor te puede cautivar los primeros kilómetros pero terminar molestándote, y mucho, pasados un rato, el Continental GT es todo dulzura y sigilo. Incluso cuando pisas el acelerador en su posición “Sport” y golpean a tu trasero 507 caballos, ni el sonido, ni tampoco la patada de su motor, llegan en ningún momento a molestarte. De hecho, habrá que bajar el sonido de la radio para poder percibir el liviano rugir de su motor. Sin embargo, los que hayan conducido un deportivo italiano o alemán con un número de caballos similar, seguro que les habrá tocado justamente lo contrario, subir la radio para intentar evadirse de los decibelios que emiten sus ruidosos motores. 
Al volante de un Bentley lo importante no es llegar a tu destino lo antes posible sino disfrutar del trayecto que te lleva hasta él. Se trata del placer de disfrutar de conducir y no tanto del que te pueda producir la velocidad a la que en escasos segundos te puede proyectar su motor. Y para disfrutar de este placer el modelo descapotable te ofrece muchas facilidades. Por ejemplo, en nuestro viaje justo después de descapotarlo todavía el aire se sentía algo frío. 

Por ello, activamos el radiador regulable en temperatura y fuerza que está oculto en el reposacabezas y que emite aire directamente a nuestra nuca haciendo desaparecer rápidamente la sensación de frío (con la sensación de una nuca caliente el frío en el cuerpo disminuye considerablemente siendo esta una de las razones por la que en países tan fríos como el Reino Unido se pueden utilizar este tipo de vehículos). Igualmente, los más frioleros disfrutarán de los asientos calefactables y los más calurosos preferirán encender la opción de aire frio que se transmitirá por toda su espalda y que es francamente agradable en verano al impedir, entre otras cosas, manchar la camisa de sudor. 
Los amantes de la personalización encontrarán en la casa británica a un buen aliado al no poner limite a sus sueños e imaginación. Curiosamente, cuando entras en un concesionario Bentley y preguntas por la gama de colores te muestran un amplio muestrario. Sin embargo, su último color es el más interesante: “any colour you could wish”. Esta opción ofrece al comprador de Bentley poder pedir cualquier tono de color. Las anécdotas son infinitas pero una de las más recurrentes peticiones entre cierto tipo de público es la que insiste en conseguir un color o bien para la carrocería o bien para la tapicería de los asientos exactamente igual al color del pelo de su mascota. No hay limites. Si lo puedes pagar lo tienes. 

El trayecto hasta Alicante se vio solo interrumpido por la obligada parada en el Nueva York de la mancha donde una vez más recordamos aquel poema que el gran Azorín dedicó a mi querida ciudad (“….frio y navajas de Albacete…. Nueva York; todo a máquina, todo con máquina. Trigo; molinos con maquinaria extramoderna. Trigales inmensos; caminos; Don Quijote y Sancho. Y la vertiginosidad del expreso, que deja un remolino de polvo en la llanura”). Y ese polvo fue el que levantó como un leopardo asustado el rabioso V8 de nuestro motor mientras veía alejarse por su retrovisor a velocidad infernal la silueta de una de las ciudades más acogedoras y alegres de toda nuestra geografía nacional. 
A nuestra llegada a la fábrica de Signes el sol brillaba con toda su fuerza y se aliaba con nosotros para más tarde disfrutar de una de las piezas más emblemáticas de esta pequeña pero entrañable fábrica de sombreros artesanales: el Montecristi. Allí nos esperaba José Signes, dueño y CEO, y su cuñado y mano derecha Carlos. Para aquellos que no estén familiarizados con esta casa comentarles que Signes está especializada en la confección artesanal de sombreros de pelo de castor, cachemira, lino y, sobre todo, sombreros ecuatorianos. Fabrican 38.000 sombreros al año de manera totalmente artesanal de los que más de la mitad se venden en el extranjero; principalmente Reino Unido y Estados Unidos. 

El hecho de estar en Gata de Gordos no es casualidad. Los amantes de la historia del comercio en España sabrán de la importancia de las localidades de Denia y Jávea a comienzos del S. XX como puertos de salida para diferentes rutas que terminaban en Inglaterra y América. Dentro de este comercio Gata de Gordos destacó siempre por la confección de muebles de mimbre existiendo además treinta talleres relacionados con la fabricación de sombreros. 
El padre de José empezó a fabricar sombreros mexicanos en 1968 en una casa de campo desde donde se trasladó años después junto con sus hermanos a un almacén donde realizaban los sombreros. El negocio empezó a florecer y llegaron a tener ocupados cuatro almacenes. Sin embargo, al estar la materia prima y los complementos repartidos por estos cuatro almacenes de Gata de Gordos decidieron hace ya dos años mudarse a unas instalaciones mucho mayores donde todavía permanecen hoy. Y son estas instalaciones, modernas por fuera y con  maquinaria centenaria por dentro,  las que nos reciben a nuestra llegada.

Empezamos nuestra ruta por Signes de la mano de José Signes por las oficinas de la empresa de la planta primera. Ya en una sala colindante, rodeados de todo tipo de sombreros, tanto de pelo como de paja-toquilla, empieza hablándonos de la historia de la casa y de su trabajo sobre ambos tipo de sombreros. Si en los sombreros de fieltro la calidad y el tipo de pelo repercute enormemente en el producto final, en el caso de los sombreros panamá, la paja-toquilla es la misma. En estos lo que hace que un sombrero sea mejor que otro es la manera en la que se ha tejido. La forma en que se teje y el grosor de la fibra da lugar a un tipo de sombrero u otro. Por ello, cuanto más fina es la fibra el sombrero final es mejor, y obviamente también más caro. 
Aunque Sombreros Signes es muy conocido por sus sombreros de fieltro y por diseñarlos con unas formas muy estilosas, son sus sombreros panamá los que le han dado fama mundial. Al igual que en los sombreros de fieltro donde reciben el cono de pelo – principalmente de Portugal y República Checa – encargándose de todas las fases de construcción, en los sombreros ecuatorianos reciben la base tejida de Ecuador realizando la totalidad del resto del proceso de confección. 
 
En este proceso destacan los cuatro prensados que dan lugar a la copa, el corte de la paja-toquilla en su ala y la costura de su extremo. Igualmente, son los responsables últimos de coser la badana interior, la cinta exterior y realizar el cepillado. Aunque la cinta negra sigue siendo muy demandada, hoy juegan con otros colores como el granate, el verde oscuro o el dorado siendo todos estos últimos cada día más demandados.
Otra de las preguntas más recurrentes que les hacen sus clientes de panamá es la referente a cómo diferenciar un sombrero de calidad. En cuanto a calidades, primero tendríamos que diferenciar entre los distintos estilos de tejidos, donde hoy existe una gran diversidad de diferentes dibujos, “péndalo, torcido, mariposa, randado….” pero los más populares son los llamados “Brisa “ y “Llano o Cuenca”. El brisa es un tejido 1/1, con un look semejante a un grano de arroz.

Este tejido suele ser más fresco y ligero por ser más abierto, además de dejar un look muy fino mientras que en el tejido llano o cuenca, esta tejido 2/2 hebras, con lo que queda un sombrero más compacto y regular. En ambos , la finura de las hebras, reflejara la calidad del sombrero que aunque en Brisa, con un look más fino, el máximo de calidad se pueda encontrar entre 18-20 hebras por pulgada (midiéndose en diagonal en la zona entre la cinta y la corona del sombrero). En sombrero Llano, se puede conseguir entre 25-30 hebras por pulgada, pero en este caso se mide  en horizontal.
Otra cosa ya son los Montecristi, que siendo tejidos 2/2 como en el Llano, hay que tener en cuenta que es un sombrero completamente diferente. En estos hay que fijarse en los “engires”, nudos interiores que forman dibujos en círculos en el interior de la copa, debido al añadido de hebras en el inicio del tejido del sombrero. Para comparar, en un sombrero Llano de una calidad 23 hebras, puede tener entre 4-5 “engires” mientras que en un sombrero Montecristi de la misma calidad, podremos contar entre 7-10 “engires”. Esto le da al sombrero mejor consistencia y  los precios y los tiempos para el tejedor se triplican. Estas manos expertas de los tejedores de Montecristi, y en  concreto en la aldea de Pile, con esta técnica tan laboriosa, consiguen tejer sombreros de hasta 45-50 hebras por pulgada y 22 “engires”, auténticas obras de arte…….. 
Otra pregunta muy recurrente es la referente al mejor mantenimiento del sombrero. José recomienda algo tan sencillo como usarlo lo máximo posible y no guardarlo nunca húmedo.

