Quantcast
Channel: El Aristócrata
Viewing all 688 articles
Browse latest View live

LA BATA, LA PRENDA MÁS ESPECIAL PARA DISFRUTAR DE CASA

$
0
0
Alguien dijo que solo tres cosas se necesitan para ser feliz: un libro, una chimenea y una bata.

Iván Aleksandrovich escribía que Oblómov “llevaba puesta una bata persa, una auténtica bata oriental sin la menor influencia europea, sin borlas, terciopelo, ni cinturón, y tan amplia que hubiera podido envolverse en ella dos veces. Las mangas de la bata, de perfecto corte asiático, se ensanchaban a partir de las muñecas hasta llegar a los hombros. Aunque, con el uso, la bata había perdido parte de su aspecto primitivo y en algunos lados tenía lustre, seguía conservando su brillante colorido oriental y la tela continuaba siendo tan sólida como cuando fue adquirida. Aquella bata poseía para Oblómov una serie de cualidades, a cuál más valiosa. Era suave y se adaptaba por completo al cuerpo, sometiéndose a cualquier movimiento del mismo como una dócil esclava”.
Hoy el uso de la bata ha disminuido, en parte por el cambio de costumbres al llegar a casa, en parte por la presencia de calefacción en la mayoría de ellas. Si antaño era frecuente hacer uso de ella mientras se leía el periódico, se disfrutaba un libro o se escribía, hoy rara vez se utiliza. No obstante, ninguno de estos usos fue el originario de esta prenda. 
Los más observadores se habrán fijado en la gran similitud que tienen las conocidas como chaquetas de fumar (smoking jackets) con dicha bata. Esta similitud radica en que originariamente se utilizaba para vestirse sobre la ropa de calle mientras se fumaba. Esto evitaba que el olor del tabaco impregnara dicha ropa y viajara con ella por las diferentes estancias de la casa. Aquellas primeras chaquetas estaban confeccionadas en su mayoría en terciopelo, sin embargo, con la aparición de la calefacción dejaron paso a tejidos menos abrigados y más livianos. 
La lana y el algodón son actualmente las fibras preferidas para confeccionar desde las batas más cuidadas hasta los batines más sencillos. Ambos mantienen hoy el diseño original, diseño caracterizado por puño francés, solapas redondeadas rematadas en seda para que por ellas resbale la ceniza, un cinturón para anudarse y un bolsillo de pecho para albergar un socorrido pañuelo. 
Dependiendo del tipo de terminación, se pueden apreciar borlas o flecos en los extremos del cinturón. Las batas hoy ya no se visten tanto con el fin de evitar los malos olores a la ropa sino como una capa más de abrigo. Como Oblómov descubrió, su gran ligereza permite adaptarse al cuerpo sin suponer incordio alguno. 
Las antes populares tres cuartos han dejado paso a batas que terminan por debajo de la rodilla. No hay una medida más correcta que otra y sólo habrá que asegurarse que cubre el largo de las mangas de camisa a modo de abrigo. 
Si el algodón y la lana siguen siendo los compuestos más habituales, la seda y la cachemira gozan de mayor aceptación entre los paladares más exquisitos. Las solapas ya no tienen por qué ser ni de seda ni de un color diferente al del resto de la bata. No obstante, si se prefiriera dicha terminación es importante cerciorarse que los puños estén confeccionados en el mismo tejido y color que las solapas. 
Aunque al evocar la clásica bata visualicemos una de color sólido oscuro y con ribetes en solapas, puños y bolsillos y en algún tono en bonito contraste, las batas más actuales cuentan con estampados animados de lo más interesantes: cachemiras, flores, grecas etc. Igualmente, los colores son más actuales y vivos; nuevos estampados y colores que dan como resultado una bata más cercana a una prenda de vestir que a una a punto de colgarse en el galán de noche antes de ir a la cama. 
Dos casas centenarias inglesas, Turnbull & Asser pero, sobre todo, New & Lingwood cuentan con una enorme y estilosa variedad de batas y batines, tanto en tejidos, estampados y motivos. No son baratas, pero merecen la pena ya que por el hecho de estar descansando en casa no hay por qué dejar de hacerlo elegantemente.

El Aristócrata

RESPUESTAS A PREGUNTAS FRECUENTES

$
0
0
Con motivo de la promisión de "La Enciclopedia del Buen Vestir" me entrevistaron en la radio de Castilla La Mancha. Lo de menos fue el libro, lo verdaderamente interesante es que en ella se dan repuesta a las preguntas más habituales que recibo a través del correo electrónico.

Aprovecho para deciros que estáis todos invitados a la presentación del libro en Bilbao, Barcelona y Madrid.

- Bilbao. Sociedad Bilbaína. 21.11.2019. Hora: 19.30
- Barcelona. Círculo Ecuestre. 26.11.2019. Hora: 19.45
- Madrid. Club Argo. 27.11.2019. Hora: 20.00
- Sevilla. Círculo de Labradores. Diciembre. Pte. confirmar día


El Aristócrata

FRÍO, DIVINO INVIERNO

$
0
0
Si bien años atrás prefería el calor del verano, seguramente por la grata sensación de estar lejos del colegio, desde hace otros muchos disfruto más de la sensación de esa cara helada o esos dedos que cuestan moverse. Además, nada como el frío para disfrutar de la ropa preferida.

El frío ofrece un enorme abanico de prendas para disfrutar de él. Son muchas y necesitaríamos de un tiempo para repasarlas todas que no tenemos. Por ello, esta semana mencionaremos no solo en las más especiales sino también en las que todos usamos prácticamente a diario. 
Un jersey de cuello vuelto o un cárdigan. Un fino cárdigan de punto añade al traje la elegancia del tres piezas. Con el traje cruzado el jersey de cuello vuelto permite vestir sin corbata incorporando estilo desenfado. 

De no preferir este, al menos escojamos uno que vaya más allá del de cuello de pico, hombreras de piel, lana merino y de tejido liso. Lanas entrelazadas, a franjas, de cachemira, cuello de caja etc. son opciones que complementan al anterior. 
El abrigo conocido como parka destaca por su protección contra el frio, su ligereza, sus amplios bolsillos y su capucha. De contar esta última con plumas de pelo natural será una buena alternativa al acolchado. La comodidad de este último y su relleno natural son responsables del agradable calor que proporciona. 

Una buena bomber de piel forrada con pelo natural es otra opción muy válida en el sport. Aunque hoy vuelvan estas a estar de moda es una prenda con una historia de más de setenta años. 
En zapatos nada como unos botines en piel boxcaff o cordovan. Si se prefiere sin caña, un modelo full-brogue de piel vuelta con su suela de goma –entera o partida – resulta una buena alternativa. 

Los amantes de la alta zapatería estarán familiarizados con la bota Balmoral; bota concebida en sus origines como zapato de chaqué y hoy de plena actualidad con los más variados conjuntos. 
La chaqueta de Tweed puede sustituir al traje en los momentos relajados. Dependiendo de las prendas que la franqueen se consigue una mayor o menor formalidad en el conjunto. 

Pantalón de franela gris y zapato marrón oscuro para la imagen más seria, unos chinos y unos mocasines para la más sport. El tejido conocido como Tweed Harris es resistente al agua y abriga tanto como para poder incluso prescindir de abrigo. 
El traje cruzado de franela es el más elegante bajo el intenso frío. En estampado diplomático o con algún cuadro no muy llamativo se consigue un traje que soporta muy bien no solo el frío sino también el paso de las modas. 

El sombrero, la gorra inglesa o el gorro de lana son todas opciones bienvenidas con las que proteger la cabeza.  La ventaja del sombrero y la gorra es que además de proteger del frío lo hacen de la lluvia. 
Desde los serios Homburg hasta los informales Trilby, el sombrero se convierte en invierno en un complemento capaz de cambiar por completo el mensaje de cualquier atuendo. 

Las templadas temperaturas de últimos inviernos permiten no tener que protegerse las manos con rústicos y gruesos guantes. Por ello, los guantes de piel sin mayor protección interna que su propia piel son un complemento que además de cumplir perfectamente su función apenas ocupan espacio y son fáciles de guardar en el abrigo. 
Los de color marrón claro combinan con prácticamente todas las tonalidades de abrigos y aportan un toque de estilo interesante. Acabado el día toca disfrutar del merecido descanso. 

Para ello nada como una bata y unas slippers. Las batas de seda son extremadamente cómodas por su textura y ligereza. Aquellos que no vean justificable pagar su alto precio podrán optar por las de lana, siempre más económicas y de diseños más variados. 
El rey de las zapatillas de estar por casa es el modelo slipper Albert. Perfecto para las casas de campo con suelos fríos y duros.

El Aristócrata

CLAVES PARA SABER SI SU TRAJE ES A MEDIDA

$
0
0
Mientras me probaba la chaqueta que acompaña este artículo y un traje que tendría que haber visto la luz el verano pasado, ambos de José María Reillo y de Holland & Sherry, reflexionaba sobre la dificultad del trabajo del sastre y sobre cómo hoy aficionados a la sastrería, sin formación teórica y escasa práctica, intentan apoderarse de esta profesión. Y lo que es todavía peor: engañan vilmente a su cliente haciéndoles creer que no solo son sastres, sino que, además, el traje que les está entregando es a medida artesanal. 

Con la proliferación de tiendas y comercios que ofrecen trajes a medida a precios francamente interesantes, es bueno conocer las claves para saber si el nuestro es uno de ellos o, por el contrario, un verdadero traje a medida:
1-Una toma de medidas concienzuda. Ni disponer de una enorme variedad de telas, ni tampoco siquiera de una persona que recomiende sobre el corte más conveniente para nuestro físico resulta lo más importante. Esto todo vendedor con un poco de práctica lo puede conseguir. 
Por el contrario, hay que saber estudiar la asimetría del cuerpo y darle a todo él fluidez compensando las variaciones que todos tenemos. Si la toma de medidas se limita a la medición de pecho, cadera, cintura, largo de brazos y piernas la cosa no pinta bien. Si, en cambio, esta entra a analizar, además de todas las anteriores, clavícula, tiro, variación de cadera, curvatura de la espalda, lo adelantado o no de cada brazo… entonces la cosa ya es diferente.
2-La realización de un patrón. No lo dude. Exija a su sastre que le enseñe el patrón que le ha realizado tras la toma de todas estas medidas. No valen excusas. Si no hay patrón no hay traje a medida. 
3-La prueba. Debe haber al menos dos pruebas y una tiene que ser la conocida como de hilvanes. En ella el cliente verá una chaqueta llena de hilos, hilos que unen las diferentes partes de esta y que una vez hechas las correcciones se quitarán. También unas solapas llenas de picados de hilo y sin cubrir de tela serán visibles. Si por el contrario, el cliente ve en su primera prueba un traje prácticamente terminado a falta de unas mínimas modificaciones en el largo de la manga o en el talle de la cintura, el traje claramente no es a medida. 
En la segunda prueba las solapas aparecerán ya cubiertas, pero todavía habrá cosas por terminar de definir, como el largo de la manga o la altura definitiva del botón central. Por ello, no se sorprenda si no ve ojales ni en mangas ni en frontal. Tampoco lo haga si el sastre solo presta atención al lado izquierdo de su chaqueta, es una muestra de experiencia y oficio.  
4-El traje debería estar siempre en la sastrería; el lugar donde usted escogió la tela y lo encargó. Pase en unos quince días por la sastrería y pida ver la marcha de su traje. Si este no está no compre milongas; su traje lo están confeccionando en el mejor de los casos en un taller externo, o, como suele ser hoy corriente, en una cadena de montaje industrial. Aunque hoy la mayoría de las sastrerías, también en las más reputadas internacionalmente, externalizan la confección del pantalón a una pantalonera, exija verlo en prueba de hilvanes junto la chaqueta. 
5-Cosido a mano. No dé tanta importancia a los ojales abiertos. Estos hoy los hace cualquier marca industrial. El mérito no está en ello, sino en observar esa mano artesanal en picados, forros, hombros, encuentros, tapeta, bolsillos…en definitiva que su traje haya sido cosido a mano y no a máquina.  
6-Taller propio. No solo una mesa de corte es necesaria, sin taller no hay sastrería. No tenga reparo y pase al taller. Allí, sobre bajas sillas, verá a las personas que coserán su traje. Unos cosiendo, otros planchando, otros afinando pero todos presentes en dicho taller.
7-El precio. Que no le engañen. Los trajes a medida a 1.000€ no existen y me atrevería a decir que tampoco por debajo de 2.000€. Si los dos metros de lana que se necesitan para una chaqueta o los más de tres para un traje rondan no menos de 300-500€, es difícil que con 1.000€ se pueda pagar tela, cortador, oficiales, luz, alquiler…
Hay más cosas a tener en cuenta, pero estos son los puntos básicos para que usted pueda presumir de contar con un verdadero traje a medida artesanal. 

