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ELEGANCIA, ESTILO Y DISTINCIÓN

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Son muy pocas las veces en que uno se cruza con un artículo y coincide tanto con lo en él descrito. Por ello, no he querido dejar de pasar la oportunidad de compartirlo con todos vosotros y conocer vuestro parecer sobre lo en él tratado.


Editorial del nº 55 de la revista SPEND IN

En Spend In tenemos clara cuál es la esencia de nuestros lectores porque no sólo la conocemos sino que las compartimos.

La elegancia es una actitud ante la vida, tiene diferentes manifestaciones y comportamientos. El estilo es algo innato, incluso se conocen algunos casos muy determinados, para los que no lo traen de cuna, por ejemplo en lo que a moda se refiere, que lo han llegado a conseguir con el asesoramiento de expertos profesionales. 

Nacimos hace justo nueve años como una necesidad de encontrar un punto de encuentro y cauce adecuado de comunicación entre las personas que comparten los valores eternos de la elegancia en el amplio sentido de la palabra. 

Una persona muy querida por nosotros, un lector de lujo y que vive rodeado de elegancia, la que él mismo desprende, tuvo a bien, el vernos así: “Uno se identifica con una publicación cuando disfruta de su lectura y cuando espera con anhelo el siguiente número. SPEND IN es una de las muy escasas publicaciones cuyo contenido en gran medida refleja fielmente lo que debe ser un estilo de vida basado en los principios con los que algunos nos encontramos más cómodos. Es muy difícil que una publicación logre trasmitir el propósito que se ha fijado si no conoce con mucho grado de detalle la materia de su objetivo. A diferencia de otras publicaciones, esta revista es fiel a la exclusividad porque la conoce”. 

La educación es la premisa esencial para poder encontrar en una sociedad determinados valores. En nuestra sociedad se está instalando la ausencia total del buen gusto, también en el amplio sentido del término. El modelo a seguir hoy es la estética y comportamiento, por ejemplo, de futbolistas o artistas, cuando no peor, de los ex de Gran Hermano. Por desgracia, nuestra juventud está amenazada con la pérdida de algunos referentes básicos. 

Preocupa que quienes defendemos valores basados en la educación, elegancia, distinción y buen gusto, tengamos que reunirnos en clubes privados minoritarios o publicaciones independientes. 

Muchas veces vamos en el sentido contrario de la mayoría que es justo el que nos hace diferentes y nos recuerda que tenemos una personalidad propia. 

No sólo debemos ofrecer calidad, excelencia y estar actualizados, no nos importa ser “modernos” siempre que no perdamos nuestra autenticidad. Hoy en día no están de moda muchas cosas que sin embargo nosotros vivimos como normales en nuestras casas y entorno de amistades, quizás no sea “moderno” el aplicarlas pero nosotros en cambio, creemos que ir contra corriente de algunas tendencias y creencias banales, muchas de ellas faltas de valores, nos hace ser “súper modernos”. Sí, es posible que seamos una minoría, pero es nuestra minoría. 

Nos dirigimos a todas aquellas personas que saben valorar un producto diferente a lo que no se encuentra en otras publicaciones pero común a todos los que tenemos una identidad propia, con una esencia diferenciadora, y nos gusta conectar con nuestro público. 

No queremos dejar pasar la oportunidad, una vez más, de tener un recuerdo especial, ¡qué narices!, un homenaje, a todos aquellos comercios de calle, más o menos grandes que están viviendo un momento complicado y que tienen un mérito enorme. 

Inventan cada día un marketing que ha pasado de abuelos a padres y de padres a hijos desde hace años y que respetando los consejos sabios de los mayores, las nuevas generaciones han ido mejorando afortunadamente con su formación técnica. 

También aquellas marcas que le dan valor a lo bien hecho, a lo artesano. Por su valentía manteniendo la independencia y por su honradez que también aprendieron de padres a hijos. Queremos ser su órgano de comunicación que publique el significado que hace humanizar las cosas buenas de la vida para huir del banal lujo. Por eso, al final, la verdadera esencia es lo que siempre está detrás de todo: las personas. 

Gonzalo de León, Director de Editorial

Holland & Sherry y la Sastrería Langa

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Es para mí un placer anunciaros que la sastrería Langa se ha unido a Holland & Sherry en una actividad sin precedentes en España.

La mítica casa de telas escocesas fundada en 1836 ha decidido unir esfuerzos con una de las camiserías de más renombre de España y con el buen hacer de una promesa ya consagrada de la alta sastrería a medida para entre ambos potenciar el trabajo de los mejores artesanos y al mismo tiempo presentarnos su nueva colección de telas de otoño.

Además de conocer de la mano de Dña. Lindsay Tailor, Directora General de Ventas del grupo Holland & Sherry, la historia y las nuevas propuestas para esta temporada de la casa también tendremos la oportunidad de que el camisero D. Mariano Langa y el sastre D. Joaquín Fernández nos cuenten, valiéndose de diferentes prendas, el arduo, pero también apasionante, proceso de confección de una camisa y un traje a medida.

El evento tendrá lugar el próximo jueves 25 a las 19:45 horas en la sastrería Langa situada en la Calle Féliz Boix nº 5 de Madrid y está dirigido solo a los lectores de www.elaristocrata.com
 
Al finalizar el acto se degustará un vino español y se dará un detalle que con toda seguridad hará las delicias de todos los asistentes. 

Esperando contar con vuestra apreciada y entendida presencia, agradeceríamos confirmarais vuestra asistencia en la dirección: jfp@sastrerialanga.com
 
El Aristócrata

LA CORBATA SEGÚN MICHAEL HILL, DIRECTOR GENERAL DE DRAKE´S

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Ningún caballero podrá presumir de ir perfectamente arreglado si no cuida esos pequeños, pero importantes, complementos que deben acompañar diariamente al atuendo masculino. 

Hay complementos, como el mismo sombrero, o incluso el pañuelo de bolsillo, que son capaces de imprimir un toque tan especial al conjunto final que pueden dejar de ser un mero añadido y convertirse en el protagonista del look final. 

La corbata es, junto al pañuelo de bolsillo, desde mi punto de vista, la prenda del atuendo masculino en la que su tamaño guarda menos proporción con su importancia. Este pequeño trozo de “tela” es de todo punto imprescindible en cualquier conjunto mínimamente formal. Solo el uso de una pajarita acompañando a ciertos atuendos, como el esmoquin o el frac, o, como cada día es más frecuente entre los caballeros más estilosos, al propio traje de chaqueta, justificaría no vestir una corbata. 

Si bien no hace muchos años el vestir sin corbata era un acto casi temerario, hoy su uso ha empezado a disminuir entre los perfiles más diversos de caballeros. Aunque cada día resulte más normal ver trajes de chaqueta sin corbata yo sigo pensando que esto es tan incorrecto como vestir de traje y hacerlo acompañar de unas zapatillas deportivas. 

No obstante, para bien del buen gusto, todavía hoy su vestimenta está muy extendida y los hombres más elegantes siguen considerando la corbata como obligatoria cuando de vestir de traje se trata. 
No podemos olvidar que si hay un complemento que esté expuesto en todo momento a la vista de todos los que nos rodean ese es la corbata; y aunque fuera sólo por ese motivo se debería cuidar con especial atención su elección. 

La corbata refleja la personalidad de su dueño mejor de lo que lo podría hacer cualquier otra prenda. Como bien apuntó a mediados del siglo pasado la señora Lucilla Mara de Vescovi, fundadora de Countess Mara "dile a un hombre que te gusta su corbata y verás su personalidad abrirse como una flor". ¡Y esto es una gran verdad! 

Si bien hoy es muy sencillo encontrar corbatas para prácticamente todos los gustos, la calidad de la mayoría de ellas queda en entredicho. Y esto es debido principalmente a que el comprador de esta prenda presta atención a su diseño pero apenas lo hace a la terminación y calidad final y consecuentemente las casas de corbatas no hacen un gran esfuerzo en ofrecer además de un producto bonito también de calidad. 

No vamos a entrar a analizar las corbatas que para nosotros parecen ser las más elegantes y por ello nos limitaremos a apuntar, sobre todo a la vista con lo que algunos caballeros tratan de sorprendernos, que si la corbata se convierte en la protagonista de la imagen final o atrae la atención exageradamente de nuestro entorno la elección habrá sido errónea. 
Sí, por el contrario, es importante volver a recordar una vez más que uno de los puntos básicos a considerar a la hora de comprar una corbata es asegurarse de que se elige el ancho de la pala según sea la fisionomía de cada uno de nosotros. Las corbatas más actuales tienen unas medidas que van desde los 8,5cm a los 9,5cm en su parte más ancha. No hay un ancho más elegante que otro. 

Será el físico del caballero el que establezca el ancho correcto de su corbata. Así pues, un caballero de físico grueso necesita de una corbata ancha ya que de escoger una estrecha acentuaría su fuerte corpulencia. 

Este es para mí, junto a la terminación de la corbata, el punto más importante a tener en cuenta a la hora de escoger una u otra corbata. Sin embargo, desgraciadamente son pocas las casas que, como la que hoy traemos a nuestras páginas, se tomen la enorme molestia y pongan en riesgo las posibilidades de venta de ciertas corbatas y ofrezcan una gran variedad de ellas con diferentes anchos y largos. 

Drake´s es seguramente la marca inglesa más respetada tanto por los amantes de las corbatas como por la propia industria especializada. Y el principal culpable de que esto haya sido así durante más de treinta años ha sido el Sr. Michael Drake´s quien el los años setenta fundó la casa Drake´s. 
Su enorme carisma, gusto y esa pasión innata por hacer corbatas estilosas pero también de calidad en su querido Londres han posicionado esta marca como una de las más deseadas permitiéndose hasta competir de tú a tú con las más legendarias casas centenarias corbateras. 

En Julio del 2010, Drake´s fue vendida al empresario malayo Mark Cho, copropietario también de la casa The Armoury, una tienda situada en Hong-Kong de obligadísima visita para los amantes del buen vestir tanto de RTW como de medida de todo el mundo. 

Con dicha venta el Sr. Michael Drake´s decidió abandonar el negocio y con su partida, como por otra parte era de esperar, surgieron las típicas dudas de lo que sería a partir de ese momento el derrotero de la casa inglesa. 

No obstante, el mantener la fabricación en Londres, seguir contando con el mismo personal y nombrar a la que fuera la mano derecha de Michael Drake´s, Michael Hill, como nuevo director general dejaba clara la política de continuidad que el Sr. Cho quería imprimir a su recién adquirido negocio. 

El señor Michael Hill es hoy además del director general también el director creativo de Drake´s. Michael Hill pasó bastante tiempo trabajando en telares en Italia, sobre todo en Drumohr, antes de enrolarse en la London College of Fashion; estudios que compaginó trabajando durante los fines de semana para Richard James en Savile Row. Una vez graduado por la London College of London fichó por Richard James donde trabajó durante seis años hasta que su vida, como él mismo ahora nos contará, volvió a cruzarse con la de Michael Drake´s y no dudó en unirse a su casa. 
Para Michael Hill solo la pasión que se pone en lo que hace puede llevar a alcanzar la perfección de tu producto. Si bien el mantener hoy Drake´s en los máximos niveles de calidad ya es toda una proeza quizás su gran acierto como director creativo de la casa inglesa haya sido el conseguir corbatas con un claro sabor inglés pero con un toque de estilo muy apreciado tanto por los italianos como por los franceses. Esta mezcla tan difícil de conseguir en el sector es la que ha hecho que todo el mundo identifique Drake´s con Londres pero que sea en Italia donde sean más apreciadas. 

Como en anteriores ocasiones donde hemos llevado a cabo alguna entrevista, apuntar que si bien al final del artículo se puede encontrar toda la entrevista en inglés, para hacerla más comprensible me he permitido ciertas licencias a la hora de traducirla al español. 
Espero que la disfrutéis: 

Entrevista al Sr. Michael Hill 

1- Antes de unirse a Drake´s usted fabricaba y diseñaba corbatas para Richard James en la Row mientras que el Sr. Michael Drake´s realizaba colecciones de corbatas para otros sastres que tenían allí sus comercios. ¿Cómo se cruzaron sus vidas para terminar trabajando juntos? 

Michael solía pasar de forma rápida por la tienda después de alguna cita en Savile Row. Siempre era interesante ver a Michael porque me traía recuerdos de cuando yo era un chaval y él trabajaba con mi padre en Hill & Drake. 

Para mi había algo casi mítico en Michael. Estaba claro que tenía algo especial. Sin embargo, su negocio estaba enfocado prácticamente al mercado exterior y en Londres Drake´s se veía como una firma privada muy local. Por ello, no fue hasta que visité a la fábrica y pude ver más allá del “mito” no le conocí de verdad y obviamente lo que vi en él supero con creces mis expectativas. 

Pasé cinco maravillosos años con Richard y Sean pero cuando Michael me dio la oportunidad de trabajar con él reconozco que me puse muy contento. 
2- ¿Cuáles son las principales diferencias entre el Drake´s fundado por el Sr. Drake´s y el Drake´s hoy dirigido por Mr. Cho? 

La principal diferencia es que ahora tenemos un brazo de venta al público en el negocio. En muchas aspectos, la casa era (y todavía lo es, o eso espero) la persona y la personalidad de Michael Drake. Ya sin Michael era además de importante también muy aconsejable definir el “look” de Drake´s y de alguna manera poner de manifiesto lo que había aprendido del estilo de Michael y de la idea que él tenía en cuanto a los diseños de nuestras corbatas. 

Dentro de la empresa yo espero que no parezca que se han hecho muchos cambios. Hemos heredado un gran equipo de personas y un gran producto. Mark así lo entendió y desde el principio estuvimos de acuerdo en desarrollar nuestra idea en el largo plazo y no en cómo explotar el éxito del producto en el corto. 

Me gustaría destacar que en el fondo somos un negocio manufacturero y por ello el transformación principal no fue cambiar mucho sino consolidar el negocio tradicional y luchar por mostrar nuestro compromiso total con nuestros clientes de toda la vida. No habría habido motivo alguno ni posibilidad de diversificar el negocio sin esta base tradicional consolidada. 

3- ¿Cuáles son sus principales funciones en Drake´s? ¿Han cambiado en manera alguna de las que realizaba en los tiempos del señor Drake? 

Mis principales cometidos son supervisar la parte creativa del negocio, vender las colecciones y, de manera general, también dirigir la compañía. Si queremos ser verdaderos especialistas en lo que hacemos pienso que es fundamental estar cerca tanto del proceso del diseño como de nuestros clientes. 
4- Sabemos que le han preguntado varias veces esta pregunta pero ¿cómo describiría el look “Drake´s”? 

Michael Drake nunca consideró las corbatas de manera aislada. Para él era más una cuestión de imagen y de una cierta sensibilidad; y una sensibilidad que no fuera demasiada rígida o demasiado formal. 

Como he comentado anteriormente Drake´s era principalmente un negocio de exportación con un gran éxito en países como Italia, Francia y Japón y debido a esto siempre hubo una influencia de estos países en ese look Inglés de nuestras corbatas. 

5- ¿A la hora de hablar de corbatas, qué significado tiene para usted la palabra “lujo”? 

Para mi el lujo es artesanía. 

6- Es relativamente frecuente ver sus corbatas vestidas tanto por un hombre moderno en Italia como por uno clásico en Francia. ¿Cómo explica esta aparente contradicción? 

Nuestro trabajo empieza con la corbata y no con el cliente. Aunque conocemos muchos de nuestros clientes, nosotros no vamos a la búsqueda y captura de un tipo de cliente o de un país en concreto. 

Una corbata debería durar en el tiempo y aunque estamos al corriente de las tendencias también estamos comprometidos con una forma de trabajo donde los materiales y el proceso de confección cobran una especial importancia. Y afortunadamente nuestra manera de confeccionar las corbatas es apreciada por hombres de todas las edades y nacionalidades. 
7- Con la globalización hemos visto como firmas con mucha historia han movido su producción, en muchos casos negándolo, fuera de su país. Después de que Michael dejara Drake´s hubo gente que pensó que Drake´s entraría en la producción industrial y probablemente también hiciera sus corbatas fuera de Londres como hasta la fecha había hecho. ¿Ha cambiado su estrategia en este respecto?

Absolutamente en nada. Es más justamente lo contrario. Estamos invirtiendo en nuestra fábrica de Londres y en el momento actual estamos reformando una vieja fábrica a solo cinco minutos de nuestra fabrica a la que tenemos pensado mudarnos el año que viene. 

Hacer corbatas a mano en Londres es nuestro leitmotiv. Si moviéramos la fábrica al extranjero perderíamos a la gente que tenemos trabajando con nosotros y ya nunca más podrían hacer nuestras corbatas. Y son los trabajadores de Drake´s los responsables finales de las corbatas Drake´s. 

8- ¿Algún consejo sobre como cuidar de la mejor forma posible las corbatas? 

Evitar la limpieza en seco y el planchado. 

9- Respecto a las pajaritas, cree usted que estas forman parte del pasado y de intelectuales o las ve más como una tendencia reinventada pero también como un clásico renovado? 

Creo que las dos pero afortunadamente estoy orgulloso de decir que en nuestro caso ha prevalecido más el segundo caso. 
10- En España tenemos una expresión que dice “zapatero a tus zapatos”. Hoy Drake´s vende camisas, pañuelos de bolsillos, calcetines, chaquetas, jerséis, gemelos etc. Aunque Drake´s empezó su andadura vendiendo bufandas, han sido las corbatas la marca identificativa de Drake´s desde entonces. ¿Cómo ha percibido su clientela dicha diversificación? 

Aunque pueda parecer que me contradigo estoy de acuerdo con esta expresión. Pero añadiría que soy de la opinión de que es posible ofrecer otros artículos más allá de tu producto estrella si verdaderamente algo que ofrecer interesante. 

Nosotros aplicamos con el resto de productos los mismos principios y filosofía que aplican en nuestras corbatas y por eso hemos comenzado, modestamente, a ofrecer otros productos. Sabemos que es la corbata nuestro producto por excelencia y por eso mismo no estamos intentando vender cualquier cosa. Trabajamos con artesanos que son los adecuados para nosotros y ni inflamos los márgenes ni tampoco intentamos vender nuestras nuevas líneas de productos a nuestros clientes de siempre. 

11- Hace un año Drake´s abrió su primera tienda en Mayfair. ¿Un sueño hecho realidad? 

La verdad que yo soy bastante más pragmático que eso ya que ese sentimiento de haber conseguido el objetivo se evaporó rápidamente al tener que ponerme manos a la obra para hacer que la tienda funcionara como un negocio. Aunque no nos queremos dejar llevar por el entusiasmo estamos muy contentos sobre como esta funcionando. 
12- Los lectores del www.aristocrata.com suelen preguntar con bastante frecuencia cual es la corbata más apropiada de vestirse con un chaqué. ¿Qué consejo les daría? 

Un foulard o una “end on end” (la típica corbata Macclesfield) serían mis dos recomendaciones. La primera es perfecta para ganar un poco de color y elegancia y la segunda para aquellos caballeros que buscan una elegancia final más sobria. 

13- La corbata sigue siendo considerada como parte de la vestimenta clásica y esto puede ser uno de los motivos por los que no hemos vistos grandes cambios en ella. ¿Aprecia alguna tendencia para los años venideros? ¿Algún cambio significativo en el ancho o largo? 

No cambios significativos. Este tipo de tendencias necesitan de bastante tiempo para que terminen calando en los gustos del hombre. 

14- Hay mucha gente, entre las que me incluyo, que tristemente pensamos que en no más de una generación vestir una corbata será algo bastante inusual. ¿Está de acuerdo con nosotros? 

Yo creo que la corbata seguirá teniendo su lugar (y no solo porque sirve para enmarcar el rostro). Además, estamos siendo testigos de primera mano del interés de las generaciones más jóvenes en elegir prendas artesanales. 
15- Personalmente me encantan las corbatas tipo knitted porque me recuerdan de alguna manera tiempos pasados pero también porque aportan al conjunto un aspecto de lo más interesante. Sin embargo, este tipo de corbatas pueden diferir mucho en calidad y terminación dependiendo de la casa que las fabrique. ¿Cuáles son las principales características de las corbatas tipo knitted de Drake´s? 

A mi también me encantan las corbatas tipo knitted. Las nuestras se caracterizan por estar hechas enteramente a mano y por ese sonido tan característico que hace la seda cuando se aprieta con la mano. 

16- Resulta cuanto menos curioso ver que las corbatas de Drake´s son mas populares en Italia que en su mercado nacional. ¿Piensa que esto tenga algo que ver con la importancia que los italianos otorgan al color o es solo porque el “caballero británico” ya no es lo que solía ser? 

La especial sensibilidad que Drake´s tiene en el uso del color siempre fue mucho con el mercado italiano. Sin embargo, debo admitir que me quedé fascinado cuando me uní a Michael Drake y vi que podríamos incluso tener más éxito en nuestro mercado nacional. 

Estoy de acuerdo en que el caballero inglés ya no es lo que solía ser pero para ser justos hay que decir que tampoco le ha ayudado mucho la industria de ropa inglesa. 

Antes de que abriéramos la tienda de Mayfair teníamos a gente llamando a la puerta de la fábrica prácticamente todos los días preguntando si esta era nuestra tienda o si no dónde la podían encontrar. Muchos de ellos se quejaban continuamente de no poder encontrar nuestras corbatas donde ellos pensaban que debían estar en Londres. 

Ahora la situación ha cambiado y estoy orgulloso de poder decir que el Reino Unido es nuestro segundo mercado después de Italia. 
17- ¿En que difieren sus “painted ties” de las fabricadas por su competencia? 

La serigrafía se hace a mano y en Inglaterra y además con una técnica de teñido tradicional. Este proceso es más caro y el trabajo más intensivo que las técnicas más modernas. No obstante, no por ello vamos a cambiar. 

18- A la hora de hablar de nudos, ¿cuáles piensa que son los más elegantes? 

Ciertamente no soy el primero en decir que el four-in-hand es realmente todo lo que se necesita para vestir elegantemente. 

19- Drake´s fabrica una de las corbatas más prestigiosas del mundo y uno de los pañuelos de bolsillo más estilosos. ¿Cuáles son sus recomendaciones a la hora de combinar ambos complementos? 

Tener en cuenta no solo los colores sino también la textura de ambos. Y por supuesto no tener miedo a ser espontaneo en las elecciones. De quedarte asombrado con el resultado de tu combinación con seguridad pronto llegarás a entender lo que mejor te queda. 

20- ¿Cómo está funcionando Drake´s en España? 

A pesar de las dificultades económicas del momento la verdad es que estamos funcionando bien en España. 
21- Unas preguntas rápidas antes de terminar: ¿usaría el lazo interno de la corbata?, ¿arruga o no en el nudo? ¿el pasador, un accesorio de moda o algo a evitar? ¿debería el nudo de la corbata tapar el cuello de la camisa o como podemos ver hoy solo tapar parte de él? 

¿El pasador que sirve para meter el sobrante de la corbata? No para mí, lo cual no significa que esté mal el que otros sí lo usen. ¿Arruga o no? Yo prefiero que sí haya y es más, no recuerdo haber visto nunca un nudo bonito sin arruga. 

La forma de anudarse el nudo es de las pocas cosas que dan personalidad. Respecto a la pregunta de si el nudo de la corbata debe tapar el cuello de la camisa o solo parte de él yo soy de la opinión de que sí lo debería tapar. 

22- Sabemos que le hubiera encantado asistir al último acto del Club Privado de El Aristócrata pero también que le fue imposible. Nos encantaría que pudiera acompañarnos en la próxima ocasión. ¿Cree que será posible? 

Sería para mí un honor. Gracias por invitarme. 
Interwiew to Mr. Michael Hill 

1- Before joining Drake´s you were making and designing ties for Richard James at the Row and Michael Drake´s was doing tie collections for another tailors that were located there. How did you come across and ended up working together? 

Michael would occasionally pop into the shop after he'd had an appointment on Savile Row. It was very nice for me to see Michael because I had memories of meeting him many years prior as a young boy, back when he used to work with my father on Hill & Drake. 

For me there was something almost mythical about Michael; He clearly had something about him but his business was mostly export and in London was very private label based, so it wasn't until I visited the factory that I saw behind the 'myth' and of course what I saw more than lived up to my expectations. I'd had five wonderful years with Richard and Sean but was very happy when Michael gave me the opportunity to work with him. 
2- What are the main differences between the Drake´s founded by M. Drake´s and the Drake´s runs now by Mr. Cho? 

The main difference is that we now have a retail arm to our business. In many ways the brand was (and still is in many ways I hope) the person and the personality of Michael Drake. But without Michael it was important, as well as an opportunity, to define our look and somehow manifest what I had learnt from Michael's style and approach to design. Inside the company I hope it does not seem like we have made too many changes. 

We genuinely inherited a great team of people and a great product. Mark clearly understood this and right from the outset we agreed that it was a case of building on that for the long term rather than looking to see how we could exploit it for short term gain. I would also point out that at heart we are a manufacturing business and therefore almost the main challenge was not changing too much but consolidating our traditional business and striving to show our total commitment to our long standing customers. There would be no point and no possibility of building a new part of the business without our traditional base in place. 

3- What are your main roles in Drake´s now? Have they changed from those during your days with Mr. Drake´s? 

My main roles are overseeing the creative side of the business, selling our collections and generally managing the company. If we are to be true specialists in what we do I feel it is vital I stay in very close touch with both the design process as well as our customers. 
4- I know you have been asked several times this question but how would you describe the Drake´s look? 

Michael Drake never considered the tie in isolation, it was always about a look and a certain sensibility, and one that was never too stuffy or overly formal. 

As I mentioned before the company was always largely an export business and had enjoyed great success in Italy, France and Japan and because of this there was a broad sartorial influence from them that went into our take an 'English' look. 

5- When it comes to ties, what the world “luxury” means to you? 

For me it is more a question of craftsmanship. 

 6- It is common to see your ties being worn by a modern man in Italy and a classic one in France. How do you explain this fact that it seems to be a contradiction? 

We start with the tie and not the customer. While we know many of our customers we are not chasing one particular type of customer or demographic. A tie should have longevity and whilst we are aware of fashion we are committed to working with traditional materials and processes and thankfully these are appreciated by men of all ages and nationalities. 
7- With the globalization we have seen how very old established firms have moved their production, in many cases neglecting this fact, to overseas. After Michael left Drake´s they were people who thought you were getting into massive production and probably also manufacturing your ties abroad and no anymore in London. Has your strategy changed in this respect? 

Not a bit. In fact the opposite. We are investing in our manufacturing in London and are currently refurbishing an old warehouse five minutes from our existing factory which we will move into next year. Making ties by hand in London is what we do. 

If we moved the factory abroad our existing people would not be able to make our ties and they are an enormous part of what makes a Drake's tie. If we manufactured abroad it would be like making fake Drake's ties. 

8- Do you have advice on how to best take care of ties? 

Avoid dry cleaning or pressing. 

9- Regarding bow-ties, do you believe these belong to the past or only to intellectuals or you see them as a reinvented fashion thing but also a classic renovated? 

I think both but thankfully I'm pleased to say that for us it has been more a case of the latter. 
10- In Spain we have a said that says “zapatero a tus zapatos” (something like “let the cobbler stick to his last”). Now we seen Drake´s selling shits, pocket squares, shocks, jackets, sweaters, cufflinks etc . Although Drake´s started selling scarves, ties have been Drake´s core product since then. How this diversification has been perceived by your clients? 

It may sound like I am contradicting myself here but I actually agree with that saying. But I would add that I believe it is possible to step outside of your core product if you have something to offer and get it right. 

We apply the same principals and philosophy that we apply to our core products but we have also started modestly, not least because we know that the tie is our foundation, and we are certainly not trying to sell everything and anything. We work with artisans that we feel are the right fit for us and we are not taking an inflated margin or attempting to sell our other products to the traditional customers that we manufacture for. 

11- A year ago Drake´s opened its first Drake´s shop in Mayfair. A dream fulfilled?

I was probably a little more pragmatic than that and any sense of fulfilment was very quickly followed by a sense of having to make the shop actually work as a business. Whilst we're not getting carried away we are very pleased with how it's going. 
12- Readers ask me many times about which is the tie more appropriated to be worn with a morning suit. What would be your advice to them? 

A foulard or an end on end would be my two suggestions. The former for a little colour and elegance or the latter for more of a sharp and restrained elegance. 

13- A tie still being considered as a part of a conservative attire and this is why we have not probably seen many significant changes on them. Do you see any hot trend for the coming years? Any significant changes on the wide or length? 

Not a significant change. After all these 'trends' should move very slowly. 

14- There are many people, in between I am, that unhappily believe that unfortunately in no more than a generation to wear a tie will be something very unlike. Do you believe that this will be the case? 

I believe the tie will continue to have a place (not least because it serves a purpose in helping to frame the face) and we are witnessing first hand an interest the younger generation of men are having in properly crafted menswear. 
15- I personally love knitted ties because they remember me the old days but also because they give to my attire a very cool look. Nevertheless, we can see knitted ties from different brands that differ in quality and finishing in a big way from others. What are the main characteristics of your knitted ties? 

I adore knitted ties. Ours have a full dry hand and a special satisfying 'cry' that the silk makes when crunched in the hand. 

16- It is funny to work out that Drake´s ties are more popular in Italy than are in its home market. Has this anything to do with the importance of colour for the Italians or this is just because the British gentleman is not what it used to be anymore? 

The Drake's sensibility and special use of colour was always very well suited to the Italian market but I was fascinated by the paradox when I joined Michael Drake and felt that ultimately we could do more in our home market. I agree that the British gentleman is not what he used to be but he was not helped by the state of British retailing. 

Before we opened the shop we had people knocking on the door of the factory, almost on a daily basis, asking if it was our shop or where our shop was and complaining that they could not find our ties where they expected to find them in London. I'm pleased to say the UK has become our second biggest market now after Italy. 
17- How different are your painted ties from those made by your competitors? 

We are hand screen printing in England by traditional dye and discharge methods. The process is more expensive and labour intensive than more modern techniques but we don't intend to change. 

18- When it comes to knots, which are the ones that you believe should be chosen by the elegant man? 

I'm certainly not the first to say it but a four-in-hand is really all you need. 

19- You make one of the most prestigious ties the world and also some of the most stylist pocket squares. What are your recommendations to combine them? 

Consider not only the colours but also the texture. And don't be afraid to be spontaneous with your choices. 

If the whole process seems initially daunting rest assured you will soon gain an understanding of what works best for you. 
20- How is doing Drake´s in Spain? 

Despite the difficult economic times our business is performing well in Spain. 

21- Few questions before you go: should be used the keeper or not? Dimple or not at the end of the knot? The tie bar, a new fashion accessory or something to be avoided? The knot should fill the tie space at the collar button or, as we can see today, can fill just a part of it? 

The keeper? For me no, but it's not for me to say that it's not right for someone else. The dimple? For me yes and I can't recall seeing a nice knot that didn't have a dimple but again, how you knot the tie is one of the things that gives the personality. I'll draw the line at space below the collar button. No space! 
22- Before we finish this interview, we know that it has been impossible for you to attend this time to the Aristócrata Club meeting but it would be a pleasure for its members to have you around in the Club to talk about ties. Do you think it would be possible soon? 

I would be honored, thank you for inviting me. 

El Aristócrata

CRÓNICA DE UNA APASIONANTE TARDE

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El frío y lluvioso tiempo reinante no hacía presagiar el desarrollo de un acto, en un ambiente tan cálido como el que tuvo lugar en el interior del local del número 5 de la calle Félix Boix de Madrid.

 Los asistentes se aproximaban con la curiosidad que despertaba el acto, y también con las ganas de protegerse de tan desapacible climatología, pero para su sorpresa lo primero con que se topaban era con un escaparate que más bien parecía una ventana que permitía asomarnos al pasado y presente no solo de Langa, sino también de Holland & Sherry.
El presente quedaba representado con unas interesantes telas y chaquetas, marca y diseño de la casa, y en el otro lado podíamos disfrutar de todo el esplendor que aún mantiene un traje, realizado por el ya desaparecido célebre sastre inglés Tommy Nutter, para Ringo Starr en los años 70 con telas de Holland & Sherry. 

Este traje, que inconscientemente hipnotizaba a cualquiera que pudiera reparar en el mismo, representaba lo versátil que pueden ser las telas de esta mítica marca. No voy a caer en el lirismo de manifestar que podían intuirse con su contemplación los compases de "Octopus's Garden”, pero sí que es cierto que resultaba más que interesante ver la evolución de líneas y telas en unas creativas manos de antaño. Todo un símbolo.
Una vez dentro del establecimiento, la disposición de todo lo que percibíamos invitaba a la contemplación y disfrute de los sentidos. La ordenación de la variedad de camisas confeccionadas por D. Mariano Langa, así como distintos modelos de chaquetas elaboradas por D. Joaquín Fernández Prats, ponían de manifiesto la calidad, conocimiento y destreza artesanal de dichos maestros sastres. Igualmente, camisas y chaquetas armonizaban a la perfección con la gran variedad de telas, corbatas y accesorios que podíamos contemplar. 