Mientras José nos explica la utilidad de las diferentes máquinas que hay en sus instalaciones, hace un paréntesis para comentarnos que curiosamente fueron los españoles que vivían en  Montecristi quienes a comienzo de 1700 convencieron a los ecuatorianos para dejar de lado el gorro andino y empezar a tejer un sombrero con copa y alas. José nos sigue contando que si bien en Cuenca es donde se empieza trabajar este tipo de sombrero de manera industrial, es en Montecristi donde siempre ha estado la esencia del sombrero panamá. “En Montecristi, concretamente en Pile, hay cuatro magníficos tejedores que dedican de ocho a diez meses a tejer un solo sombrero. Estos sombreros se venden prácticamente en su totalidad en las sombrerías de Londres y sus precios van de 18.000€ a 24.000€”. Y concretamente uno de esta última calidad se encuentra en Signes esperando ser terminado y ligeramente barnizado para enviarse a su cliente. 
Aunque cada día venden más sombreros con su propia marca, una gran parte de su producción se vende bajo otras marcas, marcas por todos conocidas. Su destino principal es Londres aunque el mercado norteamericano cada vez gana más fuerza. De los sombreros que venden en España, José nos comenta que la mitad los compran extranjeros. “Estos saben distinguir las diferentes calidades y son conocedores del competitivo precio de nuestros sombreros al comprarlos en España”. Aunque los sombreros ecuatorianos son su producto estrella, también trabajan otro tipo de artículos. Por ejemplo, desde hace mucho años confeccionan gorras inglesas con tejidos de Holland & Sherry o Scabal los cuales tienen una gran acogida. Además de sus sombreros de estas gorras, sus sombreros panamá y los de fieltro de pelo de castor, liebre, conejo y cachemira, también hacen otros sombreros como los sombreros cordobeses. 
Aunque en un futuro artículo hablaremos detenidamente del proceso de construcción de los sombreros Signes, decir que dicho proceso es totalmente artesanal, asimilándose mucho en destreza, calidad de materiales y confección totalmente artesanal con la de Bentley. La intemporalidad de líneas de los dos protagonistas de nuestro artículo y el auge y popularidad que ambas marcas y los productos que fabrican están teniendo, refuerza que el concepto de nuestra página “Style in a Classic Way” tiene cada vez más seguidores. Igualmente, los diseños de ambas casas demuestran la elegancia intemporal de sus líneas y lo bien que combinan entre sí con un cliente que apuesta por la máxima calidad de materiales, por la confección artesanal y la elegancia más discreta y atemporal.
 
El Aristócrata

ES TIEMPO DE CELEBRAR

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¡Qué cruel es el tiempo! Hace apenas unos días disfrutábamos de un placentero verano y de repente, casi sin que nos hayamos dado cuenta, la Navidad ya se encuentra por todos los rincones de nuestros pueblos y ciudades.

La Navidad es tiempo para olvidar, para viajar, para compartir, de soñar, de regalar y también, y sobre todo, de celebrar. Y si hay una prenda que va indisolublemente unida a cualquier celebración esa es el esmoquin. Nos encontraremos con él en la noche y hasta ese momento disfrutemos de alegres mañanas de compras y de divertidas tardes de felicitaciones y rencuentro con los amigos. 
Mostremos la alegría de vivir también con nuestra ropa. Vistámonos de manera cuidada con estilosas pashminas de cachemira y elegantes chaquetas de Tweed durante las frías mañanas de diciembre, y llegada la tarde hagamos lo propio con un clásico abrigo largo cruzado y un atemporal sombrero de pelo de castor. Saquemos del armario esos trajes y chaquetas, que por sus marcados estampados, modernas hechuras y alegres colores no nos atrevíamos a vestir en el trabajo, y convirtámoslos en los protagonistas del aperitivo. 

A la noche, los colores y estampados se retiran a descansar dejando su lugar al blanco y negro, y al conjunto festivo por excelencia: el esmoquin. El esmoquin, prenda que nace en 1860 y que no se considera como atuendo formal hasta concluida la II Guerra Mundial, se creó para vestirse en momentos puramente lúdicos y festivos, léase entregas de premios, actos de recolección de fondos, estrenos de ópera o celebraciones, como lo es precisamente la llegada del Año Nuevo.
De cara a este día que ya se aproxima, deberíamos conocer el porqué de sus colores, su corte y los complementos que mejor lo acompañan, para dejar de lado la tentación de innovar introduciendo alternativas que no harán otra cosa que robarle su magnificencia intemporal. Por el contrario, sigamos apostando por el color negro, aunque el azul media noche resulta también una opción muy acertada, por la camisa blanca, por la corbata de lazo negra y por unos zapatos también negros.

Hagámonos con una chaqueta sin aberturas traseras y donde aparezcan las solapas rematas en pura seda de raso o gorgorán; seda que haremos coincidir con la de nuestra corbata de lazo. De escogerse en versión cruzada, no se necesitará ni de fajín ni de chaleco, manteniéndose siempre abotonada. De ser de hilera sencilla, sí resultará obligatorio vestir uno de estos dos complementos, siendo el chaleco siempre más formal. La camisa, más elegante con cuello diplomático, será de piqué y contará con un puño doble que se cerrará con unos gemelos a juego con la botonadura de la camisa.
La corbata de lazo será de una sola pieza –nunca preanudada ̶  permitiéndonos ajustarla considerando las medidas de nuestro rostro, dándole al mismo tiempo la forma que más nos guste. Los zapatos más adecuados para este conjunto son los conocidos como opera pumps o, en su defecto, los oxford balmoral en terminación charol. Tirantes, calcetines de seda negros y un pañuelo de bolsillo de lino blanco pondrán el broche de oro a este conjunto.

Una opción que cada día gana más fuerza es la compuesta por una chaqueta de esmoquin de terciopelo negra, cereza o verde acompañando a un pantalón de otro color, generalmente de color gris. Esta elección, si bien puede ser muy estilosa consiguiendo una chaqueta con un alto nivel en la terminación de sus detalles, es más informal. No obstante, es una alternativa muy interesante para vestir estas fiestas en casa. Los más exquisitos acompañarán su esmoquin de un abrigo Chesterfield, una bufanda de seda blanca y un sombrero Homburg. Las chaquetas blancas mejor reservarlas para sitios abiertos y climas tropicales, y de querer vestir un reloj, mejor escoger uno de época de bolsillo.
Amigos, ¡Feliz Navidad y gracias por seguir estando aquí un año más!

El Aristócrata

DE RUTA POR LAS MEJORES SASTRERÍAS DE ESPAÑA CAPÍTULO 1: VALLS, BENET PLUVINET SOLA

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Con este artículo inauguramos un nuevo apartado en www.elaristocrata.com donde conoceremos de primera mano las mejores sastrerías de España. Si en estos ocho años de vida de nuestro portal hemos visitado las sastrerías más representativas de Madrid, llegó la hora de salir de la capital y conocer el trabajo de otros muchos sastres que durante generaciones han dedicado su vida al ojal y a la aguja.

El habernos enfocado en Madrid ha sido debido por un lado, a la lógica comodidad que ello suponía por encontrarnos aquí y por otro, por concentrarse en la capital el mayor número de sastres de prestigio de nuestro país. Sin embargo, si habláramos con nuestros abuelos, e incluso con nuestros padres, comprobaríamos como prácticamente en todas las ciudades de España, e incluso en muchos de sus pueblos, hasta la década de los ochenta había al menos un sastre artesanal. Esta foto fue cambiando progresivamente con la llegada de la confección industrial dejando estos y sus prendas paso a la ropa fabricada con ayuda de máquinas. 
No obstante, si bien la gran mayoría de las sastrerías de todos estos pueblos y ciudades terminaron cerrando, sobre todo en las poblaciones más pequeñas, las más arraigadas consiguieron aguantar, no sin mucho esfuerzo y una gran carga de romanticismo, la llegada de los nuevos tiempos. Esas sastrerías, algunas con varias generaciones a sus espaldas, lucharon, y luchan, por mantener este bonito oficio haciéndolo alejados de las grandes urbes donde a priori se encuentran los mejores y más fieles clientes de medida.

Debido a la proliferación de establecimientos que ofrecen hoy sastrería “a medida”, establecimientos o tiendas pero no sastrerías, la elección de las sastrerías de nuestros artículos se ha hecho principalmente atendiendo a lo que yo considero un verdadero traje a medida artesanal: hechura única y personalizada, realización de la prenda en talleres propios y que dicha prenda esté cosida en su gran mayoría a mano. Y curiosamente, estas tres exigencias son a veces más fáciles de encontrar en algunas pequeñas sastrerías que en las de las grandes ciudades. Esto es así porque estas no disponen de una fábrica cercana con la que poder vender MTM por bespoke. Tampoco tienen cerca talleres externos que les puedan montar las pruebas, pantaloneras que les hagan los pantalones ni costureras que cosan les cosan los forros o los ojales. Al final en las sastrerías de las ciudades pequeñas es el sastre y su oficial quienes se tienen que organizar y bastar para entregar entre ellos solos la prenda a su cliente. Y ese es el caso de con quien esta semana inauguramos esta sección: Benet Pluvinet Sola. 
Internet, la globalización y la facilidad de desplazarse ha revolucionado muchos sectores y la sastrería no ha sido ajena a ello. Si hasta no hace tanto tiempo era muy frecuente que fuera el cliente foráneo quien se desplazara a su ciudad más próxima o, como era muy habitual, a Barcelona o Madrid, hoy cada vez ocurre más que los sastres, sobre todos los de ciudades pequeñas, se desplazan a las grandes urbes a atender a nuevos clientes. Este fenómeno siendo cada vez más frecuente en España no es comparable todavía con lo que ocurre en otros lugares como Nápoles o Florencia donde sus sastres no solo viajan por todas las ciudades italianas sino que además visitan otros países.  

El aprovechar uno de estos viajes de sastres de fuera de la capital se traduce, en la mayoría de las veces, en una prenda bastante más económica. Sin embargo, es de justicia también decirlo, igualmente se traduce en una prenda con un nivel de terminación menor. Solo de nosotros dependerá decidir hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar el nivel de terminación de la prenda por pagar un precio que es, en muchas ocasiones, menos de la mitad de lo que cobran los sastres más conocidos de Madrid o Barcelona. Dicho esto, para mi el gran reto está en conocer aquellos pocos sastres que aún estando lejos de las dos grandes ciudades españolas ofrecen una gran relación calidad-precio. Y con este objetivo inauguramos esta semana esta sección.
Benet, es el primer sastre que cumple con los tres requisitos anteriormente nombrados. “Yo hago el 100% de la prenda. El 100%, sin absolutamente ninguna ayuda externa. Desde el patrón, el corte, el picado, el hilvanado, los ojales, el montado de la prenda, el afino…como digo: todo absolutamente todo lo hago yo. No tengo ni un oficial, ni por supuesto pantaloneras ni nadie que me eche una mano. Abro yo la puerta, recibo las telas, recojo la publicidad, tomo medidas, coso los pantalones, hago los patrones, plancho, coso y si es necesario llevo el traje al cliente allá donde esté”. “Obviamente, esta forma tan particular de trabajar, no me deja tiempo para hacer más de tres o cuatro trajes al mes. Por eso, cuando oigo el alto número de prendas que dicen ciertas sastrerías de Madrid, y sobre todo de Italia, con esos talleres tan diminutos, que hacen yo lo tengo claro: están externalizando mucho trabajo. En esta profesión no hay secretos y es imposible que si las prendas se hacen en su totalidad en los talleres de la sastrería se puedan hacer más de veinticinco trajes al mes. ¡Es imposible!”.