Compre aquello que desee, pero sea consciente de lo que está comprando. Igual que no es lo mismo ponerse un delantal que ser cocinero, tampoco un vendedor, un tomador de medidas o un composturero es un sastre. Ser sastre, sencillamente, es otra cosa.

El Aristócrata

PRESENTANDO LA ENCICLOPEDIA DEL BUEN VESTIR

$
0
0
Con motivo de la presentación de "La Enciclopedia del Buen Vestir", en la Bilbaina hice una entrevista para Radio Popular de Bilbao donde la periodista Begoña Corzo rememora los tiempos en los que Bilbao era una de las ciudades más elegantes de España. 

Igualmente, aprovechando otra presentación, esta vez en el Círculo Ecuestre de Barcelona, La Vanguardia me hizo una entrevista que aquí la pego por si pudiera a alguno interesar.
Dar las gracias a todos aquellos que estáis comprando el libro. La segunda edición está prácticamente agotada.

Muchas gracias y espero que lo estéis disfrutando.

El Aristócrata

DE FRANELAS, ABRIGOS, SOMBREROS Y PARAGUAS

$
0
0
El invierno siempre vuelve. Puede ser, de hecho cada año es más frecuente, que otoño y primavera pasen por su rapidez desapercibidos, pero, sin embargo, el frío invierno antes o después termina haciendo su aparición. De hecho aquí en Madrid no recuerdo una semana reciente en la que no haya llovido.

Aunque todavía queda alguna semana de clima templado, lo cierto es que nos adentramos en tiempo de franelas y abrigos. Las primeras son francamente agradecidas con el frio pues, además de su abrigo extra, su elasticidad ofrece un extra de libertad de movimientos difícil de alcanzar por las lanas merino más populares. Cierto que la raya en su pantalón pronto desaparece y que de ser su boca estrecha es frecuente que termine enganchada en el calcetín. Sin embargo, su pelo confiere a estos trajes una elegancia y presencia muy destacable. 
Si la franela es el tejido del traje de invierno, la chaqueta de sport y, sobre todo, el abrigo largo prefieren la cachemira. El Chesterfield, el Crombie, el Ulster o los informales Covert o Pea coat etc. resultan perfectos para combatir el frio y la lluvia de la capital inglesa. 
No obstante, si hay un abrigo que siempre estará unido a la historia de ese país y que sigue siendo la prenda estrella con la disfrutar de su frecuente lluvia esa es la gabardina. Aunque su época del año es el otoño y el color más extendido el beis, lo cierto es que jugando con color y forro se puede vestir también en los meses más fríos. La vestimenta de esta prenda es admisible tanto con traje como con ropa de sport. Bastará escoger su color según sea la seriedad del resto del conjunto y conforme la hora del día. 
Cierto que su línea poco ha cambiado desde su nacimiento, pero hoy la gabardina se puede encontrar no ya solo terminando por debajo de la rodilla sino también en forma de tres cuartos o incluso de chaquetón. Igualmente, si en sus orígenes el único color en que se confeccionaba era el beis, hoy la paleta de colores entre la que escoger es mucho más variada. Destacan, no obstante, los azul marino, verdes y burdeos. 
Tres marcas históricas, todas ellas británicas, Mackintosh, Burberry y Aquascutum, han sido las verdaderas responsables de que hoy ciento cuarenta años después de su nacimiento la gabardina siga de plena actualidad. Si en 1823 Charles Mackintosh inventaba el primer tejido impermeable uniendo varios trozos de tela con caucho, en 1830 Mackintosh confeccionaba el primer abrigo con este tejido. Aquel abrigo de Mackintosh desprendía un fuerte olor a caucho y no era transpirable, por lo que en 1853 Aquascutum fabrica la primera gabardina sin olor y 100% transpirable; hito que le valió ser elegida para confeccionar los abrigos del ejército británico durante la Guerra de Crimea. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1880 para ver el nacimiento de la primera gabardina con el diseño que todavía hoy mantiene. Aquel diseño fue obra de Thomas Burberry. La popularidad de esta prenda entre los agricultores ingleses le valió a Burberry ser la casa escogida por la Oficina de Guerra Inglesa para suministrar los abrigos de sus soldados. 
Como otras muchas prendas, el paso del campo de batalla a la ciudad fue solo cuestión de tiempo alcanzando los abrigos de trinchera Burberry tal popularidad que todas las gabardinas pasarían a denominarse, independientemente de su marca, Burberries. Si la Primera Guerra Mundial marcó el diseño de esta prenda, fue la Segunda la que vio no solo a los soldados ingleses sino también a americanos, rusos, franceses, alemanes y holandeses vestirla en enfrentamientos por media Europa. Fue tal su reputación que no solo los soldados sino también los civiles empezaran a vestirla en su día a día. A pesar de estar concebidas para combatir el frio carece de capucha – nació cuando el casco acompañaba siempre al soldado -. 
En ausencia de capucha, se antoja muy recomendable el uso de un paraguas o, de hacer viento o no llover mucho, el de un sombrero. Este último además de dejar las manos libres cubre gran parte de las hombreras y proteje la cabeza del frío. El pelo de castor reúne todas las particularidades necesarias para disfrutar de la lluvia sin necesidad de buscar cobijo. Un cepillazo al llegar a casa es todo lo que este pelo necesita para recobrar su aspecto y propiedades. Aunque la elegancia del sombrero es difícil de conseguir con el paraguas, este último evita algo muy importante: que se mojen los zapatos. 
Si no nos sentimos cómodos protegiendo nuestros zapatos con unos galoshes el paraguas es la mejor opción a la que recurrir. El de bastón largo resulta más elegante, pero el plegable es más útil y cómodo en el ajetreo del día a día. De no acudir a un funeral, mejor escoger uno cuya tela impermeable no sea negra sino de algún estampado estiloso. Inténtense evitar pasear por la ciudad con paraguas con marcas visibles en dicha tela; como, por ejemplo, el escocés. 
El calzado se vuelve una pieza clave en los resbaladizos suelos y sobre las aceras con baldosas inestables. Hoy la variedad de terminaciones permite escoger zapatos de vestir con suelas de goma finas, difícilmente apreciables de no dar la vuelta al zapato. Para quien prefiera seguir disfrutando de las suelas clásicas de piel, un refuerzo de goma en el talón se antoja obligatorio para evitar un inesperado resbalón. 
Para el sport, las botas de media caña con su suela de goma gruesa, además de ser muy cómodas, son ideales para vestir durante el tiempo libre. Quien se atreva siempre podrá imitar a Gianni Agnelli y vestirlas hasta con traje. De no ser tan valiente, pero de sentir predilección por los botines, las conocidas como botas Balmoral pueden acompañar al traje con la misma elegancia que lo hacían en los años 30. 

El Aristócrata

NI EL PRACTICANTE ES MÉDICO NI EL MONAGUILLO SACERDOTE

$
0
0
El artículo que hace tres semanas se publicó, unos días antes lo hizo en el suplemento Fuera de Serie de El Mundo y Expansión. Precisamente fue aquel artículo el que hizo que Nacho García-mon de la tienda de caballero Pugil Store & Fabric escribiera a Unidad Editorial mostrando su disconformidad con el contenido. 

Concretamente este señor argumenta que los metrajes de los que se hablan son incorrectos, los precios de los tejidos exageradamente altos y lo relativo a los patrones erróneo. Incluso llega a apuntar que un sastre no necesita de ningún patrón para realizar una prenda a medida, siendo el patrón solo una herramienta de ayuda al sastre. Igualmente, apunta que en cuanto a los talleres tampoco acierto, dado que “un sastre puede realizar un traje sin necesidad de tener un taller con oficiales”. Termina indicando que la persona que lo escribe, es decir yo, no es una persona del sector y que mis conocimientos son bastante escasos en la materia lo cual puede llevar a confundir y engañar al lector del Fuera de Serie. 
Obviamente, ante la posibilidad de que mi artículo no fuera cierto me dirigí al Presidente de La Confianza, Asociación de Sastres de España, D. Manuel Calvo de Mora, para que me indicara lo procedente o no del mismo. Igualmente, le pedí que de estar yo en lo cierto, o no, así lo hiciera saber a Unidad Editorial para el buen nombre de mi firma. La carta que se reproduce a continuación es la respuesta a mi pregunta. 
 “Desde LA CONFIANZA, ASOCIACIÓN DE SASTRES DE ESPAÑA, hemos leído el artículo que, bajo el título “claves para saber si su traje es, a medida” publicó don José María López-Galiacho en su revista “Fuera de Serie”, donde analiza los elementos que se han de tener en cuenta para determinar si un traje es “a la medida”, o lo que es lo mismo, si el traje está hecho conforme a la práctica que ha imperado en nuestro país y en el mundo entero en la sastrería artesanal durante muchas décadas.

Para nosotros, como Asociación de Sastres con más de 150 años de vida, el artículo está
magníficamente argumentado y denota un gran conocimiento de la sastrería artesanal hecha a la medida y su clara diferenciación de aquellas otras formas de elaborar un traje que nada tienen que ver con la sastrería artesanal.

Hemos de señalar, además, que el autor no es un profesional de la sastrería, pero que, siendo otra su profesión, con generosidad y agudeza de espíritu, dedica mucho tiempo en su blog elaristocrata.com, al estudio y análisis de todo lo relacionado con la moda masculina y el buen vestir.

No sólo es un hombre preocupado por los cánones de las formas artesanales de los trajes a la medida, perfectamente construidos por manos expertas y bajo la dirección del maestro sastre, sino que amplía su campo a todos los complementos del hombre.

Reconocemos en don José María López-Galiacho a un hombre honesto de espíritu e imparcial en su análisis, que pone en valor a la sastrería artesanal como auténtica forma de hacer un traje a la medida, y denuncia la existencia de otras formas de hacer trajes que pretenden arrogarse la denominación de sastrería a la medida, cuando en realidad no lo son.

Es de agradecer que fuera del gremio de Maestros Sastres, existan personas como don José María López-Galiacho que se preocupen de manera desinteresada y con gran rigor por la salud y buen hacer de la Sastrería artesanal a la medida.

Vaya aquí todo nuestro reconocimiento y gran afecto.

Presidente
Manuel Calvo de Mora Cortés”
Sin ánimo de crear polémica creo que todas las formas de confección de un traje son respetables. Lo que no lo es tanto es apoderarse de un oficio o autodenominarse sastre cuando sencillamente no se es. Igual que uno no es médico por recomendar tomar ibuprofeno cuando duele la cabeza, tampoco se es sastre por saber coger unas cuantas medidas o entallar una chaqueta. Igualmente, no por colgar el cartel de “Sastrería” uno pasa automáticamente a ser sastre. 

El Aristócrata

CENA FIN DE AÑO

$
0
0
Independientemente de lo rápido que esté cambiando la sociedad, también su manera de vestir, lo cierto es que casi todos nos paramos unos minutos a pensar qué vestir en esta noche tan especial.

Parece lógico asumir que, si comida, vajilla, cubertería o decoración están más cuidadas que el resto del año, también lo esté la ropa. Los que como yo sigáis disfrutando de las últimas horas del año en casa y en familia, lo tendréis más fácil pues ya conocéis sus costumbres. 
Por su lado, los que planeen pasarla en casa de un familiar o amigo deberían informarse y vestir acorde a como lo hará el anfitrión. Tan equivocado puede resultar vestir por debajo como por encima. Aquellos que la celebren en un restaurante, hotel o lugar reservado para la ocasión mejor preguntar por el código de vestimenta que aplique en el lugar, así como de las intenciones del resto de invitados sobre el conjunto para la ocasión. 

Obviedad es decir que no hay conjunto a priori más adecuado para despedir el año que el esmoquin. Vestir un esmoquin es sinónimo de alegría, fiesta, cigarros, champán, baile, música y muchas, muchas risas. Y precisamente la Noche Vieja tiene mucho de todo ello. 
A pesar de que el esmoquin sea un conjunto popular en esta Noche no siempre lo que se ve resulta correcto. Evitando una corbata de lazo pre-anudada, escogiendo un chaleco o un fajín y vistiendo un Oxford terminación charol o unas slippers se estarán sorteando los errores de bulto más habituales. Un abrigo largo oscuro mejor que protegerse con un chaquetón o que desafiar a cuerpo las gélidas temperaturas de esta noche. 