Los asistentes se detenían ante las diferentes prendas que, aún respondiendo a diferentes estilos, podían ser definidas bajo el denominador común del buen gusto, por lo que ningún entusiasta de la elegancia hubiera puesto objeción alguna a tan alta calidad y variedad de prendas que se exhibían para nuestro deleite.
Asistieron numerosos invitados que destacaban en todo momento por su elegancia, carisma y personalidad. En este sentido debemos hacer especial mención, por la gentileza que tuvieron en asistir al acto, a D. Gonzalo de León, Director de la inconfundible revista Spend In, y conocedor como nadie de lo que es la exclusividad, refinamiento y distinción; la conocida periodista y escritora Doña Pilar Carrizosa, que siempre da muestras de su entusiasmo por la calidad artesanal de lo bien hecho, así como de su afición por las diversas formas en que se manifiesta la elegancia, como cultura de la forma de comportarse en sociedad, que no es otra cosa que la educación y saber estar que ella misma infiere.
El empresario teatral D. Enrique Cornejo fue otro de los rostros conocidos que no dudó en acompañar a D. Mariano y a D. Joaquín en tan señalado día. Del mismo modo debo hacer especial mención a la intemporal elegancia que en su esmerado atuendo siempre lleva consigo D. José María López-Galiacho. 

Una vez que todos los asistentes tuvieron oportunidad de poder empaparse visualmente, de todo lo que con tanto esmero habían tenido oportunidad de prepararnos conjuntamente Holland & Sherry y Sastrería Langa, que a decir verdad no parecía una sastrería, sino el decorado perfectamente diseñado a base de espectaculares telas y piezas únicas de elegante vestir masculino, de una escena de algo que resultaba ante todo espontáneo y natural, se dirigió a los asistentes D. Mariano Langa para agradecer la presencia de quienes allí se dieron cita y explicar la finalidad del acto.
A continuación D. Mariano cedió la palabra a D. Lucio Rivas, quien en nombre del Club El Aristócrata puso de relieve que el acto permitía abrir las puertas de una excepcional sastrería, rompiendo de este modo el tradicional hermetismo que transmiten las sastrerías clásicas, contribuyendo a eliminar la idea de que constituyen lugares oscuros y decadentes. 
Aprovechó la ocasión para subrayar que este acto venía a posibilitar que fuera admirado el gran trabajo de los dos profesionales que desempeñan su labor en Langa, y a la vez crear un marco de colaboración, a través de la intercesión de la página web El Aristócrata, con la más acreditada marca de telas en el mundo como es Holland & Sherry.
Intervino a continuación la señora Lindsay Taylor, Directora comercial de tan acreditada firma y venida expresamente desde el Reino Unido para este acto, quien relató la historia de la firma y explicó las cualidades de tan excepcionales telas. 

Cerró el turno de intervenciones D. Joaquín Fernández Prats, quien posteriormente tuvo a bien mostrar su experiencia como maestro sastre, explicando a los asistentes algunas fases del proceso de confección de una chaqueta con interesantes ejemplos prácticos de diferentes posibilidades de telas, hechuras y diseños. 
A continuación se entregó a los asistentes un más que interesante vale descuento para cualquier tipo de trabajo realizado en la sastrería Langa con telas de Holland & Sherry y se sirvió un ágape durante el cual los asistentes pudieron departir e intercambiar opiniones. 

El toque artístico lo puso una obra del artista plástico D. David González-Carpio Alcaraz, quien para este evento realizó expresamente una interesante obra, que estuvo expuesta en lugar preferente en la sastrería Langa, y que representaba con diferentes texturas la fina y resistente lana tweed.
Todo ello sin perjuicio de que, desde mi punto de vista, deba extenderse también el calificativo de artístico al trabajo de D. Mariano Langa y D. Joaquín Fernández, no sólo por lo que llevan a cabo, sino también por el hecho de que los allí presentes nos fuimos con el convencimiento de que a todos los que les preocupa la elegancia pueden hacer allí realidad muchos de sus sueños, aunque para ello sea necesario tenerlos. 

Lucio Rivas
Vicepresidente Club Privado El Aristócrata

EL PAÑUELO DE BOLSILLO, II PARTE

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Este mes quería compartir con vosotros algo que siempre me ha llamado la atención desde prácticamente cuando escribí en www.elaristocrata.com el primer artículo sobre el pañuelo de bolsillo. Curiosamente ha sido aquel artículo el que mas lectores ha tenido en el computo general de los cinco años de existencia de esta página. Y sin embargo su uso sigue siendo, tanto antes como ahora, algo meramente testimonial. 

Como apuntábamos el mes pasado, el pañuelo de bolsillo es junto a la corbata el complemento cuyas medidas guardan menor proporción con su importancia. 

No vamos nuevamente a apuntar la máxima de que si las chaquetas se hicieron con un bolsillo a la altura del pecho fue sencillamente pensando en que estas albergaran un pañuelo de bolsillo. Tampoco insistiremos en que nunca un conjunto estará completo si este no se hace acompañar de un pañuelo bien conjuntado. Ni siquiera hablaremos del gran toque de distinción que aporta a quien lo viste. Y por supuesto no volveremos a nombrar que debido a las circunstancias actuales donde el buen gusto brilla por su ausencia, quien viste un pañuelo de bolsillo denota una marcada personalidad que le hace ajeno a las miradas menos cultivadas. 

En esta ocasión nos limitaremos a observar el toque tan especial que este pequeño trozo de seda, cachemira o lino principalmente aporta tanto a las chaquetas más formales como a las más informales. 
Cuando nos cruzamos con alguien lo primero que vemos de él es su rostro y una parte de las prendas que lo franquean. Concretamente es el cuello de la camisa, el nudo la corbata y los hombros de la chaqueta lo que suele abarcar esa primera mirada al rostro de la persona en cuestión. Por este motivo es por el que se dice que son estas tres prendas y concretamente esta pequeña parte de cada una de ellas las que hacen las veces de marco para la foto final de nuestro rostro. 

Solo si la curiosidad o el interés que en nosotros hayan podido despertar las prendas mencionadas o su particular forma de combinarlas hará por lo general que prestemos atención al resto del traje o a, por ejemplo, los zapatos. 

 Igualmente, de cruzarnos con un caballero con un pañuelo de bolsillo, esté este mejor o peor escogido, con bastante seguridad seguiremos investigando el resto del conjunto. Y esto se debe a que por norma general aquellos caballeros que se molestan en escoger por la mañana un nuevo pañuelo suelen cuidar el resto de las prendas de su atuendo con especial atención; incluso de haberse decantado por un sencillo pañuelo de lino blanco. 
Aunque ahora entremos a estudiar en más detenimiento sus texturas, diseños, tamaños y combinaciones, me gustaría apuntar que todo aquel que hoy tiene la valentía de enfrentarse a esa legión uniformada del traje gris y azul que acampa en nuestras calles y se enfunda un pañuelo de bolsillo, gozará siempre del respeto de la minoría de paladar más educado; y si además lo hace de forma elegante o estilosa también de su admiración. 

Me imagino que todos somos conscientes de las muchas ventajas de la nueva normativa que obliga a los dependientes masculinos del Corte Inglés a vestir con un uniforme puede traer consigo. No obstante, también me imagino que estaremos de acuerdo en que esto acabará con la personalidad y libertad de elección del atuendo por cada uno de ellos, libertad entendida obviamente dentro de unos parámetros mínimos acorde al puesto y al lugar de trabajo. A pesar del apoyo masivo que ha tenido esta decisión yo sigo pensando que habiéndoles hecho llevar un pin o una placa se hubieran conseguido los mismos objetivos. 

Y si el uniformar a los dependientes del Corte Inglés es una medida que marca un peligroso precedente, el observar como cada día es más frecuente el que una legión de empleados se plante la corbata corporativa para recibir a su jefe es además de una falta de amor propio también una soberana estupidez. ¡Me gustaría saber a mí cuantos CEOs de esos de los que hoy no se quitan la corbata corporativa ni para dormir si fueran despedidos por sus accionistas seguirían llevando esa corbata!. Si el sentimiento corporativo lo quieren conseguir las empresas uniformando de una forma u otra a sus empleados mal camino han tomado.
Aunque todo esto no parezca tener relación con el tema que este mes traemos a las páginas de www.elaristocrata.com sí lo tiene, y mucha, ya que parece ser que aquellos pasajes narrados en la famosa obra de Huxley, Un Mundo Feliz, están hoy más vigentes que nunca y salirse de los patrones que marca la sociedad como correctos no está permitido. Y esto se aprecia claramente cada día más en esta uniformidad impuesta de una forma u otra en el vestir. 

Si temerario resulta hoy escoger un traje de un color diferente al azul marino o a un gris marengo o unos calcetines que no sean negros tampoco parece que sea bienvenido el escoger un corte alejado del aburrido traje de dos o tres botones de hilera sencilla. 

Y es por todo ello por lo que resulta francamente fácil afirmar que el vestir hoy un pañuelo de bolsillo es todo un acto de valentía y si me lo permitís hasta de rebeldía frente a al uniforme y frente al señor de la corbata corporativa. Uniformes y señores que no conocen más allá del traje gris o del aburrido traje de hilera sencilla y que tan contentos pasan revista a sus tropas de empleados arrastrando los pantalones por el suelo, con unos horrorosos mocasines y con unos calcetines negros prácticamente tobilleros. 
Los que vestimos pañuelo de bolsillo en nuestro día a día no nacimos con él puesto y por lo tanto hemos necesitado un periodo de adaptación a él hasta que este ha pasado a formar una parte tan indispensable de nuestro atuendo tanto como lo hace la corbata. Y es esto precisamente lo debería animar a aquellos caballeros que saben de sus ventajas estéticas pero que no se atreven a dar el paso. Si también estos sintieron cierta inseguridad las primeras veces que se anudaron una corbata deberían pensar que el proceso de adaptación al pañuelo de bolsillo será similar. 

Para hacer más llevadero este proceso de adaptación ya hemos aconsejado en otras ocasiones empezar vistiendo un pañuelo blanco en esas ocasiones más formales, tipo una boda, donde a nuestro entorno más cercano le resultará menos chocante vernos con él. Y si además lo mostramos de una manera sencilla, por ejemplo de forma paralela al bolsillo, ganaremos de forma muy rápida la confianza necesaria para ya nunca desprendernos de él. 

Los pañuelos blancos con el ribete cosido en color son una opción normalmente muy elegante y también segura ya que el blanco además de aportar siempre elegancia, funciona bien con todos los colores. Y si hacemos que el color del ribete combine con alguno de los colores de las prendas de nuestro atuendo el éxito está prácticamente asegurado. 

También hay pañuelos de color no blanco y que cuentan con el ribete en otro, por ejemplo un pañuelo azul claro con el ribete en burdeos. Estos son también perfectos para iniciarse de una manera segura en la vestimenta del pañuelo. 

Tanto los blancos con el ribete de color como los de color solido con ribete en un color diferente son perfectos para mostrar la parte principal del pañuelo y el ribete de manera paralela a la costura del bolsillo de la chaqueta. Si como ocurre en cualquier pañuelo de calidad ese ribete ha sido cosido a mano queda francamente bonito mostrar las diferentes costuras sobrepuestas entre sí. 

Con esta última opción conseguimos por un lado la elegancia y sobriedad que proporciona el pañuelo blanco y al mismo tiempo imprimir un toque de color y estilo a todo el conjunto. 

Sin embargo, los que hemos probado esta opción si bien seguimos haciendo uso de ella en muchas ocasiones somos conscientes de que de usarla continuamente como nuestra única elección termina resultado aburrida y el introducir un pañuelo en la chaqueta por las mañanas acaba convirtiéndose en un acto demasiado monótono. 
No obstante, esto siempre será preferible a comprar uno de esos sets de corbata y pañuelo de idéntico color; algo que de atenernos a lo que se ve en muchas bodas de nuestra geografía española sigue teniendo un enorme éxito. 

Aunque en nuestro país todavía resulta muy difícil encontrar pañuelos interesantes de no acudir a las pocas tiendas que se han tomado la molestia de incluirlos en su oferta, las opciones que ofrece internet cada vez son mayores y ya son bastantes las tiendas, sobre todo italianas e inglesas, que nos permiten hacernos con estilosos pañuelos a través de sus páginas web. 

En un país como el nuestro donde la demanda es muy limitada, la oferta se ha visto obligada a adaptarse a tan escaso mercado y el encontrar hoy pañuelos en un tejido diferente a la seda es francamente complicado. Por ello, el acudir a internet para buscar pañuelos de bolsillo en otros materiales, como la cachemira, es hoy más que un capricho una necesidad. Y si además lo que buscamos son pañuelos de colores alejados de los azulones y rojos o incluso de un tamaño mayor y no queremos salir de nuestras fronteras internet se convierte en prácticamente la única opción a nuestro alcance. 
Casas como Turnbull & Asser, Rubinacci, Drake´s, Charvet, Jungmann & Neffe, The Armoury, o Al Bazaar ofrecen una variedad envidiable de pañuelos de bolsillo y si bien no todas los tienen en sus webs basta en muchos casos con enviar un mail o ser cliente de la casa para que te envíen las últimas novedades y hacerte con los que más te interesen. 

Son estas casas las que nos permiten escoger nuestros pañuelos en diferentes tamaños, colores y tejidos y lo que es más interesante si cabe, con diseños de lo más actuales y atractivos. Lo que nos permitirá jugar con tanto unos como con otros a la hora de mostrarlos en el bolsillo de nuestra chaqueta y a la hora de combinarlos con otras prendas del conjunto. 

Todo esto nos lleva a la conclusión de que si bien lo más importante a la hora de vestir el pañuelo de bolsillo es combinarlo correctamente, la elección del tejido según sea el de las prendas que lo franquean también es un punto muy importante a considerar. 
Decía Michael Hill durante la entrevista que le realizamos para esta página que las claves para acertar en la combinación de la corbata y el pañuelo eran escoger correctamente el color y la composición de ambas. 

Igualmente, cuando le preguntábamos cómo estar seguro de haber acertado en la elección del pañuelo de bolsillo apuntaba que de probar uno en concreto y convencernos el aspecto final que le daba al conjunto habríamos acertado. 

Y todo esto viene a poner en evidencia lo que siempre hemos mantenido aquí: el pañuelo de bolsillo no tiene porqué combinar con ninguna otra prenda si el resultado final del atuendo es harmonioso y estiloso. 

Es cierto que siempre será más seguro hacerlo combinar con alguno de los colores con los que cuente la corbata o la camisa que optar por otro donde los colores ni siquiera se insinúen entre sí. Pero no por ello de no haberlo hecho nos tendremos que haber equivocado obligatoriamente en nuestra elección. Solo el aspecto final del traje en su conjunto nos podrá hablar de lo acertado o erróneo de vestir ese pañuelo de bolsillo. 
Uno de los puntos que sí deberíamos considerar a la hora de su elección es la estación del año en la que nos encontramos. Esto termina resultando vital a la hora de decantarnos por un tejido u otro. Así por ejemplo, los pañuelos de cachemira son francamente agradables de vestir en las épocas más frías del año y los de lino especialmente agradables en los meses de más calor. 

A la hora de combinar los materiales de la corbata y del pañuelo debemos pensar también en el tejido de cada prenda. Así por ejemplo, las corbatas de punto, tan de moda hoy tanto en su terminación tradicional como en su versión knitted siempre combinarán mejor con pañuelos del mismo material o de lino y es una combinación que resulta muy agradecida en los meses más calurosos del verano. 

Los pañuelos de seda al igual que ocurre con las corbatas del mismo material se pueden vestir durante todo el año y nunca desentonarán con el resto del conjunto. 

Los pañuelos del bolsillo los podemos encontrar principalmente en dos medidas, de 30cmx30cm o de unos 45cmx45cm. Aunque optar por una opción u otra es también una cuestión de gustos y dependerá de cada caballero, los pañuelos de 45cm pueden dan más juego. 
Esto es debido a que estos por un lado nos aseguran que no terminarán escondiéndose en el fondo del bolsillo y por otro a que nos permiten jugar mucho más con la forma que queremos mostrar. 

Hace ya algún tiempo cayó en mis manos un pequeño manual que explicaba en detalle las mil y una maneras de mostrar un pañuelo de bolsillo. Sin embargo, el hecho de que siempre haya mantenido que es más natural mostrar el pañuelo tal y como cayó en el bolsillo por la mañana hace que esas formas tan estudiadas no me parezcan ni elegantes ni estilosas. 

Muchos somos los que estaremos de acuerdo que es la elegancia espontanea y poco estudiada la que mejores resultados proporciona. Por eso no somos pocos los que preferimos que el “rabillo” de la corbata no se introduzca por el pasador interior de esta o que el pañuelo de bolsillo no muestre una forma pensada. 

Por ello, la mayoría de las veces es mejor insertar el pañuelo en el bolsillo y colocarlo de forma rápida que dedicarle demasiado tiempo intentando mostrarlo de una manera determinada. Y si la espontaneidad que aporta ese pañuelo rápidamente colocado se suele transformar en estilo también el hacerlo así nos libera de tener que estar recolocándonos constantemente el pañuelo buscando su forma original; algo que termina dejando en evidencia a quien lo hace al demostrar que no se está muy familiarizado con su uso. 
Hoy los pañuelos más estilosos cuentan con diseños que nos permiten jugar con sus diferentes colores. Igualmente, hay pañuelos donde encontramos mezclados estampados claramente diferenciados. Estos son para mí los más socorridos y estilosos ya que permiten mostrar dos pañuelos en uno. El escoger para la parte principal del pañuelo un diseño con un color y el combinarlo con ese “segundo” pañuelo de otro color y estampado suele conseguir resultados sorprendentes. 

Igualmente, los caballeros que estén acostumbrados a vestir un pañuelo de bolsillo compartirán conmigo que el momento y el lugar donde se vaya a vestir hace que influya decisivamente en la manera de mostrarlo. Parece lógico que no sea igual la forma que este pueda adquirir de vestirse en un acto muy formal que en un ambiente puramente lúdico o festivo. 

Y si el momento y el lugar juegan un papel fundamental a la hora de optar por una u otra terminación no lo hace menos nuestro estado de ánimo. 
Hay veces en las que nos despertaremos y no estaremos muy eufóricos y consecuentemente escojamos un sencillo pañuelo de bolsillo con el ribete de color similar al de la corbata. Otras mañanas optaremos por algún pañuelo con algún diseño tipo paisley que combine con alguna prenda y otras, las más alegres, nos atreveremos con un pañuelo de colores más atrevidos o que a priori no tenga mucho que ver con el resto del conjunto y no nos importará hacerlo incluso el protagonista de todo el conjunto jugando con él y mostrándolo de manera sutilmente espontanea. 

En España resulta francamente difícil cruzarnos con caballeros que hagan oídos sordos a las críticas del intrépido “caballero azul marino” o a las del atrevido “señor gris marengo” o a las del orgulloso propietario de los castellanos “Hecho en República Dominicana” y se planten un pañuelo de bolsillo con diseños alegres y atrevidos. Sin embargo y a pesar de ello, no debemos sentirnos intimidados y no deberíamos dudar en llevarles la contraria. 

Y si los resultados de decantarse por un pañuelo de bolsillo a la hora de vestir de traje son más que visibles para los amantes del buen vestir, no lo son menos de hacerlo con una chaqueta de sport y unos pantalones casual. Es en este tipo de vestimenta, la mayoría de las veces alejada de los ambientes más formales, donde se puede dar rienda suelta a la imaginación y probar combinaciones, colores o formas que en nuestro lugar de trabajo o en nuestras tareas cotidianas estarían de más. 
A pesar de todo ello, todo tiene un límite y es precisamente este límite el que nos obliga a ser algo cautos y no abusar de él. Y este límite es el que aconseja, siempre bajo mi punto de vista, no vestirlo en el bolsillo del abrigo. 

Como su nombre “overcoat” indica, el abrigo debería ser la última prenda exterior y por ello mismo no tiene mucho sentido que hubiera todavía una más exterior al abrigo. Dicho esto, hay caballeros, como por ejemplo el mismísimo Príncipe Carlos, que han preferido en determinados momentos adornar su abrigo con un pañuelo de bolsillo. 

A pesar de que como hemos dicho anteriormente un bonito y bien lucido pañuelo de bolsillo puede convertirse en el protagonista de nuestro conjunto no debemos olvidar que no deja de ser un complemento. Por ello, tampoco debemos caer en el error de mostrarlo de manera llamativa u ostentosa como en esta foto hace Lapo Elkann. 
La elegancia siempre es discreción y por ello es importante saber donde está la línea que separa lo estiloso de lo vulgar. Una línea no siempre clara; sobre todo para no pocos fashion victims que de repente parecen haber descubierto este centenario complemento. 

Cuando se llevan ciertas actitudes al límite los resultados pueden dejar de ser estilosos y convertirse, como decimos, en algo vulgar. Por ello, una cosa es mostrar un bonito pañuelo de bolsillo bien combinado y otra muy diferente es que este parezca más una servilleta dentro de nuestro bolsillo que verdaderamente un pañuelo. Y aun pareciendo un pañuelo si sobresale tanto del bolsillo que todas las miradas se dirigen a él habremos con seguridad errado en nuestra elección. 
El pañuelo de bolsillo es en definitiva un complemento obligatorio en todo caballero medianamente elegante pudiendo aportar además un estilo difícilmente igualable por cualquier otra prenda del armario masculino. 

Ahora ya todo será cuestión de escoger uno hecho a mano, elegir el correcto tejido para el atuendo que vestiremos, saber combinar su color y mostrarlo de manera elegante y a ser posible también estilosa. 

El Aristócrata 

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RICHARD ANDERSON Y EL CLUB PRIVADO DE EL ARISTÓCRATA

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El que El Aristócrata se haya convertido en una referencia del buen vestir tanto en España como en Latinoamérica ha sido una labor de varios años y en la que todos hemos contribuido de una forma u otra. 

La popularidad alcanzada por nuestro blog nos ofreció la posibilidad de durante tres años contar con una columna propia en el periódico económico on-line, www.extraconfidencial.com. La enorme acogida y repercusión que tuvo, y al parecer sigue teniendo, El Mayordomo nos brindó la posibilidad de escribir para la editorial Planeta el “Manual del Perfecto Caballero; normas básicas del buen vestir”; manual que sorprendentemente y teniendo en cuenta los tiempos que corren se encuentra en su tercera edición. 

Aunque la dificultad de encontrar el tiempo necesario para seguir publicando en dicho periódico un artículo semanal nos obligó a tener que dejar, no sin una gran pena, descansar al bueno de El Mayordomo Jeeves de sus labores semanales, en breve espero tener el placer de comunicaros la colaboración con otro medio pero esta vez escrito y de manera mensual. 

Cada nueva aventura ha representado un nuevo reto y el verlas funcionando siempre ha sido un gran motivo de orgullo. Sin embargo, siempre hubo algo que tanto yo como muchos lectores de esta página sabíamos que teníamos que llevar a cabo antes o después ya que representaba la cúspide de la verdadera esencia de este Blog. 

Y esto no era otra cosa que la creación de un espacio donde los lectores más apasionados por esta forma de vestir intemporal, clásica y varonil se pudieran reunir y compartir de forma presencial sus inquietudes sobre el buen vestir. 

Por ello, tres de esos lectores decidimos crear un Club que hiciera esto posible y que sirviera como medio para profundizar en esta nuestra pasión. El Club Privado de El Aristócrata. 

Aunque desde el mes de enero de 2012 todas las piezas encajaban ya en nuestro puzle la burocracia impidió que el Club fuera una realidad legal hasta prácticamente el mes de marzo del mismo año.

Como sabéis todos los que nos leéis habitualmente, se informó desde esta página de todos los pasos, así como de los requisitos a cumplir, para formar parte del mismo y en marzo de 2012, tras la presentación oficial del Club en el hotel Intercontinental de Madrid, se procedió a abrir el proceso de admisión de los primeros miembros. 

Hoy, treinta cinco caballeros, de diferentes edades y lugares de España, ya son miembros del Club Privado El Aristócrata. Este número se verá aumentado con quince nuevas incorporaciones el próximo año (se informará oportunamente a través de nuestro Blog sobre los pasos y requisitos) para situarlo en el definitivo número de cincuenta miembros. 

A lo largo de los pocos meses de vida de nuestro Club, las actividades se han sucedido conforme a lo que anteriormente había sido diseñado y hoy creo poder afirmar que nos podemos sentir orgullosos de lo que con él hemos conseguido en tan pocos meses. 

En tan escaso tiempo hemos tenido la suerte de reunirnos para escuchar de primera mano las apasionantes experiencias que se viven en un taller de zapatería a medida de la mano del artesano Norman Vilalta o conocer algo más del concepto de elegancia, exclusividad y lujo en el vestir que tiene el crítico de moda del Financial Times, el Sr. Simon Crompton, o el por qué hoy la sastrería napolitana es la referencia mundial; algo que nos contó quien seguramente sea el mejor representante de ese concepto napolitano, el Sr. Luca Rubinacci. 

Y fue precisamente la apasionante puesta en escena del Sr. Rubinacci la que nos obligó en pos de intentar dar cabida a las principales tendencias de la sastrería mundial ponernos en contacto con quien fuera el Head Cutter más joven en la historia de la mítica calle londinense de Savile Row: el Sr. Richard Anderson. 

Según él mismo nos contó durante su intervención, su andadura por Savile Row empezó cuando su padre leyó en enero 1982 un anuncio en la prensa local que decía: “Wanted, sixteen- or seventeen-year-old apprentice cutter for Savile Row firm. Energetic … Intelligent … Smart appearance …”. 

A los pocos días de aquella entrevista a la que acudió Richard Anderson entraba por la puerta del número 11 de Savile Row para firmar un contrato que le reportaría un salario de 2.000 libras anuales en la que es todavía considerada por muchos como la mejor sastrería, y también la más cara, de Savile Row: H Huntsman & Sons o como todo el mundo la conoce simplemente Hunstman.

Según las propias palabras de Richard si bien en un principio le sorprendió la severa disciplina militar que imponían los sastres más veteranos a los aprendices fue precisamente esa disciplina la que caracteriza luego el trabajo y la exquisita terminación de las prendas de las más prestigiosas sastrerías de Savile Row. 

Durante sus dos primeros años en Hunstman, Richard trabajó como “chico de los recados” para todos sus compañeros y era el encargado, entre otras cosas, de que no faltaran ni los cigarrillos ni los sándwiches a la hora del descanso. En palabras suyas “eras lo más bajo de todos los que estábamos allí pero gracias a ello pronto sabías si estabas hecho para esta profesión o no”. 

El tiempo pasó y con solo 26 años pero con nueve ya en la profesión ya tenía su propia agenda de clientes y no era extraño que fuera él el sastre que de Hunstman viajara a Estados Unidos para tomar medidas a sus clientes que allí residían. 

Con 34 años se convirtió en el Master Cutter más joven que Hunstman ha tenido en sus más ciento cincuenta años de historia. Record todavía no superado por ningún otro sastre de Savile Row. 

Al poco tiempo Hunstman cambió de manos y tanto Richard como su compañero Brian Lishak, sastre con más de cincuenta años de experiencia, la mayoría de ellos también vividos en Huntsman, decidieron comenzar una nueva aventura abriendo en el año 2000 su propia sastrería en el número 13 de Savile Row ya bajo el nombre de Richard Anderson Ltd. 

Habían pasado 19 años desde que Richard entrara por primera vez en la sastrería Hunstman y en el momento de abrir su propia sastrería podía presumir de ser ya toda una institución en Savile Row con solo 36 años. 

A Richard Anderson la prensa especializada le ha llamado “El Rey de Savile Row” y le ha definido como “más Huntsman que la propia Huntsman” algo que se reconoce en su predilección por las prendas tipo Tweed; tejido que le apasiona tanto en su versión más rustica tipo Harris como en los clásicos Shepherdis o en los Hounstooth o en los más formales Donegal o como en su preferido para las hacking jackets en el Herringbone. 

El haber continuado con el propio estilo que él y Brian Lishak hicieron característico de Hunstman, estilo donde se marca mucho la silueta, los hombros y se arma el frontal para dar bastante forma a la prenda, y el ser uno de los sastres preferidos por los clientes más jóvenes de la Row han situado a su sastrería en solo doce años como una de las de mayor éxito de todo Savile Row. 

Entre sus clientes conocidos han trascendido nombres como los de Keifer Sutherland, Benicio Del Toro, Simon Cowell, Henry Kissinger, Stewart Granger, Rex Harrison, Gregory Peck o Katharine Hepburn. 

Richard Anderson ha escrito el libro “Bespoke: Savile Row Ripped and Smoothed” donde narra sus apasionantes 19 años como aprendiz y sastre en Hunstman y ha aparecido en innumerables reportajes de la BBC. 

Todo esto fue para nosotros motivo más que suficiente para contactar con él y proponerle que acompañara a los miembros del Club Privado El Aristócrata en un paseo por la calle londinense y nos descubriese un poco más el apasionante mundo de la sastrería de Mayfair, el de Hunstman y el de la suya propia. 

Acostumbrados a reunirnos en los hoteles de lujo de la capital para esta ocasión recogimos el guante que nos lanzó el Sr. Ángel Casaña, Presidente del Club privado de fumadores Churchill Club, y nos emplazamos todos para recibir al Sr. Anderson en el número 48 de la Calle Capitán Haya. 

Este Club de fumadores es lo menos parecido al típico club de fumadores que muchos podríamos tener en mente y al contrario de aquellos, el Churchill Club rezuma modernidad, una decoración a cargo de Javier de San Luis, famoso por ser el responsable también de la decoración del Club Billionarie de Marbella, y un mobiliario más propio del mejor y más chic bar de copas de Cerdeña que el de un club clásico de fumadores. Cuenta además con los sistemas más avanzados de ventilación los cuales son los responsables de que sea imperceptible el olor a cigarro. Lujo provocador con piezas de VG Newtrend, firma de alta decoración y diseño italiana; en definitiva un paraíso para que sus socios disfruten de un exquisito gin-tonic mientras saborean un buen cigarro cubano. 

Con puntualidad inglesa el señor Anderson hizo su entrada en el Churchill Club a las 7 de la tarde donde fue recibido por el presidente honorario del Club de El Aristócrata: el Sr. José María Reillo. 

Comenzado el acto, D. Ángel Casaña tomó la palabra para presentar el Club Churchill y ofrecer pertenecer al mismo a los miembros que del Club El Aristócrata allí nos encontrábamos. 

El Sr. Reillo fue igualmente el encargo de presentar al Sr. Anderson a todos los allí presentes y para ello hizo un resumen del currículum del ponente así como una entretenida introducción tanto a la sastrería inglesa como a todo lo que esta ha contribuido e influenciado en todas las formas de trabajar la sastrería en el mundo. Igualmente, no dejó pasar la oportunidad de analizar de forma breve las principales diferencias entre esta y la italiana. 

En este acto preferimos en vez de que el ponente nos ilustrara con una charla sobre su trabajo pasar directamente a la ronda de preguntas; preguntas que yo encantado le fui formulando y que el Sr. Anderson, con exquisita educación y gran capacidad de comunicación, fue respondiendo una a una sin interés alguno en esquivar aquellas más comprometidas. 

Como algunos de vosotros sabéis últimamente he recibido varios correos de personas interesadas en la profesión de sastre y más concretamente en conocer cómo podían empezar a formarse en tan apasionante profesión. Y fue concretamente por esto por lo que no dudé en empezar el turno de preguntas pidiéndole al Sr. Anderson que nos contara algo más de cómo fueron sus primeros años en Hunstman. 

Si bien hoy la profesión de sastre puede parecer un oficio muy bien considerado y hasta en ciertos casos bien remunerado esto solo es una realidad, como pasa con la mayoría de las profesiones, cuando se alcanza un gran nivel de calidad y se da al cliente un servicio excepcional. Pero hasta que esto ocurre, como también pasa en el resto de oficios, hay que pasar un gran número de años trabajando muy duramente y recibiendo por dicho esfuerzo una contraprestación económica puramente testimonial. Y esto es así incluso en el caso de los sastres de Savile Row. 

Dos mil libras esterlinas hace treinta años no alcanzarían ni siquiera lo que hoy llamamos el salario mínimo interprofesional. Sin embargo, no fue óbice para que muchos chavales ingleses, entre los que también se encontraba el Sr. Richard Anderson, empezaran aquella andadura que no sabían ni siquiera si les conduciría a algún sitio. 

Si esas dos mil libras daban para poco más que pagarse el transporte al centro de Londres y poderse permitir ir al cine con los amigos los fines de semana, el hecho de verse obligado a ser el chico de los recados durante casi dos años dejaba patente si se estaba hecho para trabajar para una de las centenarias sastrerías inglesas o solo se veía como un mero medio de vida para alguien que no había podido o querido ir a la escuela. 