Después de tan impactante introducción, Benet, 44 años, nos hace partícipes de una filosofía de vida muy lejana a la mercantilista que prolifera hoy en nuestra sociedad “Obviamente, te podrás imaginar que haciendo solo cuatro trajes al mes y cobrando 1.300€ por traje no nado precisamente en la abundancia económica. Pero en cambio, sí nado en la riqueza que supone cobrar con honradez y ser dueño uno mismo de su tiempo. Y esta riqueza no la puede dar el cortar muchos más trajes”. “Empiezo a trabajar a las seis de la mañana en mi taller de la masía donde vivo en la Serra de Prades y a las ocho me voy al taller de Valls. Cuando cierro mi sastrería a las dos de la tarde me pregunto: mar o montaña y dependiendo de lo que me apetezca ese día me voy a caminar por la montaña o a leer a la playa. Ambos sitios no distan de aquí más de veinte minutos en coche”. “Recuerdo en una entrevista que le hicieron a Flavio Briatore donde le preguntaron qué era para él lo más especial de ser millonario. Flavio contestó que para él lo mejor de ser millonario era que podía ser dueño de su tiempo. Pues yo también soy dueño del mío y créeme que soy lo más alejado a un millonario”. 
Pero Benet no es uno de esos románticos que decidió de un día a otro ganarse la vida como sastre sino que por el contrario lo ha mamado desde bien pequeño al pertenecer a la tercera generación de sastres de la familia Pluvinet, apellido que mantiene vivo el oficio en la provincia de Tarragona desde comienzos de 1939. Su abuelo, que comparte nombre con Benet, perteneciente a una familia de siete hermanos, a muy temprana edad tuvo que escoger entre ser músico o sastre algo que terminó definiendo el futuro del apellido Pluvinet para siempre. Aprendió el oficio de dos sastres de la zona, concretamente de Viliella de Cerdanya en Lleida. Uno de ellos, el Sr. Armengol y más tarde en Mataró el Sr. Serra. Ya con bastante experiencia tiene que exiliarse durante la Guerra Civil a Ceret, un pueblo francés cercano a la frontera, desde donde siguió ejerciendo como sastre. A su regreso, tras la jubilación del sastre vallense Garriga se hace cargo de su sastrería ejerciendo como sastre hasta el día de su muerte a los 76 años.

“Mi padre, también Benet de nombre, y un tío mío siguen luego los pasos de mi abuelo especializándose ambos en la sastrería artesanal”. “Mi padre empieza a trabajar con mi abuelo a los catorce años y ejerció la profesión hasta hace solo unos años”. “En el taller de mi padre había un espacio reservado a la ropa de confección, espacio que hoy se mantiene y que lleva mi hermana Neus”. Benet, siempre tuvo claro que su fututo no pasaba por estudiar una carrera y desde los nueve años acompañaba a su padre por las tardes en la sastrería picando solapas. A los diecinueve años, terminada la educación secundaria, decide dedicarse a tiempo completo a la profesión de sastre. Ya en el año 2000 resuelve establecerse por libre y olvidarse, entre otras cosas, de la ropa industrial y de sus clientes abriendo la sastrería donde hoy se encuentra. Solo un paréntesis, del año 2010 a 2012, transcurrido en la sastrería del Corte Inglés de Tarragona le aleja de su propia sastrería. 
La sastrería Benet Pluvinet no guarda mucha similitud con las que hemos traído a estas páginas. No hay lujo alguno a la vista, ni fotos de clientes conocidos, su pintura bien agradecería un buen repaso y el probador unos espejos nuevos. Sin embargo, es la extensión perfecta de la personalidad de Benet. En vez de muebles de nogal donde exponer las telas, su lujo radica en un cenador trasero donde un patio de limoneros es el responsable de que toda la estancia se llene del olor de sus limones y del sonido del cantar de los pájaros. Un sótano al que se accede por una escalera empinada guarda piezas de madera artesanales que fabrica en sus ratos muertos.

“El oficio de sastre lo aprendí de mi padre aunque con el tiempo he cambiado ciertas cosas para que estuvieran más acorde con mi filosofía de sastrería. Comparto con él el hacer siempre patrón para la chaqueta y cortar el pantalón directamente sobre la tela. “Pantalones a medida hice muchísimos trabajando con mi padre y no necesito de patrón alguno para que al cliente le guste y esté cómodo con él”. Nos comenta que una diferencia importante con la manera de trabajar de su padre es que este con los años llegó a tener un número importante de patrones y que los que ajustaba a cada nuevo cliente. “Yo en cambio hago un patrón único por cliente y prenda”. 
Aunque a la hora de hacer la prenda los principios son muy parecidos en todas las sastrerías, como hemos visto en esta página cada maestrillo tiene su librillo. Por ejemplo, Benet confecciona el traje de igual manera que se hacen las camisas en muchas camiserías de Jermyn Street. Independientemente de la tela que haya escogido el cliente, Benet le prueba el traje con una tela de prueba mucho más barata, y las correcciones hechas en esta tela las pasa al patrón. Solo entonces elabora la prueba con la tela escogida. “Obviamente, con este sistema sería imposible hacer muchos trajes al mes ya que esto ralentiza mucho todo el proceso. Sin embargo, merece, y mucho, la pena.” Esto trae consigo que cuando el cliente acude a la prueba del hilvanado, la chaqueta ya esté muy ajustada a las medidas finales. No obstante, todavía tendrá que acudir otras dos veces más hasta que se le entregue el traje. “A los clientes de la casa si no han modificado el peso con una prueba puedes ser suficiente”.

“A pesar de lo que haya aprendido en estos veinticinco años de profesión, los libros siguen siendo una fuente constante de consulta en mi trabajo”. En estos años, Benet ha elaborado su propio libro de consulta que a pesar de que como él mismo dice “se sabe de memoria”, siempre lo tiene abierto por la página de la prenda que esté cosiendo en ese momento. 
Transcurre el encuentro en un ambiente de lo más relajado y solo interrumpido por la entrada de los vecinos de la zona que llaman a la puerta únicamente para dar los buenos días u ofrecer café. Tras saludar a uno de ellos llega el momento en el que nos cuenta cuál es su estilo y concepto de sastrería. “Para mi un traje observado de fuera debe parecer ajustado pero el cliente debe estar cómodo con él. Me gusta no armar mucho la prenda pero sí reforzar el pecho y de alguna manera me siento más cercano a la sastrería inglesa pues los trajes parecen trajes y no una prenda de sport”.

Cuando le preguntamos si es de hombros naturales o si es más de nuestro popularmente conocido como “chorizo”, él nos contesta que en Valls de chorizo nada y que él es más de “butifarra”. Curiosamente este término es el que utilizan los sastres de la zona para referirse a nuestro chorizo. “Sí, a mi me gustan las chaquetas con butifarra porque si no los trajes me da la sensación de que son de confección”. “Tampoco me gustan los hombros con costuras abiertas y con muchas hombreras. Aunque tampoco soy de la moda de quitar toda la hombrera a las chaquetas”. “Primero porque me gusta y segundo porque esta zona es fría, yo forro en invierno toda la chaqueta. En verano hago medio forros. Sea invierno o verano lo que tengo claro es que la chaqueta debe tener forro”. 
Al contrario de lo que se estila en este sector, Benet nos dice convencido de que él todavía tiene mucho que aprender y que disfruta haciéndolo. “Durante unos días estuve en el taller de Jaime Gallo y no solo aprendí mucho de él sino de muchos de los oficiales y costureras que estaban allí. La calidad de la mano de obra era excepcional”. “A mi todo me cuesta mucho más ya que a las sastrerías grandes ya que yo no tengo a nadie que me ayude ni que haga aquello que más me pueda costar. Yo solo me tengo que picar las solapas, también y aunque los cuellos vengan ya picados yo prefiero picarlos por mi mismo también a mano, hago el patrón, corto la prenda, la monto, la pruebo, la afino etc. y hacer todo esto sin taller alguno y sin gente especializada en cada etapa no es fácil”. “Mi gran reto es conseguir hacer esos ojales tan perfectos que hacen mis compañeros de Madrid”. Nos muestra un gran trozo de tela con muchos ojales cosidos, algunos mejor terminados que otros, pero efectivamente todavía el mejor alejado de lo que aquí estamos acostumbrados a ver. “Echo horas con mi madre y espero en no mucho tiempo coserlos mucho mejor”.