Desgraciadamente si ni el anfitrión de la casa, ni el lugar, ni nuestras compañías son amantes del esmoquin mejor pensar en alguna alternativa con la que disfrutar de la velada sin ser cuestionados. Un esmoquin informal, esto es, el formado por una chaqueta de terciopelo y un pantalón similar en color y corte al del clásico esmoquin es una opción muy elegante y especial. 
Si se quiere imprimir a dicha chaqueta de terciopelo un aire todavía mas relajado escójase un pantalón de diferente color al negro incluso de estampado escocés, dependiendo del color de la chaqueta, de cuadro rojo o verde. 

Aquellos que bien no dispongan de esta chaqueta o sencillamente no les guste siempre pueden escoger un traje cruzado y disfrutar con él de la corbata de lazo. El escaso espacio que de torso dejan a la vista estas chaquetas consigue que esta corbata combine muy bien con ellas. Además, al contrario que con la corbata de lazo del esmoquin, se podrá jugar con una mayor paleta de colores y estampados. 
Un efecto similar se consigue de hacer acompañar a un sencillo traje de hilera sencilla con un chaleco. Por ello, también con los tres piezas la corbata de lazo logra un muy interesante efecto estético. En ausencia de esta se antoja casi obligatoria una corbata estándar. Con ella, y por la formalidad de la cena, mejor el traje cruzado, aunque también resultaría correcto el de botonadura sencilla. 

Si en una boda todo lo que no sea vestir con traje y corbata parecería incorrecto, lo mismo ocurre en esta fecha señalada. Cierto que una chaqueta azul oscura bien combinada puede sacarnos de un apuro, pero no esta noche. Para los más reacios a la corbata animarlos a vestirlas recordándoles que esta es una de esas noches que bien se merece dejar de lado nuestras preferencias personales en pro de los deseos de a quien a su casa nos invita o del código de vestimenta que aplica en el sitio en el que vayamos a cenar. 

El Aristócrata

CARTA A LOS REYES MAGOS DE ORIENTE

$
0
0
Reyes, también para los mayores, es claramente uno de los días más especiales del año. Recibir un regalado inesperado hace que sus primeros días sean, si cabe, más especiales. 

Con la salud esperemos, más o menos cubierta, he aquí la carta con los sueños que nos gustaría que este día se hicieran realidad. Ese primer lugar, lo ocupa un reloj manufactura. El regalo más caro de la lista, pero también el más especial. Muy pocas marcas son las que pueden presumir de este sello. Por ello, encontrar debajo del árbol un Breguet, un Patek, un Jaeger o un Lange será la señal inequívoca de que este año hemos sido excepcionalmente buenos. 
Un corte de traje. Una tela especial por composición de tejido o por diseño es un regalo original. Podremos luego confeccionarnos el traje como queramos, bolsillos tipo parche, hilera cruzada, pantalón con pliegues ingleses etc, pero su tela siempre nos trasladará a este bonito día. Casas como Lanificio Cerruti, Holland & Sherry o Scabal ofrecen tal variedad que imposible resulta no encontrar una tela diferente. 

Un paraguas artesanal. Viendo lo “negro” que está el mundo del paraguas, contar con uno en tonos alejados a este, con una bonita empuñadura artesanal y unas varillas que no cedan frente al viento resulta un acierto. Si Sus Majestades han acertado con uno de Ombrelli Maglia o de Mario Talarico solo falta que vuelva a llover para disfrutar de un paseo bajo la lluvia. 
¿Quién quiere que su bolsa de fin de semana esté repleta de logos? Un artesano de la piel seguro confeccionará una anónima maleta de fin de semana cuya piel parezca ya envejecida y dispuesta a acompañarnos en los viajes más apasionantes del nuevo año. Las bolsas de Bennett Winch, Enrile o Bonastre no pasarán desapercibidas para el ojo entendido. El gran Birkin de hombre representa el cénit de los bolsos. 
Unos guantes de piel a medida, tanto por diseño como por bienvenidos estas fechas, son un complemento que hace resaltar hasta al conjunto más relajado. Hestra para vestir o Christophe Fenwick para conducir cuentan con guantes que conforme envejecen son, si cabe, más bonitos. 
Escuchar música es algo que a todos gusta. Por ello, un moderno reproductor de música que a su vez decore la habitación será siempre bienvenido. Recuerdos del pasado como el mítico amplificador de Marshall o un gran Jukebox decoran además de alegrar con su música toda la estancia. 
Quienes no sientan atracción por las chaquetas tipo aviador forradas con lana de oveja, los acolchados son una alternativa sin competencia. Canada Goose, Holubar o Monclear son algunas de las marcas que se apoderarán del Aprè ski el fin de año. 
Para intentar respirar un poco mejor en las grandes ciudades, un purificador de aire empieza a antojarse no un capricho sino una necesidad. Una chaqueta de fumar viste mucho y es fácil de combinar con multitud de pantalones y camisas. De un color sólido como el verde oscuro, el azul marino, o el burdeos, esta chaqueta es apta para tanto estar en casa como para acompañar a un denim descuidado o a un pantalón de esmoquin en la ocasión más formal. Aunque cada vez más marcas las incorporan en su oferta, Etro sigue siendo la referencia en su versión de confección. 
¿A quién no le gusta quedar con los amigos y echarse un futbolín de vez en cuando? Si bien ninguno de los modelos nuevos supera a los genuinos futbolines de madera de aquellos bares, las reinterpretaciones han traído futbolines, como los de Teckell Collection o Eleven Forty, que una vez terminado el partido son una magnifica pieza de decoración. 
Un kit de afeitado, que no una afeitadora eléctrica, o una interesante combinación de cremas es un regalo algo menos personal que un perfume, pero cuyo uso diario bien justifica incluirlo en la lista de regalos. Truefitt & Hill, Floris o Penhaliogon´s cuentan con una larga lista entre la que escoger. 

El Aristócrata

PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

$
0
0
Llevo tiempo dando vueltas a como mejorar este blog que nos acompaña ya 12+1 años. Una vez publicado el libro y vendiéndose estupendamente bien, quizás sea el momento de dar este paso. Os cuento lo que tengo en mente a ver qué os parece:

La idea principal es completar la temática del blog con otras que son del interés de muchos de nosotros. Curiosamente cuando algunos seguidores del blog nos juntamos empezamos hablando de sastres, camiseros etc. y terminamos haciéndolo de otros como relojes, coches, viajes, restaurantes etc. 

Y es por ello por lo que pienso que añadir nuevas pestañas donde se traten estos temas añadiría valor a esta página. Además, al que le gusta vestir de sastre, le gusta también la buena mesa, los buenos coches y los relojes manufactura. Pienso que una cosa lleva a la otra y viceversa. 
Por ejemplo, en la pestaña de relojes se podrían tratar temas técnicos como qué es un repetición de minutos, un tourbillon, una fase lunar etc. Novedades: nuevos modelos, nuevos movimientos. Tendencias: relojes vintage, militares, brazaletes. Temas generalistas: ¿seguirá aumentando la revalorización del Rolex Daytona? ¿qué modelos son mejores como inversión?, tu primer reloj manufactura, feria de Ginebra, organización de viajes para conocer manufacturas... Lifestyle: regata Panerai, Copa de Salto Longiness, Festivales de Cine, sorteo de entradas para dichos festivales etc. 
Otra pestaña sería la dedicada al mundo del motor donde también habariamos de temas técnicos como pruebas de modelos, coches clásics (algo que personalmente me atrae mucho), deportivos, 4x4 clásicos, híbridos frente eléctricos, neumáticos para circuito. Coches míticos: Enzo, F40…, coches claves de la gran pantalla. Lifestyle: concurso de elegancia de Palm Beach, locales de motor, rutas 4x4, salidas en grupo etc. 
La tercera pestaña sería viajes. En esta pestaña se tratarían temas como hoteles con encanto en grandes capitales, restaurantes Michelin, restaurantes “de toda la vida”, también de comida casera, hoteles rurales verdaderamente interesantes, paradas gastronómicas obligadas en carretera, Spas etc. 
La cuarta pestaña estaría dedicada a los vinos, combinados y cigarros tratando temas como vinos españoles por denominaciones, vinos mejor relación calidad/precio. Temas técnicos como tipos de uvas, temperatura adecuada, vinos de autor, cómo catar el vino…Champagnes, sitios donde comprar. Rutas por las mejores bodegas tanto de España como de Portugal y Francia. Eventos relacionados con el mundo del vino, los mejores combinados: gin-tonics, wiskis...Locales de copas: los de moda, de nueva apertura, los de siempre…Cigarros: su proceso de elaboración, cómo fumarlos, dónde comprarlos, historia de las casas más importantes…

Obviamente, aunque disfruto de todo esto como aficionado yo no tengo un conocimiento profundo de todos ellos por lo que intentaría que fueran firmas expertas las que firmaran muchos de los nuevos artículos. 
No se trata, para nada, de cambiar la temática del blog, ni tampoco convertirnos en referencia en ninguno de los nuevos temas. Se trata solo de compartir aficiones que a muchos amantes de la buena vida, bastantes de ellos anónimos lectores de esta página, pudieran interesar. En definitiva, el blog seguiría como hasta ahora, pero tendría unas nuevas pestañas para aquellos que además de la temática principal de la página, el vestir, estuvieran interesados en los ya nombrados. 

Esto supondría una carga de trabajo importante extra por lo que antes de empezar a aterrizar todas estas ideas me gustaría saber si os parece interesante o por el contrario preferís que la página siga como hasta ahora. Incluso aquellos que no soléis comentar os agradecería que esta vez lo hicierais. Con un Si (incluir nuevas temáticas) o un No (no incluir nuevas temáticas) es más que suficiente. 

Muchas gracias.

El Aristócrata

EL CABALLO Y LA GUERRA, LOS DOS DISEÑADORES MÁS INFLUYENTES

$
0
0
Antes de nada muchas gracias por las opiniones sobre la idea de incorporar nuevas secciones a la web. Me pongo a ello aunque darle forma me llevará varios meses. 

Ni Gianfranco Ferré, ni Ralph Lauren, ni Tom Ford, ni Valentino… ninguno de ellos ha influido tanto en el diseño de ropa de hombre como lo hizo el caballo y el campo de batalla. 
Hasta comenzado el S.XX el coche de motor no empieza a popularizarse y era el caballo el medio más extendido para ir de un sitio a otro. Esto obligaba a diseñar la ropa de manera que hiciera los desplazamientos lo más cómodos posibles incordiando lo menos posible arriba de este. 

Veamos unos ejemplos. La levita del frac si bien aparece con un gran faldón en su parte trasera, por su parte delantera aparece cortada. Esto obedecía a la necesidad de dejar el espacio libre por delante para poder ordenar al caballo. En su parte trasera se observa solo una abertura, algo que permitía colocar la parte derecha e izquierda de la levita a cada lado de la grupa del animal. Años después, esta levita que hacía las veces de abrigo del jinete bajó de él de la mano de Beau Brummell y se convirtió en la chaqueta por excelencia de la sociedad del S. XIX. 
No obstante, la verdadera aportación del caballo a la moda masculina es la referente al correcto uso de los colores. Aún cuando el desplazamiento se produjera en coche de caballos y no a lomos de él, a lo largo del día la ropa iba impregnándose de olor a ellos. Esto obligaba al llegar a casa a cambiarse y a vestir por la noche solo ropa de color oscura y blanca. 

También fue el caballo el mayor responsable de que hoy las chaquetas cuenten con una doble abertura trasera. Una chaqueta con doble abertura trasera puede extender su faldón por encima de la silla dando libertad de movimientos al jinete. 

Los bolsillos que hoy aparecen en diagonal fueron así cosidos para hacer más fácil la búsqueda de una petaca o de una pitillera encima del animal. Un bolsillo más pequeño se cosió para en él albergar unas cerillas. 
El sombreo conocido como Bowler se confecciona tan sumamente duro para que en caso de caída haga las veces de casco. Los zapatos tipo botines antes de pisar el asfalto descasaban sobre los estribos permitiendo mayor libertad de movimientos que las botas. Unas polainas podían convertirlos en bota de ser necesario. 