Y fue precisamente repartiendo esos cigarros y esos cafés entre el personal de Hunstman cuando Richard descubrió una disciplina, más que militar en sus propias palabras, que le alejaban de las distracciones de la calle y que le obligan a cumplir unas normas de comportamiento muy alejadas de las de un chico de solo diecisiete años pero que también le daban la base necesaria de constancia y seriedad que requería su profesión. 

Hoy nos cuenta Richard que la situación es algo diferente tanto para bien como para mal. Si bien antes era necesario anunciar una nueva vacante de aprendiz en un periódico local de gran tirada para que alguien se presentara a la entrevista, hoy se reciben currículums casi a diario. 

Ante esto nos comenta Richard que solo termina recibiendo a aquellos jóvenes que no se limitan a enviar su currículum sino que insisten llamando por teléfono o incluso presentándose en la propia sastrería superando el impacto inicial que supone para un chaval de tan escasa edad abrir la puerta que da paso normalmente a un entorno de madera y muy alejado a lo que estos adolescentes han vivido en sus casas. Y si todavía les queda coraje para echar en cara al Head Cutter el por qué no se les da una oportunidad entonces, y solo entonces, Richard les deja probar durante unos días. 

Pero igualmente, si antes cualquier principiante en el oficio requería de un sastre consagrado para que le diera la oportunidad de iniciarse, hoy las principales sastrerías londinenses, y no ya solo de Savile Row, tienen un programa financiado por el Gobierno Británico que concede becas a varios aprendices de la escuela de sastrería británica los cuales rotan por varias sastrerías algunos meses y aquellos que demuestren su valía son contratados al termino de dicha beca por alguna de las casas donde ha estado aprendiendo. 

Otra de las principales diferencias entre los sastres de entonces y los de ahora nos apunta Richard es el hecho de que hoy a la profesión de sastre le haya pasado en parte igual que a la de cocinero. De ser oficios sin mucho reconocimiento o hay sastres tanto en el Reino Unido como en Italia que considerados como auténticas estrellas; y lo mismo pasa con ciertos cocineros. Esto en el caso de los sastres británicos ha sido debido en gran parte al respaldo que desde el propio gobierno, la televisión, internet y la prensa especializada se les ha brindado ya que no hay que olvidar que independientemente de las modas del momento la sastrería británica ha sido la máxima responsable de la alta sastrería durante más de doscientos años. 

El tener entre nosotros a alguien que ha pasado más de veintiséis años trabajando en la mítica calle londinense nos obligaba a preguntarle por el pasado de esta calle, su presente y por qué no decirlo también por su incierto futuro. 

Obviamente era de esperar que el pasado que nos iba a contar Richard iba a ser lo más excitante de los tres momentos temporales por los que le acabábamos de preguntar. Y aunque el futuro, como ahora veremos, es esperanzador no cabe duda que el pasado de la Calle fue francamente apasionante.

Según compartió Richard con nosotros, durante sus años en Hunstman lo normal es que diez nuevos clientes entraran por la puerta de la sastrería todas las semanas. Y con semejante número de clientes, a los que había que sumar también los de la casa de siempre, había que estar preparado, y en todos los sentidos, para recibir en el mismo día a un Lord inglés, a un cantante de música rock o a un exitoso chico de veinte cinco años de una punto com. El coser para un elenco tan diferente, manteniendo el sello de la casa Hunstman, fue en palabras de Richard un bagaje y una experiencia que pocas sastrerías en el mundo pueden aportar a un sastre. 

No dejó de nombrar durante toda la charla a sus dos grandes mentores, el Sr. Brian Lishak y el Sr. Clive Gilke quienes junto a Richard no dudaron en abandonar Hunstman y abrir su propia sastrería cuando Hunstman cambió de manos. El nuevo accionariado tenía una visión muy diferente a lo que había sido Hunstman durante más de ciento cincuenta años y antes de ver hundirse todo aquello por lo que habían luchado, Richard, Brian y Clive abrieron su propia sastrería solo unos metros más allá de donde habían trabajado toda su vida. 

A la hora de tomar la decisión todos estaban de acuerdo en que deberían mantener la gran calidad y la depurada técnica de trabajo de Huntsman pero aportando a la propia tienda un toque algo más actual ya que reconoce que no eran pocos los clientes que se veían intimidados por la propia disposición de las dependencias de Huntsman. Para ello dejaron de lado los cuadros tradicionales, los suelos y paredes de madera, los trofeos de caza y los cambiaron por un ambiente mucho más relajado donde incluso se escucha en toda la tienda a través del hilo musical. Igualmente, aquellos clientes que en Hunstman se les rechazaba por pedir determinados cortes que iban en contra de la filosofía centenaria de la casa en su nueva sastrería eran recibidos y se les intentaba dar aquello que estaban buscando.

Savile Row ha sido para los amantes de la sastrería la Meca a la que acudir al menos una vez en la vida. Los que hemos tenido ocasión de estudiar otras sastrerías de prestigio como la italiana o en su tiempo la propia francesa observamos que sus grandes sastres han bebido de las fuentes de los ingleses y muchos de aquellos han aprendido el oficio en alguna de las sastrerías de Mayfair.

Obviamente sería engañarnos si mantuviéramos que el liderazgo de la sastrería de Savile Row sigue siendo tan aplastante como hace cien años. Por ello, le preguntamos a Richard que nos contara algo más de aquel pasado boyante de la Row, su presente y un futuro algo incierto y que pierde liderazgo frente a la sastrería italiana. 
Lo primero que nos apuntó es que independiente de que tanto una calle como otra lleven el nombre de Savile Row solo hoy una es la pura esencia de Savile Row o como el mismo Richard dice solo las sastrerías que están en la “sunny side” de la calle londinense. Esto difiere con lo que él se encontró cuando empezó a trabajar en SR ya que por aquel entonces a ambos lados de las calles se situaban las sastrerías y por eso mismo y a pesar de que estas compartieran espacio con oficinas y locales de otros tipos hace veinticinco años había más sastres en la Row que ahora. 

No dejó de recordar la apertura reciente de Abercrombie así como la que abrirá muy próximamente de la misma marca pero de niños en la “calle de los sastres”. Si bien no criticó el que esto haya podido pasar y haya puesto hasta cierto punto en jaque mate una historia de doscientos años sí comentó que esto es muy peligroso ya que ninguna sastrería podría nunca pagar los alquileres a los que sí pueden hacer frente las grandes superficies. 

Según nos comentó exceptuando el año 2008, año en que todo el sector sufrió un frenazo, cada año desde que abrieron en al año 2000 han conseguido trabajar más y esto les consta que es extensible a las principales sastrerías de la calle. 

Sobre el fututo solo tuvo palabras de grandes expectativas ya que el interés por la sastrería a medida ya no es solo propiedad de los grandes ejecutivos de la banca de sesenta años sino que cada día más los jóvenes tienen mayor interés en tener un traje de SR que cualquier otro de marca conocida pero de confección. Nunca ha habido más interés por la sastrería a medida que la que hay ahora y no duda en afirmar que independientemente de las modas pasajeras que hoy se puedan ver Savile Row sigue y seguirá por muchísimos años siendo el destino preferido de los amantes de la alta sastrería. 

Sobre el prototipo de cliente de Savile Row mantiene que hoy ya es muy difícil definirlo. Seguramente en los años 90 sí estaba claro pero ahora es de lo más variopinta. Por aquel entonces los más frecuente era encontrarse con un señor de unos sesenta años, de nacionalidad británica o americana y CEO de alguna empresa. 

En cambio hoy si bien lo que predomina son los grandes ejecutivos del mundo de las finanzas de entre cincuenta y sesenta años el cliente es mucho más joven, siendo muchos de ellos asiático y han cambiado los ejecutivos de grandes corporaciones por emprendedores del mundo .com. Igualmente, ahora cuentan con muchos clientes que nunca han vestido de sastre pero que sí lo han hecho de marcas Premium y ven en la sastrería a medida lo más in del momento. 

Uno de los momentos más apasionantes fue cuando explicó a la nutrida audiencia la Hacking Jacket y la forma de cortar esa chaqueta, lo que representa el ADN del estilo Hunstman y en última instancia el ADN del corte de Savile Row. 

Una chaqueta que difiere en gran medida, como vimos los que asistimos a la conferencia del Sr. Rubinacci, del concepto que de cómo debería ser una chaqueta tienen los sastres napolitanos. Para la corriente más extendida de Savile Row, la chaqueta debería contar con hombreras visibles, con solapas marcadas y donde se acentué la cintura del cliente. Con estas hombreras altas y marcadas y una cintura estrecha consiguen muscular el cliente así como hacerlo más alto y delgado. 

Dicho todo esto para él el traje perfecto es el que guarda un balance en todas las líneas y prendas y que además de la sensación de que apenas ha costado realizarlo a pesar de que lleve casi sesenta horas de trabajo. 

No obstante, debido a su gran interés al final del artículo reproducimos la descripción que el propio Richard hace de esta forma de confeccionar la típica chaqueta de Savile Row (para los más puntillosos apuntar desde ya, que esta chaqueta varia según sea la sastrería que la confeccione pero no por ello deja de ser en mayor o menor medida la más extendida y la que ha venido definiendo el estilo inglés durante más de doscientos años). 

Como era de esperar la conversación derivó de manera natural en la hoy mucho más aceptada chaqueta napolitana. En contra de lo que podría caber esperar de quien fuera el alma mater de Huntsman durante casi veinte años, Richard alabó la chaqueta napolitana, su funcionalidad, su ligereza así como su corte relajado. 

Sin embargo, él es partidario de un corte más conservador donde haya más horas de mano de obra y donde el trabajo en el pecho y en los hombros sea mucho más marcado. 

Aprovechamos igualmente para preguntarle si como muchos profesionales del sector atisban la sastrería terminará dominada por los italianos mientras que los ingleses pasaran a un segundo plano. Su experiencia y el aumento exponencial de clientes en Savile Row demuestran que esto ni nunca ha sido así, ni lo es ni lo será. Sin embargo, admite igualmente que los italianos llevan más de veinte años dominando la industria del RTW y esto no parece que tampoco vaya a cambiar ya que la confección inglesa es de mucha menor calidad. 

Ante la confusión reinante en nuestros días donde cualquiera que pueda tomar unas medidas y añadirlas a un fichero se denomina sastre le preguntamos al Sr. Anderson cuáles eran los atributos necesarios que un sastre debería tener para poderse denominar como tal. 

Cabría haber esperado como muchos sastres apuntan que fuera alguien que pudiera cortar, coser y terminar un traje, un abrigo, un chaqué, un esmoquin y un frac. Pero por el contrario y sin dudarlo, y tras apuntar que en la mayoría de las sastrerías de Savile Row cada profesional está especializado en una prenda concreta de cada conjunto, nombró “sólo” dos cualidades: alguien que sepa poner unas mangas y un cuello. Son concretamente estas dos operaciones las que muy rápidamente diferencian a un buen sastre de uno excelente. 

Según Richard en tres o cuatro años una persona con unas mínimas condiciones puede aprender a coser unos ojales, a picar unas solapas, a hacer un pantalón, a coser los bolsillos, a poner un forro pero solo aquellos que tienen unas condiciones excepcionales pueden terminar sabiendo poner las mangas y el cuello. En palabras textuales de Richard esto es lo que diferencia a los hombres de los niños. 

Seguramente todos conocemos personajes públicos que lucen trajes o esmóquines de perfecta hechura pero cuya imagen final no nos trasmite ninguna emoción ya que carecen de estilo y sentimos que le falta expresión a sus conjuntos. 

Por ello, uno de los grandes retos a los que se enfrentan hoy los sastres, y que deberían admitir para que su trabajo no nos dejara indiferentes, es que si vital es conseguir una buena hechura muy importante es también conseguir que su ropa hable y transmita emociones o dicho de forma más simple, que rezume estilo. 

Richard coincide con nosotros en este punto y apunta que efectivamente con la toma de veintiuna medidas, como es obligatorio en su sastrería, una buena hechura está prácticamente garantizada pero que el estilo es sin lugar a dudas mucho más difícil de conseguir. 

Sólo hablando con el cliente y llegándole a conocer se llega a tener una idea de cómo más le gusta verse Como es de esperar de alguien que ha dedicado toda su vida al oficio de sastre habrá habido prendas que le hayan supuesto un esfuerzo extra. Él destaca que normalmente los chaqués y las chaquetas de caza necesitan de una mano de obra más cualificada así como la ropa a medida de mujer la cual, por norma general, es más complicada de realizar. 

Richard Anderson es de los pocos sastres de todo Savile Row que se ha ganado la confianza también de las señoras que gustan de vestir de sastre y de no pocas estrellas de la gran pantalla. Según nos comenta la dificultad que implica vestir a una señora es bastante mayor que la de hacerlo a un caballero y son principalmente dos las partes críticas a la hora de conseguir una buena hechura: el pecho y la parte alta de la espalda. 

Son muy pocos los sastres que se han atrevido a lanzar una línea de ropa de confección; y los pocos que lo han intentado han sido en su inmensa mayoría italianos. Esto no deja de ser una pena ya que por norma general el corte más o menos clásico de los sastres más consagrados hace maravillas cuando se lleva a una línea confección. 

Y Richard ha sido uno de los pocos británicos de su oficio que hace algo menos de un año se lanzó a crear una línea de confección con un claro parecido a su línea bespoke

El que vendiera sesenta trajes en un mes de su primera colección le ha dado la razón a que este producto puede llegar a tener una demanda importante y ahora ya tiene preparada su temporada primavera-verano. Para ambas colecciones el propio Richard ha hecho los patrones para que sean cortados y dados vida n una factoría de Venecia. 

La inspiración británica de sus colecciones y el claro sello del número 13 de Savile Row ha sido muy bien recibido por los amantes del estilo más británico. Para su colección RTW, el propio Richard ha hecho los patrones que son cortados y dados vida en forma de trajes en una factoría de Venecia pero con una clara inspiración británica y con el sello claro de la casa de Savile Row número 13. 

No dejó de aconsejar a sus compañeros de profesión que allí se encontraban que apostaran claramente por internet y en concreto por los Blogs. Él mismo ha experimentado un claro aumento en el número de clientes desde que su trabajo empezó a tener repercusión en los Blogs de moda clásica más leídos. Y a estos también debe en gran parte el que la edad media de sus clientes se haya visto rejuvenecida.

A pesar del auge que ha experimentado recientemente la sastrería a medida, Richard es de la opinión de que hay muy pocos países que puedan presumir de contar con buenos sastres. Además de nombrar a los italianos tímidamente nos habla de algunos sastres alemanes y de algunos noruegos. Por el contrario, no duda en apuntar que la sastrería Norteamericana es prácticamente inexistente y que lo único bueno que hay allí lo hacen algunos aprendices de Savile Row que se han marchado allí a desempeñar su trabajo. 

Otra pregunta que parecía obligada y que les hemos hecho a todos los ponentes que han pasado por el Club era qué caballeros consideraba él como los más elegantes tanto vivos como difuntos. Richard destaca su cliente Gregory Peck quien desde su punto de vista llevaba la ropa con mucho estilo y realzaba todo lo que se ponía. Gianni Agnelli quien era un maestro en combinar diferentes prendas, colores y complementos. 

Nos sorprendió que no nombrara al Príncipe Carlos y por ello quisimos escuchar su punto de vista profesional. En su opinión, el Príncipe Carlos es un apasionado de la sastrería a medida y acude a varios sastres, todos de Savile Row, los cuales han sido capaces de crear para él un estilo muy definido con preciosidades de trajes cruzados. Para Richard, el chaqué con el que se casó con Camila Parker era sencillamente una pieza de arte y tenía la mejor mano de obra que nunca ha conocido.

Mientras transcurría la conversación de los hombres más elegantes dejó patente su discrepancia con la forma de vestir el nuevo James Bond tanto por hacerlo con modelos fuertemente influenciados por el momento temporal en el que se rodó la película perdiendo esa intemporalidad que ha caracterizado históricamente al agente secreto como por no vestir de sastre inglés. 

Como muestra de respeto a quien es considerado como una de las voces más autorizadas para hablar de los tejidos Tweed varios miembros del Club vistieron ese día con tejidos próximos a él. Para Richard este tipo de tejido nunca dejará de estar de moda y si bien antes lo normal es que su cliente dejara el traje diplomático el viernes para vestir alguna chaqueta de Tweed en su casa de campo, hoy lo más normal es que sus clientes la vistan desde con vaqueros hasta para ir a cenar entre semana. 

Concluido el acto tuvimos el privilegio de charlar con el Sr. Anderson y ver en primera persona varias creaciones que trajo a Madrid así como diferentes tejidos tipo Tweed de la mítica casa escocesa Holland & Sherry; una charla regada con un excelente Cordon Rouge y unos más que exquisitos canapés con los que nos obsequió la reputada casa internacional de delicatesen Casa Ortega.
  
 El Aristócrata

CERRADO EL PLAZO PARA HACERSE MIEMBRO DEL CLUB PRIVADO EL ARISTÓCRATA

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Estimados lectores, 

Aunque nos comprometimos a anunciar quince nuevas plazas para ser miembro del Club Privado El Aristócrata el día 20 del presente mes lo hacemos hoy por no tener acceso a internet durante ese día. 

Como ya se comentó en el artículo donde anunciábamos la creación de este Club, el Club Privado El Aristócrata es un espacio donde cada tres meses sus treinta y cinco miembros se reúnen para compartir su pasión por el vestir masculino y ese estilo de vida tan especial que ha estado siempre detrás de esta página desde el principio. 

La puerta está abierta para todos los que disfrutéis de este concepto de elegancia y de los pequeños placeres que brinda la vida; los cuales también tienen un papel importante en el Club. 

No hay requisito alguno previo para ser miembro del Club aunque el gran número de peticiones recibidas durante el año y la imposibilidad de conocer personalmente a todos los aspirantes hace muy difícil el que no nos equivoquemos en la elección final. 

Sí queremos apuntar que siempre será mejor recibido no solo los miembros del Club que acudan a las diferentes reuniones que se celebran a lo largo del año sino que también participan activamente con sus intervenciones en ellas. 

Igualmente, apuntar que por la propia esencia del Club estas plazas no están abiertas a aquellos caballeros que tengan un interés profesional directo o indirecto en el sector de la moda o en la vestimenta masculina en cualquiera de sus manifestaciones. 

A continuación se adjunta un formulario que deberá ser rellenado por todos los interesados en un plazo máximo de diez días desde hoy viernes 18 de enero. Este cuestionario es de obligada cumplimentación siendo motivo de descalificación el dejar campos en blanco. 

Aquellos caballeros que sean seleccionados recibirán un correo electrónico con los correspondientes estatutos del Club los cuales deberán ser aceptados. Igualmente, se les proporcionará un número de cuenta donde ingresar la cuota anual (cuota que se comunicará solo a los seleccionados pero que no deja de ser una cantidad testimonial). 

Finalmente indicar que aquellos caballeros que puedan aportar alguna recomendación de un miembro en activo tendrán prioridad a la hora de ser seleccionados. Sin otro particular esperamos recibir vuestras solicitudes antes del lunes 28.

PD El formulario se debe imprimir, rellenar y enviar escaneado antes del 28 de Enero a la dirección secretariaclubelaristocrata@gmail.com

El Aristócrata

EL ABRIGO Y LA CONFECCIÓN DE UN TOPCOAT A MEDIDA

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Allá donde he escrito de forma continuada siempre he empezado la lista de mis artículos dedicando el primero a la que para mi es la pieza fundamental de todo armario y que representa los cimientos sobre los que se apoyarán todos mis escritos posteriores: los intemporales oxford lisos negros.

Como he intentado explicar varias veces, solo cuando podamos presumir de contar con unos buenos oxfords negros deberíamos pensar en la segunda prenda que les acompañe en nuestro armario. 

Si bien la elección de esta segunda prenda en la mayoría de los casos suele ser un traje de dos piezas azul marino, no todos los caballeros se decantarían por este para esta segunda elección. Así pues, no me extrañaría que algunos prefiriesen hacerse, por ejemplo, con una camisa o incluso con otro par de zapatos. Y yo, por ejemplo, no dudaría en que después de esos obligados Oxford negros fuera un abrigo el que ocupara la primera percha del armario. 

El porqué de esta elección obedece principalmente a tres motivos. En primer lugar, parece lógico pensar que todos pudiéramos tener un traje al que recurrir en caso de necesidad; o de no tenerlo sí hacernos con él de forma relativamente fácil. Sin embargo, no estoy tan seguro de que todos podamos tener o conseguir un abrigo como Dios manda. 
En segundo lugar porque no debemos olvidar que hasta desprendernos de nuestro abrigo éste será el protagonista de todo el conjunto al ser la prenda más expuesta al exterior. Por ello, es importante que éste no solo cumpla con su función principal de proteger del frio sino que además lo haga de forma elegante. 

Y en tercer lugar porque las diferentes modas suelen tener un impacto mucho menor en un abrigo intemporal que el que pudieran llegar a tener hasta en los trajes de corte más clásico. 

En definitiva si bien un traje azul marino es obviamente de todo punto indispensable en cualquier armario, de hacernos con un elegante y bonito abrigo de corte intemporal, y por supuesto de calidad, podremos contar con una pieza que verá ir y venir varios trajes azules marino mientras el permanece inalterado en nuestro armario muchos años. 

No debemos olvidar que un traje por buena que sea su tela y terminación si se usa con relativa frecuencia tiene fecha de caducidad. Si embargo, un abrigo puede durar toda una vida; o incluso más. Además son las prendas que nos acompañan año tras año y en las más diversas circunstancias a las que se termina cogiendo más “cariño” con el paso del tiempo. 

Muchos son los caballeros que además de contar con varios pares de zapatos y trajes algunos, o muchos, han sido hechos a medida. Sin embargo, de fijarnos en sus abrigos podremos observar que no les han prestado gran atención llegando incluso a cargarse la elegancia del resto del conjunto con cualquier chaqueta de las que estén de moda en su momento. 

Las escusas que estos parecen encontrar no son pocas y hasta algunas de ellas son de todo punto comprensibles. Por ejemplo, todos somos conscientes de tanto los tiempos como el clima están cambiando y que cada vez es menos frecuente, al menos en las grandes urbes, tanto acudir al trabajo a pie como ver en los termómetros temperaturas por debajo de los cero grados. 

No obstante, esto no justifica que el abrigo sea una prenda cada vez más testimonial y que sea francamente difícil deleitarse por la calle con un buen abrigo. A pesar de que su uso sea francamente reducido, ningún caballero que se considere elegante debería pensar en prescindir de un abrigo de corte clásico. 

Aunque los abrigos considerados como clásicos han sido sustituidos en los últimos tiempos por prendas supuestamente más versátiles tipo Barbour o Belstaff, ninguna de estas chaquetas tiene ni el encanto ni la elegancia de un "overcoat" inglés. Igualmente, por más que se empeñen algunos caballeros italianos tampoco lo tienen los tan de moda acolchados; acolchados que pintan lo mismo acompañando a un traje de chaqueta que lo que haría un abrigo Chesterfield deslizándose por las pistas de Gstaad. 

Si de seguir las modas del momento y de vestir todos iguales y nadie salirse del guion parece tratarse, sería mejor que todos los caballeros salieran a la calle uniformados con elegantes abrigos azules, marrones o verdes que con esas chaquetas y plumas de llamativos colores. De seguir esta recomendación al menos tendríamos menos problemas en identificar nuestro abrigo que el que se encuentran hoy en día los guardarropas de muchos restaurantes y discotecas de moda. 

Igualmente, todo nos hace pensar que el caballero que opta por un abrigo clásico también suele poder presumir de vestir el resto de las prendas de su atuendo a la altura de éste. Sin embargo, debajo de las chaquetas de moda todo es posible.
Como ya comentamos allá por el año 2008 en un extenso artículo dedicado al abrigo, el laissez-aller imperante en nuestra sociedad hace que, hasta en los sitios elegantes por antonomasia como el teatro, la ópera etc., la búsqueda únicamente del confort y el seguimiento de las tendencias haya dejado de lado las buenas maneras y la auténtica elegancia. Y esto hace que incluso en estos sitios los abrigos hayan prácticamente desaparecido del paisaje. 

En la acepción inglesa de la palabra abrigo se considera que esta prenda debe extenderse siempre por debajo de la rodilla. Igualmente, otra de sus principales características es que las telas con las que se confeccionan estos tipos de abrigos tienen un peso considerable; normalmente el metro de tela con el que se realizan suele pesar alrededor de los 600 gramos. 

Es importante tener en cuenta que aquellos que consideren que vestir hoy en día un abrigo tan largo no tiene sentido, siempre tienen la opción de decantarse por el abrigo conocido popularmente como topcoat.
Estos abrigos se caracterizan por no sobrepasar la rodilla y por estar fabricados con tejidos más ligeros; unos 500 gramos el metro. 

A no ser que tengamos en nuestro armario más de un abrigo, nuestra preferencia de color debería ser el azul marino ya que es el color que mejor se adapta a las diferentes ocasiones y es el que termina resultando más versátil. Esto no significa que no se pudiera entender que alguien se enamorara de una tela de cachemira camel y se saltara sin miramientos esta recomendación. 

Aunque el corte más extendido tanto en los overcoats como en los topcoats siga siendo el de hilera de botones, la modalidad cruzada, como también ocurre con las chaquetas de traje, es, desde mi punto de vista, mucho más especial y proporciona una elegancia muy superior. Y si de protegernos del frio se trata, la protección que nos brindan los abrigos cruzados es siempre mayor.
Si bien he tenido la suerte de poder contar con un precioso Crombie Coat, pero en su versión cruzada, y haberme hecho a lo largo de los años también con un tirolés y con otros modelos clásicos en verde y camel nunca hasta hoy me había hecho con un topcoat cruzado azul marino. Esto ha sido así porque a al igual que me ocurre con los trajes el color azul marino si bien lo considero obligatorio y muy elegante me parece algo aburrido y del que el caballero medio español abusa hasta la saciedad, y no siempre utilizado en el momento correcto. Quizás haya sido esto y la necesidad de no uniformarme la que casi siempre haya hecho que me decida por un nuevo color o diseño antes de recurrir al azul marino. 

Esto sin embargo no ha evitado el que tuviera durante varios años el capricho de contar con un topcoat azul. Aunque el color camel a mí personalmente me parece mucho más especial, la polivalencia y elegancia del azul marino por fin terminaron convenciéndome de que había llegado el momento de hacerse con ese color.
Y si bien tenía claro que había llegado el día de hacerse con un abrigo en este color también estaba convencido de que, a pesar de buscar un corte algo más juvenil y más polivalente que el de los largos overcoats, un abrigo cruzado sería para mí siempre más elegante y especial. 

Un abrigo largo ya sea tipo Chesterfield, Crombie, Tirolés etc es necesario pero para vestir en situaciones no excesivamente formales y sobre todo pensando en darle un uso más prolongado a lo largo del año y no solo en pleno invierno un topcoat termina dando más juego. 

Como ya hemos apuntado, las principales diferencias entre un overcoat y un topcoat radican en su peso, en su longitud y en algunos casos, y solo en algunos casos, como en el del Chesterfield, también en su formalidad.
Pero en lo que no tienen igual los topcoat es en su versatilidad. Este tipo de abrigo, como el que ahora veremos, puede ser el compañero ideal tanto en el día a día de la oficina como cuando se trata de dar un toque estiloso y especial a atuendos informales pero elegantes que no hacen uso de la corbata.

Muchos de nosotros sabemos que aquellos caballeros que hacen un esfuerzo en cuidar su armario, desde los zapatos hasta las corbatas, conservan durante muchos años aquellas prendas de más calidad.

Y son precisamente los años y la experiencia los que terminan demostrando que si bien hay prendas en las que no compensa pagar un sobreprecio por ellas, cuando se trata de hacerse con un chaqué, un esmoquin o, como es en este caso, con un abrigo no hay nada más barato que acudir a un sastre y hacérselo a medida. 
Son justamente estas prendas aquí nombradas las que de cuidarlas un poco estarán en nuestros armarios muchísimos años. Y aunque con el paso del tiempo las modas cambien y su corte ya no sea el más actual con seguridad serán perfectamente ponibles ya que nadie espera que ahora de repente cambie la forma de un frac, un esmoquin o un abrigo clásico. 

Como ya hemos comentado en más de una ocasión, cuando llega el otoño es el momento perfecto para planear las compras del año y de esta manera además de no caer más tarde en alguna compra que no necesitemos asegurarnos que eso que nos hace falta, o que verdaderamente nos gusta, termine en nuestro haber. 

Y este Otoño era el turno de un abrigo cruzado azul marino por encima de la rodilla y lo que es más importante hecho a medida y por supuesto a mano. Y quiero enfatizar hecho a mano porque no son pocos los caballeros que dan por hecho que por ser a medida su traje o su abrigo también lo es a mano. Y nada más lejos de la realidad.
Cada día son más los locales y los pseudo sastres que ofrecen prendas hechas a medida y a mano a precios irrisorios. Y desgraciadamente, y muy a nuestro pesar, esto no es posible. Es cierto que algunos de ellos pueden conseguir una buena hechura partiendo de unos patrones ya existentes adaptando estos a nuestras particularidades. Pero, sin embargo, si la prenda en cuestión está hecha verdaderamente a mano las muchas horas de trabajo que conlleva confeccionarla hace inviable ofrecer un resultado decente a los precios que anuncian. 

Por ello y por ser pensar en este nuevo abrigo como una prenda intemporal y que me acompañará muchos años acudí nuevamente a la sastrería de D. José María Reillo. 

Tras hablar un largo rato con D. José María y contarle más o menos lo que tenía en mente ojeamos varios muestrarios para quedarnos finalmente con uno de la casa escocesa Holland & Sherry especializado solo en tejidos para topcoats. 
De todas ellas escogimos una de 480 gramos de dibujo en espiga y con una composición de 15% cachemira y 75% lana. La propia calidad de la lana así como la suavidad que incorpora la cachemira al tejido se traduce en una prenda final francamente agradable al tacto. 

Si bien el cachemira 100% de Holland & Sherry es sencillamente impresionante al tacto, la terminación espiga, algo menos formal, iba algo mejor con el uso al que tenía pensado destinar este nuevo abrigo. 

Confeccionar un abrigo a medida en contra de lo que pueda parecer en un principio, requiere de menos pericia por parte del sastre que realizar un traje o una “sencilla” chaqueta. Esto es debido principalmente a dos factores: por un lado las telas utilizadas son por norma general mucho más pesadas y consecuentemente más fáciles de trabajar y por otro porque al ir el abrigo sobre el traje o sobre cualquier otra prenda pero no sobre la piel, como en el caso del traje, conseguir una buena hechura se convierte en una tarea más sencilla. 
No hay que olvidar que al llevar una chaqueta o cualquier otra prenda debajo hace que esos pequeños detalles, como por ejemplo las arrugas que en una chaqueta puedan ocasionar los tirantes, apenas tienen repercusión en el abrigo al estar ya ocultas tras la chaqueta y no verse. 

Por ello, como apreciamos en las fotos, nuestras medidas las tomará el sastre con la chaqueta puesta. De esta forma el sastre se asegura además de que la hechura sea la más correcta posible también que el abrigo cubra la totalidad del resto de prendas. Al contrario de lo que ocurre con el traje, los puños de la camisa no deberían poderse ver una vez tengamos el abrigo puesto; como tampoco obviamente debería asomar el cuello de la chaqueta. 

Otra importante diferencia recae en la forma de rematar los hombros. Sin entrar en las particularidades del hombro napolitano, el cual también se puede apreciar en los abrigos allí realizados, hay que tener en cuenta que carece de sentido meter una hombrera al abrigo. El motivo no es otro que debido a que normalmente la chaqueta ya cuenta con su hombrera de poner otra en el abrigo el resultado final estaría muy próximo al de las protecciones que usan los jugadores de rugby americano. 
Igualmente, si tenemos en cuenta que los días de verdadero frío apenas a existen es importante no abusar de las entretelas. De contar con ellas es recomendable decantarse por las más finas o las de verano ya que si nos confeccionan el abrigo de la misma forma que se hacía por los sastres hasta no hace muchos años su uso terminaría reduciéndose solo a los días más fríos del invierno. 

Dicho esto es importante puntualizar que el que las medidas se tomen sobre el traje no significa que sean menor ni en número ni en importancia que las que se tomarían si nos encargarnos una chaqueta.

Una vez realizada la toma de medidas el proceso de fabricación de la prenda es similar al de cualquier otra prenda a medida. Es decir, tras la toma de medidas se realizará un patrón al cliente, se pasará dicho patrón a la tela, se cortarán las diferentes partes de la prenda, se hilvanará la misma y se irá terminando de coser según lo que indiquen las pruebas que se realicen al cliente. El planchado, operación de gran importancia y que requiere de un tiempo considerable así como de bastante pericia, dará por concluido el proceso. 
Como ya hemos indicado en otras ocasiones es en la realización o no de un patrón donde no todos los sastres se ponen de acuerdo y dependerá de la forma de trabajar de nuestro sastre el que se realice o no. 

