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BESPOKE LXXXV: VIVA EL TRAJE Y LA CORBATA

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En los tiempos que corren, vestir de traje representa un acto de auténtica rebeldía. Cada día se viste menos y los que lo eligen lo hacen peor, prescindiendo de algo tan necesario como la corbata.

Si hace unos años, no tantos, acudir diariamente al trabajo con traje era lo aceptado socialmente y hacerlo en mangas de camisa no era visto con buenos ojos, hoy, probablemente por la influencia mundial de las empresas más populares estadunidenses, han cambiado las tornas. Hoy, claramente es más revolucionario un sencillo traje azul y unos zapatos negros de cordones que unos chinos, una camisa y unos zapatos de no muy buen aspecto. En España ni empresarios, ni políticos, ni escritores, ni actores, ni deportistas, ni presentadores… visten de manera cuidada, se representen solo a ellos, a miles de empleados o estén siendo visualizados por millones de espectadores. 
Pero precisamente por ello, aquel que cuida mínimamente su aspecto destaca fácilmente sobre el resto. Y valga este artículo para revindicar la importancia del traje y, por supuesto, de la corbata. Imposible entender uno sin el otro. Pero vayamos más allá y defendamos la vigencia no solo del traje, sino del traje cruzado; el traje más elegante de cuantos existen. El convencional es correcto, el dos piezas más relajado, el tres piezas siempre especial pero ningún traje aúna elegancia y estilo como lo hace el traje cruzado.  

Haciendo oídos sordos a una sociedad que ha perdido el concepto de la estética y a aquellos que solo compran ropa para cubrirse, volvimos a visitar este verano algo tan trasnochado, pero tan romántico, como una sastrería tradicional. La sastrería de nuestro amigo D. José María Reíllo. Y, cómo no, lo hicimos para encargarnos un traje cruzado cosido por su taller a mano. 
Aunque pocos se atrevan a innovar, la variedad de estampados entre los que escoger es hoy más amplia que nunca. Nada tan seguro como el traje cruzado liso azul marino, todo un imprescindible, ni nada tan atemporal como un POW, aunque tampoco nada que imprima un toque formal y elegante como el conocido como dibujo diplomático. Si el diplomático azul marino es perfecto para los países con poco sol, el gris, como también ocurre en su versión lisa, es más utilizable en España al ser siempre bienvenido con luz solar. 

A la hora de elegir un estampado diplomático hay que tener en cuenta que la clave de los tejidos diplomáticos radica en el tipo de raya y en lo oscuro del tejido. Si a rayas más anchas, marcadas y separadas un traje más informal, a rayas más finas, pocos marcadas y juntas un traje más formal. Igualmente, si los azules marinos son más propicios para la noche, los claros, tipo azul petróleo, combinan mejor con la mañana. Y algo similar ocurre con los grises. Si los más oscuros encuentran en el invierno a un buen compañero, los claros hacen lo propio con la luz y alegría de la primavera y el verano. 
Nuestro traje es de un gris bastante claro, las horas que vestimos traje suelen ir acompañadas de luz solar, de una línea fina y de una separación importante. Con ello no buscamos otra cosa que el de contar con un traje lo suficientemente serio como para poder ir a trabajar con él, pero también algo informal como para disfrutar de una imagen algo desinhibida y relajada.

El corte es marca de la casa que habéis podido ya ver aquí en otros de sus trajes. No especialmente ceñido, hombros bastante naturales, corte recto, largo atemporal, preciosos y largos ojales, solapas rectas de medidas según torso, pantalón de pinzas, ausencia de pasadores de cinturón, corte alto, boca de 21cm, dobladillo. 
Si bien es cierto, que cada día los forros son más atrevidos y divertidos, nos decidimos por uno sencillo burdeos que consigue un bonito contraste con el gris (a esto no hay que darle demasiada importancia pues nunca se verá). Lo que sí se agradece es ver las puntadas a mano que unen el forro a la tela principal, los refuerzos en los laterales de los bolsillos para evitar que se puedan estropear de meter y sacar la cartera. 

Cierto que los dibujos, como no podía ser de otra forma, casan en los bolsillos, que medidas de la chaqueta y pantalón guardan total proporcionalidad y que es tan cómodo como ligero el tejido de H&S utilizado. Sin embargo, si algo me gusta de los cruzados de José María es el corte y cruce de sus chaquetas. No aprietan, te dan libertad de movimientos, aparentan ser algo ceñidas aun cuando por dentro son muy anchas, no piden desabotonarse, no incomodan y se mueven contigo sin necesidad de tener que ajustarte el cuello o la propia chaqueta en ningún momento. 
PD En un próximo artículo mostraré todos los detalles de costura.

El Aristócrata

BESPOKE LXXXVI: DETALLES ARTESANALES

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Finalmente, no pude publicar antes de verano el resultado de la chaqueta de campo. Aprovechando que llueve a mares en Madrid y esto parece ya más otoño que verano parece buen momento para intentarlo. Además, hay bastantes detalles artesanales que sería una pena quedaran olvidados.

Como ya hemos comentado en alguna ocasión, hoy más que nunca nos paramos a pensar qué comprar y la calidad y durabilidad pasan a tener un papel primordial en dicha decisión. Incluso están a la misma altura que estilo o precio. Y precisamente esta chaqueta, por el tejido escogido y por la manera en que ha sido cosida, cumple con los requisitos de calidad y durabilidad. Sobre si tiene estilo no lo sé pues es algo siempre subjetivo, pero a mi personalmente me parece su resultado muy especial. Para los que os perdisteis su proceso de confección, su finalidad y el uso para el que está pensada podéis verlo en este link: la chaqueta de campo

Su corte puede recordarnos a otras chaquetas realizadas por Joaquín Fernández – seguro que todos conocéis ya su nuevo espacio, pero si no lo habéis hecho os recomiendo encarecidamente que lo hagáis pues no hay muchas sastrerías, y no solo en España, como la suya -. Y a ese corte tan suyo, ceñido en la cadera, solapas redondeadas, corta y hombros algo marcados le hemos añadimos muchos detalles para hacer solo nuestra esta chaqueta. Habrá otras con la misma tela, pero ninguna como esta. Será nuestra chaqueta y la de nadie más; el placer de personalizar. ¡Qué delicia la sastrería!. 