También las grandes batallas han hecho que lleguen a nuestros días diseños de entonces. Si la levita se cortaba por delante para poder maniobrar sobre el caballo, los dos botones que en su parte trasera siguen apareciendo servían para unir la parte superior da la inferior pudiéndose esta última desprenderse si salir corriendo se convertía en una cuestión de vida o muerte. Sobre ellos, además, se colgaba la obligada espada. 
La denominada comúnmente como gabardina es diseñada con una finalidad claramente prácticas. Unas anillas de donde colgar las granadas, charreteras que enseñaban el rango de cada soldado, arandelas en el cinturón para llevar mapas, etc. 

La mayoría de los abrigos largos tienen también su origen en los conflictos bélicos. Pensemos por un momento en el modelo Polo. Este cuenta con bolsillos de grandes dimensiones precisamente para guardar en ellos toda clase de utensilios de guerra. La misma capa, hoy en desuso, pero todavía relativamente frecuente acompañando al esmoquin, era una capa extra de abrigo cuando el frío y la ventisca amenazaban. 
La hilera doble, tanto en traje como en abrigo, aparece como una manera de combatir el frío sobreponiendo dos capas de tejido sobre el torso recordando a los uniformes militares. Las cazadoras bomber de los pilotos, el color beis en los abrigos, las chaquetas Blazer, las Norfolk como uniforme de policía y militar, las solapas en los bolsillos, los puños franceses, los pliegues en la espalda, las botonaduras color plata, los pantalones kaki… todo ello hoy incorporado en nuestro armario y años atrás con origen un fin muy diferente. 

Para terminar os dejo un video que realizó Iñigo Olaizola de "Classic Details" (una de las páginas con mejor gusto de la conocida como "blogosfera"), www.classicdetails.es, con motivo de la presentación de mi libro en Bilbao. 

El Aristócrata

“FERNÁNDEZ PRATS SASTRE”

$
0
0
Todos los que en algún momento de nuestra vida nos hemos lanzado a una nueva aventura, tanto profesional como personal, habremos sentido una mezcla de ilusión, incertidumbre y unas enormes ganas de que el esfuerzo que vamos a dedicar tenga su recompensa. Y cuando, como es el caso del protagonista de esta semana, si se puede perder más que ganar esa incertidumbre se convierte en miedo. 

Y miedo es precisamente lo que sintió Joaquín Fernández Prats cuando vio que le había llegado el momento de partir de Langa y lanzarse a la aventura del emprendimiento. Emprender siempre es difícil y solo unos pocos decididos son capaces de abandonar una vida cómoda por otra en la que todo son dudas y amenazas. Por ello, simplemente por ello, no puedo dejar de alegrarme cuando uno de esos “locos” emprendedores lleva a buen puerto su barco. Y no puede alterarme algo más que escuchar cómo son muchos los que desean que estas aventuras no prosperen y de naufragar el barco se alegran como si esto les fuera a ellos a beneficiar. ¡Ojalá hubiera en este país más personas emprendiendo que deseando ser funcionarios!
Pero mejor dejemos esta reflexión para otro momento y hablemos del barco que partió de Felix Bois y atracó en Hermanos Pinzón. Ese barco lleva el nombre de su capitán “Fernández Prats Sastre” y abrió sus puertas hace escasos dos meses en el número 4 de dicha calle.
Hoy no voy a hablar de Joaquín, lo haré con una entrevista próximamente, pero sí de su nueva sastrería la cual creo que es de obligada visita, independientemente de que te guste o no su trabajo. Y lo es porque todo en ella es diseño, gusto y atención al detalle. Una sastrería que bien podría estar en Savile Row o en un local más moderno en Mount Street. 
Un gran escaparate anuncia lo que dentro vas a encontrar. Ropa RTW, mejorable, pero que comparte espacio con complementos, pijamas, artículos de piel, gemelos y corbatas de gran calidad. Una esquina reservada para Montblanc así como dos mostradores con gemelos de Benson & Clegg, perfumes de Floris, pashminas de Calabrese, pañuelos de Simonnot Godard, calcetines de Bresciani y una gran oferta de corbatas de Marinella. 
Dicho esto, lo que más impresiona en la primera visita es la propia tienda, tienda con dos amplias plantas y diseñada por una decoradora de interiores especializada en tiendas de lujo. En la primera encontramos una entrada dedicada a dichos complementos y a la ropa de RTW, ropa que nos adentra en el verdadero corazón de la tienda: una amplia sección dedicada a la sastrería y camisería. Quizás el muestrario de tejidos expuesto no sea el más amplio de Madrid, pero sin duda el mobiliario que lo recoge, así como el uso de la luz, lo hace de los más especiales. Esta sección se comparte con la de camisería, igual de cuidada que la primera. Una amplia oferta de forros, algunos de ellos bastante canallas, acompaña a las telas de camisas y trajes. 
Una mesa, repleta de libros de sastrería y especializados, permite ojear tranquilamente los muestrarios de los principales telares del mundo. La decoradora ha tenido un gusto especial escogiendo las fotos en blanco y negro que decoran prácticamente toda la estancia. Agnelli, Sean Connery, Grant… te acompañan en el paseo hasta el probador. Probador de grandes dimensiones y acertado uso de la luz que, además de ver el verdadero tono de cada tela, permite trabajar al sastre ajeno a lo que ocurre en el resto de la sastrería. 
Si llegado a este punto parece estar todo visto nada más lejos de la realidad. Una gran puerta doble se abre al fondo para dar paso a una estancia privada donde los clientes más afortunados pueden descansar en grandes sofás y Chaise Longues mientras ojean una revista, se les toma medidas o disfrutan de un güisqui con hielo en su bar.  
Siempre le decía a Joaquín que nunca su sastrería sería tomada del todo en serio si no contaba con su propio taller. Y aunque en los últimos años sus oficiales trabajaban en exclusiva para él, lo hacían alejados de su sastrería. Pues bien, hoy cuentan con el privilegio de tener toda una planta para ellos en el mismo sitio que el resto de la tienda, solo que en la planta de abajo, al más puro estilo Savile Row. La escalera que comunica ambas plantas está decorada con patrones reales de clientes pasados y presentes añadiendo un aire especial sartorial a toda la estancia. 
En casa me enseñaron a no esperar a la suerte y a trabajar el doble de aquellos a los que les sonreía para de esta forma nunca echarla de menos. Viendo la cantidad de trabajo que cuelga de las perchas el esfuerzo queda patente y parece que al barco y a sus ocupantes les espera una bonita travesía. ¡Ojalá tengan suerte. Se la merecen!

El Aristócrata

LA CHAQUETA NORFOLK

$
0
0
En un momento donde se ve muy poca variedad en los cortes y colores de las chaquetas incorporar un clásico como la Norfolk parece un acierto. 

Cuando se viste de sport, rara vez se ve una chaqueta que no sea la conocida popularmente como “americana”. Esta se combina con todo tipo de atuendo y en las más variadas ocasiones. Aunque, efectivamente, es una de esas prendas obligadas seguro que, incluso siendo de enorme versatilidad, agradece se alterne con otros modelos. Tanto la de Tweed como la Blazer serían dos posibilidades que bien cortadas, y vestidas en el lugar oportuno, aportarían esa variedad. 
El nombre de Norfolk proviene del condado donde estaba situada la residencia Sandrigham House de Eduardo VII. Fue concretamente en los años de su juventud cuando esta chaqueta se popularizó, primero para cazar y después como prenda para la práctica de deportes como el golf. 

Se caracteriza por ser holgada, algo que ayudaba a conseguir libertad de movimientos a la hora de enfilar el rifle, de hecho, en el hombro derecho era frecuente coserle una protección extra para amortiguar el retroceso del disparo. 
Debido a su uso en el campo, el tejido con el que se confecciona es el de Tweed, este además de proteger frente a la lluvia y el frío es muy resistente. Con el mismo objetivo se usaban abrigados forros y gruesas entretelas. 

Sus colores eran oscuros, siendo los más populares los grises, verdes y marrones y el estampado más usado era o bien el liso o de marcados cuadros. Sus solapas son del tipo chatas, cuenta con tres, a veces cuatro, botones en su frontal y un cinturón que la hace fácilmente identificable. Este cinturón podía cerrarse con una hebilla o, como terminó siendo lo más frecuente, con botones. Se hacía pasar por unos anchos y grandes pasadores; pasadores cuya tela era igual al resto de la chaqueta y se extendían para arriba buscando un bonito efecto estético. 
Este detalle también se observa con los pasadores traseros de la espalda. El cinturón con el tiempo quedó como un elemento decorativo pasando a coserse en la cintura e incluso, a veces, prescindiendo de él en la parte trasera. 

Por la espalda, a la altura de la sisa, se observan unos pliegues, pliegues que aportaban comodidad tanto a la hora de disparar como a la de practicar otros deportes, o sencillamente para aportar comodidad a una chaqueta que no busca quedar entallada o dibujar silueta alguna. 
Al ser una prenda concebida para durar muchos años la tela utilizada en la espalda era generosa ocultándose el sobrante a la altura del cinturón. Si su dueño cogía peso se quitaba el recogido ganando unos centímetros extras. 

Al contrario de las chaquetas inglesas de entonces que se diseñaban pensando en pasar varias horas a caballo, la Norfolk se crea para pasear por el campo, pero a pie. De ahí que solo cuente con una abertura trasera y sus bolsillos no solo no aparezcan inclinados, sino que además estén cosidos en el exterior. 
Con estos bolsillos de grandes proporciones se busca contar con mucho espacio donde poder guardar los pequeños utensilios y los enseres suficientes con los que disfrutar varias horas alejado de la casa de campo. Para ayudar en ello, una especie de fuelle añadía más espacio al bolsillo. Precisamente para que nada se saliera de ellos contaban con una solapa que en muchos casos se abotonada al bolsillo con un botón. Versiones posteriores incorporaron dos bolsillos de pecho de similar corte que los principales añadiendo así más espacio donde guardar más cosas. 

Hoy esta chaqueta puede ser considerada como demasiado aparatosa, sobre todo para ser vestida en ciudad. Sin embargo, en el campo o para disfrutar de estas temperaturas invernales en muchos de los pueblos de la Meseta Central resulta una magnífica compañera pues, además de abrigar, por su construcción y tejido es una todo terreno. Mejor con jersey que con corbata.
Próximas presentaciones de "La Enciclopedia del Buen Vestir": 

- Colegio de Registradores de la Propiedad, Madrid: 12 de febrero, 19 horas
- Real Club de Labradores y Propietarios, Sevilla: 19 de febrero, 20 horas

El Aristócrata

EL SPORT EN INVIERNO

$
0
0
Hace un par de meses hablábamos de varias prendas que el frío pone a nuestra disposición al vestir de traje. Esta semana le toca el turno al sport.

El frío ofrece un enorme abanico de prendas para disfrutar de él. Un jersey de cuello vuelto o un cárdigan. Un fino cárdigan de punto añade al traje la elegancia del tres piezas pero con el traje cruzado el jersey de cuello vuelto permite vestir sin corbata incorporando estilo desenfado. Los jerséis tipo chaquetas de lana de punto cruzadas además de ofrecer algo más de calor son de lo más cómodas y visten más que los jerséis estándar. 
El abrigo conocido como parka destaca por su protección contra el frio, su ligereza, sus amplios bolsillos y su capucha. De contar esta última con plumas de pelo natural será una buena alternativa al acolchado. La comodidad de este último y su relleno natural son responsables del agradable calor que proporciona. 
En zapatos nada como unos botines en piel boxcaff o cordovan. Si se prefiere sin caña, un modelo full-brogue de piel vuelta con su suela de goma –entera o partida – resulta una buena alternativa. Los amantes de la alta zapatería estarán familiarizados con la bota Balmoral; bota concebida en sus origines como zapato de chaqué y hoy de plena actualidad con los más variados conjuntos. 
La chaqueta de Tweed puede sustituir al traje en los momentos relajados. Dependiendo de las prendas que la franqueen se consigue una mayor o menor formalidad en el conjunto. Pantalón de franela gris y zapato marrón oscuro para la imagen más seria, unos chinos y unos mocasines para la más sport. El tejido conocido como Tweed Harris es resistente al agua y abriga tanto como para poder incluso prescindir de abrigo. 
El traje cruzado de franela es el más elegante bajo el intenso frío. En estampado diplomático o con algún cuadro no muy llamativo se consigue un traje que soporta muy bien no solo el frío sino también el paso de las modas. Si bien su tejido es algo más informal que la lana merino estándar, hoy se viste también en ciudad. 
El sombrero, la gorra inglesa o el gorro de lana son todas opciones bienvenidas con las que proteger la cabeza.  La ventaja del sombrero y la gorra es que además de proteger del frío lo hacen de la lluvia. Desde los serios Homburg hasta los informales Trilby, el sombrero se convierte en invierno en un complemento capaz de cambiar por completo el mensaje de cualquier atuendo.
Las templadas temperaturas de últimos inviernos permiten no tener que protegerse las manos con rústicos y gruesos guantes. Por ello, los guantes de piel sin mayor protección interna que su propia piel son un complemento que además de cumplir perfectamente su función apenas ocupan espacio y son fáciles de guardar en el abrigo. Los de color marrón claro combinan con prácticamente todas las tonalidades de abrigos y aportan un toque de estilo interesante. 
Acabado el día toca disfrutar del merecido descanso. Para ello nada como una bata y unas slippers. Las batas de seda son extremadamente cómodas por su textura y ligereza. Aquellos que no vean justificable pagar su alto precio podrán optar por las de lana, siempre más económicas y de diseños más variados. El rey de las zapatillas de estar por casa es el modelo slipper Albert. Perfecto para las casas de campo con suelos fríos y duros.