Sé que este es un punto bastante controvertido y que hay sastres que no llegan a entender como un compañero pueda no valerse de él para la realización de las diferentes prendas mientras que hay otros que lo que no entienden es como alguien puede “perder el tiempo” realizando un patrón achacándolo incluso esto a una falta de pericia. 

Tras haber tenido la posibilidad de experimentar ambas opciones os voy a dar mi punto de vista; punto de vista que obviamente no significa que sea el acertado pero que como digo se basa en mi experiencia personal. 
El realizar un patrón tiene enorme ventajas ya que si verdaderamente tu sastre lo ha ido adaptando a tus medidas según has ido encargándote más trajesl el patrón te permite tener la certeza de que si te mandaras hacer uno nuevo este te quedará prácticamente igual al último que te encargaste. Además, el contar con un buen patrón es tu única garantía para de jubilarse tu sastre poder asegurarte que quien lo sustituya siga acertando con la hechura de tus trajes. Finalmente, el tener un patrón del cliente alivia la paciencia de este ya que contando con él las pruebas necesarias para la confección del traje pueden reducirse fácilmente a solo dos. 

Debo reconocer que a mí no solo no me disgusta acudir cuantas veces sea necesario a la sastrería sino que además disfruto mucho viendo ese proyecto de traje en todas sus etapas. Por ello, tampoco me importa asumir el riesgo que supone saber que ese nuevo traje no será exactamente igual que el anterior. Igualmente, somos muchos los que disfrutamos de este arte y nos gusta experimentar con nuevos cortes y probamos nuevos tipos de solapas, hombreras, hechuras de pantalones, entretelas, anchos de mangas etc. Para estos seguramente el tener un solo patrón de donde construir todos sus trajes podría terminar convirtiéndose en una limitación y de contar con varios sus sastres podrían terminar desesperándose. 
Dicho esto reconozco que hasta no hace mucho tiempo no contaba con un patrón pero ha sido a raíz de mis múltiples viajes lo que obligó a realizarlo. Y debo admitir que cuando la ocasión lo requiere el hacer uso de él facilita y agiliza mucho las cosas. 

A pesar de esto último, D. José María Reillo prefiere en mi caso pasar las medidas directamente a la tela sin valerse de patrón. Por ello, suele hacer una prueba antes incluso del hilvanado, prueba la del hilvanado que suele ser por norma general la primera o segunda en la mayoría de las sastrerías. Como se aprecia en la foto, el abrigo en esta primera prueba ya está cortado pero apenas se puede divisar la forma final que tendrá. 

Es en esta fase intermedia antes de pasar a la primera prueba “oficial” cuando José María procede a hacer los ajustes necesarios antes de devolver la prenda a su taller y empezar a trabajar la prueba del hilvanado. 
Normalmente habrá que esperar unas dos semanas para que la prueba del hilvanado, prueba conocida en el mundo anglosajón como la “forward fitting”, esté lista. 

Durante el hilvanado el abrigo aun descansando sobre la chaqueta no se siente nada cómodo dando la sensación de que algo no ha salido como se esperaba. Sin embargo, los que se hayan hecho alguna vez un traje a medida habrán experimentado como también en esta prueba la chaqueta queda incómoda y no resulta del todo fácil moverse con libertad dentro de ella. Sin embargo, esto es algo de todo punto normal y es lo que debemos esperar en esta fase de la construcción de la prenda. 

En esta prueba se deciden las principales medidas como el largo del abrigo, el de las mangas, la disposición de los bolsillos, el largo de la abertura trasera, el lugar de los botones la altura del cuello o de la sisa, anchos de la solapa etc. A pesar de ello se dejará para la siguiente prueba los retoques finales así como el cosido de los ojales o el de los botones frontales. 
Tras esperar nuevamente entre una o dos semanas nos llamarán para una tercera prueba. En esta prueba ya podemos ver el abrigo terminado y es el momento de eliminar esa pequeña arruga en la espalda, entallar un poco la cintura, ajustar el cuello, definir exactamente el largo de las mangas, limpiar alguna arruga de la manga o corregir alguna imperfección en el hombro. 

En la mayoría de las ocasiones esta suele ser la última prueba y solo quedará pasar a recoger el abrigo. No obstante, es recomendable ponerse una última vez en la sastrería el abrigo, movernos con él y comprobar que todo está a nuestro gusto. A veces el solo uso de la plancha antes de entregar el abrigo al cliente puede descubrirnos algún pequeño detalle no deseado. 

Una de las cosas a las que menos atención se presta en España es al terminado interior de las prendas y no son muchos los caballeros que se fijen en detalles tan importantes como que el ribeteado haya sido cosido a mano o que los bolsillos interiores estén reforzados en sus extremos. 
Si bien los sastres de primera fila cuidan con especial esmero estos detalles lo que desgraciadamente sí resulta muy difícil de encontrar en casi todas las sastrerías que yo conozco de España es un extenso abanico de forros entre los que elegir. Una carencia importante si se ha tenido ocasión de deleitarse con la enorme variedad de forros que ofrece la sastrería italiana; forros que van desde estampados con algún motivo histórico como una importante batalla o la narración de un hecho histórico, figuras geométricas de agradables tonalidades, dibujos pasley etc. y siempre todos ellos en colores alegres y divertidos. 

No obstante, parece lógico pensar que si ya de por sí resulta misión casi imposible convencer al caballero español de que opte para su traje por un color que no sea el gris o el azul marino me imagino que si alguien ofreciera en sus forros este tipo de estampados tendría enormes problemas para darles salida. 
Como muchos de vosotros yo también siento un gran respeto y admiración por aquellos señores que han dedicado su vida a esta profesión; más si cabe si son de mí mismo país. Por ello, no dude en escoger la última partida que le quedaba a D. José María de un forro que la Asociación de Sastres distribuyó en exclusiva entre sus miembros hace ya algunos años. 

Para terminar me gustaría indicar que independientemente de que se prefiera la versión de hilera sencilla a la cruzada, el color beige al azul, el overcoat al topcoat etc. lo que parece más que conveniente y acertado es contar con un abrigo clásico que nos permita salir airosos durante muchos años de las situaciones más formales, y con clase y distinción también de muchas informales, sin importarnos los derroteros que tome la moda del momento. 

El Aristócrata

Claves de Estilo: 10 Normas que Romper al Vestir de Traje

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Seguramente todos hayamos podido comprobar alguna vez como hay caballeros que en han escogido para su atuendo una prenda a priori poco acertada y que sin embargo con ella han conseguido un resultado especial. Igualmente, todos habremos sido testigos de como muchos de ellos se atreven a combinar prendas o complementos pensados para ser vestidos con otro tipo de conjunto y asimismo obtienen un efecto de lo más interesante. 

Hay gente que tiene un don especial, o quizás le debamos llamar estilo, y no les importa experimentar con cosas nuevas aunque ello signifique asumir el riesgo que en una sociedad como la nuestra una decisión como esta conlleva. Aquí no estamos hablando de los conocidos como fashion victim, quienes no solo no tienen estilo alguno sino que además su indumentaria suele rozar más lo esperpéntico que cualquier cosa cercana a un posible estilo. Tampoco nos referimos a aquellos caballeros que se deleitan al escuchar que alguien se refiere a ellos como dandi. Estos si bien alguna vez pueden sorprendernos gratamente, es tal su afán de protagonismo, excentricidad y necesidad de considerarse “marcadores de tendencias” que son muchos más sus patinazos que sus aciertos. 

Nos referimos, por el contrario, a esos caballeros que conocen las pautas más puristas del buen vestir y la historia que se encuentra detrás de cada prenda. Caballeros que son capaces de infringir dichas normas, pero no negarlas, y además hacerlo con sorprendentes resultados. Caballeros que dejan su impronta con su estilo particular. 
Recordemos la frase que traíamos a esta página hace unos días de Schopenhauer que decía que "all truth passes through thee stages. First it is ridiculed. Second, it is violently opposed. Third, it is accepted as being self-evident”. Curiosamente esta frase es perfectamente aplicable a no pocas innovaciones en el vestir. 

A lo largo de la historia han existido personajes que han marcado no sólo el estilo de vestir de su generación sino que además han sido los responsables de que ya desaparecidos, sus innovaciones pasaran a formar parte del vestir diario de la generación siguiente. Y es a esas personas que han vestido con estilo a las que debemos principalmente este hecho. Estas han experimentado en su vestir con tal gusto y éxito que muchas de sus extravagantes creaciones se consideran hoy hasta algo clásico y refinado. 

Por ejemplo, podemos afirmar que Brummell o más recientemente el Duque de Windsor fueron unos revolucionarios en el vestir y que sus aportaciones a la moda masculina fueron innumerables. Sin embargo, si bien hoy muchos de aquellos “experimentos” ya no se cuestionan no siempre fue así. 

Bastaría, por ejemplo, con haber podido observar la reacción de los homólogos de la época de Eduardo VIII al verle vistiendo una chaqueta de esmoquin con solapas redondas, zapatos de piel vuelta con el traje, su característico cuello windsor full cutaway, sus llamativas mezclas de diseños y colores, la raya en el pantalón, etc. Con seguridad la reacción que vio poco tendría que ver con la que hoy le brindarían. 
Hay normas que han llegado hasta nuestros días y que aun siendo correctas de no seguirlas y optar por otras más estilosas el resultado sería más vistoso. 

Cuando vestimos de traje hay obviamente que tener en cuenta ciertas consideraciones. Así por ejemplo ciertas medidas de la chaqueta, el uso de corbata o el de zapatos de cordones que son pautas todas ellas de obligatoria observancia. Sin embargo, hay otras muchas que dependiendo de la interpretación que cada uno de nosotros haga de ellas pueden dar lugar a resultados dispares. 

He querido recopilar este mes diez recomendaciones que pueden aportar un toque de aire fresco, elegancia y estilo al vestir del caballero que todavía se vale del traje para su día a día. Aun no estando todas, estos diez consejos ayudarán con seguridad a aportar alegría y algo de variedad a los aburridos y tímidos armarios españoles. 

1. Crea un estilo propio que te identifique y con el que te sientas cómodo y mantenlo ajeno a las modas pasajeras 

No me acuerdo donde escribí una vez que si tu hijo y sus amigos se reían de ti al verte en una foto de hace quince años por la “pinta” con la que allí aparecías sería seguramente porque tu indumentaria respondía a la moda del momento.
En este respecto siempre he puesto el ejemplo de James Bond, un personaje al que han vestido a lo largo de sus muchos años de vida con un aspecto intemporal y cuyos conjuntos, incluidos aquellos primeros de Sean Connery, siguen siendo hoy ponibles. Quizás no serán los más actuales pero con ellos iríamos mucho mejor vestidos de lo que hoy van muchos caballeros. Desgraciadamente me temo que esto no volverá a pasar con los fuertemente influenciados por la moda modelos de Daniel Craig aunque esto es ya otro tema. 

Se puede tener un estilo u otro pero no creo que haya peor cosa que dejarse llevar por ciertas tendencias, o lo que es incluso peor, por las absurdeces que desfilan por las pasarelas de moda de medio mundo. Esto además de poner en evidencia la falta de personalidad de quien a ellas sucumben garantiza las risas de quien se fije en nuestra foto unos años después de que haya sido tomada. 

No son pocos los caballeros que cuentan con un estilo propio y que lo mantienen a lo largo de los años haciéndolo impermeable a las modas de cada generación. A lo mejor no se han rendido a la tendencia de las corbatas de 8 centímetros o a las solapas estrechas o incluso puede que no sepan que es el hombro-camisa pero siempre han sido fieles a un estilo intemporal. ¿Cuántos caballeros de más de setenta años pasean por Bond Street con el mismo aspecto que lo hacían cuando tenían cuarenta? Para bien de la elegancia todavía muchos. 
Otros si bien no han hecho gala de ese estilo intemporal sí han imprimido a su ropa su marcada personalidad y a lo largo de los años esa personalidad ha calado en sus conjuntos y se ha convertido en su tarjeta de visita. 

Tanto en un caso como en otro de lo que se trata es que el estilo que transmitamos a nuestro exterior sea una prolongación de nuestra personalidad. El “disfrazarse” buscando un aspecto concreto no suele dar buenos resultados. Solo cuando vestimos conforme a nuestra personalidad nos movemos con soltura y sobre todo con seguridad. Debemos saber quienes somos y vestirnos en consecuencia. Tan malos resultados da el observar a un nuevo rico vistiendo un traje hecho por un reputado sastre como a un lord inglés cambiando su túnica por una chaqueta de cuero con tachuelas. 
 
Por lo tanto, la primera norma que romper al vestir de traje no es otra que hacerlo de forma ajena a las modas pasajeras y conforme a nuestra personalidad. 

2. Durante el día los zapatos marrones oscuros son siempre bienvenidos 

No seré yo quien diga que los zapatos marrones deban sustituir a los negros. Nunca nadie podrá echarnos en cara el no ir correctamente vestidos de acompañar a nuestro traje de un zapato negro. 

El negro es el color más formal y quedará siempre elegante con las tonalidades de los trajes más extendidos. Conozco a caballeros a los que nunca les he visto con zapatos que no fueran de color negro y siempre han vestido manera elegante. Sus zapatos negros Oxford lisos, full brogue y semi brogue han pasado a formar parte de su tarjeta de presentación. 
Sin embargo, a la hora de vestir por la mañana y tratándose del día a día, los zapatos marrones en tonalidad coñac o chocolate aportan cierta relajación al atuendo de corbata al mismo tiempo que incorporan algo de aire fresco y desenfadamiento

Reza un dicho inglés que “brown is the new black”. Si bien yo no comparto del todo este parecer y sigo pensando que un zapato negro debería ser siempre la primera compra de todo caballero elegante, también es cierto que en las ocasiones no muy formales los zapatos marrones oscuros aportan un toque extra de estilo al traje de chaqueta. 

A pesar de esta afirmación, es importante recordar que cuando hablamos de zapatos marrones oscuros nos estamos refiriendo solo a aquellos de colores próximos al chocolate y no aquellos otros tonos claros que desafortunadamente son los que parecen triunfar entre los señores españoles. 
Yo sigo siendo un fiel cliente de las casas de Northampton y húngaras pero hay que reconocer que los zapateros italianos cada día se esmeran más en la calidad de sus zapatos añadiendo ese toque de diseño y finura del que todavía los ingleses no pueden presumir. Y es precisamente en las hormas italianas donde el color marrón alcanza todo su esplendor. 

3. Llegó la hora de jubilar a nuestros calcetines negros 

Es cierto que hasta no hace mucho tiempo buscar alternativas en nuestro país al calcetín negro se antojaba francamente difícil pero hoy tanto las facilidades que ofrece internet como la oferta que brindan las tiendas más punteras hacen que no haya ya excusas para seguir optando por este muertecino color a no ser que se vista de frac o esmoquin. 

Ya hemos hablado de las ventajas que tiene el hacer coincidir nuestros calcetines con el del color del pantalón. Y como a mí al menos no me gustan nada los trajes negros no parece tener mucho sentido seguir abusando de ese color en nuestros calcetines. 
Obviamente, la vestimenta debe ir acorde con el momento y el lugar en que se vista pero si tenemos que vestir de traje en nuestro día a día con seguridad habrá muchas ocasiones donde nuestra vestimenta se pueda relajar y consecuentemente introducir algo de estilo en nuestros calcetines. 

Hay colores como los granates, los berenjenas o los verdes oscuros que raramente pueden desmejorar debajo de las tonalidades de los trajes azules y grises de los trajes más extendidos. Y si además hacemos que estos nuevos colores se insinúen con los de la camisa, la corbata o incluso el pañuelo de bolsillo el resultado final será de lo más interesante. 

Si estos son una opción elegante además de segura y que aportan un toque especial, las posibilidades con las que dar un toque de estilo a cualquier conjunto son de lo más variadas. Por ejemplo, se puede jugar con calcetines de colores lisos o con otros que contengan algún motivo como lunares o rayas. Como todo aquello donde la palabra estilo está presente, se necesita contar con un gusto especial y cierta sensibilidad para no traspasar la delgada línea que separa lo estiloso de lo forzado o excéntrico. 
4. ¿Por qué seguir insistiendo en los trajes azules y gises?. Demos entrada a nuevos colores y tejidos y experimentemos la diferencia 

Ha llegado la hora de empezar a diferenciarse de la masa uniformada y alternar los trajes azul marino y grises con otros colores menos vistos pero no por ello menos elegantes. Igualmente, es el momento de comenzar a vestir nuevos diseños y dejar los estampados lisos para las ocasiones más formales. Trajes marrones oscuros de raya diplomática, estampados de cuadros, lisos azul claro o los intemporales Príncipes de Gales darán a nuestro armario la variedad que este reclama. 
Si pudiéramos comparar la foto de un grupo de comensales en un restaurante en el mes de febrero con otra en el mes de julio apenas observaríamos diferencias. Y esto no puede ser. Y no puede ser porque cada temporada tiene sus particularidades y el clima, la luz, la alegría etc del invierno y del verano son diferentes y esa diferencia se debería reflejar también en nuestro atuendo. 

Y no solo en los colores de nuestra ropa sino también debería hacerlo en los tejidos que se eligen en una y otra estación del año. Por ello, si bien parece lógico que en la época más fría del invierno las franelas se apoderaran de las mesas de nuestro restaurante, los trajes de lino, testimoniales hoy, deberían hacer lo propio en los meses más calurosos. 

Hoy es tal la uniformidad que impera en los armarios de los caballeros españoles que hasta los clásicos, y hasta no hace mucho populares, ojo de perdiz son difíciles de ver por la calle. Basta con entrar en una gran superficie y observar los trajes que hay expuestos. La inmensa mayoría son azules y grises y los más vendidos son sus versiones lisas. Si esto es preocupante, decepcionante es echar un vistazo a las pruebas de nuestra sastrería para observar una tendencia similar. 
Queremos pensar que es la timidez y no la falta de gusto la responsable de esta triste realidad. Por ello, los caballeros que nos hagan caso no pasarán desapercibidos a ese ojo sensible que aprecia el individualismo y la belleza en cualquiera de sus manifestaciones incluida la que un traje diferente pero estiloso puede llegar a transmitir. 

5. ¿Por qué si los tirantes aportan tantos beneficios estéticos apenas nos decantamos por ellos? 

Seguramente la recomendación de usar tirantes encajaría mejor en cualquier artículo donde la palabra elegancia, y no la de estilo, fuera la protagonista del mismo. Y esto es así porque si algo aportan al traje de chaqueta los tirantes es elegancia. Con esto no queremos decir que sean un complemento poco estiloso pero lo que son sobre todo es elegantes.

Aunque en este punto solo los caballeros ingleses nos darían la razón, hay que admitir que las ventajas que proporciona el uso de los tirantes son tan visibles que justifican sobradamente el que nos valgamos de ellos para mantener nuestros pantalones en su sitio. Aunque solo fuera por no arrastrarlos, como suele ser la norma general de nuestras calles, su uso está más que justificado. 
Como le ocurren a otros complementos de la vestimenta masculina, si el uso de tirantes no está extendido es sencillamente por la timidez o vergüenza que capitanea la elección de nuestro armario. 

Las ventajas estéticas han sido en esta página estudiadas en detenimiento varias veces y por ello no volveremos sobre ellas. Sin embargo sí queremos profundizar en lo que apuntábamos al principio cuando decíamos que los tirantes además de aportar elegancia también eran un complemento perfecto para que nuestro conjunto ganara estilo. 

Atrás quedaron los años en que los pantalones eran sujetados por pinzas metálicas. Hoy las lazaderas de piel consiguen un mejor efecto estético y además reparten en varios puntos la tensión que se realiza sobre el pantalón evitando el efecto tirón. 

Igualmente, la oferta de tirantes ha aumentado y ya se pueden encontrar en multitud de colores y diseños. Además, dicha oferta ha hecho que los modelos hayan evolucionado y podamos encontrar variedades de lo más interesantes. Yo reconozco que sigo siendo un fiel cliente del clásico tirante 2x1 donde además queden las lazaderas visibles pero esto no significa que no encuentre interesantes las propuestas donde estas quedan ocultas tras el tirante. 
Ni que decir tiene que los tirantes siempre consiguen un mejor efecto en los pantalones donde el largo y la caja de los mismos haya sido cortado pensando en que estos serían vestidos precisamente con tirantes. La parte delantera y trasera de la caja del pantalón de tirantes es asimétrica ya que por norma general la parte trasera suele ser más alta y además cuenta con un corte en el centro para evitar el efecto tirón del que hablábamos. 

Hay caballeros que cosen a los pantalones de confección botones interiores pensando en alguna ocasión especial usar tirantes. Esto tiene el problema, más allá del efecto tirón, de que el largo del pantalón se quede corto cuando se usen los tirantes o largo cuando tomen su lugar el cinturón. Igualmente, apuntar que un pantalón de tirantes siempre queda más elegante prescindiendo de los pasadores del cinturón y contando con dos pletinas laterales o una central en la cintura. 

6. El estilo que proporciona el traje cruzado es difícilmente igualable por el de hilera sencilla 

Siempre hemos mantenido que el traje de hilera cruzada es mucho más estiloso, además de más elegante, que el de hilera sencilla. Si bien los señores italianos parecen compartir con nosotros esta afirmación, los españoles, de atenernos a sus elecciones, está claro que no podrían estar más en desacuerdo con nosotros.
A pesar de ello, yo siempre he mantenido, mantengo y mantendré que el traje cruzado, ya sea un su modalidad 6x2 o en la tan actual modalidad de chaqueta Kent, posee una belleza y un estilo muy difícil de ser igualar por la chaqueta sencilla. 

Una vez más es la timidez la que hace pensar que el uso del traje cruzado apenas se vea por nuestras calles. El traje cruzado es de esas prendas capaces de aunar elegancia y estilo en un solo uno. Además, exceptuando a aquellos caballeros de muy reducida estatura, el traje cruzado siempre favorece más que el de hilera sencilla. 

Los muestrarios más actuales de telas diplomáticas son un cómplice perfecto para ayudarnos a ganar confianza y darle una oportunidad a este tipo de corte. Además, los trajes de franela marrones diplomáticos en invierno o los azules cielo o claros en verano aportan un estilo imposible de conseguir en su versión de hilera sencilla. 
Si como los años nos ha demostrado estos argumentos no han sido lo suficientemente sólidos para convencer a los caballeros españoles de seguir nuestra recomendación, sí al menos deberíamos probar a incorporar un tres piezas en nuestro armario. El chaleco del tres piezas da un toque especial al traje sencillo y nos permite jugar con un mismo traje dándole dos estilos según lo acompañemos o no de chaleco. 

A nadie le llamará la atención si digo que para mí la versión cruzada del chaleco es la más elegante. Sin embargo, también los chalecos de hilera sencilla son un guiño a la vestimenta más clásica y hoy cobran una gran actualidad aportando un importante grado de estilo al conjunto. 

7. Luce el pañuelo de bolsillo sin que te importe el qué dirán. Es lo correcto 

Hace un par de meses escribíamos un extenso artículo sobre el pañuelo de bolsillo que venía a completar el escrito hace ya algunos años.
Quien disfrutara con la lectura de ambos coincidirá con nosotros en que la vestimenta de un pañuelo de bolsillo es de todo punto obligatorio cuando se viste de traje o cuando una chaqueta completa nuestro atuendo de sport. 
Cuando alguien empieza a vestir un pañuelo suele optar por mostrarlo de forma tímida y decantarse por modelos de lo más clásicos. Esto que es de todo punto comprensible es el cimiento en el que descansaran las múltiples elecciones por las que opte en años posteriores. 

Al empezar a vestir el pañuelo lo más normal es mostrarlo de forma paralela a la costura del bolsillo. Si bien hay caballeros que son fieles a esta disposición durante prácticamente toda su vida hay muchos momentos y ocasiones donde un toque de “desorden” es bienvenido. 

A pesar de existir infinidad de maneras de mostrarlo, incluso hay guías de estilo para ello, aquellas formas demasiado estudiadas que se traducen en figuras geométricas, a mí al menos, no me parecen las más acertadas. Cuando te paras demasiado tiempo a pensar cómo vas a mostrar el pañuelo de bolsillo ocurre, al igual que pasa cuando se hace lo propio sobre cómo combinar las diferentes prendas de atuendo, que el resultado termina siendo demasiado forzado. 
Por ello, como ya se apuntó en el último artículo del pañuelo de bolsillo, parece más recomendable dejarlo caer en el bolsillo de manera natural y en todo caso colocarlo mínimamente y buscar la imperfección de lo perfecto. 

Al haberlo hecho ya no volveremos a insistir en la conveniencia de jugar con los colores y las texturas entre las diferentes prendas y según sea la estación del año. No obstante, sí queremos volver a insistir en que cada día hay más pañuelos con diseños de lo más interesantes los cuales pueden romper la seriedad inicial del conjunto de chaqueta y dar un toque de estilo y desenfado a todo él. 

8. Las corbatas tricot son un guiño a la moda más intemporal y denotan un gran estilo 

Es curioso observar como lo que antes de ayer era moda, ayer ya era algo desfasado y hoy de repente vuelve a ser tendencia. 

Siempre me he mostrado contrario a las modas, sobre todo frente a las absurdeces que desfilan por las pasarelas de medio mundo. Obviamente, la industria de la moda tiene que vivir y para ello cada temporada se tienen que reinventar y convencer a la población de que ahora es el momento de vestir tal o cual cosa. Y desgraciadamente un porcentaje de población compra su idea y se disfraza para regocijo de los balances de los grandes grupos de moda. 
En cambio, en la vestimenta clásica masculina los cambios son mínimos e imposible de detectar de un año a otro. Sólo estudiando las décadas en su conjunto se puede sacar conclusiones sobre la evolución del vestir en esos diez años. 

Dicho esto, lo que sí se puede apreciar en la vestimenta masculina es como hay tendencias que vienen y van a lo largo de los años. Esto se puede observar en el tamaño de las solapas, las terminaciones de las mismas, los anchos de las corbatas, los cuellos de las camisas, el largo de la chaqueta, el diámetro de la boca del pantalón, en las chaquetas cruzadas etc. 

E igualmente se puede notar en ciertas prendas. Y una de ellas son las corbatas conocidas popularmente como tricot. Este tipo de corbatas, muy populares hace treinta años, “volvieron” apenas hace dos para reclamar nuevamente un lugar en el armario de los caballeros más estilosos.
Aunque muchos de nosotros ya vestíamos estas corbatas antes de que se convirtieran en un complemento de moda más, es cierto que otros las descubrieron recientemente y haya sido por moda o porque han visto la elegancia y el estilo que estas proporcionan no han dudado en darles la bienvenida con los brazos abiertos.
Lo bueno de la moda masculina clásica es que es la única que nunca es “de otro tiempo” sino que por el contrario siempre permanece actual. Por ello, este tipo de corbata está tan presente antes como ahora y los señores que sean capaces de apreciar su belleza no tendrán inconveniente alguno en vestirla tanto hoy como mañana. 

A la hora de escogerla sólo un consejo: si es de seda arrúguenla fuertemente y comprueben si su seda emite pequeños “quejidos” sonoros. Si es así, la seda de esa nueva tricot es de calidad. 

Apuntar antes de abandonar este nuevo “revival” que por mucho que nos intenten convencer diseñadores, futbolistas y actores de Hollywood, las corbatas súper estrechas ni son estilosas ni por supuesto cuentan con elegancia alguna. Y para aquellos que trabajen en una gran corporación recuerden huir de las corbatas corporativas; nadie de los que leemos esta página somos ganado. 

9. El reloj de bolsillo aporta además de belleza y personalidad todo un mundo de estilo 

A los que somos apasionados de la relojería, la belleza de un reloj de bolsillo, más si este es de época, no restaurado y en versión hunter, es difícilmente igualable por la de cualquier reloj de muñeca. 

Sus mecanismos mecánicos y el placer de deleitarse de manera sencilla con la visión de los mismos es incomparable. Si a esto añadimos la delicia que supone sacar ese reloj del bolsillo del chaleco y comprobar la hora estará claro por qué el optar por un reloj de bolsillo ni es elegante ni estiloso; es sencillamente una necesidad para todo amante de las cosas bellas; independientemente de cómo estas se manifiesten. 
Sin embargo, es nuevamente la timidez y el qué dirán lo que hace que su uso esté tristemente más extendido entre los que se dejan llevar por las tendencias del momento que entre los caballeros amantes de la relojería y la verdadera elegancia. Este fenómeno es muy similar al que se aprecia en el uso del sombrero. 

Los conjuntos pertenecientes al atuendo formal agradecen mucho lucir uno de estos relojes. Como hemos apuntando varias veces, se trata de dar cierta homogeneidad y concordancia a todo el conjunto. De ahí que no tenga sentido vestir un chaqué con una boca de pantalón excesivamente estrecha o un frac con una chaqueta de solapas estrechas. Por ello mismo, si hay un reloj que se identifica con la solemnidad e historia de estos conjuntos centenarios esos son los relojes de bolsillo.
Independientemente de que ahora estos relojes vuelvan a estar de moda y que ya casi todas las marcas conocidas los incluyan en sus nuevos catálogos, la belleza, estilo, conveniencia y elegancia del reloj de bolsillo cuando acompaña también a un tres piezas es palpable a todas luces. 
Los trajes de tres piezas no dejan de ser un guiño a la elegancia más intemporal y es por ello por lo que el reloj de bolsillo tiene un efecto especial sobre ellos. Como acabamos de apuntar el resultado final será bienvenido por todos aquellos que sepan apreciar la belleza en cualquiera de sus manifestaciones. Y además de elegancia, la cadena que cae a lo largo del chaleco aporta, qué duda cabe, un más que interesante toque de estilo al conjunto final. 

10. El abrigo, antes una prenda elegante, hoy también estilos

Hasta hace no muchos años ningún caballero se podía permitir no contar con un abrigo para las ocasiones más formales. Solo cuando este estaba en su armario se planteaban dar entrada a prendas menos formales o de un uso más de sport.
Hoy nos encontramos curiosamente justo en la situación contraria. Solo cuando está lleno ese armario de chaquetas de marca y de moda y solo ante un caso de necesidad el caballero español se plantea hacerse con un abrigo de corte clásico. 
No vamos a entrar a analizar todo lo que un buen abrigo puede aportar a nuestro look ya que precisamente el mes pasado dedicábamos un extenso artículo a ello. Lo que sí parece interesante apuntar es que bien porque el abrigo sea una prenda en desuso, o bien porque su corte se ha reinventado o porque los caballeros más estilosos lo hayan recuperado del olvido y rediseñado, esta prenda vuelve a estar de plena actualidad. 

Quizás porque ya no se vista, quizás porque se haya estilizado su corte o porque una nueva paleta de colores haya entrado en escena, lo que parece claro es que si antes eran elegantes ahora son la prenda de la que muchos caballeros se valen para marcar su propio estilo. 

Seguro que podríamos nombrar fácilmente otros diez consejos pero estos ya os lo dejo a vosotros que los elijáis. 

El Aristócrata

Los Gemelos de Skultuna, Cuatro Siglos de Tradición

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Por Yago Sagrado

Durante años varias generaciones han repetido como un mantra salvador aquello de: “la elegancia está en los complementos”. Si bien esto puede tener parte de verdad, puede haber caballeros que justifiquen su injustificable atuendo desaguisado con la distinción y porte de sus complementos, lo cual es del todo inaceptable. Dicho esto, unos complementos adecuados son, sin duda, el notable secreto que separa a los hombres bien vestidos de los caballeros que marcan estilo, los auténticos adalides del refinamiento y el buen gusto en el vestir. 
Relojes, de bolsillo a ser posible, calcetines con un toque desenfadado para los momentos adecuados, el imprescindible pañuelo en el bolsillo… Todos ellos, de vital importancia, pueden parecer, debido a su mayor visibilidad, más importantes para aquellos no versados en el arte de la elegancia que el sujeto del texto de hoy: los gemelos.
Los gemelos son el detalle por excelencia, la auténtica guinda del pastel de todo traje. Los hay de corte más clásico o más modernos y de la correcta selección de esta pareja dependerá que el conjunto en su totalidad brille. 
Y precisamente una selección es lo que nos ocupa hoy, ya que en conjunto con el nuevo proyecto de venta de diseño europeo Triitme! hemos seleccionado una serie de modelos de gemelos que se podrán adquirir en la tienda. Por supuesto, la calidad de estos pequeños acompañantes es algo tan notorio como la de la propia camisa o traje, así que hemos confiado en la cuatro veces centenaria marca de accesorios sueca Skultuna para encontrar un conjunto de accesorios que cumpla con las exigentes demandas de un verdadero caballero en lo que a aspecto y acabado se refiere. 
La compañía fue fundada en 1607 y jamás ha cambiado de localización. La fábrica se mantiene impertérrita, inmune al paso del tiempo a las orillas del río Svartån, donde se situó por primera vez gracias a la potencia y fuerza que proporcionaba el agua del arroyo y a la cercanía de las minas de carbón y cobre. Y ahí sigue hoy en día, a pesar de haber sufrido una inundación y tres incendios se mantiene valiente y soberbia desde su posición como una de las marcas más reconocidas en la confección de objetos de cobre y plata. Orgullosa, como el hombre que porta sus gemelos, sabedor de que en sus muñecas no solo descansa una pieza de un valor estético imponente, sino también de un espíritu y tradición difícilmente igualable por otras marcas con menos recorrido histórico. 
De hecho, los gemelos forman por sí mismos una de las 5 líneas de producto de la compañía, que comenzó su andadura cuando el mismo rey Carlos IX de Suecia buscaba una localización adecuada para una fundición. Por supuesto, esta búsqueda fue la que culminó con la creación de Skultuna y de ahí que una espléndida corona fuera elegida como símbolo de la compañía. De hecho, la historia de esta compañía se remonta incluso antes de la creación de los primeros gemelos que conocemos hoy, ya que durante el siglo XVII lo que unía los puños y volantes de las primeras camisas eran pequeñas cuerdas, que después evolucionaron a botones o diamantes con cadenas y, posteriormente, ya en el siglo XVIII el sencillo botón pasó a ser doble y de su decoración nacieron los primeros gemelos.