Los detalles de los que hablamos son, además bastante visibles. Empezando por los hombros que cuentan con algo de redoble; conocido por todos como chorizo. Esto fue petición personal pues creo que las chaquetas de sport agradecen esta terminación. Esta solución, aunque ahora en desuso por la popularidad del hombro napolitano, ha sido una seña de identidad de la sastrería española durante muchos años. Fácil era reconocer un traje artesanal mirando directamente a esta parte de la chaqueta pues hacerlo a máquina no era posible. Más allá de su reciente resurgir, es cierto que añade una comodidad extra. 

La sisa de esta chaquea no va tan alta como en mis trajes de calle, con ello se pierde cierto ajuste en el cuello, pero se gana en comodidad y amplitud. Las solapas de muesca tan anchas como para al desdoblarse puedan sobreponerse una sobre la otra y tapen enteramente el torso. Esto no solo es un detalle estético pues, con seguridad, serán muchas las veces que tocará protegerse del frío. 

El bolsillo de pecho también es muy diferente a los que estamos acostumbrados a ver en todas mis chaquetas. Este cuenta con dos vivos consiguiendo un resultado bastante personal e informal; algo que combina muy bien con el mensaje campero de la chaqueta. De hecho, tras probarlo resulta más estético mostrarlo libre, sin pañuelo de bolsillo alguno.

Quizás uno de los detalles más visibles de esta chaqueta sean sus bolsillos de fuelle. Están cosidos tipo parche pudiéndose ensanchar para introducir todos esos objetos que una larga caminata por el campo agradece liberar de las manos. A dichos bolsillos, al contrario de lo que se hace en las chaquetas de traje, se les ha cosido una solapa para evitar que nada pueda salir despedidos de ellos. El botón con el que se cierra es, como también los del frontal, de tipo balón realizados en piel. También estos ojales están cosidos, como siembre debiese ser en cualquier buena chaqueta, a mano. Aunque dos ojales en la manga hubieran sido probablemente más útiles de cara a un uso rural, Joaquín terminó recomendándome tres por si alguna vez la chaqueta viera el cemento. 

En su parte trasera destaca la martingala – el cinturón trasero – que evoca más al de la chaqueta Norfolk que a la cosida originariamente en las prendas militares. Aunque en aquellas chaquetas se utilizaba para anudar la chaqueta por su parte delantera, en la nuestra no tiene utilidad alguna más allá del efecto estético del propio cinturón y del discurrir de la tela sobrante por debajo de este. 

No obstante, tengamos en cuenta que de ser de fisionomía atlética podríamos coser este cinturón a una chaqueta de proporciones anchas (recordemos el “London Drape”) recogiendo el sobrante de tela resaltando el paso de una espalda fuerte a una cadera estrecha. Es importante tener en cuenta que de coser el cinturón para recoger tela, los kilos extras que puedan venir con el tiempo limitarán la libertad de movimientos. Esto se puede solucionar cosiendo botones y ojales practicables en el cinturón, algo que en el caso de nuestra chaqueta creo que la recargaría demasiado. 

Si os fijáis en las fotos veréis unos fuelles a ambos lados de la espalda. Estos buscan obtener una mayor libertad de movimientos. Similar técnica a la utilizada en los bolsillos frontales, la tela se dobla por el interior para cuando al alargar o relajar los brazos el tejido se estire o encoja como haría un acordeón. En nuestro caso decidimos coserlos a cada lado de la espalda por considerarlos más estéticos. No obstante, la misma sensación de libertad se consigue de coser solo uno en la mitad de la espalda o dos a la altura de las sisas. Seguro que recordáis el fuelle central que cosimos en la chaqueta que diseñé para los conductores de Bentley. Esta permitía a dichos conductores conducir con ella cómodamente puesta. Igualmente, los fuelles, sobre todo los cosidos en las sisas, ayudan a cazadores a la hora de usar la escopeta y a jinetes a maniobrar encima del caballo. 

También un objetivo práctico era el buscado con el largo de la chaqueta. Esta, como ya explicamos en capítulos anteriores, está diseñada pensando en un uso exclusivamente rural. Por ello, el que tuviera doble abertura trasera y fuera algo más corta que lo que son las chaquetas de traje, y también de sport, perseguía esa libertad extra tanto a pie como a caballo. 

Esperando os haya gustado os deseo una buena entrada en el otoño.

El Aristócrata

LA IMPORTANCIA DE LA IMAGEN

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La ropa es, en muchas ocasiones, la única responsable de hablar por nosotros. Una determinada elección envía al receptor un mensaje bastante directo sobre quienes somos. Si no se va a producir conversación alguna solo esta y cierto mensaje corporal hablan de nosotros.

Obviamente, con conversación por medio la imagen inicial puede verse reforzada, alterada o incluso totalmente cambiada. Pero qué duda cabe que un buen comienzo siempre ayuda. 

Las fotos que ilustran este artículo son bastante claras al respecto. Sin entrar a valorar la valía, o no, de ambos personajes (no se publicará ningún comentario que vaya en ese sentido) parece claro que sus atuendos envían mensajes bastante diferentes. Y no solo los atuendos aquí fotografiados, al final se trata en ambos casos de trajes, sino el corte de estos es el que habla más de quien lo viste. 