El Aristócrata

COMPLEMENTOS TANTO PARA LA ROPA FORMAL COMO SPORT

$
0
0
Seguramente nos habremos fiado en lo parecido que se viste hoy. No tantos años atrás, la ropa no era tanto una obligación sino tanto un divertimiento como una manera de verse atractivo. Incluso podría ser hasta interpretada como un símbolo de estatus social. 

Con los años, sin embargo, la importancia de la vestimenta ha disminuido y es hoy llega a ser utilizada como algo solo necesario para mantenernos protegidos contra el frio y la desnudez. Y precisamente en este escenario es en el que los complementos juegan un papel fundamental, al poder añadir una nota de color, de originalidad o de estilo a un conjunto, a priori, aburrido. 
Pensemos por un momento en los trajes que hoy más populares. ¿Acaso vemos diferencias importantes entre unos y otros? Muy pocas. La gran mayoría son de color azul marino, algunos grises y, muy pocos, de un tercer color o de un estampado no liso. Y esto se puede hacer extensivo a camisas, abrigos, calcetines y hasta corbatas. ¿Hace cuánto no nos cruzamos con un elegante abrigo cruzado? 

A pesar de encontrarnos al final del invierno, ¿recordamos la última vez que vimos alguien vistiendo una chaqueta de Tweed? Por todo, ello los accesorios se antojan hoy más importantes que nunca. Ahora solo falta saber usar cada uno de ellos en su momento y con el conjunto adecuado. 
Con esmoquin. Una prenda a la que cada día se presta menos atención resultando difícil encontrar uno bien escogido. De ahí, que aquellos que lo hagan acompañar de un correcto fajín o de un chaleco bajo de hilera sencilla destacarán sobre el resto. Una camisa con pechera es la correcta con este conjunto. Aunque puedan resultar un incordio a la hora de anudarlos, una botonadura – no tiene por qué ser tipo joya – es un accesorio necesario. 

Los calcetines mejor negros y de seda. Vigilando estos sencillos accesorios denotaremos un conocimiento muy por encima de la media. Si además escogemos una corbata de lazo de una sola pieza quedará patente nuestro exquisito gusto. Para los que quieran dar un paso más, una flor blanca, un clavel o una gardenia, siempre naturales, puede poner el broche perfecto al conjunto. 
Con el chaqué, un chaleco cruzado de un tono cercano al mostaza o azul pálido resulta mejor alternativa que uno de hilera sencilla y de color gris. Un reloj de bolsillo de época es otro de esos complementos que además de aportar un toque de lo más especial también habla de quien lo ha escogido. Prohibido hacerlo acompañar dicho reloj con otro de pulsera. Uno u otro. 

Si hay un accesorio cuya elección se debe cuidar con esmero esos son la corbata y el pañuelo de bolsillo. Nunca deberían coincidir en color y diseño. De no querer correr riesgos un pañuelo blanco es siempre correcto. La corbata del chaqué de color oscuro y con motivos sencillos; una azul marino con pequeños lunares blancos resulta una opción elegante y apropiada. 
Con el traje, un accesorio antes frecuente pero hoy difícil de ver, los tirantes, cambia radicalmente su mensaje. Sea por su popularidad entre el mundo financiero o por el hecho de no estar acostumbrados a verlos, la realidad es que llaman la atención. Pero no por ello se deben dejar de utilizar. Son más cómodos que el cinturón, mantienen el pantalón siempre en su sitio y visualmente no parten el cuerpo en dos mitades como sí lo hace el cinturón. 

En un momento donde empieza ser más frecuente ver el traje de chaqueta sin corbata que con ella, el pañuelo de bolsillo se antoja como un más que acertado compañero. No solo blanco y de seda, sino también de lino o cachemira, y de prácticamente todo tipo de colores y estampados. Si solo un accesorio se pudiera escoger para añadir un toque de estilo a ese extendido traje azul marino ese debería ser el pañuelo. Con corbata es probable que la camisa que se vista sea de gemelos. 
Si importante resulta huir de los gemelos ostentosos, recomendable es que se elija su diseño según la mayor o menor seriedad del conjunto. De estar la corbata presente o acudir a un acto formal, los más informales no deberían tener cabida. 

Si el pañuelo añade un toque de estilo, los calcetines incorporan una nota personal. Siendo más que recomendable huir de aquellos con motivos que bien podrían aparecer en calcetines de niños, aquellos a franjas de colores azul, burdeos o verdes oscuros resultan más elegantes e igual de especiales. 
Con la ropa de sport, los complementos con los que jugar se multiplican. Un cinturón de piel trenzada marrón o uno de loneta a franjas, una pashmina en vez de bufanda, calcetines, ahora sí, de colores atrevidos, jerséis de cuello vuelto, relojes con brazalete de caucho, guantes de piel con forro de pelo natural etc. 

Existen otros accesorios que bien pueden tener cabida en todos los conjuntos. Pensemos, por ejemplo, en el sombrero. No hay conjunto que no lo agradezca. Solo tocará conocer la mayor o menor formalidad de cada uno de ellos para no errar en su elección. Homburg con los conjuntos más formales, Fedora con el traje, Trilby con el sport y la gorra inglesa tanto para el campo como para las tardes más relajadas. La gorra de béisbol, sin embargo, mejor reservarla para la práctica deportiva. 
Un paraguas de calidad, alejado del clásico negro, con empuñadura de madera y con una loneta de colores actuales será igualmente agradecido con los conjuntos tanto de traje como de sport. En acontecimientos formales el paraguas negro debe seguir siendo el protagonista. 

El Aristócrata

A LAS PUERTAS DE LA PRIMAVERA

$
0
0
Este calor nada bienvenido por las fechas en las que nos encontramos anima, sin embargo, a ir pensando en el armario de la inminente primavera. 

Aunque las iniciativas para poner freno al cambio climático son de lo más diversas, algunas incluso absurdas, algo tan sencillo, y a mano de todos, como dar la espalda al “fast fashion”, tendría un impacto de lo más positivo sobre el planeta. Basta recordar que la industria de la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, solo por detrás de la del petróleo.
Leía hace unos días la lista de miembros de las principales asociaciones que luchan por reducir el impacto de la ropa sobre el planeta. Al leer varios de los nombres de las cadenas de ropa más masiva y low cost rápidamente te das cuenta como cualquier iniciativa que estas emprendan nace ya errada. Pero me imagino que no debe ser fácil negar la entrada a estas marcas y lo que seguramente signifique permitirles el acceso.

Aunque todavía no se haya manifestado, poco tiempo queda para que estas marcas empiecen a bombardearnos de publicidad sobre las innumerables acciones que hacen para conservar el medioambiente. Estoy convencido que si esto todavía no ha ocurrido es, sencillamente, porque conforme escribo este artículo sus equipos de comunicación están diseñando las campañas con las que convencernos de que hasta puede llegar a ser bueno para el planeta comprar su ropa. (Recomiendo ver el video de la semana que se encuentra en el margen derecho de la página).
Una forma sencilla para evitar que los 20 grados terminen siendo normales en febrero es comprar menos, pero de calidad. Con cinco trajes para el invierno y otros cinco para el verano, pero de calidad y diseño atemporal, se podrían afrontar muchos años sin necesidad de tener que pasar por la tienda de turno todos los años. 

Y un traje de un buen telar, cosido a mano, de corte clásico y bien cuidado es garantía de acompañarnos muchos años. Y con ese propósito y aprovechando este clima confuso fui a ver a mi amigo D. José María. Así, cuando el calor termine de hacer su aparición el nuevo traje ya estará listo. Los tejidos de Holland & Sherry tienen una línea algo más tradicional que los italianos y arriesgan menos en sus propuestas, pero no por ello dejan de ser interesantes. Sus Tweed para mí son los más especiales. 
A pesar de encontrarnos en febrero parece que el tiempo de las franelas y los cuellos vueltos ha llegado a su fin. Unas pocas semanas y los tejidos de entretiempo deberían hacer su aparición; aunque seguramente lo extremos de nuestra climatología haga que la mayoría pase del invierno al verano sin parada intermedia. 

Este tejido de algo menos de 230 gramos es perfecto para la primavera y suficiente como para enfrentarse a nuestro duro verano. Además, dichos 300 gramos convierten este traje en una prenda cuyo uso puede ser continuado sin requerir de la especial atención que demandan los gramajes más livianos. El estampado, ni tan insípido como el liso ni tan particular como el cuadro ventana. El estampado diplomático, aunque hoy su uso sea cada vez menor sigue siendo de lo más clásico, puede añadir un toque sedicioso de saberse vestir. 
Como hemos dicho en varias ocasiones, no hay que obsesionarse con el peso de los tejidos. La construcción de la prenda es de hecho igual o incluso más importante. Según sea esta un traje cosido con la misma tela puede ser bastante más fresco o más caluroso. 

Si bien las chaquetas de sport las sigo viendo más de hilera sencilla, a excepción de la Blazer, hace bastante tiempo que no me encargo un traje que no sea cruzado. Sea porque lo veo más elegante y estiloso o porque el hecho de tenerlo siembre abotonado aporta una seguridad extra, la realidad es que me parece el corte con el que más cómodo me siento. 
Este, al contrario de algún otro, es de corte bastante clásico, con medidas también bastante estándar y sin muchas cesiones a tendencia alguna. Quizás solo el forro rojo que escogió el propio D. José María aporte un toque disonante. Por lo demás el traje tiene el típico corte de la casa. Una hombrera muy fina, la silueta dibuja la figura, pero sin entallarse– fácil sería engordar 3-4 kilos sin que se apreciara en la chaqueta -, la chaqueta cubre el trasero, la pernera no es muy estrecha y el talle del pantalón alto. De los detalles de costura y la segunda prueba os contaré el mes que viene.

PD Muchas gracias a todos los sevillanos que me acompañasteis el pasado miércoles en la presentación del libro. Disfruté muchísimo. 

El Aristócrata

7 CONSEJOS DE ESTILO

$
0
0
Cierta elegancia siempre podrá alcanzarse, sin embargo, el estilo suele ser innato. 

Con un buen sastre, un camisero, cierto gusto para combinar colores y estampados, así como algo de curiosidad por el buen vestir, la elegancia está conseguida. Pero ¿qué ocurre con el estilo?. Me temo que o se tiene o no se tiene. 