Una curiosidad de su sastrería es que solo trabaja con telas de Holland & Sherry. “Holland & Sherry tiene telas de todo tipo y sus diseños y pesos son los que más van con la filosofía de mi sastrería. Además, sus representantes en España son unos encantos y unos increíbles profesionales. Raro es el pedido que no recibo antes de las cuarenta y ocho de haberlo hecho”.
Y como no hay mejor forma de ver todo esto que en un traje, nos ponemos mano a ello y buscamos una tela con el que hacerlo. La tela y el estampado los escoge el propio Benet. “Aunque pueda ser algo más complicado, a mi me encantan los cuadros. Casar los cuadros es siempre un reto. Y más lo es casar la propia tapeta que aunque sé que dicen por ahí que si casa es solo por casualidad, esto no es así. Las líneas o los cuadros de la tapeta pueden, y deben, casar aunque obviamente la complicación es mucho más alta que de no preocuparse por que casen”.

Definimos la forma de la chaqueta y hace un pequeño boceto. Al final seguimos su recomendación y escogemos un dos piezas de Holland & Sherry: una chaqueta cuadro Harris y un pantalón de estambre de los que os contaremos mucho más en un futuro capítulo. Os animo igualmente a que habléis con vuestros familiares de más edad y compartías con nosotros el nombre y las ciudades donde todavía es posible encontrar una sastrería como las que nos gustan a muchos, sastrerías a la vieja usanza con un toque classic with a twist.


El Aristócrata

10 RELOJES IMPRESCINDIBLES

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Estimados Reyes Magos, 

No son los más caros, no cuentan con las complicaciones más difíciles ni presumen de estar hechos con materiales pensados para cosas tan irrelevantes como recorrer el espacio. Sin embargo, los modelos que esta semana traemos a esta página pueden presumir de contar con mecanismos manufactura – y manufactura no solo de catálogo sino de verdad-. Ninguno de estos diez relojes necesita de equipos de marketing que adornen antiguas historias de viajes, guerras, aventuras o carreras para ganarse la reputación de la que hoy, muchos años después de su creación, pueden hacer gala.

1.Jaeger-LeCoultre Reverso
Aunque ya en 1833 empieza a dar sus primeros pasos, Jaeger-LeCoultre como tal nace en 1937. Esta manufactura suiza ha estado detrás de cientos de invenciones y ha creado los calibres y los relojes más pequeños del mundo – al contrario de lo que se estila hoy, antes el reto era hacer el reloj más pequeño y fino posible. Con 1000 calibres a sus espaldas, en 1931 un grupo de oficiales británicos destinados en India lanzó el reto de crear un reloj capaz de soportar los golpes y las sacudidas que se producen durante un partido de polo. Jaeger-LeCoultre ideó el modelo Reverso, dotado de un mecanismo reversible y de formas claramente surgidas del Art Déco. Desde entonces este modelo se convertiría en una de sus piezas iconográficas de la relojería mundial. Jaeger-LeCoultres es adquirida en el año 2000 por el grupo Richmont. 

2.Zenith El Primero
Fundada en 1865 por un joven de solo veintidós años, su nombre hace referencia al cénit o punto más alto del cielo (su logo es precisamente una estrella). Un siglo después de su creación, concretamente en 1969, Zenith lanza su movimiento estrella y una de las grandes creaciones jamás conocidas por la alta relojería, El Primero. Este mecanismo se diferencia por contar con una frecuencia de 36.000 alternancias por hora lo que permite al reloj un precisión de una décima de segundo. A pesar de que este elevado número de “ticks” pudiera desembocar en una vida corta de autonomía, esta se elevaba hasta las cincuenta horas. Ha sido tal su popularidad y reconocimiento que hasta 1994 montó los motores del Rolex Daytona, aunque Rolex le quitara su dulzura rebajándolo a 28.800 alternancias. Otra de las cosas que los amantes de este reloj siempre admirarán es que en sus 47 años de vida el diseño de El Primero se ha mantenido bastante fiel a sus orígenes. Seguramente El Primero haya sido el cronógrafo automático más importante jamás creado. En 1999 Zenith es adquirido por el grupo LVMH.

3.Audemars Piguet Royal Oak 
Fundada en 1875 por Jules-Louis Audemars y por Edward-Auguste Piguet, dos jóvenes que en el momento de la fundación de la marca contaban con solo 23 y 21 años respectivamente, nació como casa enfocada únicamente a crear mecanismos de alta complicación. Solo unos años después, en 1882, presentaban ya sus relojes de bolsillo con complicaciones como el calendario perpetuo, la repetición de minutos y el cronógrafo. Desde entonces son innumerables los movimientos de alta complicación en los que está detrás la casa de Le Brassus. En 1971, después de estar al borde de la desaparición durante la Gran Depresión, la II Guerra Mundial y los tiempos donde el cuarzo era el gran protagonista, Audemars Piguet lanza su mítico Royal Oak, modelo creado por Gérald Genta. Al contrario de lo que se estilaba en la época, Gérald creó un reloj octogonal, de acero, con tornillos visibles y ancho de caja, todo ello inspirado en uno de los barcos de la British Royal Navy de HMS Royal Oak. Fue tal su ruptura con las líneas del pasado que las primeras ediciones de este modelo no fueron fácil venderse. Sin embargo, la historia tenía reservado a este modelo un hueco entre los relojes más codiciados y admirados.  

4.A. Lange & Söhne Lange 1
Fundada en 1845, Lange es un rara avis en su especie al nacer en Glashütte, una población muy alejada de Suiza. Expropiada en 1948, deja de funcionar hasta que el nieto del fundador con la ayuda de otras casas relojeras como IWC y Jaeger-LeCoultre la relanza en 1990 sacando su primer reloj de muñeca en 1994. Al contrario de otras casas como Patek o Audemars que han usado en algún momento de su historia mecanismos de cuarzo, todos los movimientos de Lange son mecánicos. Otra característica de esta marca es que no usa cajas de acero. El calibre del Lange 1 fue uno de los primeros ensamblados por Lange hace veinticinco años. Aunque recientemente fue actualizado, sigue conservando sus notas características que le han hecho único y especial. Destaca visualmente por mostrar la hora en una pequeña esfera en la parte central izquierda y la hora en una gran ventana partida en dos. Pocas casas con tan pocos años de actividad han alcanzado los éxitos y respeto que ha conseguido esta casa alemana. Fue adquirida por el grupo Richmont en el año 2000.

5.Blancpain Villeret
Fundada en 1735, Blancpain es una de las casas relojeras más antiguas que todavía hoy siguen funcionando. Puede presumir de no haber fabricado nunca un reloj de cuarzo. Al contrario de marcas de producción masiva, Blancpain solo produce treinta relojes al día (¡Rolex fabrica dos mil!). Al igual que las marcas que en esta lista la preceden cuenta en su haber con varias patentes e innovaciones. De todas ellas destaca el Blancpain 1735 que alberga un tourbillon, un repetidor de minutos, un calendario perpetuo y un salto de cronógrafo. Igualmente, conserva a día de hoy el haber fabricado el mecanismo más pequeño así como también el más fino. La colección Villeret, debe su nombre al lugar donde se encuentra la manufactura, es sin lugar a dudas la más clásica de toda la colección y su elegancia bien la podemos calificar de atemporal. Fue adquirida por una segunda vez por el grupo Swatch en 1992.

6.Patek Philippe Calendario Anual-Fase Lunar
Fundada en 1839, Patek Philippe es la única manufactura familiar que no ha sido comprada por ninguno de los tres grandes grupos relojeros. Alberga en su haber ochenta patentes y desde 2009 somete a sus relojes no ya como hacía antes a los famosos criterios del Punzón de Ginebra, sino al Sello Patek Philippe. En 1933 fabrica el que por muchos es el reloj más complicado de cuantos se han realizado: el reloj de bolsillo “The Graves”, reloj que cuenta con 24 complicaciones y solo superado, según la propia casa, por el calibre 89. Elegir un modelo de esta casa se antoja misión nada fácil. Quizás su complicación de calendario anual que indica la fecha para meses de 30 y 31 días y que necesita de sólo una corrección al año, del 28 de febrero o 29 al 1 de marzo, sea una de las más deseadas. Ninguna colección de relojes estará completa de no hacerse acompañar de al menos un Patek, el Rolls Royce de los relojes. 

7.Breguet Classique
Fundada en París en 1775, Breguet es otro de los grandes nombres de la relojería más exquisita. Desde la Reina María Antonieta o el Rey Luis XVI de Francia hasta Napoleón, George Washington, Tolstoy o Victor Hugo fueron seguidores de la marca de la rosca guilloché y de sus famosas manecillas. El 26 de junio de 1801 Breguet patenta el primer reloj tourbillion, hito que le valió entrar ya para siempre en el templo de las más grandes casas manufactureras. También estuvo detrás del primer reloj automático, la primera ecuación del tiempo, el primer reloj de pulsera, el primer cronógrafo y otros muchos mecanismos que hoy vemos en los escaparates pero que fueron creados a principios del S. XIX. Al contrario de otras marcas todo lo que se ve en un Breguet Classique persigue no la belleza sino la practicidad. Y con ese objetivo se creó precisamente en 1972 una de las líneas insignias de la casa: la Classique. Fue comprada por el grupo Swatch en 1999. 

8.FP Journe Octa
La casa más joven de nuestra lista fue fundada en 1999 por François-Paul Journe. Su famoso Invenit et Fecit (“lo inventé y lo hice”) es hoy uno de los eslóganes más perseguidos por los coleccionistas de alta relojería. Con él, FP Journe quiso dejar claro al crear su marca que sus relojes se fabricaban enteramente en sus instalaciones. FP Journe es uno de los estandartes de los conocidos como “relojeros independientes” que sin pertenecer a los grandes grupos relojeros luchan por hacerse respetar en un sector donde la marca y los conocimiento adquiridos a través de la historia son fundamentales para llamar la atención de los compradores. Si su puesta de largo la realizó en Basilea en el año 1999 con su Tourbillon Souveraine, como relojero, y no como CEO de ninguna casa relojera, ha recibido todo tipo de reconocimientos. Entre ellos destacan la Aguja d’Or Prize que le fue otorgada en 1989, el premio al relojero del año 1994, relojero del año 2006, así como también del 2008 etc. En el año 2006 el Ministro francés de Cultura le otorgó el título de Caballero de las Artes y de las Letras. No obstante, su mayor logro es, según entrevista concedida a esta página, que el 20% de las ventas de sus relojes va a parar a ciudadanos suizos, “probablemente los más entendidos y apasionados de la alta relojería”. Y el Octa es su pieza estrella.