De entrada, el corte de Felipe VI habla de una persona más seria, aunque también posiblemente más distante. Más recto en sus decisiones y con mayor autoridad. Si preguntáramos a un niño que no los conociera quien pensaría que de los dos más manda seguramente señalaría a Felipe VI – su estatura también ayudaría al niño a llegar a tal conclusión -. Si nos preguntáramos a nosotros mismos quién vemos cómo mejor representante, muy probablemente, escogeríamos a Felipe VI – al margen de toda valoración política; de no conocerlos y basándonos solo en su aspecto físico. 

El vestir bien o mal tiene más que ver con la cuna, el gusto o el respeto que con el bolsillo. Un traje con una buena hechura no tiene por qué ser más caro que uno mal terminado. Es el mismo precio el de un pantalón que arrastra que el que termina en su sitio, al igual que una chaqueta que no hace arrugas no tiene por qué costar más que la que no las hace. Y, por supuesto, un pantalón bien planchado solo requiere saber que este queda más bonito con su raya marcada, y sin arrugas, que con ellas. ¡Qué importante es la plancha y cómo se nos olvida!

Los lectores de esta página vestís bastante mejor que lo que hoy vemos por la calle. Y lo hacéis por cosas tan sencillas como por conocer que los extremos de los cuellos de las camisas deben quedar ocultos tras las solapas del traje. Por saber que las chaquetas de traje deben cubrir el trasero y ser más largas que las de Pedro Sánchez. Por conocer el protocolo de colores y modelos de zapatos y dejar, no como hace Felipe VI constantemente, el mocasín para conjuntos menos formales. 

Recuerdo con motivo de una entrevista que realicé a Jaime Gallo, sastre de Felipe VI, como este me apuntaba que el traje tenía que quedar bien en la foto. Y hay que reconocer que si bien los trajes de Felipe VI pierden parte de su encanto en movimiento, en parado, sobre todo las chaquetas, son dignas de admiración. Sobre los pantalones, hay quien apunta que le podría beneficiar un pantalón más estrecho con una boca también de menor diámetro. Sin embargo, creo que el pantalón guarda la justa proporción con las medidas de la chaqueta. De cambiar el pantalón, para guardar dicha proporcionalidad, habría que modificar también ligeramente las medidas de la chaqueta. 

Al fijarnos en el traje de nuestro Presidente, vemos como en afán de parecer algo más moderno y cercano su traje da la sensación de quedarle pequeño. Así al menos lo dan a entender el largo de manga, de la propia chaqueta y de lo pitillo del pantalón. Esto solo consigue, además de un mar de arrugas, que se vea el cinturón, que las solapas no cubran parte del cuello o que el pantalón parezca más unos chinos que uno de traje.

La elección de los colores también manda mensajes sobre nosotros, siendo por ello recomendable que se escojan no tanto en base a nuestro gusto personal sino a aquellos que mejor resaltan nuestro rostro. De ahí que, como ya vimos en el capítulo de elección del color, sea recomendable tener en cuenta los tonos de nuestra tez y del pelo; así como su contraste. En base a estas premisas tanto las corbatas como las camisas de Felipe VI consiguen el objetivo de mandarnos un mensaje pausado y tranquilizador. 

En un mundo donde todo va tan deprisa y apenas hay tiempo de pararnos a descubrir a las personas, será nuestra imagen y nuestra ropa las que hagan que gente se forme una su idea de nosotros. 

El Aristócrata

LA SASTRERÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

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No corren buenos tiempos para el comercio en general, y menos para la sastrería. La sastrería no deja de ser un capricho; un capricho que como tal es prescindible. Bastante difícil es hacer frente a las obligaciones diarias, como para en tiempos inciertos completar el armario con ropa que con bastante seguridad no necesitamos.

Esta semana un sastre muy buen amigo, un enorme sastre por cierto, me llamaba para decirme que cerraba, que no podía aguantar más. Reconozco que la pena se apoderó de mí. Es, y siempre será, uno de los profesionales de la aguja al que más respetaré y quizás por ello fue como si una parte de mi se apagara con la noticia. Después de superar el golpe pensé cómo era posible que, siendo el sastre de varios presidentes del IBEX e, incluso, el sastre escogido en los últimos tiempos por el Rey podía verse abocado a tal situación. El resumen es tan sencillo como que no entran nuevos pedidos y los que están listos para entregarse no son recogidos. A esto hay que añadir que, si no te enfrentas con frialdad a la realidad, esto es, si mantienes a toda tu plantilla sin EREs o ERTEs los gastos son los mismos que antes de la pandemia, pero los ingresos solo han disminuido.

Cuando colgué de hablar con él pensé que si esto le estaba pasando a mi gran amigo qué no estaría ocurriendo a compañeros suyos con menos clientes, sastres menos conocidos y no más formación profesional que la de la aguja. Al fin y al cabo, mi querido sastre estaba próximo a la jubilación y solo adelantaba unos años un bien ganado merecido descanso. 

Un par de días después comía con otro sastre, pero este mucho más joven. Hablando de los tiempos que vivimos obviamente le pregunté por la marcha de su negocio. Y no pude más que alegrarme de su respuesta. Aún con cierta incertidumbre, este me comentaba que él estaba contento, que los clientes no habían dejado de venir, que seguía recibiendo a otros nuevos– la mayoría jóvenes – y que los números, de momento, cumplían con lo previsto. 

Claramente, dos realidades muy diferentes. Pero, ¿qué ha hecho este último sastre diferente al primero y, me temo, que a la mayoría de sastres de España? Algo tan sencillo como no pensar en este mes y tener siempre la vista, no en el mes siguiente, sino en la década siguiente. Para ello, ha sido sastre en su taller pero también ha sido muchos otros perfiles fuera de ella. Se ha movido por hoteles ofreciendo sus servicios, ha luchado sin ayuda alguna para aparecer en las revistas del sector, ha hecho infinidad de actividades en su sastrería para clientes y no clientes, ha tenido a los blogs tanto nacionales como internacionales como multiplicadores de su producto, ha buscado a los jóvenes – sus clientes del futuro – hasta en los portales de sus casas, ha sido muy activo en las redes sociales, ha confeccionado pagándolo él mucha ropa para eventos o para personajes públicos con la esperanza de que en el futuro esto le revertiera algún rédito. Hasta me consta que a sabiendas que le costaría dinero se ha subido en un vuelo rumbo a Londres a probar a un nuevo cliente que solo quería una chaqueta… En otras palabras, ha sido, además de sastre, un gran comercial con vocación empresarial.