La selección recoge algunos de los gemelos con más personalidad de la marca. Por supuesto, no están todos, pero en ella habrá seguro opciones que encajen a la perfección tanto con los más refinados y clásicos como con las más atrevidas y selectas inclinaciones. Además, una empresa que ha saboreado el paso del tiempo como Skultuna no podía sino crear diseños que prometen ser atemporales, un regalo visual y estético que encontrará en los años venideros cada vez más razones para ser lucidos, en vez de acabar relegados a las profundidades del vestidor.

http://www.triitme.com/shop/

CAMPS DE LUCA

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Tenemos el placer de compartir con vosotros el primer video oficial de la casa sartorial francesa Camps de Luca quien nos lo ha hecho llegar directamente como detalle antes de que lo envíen en próximas semanas al resto de medios del sector.

Para quienes no lo sepan comentar que el taller Camps de Luca lo crearon el sastre italiano Mario de Luca y el sastre español Joseph Camps en 1969.

El resto es historia….


El Aristócrata

COSTAR VS VALER, LA DIFERENCIA ESTÁ EN LOS DETALLES

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Decía Etienne de Condillac que “una cosa no tiene valor porque cuesta algo, como se suele pensar, sino que cuesta algo porque tiene un valor”.
Hace unos meses leía en el blog de mi amigo Hugo Jacomet un artículo firmado por él donde hablaba del verdadero significado de la palabra “valer”.Además de coincidir plenamente con su pensamiento, no pude dejar de pensar cómo hoy la inmensa mayoría de los caballeros, tanto nacionales como extranjeros, siguen prefiriendo gastarse su dinero en cosas que cuestan, y a veces mucho, y que sencillamente no lo valen.

Por ello este mes quisiera pararme a compartir con vosotros esos pequeños detalles que rápidamente nos dicen si lo que estamos pagando por esa prenda lo vale o simplemente lo cuesta. Hay muchas marcas, de camisas, de trajes, de zapatos, de corbatas que cuestan auténticas fortunas pero que, sin embargo, apenas tienen valor. O dicho de otro modo, más allá de poder “presumir” de llevar el logo o las iniciales de la marca de moda su valor real no se corresponde con lo que nos tocará pagar por ella.
Puedo entender que un adolescente prefiera una camisa adornada con un caballo, una tortuga, un pato o con cualquier otro vertebrado de la inmensa fauna animal de los que se valen hoy las marcas de moda a una camisa fabricada con un mínimo de calidad. Sin embargo, me cuesta trabajo aceptar que esta costumbre sea seguida de manera general también por sus padres.

El valor de una prenda lo proporciona principalmente el material con el que está confeccionada, la calidad mano de obra utilizada y una hechura lo más personalizada posible. El coste, sin embargo depende de otras variables que están directamente relacionadas con la marca que lleve, el posicionamiento de la misma, el tipo de tiendas donde se vendan, las campañas de marketing, etc.

Con esto no queremos decir que algunos productos ofrecidos por ciertas marcas del universo del lujo no tengan valor ya que por norma general tanto los materiales empleados como la mano de obra es superior a la media. Pero lo que tampoco nos importa afirmar es que el coste de dichos productos es mucho mayor a su valor real.

Cuando uno tiene la oportunidad de ver la pericia con la que trabaja un zapatero artesano, pero un artesano de verdad, y de los materiales que utiliza así como el tiempo, la precisión y el esfuerzo que pone en cada nuevo par de zapatos entiende rápidamente el gran valor de lo que de sus manos sale. Y ese es el valor que debería costar.

Igualmente, cuando uno presencia el trabajo de un sastre haciendo un patrón, montando un hombro, cosiendo un ojal, picando una solapa, planchando un traje etc. entiende porqué el valor del traje final está sencillamente en otra categoría al de aquellos que escoden una gran maca de prestigio en su interior.

Conociendo y sobre todo entendiendo el valor de un objeto se sabrá discernir si ese precio que a priori ha podido parecer elevado está o no justificado. Igualmente, será ese conocimiento el que nos debería hacer plantearnos hasta qué punto no estamos siendo una víctima más del acertado marketing de las casas de moda y consecuentemente estamos pagando un precio injustificado por un producto que carece de valor.

Muchas veces hemos oído que las cosas cuestan sencillamente lo que la gente está dispuesta a pagar por ellas. Si bien esto es una realidad, no es óbice para admitir también que en la ropa masculina, mucho más incluso si cabe en la femenina, los conceptos valor y precio no siempre van de la mano.

Por eso, este mes queremos dar unos pequeños consejos que nos ayuden a simple vista a saber si lo que estamos pagando por esa nueva prenda se corresponde efectivamente con su valor. Y queremos intentar saberlo valiéndonos solo de nuestra vista y sin necesidad alguna de contar con un conocimiento previo.

Como hemos mencionado anteriormente, el valor de una prenda lo proporciona principalmente el material con el que está confeccionado, la mano de obra utilizada y una hechura lo más personalizada posible.

El material es de todo punto importante se trate de un zapato, de una camisa, de un traje o hasta de unos sencillos calcetines. Dependiendo de cada uno, se dará al material más valor o menos pero lo que está claro es que concretamente en estas prendas que vamos a analizar su importancia es muy elevada.

Distinguir un material de otro requiere de conocimiento y práctica. Aunque no hay mejor conocimiento que el que se adquiere tocando y sintiendo los diferentes tejidos o pieles, el llegar a diferenciar lo bueno de lo excepcional requiere de tiempo. Cuánto más tiempo pasemos arrugando telas, estudiando composiciones y pesos o acariciando y doblando pieles más fácil nos será luego identificar el valor de cada tejido o de cada piel.

Bastará con acariciar una tela con mezcla de seda y cachemira para comprobar una suavidad diferente, por ejemplo, a la de los tejidos de lana. De ponernos una camisa con un buen algodón Sea Island sentiremos el disfrute de nuestra piel al sentir su tacto. De caminar con unos zapatos de piel de Tanneries Du Puy, nuestros pies elevaran su canto particular al Dios de la flexibilidad y la comodidad.

No obstante, como estaréis con nosotros, resulta muy difícil en un artículo explicar con fotos o con palabras esas sensaciones que solo el tacto puede relevar. Por ello, dejaremos que sea cada uno quien con la experiencia de los años termine diferenciando un buen tejido o una buena piel.

Igualmente, tampoco entraremos en la otra característica principal que diferencian las prendas de confección de las hechas a mano, esto es, la hechura personalizada. Sobre esta ya hemos escrito mucho y seguiremos haciéndolo en próximos artículos.

Por el contrario, nos vamos a centrar en aquellos detalles que el sentido de la vista puede revelar a cualquiera aun cuando no se haya visto nunca un buen traje, una buena camisa o unos buenos zapatos.

Y serán los detalles que nuestra vista nos revele los que nos ayuden a saber si efectivamente lo que cuesta esa prenda se corresponde finalmente con el valor real de la misma. Detalles todos ellos que solo requieren de un mínimo de observación y que están a la vista de todos expuestos en las estanterías y perchas de las tiendas.

Hoy cada vez son más los sastres que deciden arrastrados por el éxito de su línea bespoke crear una línea de ropa industrial. Aunque esta línea RTW mantiene ciertas particularidades con la línea bespoke poco tienen que ver ya que los sastres que hicieron famosa a esta última no intervienen en la confección de esa nueva línea de negocio y en muchos casos hasta son fabricadas a miles de kilómetros de la sastrería en que finalmente se venderán.

A pesar de ello, estas reputadas casas no tienen reparo en poner precios totalmente injustificados a trajes y camisas que comparten poco más que la etiqueta con las prendas artesanales que han dado fama a la casa.

Si bien sucumbir a este fenómeno, al menos en nuestro país, carece de sentido al poder conseguir por un precio incluso menor trajes y camisas hechos de manera verdaderamente artesanal, sí es cierto que el fenómeno va en aumento y ya es bastante fácil observar como se venden trajes y camisas de confección industrial que en algunos casos llegan a triplicar el de trajes y camisas verdaderamente artesanales y además hechos a medida.

Esto se podría entender en países como Reino Unido o Italia donde su sastrería y camisería alcanzan precios verdaderamente altos pero es incomprensible pagar por trajes industriales esas locuras en otros, que como el nuestro, ofrecen de forma artesanal un producto de menor precio y de mucha más calidad.

Si bien los trajes de estas casas poseen un estilo, un diseño y unas telas muy superiores a la media, otras marcas se han limitado a inventar una historia, a ser posible siempre con más de cien años, vestirla de glamour y relacionarla con las manos encallecidas de unos artesanos trabajando en un pequeño local. Después se coloca en las estanterías de una tienda situada en una zona premium y atraen a ese cliente al que le es indiferente el valor real de la prenda y consecuentemente no le importa pagar lo que sea por hacerse con esa “histórica” y elitista pieza.


Y precisamente para saber a la hora de comprar un traje si nos están “vistiendo de torero” deberemos fijarnos en los siguientes detalles.

Así por ejemplo, a la hora de hacernos con un nuevo traje industrial habrá que cersiorarse de que las solapas no hayan sido termo-fijadas. Para ello bastará con pellizcar ambos lados de la misma separándolos y comprobar que efectivamente no estén “pegadas”.

Los botones son de las cosas a las que más fácil acceso se tiene y que de ser de plástico ya denotan que nos encontramos ante una chaqueta de la que, en el mejor de los casos, se podría decir que no se la ha puesto mucho cariño en su confección. Asegurándonos de que sean de algún compuesto natural como cuerno o al menos de corozo.

Desde hace unos años atrás, se puso la moda entre ciertos grupos sociales de demostrar un cierto estatus desabotonándose al menos un ojal de la manga. Como he confesado en varias ocasiones, esto, desde mi punto de vista, carece de sentido. Y esto pienso que es así sencillamente porque si para demostrar que el traje es de sastre tenemos que desabotonarnos un botón es porque no nos lo ha hecho un buen profesional. Ya que de haberlo cosido un buen artesano serán tantos los detalles que lo pongan de manifiesto que creo que sería una ofensa para él el que uno de sus clientes tuviera que seguir esta práctica para demostrarlo.

Si a esto añadimos que hoy cualquier marca de segunda pone en sus chaquetas ojales practicables, esta costumbre debería ser dejada totalmente de lado. Práctica, por cierto, la de estas tiendas si cabe todavía más absurda si pensamos que un ojo mínimamente educado puede diferenciar perfectamente un ojal hecho por una máquina de uno cosido por unas manos humanas.

Si bien la propia forma del ojal y el relieve del cosido nos sacará rápidamente de dudas, para cerciorarnos del todo de que el ojal que tenemos delante de nosotros está hecho a mano bastará con desabotonar el botón y observar el ojal por su parte trasera. Si está tan perfecto por detrás como por delante tendremos motivos más que justificados para empezar a sospechar de que pagaremos lo que cueste la prenda pero no lo que vale. Y esto aplica igualmente al ojal de la solapa.
 
 
Apenas algunos caballeros se fijan cuando van a comprar una chaqueta en el interior de la misma. Y sin embargo son precisamente los detalles que menos se ven los que más cosas nos pueden relevar de la calidad de la prenda.

Por ello, y sobre todo ahora que predominan las chaquetas desarmadas, no nos de vergüenza y abrámosla para observar la calidad de su terminación. Si bien la construcción del hombro es hoy en lo que más nos fijamos y es fundamental para entender parte del valor de la prenda, la construcción interna de éste no es siempre visible y tampoco es cuestión de asustar al vendedor y hacerle pensar que estamos destripando su chaqueta.

No obstante, bastaré con prestar atención a aquello que sí podemos ver fácilmente. Fijémonos, por ejemplo, en la costura central y asegurémonos de que esta haya sido rematada con un bonito vivo. Y hagamos lo propio con las costuras de los faldones.

Si el vendedor insiste en las grandes cualidades de la chaqueta y el precio marcado en la etiqueta también así lo quiere hacer entender asegurémonos de que ese ribeteado haya sido cosido a mano y no a máquina. Ninguna mano humana todavía es capaz de trazar una línea recta perfecta y dar las puntadas en la misma extensión y con el mismo espacio entre una y otra como lo hace una máquina de coser industrial. Con un rápido vistazo sabremos si las costuras se han rematado con un ribeteado y de haber sido así si se ha realizado a máquina o a mano.

Otro detalle que deberíamos descubrir en el interior de las chaquetas de confección industrial, pero de alta gama, es el refuerzo que en el lateral del bolsillo interior se cose para darle una resistencia extra y evitar que a lo largo de los años de tanto meter y sacar por ejemplo la cartera se termine rompiendo.

Solo en las chaquetas con una terminación excelente aparecerá ese bolsillo cosido también a mano.

Otras de las prácticas recientes en las chaquetas que están llegando a las tiendas más exclusivas consiste en realizar sobre las costuras un doble picado. El doble picado es muy fácil de apreciar ya que se encuentra, o quizás deberíamos decir se debería encontrar, a lo largo de toda la chaqueta así como en los hombros y en las solapas de los bolsillos. Este segundo picado se realiza a un centímetro más o menos del principal y tiene como objetivo reforzar la prenda dando mayor resistencia a las costuras.

Si bien esto es una práctica habitual en las mejores sastrerías, las mejores marcas industriales introducen este muy bienvenido detalle de calidad. Dependiendo del precio de nuestra chaqueta se debería o no exigir este detalle.

Y será precisamente ese precio el que nos aconseje pasar directamente por caja o de ser francamente elevado seguir investigando algo. Si queremos asegurarnos de que cuando en dicha caja no vayamos a pagar con nuestra chaqueta la mitad del alquiler de esa preciosa tienda verifiquemos que ese doble picado haya sido no solo hecho sino además hecho a mano y no a máquina.

Aunque parezca que esté de moda que el doble picado se muestre de manera más que visible esto, en la mayoría de las ocasiones, no obedece a moda alguna sino solo a que el picado ha sido cosido a máquina y no a mano.

Un buen doble picado apenas se observará si ha sido cosido por unas manos experimentadas que buscaban la buena terminación de la prenda y no solo un argumento más de venta. Dicho esto, las chaquetas que cuenten con un doble picado, tanto a máquina como a mano, denotan una mejor terminación y cariño que las que no y consecuentemente deberemos estar dispuestos a pagar un importante precio por ellas.
 
 

En los trajes diplomáticos o en las chaquetas o trajes con cuadros deberemos fijarnos en que el dibujo coincida en la tapeta del cuello y a las costuras de los bolsillos.

Igualmente, asegurémonos de que las rayas diplomáticas no se esconden y aparecen a lo largo de la costura central de la espalda. La espalda debe quedar limpia y todas las rayas se deben ver en toda su extensión.


Obviamente dependiendo de la atención que se haya prestado a la chaqueta cabrá esperar una calidad semejante en la terminación de los pantalones.

Resultaría difícil pedir a un fabricante industrial que pusiera en todos sus pantalones, por ejemplo, botones en la portañuela o pletinas en la cintura. Y esto es así porque resulta difícil saber si el cliente final va a querer esta terminación o por el contrario prefiere una cintura limpia y una sencilla cremallera. Por ello mismo, no resulta a simple vista fácil apreciar muchos detalles que hablen de la calidad del pantalón.

No obstante, debemos esperar que el botón central esté cosido a mano, que de contar con botones estos sean de algún material natural y que los ojales hayan sido cosidos a mano. Bastará con seguir los consejos expuestos en la chaqueta al hablar de los ojales para saber si estos efectivamente han sido cosidos a mano.

Un ojal en la costura inferior de la cintura pensado para ser ocupado por ese otro botón que aparece más o menos debajo del principal será un detalle siempre bienvenido. Igualmente, la cintura deberá contar además de con el botón central otro más a unos centímetros para que entre los estos dos y el anterior se reparta toda la presión de la cintura y gane comodidad su propietario.

También fijémonos en la parte interior de la cintura del pantalón y comprobamos que tenga cierto cuerpo para tener la seguridad de que no se arrugará a los pocos minutos de ponérnoslo. El bajo del pantalón, tanto cuente con vuelta como si no, deberá tener cosido, que no pegado, un refuerzo que evite que con el roce del zapato se termine dañando.

Si el traje que nos ha gustado no cumple con la mayoría de las particularidades arriba descritas y su precio es superior a dos mil euros comprémoslo si ese es nuestro deseo pero hagámoslo siendo conscientes de que sencillamente no lo vale.

Un buen traje a medida en nuestro país cuesta unos 2.000-2.500 euros (con telas buenas aunque excluyendo las telas más exquisitas) y además de contar con todos los detalles anteriores y estar hecho enteramente a mano, también está hecho a medida; cosa de lo que ningún traje industrial podrá nunca presumir.

Si las marcas industriales que ofrecen trajes de calidad son muy pocas y nos resultará fácil localizarlas y saber cuál de ellas ofrece una buena terminación, las marcas especializadas en camisas son muchas y deberemos agudizar la vista, y por supuesto el tacto, para tener la seguridad de que pagaremos por ellas lo que verdaderamente valgan.

En las camisas, por suerte para todos, también ayudándonos solo de la vista podremos detectar una serie de detalles que marcarán la diferencia entre sola otra más y una especial. No obstante, el objetivo de excepcional en una camisa sigue estando reservada a la camisería artesanal ya que solo en esta se cosen las camisas a medida atendiendo a esa hechura individual de cada cliente.

Aunque no esté directamente relacionado con el tema en cuestión, lo primero que deberíamos hacer a la hora de plantearnos comprar una camisa es huir de todas esas casas que han hecho de un logo, una letra o de cualquier ejemplar de la fauna animal su signo diferenciador. A una buena camisa se la diferencia por la tela o por la calidad de la mano de obra empleada pero no por llevar un perro, una ballena o una jirafa. Además de que esos animalitos no llevan implícito calidad alguna, exhibir marcas de manera visible denota una falta de elegancia.

Dicho esto, para pagar un precio importante por una camisa industrial hay que asegurarse antes de que encontramos detalles que lo justifican. Al igual que ocurría con el traje, obviamente la calidad de la tela y su composición son factores fundamentales pero ¿cómo explicar solo por fotos cómo diferenciar una buena tela de otra que no lo es? Desgraciadamente para este artículo, será nuevamente el tacto y la experiencia el consejero al que acudir para que nos guie en nuestra elección; tacto y experiencia que como decimos resulta imposible fotografiar.

Respecto a esas cosas que más fácilmente nuestra vista puede detectar encontramos en primer lugar los botones. Cualquier camisa, incluso ya siendo de mediana calidad, debería contar con botones del material conocido como madre perla. Nuestra camisa debería sernos entregada con un juego de repuesto por si se perdiera el botón de los puños o del frontal.

Aunque dependiendo del tipo de camisa esta puede contar con botones o no en el cuello, de no tenerlos será seguramente porque se ha fabricado pensando en que se vista corbata. De ser así, deberíamos asegurarnos de que cuenta con un juego de varillas que son acordes con las medidas de la punta del cuello. Desgraciadamente a veces ocurre que son de medida estándar pudiendo quedar algo justas y al doblar el cuello pueden llegar a partirse. Al igual que con los botones, se nos debería entregar un juego de recambio.

Otro detalle fácil de apreciar y que habla rápidamente de la calidad y esfuerzo que se ha hecho en la camisa que tenemos enfrente de nosotros es cuando el dibujo (rayas o cuadros) casan en la costura que separa la manga del hombro.

Si la camisa contara con canesú o con bolsillo de pecho, algo esto último de lo que no soy muy partidario al romper con la limpieza de líneas de la camisa y al carecer de sentido de ir acompañada por una chaqueta, los dibujos deberían también casar en estas costuras.

Decía Oscar Wilde que "un ojal realmente bien hecho, es el único vínculo entre el arte y la naturaleza". Y creo que quien haya tenido el privilegio de deleitarse observando tanto el proceso de cosido como luego el ojal en la prenda final compartirán con el escritor británico su afirmación.

Hoy lamentablemente son ya demasiadas las camiserías de prestigio, incluidas muchas de la mítica calle Jermyn Street, que ya ni se molestan en coser los ojales a mano y lo hacen a máquina. Basta con observar los ojales de las camisas a medida de la laureada Turnbull and Asser para saber de lo que estamos hablando.

Esta casa, como otras muchas de la calle londinense, cosen los ojales con un tipo de máquina que si bien consigue un resultado muy próximo a la terminación a mano no dejan de estar hechos a máquina. Esto hay que reconocer que no ocurre con la alta camisería napolitana donde los ojales son siempre cosidos a mano.

Si ya desde hace años hasta las camisas artesanales de Turnbull and Asser ya no pueden presumir de contar con sus ojales cosidos a mano no nos deberíamos extrañar que nos resultara casi misión imposible hacernos con una camisa RTW con ojales cosidos a mano.

De conseguirlo y querer buscar argumentos de peso para pagar por ella lo que nos están pidiendo, fijémonos en que el hilo cubra toda la extensión del ojal y no se aprecie espacios entre puntada y puntada. No solo es importante el que haya sido cosido algo a mano sino también que se haya realizado con pericia.

Otro detalle que habla de la calidad de una camisa es el rematado que a lo largo del faldón de la camisa se hace con un dobladillo cosido a mano.

Aunque esto no es obligatorio en una camisa de calidad la parte trasera debería ser ligeramente más larga que la delantera para que cuando nos sentemos con el paso del tiempo no termine saliéndose del pantalón.

Aunque el trozo de tela que funciona de refuerzo y que une la parte delantera con la trasera antes era una muestra de calidad hoy es prácticamente ya solo un detalle de marketing por lo que aunque de tenerlo sería bienvenido de no verlo tampoco deberíamos alarmarnos.

Por el contrario, un detalle que sí habla de calidad de la camisa son el número de puntadas utilizadas en el proceso de cosido. Cuantas mas haya por centímetro mayor será la resistencia de la costura. Bastará con comparar una camisa no muy buena con otra buena para observar como el número de puntadas varía considerablemente de una a otra. Una camisa con más de ocho puntadas por centímetro sí tiene valor y el coste de la misma será elevado.

Al igual que recomendábamos en el traje separar los dos lados de la solapa para cerciorarnos que no estaban pegadas deberíamos hacer lo mismo con el cuello de la camisa para asegurarnos que no está termo-fijado y que por el contrario cuenta con un forro interior.

Otro detalle que “desnudará” de golpe a la camisa y que nos dará la pista definitiva del valor real de la camisa será la costura de los hombros. Aprovechemos cuando estamos en el vestidor para darle la vuelta al hombro y comprobar si se ha cosido esta parte con una sola costura o con dos.

De contar con dos, algo siempre recomendable, fijémonos si alguna de ellas al menos ha sido cosida a mano. Si una de ellas ha sido cosida a mano fenomenal y si lo han sido las dos me temo que será mejor sentarnos y ponernos cómodos antes de dar la vuelta a la etiqueta.

Si una camisa no cuenta con la mayoría de los detalles aquí descritos y cuesta más de ciento ochenta euros comprémosla también si este es nuestro deseo pero siendo conscientes nuevamente de que sencillamente no lo vale. Una buena camisa a medida en nuestro país cuesta entre 150-200€ (con telas buenas aunque excluyendo las más especiales) y además de utilizar por norma general telas de mejor calidad que las RTW están hechas a mano y a medida. Por tanto, asegurémonos muy mucho de que si vamos a pagar más de ese precio por una camisa industrial sabemos por qué lo hacemos.

Repasado ya el traje y la camisa le llega el turno a los zapatos. De la misma forma que hemos hecho con aquellos, con estos vamos también a intentar distinguir un buen zapato de otro que no lo es solo por fotos. Y decimos que lo vamos a “intentar” porque a través de fotos y de una descripción que solo se haga por escrito, pero sin la ayuda del tacto o de una pequeña explicación visual, resulta muy difícil explicar cosas como un cosido Goodyear, la flexibilidad de la piel, el significado de comodidad o el ajuste del ideal del zapato.

Una dificultad añadida es que la verdadera calidad de un zapato se aprecia no sobre una estantería sino tras haber pasado unos buenos años con él. Tras esos años y fijándonos en cómo ha envejecido la piel y cómo de entera sigue la construcción del mismo sabremos si nuestra elección fue la correcta.

No obstante, como hemos dicho vamos a intentarlo. Lo primero que hablará de la calidad del zapato en su conjunto será el “empaque” del mismo. Un buen zapato, por los propios materiales con los que está confeccionado, por norma general no posee la ligereza de un zapato que está pensado para que solo pase un par de temporadas en nuestro armario.

El buen zapato se nota armado y robusto. Esto es especialmente visible en los zapatos de cordones aunque también si comparamos un mocasín de calidad con otro más bien normalito notaremos grandes diferencias en lo que a robustez se refiere.

Al contrario de lo que hemos apuntado al hablar del traje y de la camisa, cuando se trata de hacernos con unos buenos zapatos lo más fiable será acudir a las marcas premium por todos conocidas.

Bastará con observar un Alden, un Edward Green, un Tricker, un Lobb o un Vass para entender perfectamente de qué hablamos cuando lo hacemos de un zapato con empaque, robustez, de calidad y bien armado.

Cada vez son más las marcas italianas que empiezan a prestar atención no ya solo al diseño sino también por fin a la calidad final de sus zapatos. No obstante, en la mayoría de los casos bastará con coger en una mano un zapato de cualquier marca conocida de Northampton y en otra un Canali o incluso un Sutor Mantellassi para entender por qué los zapatos ingleses en lo que a calidad se refieren siguen marcando el paso.

Desgraciadamente y aunque lo intentemos, cuando hablamos de zapatos de calidad tenemos que hacerlo de marcas. Al contrario de lo que ocurre con, por ejemplo, las camisas las casas por antonomasia zapateras tienen unos estándares de calidad inherentes al nombre de cada una de ellas que garantizan una alta calidad en el resultado.

Conocer la calidad de la piel del zapato resulta vital. Sin embargo, diferenciar una buena piel solo por fotos no es algo fácil. Y es que si con las telas de los trajes y de las camisas resultaba vital el poderlas tocar para hacernos una idea de su calidad, en los zapatos además de poder tocar la piel también deberíamos poder caminar con ellos y, sobre todo, verlos envejecer.

Y solo el uso y el tiempo nos desvelarán como envejece esa piel, cómo cambia de color, cómo se marca o cómo se cuartea. Si la piel de nuestro viejo zapato se ha acartonado, si por el uso se le han formado arrugas llamativas o si no permite coserle una nueva suela al desgarrarse la piel, quedará de manifiesto que si bien puede que compráramos un zapato bonito su calidad queda ahora patente que era muy baja.

Cuando toquemos la piel del zapato y la doblemos debemos tener la sensación de que es una piel tierna, que de la sensación de estar “viva”. Es difícil explicar en palabras esa percepción que nos gustaría aquí transmitir pero es posible de poder comparar un zapato de una gran calidad con otro estándar.

Para entender un poco lo que queremos explicar bastará con coger un mocasín de la marca Sebago, mejor si ya tiene algún tiempo, y fijarnos y tocar la piel con la que está fabricado. Su tacto y el aspecto de esta estarán más próximos al plástico que a cualquier piel de calidad. A continuación cojamos un zapato de cualquiera de las otras marcas aquí mencionadas que tenga hasta el doble de uso que nuestro mocasín Sebago y entenderemos a que nos referimos cuando decimos que la piel debe dar la sensación de estar tierna y viva.

No es que tenga nada personal en contra de estos zapatos Dominicanos pero en este artículo los mocasines Sebagos nos serán de gran utilidad ya que raro es el español que no los conozca o incluso que los haya comprado alguna vez y por ello todos sabemos perfectamente el zapato al que nos estamos refiriendo.

Más allá de lo que el tacto y la experiencia nos cuenten del zapato que estamos a punto de comprar, hay algunos detalles en los que siempre deberíamos fijarnos.

Por ejemplo, deberíamos asegurarnos de que nuestro pie descansará dentro del zapato sobre una plantilla de piel y no de plástico. Igualmente, debemos asegurarnos de que esté tenga cierta envergadura y no se trate solo de una finísima capa de piel. Observemos, por ejemplo, la plantilla de un modelo Church´s pre-Prada y comparémoslo con otras marcas para entenderlo.

Hoy hay casas como Corthay o Berluti que son expertas en teñir el zapato con sombras, diferentes colores y tonalidades y brillos que le dan un toque muy interesante al zapato. El efecto patina en el teñido de los zapatos es un arte que no está al alcance de todo zapatero.

Si bien estos tipos de zapatos no serán fáciles encontrar en su línea RTW al no ser del gusto de todos los caballeros, de lo que sí nos tendríamos que cerciorarnos es de que al menos el teñido haya sido hecho con un mínimo de calidad.

Hace ya algunos años me hice con unos zapatos marrones bastante bonitos de Louis Vuitton que si bien me costaron una cantidad importante definitivamente no lo valían. Y no lo valían sencillamente porque tras frotarlos con un trapo blanco para quitarles la poca suciedad acumulada en su primera puesta dejaron todo el trapo de un marrón más que sospechoso.

En los zapatos, al igual que en los trajes y en las propias camisas, siempre lo que no se ve dice más de la calidad de la prenda final que lo que queda a la vista de todos. Por eso nunca deberíamos hacernos con un nuevo par de zapatos sin fijarnos en cómo está rematado el zapato por dentro. Bastará con ser mínimamente observadores para saber si con ese zapato se ha querido solo cumplir con el expediente o por el contrario se ha terminado internamente con la misma delicadeza empleada por fuera.

Otro de los puntos en los que no nos podemos dejar de fijar es en la suela. Lo primero que debemos comprobar es que la suela haya sido cosida y no pegada y así haya sido hecho a lo largo de toda la suela del zapato. Esto es fácil de comprobar mirando el cosido del perímetro interno del zapato. El que la suela esté cosida y no pegada permitirá que en el futuro al cambiar la suela y el tacón el zapato siga teniendo un aspecto mucho más saludable.

A pesar de que la mayoría de los zapatos cuentan con suela de cuero no debemos pensar que todas son iguales. El número de capas de estas así como su composición y su cosido coloca a unas y a otras en mundos diferentes. ¿Acaso no os habéis preguntado por qué muchos de vuestros mejores zapatos todavía tienen su suela original y por qué a la mayoría de vuestros mocasines Sebagos, incluso con bastante menos uso, ya les cambiasteis la suela?

El cosido de la suela es una parte fundamental y si ese zapato que nos ha gustado no ha cuidado esta parte, independientemente de su coste, su valor quedará en entredicho. El cosido más extendido entre los zapatos de calidad es el conocido como cosido Goodyear. Este tipo de cosido aporta al zapato comodidad, durabilidad, flexibilidad y es garantía de que tras un cambio de suela nuestros zapatos puedan llegar a recuperen su aspecto original.

Como el objetivo de este artículo es no entrar en explicar conceptos técnicos sino en intentar solo con la mirada detectar el valor de las cosas dejaremos la explicación del cosido goodyear para otro momento.

Normalmente, como acabamos de apuntar, la gran mayoría de los zapatos con más nombre están cosidos con este sistema y aunque el cosido que fija la pala a la palmilla es interior y consecuente no se puede apreciar a simple vista, el segundo cosido, el que une la vira con la suela y la entresuela es exterior y sí se puede apreciar en algunos modelos.