9.Vacheron Constantin Patrimony
Fundada en 1755 junto a Patek y Audemars forma la conocida “Sagrada Trinidad”. Su eslogan "do better if possible and that is always possible" ha cautivado a lo largo de los siglos a los mayores entendidos y sus piezas han formado parte de las mejores colecciones privadas de relojes. Ciertas complicaciones como el Tour de l´lle con 16 complicaciones o el 57260 pueden tardar ocho años en fabricarse y alcanzar un precio de venta de 20 millones de dólares. El Patrimony si bien no alberga todas esas complicaciones es uno de los modelos más representativos de la historia de la marca. En 1987 Vacheron pasa a manos del Ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Sheik Ahmed Zaki Yamani, y en el año 2003 es adquirida por el grupo Richmont 

10.Rolex Submariner
Fundada en 1905 cuenta en su catálogo con dos modelos muy conocidos. El Oyster, creado en 1923 y que fue el primer reloj de pulsera resistente al agua y el Datejust, creado en 1945 y que fue el primer cronómetro en contar con un mecanismo para el cambio de fecha automático. Aunque tengo que reconocer que me ha costado incluirlo en la lista, no hubiera sido justo no hacerlo. Rolex es otra de esas pocas casas que bien puede presumir de hacer sus mecanismos enteramente in-house. Varios de sus modelos, como por supuesto el Submariner, han escrito importantes páginas de la historia de la relojería. Si bien Rolex no puede presumir de contar con tan alto número de patentes ni grandes complicaciones como las casas que en esta lista la preceden, su fiabilidad, durabilidad y precisión están fuera de toda duda. Tiene como gran virtud no haber sucumbido a las ofertas para pertenecer a alguno de los grandes grupos relojeros. 

El Aristócrata

¿QUÉ FUE DE JAMES BOND?

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Hace dos meses se estrenaba la vigesimoquinta película del famoso agente secreto 007. Desde aquel primer filme para la televisión, Casino Royale (1954), al recientemente estrenado Spectre, la saga ha visto pasar ocho agentes, una larga lista de chicas Bond, un nutrido número de enemigos y los más espectaculares deportivos. Igualmente, el estilo de 007 ha ido variando a lo largo de los años teniendo este hoy poco que ver con el del primero, y seguramente más exquisito de todos los Bond, Sean Connery. 

La evolución de la personalidad de James Bond también ha cambiado mucho, a lo largo de los años; siendo particularmente llamativa la transformación sufrida por Daniel Craig. Con su designación se dijo adiós al sentido de humor pícaro, irónico y sofisticado del que venía haciendo gala James Bond. Daniel Craig olvida toda esta huella, prefiriendo mostrarse como un nuevo agente carente de sentido del humor, de aspecto duro, bruto e incluso permanentemente enfadado. Nuevos tiempos que obligan también a cambiar a la irrepetible Ursula Andress o a la voluptuosa Halley Berry por rostros más angelicales, como el de Madeleine Swann.
Mención aparte merece el vestuario de James Bond. Este ha pasado de ser alabado y puesto como ejemplo de la elegancia más atemporal británica a obedecer a las modas pasajeras del momento y a cuestiones puramente comerciales. Todavía hoy en 2015, los trajes que vistió Sean Connery en Dr. No (1962) podrían vestirse sin llamar mucho la atención, algo que se antoja difícil que pueda ocurrir dentro de otros cincuenta años con los trajes de Daniel Craig. 

Hasta la llegada del musculoso actor, la elegancia más británica ha acompañado a nuestro agente en todas sus aventuras. De esto tuvo mucho la culpa el que 007 dejara sus famosos esmóquines y trajes en manos solo de reputados sastres. Sin embargo, la popularidad que con el tiempo fueron adquiriendo las películas del más conocido agente secreto llamó la atención de los grandes grupos de moda, también de los financieros de Eon Productions, y aquellas laureadas tijeras fueron sustituidas por marcas generalistas. 
Aunque Timothy Dalton vistió de Stefano Ricci y Pierce Brosman de Brioni, fue con la llegada de Tom Ford cuando se cierra un ciclo marcado por increíbles trajes a medida y una insuperable variedad de camisas y zapatos. Si bien la gran fuerza de Brioni en la década de los noventa ya permitió a la casa italiana vestir hasta en cinco ocasiones a 007, el hecho de que se ganara su reputación como una de las mejores sastrerías del mundo consiguió que disfrutáramos también de un elegante Pierce Brosnan. 

Por el contrario, con el estreno de Quantum of Solace (2008), el diseñador americano Tom Ford da un giro radical a los conjuntos de 007 desmarcándole de manera muy llamativa de quienes le precedieron. Empieza un camino que deja los conjuntos del sastre Anthony Sinclair en un lejano pero, a tenor de lo visto, cada vez más agradable recuerdo. 
Conjuntos muy entallados que dejan entrever la gran musculatura de Daniel Craig pero no transmiten la elegancia ni la limpieza de líneas que caracterizaba a los anteriores 007. Solapas demasiado estrechas, que en pocos años quedarán totalmente desfasadas, mangas estrechas y chaquetas algo cortas son las nuevas señas de identidad de James Bond. 

En definitiva un nuevo look que busca un aspecto más moderno, pero que a muchos nos hubiera gustado que mantuviera su esencia quedando por encima de las modas del momento. Turnbull & Asser y Frank Foster dejan de firmar sus camisas, y Tom Ford decide olvidarse de los múltiples detalles que las hacían únicas. No obstante, siempre deberemos al diseñador británico y a Daniel Craig el poder disfrutar cada día más del irrepetible Sean Connery y de su gran vestuario en Goldfinger

El Aristócrata

BIENVENIDOS A "CON PATRÓN & HILVANES"

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Estimados amigos,

Que nadie se asuste. Ya sé que es jueves y que hasta el sábado que publiquemos nuestro artículo semanal quedan aun unos días. Pero quería comentaros que ayer comenzamos una nueva aventura, una aventura que se llama "Con Patrón & Hilvanes" y que ha visto la vida en forma de blog en HOLA.com

Creo que todos nos debemos felicitar por haber conseguido que una publicación como el HOLA, con una temática alejada de la nuestra y con millones de lectores, quiera que contemos a sus lectores nuestro particular concepto de elegancia. Como algunos conoceréis, HOLA cuenta con una sección de blogs que se engloban dentro del apartado “Fashion”. Sin embargo, los blogs principales del HOLA se encuentran en blogs HOLA y aquí está ya también el nuestro. Esto es curioso porque esta sección está reservada para los conocidos/as como “socialites” e “influencers”. Y nosotros que ni somos una cosa ni otra no nos lo esperábamos, suponiendo esto un doble orgullo. Estas personas tienen cientos de miles de seguidores y por ello sus blogs los veréis al comienzo de la página. Tendréis que bajar muy mucho hasta encontrar el nuestro. Solo ganando lectores y comentarios podremos un día estar más arriba y hacer que nuestro concepto de elegancia llegue a mucha más gente.

A los escépticos, solo remitirles al título del blog "Con Patrón & Hilvanes" que no deja duda alguna sobre sus intenciones.

Espero que os guste.

El Aristócrata

CAMISERÍA BURGOS: AMOR POR LA TRADICIÓN

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Resistir hoy a la feroz competencia proveniente no solo de países asiáticos sino también de internet y de jóvenes emprendedores que han visto en la medida artesanal un nicho de negocio, no está resultando fácil para los comercios tradicionales.

Y no resulta fácil por varios motivos. El precio de un traje, un abrigo o una camisa a medida artesanal recae, como ya hemos explicado en otros artículos, principalmente en la mano de obra. Y esta mano de obra no solo en más barata en países como China sino también en muchos de Europa del Este. Plantar cara a los jóvenes emprendedores resulta igual de difícil pues estos están francamente bien informados y además saben de la importancia de un buen marketing detrás de un producto; aún cuando se trate de un producto tan tradicional como una camisa artesanal. Finalmente, los establecimientos con más años a sus espaldas han tardado demasiado tiempo en darse cuenta de la importancia de internet y de las nuevas formas de comunicar su producto y están llegando tarde a donde otros comercios de apertura mucho más reciente llegaron hace años. En definitiva, vender hoy una camisa a medida por más de ciento cincuenta euros se antoja tarea nada sencilla entre un cliente potencial que cada día recibe más inputs y de más sitios diferentes. 
Dicho esto, es importante también que valoremos ciertos puntos en los que, como puede ser lógico, no nos paramos a pensar cuando vamos a adquirir una camisa a medida. Al contrario que los establecimientos de nueva creación, las mejores camiserías pueden presumir de contar con una mano de obra de calidad envidiable por haber apostado año tras año por los mismos cortadores, costureras, planchadoras etc. Por su lado, una tienda que hoy abre sus puertas puede permitirse el lujo de pagar a la costurera que acaba de contratar el salario base. Sin embargo, prescindir de una costurera que lleva en una camisería más de cuarenta años no solo es una perdida de capital intelectual brutal sino también seguramente imposible de asimilar por la propiedad por su alto coste. Igualmente, los establecimientos más longevos en algún momento de su historia se han visto obligados para atender correctamente a su clientela, a contratar nuevo personal; personal del cual por su elevado coste de despido ahora no pueden prescindir, aún cuando la confección de camisas a medida se haya reducido a una cuarta parte de cuando esta persona fue contratada.
Dicho esto, también es importante que nosotros como clientes sepamos valorar el producto que los “nuevos” y los “viejos” establecimientos ofrecen. Las camiserías, como también las sastrerías, que hoy florecen prácticamente por cada esquina de nuestra geografía no obedecen al concepto más purista que de una camisa a medida pudiéramos tener. Fabricar una camisa a medida y venderla por 60€ es posible, sin embargo, confeccionarla y coserla a mano es sencillamente imposible. Y es importante que nadie intente engañarnos en este punto. O si lo intentan debemos ser lo suficientemente críticos como para saber que lo que vamos a adquirir es una camisa de medida industrial pero nunca artesanal.