Y hablando de buenos comerciales, me viene a la cabeza las últimas noticias que sobre la pandemia he leído referente a los sastres ingleses e italianos. O mejor dicho a los sastres de Londres, Milán y Nápoles. Y la situación no puede ser, también en este caso, más diferente. Si los sastres de Savile Row están aguantando el tirón, sus homólogos italianos están sufriendo mucho por subsistir. 

Londres es una enorme ciudad con un poderío económico muy superior al de las ciudades italianas. En Londres no solo habitan ciudadanos británicos sino de medio mundo, siendo estos suficientes para mantener las sastrerías ocupadas. Con seguridad también estas estarán perdiendo pedidos de clientes internacionales que ahora no pueden viajar y están residiendo en el extranjero. Pero, la clientela, tanto nacional como internacional, que vive en Londres es tan grande que pueden esperar a que pase la maldita pandemia sin necesidad de verse abocados a cerrar sus sastrerías.

Sin embargo, la situación de Milán y Nápoles es bien diferente. El 85% de la clientela de estas sastrerías es internacional y con esta sin poder viajar su realidad es bastante dramática. El número de sastrerías en Nápoles por ciudadano es el más elevado del mundo. Allí hay todo tipo de sastres: buenos y regulares, caros y baratos. Pero tanto unos como otros vivían en su mayoría del cliente internacional y este ya no pasea por sus calles. No obstante, unos pocos sastres pensaban en su vida dentro también de diez años y han viajado antes de la pandemia yendo ellos a buscar cliente y no esperando que el turista sartorial entrase en su sastrería. Serán estos los que en cuanto puedan viajar retomen su vida y sus viajes. Mientras, los que disfrutaron sin hacer mucho de la popularidad de la sastrería napolitana viendo como los clientes entraban a su sastrería tendrán que replantearse su futuro. 

Mi opinión es que hasta que no haya vacuna la situación no va a mejorar, es más, me temo que en el tema que nos ocupa la situación solo hará que empeorar. Ojalá me equivoque, pero no creo que la vacuna llegue, al menos no de manera masiva, antes de 2022. Es decir, queda al menos queda un largo año de travesía por el desierto. Y cuando esto pase habrá que ver cómo de mermadas están las finanzas del personal. 

Los que tengáis buena memoria recordareis el artículo que escribí hace cinco meses durante la primera ola sobre las medidas que yo tomaría de ser sastre para afrontarla. Mi segundo sastre, el previsor y el que se despertaba todos los días pensando qué debería hacer ese día para seguir ejerciendo el oficio dentro de diez años, aplicó varias de ellas. Del resto no lo sé o no me consta. Mejor sería que no me constara pues vienen probablemente los meses más duros a los que se va a enfrentar esta entrañable profesión y el que no se haya preparado para ello no va a sobrevivir. 

El Aristócrata

BESPOKE LXXXVII: JOSÉ ALONSO, LA AGUJA DE LA VERDAD

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“Este es mi estilo. En lo que yo creo. Podría hacer cualquier otra cosa, pero no me sentiría identificado con ello. Respeto que otros lo hagan, pero no yo”.

José Alonso, uno de esos nombres que permanente sale de la boca de los sastres más consagrados, es una persona de ideas claras. Conoce las modas, pero no las sigue. Las tendencias las respeta, pero su casa no es el sitio donde llevarlas a sus extremos. “Mi traje tiene que ser atemporal. Pero atemporal de verdad, es decir, tiene que seguir vistiéndose dentro de 20 años”. “Te debe permitir engordar o adelgazar 5 kilos. Si es tan ceñido como para no conseguirlo ese traje no es mío”. Si preguntáis a cualquier nombre consagrado de la alta sastrería de España: ¿de quién no te importaría tener un traje seguramente escucharíais el nombre de José Alonso; al menos esa ha sido mi experiencia.

Muchos recordaréis aquel increíble abrigo que salió de la colaboración del propio José, su hija María Alonso y Daniel Schleissner y que reflejaba el estilo del protagonista de esta semana. Era un abrigo de un tejido excepcional, de corte atemporal y con una gran calidad, y cantidad, de mano de obra. Meses después, quedaba con José para ese estilo que identifica su trabajo se trasladara a un conjunto de dos piezas. Era un tiempo donde la corbata todavía tenía bastante presencia en el día a día y donde también los dos piezas se llevaban con ella. Hoy, aunque esto sigue siendo la intención, podría llevarse sin ella y el conjunto quedar mejor que el de los que se olvidan de ella con el traje completo. 

Han pasado varios años desde aquella prueba, pero el no haber cogido peso ni tratarse de un conjunto sometido a las modas del momento, volvió a probarse como si hubieran pasado solo semanas. Pero esta vez lo probamos en su actual sastrería, solo unos metros de diferencia con la que vio nacer este conjunto. Sastrería que se encuentra en los bajos de un edificio señorial con un imponente portal. Como artista que se precie, José Alonso disfruta haciendo solo aquello que le gusta siendo dueño de su tiempo y con el privilegio de coser solo para aquellos clientes con los que tiene sintonía. 