Igualmente, si fuéramos capaces de levantar la plantilla interior del zapato, algo muy difícil si esta se ha fijado bien, deberíamos apreciar una capa de corcho que es la responsable de dar confort al pie. Esta capa de corcho es precisamente la que hace que la forma de nuestros pies quede grabada con el uso en ella. Esta fina capa de corcho no debe confundirse con el corcho que separa las “dos” suelas del zapato.

En la mayoría de los zapatos, incluso en muchos de los modelos de las marcas aquí citadas, el cosido de la suela queda visible en la propia suela. Sin embargo, en los zapatos de más alta gama ese cosido queda oculto en la propia suela y sus zapateros prefieren o dejar la suela lisa o decorar el perímetro con algún tipo de adorno.

El talón debe estar formado por varias capas de piel que se unen con unos clavos. El número de estos así como una disposición personalizada al modelo concreto de tacón y zapato así como la finura de los propios clavos hablará de una mayor o menor calidad de la terminación.

Nuevamente con observar al mismo tiempo un tacón de un zapato de mediana calidad y otro de buena calidad entenderemos de lo que estamos hablando. Si alguno de vosotros ha perdido el tacón de sus zapatos o ha visto como este se separaba de la planta del zapato y ha tendido que amartillarlo para que volviera a su posición originaria está claro que no debería hacerse nunca más con esa marca. Y el consejo sería el mismo si ha comprobado con el paso del tiempo como los diferentes estratos de piel del talón se han separado.

Se da por hecho que en el extremo del tacón habrá un trozo de goma dura que además de amortiguar el impacto en cada paso le proteja de estropearse rápidamente.

En la puntera es posible, aunque no frecuente, que encontremos un trozo de metal para protegerlos también de dicho desgaste. De ser así, el zapatero de la marca habrá puesto más destreza si ese contrafuerte no sobresale del resto de la suela del zapato que de parecer que se ha añadido una vez terminado el mismo. Sin embargo, lo más normal es ver unos pequeños clavos en la puntera que consiguen también el objetivo de protegerles.

La planta del zapato suele rematarse con cera para darle brillo. Si bien esto es un bonito detalle no tiene mayor importancia. Lo que sí deberemos asegurarnos es que nos entreguen una bolsa para cada zapato. A la hora de colocar los zapatos en la maleta siempre resulta más fácil poder jugar con ellos independientemente.

Las propias bolsas tienen calidades diferentes como se nota en el propio material, en las lazaderas, y en la manera en que se han grabado, cosido o añadido el logo de la marca. Hasta por las bolsas se podría saber la calidad del zapato ya que la diferencia en calidad varia bastante entre unas a otras.

Solo de las mejores casas zapateras cabrá esperar que entreguen sus zapatos con unas hormas de madera. No obstante, si tenemos en cuenta que el precio y valor de los zapatos aquí descritos es más que considerable sería de recibo que se incluyeran dichas hormas. Esto si bien lo entendió perfectamente Lobb parece que no muchas han seguido su camino. Y como dice este artículo muchas veces en los detalles radica la diferencia.
 
A todos nos sonará familiar la frase que dice que “quality will be remembered long after price has been forgotten”. Y en el tema de los zapatos esto es toda una verdad.

Por ello, si pretendemos hacernos con un buen par de zapatos y además con las características aquí descritas desconfiemos de aquellos con un precio menor de trescientos euros. Los buenos zapatos son caros y no existen las gangas.

Recordemos finalmente que si nos queremos hacer con un buen par de zapatos de calidad no hay opción más segura que dejar de lado las casas multi-producto y las marcas del momento y centrarse en las casa zapateras por excelencia.

Esperamos que este artículo nos haya ayudado a todos a poder apreciar solo con la vista esos detalles que diferencian las prendas excepcionales y que consecuentemente su alto valor justifica pagar por ellas un importante coste.

En próximos capítulos intentaremos hacer un análisis parecido en complementos como el pañuelo de bolsillo, la corbata, los calcetines o los tirantes.

El Aristócrata

HOLLAND & SHERRY Y LANGA NOS RECUERDAN QUE POR FIN LLEGÓ LA PRIMAVERA

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Estimados lectores,

Mientras termino el artículo sobre la crónica del último evento del Club Privado de El Aristócrata quiero dar las gracias a aquellos lectores que acudieron al acto organizado por la mítica casa escocesa Holland & Sherry y la sastrería-camisería Langa. 

Los que hemos tenido la oportunidad de conocer de primera mano el arduo proceso de elaboración de los tejidos de la casa escocesa entendemos porqué no solo es un privilegio sino también un orgullo el mandarse confeccionar los trajes y abrigos en cualquiera de los tejidos que sus variados muestrarios ponen a nuestra disposición. Prueba de ello la pudimos dar los que asistimos a la presentación de sus tejidos de verano donde los linos y las lanas más finas harán las delicias de los caballeros en las noches más calurosas y elegantes del verano. 

Y como no podía ser de otra manera Holland & Sherry sólo podía unirse en esta iniciativa a alguien que entendiese su filosofía y que garantizase los altos estándares de calidad de esta marca. Y como en veces anteriores el elegido volvió a ser la sastrería-camisería capitaneada por D. Mariano Langa y por el Sr. Joaquín Fernández. 

El Sr. Langa es con seguridad uno de los mejores camiseros de España y sin lugar a dudas sus camisas son las mejores relación calidad-precio de todo el país. Bastará con conocer tanto a él como a sus camisas y compararlas con las que ofrece gran parte de la competencia para no dudar en hacerle nuestro camisero de cabecera.
Los ya muchos años de experiencia, la humildad y el querer ofrecer un producto actual y acorde a nuestros tiempos ha hecho que el joven sastre Joaquín Fernández se permita con escasos treinta años, aunque ya con quince en la profesión, hacer frente a las agujas más consagradas del país. Su buen hacer y la facilidad de captar la idea de cada cliente ha hecho que no pocos caballeros hayan dejado a su sastre de cabecera para dejarse llevar con ojos cerrados por la nueva sastrería que desde Feliz Boix se ofrece a los paladares más jóvenes y exquisitos.
El día de puertas abiertas organizado por estas dos casas que se complementan perfectamente fue recibido con gran júbilo por los clientes y amigos de Langa y lectores de esta página quienes de forma masiva no dudaron en aprovechar el descuento del 20% que tanto en las telas como en la mano de obra se ofreció ese día y encargarse una chaqueta o traje para la temporada de calor que acabamos de comenzar.

¡Enhorabuena! 

PD Espero esta semana subir la crónica del último acto organizado por el Club Privado de El Aristócrata que se celebró el pasado 7 de Abril en el Círculo Ecuestre de Barcelona patrocinado por la casi bicentenaria casa Santa Eulalia. 

El Aristócrata

DE PARÍS A BARCELONA, UN PASEO POR EL MUNDO DE LA MODA MASCULINA CLÁSICA

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Desde que se fundó el Club Privado de El Aristócrata uno de nuestros objetivos era el que sus reuniones rotaran por la geografía nacional. Y el comienzo de la primavera nos pareció la perfecta excusa para cumplir nuestro deseo además de para disfrutar de un agradable fin de semana en la ciudad de Barcelona. 

Y con el propósito de hacer esto realidad empezamos a trabajar dos meses antes del evento tanto en la búsqueda de un sitio especial donde celebrar nuestra reunión trimestral como en la búsqueda de un plantel que fuera lo suficientemente motivador para que los socios del Club se desplazaran desde sus diferentes localidades a la Ciudad Condal. 

Fue de agradecer que la reputación alcanzada en tan poco tiempo por el Club Privado de El Aristócrata hizo facilitara que los tres ponentes a los que invitamos aceptaran sin dudarlo la invitación a acompañarnos en el que ha sido a día de hoy uno de los eventos más interesantes del Club. 

Y es que sin esta reputación no hubiera resultado sencillo reunir como hicimos a una terna del nivel del crítico de moda francés, Hugo Jacomet, alma mater del prestigioso blog Parisian Gentleman, el laureado sastre francés Lorenzo Cifonelly y quien es considerado como el mejor zapatero artesanal del mundo: el Sr. Pierre Corthay. 
Debido precisamente tanto a la calidad de los ponentes como al alto nivel de aceptación por parte de los miembros del Club que nos vimos forzados a buscar un lugar lo suficientemente especial como para dar a todos la bienvenida. 

Por ello no se nos ocurrió mejor lugar para celebrar la mesa redonda que hacerlo en las dependencias del prestigioso e histórico Círculo Ecuestre; lugar donde también se hospedaron aquellos miembros que decidieron pasar en Barcelona todo el fin de semana. 

Como todos sabéis el Círculo Ecuestre se funda el 26 de Noviembre de 1856 cuando un grupo de ilustres caballeros barceloneses aficionados a la hípica deciden constituirse como club privado para compartir esa afición común. Hoy, más de ciento cincuenta años después, es uno de los clubs privados más influyentes y elitistas de toda Europa y en cuyas emblemáticas instalaciones descansan del ajetreo del día a día las personalidades más destacadas de la vida social y cultural catalana. 

Pero todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo que desde la mítica tienda Santa Eulalia se brindó desde el primer momento al Club. Gracias a Santa Eulalia lo que durante la organización del evento parecía un mar de problemas se tornó en unas unas placenteras semanas donde no se dejó nada a la improvisación. 
Poco podemos decir de Santa Eulalia que no hayamos dicho ya en este blog pero quizás baste para recordar el comentario común de los ponentes quienes no dudaron en afirmar que a pesar de sus múltiples viajes por todo el mundo nunca habían estado en una tienda tan especial como esta, tienda que no dudaron en calificarla como la mejor tienda multimarca en la que jamás habían estado. 

El Sr. Luis Sans, propietario de este templo del buen vestir que acaba de cumplir ciento setenta años, también miembro del Club de El Aristócrata, es el mejor embajador que nuestro Club tiene en Barcelona y ello se vio reflejado en las facilidades que desde el Círculo Ecuestre se nos brindaron también al resto de miembros en todo momento. 

Si bien fuimos muchos los que queríamos disfrutar de un par de días de descanso en Barcelona y nos desplazamos allí el mismo viernes la mayoría prefirieron hacerlo el mismo sábado. Sin embargo, estos últimos o dudaron en hacerlo con el tiempo suficiente como para no perderse la visita que Luis nos organizó por su tienda. En esta visita que empezó en la terraza, con copa de champagne en mano, pudimos conocer de boca del propio Luis la apasionante historia de esta casa y cómo hoy, a pesar de la crisis, lo que empezó como un pequeño negocio familiar factura hoy diecisiete millones de euros al año. 
Tras un apasionante paseo por las entretelas de Santa Eulalia disfrutamos de un paseo por todas las dependencias de lo que algunos miembros del Club calificaron como un espacio mucho más próximo a un museo que a cualquier tienda posible. 

Si bien todos las dependencias, desde la zapatería hasta la perfumería o incluso hasta los rincones dedicados al estilo más desenfado, escondían algún secreto. No obstante, fue indiscutiblemente la zona dedicada a la sastrería y a la camisería la que hizo más las delicias de los allí presentes. Precisamente en este espacio tuvimos la oportunidad de la mano de Yaris, mano derecha del respetado sastre catalán Sr. Marc Munill, de conocer de primera mano las particularidades del corte de Santa Eulalia. 

Concluida la visita, nos dirigimos a pie al Círculo Ecuestre donde el responsable de Relaciones Institucionales, el Sr. Antonio Basso, nos enseñó las lujosas y tranquilas dependencias de este exquisito Club Privado y nos hizo un rápido repaso por sus ciento cincuenta años de existencia. 

Terminada esta pasamos todos los presentes al salón la Espuela donde desde al mismo momento de abrir la puerta pudimos deleitarnos en nuestro camino a los asientos de las diferentes creaciones traídas tanto por Lorenzo Cifonelli como por Pierre Corthay directamente de París. 
El conocer de primera mano tanto el producto como las historias de éxito que se encuentran detrás de las marcas de Corthay y de Cifonelli debería ser todo un incentivo hacer reflexionar a todos aquellos profesionales nacionales que se niegan a admitir que este mundo ha cambiado y prefieren seguir trabajando de idéntica manera a como lo hacían veinte años atrás. 

Hoy estos ejemplos de éxito ponen de manifiesto que ya no solo se trata de ser el mejor sastre, el mejor camisero o el mejor zapatero sino que también hay que ser un buen empresario, un buen vendedor, un buen comunicador etc para poder tener un nombre en el mercado internacional; mercado donde la sastrería, la camisería y la zapatería artesanal no conoce de crisis y solo hace más que aumentar. 

Para ello además de tener que empezar a compaginar el tiempo que se pasa en la mesa de cortar o en la silla martillando una suela hay que, imitando a todos estos grandes profesionales, empezar a salir fuera y dar a conocer el trabajo de cada uno ya que como comentó en su día Luca Rubinacci de nada sirve hacer el ojal más bonito del mundo si luego no se vende. 

Si nos fijamos en la internacionalización que ha llevado a varios sastres y zapateros italianos e ingleses a ser considerados como auténticos ídolos entre los amantes de la sastrería y zapatería llegaremos a la conclusión de que esto ha sido en parte así porque precisamente estos han sabido de la importancia de salir de sus mesas y sillas de trabajo y dar a conocer su producto al mundo y no solo, como se sigue haciendo aquí, al cliente adinerado de la ciudad o del barrio donde tiene el sastre la sastrería. 
Basta con poner el nombre de estos grandes profesionales en cualquier buscador de internet y ver innumerables referencias tanto a ellos y como a su trabajo. Sin embargo, de hacer lo propio con los nuestros descubriremos un panorama muy diferente ya que todavía son muchos los que ni siquiera disponen de una sencilla página web. 

Estas y otras reflexiones son las que ayudan a explicar el momento tan delicado que pasa este sector en nuestro país y el momento de gran auge por el que pasa la sastrería y camisería italiana, francesa o inglesa. 

Otra de las cosas que yo particularmente siempre he echado en falta entre los sastres españoles es su poca capacidad de reinventarse y por el contrario limitarse a ofrecer el mismo tipo de servicio producto que el que ya ofrecían sus padres. Sin embargo, estudiando cómo han llegado a alcanzar fama mundial ciertos sastres y camiseros uno rápidamente llega a entender que parte de ese éxito ha sido debido, además de por explotar el gran altavoz mundial que es hoy internet, a enfocar la profesión desde un punto de vista más comercial y utilizando herramientas de marketing similares a las de cualquier otro tipo de negocio.

Igualmente, los sastres más conocidos a nivel mundial han intentado diferenciarse de su compañero ofreciendo algo único. Y no me refiero haciendo un traje, una chaqueta o un chaqué único sino ofreciendo una prenda diferenciadora con el claro sello de la casa. 
Y Lorenzo Cifonelli siempre tuvo esto claro y por ello no le importó incluir en su línea bespoke una serie de chaquetas con un diseño propio y diferenciador. De esta forma el cliente que se hace con una de ellas cuenta además de con una chaqueta 100% bespoke también con una prenda que todo el mundo la pudiera identificar con la casa Cifonelli. De esta manera los clientes de la casa pueden presumir de sastre, que no de marca, con la convicción de que su chaqueta, aún sin llevar marca interior alguna, será reconocida por todos los entendidos a varios metros. Y como este concepto responde claramente a lo que demandan muchos clientes de bespoke hoy estas chaquetas forman parte del éxito de la casa Cifonelli. 

No obstante, si estas chaquetas nunca pasaran desapercibidas y tendrán siempre el sello y la marca Cifonelli quizás sean las chaquetas cruzadas las que más orgulloso le hacen sentir al propio Lorenzo. 

Son muchos los detalles que diferencian el corte Cifonelly del napolitano y británico y los que tuvimos ocasión de probarnos una de sus chaquetas a concluido el acto pudimos observar además de un diseño muy particular una sisa muy alta que en todo momento te hace recordar que allí está la chaqueta. 

Para aquellos que no estén familiarizados con la sastrería francesa decir que la casa Cifonelli se fundó en Roma en 1880 por Giuseppe Cifonelli y desembarcó en París en 1926. Hoy Lorenzo Cifonelli representa la cuarta generación de sastres de su familia. 
Si bien esta casa es especialmente apreciada por los caballeros japoneses y chinos, los constantes viajes a atender a sus clientes rusos es lo que ha hecho que haya sido en la ciudad de St. Petersburg donde Lorenzo haya decidido abrir su primera sastrería fuera de las fronteras francesas. 

Desde que en 1990 Lorenzo y su primo Massimo tomaron las riendas del negocio familiar lo han sometieron a una gran transformación; transformación que se vio materializada a través de una concienzuda campaña internacional y de una estrategia de marketing más propia de una gran multinacional que de una sencilla sastrería. 

Todo este esfuerzo dio como resultado que, por ejemplo, la casa Hermes delegase en ellos sus trajes a medida desde los años 1992 a 2008 o que lanzasen ya en el 2007 una línea MTM y una RTW; líneas ambas ofrecidas físicamente solo desde su sastrería de París. 

No es que precisamente yo me sienta muy identificado con el concepto de belleza de Karl Lagerfeld pero por si algún lector decir que el modisto afirmó que era capaz de identificar un Cifonelli desde una distancia de cien metros. 
Entre los clientes más destacados de esta sastrería francesa encontramos a Ralph Lauren, Paul Meurisse, Lino Ventura, Marcello Mastroianni o François Mitterrand. 

Sobre Pierre Corthay hay poco que se pueda decir. Sencillamente un maestro con una meteórica carrera profesional que se ha abrió camino desde bien joven sin tener más padrino que sus propias manos 

Y es que P. Corthay empieza a formarse como zapatero con solo 16 años para solo cinco años después estar ya trabajando en el mismísimo John Lobb. Y solo le bastó un año allí para que otra casa mítica zapatera francesa, Berluti, lo fichara como uno de sus zapateros estrellas. 

En 1990 crea ya su propia marca de zapatos y se permite lujos como ser el elegido para hacer los zapatos “made to order” de Lavin o que el Sultan de Brunei le encargara la friolera de 150 pares de zapatos bespoke. 

En el año 2000 crea su línea RTW y el éxito tanto de esta como de sus zapatos a medida hace que abra boutique en Londres, Tokio, Osaka, Fukuoka, Hong Kong y en Dubái. 

El hecho de que su trabajo traspasara fronteras le valió que el Ministro de Cultura Francés le otorgara la distinción ‘Maitre d’Art’, convirtiéndose así en el único zapatero en alzarse con tan distinguido reconocimiento. 

A Hugo Jacomet todos los amantes de la elegancia intemporal le conocemos desde hace muchos años. Su página Parisian Gentleman es todo un referente en el mundo y su enorme número de lectores de todos los rincones del planeta ha hecho que sus disertaciones sobre la moda clásica masculina sean traducidas a ocho idiomas. 

A pesar de esta afición, Hugo Jacomet tuvo antes una vida muy prolija como escritor y director de cine habiendo escrito, dirigido o producido más de 300 películas y documentales. 
Uno de sus éxitos que más repercusión ha tenido ha sido la película que recientemente escribió y produjo a junto a la Maison Corthay y el Groupe Edmond de Rothschild. En esta producción, La Beauté du Geste, se narra un viaje por todo el mundo, sobre todo por Paris, Londres, Tokio, Hong Kong y Dubái donde se da a conocer a los mejores artesanos del mundo. 

Fueron especialmente interesantes las reflexiones que sobre la vestimenta clásica compartió Hugo con nosotros así como las experiencias de Pierre Corthay en el mercado japonés; mercado que en su opinión es de los más entendidos y donde más se aprecia el trabajo artesanal de calidad. 

Igualmente, todos coincidieron en la importancia y en el gran impacto que ha tenido internet y los foros y blogs especializados en la internacionalización de sus marcas. 
El debate se alargó durante más de dos horas, tiempo en el que se habló de la forma de vestir de los grandes actores de Hollywood, el concepto de elegancia de hoy, los grandes referentes tanto de antes como de ahora etc. También la manera de combinar los calcetines, los colores que mejor combinan con cada tipo de traje, el pañuelo de bolsillo, los trajes cruzados etc. fueron otros de los temas que precedieron a un variado aperitivo y a una posterior suculenta cena en el salón de la Terraza. 

Fue tal la magia que se creó entre los ponentes y los asistentes que la mayoría siguió intercambiando pareceres sobre este apasionante mundo, ya copa en mano, en los cómodos sillones de las diferentes sala del Club Ecuestre, hasta bien entrada la madrugada. 

El Aristócrata

BESPOKE XV:OPERA PUMPS MADE TO MEASURE

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Antes de entrar a narrar lo que para mí ha resultado ser una experiencia “sartorial” de lo más agradable me gustaría explicar la contradicción existente en el título de este artículo. 

Todos sabemos que los conceptos “bespoke” y “made to measure” distan bastante entre sí como para poderlos asimilar como parece se ha hecho en este enunciado. Sin embargo, como veremos en este artículo, la confección artesanal de estas zapatillas hace que el resultado y el proceso de confección esté mucho más cerca de un zapato bespoke que de uno industrial. 

La principal diferencia entre un producto “made to measure” y otro “bespoke” radica principalmente en que en el primero la prenda se realiza, ya bien sea un traje, unos zapatos o una camisa, sobre un patrón o una horma existente. Por el contrario, cuando hablamos de bespoke hacemos solo referencia a aquellos productos que no se han realizado sobre unos patrones u hormas estándares sino que se han hecho exclusivamente según las medidas específicas de la fisionomía de una persona concreta. 

Si bien esta es la principal diferencia entre MTM y Bespoke también debemos tener en cuenta a la hora de analizar y comparar un producto fabricado con una u otra técnica la calidad de la mano de obra utilizada. Hay, por ejemplo, trajes MTM cuya calidad de mano de obra es superior a algunos de bespoke. 
También debemos estar siempre muy atentos a esas casas que dicen hacer un gran número de prendas bespoke porque no son pocas las veces que un producto con partes realizadas MTM como, por ejemplo, en las camisas los cuellos, nos es vendido como si fuera bespoke. Y esto cada día es más frecuente incluso entre muchas de las marcas que históricamente todos hemos considerado como la referencia de su sector. Basta poner como ejemplo las camisas “bespoke” de T&A. 

Aunque la preferencia de todo amante de lo purista y exquisito deberían ser siempre los productos 100% bespoke, hay alternativas MTM que además de ahorrarnos una cantidad importante de dinero pueden, en manos de un buen artesano, conseguir resultados excelentes. 

Las conocidas como opera pumps son, a priori, un zapato bastante sencillo y sin demasiadas complicaciones técnicas. Y decimos esto porque tanto el material con el que están construidas como el tipo de suela y la propia construcción del zapato no requieren de un arduo proceso y además dejan poco margen a la creatividad de su creador. No obstante, como veremos más adelante, esta sencillez deja de serlo si se realiza todo el proceso de forma manual y siguiendo un proceso puramente artesanal como el que narraremos aquí. 
Quizás haya sido por la oferta prácticamente inexistente de opera pumps en nuestro país, o quizás porque nunca me paré a pensar cómo mejorar artesanalmente lo que ofrece esta limitada oferta, no había pensado hasta recientemente cambiar mis viejas RTW opera pumps por otras más exclusivas. 

Sin embargo, esta situación cambió tras decidir hacerme un nuevo esmoquin francamente especial en cuanto a diseño y construcción artesanal y que traeremos a estas páginas el próximo mes. 

Fue precisamente entonces cuando me di cuenta de que mis viejas opera pumps no iban a estar a la altura de semejante creación. Por ello, al mismo tiempo que este nuevo esmoquin iba tomando vida decidí hablar con Antonio de Enrile, uno de los primeros lectores de esta página y con quien desde hace años compartimos emails con cosas que nos llaman la atención, para ver si había alguna forma de, a pesar de sus limitaciones, fabricar unas opera pumps sobre las que hacer descansar de forma orgullosa esa gran obra realizada por la familia Calvo de Mora. 
Recuerdo que cuando hablé con Antonio sobre este nuevo proyecto nos tiramos cerca de dos horas comentando lo que tenía en mente y cómo podíamos reinventar este zapato con las pocas alternativas que dejaba este modelo pero manteniendo su clásica línea. 

Como me comentó Antonio una vez concluidas las opera pumps, una de las grandes suertes que tengo es la de tener un pie tan estándar que bien podría haber servido para sacar la horma de un zapato industrial de talla 41.5. No obstante, en Enrile cuentan con tres terminaciones por cada talla de horma así como dos puntas entre las que elegir. En concreto la mía se trataba de la 415201 donde los tres primeros dígitos indican el número pie y los tres siguientes el ancho de horma. 

Es importante aquí mencionar que Antonio para asegurarse que acierta con las medidas de sus clientes no hace a los nuevos un zapato MTM si antes no cuentan con un RTW ya fabricado por él. 

Aunque hayan sido las nuevas tecnologías las que han hecho del trabajo de Antonio García Enrile conocido y muy apreciado fuera de nuestras fronteras, Antonio lleva entregado al oficio de zapatero artesano prácticamente toda su vida. Si bien su blog y el eco que de su trabajo se han hecho los medios online especializados ha hecho que cada día más su clientela sea extrajera Antonio es desde hace años un referente en su Sevilla natal. Y lo es por su exquisito trabajo realizado a lo largo de su vida primero como guarnicionero y posteriormente como zapatero; y cuando el tiempo se lo permite, también como creador de los más diversos complementos de piel. 
Para los que no conozcan a Antonio, comentar que este sevillano nació hace cuarenta y un años, es el pequeño de diez hermanos, está casado y tiene dos hijos. Y a pesar de lo que cabría pensar, nadie de su familia estuvo nunca relacionada ni con la guarnicionería ni con la zapatería. 

Ya durante sus años en el colegio Portaceli de Sevilla de los Jesuitas, Antonio empezó a sentir inquietud por los productos de piel y hacía pulseras con retales así como cinturones que vendía entre sus amigos y conocidos. 

Esta afición la compartía con su otra gran pasión, la esgrima. En el año 1992 comenzó a tirar a esgrima para solo un año más tarde proclamarse Subcampeón absoluto de Espada de Andalucía. Esto le animó a formarse también como monitor de espada y sable. 

Sin embargo, la enorme dedicación que el deporte le exigía no fue suficiente para hacerle olvidar su otra afición y compaginaba la actividad deportiva con la realización de los plastrones en piel, las mangas de maestro, los petos y algunos fundones de piel para otros profesionales.
De 1997 a 1999 estudió Marketing y al finalizar sus estudios creó su primera sociedad junto con dos compañeros de curso para diseñar y fabricar productos de piel que luego los comercializaban en España. A pesar de que su primera aventura empresarial le repercutió algunas pérdidas económicas esta también le valió para conocer la estructura de Ubrique y al que hoy es su socio y amigo Antonio Pérez. 

En el año 2000 presentó un proyecto en el prestigiosos Real Club Pineda de Sevilla para abrir una tienda-taller en la parte hípica que permitiera a los socios reparar sus guarniciones sin salir del Club, además de vender productos relacionados con la equitación. Los cuatro años en los que estuvo a cargo de este negocio le valieron además de para hacerse un nombre en el mundo ecuestre andaluz también para coger gran destreza en el trabajo del cuero de las guarniciones y luego exportarlo al empleo del cuero en la zapatería. 

Ya con la marca Enrile registrada abre en el año 2004 un local en el barrio de los Remedios de Sevilla donde se daban cita tanto la tienda como el taller de producción artesanal desde donde trabajaba la marroquinería y productos de caza e hípica. 

No obstante, decide enfrentarse a una realidad que por un motivo u otro nunca quiso admitir, esto es, que su verdadera pasión era la fabricación artesanal de zapatos. Con el firme propósito de dedicarse en cuerpo y alma a su vocación hace las maletas y se marcha a Elda; cuna de la zapatería y del mercado auxiliar en España. 
Mientras se saca durante los años 2006 al 2008 el título de Técnico Superior en Patronaje trabaja con un artesano que le enseña la parte práctica del montado del zapato. 

En el 2008, se asocia con el Sr. Antonio Pérez, profesional de la marroquinería con treinta años de experiencia y alquilan un local donde realizan marroquinería tanto para Enrile como para otras firmas. Su buen hacer le es valedero para que Brooks Brothers y J.Crew le confíen la producción de sus piezas de Shell Cordovan. 

Conocedor de la importancia de internet y de las facilidades que este medio brinda a los artesanos para dar a conocer en el extranjero su trabajo da entrada en su negocio al Sr. Alfonso Herraiz quien además de ayudarle en las labores comerciales es el responsable de todas las acciones online de posicionamiento y publicidad de la marca tanto a nivel nacional como internacional. 

El trabajo del Sr. Herraiz pronto empieza a dar sus frutos como atestigua el eco que del trabajo de Antonio se han hecho blogs de renombre internacionales, foros y reportajes especializados. 

Como anteriormente comentábamos tanto Antonio como yo teníamos claro que no queríamos hacer unas opera pumps corrientes ya que para ello lo más sencillo hubiera sido acudir a una tienda y hacernos con el modelo industrial estándar. 
Hacer especial este modelo no es algo fácil ya que como hemos apuntado su montaje y los materiales utilizados son bastante sencillos. No obstante, teníamos claro que queríamos diferenciarlas de los modelos industriales, y de incluso de la mayoría de los modelos bespoke donde la suela solo aparece pegada. Para ello decidimos realizar un forro interior personalizado, de material natural y no sintético e intentar coserle, y no pegarle, la suela. Esto último representaba todo un reto. 

La fina suela de las opera pumps, como también del resto de la familia de las slippers, es tan fina que impide que se pueda coser al zapato y por ello lo más sencillo, y también la mayoría de veces lo más estético, es pegarlas y no coserlas. 

Sin embargo, y a pesar de ser lo que a priori parecía que era lo último que debíamos hacer, decidimos arriesgarnos e intentar que la suela se cosiera; por complicado que esto fuera. Para hacer esto posible lo que primero hicimos fue descartar el cosido goodyear ya que la suela resultante sería muy basta y afearía mucho el resultado final. Tras desechar la opción del cosido goodyear nos paramos a estudiar la posibilidad de apostar por un cosido blake a mano. Si bien este cosido permite jugar con una suela más fina, para llevarlo a cabo en un zapato tipo slipper se exige una enorme pericia ya que el grosor de la suela es mucho más fino que el de aquellas utilizadas en zapatos estándar tipo oxfords o derbys lo que complica enormemente el proceso de cosido. 
Durante nuestra conversación trajimos a colación un modelo bespoke de Lobb que a ambos nos había gustado mucho y que recordábamos tenía un forro interior color frambuesa que nos parecía la opción perfecta para estas opera pumps. Para mi sorpresa, Antonio consiguió dar con varias pieles de esta tonalidad y me las hizo llegar para que decidiera cuál de ellas me gustaba más. Fueron este tipo de detalles los que hicieron que la distancia entre Sevilla y Madrid apenas tuviera impacto en el proceso de construcción del zapato. 

Antonio, conocedor de la importancia que tiene la relación con el cliente, tiene como costumbre mantener informado a este en todo momento del proceso de confección de sus zapatos. Y para ello no duda en mandar constantemente fotos y videos del momento en el que se encuentra el zapato. De esta manera incluso antes de empezar el trabajo en ellos te hace llegar fotos de la piel que va a utilizar, de los forros, del tipo de hilo y de la suela.
Una vez cuenta con el visto bueno del cliente empieza a trabajar en el zapato pudiendo estar al día del momento exacto, así como de la forma, en que se encuentra el zapato. Esto además de ser muy bien recibido por cualquier amante de los zapatos evita posibles malos entendidos permitiendo corregirlos antes de que se haya empezado a trabajar en el zapato y sea ya demasiado tarde.
Decíamos al principio que la principal diferencia entre un zapato bespoke y un MTM es que en los MTM se usa una horma estándar. Como vemos en la foto es precisamente esa horma estándar sobre la que Antonio monta la totalidad del zapato. Exceptuando este detalle, el resto del proceso que sigue Antonio desde su taller de Sevilla es, como se puede apreciar en las fotos, idéntico a si se tratase de la realización de un zapato bespoke. 

Si bien el corte se ha realizado en charol negro procedente de Italia para el forro Antonio se valió de una piel de cabra de encuadernación nacional. 

Las suelas, las plantas de montado, los contrafuertes, los topes y las barretas decidió hacerlas en crupones de curtición vegetal realizados en España, concretamente en Igualada. Es de destacar que muy pocas curtiembres son las que realizan este tipo de curtición debido a que los periodos de producción son mucho mayores a los otros tipos de curtidos. 

El proceso de montado a mano que se ha llevado a cabo en estas opera pumps es similar al que se utilizaba ya hace ochenta años 

Para el aparado se utilizó hilo sintético y para la unión de piezas la conocida como cola de Viena (almidón) y pegamento natural. Por su lado, para la costura de la suela se empleó cáñamo natural empegado. Este hilo se caracteriza por ser muy flexible y resistente, y una vez que se le da con cerote de pez rubia se vuelve completamente impermeable. (La pez rubia es la resina de los pinos piñoneros que mezclada con cera de abeja forma una especie de bola llamada "cerote" sobre la que se restriega el hilo de cáñamo para hacerlo impermeable además de darle la cualidad de que en cada pespunte el agujero quede cegado y los hilos hechos un bloque). 
Como se ha indicado la costura Blake puede realizarse a mano o a máquina habiendo una enorme diferencia en cuanto la cantidad y la calidad de trabajo que requiere una y otra técnica. 