Una camisa a medida artesanal es mucho más que escoger una tela, un tipo de cuello y unas iniciales. Tampoco debería valernos el que un vendedor nos tome unas medidas, las apunte en un papel y las envíe a una fábrica desde donde se nos devolverá la camisa lista para vestir. Una camisa a medida artesanal se cose siempre a mano (ojales, faldón, puños, cartera, costura del hombro etc.), se hace a medida siguiendo un patrón individualizado, se prueba, se afina y se entrega. Y todo ello realizado desde el taller de la propia camisería y no desde una fabrica alejada cientos de kilómetros de donde se tomaron las medidas. Siempre que alguien me pregunta si este o tal otro sitio hacen los trajes o las camisas artesanalmente les recomiendo que un día escogido al azar pasen por allí y pidan que les enseñen su patrón. Porque si no hay patrón, el término “artesanal” deja de tener sentido. 
Nadie debería negar, o yo al menos no lo voy a hacer, que la mayoría de nuestras camiserías o sastrerías que siguen confeccionando hoy las prendas de manera artesanal se han quedado algo rezagadas respecto al tipo de corte y estilo que la sociedad actual demanda. Y es precisamente por ello, por lo que muchos de los establecimientos de reciente creación están cosechando un grano éxito. Estas tiendas, que no sastrerías o camiserías propiamente dichas, han sabido transmitir a sus camisas y a sus trajes un estilo por el que los nuevos consumidores de sastrería han decidido apostar; aún cuando dejen de lado la calidad de la mano de obra. La realidad es que al final el corte del traje o el estilo que emana se ve desde mucho más lejos, y transmite mucho más, que un vivo o un faldón oculto rematado a mano. 

Sin embargo, los más sibaritas siguen encontrando en los escasos templos del buen vestir que todavía hoy aguantan todas estas vicisitudes el lugar donde encargar sus prendas a medida. Templos del buen vestir que como John Lobb y Henry Poole  en Londres, Charvet y Goyard en París o Scheer y Knize en Viena siguen representando la esencia de la exquisitez. Y aunque en España, al igual que pasa en el resto de Europa, estos lugares no abunden, también podemos presumir de contar con ellos. Y uno de esos escasos lugares de los que podemos presumir sin complejo alguno es el protagonista de nuestro artículo: la camisería Brugos.
Aunque aquellos que quieran saber sobre la historia de esta centenaria casa de camisas situada en la otrora comercial calle Cedaceros, pueden hacerlo pinchando en este enlace, no es nuestro objetivo ir sobre ella nuevamente. Por el contrario, queremos traeros un ejemplo de una casa que está intentándose adaptar a todos estos cambios que demanda hoy el comprador y que esperamos sea capaz de sobreponerse a ellos con éxito. Para ello, mirando al futuro pero sin olvidarse de su pasado, en un próximo artículo contaremos el delicado y detallado proceso de fabricación de la que hace setenta años era su prenda estrella, el camisón de hombre, y de la que pudiera ser mañana: la camisa vaquera. 

Con el objetivo de narrar como la que para muchos es la mejor camisería de España, es capaz de mantener su amor por la tradición sin dejar de mirar al futuro, traeremos a este página en próximas semanas el proceso de confección artesanal de ambas prendas. Hasta entonces os animo a estudiar las fotos que acompañan este artículo para ir abriendo boca de lo que nos espera el mes que viene. 
* Tela escogida para la camisa: Thomas Mason Piquet 100% algodón egipcio Giza 45 140/ 2 cabos
* Tela escogida para el camisón: Thomas Mason  100% Zephir algodón egipcio 100/2 cabos

El Aristócrata

VAQUERO A MEDIDA, PRIMERA PRUEBA

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Todos tenemos una segunda vida. Una segunda vida que difiere de la que mostramos a diario pero que convive en perfecta armonía con la primera. No es ni mejor ni peor, es simplemente diferente. Seguramente de vivir solamente una de ellas no disfrutaríamos ni de todas nuestras inquietudes ni de todo lo que ofrece este apasionante mundo. 

A mí, por ejemplo, me encanta leer y escribir, y paso horas haciéndolo. Sin embargo, siempre que hay una llamada para salir con los amigos ambas actividades quedan pospuestas hasta mi regreso. Disfruto enormemente haciendo deporte pero lo hago si cabe más viajando. Me gusta descubrir grandes ciudades pero un fin de semana en algún pequeño pueblo de nuestra geografía me relaja mucho más. Me encanta Nueva York pero no menos me gusta Ciudad del Cabo. No me atraen los restaurantes de moda donde la “gente guapa” hace cola para ver y ser vistos. Por el contrario, prefiero disfrutar en total anonimato de una cena donde solo la buena materia prima sea la protagonista. Me divierto en algunos, que no en todos, restaurantes de cocina creativa aunque lo hago igual de cañas y vermuts con mis amigos de toda la vida. Y un trago de agua fría de un botijo después de un agradable paseo a caballo me parece igual de exquisito que el mejor vino en una fiesta de “alta sociedad”. Tengo tantos amigos solventes como amigos que hacen malabarismos para llegar a fin de mes, y con ambos me lo paso igual de bien. 
Me encantan los deportivos ingleses pero también las motos americanas de época. Creo vestir buenos trajes a medida pero en mi tiempo libre prefiero disfrutar de los mejores jeans artesanales. Y precisamente por ello, cuando llega el fin de semana nada me llena más que juntarme con mis amigos más rebeldes moteros y poner rumbo entre carreteras comarcales a algún templo del buen comer. Y como hasta cuando se anda en moto vestir bien resulta importante decidí empezar a hacerme mis vaqueros a medida, de manera artesanal y con telas denim muy alejadas a las más extendidas. 

Fernando García de la Calera es de los pocos sastres que hay en Europa especializados en la confección a medida artesanal de prendas vaqueras. Aunque se puede disfrutar de su buen hacer en camisas, chaquetas e incluso abrigos, son los vaqueros su prenda más especial. Elegir una tela vaquera entre un muestrario de más de seiscientas referencias y de procedencia lo más dispar (Italia, España, Japón, Estados Unidos…) no resulta fácil y será su peso (onzas) y grosor lo que puede ayudarnos a decidirnos por una u otra. Igualmente, resulta importante saber cómo, dónde y con qué los vestiremos para escoger no solo el tipo de tela sino también el tipo de corte. Nosotros, lo teníamos claro. Queríamos un pantalón para rodar en moto y otro algo más clásico para cuando nos bajáramos de ella. La finalidad para la que cada uno de ellos iba destinado influyó claramente en el diseño de ellos. 
Pantalón para rodar: New Five Pokets  

Lo primero que hicimos, justo después de que Fernando me tomara medidas, fue escoger la tela y con ella decidida empezar a diseñar el vaquero. La tela vaquera que elegimos fue un denim nacional color verde cazador de once onzas. Sorprendentemente lo rescatamos entre pilas de tejidos en un veterano madrileño almacén de telas de la zona de la Plaza Mayor. Este negocio, abierto desde principios del siglo XX, está regentado por la descendencia del fundador y desde sus comienzos se especializó en tejidos de ropa de trabajo, uniformes, entretelas y forros.

Allí nos recibe Javier quien tras preguntarle por el tejido que finalmente escogimos hace memoria y nos dice que lleva en el almacén por lo menos veinte años. Nos comenta Javier que es un tejido de un antiguo proveedor vasco que estaba especializado en algodón y tejidos de ropa de trabajo. “Si no me equivoco, creo que se lo compramos a Azules de Bergara”. Fernando nos cuenta que este denim verde fue todo un descubrimiento para él y que por eso decidió comprar todo el stock de este tejido (103 metros). Durante el proceso de compra Fernando se empapó de todos los entresijos del almacén y buceó en la historia de la industria textil algodonera española del S. XX así como en “Azules de Bergara”. 
Bergara, Guipúzcoa, fue una población conocida en el sector por contar con varios talleres donde se hilvanaban, tejían y teñían tejidos resistente de sarga de algodón. Estados Unidos era el principal destino de estos tejidos donde los utilizaban para la realización de velas de barcos y ropa de trabajo. El tinte índigo que se usaba en Bergara tenía un color rojizo muy particular por el tono que a las aguas que utilizaban para teñir le otorgaba la actividad siderurgia de poblaciones geográficamente más elevadas como Mondragón.