Con la máxima de “sin taller no hay sastrería” este nuevo local cuenta en su parte trasera con un cómodo espacio desde donde se trabajan las prendas. “¿De qué vale saber de algo si luego no lo enseñas?”. Y por ello José ha traído a una joven aprendiz con ya experiencia en algunas casas de Savile Row a seguir profundizando en el oficio. Un baño y un amplio probador con sus tres espejos rematan su nueva sastrería. 

José Alonso es de esas personas que hace de la prueba un momento en el que no solo se ve la evolución de la prenda sino también se aprenden muchas cosas del oficio, del pasado y presente del mismo. El haber trabajado durante años solo pero en otros momentos para otros – los más conocidos de la época – le permiten contarte infinidad de anécdotas. Durante la prueba, él no te dice lo que tiene que retocar, pero si tú le preguntas que si ha tenido en cuenta esa arruga en la espalda, aún sin haberla marcada, te contesta que ya estaba vista. Y así con cualquier otro detalle.

La chaqueta es más armada que lo que normalmente hemos visto en esta página. Su objetivo como contamos cuando realizamos el abrigo o la primera prueba del dos piezas es que la prenda consiga del cuerpo del cliente una imagen atlética. Esto, sin dar cierta forma a la chaqueta es muy difícil. Por ello, la chaqueta se ciñe en la cintura y desde allí va subiendo en forma de “copa de Martini” hasta los hombros. No obstante, la forma no es forzada; recordemos que no se puede estrechar mucho si se le permite al cliente poder engordar hasta cinco kilos con ella. El pecho cuenta con forma algo que ayuda a este objetivo, pero también a que el traje no se desfigure de introducir un pañuelo de bolsillo. 

Las mangas son más largas que otros conjuntos. Y lo son porque muy probablemente las de la camisa son algo cortas. José te lo demuestra haciéndote doblar el brazo y observando como la camisa se oculta tras la chaqueta sin aparecer tras ella. Según apunta, este es el motivo por el que recomienda a sus clientes hacerse las camisas un poco más largas. “Con los sucesivos lavados el algodón encoge y esos centímetros que en su origen hacían que la camisa apareciera tras los puños terminan desapareciendo”. 

La confección interior es de forro completo, algo pedido por mi pues no deja de ser una chaqueta para usarse solo en invierno y cuenta, buscando nuevamente ese efecto de hombre atlético, con hombreras de tamaño medio. 

El pantalón cae de manera muy limpia, sin atascarse en la rodilla izquierda, como suele ocurrirme en muchos otros. El largo, así como su boca relativamente ancha, es fiel reflejo a lo que él considera debe ser la silueta de un traje. Cierto es que pantalón y chaqueta guardan perfectamente proporciones y aun tratándose de un dos piezas forman un conjunto de solo una. (seguro que os habréis fijado como en algunos dos piezas da la sensación de que quien ha realizado el pantalón nunca llegó a ver la chaqueta). 

Como sabéis, a los pantalones cortados para tirantes no se les cose pasadores para el cinturón sino botones para las lazaderas de los tirantes. Con estos puestos el pantalón se alarga hasta el talón del zapato cumpliendo con las medidas puristas del mismo. La cintura queda algo despegada del estómago algo que consigue un buen efecto estético. Al no verse afectada por las medidas de la barriga la cintura del pantalón no se estresa en ningún momento marcándose los pliegues perfectamente sin llegarse nunca a abrir. Hay a quienes les gusta sentir el pantalón en la cadera, entre ellos a mí, pero el tenerlo suelto, aunque con tirantes, te permite pasar horas sentado de manera mucho más cómodo. Y una vez de pie, al estar agarrados por tirantes, no tienes por qué preocuparte de nada. Pocos retoques hubo que hacerle.

Del tejido de H&S ya hablamos en el primer capítulo del conjunto y no voy a añadir mucho más. Lo cierto es que en un momento donde difícil es ver estampados algo diferentes y se abusa tanto de las americanas azul marino este resulta doblemente especial. Los tejidos con pelo, como estos dos, requieren de cierta habilidad con la plancha, combinan fenomenalmente con el frio y para estos nuevos tiempos “sin corbata” introducen en el armario cierta alegría y diferenciación.

En la última prueba entraremos a analizar los detalles artesanales de tanto la chaqueta como el pantalón en los que ya están trabajando desde la sastrería JAR. 

El Aristócrata

"DRESS FOR YOUR DAY", EL NUEVO CÓDIGO DE VESTIMENTA

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Vivimos en medio de la confusión y quizás sea por ello sea por lo que, al contrario de solo unos meses atrás, hoy nos preguntamos qué ponernos cada mañana. “Los nuevos códigos de vestimenta” es, además, el tema que más se repite en la privacidad del correo electrónico. Y como resulta imposible contestar todo lo que este recibe, hace unas semanas escribí sobre lo mismo en el periódico Expansión; artículo que aunque su contenido es lógica para vosotros parece que no es así para todo el mundo.

Con la corbata en la UCI y con poca probabilidad de subir a planta cabe preguntarse por qué nos hemos complicado la vida teniendo ahora que escoger un conjunto totalmente diferente cada día de la semana. Si antes con unas cuantas camisas, cinco trajes de invierno y otros cuantos de verano teníamos la ropa de todo el año, hoy toca contar con un armario mucho más amplio. 

Si pensamos que el traje sin corbata no es algo particularmente estético - algo que claramente no lo es -, mejor buscar opciones que permitan prescindir de ella, pero con cierto de estilo y elegancia. Todas las opciones que veremos comparten dos prendas claves: chaqueta y zapatos. Aunque hay múltiples opciones entre las que elegir, al menos la chaqueta y los zapatos – no zapatillas – deben estar presentes en cualquiera de dichas opciones. 

El código de vestimenta de los despachos británicos “dress for your day” puede igualmente aplicarse en nuestro día laboral. Siendo conscientes de que no solo nos representamos a nosotros mismos, sino también al sitio en el que trabajamos, se puede optar por conjuntos más o menos formales. De tener una reunión importante o con africanos o latinoamericanos es recomendable vestir de traje y corbata, pues probablemente el clásico traje estará presente. 