Dicho esto, siempre se puede buscar una prenda o combinaciones de varias de ellas que aporten un toque diferenciador y especial tanto al conjunto final como a quien lo viste. Sirvan estas siete recomendaciones: 
1.Ser uno mismo. Todos llevamos dentro un dandi que ya sea por vergüenza, timidez o inseguridad no nos atrevemos a mostrar. Sólo siendo uno mismo y mostrando al exterior tu concepto de estilo te sentirás cómodo con el resultado. Será entonces cuando tu seguridad transmita ese otro yo que, aunque pudiera estar oculto, está también dentro de ti.  
2.Seguir las tendencias no es tener estilo, es no tener personalidad. Vestir un traje sin calcetines o con zapatillas deportivas no es vestir estilosamente, es no tener el mínimo buen gusto. Igualmente, si existe la posibilidad de ser retratado con algo de lo que te pudieras arrepentir verte en unos años, prueba algo menos atrevido. Dejarse llevar por las modas del momento solo consigue mandar mensajes de inseguridad. ¿Cómo te puedes fiar de alguien que está cambiando continuamente su forma de vestir según le dictan en cada momento? Y sobre todo no te disfraces, se te nota con solo caminar. 
3.Incorpora a tus conjuntos prendas que choquen entre sí pero que no sean antagónicas. Por ejemplo, la americana cruzada y los vaqueros fueron creados pensando en ser vestidos en situaciones muy diferentes. No obstante, ambas prendas, de mezclarse con cierto estilo, pueden conseguir un estilo muy interesante. O ¿qué tal unos zapatos de doble hebilla marrones y de piel vuelta con un traje diplomático de franela gris?
4.Menos es más. Si la fama y el dinero parecen otorgar el derecho a vestir como venga en gana, si careces de alguno de los dos probablemente tus revolucionarias incorporaciones en el vestir no sean vistas con ojos de aprobación. Como en otras muchas facetas, en el vestir menos, también es más. Descarta la chaqueta llamativa del diseñador de moda, pero atrévete con un tres piezas azul marino y un chaleco cruzado estampado. Deja los azul marino lisos para los momentos más serios y disfruta de los cuadro ventanas. Y, hoy más que nunca, aprovecha la enorme variedad de telas pensadas en cobrar vida en forma de chaquetas de sport. Estas chaquetas resultan mucho más especiales y estilosas que las polivalentes, pero demasiado vistas, azul marino. 
5.Los complementos son una de las mejores ayudas para conseguir esa nota de estilo. Incorporando unos calcetines a franjas verticales en lugar de los inexpresivos negros. Cambiando la tradicional bufanda por una larga y alegre pashmina se consigue también una imagen más especial. Algo tan pequeño, pero importante, como un pañuelo de bolsillo rompe la monotonía de los conjuntos clásicos y aporta un toque diferente, a todo el atuendo. 
6.Los zapatos lo fundamental. Casi en extinción la corbata, y con ello la posibilidad de incorporar un toque personal a los trajes. Los zapatos se convierten en prenda clave con el que desmarcarse de los aburridos modelos de la calle, tanto en el sport como en el formal. Un doble hebilla distinto, un patinado o un estiloso mocasín separará al quien viste aburrido de quien lo hace con duende.
7.Es importante que todo el conjunto fluya, que nada parezca forzado. Vestir con estilo está reñido con llamar la atención. El estilo va más con pasar desapercibido sin dejar a nadie indiferente. No te sobrecargues de pulseras, llamativos colores, gafas, maletín y de todo tipo de complementos, ni busques que todo combine entre sí. Escoge solo uno cada vez y el resto del conjunto que solo lo acompañe. 

El Aristócrata

LA CHAQUETA DE CAMPO

$
0
0
En la misma línea del último traje, esta chaqueta busca acompañarme muchos años en el armario. Pero lejos de ser una chaqueta sin más, cuenta con detalles que la hacen especial.

Los tejidos de invierno envejecen y aguantan relativamente mejor el paso del tiempo que los más finos de verano.  Si la calidad y la atemporalidad son los mejores aliados de la sostenibilidad, la personalización de tus prendas te permite tener una parte de ti en el armario. 
Que sea un sastre y no una fábrica quien haga tu ropa tiene infinidad de ventajas siendo una de ellas contar con “tu chaqueta” y no con la de nadie más. Un concepto que para mi forma parte de la definición de lujo. El lujo debe ser exclusividad y la propia exclusividad debería hacer que no mucha gente contara con el mismo objeto. Y precisamente por esto es por lo que Hermes es lujo pero no así, por ejemplo, Louis Vuitton. 

La personalización de la prenda es algo que lleva ofreciendo la sastrería desde que es sastrería y va intrínsecamente unido a ella. Obviamente, aquí no hablamos de contar con un ojal de un color determinado o un forro concreto. Por el contrario, la personalización de la prenda en la alta sastrería tiene más que ver con una hechura personalizada solo en ti y con detalles que incomodarían a las pseudo-sastrerías. 
La hechura de esta chaqueta es algo diferente al resto. El peso elevado de esta sarga de Holland & Sherry consigue unas líneas de lo más limpias. Si bien el buen hacer de Joaquín Fernández hace que la caída de las mangas sea perfecta, la espalda quede limpia de arrugas y que las solapas se peguen al cuerpo, una tela como esta ayuda mucho. La diferencia de la que hablamos radica en que no va tan pegada al cuerpo. No se busca esto. 

Se busca que dentro pueda entrar un jersey de manera holgada. Que puedas llevarla puesta tal y como harías con un jersey. Que te acompañe durante todo el día sin darte cuenta de que la llevas. Que sea una prenda de abrigo que entre contigo a casa y minutos después te acompañe en un taco al aire libre. ¡Hasta paseando tranquilamente en bicicleta por el campo resulta una perfecta compañera! En definitiva, que aguante todo tipo de avatares sin prestar atención a su cuidado o mantenimiento. 
Muy probablemente si en casa conservamos alguna chaqueta de algún antepasado y esta la usamos de vez en cuando estará confeccionada con una pesada y resistente tela. Bastará cambiar el forro y, a lo mejor, repasar alguna costura, pero la longevidad y el aguante de aquellos pesados tejidos asegura una larga vida. 

En concreto esta tela de la casa escocesa Holland & Sherry es un Harris Tweed de 430 gramos. Nadie como Holland para el Harris Tweed. Como recordaréis cuando hace tres años hablamos de las particularidades de este tejido, se caracteriza por su especial resistencia al frío, la lluvia y el viento. Aunque alguien pudiera vestirla en ciudad, claramente es un tejido rural y su uso debería restringirse al campo. Su tacto, aspecto y acabado así lo recomienda. Pero en el campo es una gozada; más si hace mal tiempo y aún así te gusta disfrutar al aire libre de todo lo bueno que este trae.
Además, de su holgada hechura encontramos detalles propios de una chaqueta de campo. En primer lugar, sus bolsillos. En el campo no hay maletines en los que meter llaves y objetos cotidianos y por ello se antoja recomendable unos grandes bolsillos donde meter desde una navaja, por supuesto de Albacete, hasta una gorra. Estos están cosidos por fuera, tipo parche, para facilitar el acceso rápido y cómodo y el fuelle con el que cuentan en el lateral consigue que por muchas cosas que en ellos metas no te resulte la chaqueta más incómoda; de ahí que el que forme alguna arruga de llenarlos no sea inconveniente. El bolsillo de pecho también es algo diferente y de fijarse veremos dos vivos. 

La espalda también cuenta con fuelles en cada una de las mangas. Este detalle hace que la chaqueta no quede tan limpia de líneas, pero a favor consigue una comodidad extra. Es esta comodidad la que busca esta chaqueta obteniendo una libertad de movimientos muy grande, libertad de movimientos que hace que te olvides totalmente de que la llevas. Te permite girarte, avanzar los brazos, agacharte a coger cualquier cosa durante el paseo. 
Aunque todavía no se aprecia, en la cintura está pensado coserle un cinturón. Este detalle, sin embargo, solo busca el aspecto estético de la chaqueta ya que no se abotonará en el frontal. Los ojales 3 para 2 son más que suficientes para mantener la chaqueta en su sitio y evitar que entre frío. Quedan algunos ajustes que hacer como en los hombros o en el largo de la chaqueta, de ahí que habrá que dejar pasar algunas semanas hasta ver el resultado final. 

Dar las gracias a Joaquín por dejarse liar una vez y por su pasión y cada vez mejor hacer en este campo al que tanto trabajo y cariño dedica. 

PD Desde aquí mandar un fuerte abrazo a Iñigo Olaizola quien me ayudó en la inspiración de la chaqueta y a quien deseo una recuperación lo más rápida posible. Un abrazo en forma de “V”. 

El Aristócrata

LA CAMISA

$
0
0
Estimados amigos:

Para esta semana tenía pensado publicar un artículo sobre el calzado más de sport. Sin embargo, a tenor de os acontecimientos he preferido dejaros un extracto de mi primer libro. Por su extensión creo que en estos momentos de casa pudiera ser mejor bienvenido. Seguro que aquellos que pagaron por el libro entienden que lo comparta gratuitamente.

“Un ojal realmente bien hecho, es el único vínculo entre el arte y la naturaleza.”  Oscar Wilde

La camisa es seguramente la prenda del armario del hombre más antigua de cuantas han llegado a nuestros días. No obstante, sería erróneo pensar que aquellas primeras camisas eran similares a las que hoy visten.

La camisa, tal y como se conoce hoy, es decir con una tira de botones en su parte frontal  no hace su aparición hasta 1871. No obstante, muchos siglos antes los hombres ya vestían una especie de camisola cuya evolución terminó derivando en la camisa actual. 

Hasta entonces los hombres cubrían su cuerpo con una especie de túnica de hilo que sin tener en cuenta medida alguna descansaba sobre sus cuerpos de forma holgada. Tanto estas túnicas como sus posteriores evoluciones se caracterizaron por tener que pasarse por la cabeza, como hoy se hace con las camisetas, para poderse vestir.
Si bien hoy no hay problema alguno en mostrar la camisa al exterior esto no siempre ha sido así. Hasta bien entrado el S. XIX las camisas eran consideradas como prendas de ropa interior y consecuentemente estaba totalmente prohibido mostrarla. Carecía de finalidad estética y solo servía para proteger del frío y para evitar que los olores corporales se filtrasen en las prendas exteriores sirviendo de parapeto frente a estos. Igualmente, las no pocas veces ásperas prendas exteriores obligaban a contar con camisas que protegieran el cuerpo del roce con aquellas. Con el mismo propósito las camisas eran cosidas con mangas largas y un cuello bastante alto. 

La consideración de la camisa como prenda interior explica por qué no es conforme a protocolo ni presentarse ante una dama en “mangas de camisa” ni desprenderse de la chaqueta en restaurantes. Si con seguridad ningún hombre se sentará a la mesa en camiseta interior tampoco lo debería hacer en camisa ya que al menos en este sentido el protocolo sigue considerando a ambas prendas como similares.
En la época Isabelina, la extravagancia de la época se apodera de los puños y de los cuellos de las camisa rematando ambos extremos con gorgueras de gran tamaño. A finales del S. XVIII, los encajes, las gorgueras y las camisas de almidón dejan paso a terminaciones menos pomposas de hilo blanco. Hasta la llegada de los primeros gemelos, los puños se cerraban con lazos de seda. Igualmente, las camisas sin ser tan armadas como antes si siguen contando con volantes abotonándose los cuellos con lazos y broches preciosos.  

Sólo a partir de finales del S. XIX la camisa empieza a ser considerada como otra prenda exterior y por tanto se empiezan a cuidar tanto sus medidas como su aspecto final. Es en estos años cuando la camisa blanca se apodera casi en exclusiva de los armarios de los hombres. 

La camisa blanca obligaba a los hombres a mantener una pulcritud total para evitar manchársela y evitar que sus amistades apreciaran cualquier tipo de mancha en ella. Solo los hombres más adinerados podían cambiarse varias veces al día de camisa y no mostrar mancha alguna por lo que la camisa blanca se convierte en la prenda fetiche de la alta sociedad de la época.
Por esta misma razón, las camisas a rayas o estampadas no eran aceptadas por la burguesía de entonces ya que se podía pensar que tras esos estampados se escondían posibles manchas. Para que nadie pudiera pensar semejante barbaridad y que los señores pudieran presumir de la clase social a la que pertenecían empezaron a vestir camisas con algún tipo de estampado pero manteniendo el cuello y los puños de color blanco.

Al ser todavía muy poco frecuente por parte del hombre no acompañar a su atuendo con algún tipo de chaqueta, los cuellos eran la parte más expuesta al exterior y consecuentemente más propensa a mancharse. Por ello y para evitar estar cambiando continuamente de camisa, de hacer caso a la historia de la vestimenta masculina, la Sra. Hannah Montague, en 1820, cansada de estar lavando continuamente las camisas de su marido decidió coserlas con un cuello desmontable para que con solo intercambiar éste y sin necesidad de volver a lavarla poder tenerla nuevamente de un blanco impoluto. 

Según las fotografías que han llegado a nuestros días, ya a principios del S. XIX se empiezan a introducir diferentes colores y estampados en las camisas. Si bien la alta sociedad de entonces sigue manteniendo el blanco como color predilecto en sus camisas, la clase trabajadora viste camisas azules cuyo color disimulaba algo mejor que el blanco las manchas que se formaban en ellas a lo largo del día.
Tuvo que andar todavía mucho el siglo XIX para que la aristocracia de época termina vistiendo también camisas de color. Sin embargo, todavía entonces ésta prefería mantener el cuello y los puños de la camisa de un blanco impoluto para así poder seguir manteniendo su status frente al exterior. 