Cuando se realiza una costura blake a mano, como es este caso, se cose la suela a dos cabos, cruzando los dos hilos igual que cuando se puntea una suela al cerco pero con la diferencia de que hay que meter la mano en el calzado para sacar la aguja por la suela y meter la que viene en contra. De aplicar bien esta técnica cada puntada queda como una soldadura. 

Además es importante destacar el trabajo que meticulosamente se ha empleado en esta suela donde se ha realizado un hendido para esconder la costura para de esta forma no solo no afear la suela sino también protegerla del desgaste. Además, en el enfranque se ha realizado la típica cintura de violín tan común en los zapatos hechos a mano. Este estrechamiento en el enfranque consigue un efecto óptico que tiene como resultado un pie mas estilizado pero manteniendo el mismo el apoyo que si el enfranque fuera más ancho. 

En las prendas clásicas, como es el caso del esmoquin, los detalles son de gran importancia ya que lo que a priori puede parecer un bonito y elegante conjunto puede esconder grandes carencias que los ojos más entendidos suelen rápidamente percibir. 
 
Hoy en día debido a lo mal que se viste esta prenda somos muchos los que ya nos resignamos a conformarnos con que se haga acompañar el esmoquin de una pajarita y no de una corbata. La realidad y los ejemplos con los que nos encontramos a diario hace que parezca que sea mucho pedir que no arrastren los pantalones o que se lleve una botonadura acorde con la elegancia del conjunto y no botones sencillos en la camisa. Y si la realidad es la que es parecería una locura además pedir que esa camisa se hiciera acompañar de un cuello diplomático y no de un cuello estándar, o de una pajarita de una sola pieza y no de una ajustable, o de un fajín o un chaleco y no de una cintura “desnuda”. 

Si bien esta es la realidad que tenemos, y no solo en España, pienso sinceramente que al menos los lectores de esta página sí debiéramos saber cuando un esmoquin está completo y cuando solamente se trata de otro pseudo-esmoquin alquilado o incluso de uno comprado a uno de esos gurus de la moda que visten a las estrellas del balón o a nuestros actores en la gala de los premios Goya. La mayoría de estos diseñadores de RTW obvian que sus clientes carecen de todo tipo de conocimiento en lo que a la vestimenta formal se refiere y no se toman la molestia, quizás porque tampoco ellos lo saben, en pensar en que hay muchos detalles que cuidar en un esmoquin más allá de ponerle una conocida etiqueta en su interior. 
Si bien los pormenores de un buen esmoquin los explicaremos el mes que viene cuando analicemos el arduo pero apasionante trabajo de hacer un esmoquin a medida, hay detalles también en los zapatos que impactan directamente en la calificación final del esmoquin. 

Así, por ejemplo, si de querer ser lo más purista se trata deberíamos asegurarnos que tanto el lazo de las opera pumps como el vivo de la boca del zapato sean de la misma terminación. Una vez con esto comprobado habría que comprobar que además dicha terminación es igual a la de las solapas. Y para terminar de complicar más la búsqueda del conjunto perfecto que dichas solapas deberían ser contar con la misma terminación de tejido que pajarita. Es decir, si nuestras solapas son de tipo velvet o terciopelo, tanto la pajarita como el lazo y el vivo del zapato deberían ser del mismo color y terminación. 
Si fueran de seda o de gorgorán se debería mantener esta homogeneidad en la pajarita y en el lazo y vivo del zapato. Indudablemente, somos conscientes de que encontrar una pajarita de igual terminación y color que la solapa y que además sea de nuestra medida y que además sea del tipo “unbroken” y que además podamos conseguir unas opera pumps con un lazo de igual color y terminación que la pajarita y que además su vivo también siga esta pauta etc. etc. no resulta nada sencillo y en el mejor de los casos exige mucho tiempo. Eso por no hablar de la importancia que tiene en este caso saber a dónde acudir, via presencial o vía internet, y que sean conocedores de todos estos detalles y consecuentemente los incluyan en su oferta. 

Definitivamente todo esto es algo muy difícil pero que es lo que termina diferenciando un gran esmoquin, y a un entendido propietario, de alguien a quien sencillamente le han vestido para una ocasión determinada y que desconoce los apasionantes pormenores de esta prenda. 

Con estas opera pumps hemos querido, o al menos lo hemos intentado, demostrar nuevamente que de nada valer hacerte con el traje más perfecto o los complementos más estilosos y mejor combinados si todo esto no descansa sobre un zapato bien escogido y de calidad.
Igualmente, como defensores del producto nacional de calidad, y no solo del nacional por el solo hecho de ser español, apuntar que este país tiene artesanos, como es el caso de Antonio García Enrile, que nos deberían hacer pensar muy mucho el salir de nuestras fronteras o el acudir a marcas extranjeras para adquirir un par de zapatos artesanos de calidad. 

PD En unos día subiremos el video resumen de todo el proceso

El Aristócrata 

El Traje de Baño Swim & Co.

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Portofino, Deauville, Punta del Este, Lamu, Lago Como, Biarritz, East Hampton... Durante la primera mitad del siglo XX han sido algunos de los exclusivos destinos elegidos por la aristocracia, estrellas del mundo del cine, o la más selecta élite empresarial, enclaves estivales privilegiados en los que poder dar rienda suelta a su particular concepción del dolce far niente. 
Swim & Co. reinterpreta el clásico traje de baño de aquella época desde un punto de vista actual, manteniendo un perfecto equilibrio entre la tradición y lo contemporáneo. El patrón de diseño sartorial, el cuidadoso cosido y un impecable acabado, son sólo algunas de las claves de esta prenda única. Cada traje de baño esta confeccionado con un tejido de fibra de poliéster de un gramaje menor del habitual, lo que le otorga una extraordinaria suavidad al tacto, así como una excepcional ligereza, con un peso de tan sólo 125 gr, siendo éstos dos factores decisivos en su extraordinario confort y su rapidísimo secado. 
Los estampados son fruto de una rigurosa selección, todos ellos diseños exclusivos, inmejorables exponentes de elegancia atemporal y exclusividad. La colección para este verano 2013 se compone del tradicional algodón seersucker de rayas y motivos clásicos como paisley o cachemira y flores tipo Liberty. A lo que hay que sumar la singular reinterpretación del Tartán, tejido de cuadros que diferencia a los distintos clanes de las Highlands, modelo perteneciente a la edición limitada, de tan sólo 50 ejemplares para todo el mundo. 
Como no podía ser de otra manera, Swim & Co. también presta máxima atención al packaging. Cada traje de baño viene cuidadosamente enrollado en una caja de forma cilíndrica, como si de un sombrero panamá Montecristi se tratara. Sitio Oficial - Swim & Co.

El equipo de Swim & Co. 

BESPOKE XVI: VIDEO OPERA PUMPS MADE TO MEASURE

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Como continuación del reciente artículo donde se narraba la fabricación de las Opera Pumps hoy publicamos un video resumen de todo el proceso. 

Si bien en un principio pensamos reducir su duración a unos pocos minutos, el contar con tanto material y, lo que es igual de importante, con la explicación en cada fase del montaje de su creador, Antonio García Enrile, finalmente nos hizo decidirnos por publicarlo en su totalidad para disfrute de los amantes de los zapatos.

El video cuenta con música aunque habrá que subir bastante el volumen para poderla apreciar ya que esta se ha incorporado solo como acompañamiento a las palabras de Antonio.

Espero que lo disfrutéis:
 
El Aristócrata

REUNIÓN CLUB PRIVADO EL ARISTOCRÁTA: EL RON Y EL CIGARRO

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En un precioso salón, que por su decoración parecía más propio del clubland londinenese que de un local de copas del barrio de Salamanca de Madrid, se celebró el último encuentro del Club Privado El Aristócrata, que sirvió, además para que los socios se despidieran hasta después de las merecidas vacaciones estivales.

Si los encuentros del Club giran siempre en torno al deleite del sentido de la estética y del buen vestir, en esta ocasión el encuentro tenía como protagonista el sentido del gusto y del olfato. 

Para ello se pretendía casar metafóricamente la bebida, por excelencia, que se obtiene a partir de la caña de azúcar, como es el ron y los cigarros puros, para deleite, disfrute y placer de los caballeros miembros del Club. 
El maridaje se llevó a cabo sobre la base de tres áreas claramente diferenciadas de rones y cigarros: 

- Cuba 
- Nicaragua 
- Dominicana 

Para ello se contó con la estimable colaboración de Tatina, una bella dama de amplios conocimientos sobre el ron que nos hizo apreciar sus matices a la vez que nos narraba los pormenores históricos de su obtención, elaboración, etc.. 

El acto dio comienzo, tras una prolongada exposición introductoria por parte de Tatiana, con la degustación de los rones de Cuba y concretamente con un ron que debe calificarse como excelente, como es el caso de Matusalem 15, que fue el que a mi particularmente más me gustó, no sé bien si por el hecho de que era uno de los mejores o porque fue el primero el degustarse, aspecto que sin duda tuvo que influir, habida cuenta la impaciencia que mostrábamos los asistentes por comenzar a comprobar con las papilas filiformes lo que Tatiana nos narraba con su sugerente voz de acento foráneo. 
 A este ron le sucedió el Bacardí 8, de intenso sabor pero de matices claramente diferentes. Una vez realizada la primera interesante tanda de degustación, que tuvo como protagonista s los rones de la perla del Imperio, esto es, Cuba, los fumadores de cigarros puros, por mor de la célebre Ley antitabaco que entró en vigor en 2011, nos dispusimos a degustar fuera ya del salón, en una terraza continua, el primero de los puros seleccionados para el maridaje con estos rones cubanos, nada menos que un Romeo y Julieta. 
Estos puros se caracterizan por su equilibrada y aromática ligada, ya que están elaborados siempre con hojas seleccionadas procedentes de la región de Vuelta Abajo. Mientras consumíamos esos cigarros, los socios mantenían interesantes conversaciones sobre los más variados temas, teniendo lugar coloquios sobre temas de indudable interés para las inquietudes de los caballeros socios. 
Casi sin solución de continuidad, procedimos a la entrada nuevamente en el salón para, en esta segunda ocasión, degustar unos rones de otra procedencia y no por ello menos interesantes, como son los de Nicaragua. En concreto la degustación fue de Flor de Caña 12 y Plantation Nicaragua 1998. 

Al termino de dicha degustación he de confesar sin rubor alguno que, al menos mi persona, intentaba apaciguar un enfrentamiento sin cuartel que empezaba a notar que mantenían mis papilas gustativas calciformes con las foliadas, que ocasionaba leves distorsiones en encontrar algunos matices, sobre todo el sempiterno de vainilla, que anunciaba Tatiana en los licores que probábamos. Todo ello producto sin duda de la escasa ingesta de alimento que mantuve ese día y que tuvo como inmediata consecuencia posterior, una cierta sensación de embriaguez. Sobre todo si tenemos presente que los rones degustados por su alta calidad y, en aras de facilitar su mejor cata, no admiten consumirse en combinados con bebidas gasificadas, ni siquiera con hielo. Hechos que harían perder su calidad en detrimento, he de añadir, de nuestra sobriedad.
Estos rones fueron maridados con un puro que es uno de mis grandes favoritos: Carlos Toraño. Su color maduro unido a su forma exageradamente cuadrada y sumado a su color oscuro emula y evoca al chocolate. La composición de este cigarro es curiosa, tiene una capa de Nicaragua, el capote hondureño y la tripa mezcla de R. Dominicana. El resultado es un cigarro que tiene unos matices y sabores similares a los que Tatiana nos hacía descubrir en los rones Nicaragüenses. Este puro tiene un tiro excelente y la ceniza es de color claro con estrías negras, la combustión es ligeramente desigual, pero no hace falta corregirlo. 

La tercera de las catas se centró en los rones dominicanos, en concreto Brugal extraviejo y Barceló imperial. El primero proporcionaba un suave aroma a madera, mientras que el segundo además recordaba a aroma de fruta tropical con matices a vainilla y melaza. Para combinar y degustar estos rones se seleccionó un cigarro dominicano, que como todos los procedentes de esta isla se caracterizan por su suavidad, pero de gran personalidad como los Davidoff. 
Para este caso debemos traer a colación las palabras de Zino Davidoff, cuiando afirmaba que “disfrutar de un cigarro puro tiene que ver con el placer refinado de vivir”. Esta es en definitiva la filosofía del Club de El Aristócrata, y ciertamente la velada fue un acto de disfrute de los sentidos y, si tengo que destacar algo, me quedo sin lugar a dudas con las amenas, entrañables y entretenidas conversaciones que mantuvimos los miembros del Club, ya que los excelentes rones y cigarros que disfrutamos fueron el ornamento perfecto a una jornada del Club cuyo activo más importante volvieron a ser sus socios. 

D. Lucio Rivas Clemot 
Vicepresidente del Club Privado El Aristócrata.

LA SASTRERÍA ESPAÑOLA EN ESRADIO

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Estimados amigos,

Mientras damos las últimas pinceladas al próximo artículo, el cual esperemos esté listo para ser publicado el próximo fin de semana, me gustaría compartir con vosotros una entrevista que me han realizado hoy en el programa EsModa de EsRadio. A dicha entrevista le sucede un interesante debate donde participan dos de los sastres más reconocidos de nuestro país y el Vicepresidente del Club Privado El Aristócrata.

Espero que la disfrutéis.  

El Aristócrata

BESPOKE XVII: CALVO DE MORA Y EL ESMOQUIN

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Como todos recordaréis los últimos dos artículos que hemos publicado en esta página tenían a unos zapatos opera pumps muy especiales como protagonista. El motivo principal por el que pusimos tanto interés en hacernos con una pieza artesanal tan cuidada era que estuvieran a la altura del esmoquin que sobre ellas iba a descansar. 

Aunque hace ya varios años publicamos un extenso artículo sobre la vestimenta del esmoquin, las diferentes prendas que lo componían y las alternativas entre las que elegir, en esta ocasión, si bien recordaremos alguno los apuntes entonces expuestos, vamos a ir mucho más allá y narraremos el apasionante proceso de confección de un esmoquin 100% bespoke por uno de los sastres más prestigiosos españoles. 

El hecho de que en España cada vez queden menos profesionales de la aguja experimentados y que las generaciones más jóvenes de sastres no tengan la suerte de contar con un número de clientes importante como para perfeccionar la confección de las prendas de etiqueta hace que encontrar ese sastre que nos asegure llevar a buen puerto nuestro esmoquin a medida no sea siempre fácil. 

Por ello cuando se trate de hacernos con un frac, un esmoquin y, aunque en menor medida, también con un chaqué, deberíamos pensar a qué sastre acudir antes de ponernos en manos de uno que no esté suficientemente familiarizado con la realización de estas prendas. 

Nosotros así lo hicimos y creemos por el resultado que no nos equivocamos. Pero preferimos que sean ustedes quienes juzguen al final del artículo. 

Pero antes de que enjuicien si efectivamente acertamos o, por el contrario, erramos en nuestra elección, aprovechemos y recordemos algo de la historia de esta preciosa prenda englobada en sus inicios dentro de la categoría del informal dress y hoy ya por la relajación de las costumbres en la del formal dress

Como recordaran los lectores que más tiempo llevan acompañándonos, ya en su día apuntamos que durante los años de Eduardo VII las casas de la alta burguesía inglesa contaban con habitaciones separadas para las damas y para los caballeros con el objetivo de que estos últimos pudieran retirarse a fumar sin molestar a sus acompañantes femeninas con el humo. Como consideración a aquellas damas que no solían fumar, los caballeros se enfundaban al entrar a la habitación de fumar unas chaquetas conocidas como “chaquetas para fumar” o “smoking jackets” de las que, tras abandonar esta dependencia, se desprendían evitando así  molestar con el olor a tabaco a su entorno. 

Debido al apego que Eduardo VII, Príncipe de Gales e hijo de la Reina Victoria de Inglaterra, cogió a estas chaquetas para fumar mandó en 1860 a la prestigiosa sastrería inglesa Henry Poole & Co. que le confeccionara una smoking jacket para que también la pudiera vestir en sus fiestas informales con sus amigos. 

Aquellas primeras smoking jackets se vestían sobre el resto de la ropa y su uso se reducía a las casas de campo y a los clubs privados que contaban con una dependencia aparte donde además eran custodiadas mientras esperaban a que acudiera nuevamente su propietario a pedirla. 

En la primavera de 1886, el Príncipe de Gales invitó a cazar a su casa de Sandringham al adinerado americano James Potter quien antes de realizar el viaje le preguntó al Príncipe qué atuendo era el más adecuado de vestir durante las cenas. El Príncipe de Gales no dudó en aconsejarle al Sr. Potter visitar Henry Poole & Co. y hacerse con un chaqueta similar a la que vestiría su anfitrión. Cuando el señor Potter regresó a su casa de Nueva York, la chaqueta que con él viajo desde Londres se popularizó muy rápidamente en el Tuxedo Park Club, club de millonarios con aficiones a la caza y a la pesca con sede en el área de Tuxedo, y es por ello por lo que desde entonces se la conoce en Norteamérica con el nombre de tuxedo o simplemente como tux. Su similitud a la chaqueta del esmoquin hizo que la denominación de tuxedo también sirviera para referirse al clásico esmoquin de chaqueta y pantalón. 

En la época Victoriana y en la Eduardina el esmoquin, “dinner jacket” para los británicos, sólo era apropiado para las ocasiones informales. Eran los años en los que el frac era el protagonista de toda reunión de caballeros que se celebrara después de las seis de la tarde y en la cual estuviera presente una dama. Igualmente, en esta época era frecuente que los caballeros tras la jornada de trabajo se desprendieran de la ropa usada durante todo día, al haber estado esta en contacto con el caballo al ser este el modo de transporte de entonces, y se sentaran a cenar con frac. 

En el periodo entre-guerras, el frac empezó a reservarse solo para ocasiones de gran formalidad como bailes o fiestas de recolección de fondos y fue entonces cuando el esmoquin empieza a popularizarse como atuendo para la tarde. Más tarde, en los años cuarenta y cincuenta, el esmoquin se empezó a vestir también para asistir a fiestas formales, cenas o funciones de teatro. Si bien su uso disminuyó en los años sesenta y setenta, en los ochenta resurgió recuperando parte de su esplendor en determinadas zonas geográficas y en ciertos ambientes elitistas. 

Aunque como hemos apuntado al comienzo del artículo, hoy el esmoquin en España es considerado como una prenda formal esto de hacer caso a la definición inglesa del término “formal” no es correcto ya que según el protocolo inglés la formalidad de las prendas la marcan el largo de la chaqueta y por ello solo el chaqué y el frac son considerados como prendas formales. 

No obstante, la relajación de las costumbres ha hecho que con el tiempo el esmoquin, sobre todo después de la época Victoriana, pasara a formar parte del denominado atuendo semi-formal y ya tras la Segunda Guerra Mundial, con la disminución progresiva de su vestimenta ,se empezara a considerar como un atuendo formal. 

Pero volvamos al motivo principal del artículo de este mes y centrémonos en el esmoquin que traemos este mes a nuestra página. Seguramente a algún lector después de la lectura de este artículo le pueda sorprender no ya tanto el esmoquin aquí reflejado sino su particular diseño. Pero esto tiene su explicación. 

Mentiría si no dijera que para mí los esmóquines más elegantes se cosieron en las primeras décadas del S.XX. Y es precisamente por ello por lo que decidimos que queríamos hacer un guiño a esa época y recordar en cierta medida con este esmoquin a los de entonces. Y por ello nos detuvimos un tiempo más que considerable estudiando a conciencia los cortes de los esmóquines de entonces e hicimos lo propio también con todas las prendas y complementos que acompañaban por entonces a aquellos. 

No obstante, también nos planteamos como objetivo importante dejar nuestro sello en este esmoquin e introducirle algún detalle que le aportara personalidad al conjunto y nos recordara que este, y no ninguno otro, era nuestro esmoquin. 

El primer reto al que nos enfrentamos era dar con ese sastre capaz de entender exactamente lo que buscábamos y que no solo lo entendiera sino que además fuera capaz de llevarlo a la práctica. Para ello repasamos las fotos de los personajes públicos españoles que visten de esmoquin y tras seleccionar los dos esmóquines que más no gustaban investigamos qué aguja estaba detrás de ellos y para nuestra suerte el mismo nombre se repetía en ambos: Manuel Calvo de Mora. 

Si bien mi relación antes de empezar este artículo con D. Manuel se reducía a haber coincidido con él en la presentación de mi libro “El Manual del Perfecto Caballero” y de la película O´mast, con sus hijos Alberto y Cesar sí había tenido algo más de contacto al haber asistido ambos a diferentes eventos del Club Privado de El Aristócrata. 

Por ello antes de llamar al timbre de Ayala 10 hablé con Alberto para contarle lo que tenía en mente y ver si me idea de esmoquin se podía llevar a la práctica. Tras varias visitas a su sastrería y después de ver cómo un día hacían una inverter cape (abrigo utilizado en actividades cinegéticas donde los brazos pueden quedar ocultos o, por el contrario, libres para disparar y que fue popularizado por el detective Sherlock Holmes), otro unos brichi, y otro un abrigo de pelo de camello con las costuras a mano vistas, me di cuenta que seguramente mi petición sería una de las más sencillas que recibiría esa casa. 

Para los que no le conozcan decir que Manuel Calvo de Mora es natural de Badajoz y que le salieron los dientes en la sastrería de su padre donde desde niño jugaba con las oficialas del taller recortando retales o jugando con la caja de los botones. Hoy con sesenta y dos años recuerda con cariño el tiempo que pasó en la sastrería de su padre. Y fueron precisamente esos años los que le dan la base principal del oficio de sastre. 

Manuel, consciente de la importancia que una técnica depurada tiene en la sastrería, no se conforma y decide apuntarse a la Escuela Superior de Sastrería La Confianza para perfeccionar y afinar su técnica. Debido a sus ya amplios conocimientos de corte se matricula en un curso avanzado de solo nueve meses. 

El curso de D. Manuel dirigido exclusivamente a cincuenta estudiantes con experiencia demostrable en el oficio de sastre le vale a D. Manuel para darse cuenta de su gran talento cuando a la terminación del mismo le conceden la Tijera de Honor como mejor alumno de su promoción. 

Este importante hito en su carrera profesional no pasa inadvertido entre los mejores sastres del momento y su distinción le sirve para que el Sr. Moisés Córdoba, toda una institución en aquella época, le ofrezca un puesto de ayudante cortador y se una a él. Desde ese momento trabaja con unos cuantos años con D. Moisés Córdoba “degustando su buen hacer en la sastrería así como disfrutando de su personalidad amena, divertida, interesante, exquisita y cuantas cosas más….”. Además de aprender de sastrería aprende de él algo que para D. Manuel es muy importante: “saber estar y lo que significa ser todo un caballero. Que Dios tenga en su Gloria a aquel gran caballero”. 

Una de las cosas por las que él mismo nos cuenta siempre luchó cuando trabajaba para otros era por tener un trato directo con el cliente y no limitarse a trabajar las prendas tal y como entraban por el taller. Para Manuel, el conocer al cliente, asesorarle sobre las diferentes telas, los tipos de corte etc. es de extrema importancia para poder luego transmitir a la prenda el aire del cliente. Igualmente, nos cuenta que siempre ha insistido en la importancia de que el sastre que esté trabajando sobre una prenda acompañe al dueño de esta también en el proceso de toma de medidas y sobre todo en la pruebas. Solo así puede luego trabajar en la prenda con precisión milimétrica y visualizando a su cliente con ella puesta. 

Pero su inquietud por la profesión, y no por ello sin pesar, le anima a seguir dando sus pasos y perfeccionar una faceta que para D. Manuel es fundamental: el contacto con el cliente. Dicho contacto se producirá por primera vez con veinticuatro años edad en la que ya toma a ese cliente medidas, le hace los patrones, le corta el traje, le prueba, le afina etc. 

Nos comenta que todavía recuerda aquella ansiedad esperando que el taller le terminara esa primera prenda que había hecho en su totalidad. Según sus palabras “fue emocionante ver esa obra terminada”. El hecho de que le gustara pero que no le convenciera del todo hizo que se diera cuenta de las consecuencias que le traería el ser tan perfeccionista aunque también le hizo empezar a sentirse sastre. Es precisamente esa perfección la que le hace sufrir mucho la profesión pero también hoy ya con sesenta y dos años esa perfección hace que la disfrute enormemente y la ame cada día más. 

Recuerda con nostalgia ese tiempo , tiempo donde trabajaba mucho el frac, ya que si bien reconoce que el frac es una prenda que si se hace con cariño y a conciencia su confección resulta muy complicada también según sus propias palabras “es la prenda más apasionante sobre la que un sastre puede trabajar”. 

En su andadura conoció a un cliente muy variopinto así como a uno de sus grandes maestros: la mujer. Como nos explica, “vestir a la mujer como sastre y no como diseñador representa todo un reto ya que sus curvas dificultan enormemente nuestro trabajo. Las horas de trabajo que hay que emplear para conseguir una buena hechura y una buena terminación son muchas más y los resultados no siempre son los deseados por lo que no son pocas las veces en que hay que empezar nuevamente la prenda para conseguir el resultado perseguido”. 

Resulta curioso que mientras hablamos de la calidad de la mano de obra española si bien admite que es de gran nivel y que es siempre importante nos comenta que en donde más debemos fijarnos es en el estilo de la prenda. Para él de nada sirve que un sastre tenga gran destreza con la aguja si luego la prenda no transmite o sencillamente deja indiferente a quien a su paso se cruza con ella. Si la prenda no tiene ese “algo” poco importa que tenga un doble picado o un ojal de bella factura. Y ese “algo”, en su opinión, se ve mejor a cinco metros de distancia que a cinco centímetros. 

Y es precisamente el estilo lo que para él es el reto de la sastrería española ya que según su opinión muchos sastres españoles no se dan cuenta del todo de que la sastrería de hoy tiene poco que ver con la de hace veinte años y siguen trabajando prácticamente como lo hacían entonces. 

Mientras seguimos hablando con él nos comenta que poco favor hacen gran parte de nuestros personajes públicos más conocidos a la sastrería nacional ya que según D. Manuel sus trajes son sosos y carentes de todo tipo de “duende”. 

Esta conversación nos lleva sin quererlo a preguntarle quienes son o han sido los sastres españoles que han conseguido transmitir ese algo especial a sus creaciones. De su boca solo salen los nombres de Antonio Collado y los hermanos Mogrovejo. Afirma igualmente, sin atisbo de duda, que hoy la alta sastrería en España está prácticamente en su totalidad de Madrid. 

Tras este paréntesis en la narración de su vida profesional nos cuenta que en el año 99 ocurre un hito que le hace cambiar el plan de carrera que se había trazado. Su hijo Alberto Manuel le comunica que quiere seguir sus pasos y D. Manuel decide que si esto es verdaderamente lo que le gusta por qué no darle la oportunidad que un día a él también le dio su padre. Al poco tiempo también Cesar decide que quiere ser sastre y no duda en pedirle a su padre que le enseñe todo lo que él sabe.

Toda esta conversación transcurre por las dependencias de la sastrería de Ayala mientras despide a un cliente y deja las pruebas en el taller para que las oficialas puedan avanzar cuando lleguen al día siguiente a la mañana. 

El interior de la sastrería Calvo de Mora tiene un marcado estilo inglés en lo que se refiere al mobiliario y a la propia disposición de la misma. Tres mesas de cortado presiden el gran salón central y acompañan a una enorme estantería de roble donde podemos ver las telas de temporada más demandadas. La gran luminosidad natural del salón, debido a ser toda la sastrería exterior con cuatro grandes ventanales, permite apreciar los colores reales de todos los muestrarios sin necesidad de salir a la calle. 

Este gran salón desemboca en un largo pasillo a lo largo del cual nos encontramos con un probador, francamente amplio, con una mesa y varias sillas donde poder sentarse los acompañantes. Conforme seguimos caminando por el pasillo también encontramos un despacho con una librería repleta de libros de sastrería y que además sirve a Alberto y Cesar para en su tiempo libre navegar por internet y estar al día de las tendencias de sastrería de otros países y compañeros. 

No obstante, para mí la habitación con más encanto no es esta sino otra en la que se encuentran los patrones ordenadamente colgados y archivados. Esa caja fuerte donde se guarda el tesoro de la casa. 

Por último, al fondo del pasillo podemos ver la sala de máquinas responsable de todas y cada una de las prendas que salen por la puerta de esta sastrería. Nuestra presencia saca de su letargo a los oficiales y nuestros pasos rompen ese silencio tan propio de las sastrerías artesanales donde solo el sonido lejano de una radio es el encargado de recordarte que allí, aunque no lo parezca, hay vida. 

Cuando preguntamos a D. Manuel qué es lo que diferencia su sastrería de otras de prestigio más que intentar dar con esas diferencias nos cuenta que para él para que alguien pueda autodenominarse sastre tiene que saber coser y que, sin embargo, hay sastres en España, y algunos de ellos muy conocidos, que se autoproclaman como tales y no saben coser. Con varios ejemplos de cortes de un frac, unos brichis, una calzona, una gabardina y el abrigo-capa conocido como inverter cape del que antes hablábamos nos sigue contando que en su sastrería se trabajan todo tipo de prendas con la misma sencillez y frecuencia que en otras se realizan una chaqueta y que esa es sin duda una de las característica diferenciadoras de su sastrería. 

Como cabía de esperar y aunque es de dominio público los nombres de muchos de sus clientes, D. Manuel prefiere no confirmarlos y se limita a decirnos que para él los dos caballeros más elegantes de España son D. Jaime de Marichalar y D. Juan Abelló aunque como también apunta hay muchas personas desconocidas que podrían completar perfectamente esta escueta lista. 

Del panorama internacional tampoco nos da muchos nombres y por ello le pregunto por quien yo considero uno de las personas más elegantes en vida, el Príncipe Carlos. D. Manuel me comenta que para él es una persona sobria y poca innovadora pero que lo considera un referente para todos en el vestir. Termina su reflexión sobre él apuntándonos que habría que tener un conocimiento tan basto sobre el vestir como el que tiene el Príncipe Carlos para con semejante base poder innovar sin olvidar los principios del buen vestir. 

Gran apasionado de la caza, afirma que al igual que en la caza hay muchas formas de abatir una pieza solo los mejores cazadores lo hacen dándole en el punto correcto. Y en la sastrería ocurre lo mismo. Un sencillo pantalón cualquier persona con un mínimo de conocimiento lo puede hacer pero solo un buen sastre lo confeccionará haciendo que parezca que tiene vida. 

Y se vale de su otra gran afición, el flamenco, para explicarnos lo que hay que sentir para conseguir darle esa vida a ese trozo de tela y que se convierta en una chaqueta, un abrigo o una smoking jacket capaz de transmitir emociones. Cuando escucha flamenco no puede resistir que una cascada de sentimientos le embarguen, le emocionen y le transporten fuera de este mundo. Según D. Manuel si un sastre no está en ese otro “mundo” cuando está con una prenda entre sus manos esta nacerá ya muerta y nunca podrá recobrar la vida. 

Al preguntarle sobre cómo ha evolucionado la sastrería en nuestro país nos comenta que la evolución de la misma la ve paralela a la evolución que han tenido los gustos de los clientes. Así pues, nos cuenta que su cliente poco tiene que ver con el que trató, por ejemplo, en sus primeros años de sastre. “Hoy el cliente es mucho más joven y entendido debido, entre otras cosas, a páginas como la tuya. Además es un cliente que sabe lo que quiere y que en muchos casos ha pasado antes por las grandes marcas de confección y ahora sus preferencias y conocimiento han evolucionado e identifica la sastrería a medida como lo verdaderamente exclusivo en cuanto no ya solo estatus sino también en cuanto a calidad, personalización, terminación y materiales”. 

“Esta evolución en los gustos del cliente obliga al sastre también a evolucionar con ellos y tener que estar siempre al día”. Y esto es lo que hace reafirmarse a D. Manuel en su idea de que no tiene sentido seguir trabajando en España como se hacía hace veinte años si el cliente hoy nada tiene que ver con el de entonces. Por ello ve de extremada importancia conocer muy bien lo que se está haciendo fuera y olvidarse de eso que dicen muchos de sus compañeros de que los sastres españoles son tan buenos como los mejores. Y es igual de importante acercarse a los compañeros extranjeros con ganas de aprender de su forma de trabajar. Igualmente, considera que ha llegado la hora de que el sastre amplíe sus horizontes y empiece a dominar los idiomas para poder atender a los clientes extranjeros. 