Un escalón por debajo de este en formalidad encontramos a la chaqueta azul marina y el pantalón gris. Aunque también este conjunto queda más elegante con corbata, cierto que se puede vestir sin ella. Evitemos hacerlo con camisas pensadas para vestir con corbata – sin botones en el cuello. Esta combinación admite desde un Oxford vino liso hasta unos Tassel oscuros. 

El mejor estampado de camisa sería el de rayas. A más finas y juntas camisa más formal, a más gordas y separadas menos. De querer introducir un toque diferenciador a esta chaqueta escójase una botonadura personalizada tanto en su material como en el motivo representado. La plata vieja y la terminación bronce son ambas opciones especiales. Si se busca jugar sobre seguro, también vale cambiar el oscuro del marino y del gris por otras tonalidades, lisas, más claras o con un mayor contraste. Todo antes que dejar el traje huérfano de corbata. 

La chaqueta cruzada puede igualmente vestirse sin corbata si chaqueta y pantalón son de distinto color. Estos conjuntos de sport funcionan muy bien si se saben combinar colores y estampados. Hablando de la chaqueta cruzada, en puertas del otoño, esta queda particularmente elegante con un jersey de cuello vuelto. Un traje cruzado de franela con un jersey de cuello vuelto de cachemira es una opción a considerar seriamente en este otoño. 

Los viernes siguen siendo el día más relajado de la semana, algo que no debería significar que se puedan cambiar zapatos por zapatillas. Cierto que el Covid ha acelerado ciertos cambios en la vestimenta, pero no todo vale.  En los conocidos como “casual fridays”, hoy ya todos los días de la semana, no solo las chaquetas deberían adquirir un estampado más casual y unos colores más relajados sino también en los pantalones se debería incorporar alguna licencia. 

Pensando precisamente en este otoño las chaquetas tipo Tweed con pantalones de lana, tan formales o informales como queramos que resulte la imagen final, son una buena alternativa. En los sitios más relajados de trabajo se podrá hasta combinar unos jeans con una chaqueta. Aunque las camisas de estampados a cuadros marcados no deberían vestirse en el ambiente de trabajo, asegurándonos que la chaqueta sea artesanal y los zapatos de calidad el conjunto resultante puede ser válido en los días más informales de oficina. 

Se escoja uno u otro conjunto, en ausencia de corbata los complementos juegan un papel destacado. Si el pañuelo de bolsillo se convierte en todo un “must”, los modelos de zapatos entre los que escoger se multiplican. Pero esto toca ya dejarlo para próximos capítulos. 

El Aristócrata

BESPOKE LXXXVIII: LA “AMERICANA” DEFINITIVA

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Aunque todos sabemos ya de lo erróneo de este término, esta semana quiero contaros la que será probablemente una de las mejores chaquetas que llegue a tener. Y con seguridad, a la que mayor cariño guardaré. La última chaqueta que saldrá de la sastrería de José María Reillo.

Como muchos ya sabéis, D. José María se jubila. Aunque seguirá ejerciendo el oficio que le ha dado todo desde casa, sin presión de entregas y en su tiempo libre, la mítica sastrería del 14 del Monte Esquinza cerrará sus puertas este mes. Y abusando de la amistad que tantos años hemos compartido, le pedí que la última prenda que de ella saliera fuese la mía. 

Pero no podía ser una más, tenía que ser la más especial, la más icónica. Aunque esto es difícil tras más de 50 años entregando prendas, sí al menos quería que reflejara todas esas cosas y detalles que durante tantos años hemos discutido. Debía ser de una tela grandiosa, con detalles tanto del presente como del pasado, con un corte moderno pero atemporal y con detalles que de alguna manera permanezcan ya de por siempre en mi armario.

La tela escogida fue de Loro Piana, una cachemira 100%, de color azul marino, son dibujo alguno y pensada para que nunca pase de moda. Con los años, experiencias acertadas y erradas, he llegado a la conclusión de que las cachemiras son muy diferentes y es más que recomendable comprar casas reputadas. Cierto que el precio puede ser muy dispar, pero también lo es su durabilidad y su manera de envejecer. Es una pena invertir en una chaqueta artesana y observar como con el tiempo sus coderas – sobre todo si no te la quitas al trabajar – terminan rozándose o perdiendo su aspecto original. O como la caída pierde su alegría inicial. Y Loro Piana, como también otras casas como Scabal o H&S, es garantía de durabilidad. El correcto uso de la plancha con tejidos de pelo debe cuidarse pero tampoco significa tener que ser un profesional con ella.

Respecto a los detalles del presente y del pasado también encontramos detalles que hacen convivir ambas épocas. Por un lado, está el animado, aunque discreto, forro, forro este que no tantos años atrás era difícil de encontrar. Recordemos que a todo lo que antes podíamos acceder era a escoger un forro en color. El elegido es discreto y combina bastante bien con el azul. Sus hombros son bastante naturales, con hombrera, pero sin buscar la apariencia de una Teba. Mirando al pasado, encontraremos ese doble picado que si bien antes podía ser algo normal hoy ya no lo es tanto. Su hechura no es del siglo pasado, pero tampoco es tan corta ni tan estrecha como se estila hoy. No lleva los actuales bolsillos de parche y en su lugar opta por el clásico tres bolsillos con el tercero por cerillero. Pero en vez de ser rectos lo serán en forma de media luna. 

Esta chaqueta, por su gran versatilidad, es posible que de usarse como fondo de armario termine ganando presencia, pero también, tarde o temprano, siendo reemplazada por otra. Pero para siempre tener presente la original una parte de ella irá pasando de chaqueta en chaqueta. Aldao, joyería fundada en 1911, vende unos botones de plata vieja replica de los realizados en corozo. Estos botones además de combinar correctamente con el aire de la chaqueta pueden pasar de una a otra cuantas veces sea necesario. Y, además imprimiendo, un carácter e imagen única a la chaqueta. 