Desde el S. XX las camisas de color o con algún estampado son aceptadas en la mayoría de los lugares. No obstante, los estampados lisos o a rayas siguen siendo los más adecuados para vestirse en un ámbito formal y en la ciudad. Por el contrario, las camisas a  cuadros son más informales y su uso siempre es más adecuado en el campo o fuera de la ciudad.

Las camisas de vestir no contarán con botones en el cuello, no tendrán bolsillo y serán siempre de manga larga. Si bien los puños pueden ser sencillos o dobles, según sea la preferencia de cada hombre, la posibilidad de acompañar a la camisa con unos gemelos aporta a ésta un toque muy especial y elegante. 

Cómo identificar una camisa de calidad

La oferta de camisas es hoy mayor que nunca. Sin embargo, la calidad de las mismas es cada día menor.

El hecho de que hoy un determinado cuello, un color o un logo sean suficientes para que la mayoría de los hombres decidan qué camisa comprar ha servido de excusa a las principales marcas para bajar considerablemente la calidad de sus camisas. Es muy poco probable que en el proceso de compra de una camisa el cliente pregunte sobre la composición de la tela, el número de cabos o el tipo de trenzado del hilo. Y si lo hace no sería de extrañar que más de un dependiente le mirase con cara de sorpresa.
A la hora de identificar una buena camisa se deberá tener en cuenta tanto el tejido de la misma como su terminación:

1-Así pues, en primer lugar es indispensable asegurarse de que la camisa esté confeccionada con una tela de calidad. Un buen tejido proporcionará una mayor duración a las características y colores de la camisa. 

Las tres notas básicas que establecerán la calidad del tejido serán la composición, el hilo y el tipo de trenzado. 

Respecto a la composición se deberían buscar compuestos naturales como el algodón, la lana, el lino o la seda. Se huirá de las mezclas donde el poliéster esté presente ya que la calidad de la camisa final se verá perjudicada. 

La composición que hoy se encuentra con más frecuencia es el algodón. Dentro del algodón existen diferentes calidades dependiendo por un lado de su suavidad y resistencia y por otro de la longitud de la hebra. Cuanto más larga sea la hebra mejor. Las mejores camisas de algodón serán las fabricadas con algodón peruano, egipcio o con el archiconocido Sea Island.

La elección del tipo de hilo es igualmente de gran importancia al ser la unión de muchos de éstos los que dan lugar a la tela resultante. El hilo puede estar formado por uno o por dos cabos. El hilo de calidad siempre será a dos cabos, esto es, dos hilos entrelazados y enrollados entre sí que aportan mayor duración a la camisa. 
Otro término con el que seguramente se encontrarán los hombres que acudan a una camisería de prestigio será el que se indica con un “2x2”. Una buena tela además de ser a dos cabos debe contar con hilos verticales (urdimbre) y con hilos horizontales (trama). A esto es a lo que se denomina 2x2. 
Para terminar con las características del hilo es obligado hablar del grosor del mismo o, lo que es lo mismo, del título. Cuánto más delgado sea el hilo, mejor será su tacto y la calidad de la camisa resultante. Una camisa de calidad normal suele tener un título de unos 50´s a un cabo; una buena de unos 80´s a dos cabos; y sólo las mejores tienen un título por encima de 100´s…. y siempre a dos cabos.

La última característica que se debe tener en cuenta a la hora de escoger la tela de la camisa es el trenzado del hilo. Según sea el tipo de trenzado se conseguirá una textura u otra. Existen infinidad de trenzados como el popelín, el oxford, el piqué, la viyela, el voile, el fil a fil, el twill, la franela, la pana etc. El trenzado escogido será el responsable tanto del aspecto final del tejido como de lo caluroso de la camisa.
Una camisa que cuente con una buena tela y sea cuidada con cierto mimo puede durar hasta seis años incluso lavándose una vez por la semana.

2-Una vez comprobado que la camisa cuenta con la calidad deseada hay que cerciorarse de que la terminación de la camisa está acorde con los más altos estándares de terminación.

Si en solo detalle tuviera que fijarse un hombre para establecer si la camisa que tiene delante de él cuenta con una buena terminación éste sería sin lugar a dudas el cerciorarse que efectivamente los dibujos casan en las diferentes costuras. Esto se puede apreciar con facilidad en la unión del hombro y de la manga. El que en una camisa no casen las costuras no significa que no se hayan podido cuidar el resto de detalles. Pero, sin embargo, una camisa donde no casen los dibujos nunca podrá ser considera como una gran camisa. 
La otra característica que junto al casamiento de los dibujos establecerá el mayor o menor nivel de la calidad de la terminación de la camisa será la calidad de la mano de obra empleada. Hoy exceptuando las camisas que se confeccionan a medida, y no todas, éstas se cosen a máquina y no por las manos de camiseros. De no acudir a una camisería y mandar confeccionar a medida la camisa, algo muy aconsejable como veremos en el siguiente capítulo, hay que asegurarse de que al menos los ojales sí han sido cosidos a mano. 
Es poco frecuente en una camisa de confección industrial encontrar su parte alta trasera dividida en dos partes. El uso del canesú en la camisería industrial no deja de ser un instrumento de marketing pero siempre es bienvenido al darle a la camisa un toque más artesanal.

Solo en las mejores camisas de confección se podrán encontrar pinzas en la espalda que  aporten mayor amplitud de movimientos. De no contar con ellas al menos habrá que conseguir que la camisa quede lo suficientemente entallada como para evitar cualquier exceso de tejido en la parte posterior de la camisa y así evitar tener que ajustarla constantemente.

Una buena camisa debe ofrecer la posibilidad de introducir en el cuello unas ballenas que permitan mantener las puntas de éste rectas y conseguir de esta forma que no se despeguen de la pechera de la camisa. Las ballenas se pueden encontrar en materiales como plástico, níquel, plata, madre-perla etc. En algunos casos existe la posibilidad de bordar sobre ellas las iniciales o el nombre. Por normal general, las buenas camisas llevarán un juego de ballenas de repuesto.

En las zonas donde se produce un mayor desgaste, la camisa contará con un dobladillo de la tela y cosido con una doble costura. 
Otro de los detalles que diferencian a una buena camisa es el número de puntadas por centímetro con las que se hayan cosido las diferentes piezas de la camisa. Cuantas más puntadas haya, más resistente será la camisa. Una camisa de calidad deberá poder presumir de contar con al menos ocho puntadas por centímetro. 

Los botones suelen ser de algún material resistente como el nácar. Los más utilizados por su particular resistencia son los botones del material conocido como madre perla. 

Uno de los detalles que claramente establece la calidad de una camisa es el número de pliegues que unen la manga con el puño. Normalmente, una camisa de mediana calidad no suele contar con más de dos pliegues. Sin embargo, una camisa de alta calidad suele lucir siempre un mínimo de tres. 

La existencia de un pequeño triángulo uniendo la parte delantera y trasera de la camisa denota esmero en la fabricación de la camisa y la hace más resistente. Sin embargo, aunque hoy este detalle es introducido por muchas casas de camiseras como un mero instrumento de marketing.
Al igual que ocurría cuando se hablaba de la importancia de la calidad de la mano de obra en la confección del traje, en las camisas también ésta resulta vital. Si bien encontrar una camisa cosida enteramente a mano es imposible de no acudir a una buena camisería, al menos los ojales y los botones sí deberían estar cosidos a mano.

Aquellos señores que así lo deseen deberían contar con la opción de poder grabar sus iniciales en la camisa. 

Hasta finales del S. XIX los cuellos de las camisas podían ser de dos tipos. O de ala, todavía presentes acompañando al frac y al esmoquin, o vueltos. Igualmente, existía la posibilidad de comprar ambos cuellos por separados e intercambiarlos según la ocasión lo requiriese. 

Hoy la oferta de modelos de cuellos es muy variada y su correcta elección además de los gustos personales también de las medidas y particularidades del rostro del hombre. 

Medidas a tener en cuenta en su elección

Una correcta hechura de la camisa puede disimular desde una nuez abultada o un cuello con exceso de papada hasta, por ejemplo, un hombro caído. Si bien conseguir esto resulta imposible de no acudir a la camisería a medida, conociendo los trucos que a continuación se exponen resultará siempre más fácil acertar con la elección de esa nueva camisa.  

Normalmente cuando un señor  va a adquirir una camisa se fija principalmente en el diseño de la misma para orientar su elección. La mayoría de las veces es un tipo de línea o un modelo de cuadro el que hace al hombre decidirse por una camisa u otra. Este tipo de diseño unido al color de la camisa es lo que finalmente decanta la elección de una camisa u otra.
Sin embargo, cada día más, el potencial comprador se fija en los diferentes tipos de cuellos para hacerse con una camisa u otra. Por ello, el cuello se ha convertido en un elemento más de marketing de las casas de moda para atraer a nuevos clientes. 

La elección del tipo de cuello es de gran importancia ya que escogiendo, por ejemplo, un cuello más abierto u otro más cerrado se podrá dar entrada a un nudo más fino o a otro más gordo. Igualmente, la abertura del cuello así como el largo de sus puntas obligará a optar por una chaqueta con las solapas más abiertas o más cerradas.

A pesar de esto, son todavía muy pocos los señores que escogen un tipo de cuello ateniendo a la complexión de su rostro. Una buena relación entre el cuello de la camisa y el rostro de su portador puede conseguir desde adelgazar una cara ancha hasta encoger un rostro alargado.
Así, los hombres con la cara estrecha deberán buscar cuellos con solapas separadas y cortas. El conocido como cuello italiano será el más indicado para ellos. Según sea la estrechez del rostro así deberá ser el grado de abertura de las puntas de su camisa. Para los rostros más estrechos el cuello conocido como full cutaway, caracterizado por tener sus solapas muy separadas, será de gran ayuda. 

Si se acompañase una cara delgada de un cuello de puntas largas y solapas próximas entre sí sólo se conseguiría acentuar si cabe más la estrechez de ese rostro.

Los señores de cara ancha o redondeada, por el contrario, saldrán más favorecidos de escoger cuellos estrechos y de puntas largas. Escogiendo un cuello inglés, caracterizado por tener las solapas visiblemente más alargadas y estrechas que el italiano, estos hombres conseguirán engañar al ojo curioso mandando al exterior un mensaje de rostro poco grueso. 
Si los hombres de rostro redondeado se decantan por un cuello italiano darán la impresión de tener un rostro todavía más ancho del que ya poseen. 

Aquellos hombres que contando con un rostro normal pero algo ancho encontrarán en el cuello francés un buen aliado. El cuello francés es muy parecido al inglés en cuanto a sus puntas alargadas. Sin embargo, éstas están algo más separadas dejando ver una parte mayor del nudo de la corbata. Al igual que el inglés, el cuello francés da la sensación de alargar el rostro del caballeo que lo viste produciéndose con dicho alargamiento automáticamente un estrechamiento del mismo. 

Los señores que tengan una cabeza alargada deberán decantarse por camisas con cuellos con puntas también alargadas y de solapas anchas. Estos señores de escoger un cuello con solapas de reducidas dimensiones acentuarían el largo de su rostro. Por ello, deberán buscar cierta homogeneidad escogiendo puntas más largas.
Por el contrario, aquellos hombres de rostros chatos escogerán un cuello con puntas cortas para alargar varios centímetros su contenido rostro.  

También es importante antes de escoger una camisa u otra analizar el tamaño de la cabeza. Así pues, los hombres con una cabeza de dimensiones importantes deben escoger camisas con un cuello con solapas anchas y abiertas. Según sea mayor el tamaño de esa cabeza mayor deberá ser el grado de abertura de las solapas del cuello. 

Sin embargo, aquellos señores con una cabeza de reducidas dimensiones tendrán que buscar camisas con solapas pequeñas para que les hagan aparentar tener una cabeza más grande.  

Si la fisionomía del rostro y de la cabeza es importante para escoger ese cuello que mejor resultado puede proporcionar a la imagen final, también resulta fundamental analizar la longitud del cuello de cada hombre. Jugando con los diferentes tipos de cuellos de camisa se puede disimular un cuello largo o alargar uno de reducidas dimensiones. 
Los señores de cuello largo saldrán favorecidos de vestir camisas con cuellos con puntas largas y solapas anchas ya que este tipo de camisas dan la impresión de acortar el cuello. Si bien este pequeño truco puede ayudar a los hombres a disimular su largo cuello, no hay nada como acudir a la camisería a medida y mandar coser un cuello a la camisa que abotone más arriba que lo que hacen normalmente la mayoría de las camisas.