Esa amplitud de miras se debe materializar también profundizando en la mejora de las relaciones sociales las cuales considera fundamentales para poder entablar una relación cercana con los clientes; habilidades que como recuerda hicieron en gran medida de los hermanos Mogrovejo los sastres referentes de su época. 

Hacemos un paréntesis en nuestra apasionante charla para escoger la tela con la que se confeccionará el esmoquin. A pesar de tocar y estudiar las composiciones y los pesos de prácticamente todos los muestrarios de las casas de renombre que ofrecen tejidos para esta prenda, D. Manuel nos pide que nos dejemos llevar por su experiencia y que escojamos el de la casa italiana Drapers. Es precisamente esa experiencia la que le ha demostrado a lo largo de los años que su tela Bingley de su muestrario de ceremonia es de las que mejor aguantan el paso de los años y de las que mejor quedan con luz artificial. 

La casa Drapers fue fundada en todo el centro de Bolonia por el señor Arturo Lolli en 1956 quien hasta entonces era uno de los más importantes colaboradores de las principales casas de telas del país. Y desde ese año Drapers se convirtió en una de las marcas del sector destacando no solo por su enorme oferta de tejidos sino también por tener una de las relaciones calidad-precio más interesantes del mercado. 

En el año 1966, el hijo más joven del señor Lolli, Domenico, decide unirse a su padre especializándose en el estudio y la selección de tejidos al mismo tiempo que se hace cargo de las relaciones con los clientes y de la logística del negocio. 

El éxito de la casa Drapers les obliga a abandonar la que había sido su sede durante cincuenta años y en el año 2006, Drapers se traslada a una zona más comercial; concretamente a la Via Bonvicini. 

A pesar del elevado número de terminaciones por las que se puede optar en un esmoquin, en lo que no caben muchas opciones es en el color del conjunto. Este deberá ser o bien negro o bien del color conocido como “azul medianoche”; un azul marino muy oscuro que podría pasar perfectamente por negro pero que frente a luz artificial evita los brillos y da la impresión de ser de un negro muy puro. 

Escogiendo un esmoquin negro nunca nos equivocaremos. No obstante, el azul medianoche o “midnight blue”, por su óptimo tratamiento de la luz artificial, resulta incluso más elegante y es muy parecido al negro (de no sobreponer el azul medianoche al negro resultaría difícil decir que es azul y no negro). Y hay que reconocer que el medianoche de Drapers bajo los focos conseguía un efecto de lo más interesante. 

Una vez escogido el tejido le expliqué a D. Manuel mi idea de hacerme un esmoquin clásico sin concesiones a las tendencias que hoy nos intentan imponer diseñadores y no pocos personajes públicos. Por ello, le pido que intentemos ser lo más fieles posibles a esos esmóquines que vestían tan acertadamente los actores de la gran pantalla de los años treinta sin importar que este tipo de corte no se acostumbre a ver hoy. 

Los que me habéis seguido allá donde he escrito seguro me habréis escuchado alguna vez decir que las prendas clásicas como el frac, el esmoquin o el chaqué son bellas tal y como se crearon y que todavía no he conocido ningún “revival” de estas prendas que haya mejorado el diseño original. 

Una vez escogida la tela lo siguiente que tocaba decidir era si la chaqueta la haríamos cruzada o de hilera sencilla. A pesar de que la chaqueta cruzada me parece siempre más elegante que la chaqueta sencilla, en el esmoquin la chaqueta cruzada da como resultado un esmoquin menos formal ya que al permanecer siempre abotonada, no se acompaña ni de fajín ni de chaleco. Y por ello, y a pesar de mi predilección por las chaquetas cruzadas, me dejé llevar por las costumbres de los caballeros de entonces y optamos por la seriedad, y también la elegancia del conjunto de chaqueta de hilera sencilla y chaleco. 

La elección de la terminación de las solapas resultó, por el contrario, mucho más sencilla ya que solo su terminación en punta combinaba con mi idea de esmoquin. Si bien las solapas pueden terminar, tanto en las chaquetas de hilera sencilla como en las cruzadas, en punta o con forma redonda, la terminación de las solapas en pico se considera más formal al asemejarse estas a las de su “hermano mayor”, el frac. Por el contrario, la terminación redondeada de las solapas es menos formal al derivar directamente de la chaqueta de fumar. Es precisamente esta distinción la que explica por qué para la chaqueta de esmoquin de color blanco, la cual se viste en actos más informales, la terminación redondeada es la más adecuada. Además de escoger chaleco como nosotros hicimos, y no fajín, las solapas en punta resultan más armoniosas en el conjunto final. 

El tejido de las solapas deberá ser seda. La terminación de la seda puede ser de raso o de gorgorán. Si la chaqueta cuenta con solapas que terminan en punta el remate en gorgorán resulta más elegante y consecuentemente así procedimos en nuestra elección. 

Aunque tanto el chaleco como el fajín son opciones perfectamente válidas, la vestimenta de un chaleco, desde mi punto de vista, resulta más formal y el esmoquin final más sobrio. 

El uso ya sea bien de un fajín o de un chaleco con la chaqueta de hilera sencilla, por más que se empeñen los nuevos astros de la gran pantalla en negarlo, es de todo punto obligatorio. Escogiendo una u otra opción se eludirá mostrar la cintura del pantalón evitando, igualmente, que se produzca un gran salto visual brusco entre el negro del pantalón y el blanco de la camisa. 

El chaleco podrá ser de hilera sencilla o cruzado y el tejido de sus solapas será del mismo material que el resto del esmoquin o, en su caso, totalmente de seda. Nosotros nos decantamos por un chaleco muy popular en los años treinta y cuarenta de hilera sencilla, solapas redondeadas en el mismo tipo de tejido que el cuerpo principal y con las vistas cosidas seda; algo esto último que requiere de una gran pericia con la aguja y de lo que se encarga siempre César.

Si bien hoy está admitido tanto el uso del chaleco como el del fajín esto no siempre ha sido así. Hasta los años treinta, el chaleco era la prenda escogida por los caballeros para acompañar a su chaqueta. En aquellos años el fajín sólo era admitido para vestirse con los esmóquines de chaqueta blanca y era considerado mucho más informal que el chaleco. Habrá que esperar hasta los años cincuenta para ver al fajín acompañar también a las chaquetas de color negro. 

Dicho esto, también hay que tener en cuenta que es más correcto decantarse por un chaleco si las solapas de la chaqueta terminan en punta; si por el contrario éstas terminarán en forma redondeada, el fajín consigue un esmoquin más armonioso. Ni que decir tiene que de haber escogido un esmoquin cruzado, obviamente, ninguna de estas dos prendas, ni chaleco ni fajín, serían ni necesarias ni aconsejables. 

Al chaleco se le debería prestar una atención mucho mayor de lo que se hace en la actualidad. Si tenemos en cuenta que uno de los motivos por los que vamos a elegir una chaqueta de hilera sencilla es para aprovecharnos de que el protocolo de la prenda permite llevarla abierta si se acompaña de un fajín o de un chaleco, parece lógico que ese chaleco que va a quedar tan visible al exterior pueda presumir de una gran terminación. 

Una de las particularidades de los primeros chalecos de esmoquin era que independientemente de que la chaqueta contara con solapas en punta las del chaleco lo hacían en forma redondeada. Esto era debido a que los libros de sastrería consideraban a los chalecos de esmoquin con solapas en punta de “fantasía” y solo consideraban apta a la terminación chata para acompañar a la chaqueta de esmoquin de solapas de punta. Aunque hoy se pueden encontrar chalecos de esmoquin terminando sus solapas también en punta de querer ser lo más puristas posible deberíamos decantarnos por solapas redondeadas o lo que es mucho mejor por un chaleco estrictamente diseñado para el esmoquin como el que aparece en las fotos. 

Antiguamente no era bien visto llevar reloj alguno con el esmoquin ya que las ocasiones en las que se utilizaba eran puramente lúdicas y no había necesidad de prestar atención la hora. De llevarlo nada mejor que, al igual que deberíamos hacer con el chaqué y el frac, escoger un reloj de bolsillo. Ni que decir tiene que de no ser posible, siempre resultará más estético decantarse por uno de pulsera con brazalete de piel que hacerlo por uno ostentoso o de brazalete de metal. Como amante de los relojes de bolsillo le pedí a D. Manuel que se asegurase que nuestro reloj de bolsillo entrara sin problemas y quedara oculto y protegido en toda su totalidad. 

Aunque como decimos, las interpretaciones que hoy se hacen del esmoquin son "sorprendentemente" de lo más diversas, la chaqueta no bería tener nunca aberturas traseras. Igualmente, y a pesar de que lo que se pueda ver hoy, la chaqueta del esmoquin contará con solo un botón en su parte frontal el cual, de estar forrado, lo deberá estar del mismo tejido y color que las solapas. Nosotros por el contrario, preferimos tras estudiar diversos tipos de botones con Alberto optar por un tipo de botón negro de corozo chatos en su parte exterior francamente especial. 

Los pantalones, también en contra de lo que empieza a ser demasiado frecuente, tienen sí o sí que llevar raya. Como se aprecia en las fotos, no se deberá ver la cintura del pantalón al quedar oculta tras el chaleco como tampoco sus costuras laterales al quedar también ocultas tras la galón de seda que recorre la totalidad de la costura. 

El diseño del pantalón apenas nos llevó trabajo ya que el uso de tirantes y el de botones en la bragueta nos parecía lo únicamente adecuado. Igualmente, si bien se puede jugar con el diámetro de la boca del pantalón de los conjuntos informales de corbata, hacer lo propio con los de las prendas formales, en mi opinión, no mejora el aspecto estético de la prenda. 

En definitiva, el pantalón del esmoquin en su diseño es bastante estándar por lo que de optar como nosotros hicimos por un corte clásico no deberíamos encontrarnos con grandes incógnitas. Quizás solo apuntar que optamos por una pinza inglesa para remarcar el origen británico de la prenda. 

Los innumerables beneficios estéticos que aporta el uso de tirantes hacen que éstos sean más que recomendables con la vestimenta de un esmoquin. Los tirantes más allá de su función estética son necesarios si se quiere mantener el pantalón en su sitio sin dejar en ningún momento que éste asome por debajo del chaleco o del fajín. Aunque su color resulta irrelevante al no verse, estos deberían ser blancos o negros, o, en su defecto, de alguna combinación de los dos. La principal diferencia con los tirantes estándar es que las lazaderas que los unen a los botones del pantalón son de seda. 

Una vez decididos el corte de nuestro esmoquin pasamos al probador a que nos tomaran medidas. En dicha toma de medidas acompañan a D. Manuel tanto Cesar como Alberto quienes además de apuntar las medidas que les va diciendo su padre comentan con él casi en clave de morse lo que yo intuí debían ser esas particularidades que hicieron que nunca nadie me descubriera para pasear la última colección de ropa interior de Giorgio Armani. 

Una de las cosas que me llamó la atención es que si bien no las conté, el número de medidas que se tomaron fueron bastantes más a las que estaba acostumbrado. Igualmente, otra cosa que me sorprendió fue el tiempo que D. Manuel pasó estudiando los huesos del hombro y su fisionomía. 

Normalmente la toma de medidas del pantalón se realiza de forma rápida dando la sensación de que es la parte del conjunto menos importante o si no, sí la más fácil de todas. Aunque mentiría si dijera que al estudio de las extremidades inferiores se le dedicó el mismo tiempo que a la parte del torso, sí se pasó un tiempo bastante prudencial estudiando partes como la transición del muslo a la rodilla o el salto de la rodilla al gemelo ya que estos suelen ser puntos críticos, más en mi caso al ser mi muslo y mi gemelo bastantes marcados por la práctica regular de deporte. 

Como más tarde nos apuntó D. Manuel, el estudio del cliente dentro del probador es básico para dar con las medidas exactas pero el estudio de ese cliente fuera de la sastrería es todavía más importante para dar con su estilo y conocer lo que verdaderamente está buscando. No son pocos los señores que se visten de sastre que por vergüenza o por pensar que pueden estar equivocados le piden al sastre algo que no es exactamente lo que les está dictando su interior. 

Quizás sea este el motivo por el que D. Manuel mientras te entretiene con una conversación sobre cualquier tema de actualidad no deja disimuladamente de observarte para hacerse una idea ya no de las medidas de cada extremidad sino del físico en global y de lo que es más importante, del aire de todo el conjunto. 

Igualmente, es en la toma de medidas donde el cliente debe decirle al sastre no ya solo si le gusta una boca de pantalón más o menos estrecha sino el aire que le gustaría que tuviese su traje. Y esto es de una enorme importancia ya que cuando el cliente acude a la primera prueba si bien todavía a esta se puede modificar el aire adoptado por la prenda ya será difícil de cambiarlo. De ahí que siempre se diga que tanto la conversación inicial con el sastre escogiendo el corte de la prenda como la toma de medidas son las fases claves del proceso de construcción; fases incluso más importantes que esa primera prueba donde el cliente es solo un mero espectador. 

Quizás por ello, tras terminar la toma de medidas continuamos los cuatro la conversación en un bar cercano. Conversación donde la gran parte del tiempo la pasamos hablando de temas relacionados con este apasionante mundo pero dejando de lado totalmente el esmoquin sobre el que estábamos trabajando. Conforme pasaban los minutos y la relación sastre-cliente empezaba a quedar en un segundo plano otros temas como el flamenco, los caballos o mi querida África se erigían como los protagonistas de nuestra charla. Esto también me dio la oportunidad de enseñar a Alberto fotos guardadas en el móvil de ojales milaneses, abrigos, diferentes tipos de hombros y como no fotos de esmóquines que me había ido bajando días antes para poderles decir exactamente lo que quería. Mientras que para mí esas fotos de esmóquines eran solo eso fotos, D. Manuel nos explicaba por qué el esmoquin de Fred Astaire era totalmente diferente al de Cary Grant o por qué el Príncipe Carlos siempre viste de cruzado incluso cuando lo hace de esmoquin. 

Qué duda cabe que esas fotos de esmóquines que yo le iba enseñando tanto a D. Manuel como a Alberto y a Cesar les estaban sirviendo para hacerse una idea más clara del tipo de prenda que verdaderamente estaba buscando. 

Con las medidas ya tomadas es el momento de empezar a trabajar en el patrón. La realización de patrón en la sastrería Calvo de Mora es siempre obligatorio y se trate del cliente que se trate o sea la prenda que sea, siempre, sin excepciones, se realiza un patrón. 

Lo primero que nos llama la atención cuando empiezan a trabajar en él es que a diferencia de la mayoría de las sastrerías donde el patrón se realiza en papel de estraza aquí se hace en liselina. Esto es así porque los extremos del patrón de liselina con el paso del tiempo no se deforman ni se estropean como sí ocurre con los patrones realizados con papel de estraza. 

Mientras D. Manuel trabaja en el patrón aprovechamos para conectarnos a internet con Alberto y César y consultar diferentes páginas extranjeras y comentar prendas y cortes realizadas por medio mundo. Que la sastrería ha cambiado y evolucionado es un hecho. Y es un hecho no solo en cuanto al tipo de telas, cortes o incluso perfiles de clientes; sino también en cuanto a lo que la relación sastre-cliente se trata. Así, por ejemplo, Alberto me mantuvo en todo momento informado del estado en el que se encontraba el esmoquin a través de fotos y videos. Debo reconocer que hace mucha ilusión recibir esa primera foto y ver tus patrones y tu nombre sobre ellos. 

Teniendo en cuenta las dimensiones de los talleres y las personas que allí trabajan, de ser cierto el número de trajes que dicen hacer al año ciertas sastrerías inglesas e italianas debemos afirmar que es sencillamente imposible que esos trajes se hagan de principio a fin bajo solo el techo de esa sastrería. Al final todo sastre u oficial tiene dos manos y los días tienen para todos veinte cuatro horas por lo que o bien externalizan una parte del trabajo o bien no hacen tantos trajes como dicen hacer. 

Al contrario de lo que ocurre en muchas sastrerías de renombre de estos países, más de las que muchos se piensan, en las sastrerías de prestigio españolas, y la sastrería Calvo de Mora es un claro ejemplo de ello, se hace la totalidad de la prenda, lo que incluye también los pantalones, no externalizando nada fuera. 

Si hemos hecho nuestro trabajo explicando el tipo de prenda que queríamos y hemos sabido definir el tipo de corte deseado, en la primera prueba, prueba que como hemos apuntado en varias ocasiones no es para el cliente sino para el sastre, lo mejor que podemos hacer es relajarnos y dejar al sastre hacer su trabajo. En todo caso todo lo que deberíamos hacer es limitarnos a preguntar cuándo estará lista la segunda prueba donde ya si nuestra opinión será tenida en cuenta y nuestras preguntas respondidas. 

D. Manuel trabaja en los retoques solo sobre el lado izquierdo de la prenda, algo que ya te indica que estás en manos de un experimentado profesional. Si bien hay sastres que prefieren trabajar sobre los dos para así “cuadrar” más fácilmente toda la prenda, el marcar los retoques solo sobre el lado izquierdo es la práctica que se sigue en la alta sastrería. No obstante, cuando acudamos a la siguiente prueba veremos que tanto la parte izquierda como la derecha han sufrido las modificaciones oportunas. 

El habernos decantado por un chaleco y no un fajín, opción la primera que como he apuntado a mí me resulta más formal, obliga al sastre a asegurarse desde esta primera prueba de que las medidas de dicho chaleco son las adecuadas para no asomar sus solapas por la chaqueta y para que termine su largo en la cintura y no asome de permanecer cerrada la chaqueta. 

Es curioso observar como incluso en eventos de la Nobleza donde se viste de esmoquin no son pocos los que ni llevan fajín ni chaleco y en bastantes casos de llevarlo sobresale llamativamente por debajo de la chaqueta de estar esta abotonada. Y todavía es menos vistoso ver como casi siempre los mismos personajes cuando visten de frac el chaleco blanco sobresale de manera visible por debajo de los frontales de la levita. 

El chaleco es otra de las prendas a las que se presta poca atención por pensar que su construcción no entraña mayor dificultad. Si bien obviamente es más sencilla que la de la chaqueta, puede, como creo que es en este caso, realzar acertadamente todo el conjunto. Este esmoquin adquiriría un aire totalmente diferente de haber escogido un fajín o cualquier otro tipo de chaleco. Creo que el que D. Manuel captara perfectamente el aire que le quería imprimir a todo el conjunto me ayudó a dejarme llevar por su consejo a la hora de escoger este chaleco. Y desde mi punto de vista el resultado artesanal y visual del mismo no podría haber sido mejor. 

El coser las vistas de seda en el borde del chaleco requiere de una gran habilidad ya que se cuenta con muy poco espacio del que ayudarse y si se quiere que estén cosidas a mano como es este caso hay que afinar mucho cada puntada para que quede sin arrugas y en línea recta. De la totalidad de este proceso se encarga Cesar. 

Al chaleco también se le cosieron unos pequeños pasadores donde abotonar los botones cosidos para tal propósito al pantalón. De esta manera nos aseguramos que aun cuando nos movamos como el mismísimo Fred Astaire nuestra la cintura de nuestro pantalón quedará siempre oculta tras el chaleco. 

Una de las ventajas de que la responsabilidad del traje final se la repartan entre D. Manuel, Alberto y Cesar es que sean seis ojos los que vigilen que todo salga conforme al deseo de la casa. Mientras D. Manuel marca la prueba, Cesar pasa esos cambios a la ficha del cliente y posteriormente al patrón y Alberto vigila desde un par de metros de distancia el que a nadie se le ha pasado nada por alto. 

La proximidad y la amistad que me une a Alberto y Cesar relaja ese largo silencio que se produce mientras D. Manuel repasa una y otra vez en el probador las tres prendas del esmoquin. Si bien hay sastres que mientras marcan con la tiza los posibles ajustes charlan con el cliente, D. Manuel parece abstraerse de este mundo y a penas emana un par de sonrisas hasta que todo queda a su gusto. Sus hijos conocedores de que este silencio puede llegar a ser sobrecogedor rompen esa posible tensión distrayéndote con temas muy cercanos hasta que por fin de la boca de su padre sale la ansiada palabra: “listo”. 

Aparte de esta enorme atención al detalle en esta primera prueba hay, otras dos particularidades que forman parte del sello de la casa. Una, el exhaustivo estudio del área que forma la sisa y el hombro y otra, y a diferencia de lo que ocurre en otras sastrerías, es que en esta primera prueba también se prueba el pantalón. 

Para D. Manuel si bien hay muchas puntos que tener en cuenta a la hora de confeccionar un traje a medida es la sisa, una sisa muy alta, la responsable final tanto del confort como del aire final de la chaqueta. 

Respecto a la preferencia de probar en la primera prueba también el pantalón, D. Manuel nos apunta que esto él lo necesita para empezar a hacerse la idea final del traje; algo que dice sería imposible de probar el pantalón una vez que la chaqueta está ya prácticamente terminada ya que condicionarías luego el corte y las medidas tanto del chaleco como del pantalón a esa chaqueta al no poder hacer cambios ya en ella. 

En la primera prueba ya observamos que las costuras laterales del pantalón no son visibles al contar con la galón de seda tras las que se esconden. Los bolsillos aparecen en forma vertical y se cosen paralelos a la costura de seda. Ni que decir tiene que el pantalón se nos entrega en la prueba sin vuelta ya que por el grado de formalidad del esmoquin esta prenda no admite vuelta. 

Terminada la primera prueba te citan para la segunda; cita que no debería sorprendernos si se demora varias semanas más de lo que esperaríamos pero que obedece a la meticulosa forma de trabajar “in-house” de la casa. Además uno de los errores que cometemos mucha gente que vestimos a medida es pensar en hacernos, por ejemplo, con un nuevo abrigo cuando el invierno ya ha entrado de pleno o con un traje de lino cuando el aire acondicionado del coche ya trabaja a pleno rendimiento. Desgraciadamente los talleres de sastrería no se pueden reforzar como los comercios en Navidades y los plazos de entrega en las fechas de más trabajo se demoran considerablemente. 

Como hemos dicho en varias ocasiones septiembre-octubre son los meses ideales para organizar y completar lo que será nuestro armario de invierno y el mes de marzo-abril lo que debería ser el de verano. Si fuéramos conscientes de ello, no nos encontraríamos luego con sorpresas desagradables. El ver con Alberto varios muestrarios, cortes de cachemira y de pelo de camello, a pesar de las altas temperaturas de Madrid, dejaba claro que hay clientes que sí son previsores. 

El contar con sabia nueva en nuestras sastrerías tiene múltiples ventajas. En primer lugar la comunicación es mucho más sencilla y sobre todo más cercana. Uno de las críticas más frecuentes que se hace a la sastrería española desde fuera de nuestras fronteras es que de nada sirve que tenga una gran calidad en su mano de obra si luego el producto final está trasnochado o muy alejado de las corrientes actuales. 

Algo tan sencillo como conseguir un corte con un diámetro menor de boca de pantalón o unas solapas más anchas y altas será mucho más fácil de conseguir si quien nos atiende es un sastre joven. Si bien yo soy de la opinión de que cambiar el corte de un esmoquin en pos de unas medidas más “modernas” solo puede traernos peores resultado, sí pienso que carece de sentido mantener los cortes de los trajes estándares de aquella época y habría que apostar por ese “clásico reinventado” del que tanto hablan las campañas de marketing. 

Por ello, el contar con la presencia de Alberto y Cesar es de gran ayuda para los clientes más jóvenes ya que ambos convencerán a su padre de que lo que buscamos si bien puede ser diferente a lo que demandan sus clientes de toda la vida es lo que a nosotros nos gusta y lo que queremos. Igualmente, es la juventud de ambos la que hace que te aconsejen telas mucho más actuales y cortes desestructurados alejados de los más conservadores. 

En la segunda prueba, ya nos podemos hacernos una idea clara de lo que va a ser nuestro esmoquin. Si bien el hilvanado sigue en la chaqueta y en el chaleco, las vistas quedan “limpias”. Además el ver las solapas algo más terminadas nos da ya una idea muy próxima de lo que será la prenda final. 

En el cuello de la chaqueta podemos observar un tipo de entretela más rígida, concretamente el fieltro y la entretela, que sirven para que cuando se planche el cuello este mantenga la forma. Justo por encima de este cuello vemos la tapa. 

Para esta prueba D. Manuel nos recomienda que nos llevamos la camisa tipo que vestiríamos con el esmoquin para acertar lo más posible con la altura del cuello de la chaqueta así como con otros detalles como el largo de la manga o la colocación exacta de ese botón interior que une el pantalón con el lazo de la camisa. 

Como hemos comentado al principio del artículo, queríamos hacernos con un esmoquin con claros guiños a los que se cosían a comienzos del S.XX pero que también tuviera algún detalle que me recordara que ese era mi esmoquin y no el de alguien más. 

Para cumplir con nuestro primer objetivo decidimos incorporar detalles de aquella época como el uso del chaleco, la terminación de las solapas en punta o el de una camisa con un cuello diplomático y con los populares, por entonces, puños Maracaibo. Y decidimos poner el broche al guiño histórico introduciendo un puño doble en nuestra chaqueta con el mismo tipo de seda gorgorán que las solapas del esmoquin. 

Y para cumplir con el segundo objetivo e introducir nuestro toque personal optamos por un forro poco corriente pero que daba un toque muy especial tanto al chaleco como a la chaqueta y cuyo color azul oscuro y con diseño de paisley combinaba muy bien con el azul medianoche del resto del conjunto. La elección de un forro u otro apenas tiene importancia ya que no se verán o en todo caso solo se insinuará en los extremos internos de la chaqueta muy levemente. No obstante, si somos de los que disfrutamos con nuestra ropa por lo que nosotros vemos y no por lo que el resto pueda ver, siempre un forro interesante será bienvenido. 

Desgraciadamente, las sastrerías españolas apenas tienen forros que tengan estilo y se limitan a ofrecerte forros o bien verdaderamente horrorosos y como de otra época o de colores demasiado llamativos. El haber podido compartir muchas horas de conversación con Alberto y Cesar hicieron que sin decirme nada me buscaran un forro que no era excesivamente llamativo y que no desentonaba con el esmoquin que estábamos haciendo y que además incorporaba todo ese toque personal que me podía permitir en una prenda clásica como esta. 

En esta segunda prueba los retoques se hacen buscando que el esmoquin quede lo más perfecto posible para luego en la tercera prueba el sastre poder limitarse a hacer solo algún ajuste final. En esta prueba intermedia se corrigió en el pantalón una pequeña bolsa que hacía a la terminación del trasero así como una pequeña arruga que se marcaba en el lateral de la parte alta muslo derecho. 

En esta segunda prueba las solapas ya no muestran el picado a mano que sí veíamos en la primera prueba pero tampoco vemos las vistas en seda con las que se nos entregará una vez terminada la chaqueta. Por el contrario, siguiendo la forma de trabajar de la sastrería artesanal tradicional, los Calvo de Mora para esta segunda prueba cubren las solapas con un tejido de algodón con forma de nido de abeja que recibe el nombre de percalina y que sirve para dar mayor consistencia a las solapas. 

Si nos fijamos en el detalle de la terminación de las solapas en esta segunda prueba observaremos que el canto de la solapa va doblado con una bastilla (tipo de punto que forma unas cruces) y que debajo de la doblez del canto hay otra tirita bordeando todo el canto de la solapa, pasaman, que queda oculto. Con el canto en pasaman y la ensancha de la tela doblada se le pone la percalina para que la solapa quede uniforme antes de finalmente poner las vistas de seda. 

En la chaqueta se volvió a estudiar tanto el cuello como la parte alta de los dorsales donde se eliminó una pequeña arruga que podía terminar afeando la limpieza de líneas de la espalda. Igualmente, se alargó un poco la manga para adaptarla a las medidas del puño Maracaibo de la camisa. Por lo demás, D. Manuel se limitó a confirmar que largos, entalles y sobre todo la proporción de todo el conjunto era acorde a sus deseos, proporción esta última que para él es una de las claves principales para poder hablar de un traje armonioso y bien terminado. 

Unos minutos más y nuevamente la palabra esperada: “listo”. 

Cuando uno acude a una sastrería, pero una sastrería de verdad, y ve la meticulosa forma de trabajar entiende porqué aquellos establecimientos que ofrecen trajes a medida y donde un dependiente, que no un sastre, se limita a rellenar las medidas que aparecen en el formulario que lleva en la mano nunca pueden recibir el nombre de sastrería. Igualmente, comprende porqué forzosamente el precio de unas y otras tiene que ser diferente y lo que es más importante comprende la diferencia entre los grandes profesionales del oficio y los que solo nos quieren hacer pensar que lo son. 

Terminada la segunda prueba, Cesar hace alguna anotación que le servirá a Alberto para afinar el patrón y tener este listo para que en los próximos trajes se pueda avanzar más rápido y reducir todo el proceso a solo dos pruebas. 

En la tercera y última prueba todo debe estar ya listo y debería servir únicamente para dar por terminado, a falta del planchado, el esmoquin o, en todo caso, para hacer algún ajuste mínimo. Por ello, y debido a que este esmoquin lo acompañaré siempre de una camisa de cuello diplomático y unas opera pumps me llevé nuevamente ambas prendas para asegurarme sobre todo que el largo del pantalón era el más perfecto posible. Nombrar aquí que me sorprendió gratamente que el largo del pantalón que vimos en la primera prueba terminase siendo exactamente el mismo que salió por la puerta terminado completamente el esmoquin. 

En esta tercera prueba todos los vivos están terminados y se puede apreciar la prenda en todo su esplendor. Todos los ojales están acabados, el lazo interior para la flor en su sitio y los botones cosidos; botones que como dijimos preferimos fueran de corozo que cubiertos de seda. 

Este es el momento de comprobar que el chaleco está donde tiene que estar y que la chaqueta queda perfecta y sin arrugas tanto si la dejemos abierta como si optáramos en algún momento por abotonárnosla. Movámonos con ella, caminemos…. al final la pose que se adopta enfrente del espejo del probador es siempre una pose forzada y seguramente no se vuelva a adoptar nunca más. Por el contrario, cuando nos la pongamos la próxima vez ya lo hagamos para andar con ella, agacharemos, alargar el brazo para alcanzar una copa de champagne o para sentarnos en con ella un largo rato. Por todo ello, no nos de vergüenza en simular estos movimientos por los pasillos de la sastrería antes de dar el ok definitivo a nuestro conjunto 

Si bien, incluso después de hacer todos esos movimientos, a mí me parecía que todo estaba terminado y listo para llevármelo ya a casa, D. Manuel apreció cuando me movía con él que en la parte alta de la espalda con el paso de los minutos se pudiera terminar insinuando una pequeña arruga y me pidió que se lo dejara un par de días más para quitarle ni siquiera las ganas a insinuarse. Y nuevamente la palabra mágica sale de los labios de D. Manuel: “listo”. 

Siempre he dicho que la sastrería es un proceso donde tanto el sastre como el cliente aprenden continuamente nuevas cosas. La gran mayoría de los amantes de la sastrería habrán probado más de un sastre en su vida y solo a raíz de esa experiencia y con los años uno da con ese sastre que le hace sus prendas como a él le gustan y que le hace sentirse plenamente cómodo, contento y seguro. Igualmente, cada sastre tiene una forma de trabajar que podrá adaptar a cada cliente según las preferencias de este pero al fin y al cabo todas los sastres tienen un sello que siempre quedará impregnado en la prenda final. 

Si bien la atención al detalle tanto en la propia prenda como en la mano de obra es más que sorprendente, sin lugar a dudas quiero volver a incidir en que lo que más gratamente me sorprendió fue la enorme comodidad y seguridad que aporta el talle alto marca de la casa. La chaqueta Calvo de Mora al tener esa sisa tan alta que te recuerda constantemente su presencia te anima a de tener que salir corriendo hacerlo con ella puesta ya que en ningún momento te dificultaría la libertad de movimientos. 

Siempre hemos escuchado que una buen traje debe ser amplio por dentro y estrecho por fuera. Esto que se dice muy rápido no siempre se consigue de la misma manera. Y hasta que no das con esa chaqueta que obedece perfectamente a esa definición no llegas a saber la importancia y la verdad de esta frase. 

Rematado totalmente el esmoquin este vuelve al taller para un último planchado; planchado que además de tiempo requiere de una gran pericia para evitar quitarle el aire a las solapas o deformar los pliegues ingleses del pantalón. 

Dos días más de espera, suena el teléfono y esta vez es Alberto quien nos ilumina el rostro con esa palabra que ya formará parte siempre de nuestro esmoquin: “LISTO”. 

El Aristócrata 

Complementos: 

- Opera pumps MTM: Antonio Enrile 
- Calcetines Seda: Mis Calcetines Rojos 
- Camisa Bespoke: Mariano Langa 
- Corbata de lazo Bespoke-unbroken: Le Noeud Papillon 
- Tirantes: Albert Thurston 
- Botonadura: Lander Urquijo
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