Reconozco que pasar por Monte Esquinza y ver la que durante tantos años ha sido mi sastrería dedicada a otro negocio me dará pena. Pero saber que la última chaqueta que allí se cosió descansa en mi armario seguro que me evoca cantidad de risas y recuerdos allí vividos. 

El Aristócrata

LA ROPA DE CAMPO

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Siempre resulta buen momento desconectar del bullicio de la ciudad, escapar y disfrutar de la tranquilad del campo. Pero quizás sea el invierno el momento más propicio para ello. Un matutino y largo paseo, seguido de una recia comida y una tarde de libro y chimenea es uno de esos grandes placeres que de vez en cuando nos regala la vida. 

Pero antes de entrar en el artículo de hoy me gustaría hacer una mención especial a dos personas que nos dejan este sábado 31 de octubre. Sean Connery y Javier Reverte. En 7 películas, 7 ya mitos del cine, Sean Connery interpretó al agente 007. Como también para muchos de vosotros, este ha sido para mi el mejor agente secreto de cuantos ha habido. Poco que ver con el último, Sean Connery capturó la esencia de lo que Ian Fleming seguramente se imaginaba cuando escribía sus libros: un hombre apuesto, nada afeminado, valiente, intrépido, con sentido del humor, bien vestido y todo un irresistible para cualquier mujer. De pelo en pecho – nada que ver con ese torso metrosexual de Daniel Craig -, atlético, pero no cuerpo de machaca de gimnasio y con un increíble gusto para las mujeres. Mujeres, que, por cierto, tampoco tenían que ver con las flacuchas sin gracia que al parecer prefiere el último James Bond; mujeres de verdad, voluptuosas, con caderas marcadas e infinitamente más auténticas que las que ahora parecen estilarse. Y de su vestimenta qué decir. Desde que dejó paso a los siguientes 007 nunca se volvieron a ver mejores trajes y esmóquines que los suyos.

Javier Reverte, junto a Joseph Conrad, me descubrió el placer de viajar y, más concretamente, de viajar por África. Los que me conocéis sabéis de mi amor por ese continente. A pesar de haber tenido, y tener, la enorme suerte de viajar por todo el mundo, nunca he sido tan feliz como cuando lo hacía por África. Javier, infatigable viajero, siempre me acompañaba en forma de libro en mis primeros trayectos dándome la pincelada que necesitaba para saborear cada paso que daba por las calles antes por él recorridas. Si “El corazón de las tinieblas” es de esos libros que justifica releer un libro, la Trilogía de África de Javier Reverte es un billete de avión gratis, y en primera clase, a los destinos más apasionantes que el ser humano nunca ha pisado. Ambos DEP. 

Volviendo a nuestro artículo de esta semana apuntar que hoy contamos con ropa técnica muy buena para enfrentarnos al frio y la lluvia del invierno. Sin embargo, existen otras prendas, mucho más especiales, que lo hacen, además, con elegancia. Y una de ellas es la chaqueta de Tweed; chaqueta por cierto que Sean Connery vistió con gran personalidad en “Lo Intocables” de Elliot Ness. 

Nacida en el norte de Escocia para proteger a los campesinos bajo la lluvia y el frío, ya en el S. XIX la vestía la aristocracia, aristocracia que años después la empezó a utilizar para practicar sus deportes favoritos; entre ellos la caza y la pesca. Desde entonces esta chaqueta, tanto sobre una camisa a cuadros de villela y corbata de lana, ambos en colores oscuros como el verde o los ocres, como sobre un jersey de lana o cachemira resulta la compañera ideal con la que olvidarse del aparatoso abrigo. 

Es importante tener en cuenta que el paseo requiere de comodidad. Por ello, la hechura de esta chaqueta debe ser amplia ayudando a la total libertad de movimientos, además de permitir incorporar bajo ella otras prendas de abrigo. Quién aun así prefiera una capa extra de abrigo siempre puede recurrir a un chaleco, tanto en su versión de hilera cruzada como sencilla. 

El andar entre maleza y matorrales agradece olvidarse del clásico traje completo de Tweed y sustituir su pantalón por uno tipo bombacho o knickers. De esta manera además de no engancharse el pantalón, la bota alta protegerá de salirse de la ruta marcada. 

Aquellos a los que no les guste la bota, siempre podrán sustituirla por un grueso calcetín alto y un armado zapato o bota baja, más elegante de piel que de cualquier compuesto técnico moderno. Obviamente el modelo elegido es mejor con suela de goma y un marcado dibujo para no resbalar. De no contar con Gore-Tex, la grasa de caballo asegura volver a casa con los pies secos. 

Tanto los zapatos como las botas, bajas y altas, ganan presencia con el paso de los años resultando cada año, de cuidarse adecuadamente, más especiales. Con terreno pantanoso las botas de agua, también con suela comando, son las más adecuadas.

De hacer mucho frío, los amantes de la tradición seguro que disfrutan de sus irrompibles abrigos Loden o incluso de sus chaquetas austriacas, pero también tanto un tres cuartos como un abrigo tipo capote o poncho resultan acertadas alternativas.

Los forros polares quizás no sean la opción más elegante, aunque sí una de las más cómodas. Además, conocidas casas como Holland & Holland, Beretta o Purdey llevan ya años ofreciendo modelos de lo más interesantes. Si al frío se le une una intensa lluvia, parece adecuado protegerse de la misma con un abrigo resistente a la misma. En estas ocasiones, las chaquetas de algodón encerado, aportan una clara protección extra. 

Para la cabeza mejor sombrero o gorra inglesa que gorro de lana. Concretamente la gorra inglesa protege del frio y la lluvia con la seguridad extra frente al sombrero de no salir volando de hacer viento. Unos buenos y abrigados guantes de piel nunca están de más. 