Por el contrario, si el cuello del hombre es corto el cuello de la camisa deberá ser también de reducidas dimensiones. Igualmente, dependiendo del nivel de acortamiento del cuello así deberá ser el grado de apertura de las solapas del cuello de la camisa. Cuanto más corto sea el cuello del hombre más abiertas las solapas del cuello de la camisa deberán estar. 

Basta con ponerse delante de un espejo con camisas con diferentes tipos de cuello para de un rápido vistazo ver como el mismo rostro puede engordar, adelgazar, estirarse o encogerse de usar uno u otro. 
Una vez se tenga claro qué tipo de cuello es el que mejores resultados aporta a cada hombre hay otros detalles que también son importantes considerar antes de decidirse por la compra de una u otra camisa.

Así pues, resulta importante que bajo el nudo de la corbata se esconda la tela que separa los picos de la camisa. Si los picos del cuello están muy separados podría ocurrir que el nudo de la corbata no fuera suficientemente grande para ocultar tras él toda la tela y quedara a la vista parte del cuello de la camisa. Por ello resulta aconsejable antes de adquirir una camisa tener en cuenta el tipo de nudo preferido por cada hombre.
Es de todo punto fundamental que los puños de la camisa sobresalgan por las mangas de la chaqueta. Esta es una norma básica de la elegancia masculina que sin embargo no es tenida en cuenta por los hombres tanto como fuera deseable. Debido a que las mangas de la chaqueta se marcan en el momento de la prueba, sin ni siquiera a veces el cliente haber dado unos pasos con ella puesta, es frecuente que una vez en casa y tras vestirla unas cuantas horas las mangas de ésta parezcan haber “encogido”. 

Con enseñar un centímetro y medio del puño de la camisa será suficiente. En todo caso y para estar seguros de que la parte del puño que sobresale de la manga no es excesivo bastará con cerciorarse de que el gemelo o el botón quedan ocultos por manga de la chaqueta.
Resulta conveniente que la longitud de la camisa sea lo suficientemente larga para que no se salga del pantalón incluso al agacharse. Por este motivo, no habrá que alarmarse de encontrar camisas cuya parte trasera fuera más larga que la delantera.

Si bien una camisa nunca será una camiseta y por lo tanto no debería quedar tan ceñida como ésta, sí es importante que se adapte al cuerpo sin que quede visiblemente holgada. Tan  importante es, por ejemplo, que no tire de la sisa como que no se formen bolsas en los costados. Tan feo es el efecto óptico de unas mangas largas como que quede estrecha a la altura del pecho.

El fuerte marketing de ciertas casas de ropa ha conseguido que a la hora de comprar una camisa los hombres den demasiada importancia a su etiqueta. Sin embargo, todavía quedan señores que conocen de la importancia de contar con una buena tela y con una acertada hechura. Para estos, la marca que lleve cosida su camisa es algo secundario y prefieren gastarse su dinero en camisas hechas a medida y a mano donde no es un logo sino la hechura la que habla de la calidad final de la prenda adquirida.
La camisa de confección industrial, al igual que se vio cuando se hablaba de los trajes, está pensada para ser vestida por un hombre con unas medidas estándar las cuales no tienen por qué coincidir con las del señor que finalmente va a adquirir la camisa. Puede ocurrir, por tanto,  que si bien el cuello y el largo de las mangas se adapten a su comprador esto no ocurra con el resto de medidas. Así, un hombre con un tórax fornido y otro con uno delgado pueden perfectamente terminar escogiendo la misma talla de camisa con resultados muy diferentes. 

Por todo ello y para asegurarse que la camisa cuenta con las medidas perfectas, los hombres más exigentes con su imagen terminan siempre acudiendo a la camisería a medida; entendiendo por camisería a medida aquellas que obviamente van mucho más allá de limitarse ofrecer a sus clientes una tela, unos tipos de cuellos y unos modelos de puños. 

Con el objetivo de que la camisa no forme arruga alguna y de la sensación de ser sencillamente como una segunda piel, al privilegiado cliente de una buena camisería a medida se le tomarán varias medidas. Así pues, se le medirá desde el pecho, la cintura, la cadera, la longitud de los brazos, la espalda, el contorno del cuello, ambas muñecas etc.
Después de la toma de medidas se dibujará un patrón por cada pieza de la camisa el cual se pasará a la tela para ser cortado. Al contrario de lo que ocurre con los trajes a medida, la camisa a medida no se suele probar en mitad de su proceso de confección. Solo las camiserías más prestigiosas darán a su cliente un prototipo de camisa con las medidas finales para que la vista y la lave unas cuantas veces y de esta forma poder hacer los últimos ajustes sobre la que será la camisa final. 

Igualmente, el cliente de la camisería a medida puede escoger desde la longitud, el ancho y el grado de apertura de los picos del cuello hasta una forma más redondeada o más en línea recta. Igualmente, podrá diseñar el tipo de puño que más le guste, podrá elegir el número de pliegues que unan la manga al puño, un cuello con entretela o termofijado, el largo de la parte trasera de la camisa etc. 

Otra gran ventaja de la camisería a medida es que sus camisas duran más. Esto se debe principalmente a dos motivos. Por un lado, las telas empleadas son de mayor calidad y por lo tanto son más resistentes, y por otro, aquellos hombres que vean como con el tiempo el cuello de sus camisas se les termina rozando o el puño se les desgasta por el propio uso o por el roce con el reloj sólo tendrán que acudir a su camisería para que usando la misma tela le cambien las partes afectadas. 
Con seguridad, el afortunado cliente de una buena camisería no tendrá que preocuparse ni de que casen los dibujos de las diferentes costuras, ni de que los ojales estén cosidos a mano, ni tan siquiera tendrá que comprobar que su camisa cuente con más puntadas por centímetro que lo que con seguridad hará la mejor camisa industrial.  Todo ello se dará por descontado y simplemente el nuevo propietario tendrá que limitarse a disfrutar viendo como su camisa no muestra arruga alguna independientemente de la situación que adopte olvidándose, igualmente, de ajustarse el sobrante de la camisa por debajo del pantalón como sí lo tendrán que hacer los hombres que hayan acudido a la camisería industrial.

Si se tiene en cuenta que hoy tristemente en todos los lugares de trabajo los hombres se desprenden de su chaqueta parece más obligado hoy que nunca cuidar la elección de la camisa  prestando una especial atención a sus medidas. 

El Aristócrata

ZAPATILLAS DE PASEO

$
0
0
Una sensación de vacío hace cada día más difícil escribir de algo totalmente intrascendente hoy como es el buen vestir. Abrir cualquier diario nos recuerda lo felices que éramos y lo ignorantes que fuimos para no darnos cuenta.  Éramos felices y no lo sabíamos. 

Creo que hay muchos motivos para la esperanza y solo se trata de resistir unas semanas mas. Seamos justos y reconozcamos que los abuelos de este mundo también tuvieron su toque de queda. Pero ese toque de queda les exigía refugiarse para evitar bombardeos o perder la vida de manera violenta. El nuestro, por el contrario, es una reclusión que nos permite seguir rodeados de los nuestros y disfrutar de un millón de cosas a su lado. Y no menos importante: con la certeza de que nadie tirará la puerta de la casa para llevarse a uno de los miembros al que no volvamos a ver. Claramente somos unos grandes afortunados y el que no lo vea así debiese refugiarse estos días en libros de historia. 
Mientras se vence al virus toca llenar las horas libres con actividades caseras. Una de ellas pudiera ser meter toda esa ropa que llevamos mas de un año sin usar en maletas listas para donarse a quienes en vista de la gran crisis económica que se avecina pudieran necesitarla. Otra limpiar por fin todos esos zapatos que tenemos algo olvidados. Y, por qué no, soñar con pasear por la arena de alguna playa dentro de unos meses. Qué importante es tener una meta para seguir vivo.

Conviene para elevar el alma vestirnos también con algo más de esmero a lo que estos días muchos están haciendo. El problema no es tanto descuidar la ropa, sino el hecho de que si lo hacemos es sencillamente porque nuestro estado de ánimo está como ella, vieja y triste. Un aseo diario, idéntico al de hace solo unas semanas, y deporte (ver el video de esta semana por si ayuda) seguro que también echa una mano a estar algo más felices. Incluso la lectura de un libro se saborea más de estar adecuadamente vestido.
Ese paseo por el campo o nuestro lugar preferido llegará. Tarde o temprano, pero llegará. Y quizás es paseo tan añorado pudiéramos hacerlo con unas zapatillas tan cómodas que nos permitirían que solo el reloj nos indicara la hora de volver a casa. Seguro que después de estas largas semanas de no poder salir de casa los paseos se alargarán muchas horas. 

Los tiempos cambian como también lo hace la ropa de cada generación, de hecho, dicha ropa es un buen reflejo de la sociedad de cada momento. Siempre habrá piezas que debido a su importancia y calado en la sociedad aguanten los envites de la moda. Otras, en cambio, aparecen y desaparecen sin prácticamente darnos cuenta. No obstante, la mayoría de las prendas adoptan a lo largo de los años formas diferentes para dar respuestas a momentos temporales también diferentes. 
Uno de estos casos es el que hoy nos ocupa: las zapatillas. Hasta hace no tantos años el sport se hacía acompañar casi siempre de zapatos. Estos solían contar con cordones o, en su defecto, hebillas. Solo las personas que buscaban una mayor comodidad se valían de mocasines. Hoy los zapatos siguen teniendo un lugar privilegiado acompañando a trajes y conjuntos formales. Sin embargo, el sport, a pesar de contar hoy más que nunca con zapatos de gran belleza, cada vez se sirve más de zapatillas. La variedad de ellas es inmersa y rara es la marca que no tenga una línea propia. Otras han preferido traer a la vida modelos que les dieron una enorme fama treinta años atrás. 

Sea por nostalgia o por sus líneas intemporales lo cierto es que estas se vuelven a vestir tanto o más que entonces (Smith, New Balance, Reebok…). Pero ni de estas ni de las que cuentan con un gran logo para poder presumir de llevar en los pies una marca de lujo (Gucci, Louis Vuitton, Golden Goose…) vamos a hablar este fin de semana. 
Por el contrario, hagámoslo de las que se valen de cierta calidad en su fabricación, del uso de cuidadas pieles y de diseños especiales, pero no identificables por el gran público. Detrás de estas están artesanos tradicionales que han visto que el mismo cliente que les encargaba un Oxford a medida para su traje, ahora, en su tiempo libre, le gusta vestir un zapato más cercano al de una zapatilla. 

Casas artesanales como Berluti, Gaziano & Girling, Altan Bottier, John Lobb o Weston han incluido en su oferta modelos de zapatillas de confección de gran belleza. Otras marcas generalistas como Dunhill, Tom Ford, Common Projects o Brunello Cucinelli también ha centrado sus esfuerzos en crear zapatillas no llamativas en colores, materiales o con enormes suelas y donde enseñar una marca no es el objetivo. 
Los modelos que salen de estas casas huyen del uso del pegamento y sus suelas son cosidas, en algunos casos, de manera similar al cosido artesano de sus zapatos. La mayoría no son de lona sino de piel, una piel que es frecuente verla patinada en colores que van desde el marrón hasta el azul. Cuentan con cordones y su corte aún siendo de lo más actual se puede clasificar como clásico, más de ver las propuestas llamativas de muchas otras casas. Las suelas suelen tener cierto tamaño buscando una comodidad extra frente al zapato clásico. Aunque algunas de estas suelas son de material Eva, la mayoría son de goma. 

La piel, como en cualquier zapato, cederá algo adaptándose con el paso de los días a la forma del pie. No obstante, es importante asegurarse que el ancho es el adecuado pues, al contrario que en los zapatos, la goma que recubre el exterior de la zapatilla no cederá pudiendo resultar incómoda. 
El cuidado es idéntico al de cualquier otro zapato, agradeciendo el uso de una horma de madera y un descanso de al menos un día tras su uso. A pesar de lo bonitas, y cómodas, que puedan llegar a ser es importante recordar siempre su uso informal y no vestirlas, como empieza a ser frecuente, con traje. Tanto para conducir como para un largo desplazamiento, con jeans o con un chino, a la mañana o a la noche, estas “zapatillas” se merecen un hueco en cualquier buen armario. 

Mucho ánimo a todos y no dejéis de tener preparadas las vuestras pues aunque pienso que nos quedan por delante al menos dos meses de estar en casa, también estoy seguro que vamos a disfrutar de los largos días de verano como hace muchos años que no lo hacíamos.

El Aristócrata
Viewing all 688 articles
Browse latest View live