El tejido es 100% algodón, y según nos comenta Fernando está hilado con tejedora artesanal como demuestra el ancho simple, el aspecto del orillo y los pequeños defectos e imperfecciones en la uniformidad del tejido. El gramaje de 11 onzas se antoja perfecto para pasar con él de manera resistente, pero también cómodamente, largas jornadas en moto. Si bien la parte principal del pantalón es verde, quisimos añadirme un toque de contraste similar al de la pintura de la moto. Los que montáis en moto de carretera sabéis que el talle del pantalón con el paso de los kilómetros termina cayéndose, saliéndose la camisa y quedando la parte de los riñones expuesta. Por ello, Fernando decidió coser al vaquero una parte superior que además imita, sobre todo por la parte trasera, al corte del pantalón del traje de tirantes. 
Esta parte se decidió hacer con un denim de 12 onzas, un tejido con bastante cuerpo que busca no doblarse y mantenerse rígido alrededor de la cintura. A pesar de lo que puedan mostrar las fotos, se trata de un denim 100% blanco de la casa Tavex. Una de las principales fábricas de Bergara, Algodonera San Antonio, terminó convirtiéndose precisamente en lo que hoy es Tavex. Tavex exporta telas vaqueras a casas vaqueras repartidas por medio mundo, teniendo sedes en España, Marruecos, Portugal y Brasil. 

Debido al color blanco del tejido, Fernando decide tintarlo para conseguir un color más acorde con los tonos de la moto. La técnica del tintado es todo un clásico en TheConcrete. Para conseguir este color tan particular Fernando hizo un tinte natural a base de café y curry (CoffeCurry). Con esta base añade cloruro de sodio (sal común) fijando el color y obteniendo un tono ocre oxidado no uniforme y totalmente único. En nuestro caso concreto antes de teñir el tejido lo ha lavado y así ha conseguido que el pantalón tuviera mas caída. Aunque en esta primera prueba todavía el tono de este trozo de denim no es exactamente igual al de la moto, Fernando le dará un tono más oscuro para que se asemeje lo máximo posible al de la moto.
Respecto al diseño del pantalón, comentar que se trata de un diseño creado desde cero por Fernando y que se caracteriza por no contar con costura lateral exterior alguna. Esto quiere decir que el patrón de la pierna esta compuesto tan solo por una sola pieza. Otra curiosidad de este particular diseño es que no tiene portañuela y el canesú trasero se une con la vista de los bolsillos delanteros creando una línea recta que se utiliza para dar forma a los bolsillos delanteros y traseros. El no contar con costuras en el trasero se antoja algo obligatorio en un vaquero pensado para ir en moto ya que con el paso de los kilómetros el cruce de costuras termina clavándose en la curcusilla resultando algo francamente molesto. 

Pantalón vaquero clásico, 5 bolsillos

Para este vaquero se escogió un tejido azul índigo de 13,5 onzas denominado Italy Selvage Denim. 100% algodón, está tejido en Italia por la casa Candiani Denim. El telar Candiani Denim abrió sus puertas en 1938 en un pequeño pueblo cerca de Milán y desde su apertura se ha mantenido en manos familiares. Hoy Candiani Denim está considerada como la mejor fábrica de telas vaqueras del mundo así como el telar más sostenible. Sus tejidos fueron los responsables del nacimiento de la industria premium del denim. Como sus hermanos los telares especializados en tejidos de traje, también Candiani se siente orgullosa de sus orígenes y ha hecho del “Made in Italy” una de sus armas más poderosas de marketing.
Para la elaboración de este vaquero Fernando nos propuso optar por un tejido sin lavar (raw). Este tipo de tela vaquera consigue una gran adaptación al cuerpo tanto de sus pliegues como de sus características arrugas naturales. No obstante, la principal característica de este tejido índigo radica en cómo cambia de color y se desgasta con el paso del tiempo y con el uso. 

Si nuestro anterior vaquero estaba pensado para rodar, este, en cambio, está concebido para sacarse del equipaje cuando la moto esté ya descansando. Y esto se nota en su diseño, un diseño que en este caso se caracteriza por un corte más clásico, de tiro medio alto y de pierna recta. 
La dificultad de su corte reside en que no resulta fácil cuando se utiliza una tela de ancho simple y orillo el que la costura externa de la pierna quede totalmente recta y mantenga siempre el orillo a lo largo de esta. Para ello se antoja obligatorio crear una línea recta desde la cadera hasta la boca del pantalón independientemente de cuál sea la fisionomía del cliente. Esta primera prueba sirvió precisamente para hacer ciertas variaciones y crear este efecto estrechando según mis gustos el ancho de la pierna.

Aunque se puede apreciar fácilmente en las fotos, todo el proceso de confección del pantalón ha sido realizado a mano utilizando solo la máquina de coser en aquellos trabajos imposibles de realizarse manualmente. Igualmente, la elaboración del patrón, el cortado e hilvanado de la prenda se ha realizado de manera prácticamente idéntica a la de cualquier pantalón de traje de medida artesanal. Dicho esto, es importante no olvidar la carga extra que lleva uno de estos pantalones al tener que jugar con los bolsillos, los diferentes tipos de telas, el orillo, los pliegues, las viñetas interiores etc.
Deseando poder compartir lo antes posible con todos vosotros el resultado final de ambos pantalones os deseo tengáis una maravillosa semana.

El Aristócrata

INVIERNO, TIEMPO DE FRANELAS

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Colores cálidos en primavera, alegres y vivos en verano, ocres en otoño y fríos en invierno. Debemos ser conscientes de los beneficios estéticos que aporta vestir según la luminosidad y el colorido de cada estación, escogiendo para ello tejidos acorde a la temperatura que marque el termómetro en cada momento del año. 

Si en primavera la protagonista era la lana mezclada con seda o alpaca, en verano el lino y en otoño los tejidos gabardina, en invierno las opciones entre las que escoger se multiplican. Tweed, franela, vicuña, cheviot, tricotina, cachemira, pelo de camello, meltón o bellardina son todos tejidos con los que abrigarnos este invierno mientras combatimos el frío de manera elegante. 
Experimentemos con las texturas de las diferentes telas y no dudemos en tocarlas, y arrugarlas, para de esta manera sentir las diferentes texturas mientras sentimos sus calidades, características y composiciones. Igual que para diferenciar un buen vino es necesario educar el paladar, para detectar las mejores lanas se necesita tocarlas además de probarlas para conocer cómo envejecen. 

La experiencia que con el tiempo se consigue nos permitirá ser testigos de cómo un abrigo, un traje o una chaqueta cambia de aspecto según sea el tejido con el que se haya confeccionado. Un traje diplomático de franela consigue un aspecto mucho más especial que uno sencillo confeccionado con lana merino. Igualmente, un abrigo beis elaborado con tela de pelo camello se convierte en una pieza mucho más exclusiva que uno realizado con lana estándar.  
Escojamos nuestros pantalones en tela tricotina o bellardina y estos expresarán un aspecto más sólido, además de tener un tacto más agradable. Es igualmente importante conocer las normas que aplican a la combinación de tejidos. La norma fundamental a la que atender es la que recomienda que los diferentes tejidos guarden cierta lógica entre ellos. Por ejemplo, mientras un traje de lino combina acertadamente con un pañuelo de bolsillo también de lino, uno de franela lo hace mejor con uno de cachemira. Igualmente, una chaqueta de tweed armoniza mejor con una corbata de lana que con una de seda. 

Por su parte, los trajes de lana merino agradecen más las camisas de popelín y las corbatas de seda que tejidos más rústicos. Los calcetines de lana deben sustituir en esta fría temporada a los más frescos de algodón. En invierno, las camisas más elegantes siguen siendo las de algodón aunque con los looks más rurales podremos jugar con los tejidos de popelín. Los zapatos a vestir con traje en invierno poco difieren de los del resto de las estaciones. Sin embargo, hasta la llegada de la primavera serán los tonos más oscuros de azules, marrones y granates los protagonistas del día. Por la noche, el negro sigue siendo el Rey. 
Decidido la composición de la tela de la prenda, el otro punto importante al que prestar atención es el relativo al peso del tejido. Si en verano jugábamos con tejidos de peso inferior a los 280 gramos, en invierno será mucho más frecuente encontrar telas que lleguen hasta los 450 gramos, siendo poco frecuente encontrar compuestos de peso inferior a los 310 gramos. No obstante, no nos obsesionemos con el gramaje de cada muestra de tela y tengamos también en cuenta las particularidades de la prenda. Si nos ha gustado una tela cuyo peso sea menor al que aquí recomendamos bastará con jugar con el tipo de forro a coserle para conseguir una protección adicional contra el frío. Por el contrario, si queremos confeccionarnos una chaqueta con una tela específica pero esta pesa algo más de 450 gramos, bastará con escoger un medio forro o descargarla de entretelas y así hacerla más fresca. 

En la vestimenta de sport los tejidos de invierno también suponen un gran cambio respecto a los de estaciones anteriores. Los pantalones de franela, pana, de tela cruzada cavalry o de moleskin son los protagonista indiscutibles de esta temporada. Combinémoslos con camisas de oxford o viyela y jerséis de lana o cachemira – los estampados tipo après ski vuelven a estar muy de moda - y habremos conseguido un conjunto muy proporcionado en tejidos. Rematémoslo con unos botines con suela de goma y una abrigada parka y estaremos preparados para combatir el frío de manera elegante y estilosa. Una cazadora de piel con interior de pelo natural es otra opción a considerar en esta temporada. No obstante, si lo preferimos cambiemos estas botas por unos full brogue con piel shell cordovan y de color vino y seguiremos sin renunciar a la elegancia más intemporal. 
Los complementos dan un enorme juego a los conjuntos de corbata en invierno. El sombrero, obligado complemento entre aquellos que cuidan su aspecto físico, está hoy de plena actualidad. La pashmina hace ya las veces de bufanda otorgando al resto del conjunto un aspecto menos serio imprimiendo al mismo tiempo un toque dandi. Los guantes de piel son otro complemento que además de necesario en los días más fríos remata el conjunto. 

El Aristócrata

BESPOKE XLIV: LA CHAQUETA DE SPORT

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Iba a esperar a mañana, una vez celebrada esta noche la Gala de los Goya, para escribir un artículo sobre los conjuntos de nominados y premiados. Sin embargo, tras ver hace unos días con lo que estos nos sorprendieron en la cena de los nominados he decidido que seguramente sea mejor dejarlo para el año que viene. No obstante, ¡ojalá me equivoque y me arrepienta de no haberlo hecho este 2016!. 

La relajación de las normas de vestir llega a cotas imposibles de imaginar no muchos años atrás. De atenernos a lo que vemos en la calle y la dirección que ésta está tomando, por mucho que nos pese, debemos empezar a hacernos la idea de que el traje y la corbata tienen los días contados. Al contrario de lo que algún lector pueda pensar, esto no es responsabilidad de ningún grupo político ni de ningún grupo social. Los políticos que hoy visten de sport lo hacen mal y sus homólogos que lo hacen de traje no lo hacen mejor. ¡En ninguno de los dos grupo existe el concepto de estética y gusto!. 
Este panorama bastante desolador ofrece, sin embargo, un guiño a todos aquellos que no se dejan llevar por esta nueva corriente, permitiéndoles destacar muy fácilmente entre tanta mediocridad. Vestir correctamente tanto de traje como de sport hoy significa reafirmar una personalidad y un gusto por las cosas bellas. Como hemos dicho en varias ocasiones, vestir de traje correctamente es relativamente sencillo, per hacerlo de sport resulta algo más complicado. Para no errar en los momentos en los que la corbata descansa en el armario, las chaquetas de sport se presentan como una opción más que interesante.

Estas se pueden vestir tanto acompañadas de corbata un casual friday como con un sencillo jean. Los jeans o pantalones vaqueros (puristas, ambas palabras son admitidas por la RAE), rebajan el posible formalismo de esta prenda otorgándole un toque de sport (palabra también recogida en la RAE) muy agradecido cuando se busca un aspecto elegante pero informal. Las chaquetas de sport se pueden combinar con diferentes prendas en la parte superior. Desde vestirse únicamente con una camisa, más lógica ésta de contar con botones en el cuello y de puño simple, hasta hacerlo con un jersey de pico, las combinaciones son de lo más interesantes.
Este tiempo tan atípico nos anima, sobre todo en algunos puntos de nuestra geografía, a vestirla sin abrigo. Si además nuestra chaqueta es, como en este caso, de un peso considerable, 380gr, mucho deben bajar las temperaturas para necesitar una prenda más de abrigo. No obstante, de bajar algo las temperaturas siempre podemos jugar con complementos como la pashmina para ganar algo de protección extra. Recordemos que en Escocia tejidos como el Harris Tweed se utilizaban sin abrigo tanto para enfrentarse al frío como a la lluvia. 

Esta chaqueta realizada por D. José María Reillo se confeccionó pensando precisamente en darle un uso puramente de sport. Aunque los lectores más fieles ya habéis leído de él e incluso muchos habéis pasado a ser clientes suyos, me vais a permitir volver a mencionarle como una suerte para todos los que vestimos a medida. Y no solo es una suerte por su buen hacer como sastre, para mi sin lugar a dudas uno de los mejores, sino por su calidad humana y profesional.
Desde aquel año 2007, cuando me recibió por primera vez en su antigua sastrería de la Calle Orense le he ido descubriendo como profesional y persona. Me recibió con las manos abiertas cuando compañeros suyos, a priori más reputados, no lo podían hacer por estar siempre ocupados con innumerables encargos (todavía la feroz crisis no había entrado en los hogares de los más acaudalados.). Me habló de sastrería, de la profesión, de cómo diferenciar a un sastre de un “dependiente”, de telas, de hechuras, de sastrería inglesa e italiana, de la historia de la sastrería española y de sus sastres más conocidos. De Collado, de Mogrovejo, de Pajares, de Sullá y de un largo etcétera. 

Siempre he criticado, y critico, precisamente por el cariño que tengo a muchos de ellos, la insana costumbre extendida entre los sastres españoles de sacar continuamente pegas al trabajo de sus compañeros. Creo que ese sentirse el mejor puede llegar a ser un obstáculo para aprender cosas nuevas y seguir evolucionando. Sin embargo, desde que conozco a D. José María nunca le he oído hablar mal de ningún compañero. Sé por su mirada que hay unas cosas que le gustan más que otras y que prefiere a unos sastres que a otros, pero nunca, nunca, le he oído criticar el trabajo de ningún compañero, y mucho menos si era español.
Su defensa por la sastrería española no tiene límites aunque admite que nos hemos quedado muy lejos de saber vender el producto como lo hacen los italianos. No admite que nadie le diga que la calidad de la mano de obra de la sastrería inglesa o italiana sea superior a la española aunque sí cede ante la superioridad del estilo italiano (quizás por ello, y a pesar de su edad, sea asiduo a la feria del Pitti Uomo para seguir cogiendo tendencias). Tiene trajes clásicos y modernos, al igual que clientes mayores y jóvenes. Su estilo personal es, sobre todo, de chaqueta y pantalón. Telas ligeras, cortes relajados y desarmados y zapatos negros de cordones o con hebillas son su armario del día a día. 

Esta chaqueta destaca por sus costuras cargadas, delgadas hombreras partidas,  medio forro, solapas chatas, sisa muy alta y corte desestructurado. Precisamente por el peso del tejido (380 gramos) de haberla forrado entera o haber puestos entretelas si bien hubiera sido si cabe más compacta también hubiera sido imposible de vestir con esta nueva climatología. Puesta destaca por su enorme comodidad, no tira en ningún momento y permite moverse con total libertad. ¡Todo un jersey en forma de chaqueta!. 
Por dentro, además de apreciarse la calidad de la mano de obra, marca siempre de la casa, se ven esos detalles alegres a los que José María nos tiene acostumbrados. Botones de asta, tela de camisa para rematar y adornar los bolsillos y forro de seda para los vivos; vivos obviamente cosidos a mano, ponen el broche a la chaqueta. 

¡Ahora ya solo falta que llegue el frío para poder disfrutar de ella!

El Aristócrata

LA IMPORTANCIA DE LOS ACCESORIOS

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En un momento donde todos vestimos de manera muy similar, los accesorios se presentan como un buen aliado con el que marcar diferencias y expresar tanto nuestro concepto de belleza como nuestra personalidad. 

Probémonos unas gafas de montura redondeada y otra de montura rectangular y comprobaremos cómo el mensaje de nuestro rostro cambia radicalmente. Al contrario de la ropa, siempre perecedera, hay ciertos complementos que nos sobreviven y que podrán ser utilizados por venideras generaciones, amortiguando así el golpe económico inicial que exige su inversión. 
Un claro ejemplo de esta importante inversión es el reloj. Para unos un mero instrumento que se limita a dar la hora y para otros una apasionante complicación de ruedas, volantes y espirales que sin fuente externa de alimentación nos permite ser testigos de todo lo que nos brinda el paso del tiempo. Más romántico y verdadero de ser mecánico que de cuarzo, más elegante de brazalete de piel que de metal, más fino sin piedras preciosas que con ellas, el reloj será seguramente el único bien material que conservarán de nosotros los varones que nos sucedan. De hacernos con un modelo de diseño y medidas intemporales, de mecanismo manufactura y con alguna codiciada complicación, como un tourbillon, los que somos amantes de estas preciosas obras artesanales disfrutaremos de un buen hacer y unos conocimientos que datan de siglos atrás.

Según el protocolo más tradicional británico, la única joyería que debería permitirse un gentleman tendría que ser el anillo de bodas, un reloj, un sello, y un pasador de corbata. Desde que aquel protocolo se acuñase, los usos y costumbres han cambiado y aunque la sobriedad y la sencillez siempre son un buen punto de partida, a estos accesorios bien podríamos añadir otros como los gemelos y la estilográfica. 
Algo tan sencillo como unos gemelos puede cambiar el mensaje de nuestro atuendo. Unas veces juveniles y divertidos y otras serios y clásicos, nos ayudan a imprimir el carácter que deseamos a cada uno de nuestros conjuntos. Al igual que el reloj, los gemelos y la estilográfica de ser de calidad pueden sobrevivirnos. ¡Además pocas firmas han perdurado a lo largo de la historia con tan buena salud como aquellas que se estamparon con un plumín!. 

Este protocolo trata al resto de accesorios como ostentosos y sin cabida en el armario del discreto caballero inglés. Sin embargo, los tiempos han cambiado y hoy portar una tableta, un móvil, un juego de llaves y una cartera es más necesidad que capricho. Por ello, el hombre moderno ha sabido reinventar con gran acierto los clásicos porta-documentos de negocios convirtiéndolos en atractivos maletines donde poder introducir todos estos objetos. Con estos maletines – no nos dejemos llevar por la reciente moda de hacer nuestros los bolsos de mujer – ganaremos en comodidad, elegancia y estilo. 
Una cartera, siempre mejor si destaca por su buena piel y su cosido a mano que por su marca, aportará un toque de distinción. Sea para abrir la puerta de casa, de la oficina o del coche, llevar encima varios juegos de llaves resulta algo muy frecuente. Escojamos para estas un llavero que además de ser cómodo sea acorde a nuestro concepto de belleza. 

Los tiempos cambian y parece más conveniente intentar adaptarse a los cambios que enfrentarse a ellos. Dicho esto, ante la moda de los últimos años de llenar las muñecas de múltiples pulseras, es preferible defender un concepto sencillo y discreto de elegancia que seguir esta última corriente. Escojamos un complemento u otro, resulta a la larga conveniente dar preferencia a la discreción, la calidad, la artesanía y la elegancia intemporal de solo los mejores accesorios.

El Aristócrata
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