La elección del pantalón debe tener como primer objetivo aportar calor. Por ello, y por estética, los pantalones vaqueros quedan descartados. En su lugar los de lana, franela, donegal o pana resultan más recomendables. Si el frío es verdaderamente intenso unos calzoncillos largos son muy bienvenidos. 

Ya en casa, nuestra chaqueta más internacional, la Teba, mejor en verde o marrón, resulta ideal frente a la chimenea. Chimenea que también verá con buenos unas slippers Albert de terciopelo o, de no encontrarnos en nuestra propia casa, unas botas bajas diferentes a las vestidas fuera pues podrían estar mojadas o, muy probablemente, llenas de barro.

Seguramente mucha de esta ropa la empleaban ya los grandes exploradores y cazadores de los que Reverte habla en sus ya irrepetibles libros de viajes. 

El Aristócrata


BESPOKE LXXXIX: JOSÉ ALONSO Y LA SASTRERÍA

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Si la gente de The Armony podrían ser un A.P. Royal Oak Offshore, José Alonso en un Breguet Classique. Su concepción purista y clásica de la sastrería le sitúan en medio de un mar de tendencias a las que mira solo de reojo.

Cada uno tenemos un estilo, y cada sastre, a pesar de que todos ellos insistan en que pueden hacer cualquier cosa, tiene también el suyo. Y esto es fácilmente apreciable de dejarles hacer su corte preferido o de pedirles que confeccione algo a lo que no están acostumbrados. 

José Alonso es verdad. Y es verdad porque no te engaña. Te dice, mejor dicho, te explica cuál es su concepto de belleza y el porqué de sus líneas. Y no te engaña precisamente porque no busca hacerte un traje que pudiera no gustarte. Él tiene sus clientes con los que se siente cómodo trabajando y no persigue ganar en número si ello significa cambiar su concepto de sastrería.

No persigue hacerte un traje si este pudiera quedar anticuado en solo unos años. Tampoco si no lo vas a poder vestir de adelgazar o engordar unos quilos. Si al subirte al coche te sientes más cómodo conduciendo sin la chaqueta ese traje no es de él. Si te sientas en una silla y te desabotonas el botón de la chaqueta tampoco es suyo. Si al levantarte de la silla el pantalón no cae rápidamente hasta el zapato tampoco lo será. 

Los trajes de José Alonso son fácilmente identificables. Son trajes de líneas amplias que más que dibujar tu contorno de cuerpo insinúa una figura que no tiene por qué coincidir con dicho cuerpo. Hay una búsqueda permanente del hombre apuesto. Apuesto como sinónimo de atleta. La chaqueta se pinza ligeramente en la cintura para desde ella subir a los hombros simulando una cintura estrecha y unas espaldas fuertes. El pecho de la chaqueta tiene forma, está armado. Esto permite, entre otras cosas, poder introducir el pañuelo de bolsillo sin que ninguna línea de la chaqueta se resienta. Igualmente, al dar forma al pecho también quien lo viste parece una persona atlética. El cuello queda algo holgado, simulando al que hacía Collado, sastre al que tanto admiró.

No esperes unas mangas ceñidas, ni un hombro napolitano, ni que por mutuo propio cosa uno de esos forros tan especiales que hoy se estilan. “¿De qué vale coser un forró tan moderno si en menos de cinco años puede ya no gustarte y a la chaqueta le quedan todavía muchos de vida?”. La chaqueta cubrirá la totalidad del trasero y las medidas de sus solapas serán las estándar. El pantalón caerá de manera natural, su diámetro impedirá que se atranque en la rodilla y nacerá en la cintura – no en la cadera – sujetándose al cuerpo preferiblemente con tirantes pues su cintura no apretará como para poderse olvidar del cinturón o los tirantes.

¿Qué se consigue con este tipo de corte? Ante todo, una enorme comodidad, pero comodidad en letras mayúsculas. Caminar con él es como hacerlo incluso con más naturalidad que con un conjunto de sport. El traje te permite total libertad de movimientos, evita el tener que ajustarte la chaqueta o el pantalón y, en definitiva, ayuda a olvidarse ni siquiera de ir vestido. El corte del pantalón consigue unas pinzas perfectas con una raya que cae sin torcerse hasta la mitad del zapato, donde incluso con muslos fuertes ni los bolsillos ni las pinzas se abren. 

Respecto a la imagen que transmite el traje, está más cerca de una concepción purista británica que de una más rebelde italiana. En cierta manera recuerda un poco el corte de los trajes que la sastrería Jaime Gallo ha hecho durante tantos años a nuestro ahora Rey. Es un corte que impone, que busca más el aspecto serio y elegante que el relajado o desestructurado. Un corte no juvenil pero que con seguridad no envejecerá y será de esos trajes que más veces te pondrás por su dificultad en quedarse anticuado y su increíble comodidad.

Respecto a la mano de obra y, sin ser yo ningún experto, resulta increíble. La forma en la que giran las solapas, el cosido de los hombros, la dificultad de observar las puntadas a mano, el casado de los dibujos – ojo los casa debajo de las carteras del bolsillo y no arriba como es lo habitual -, la terminación de los vivos… pero sobre todo el empaque que transmite y tiene todo el conjunto. Sin dar nombres, unos días después visité a dos sastres con el conjunto de José Alonso y ambos alabaron el gran trabajo de aguja que tenía el conjunto declarándose ambos seguidores fieles de José Alonso y apuntándole como una de las grandes referencias de este país del oficio.

Teniendo en cuenta el protagonismo que alcanzarán los dos piezas en este mundo que camina hacia el “sin corbata” (muy a mi pesar), seguro que efectivamente este dos piezas será uno de los trajes que con más orgullo y frecuencia vestiré. 

El Aristócrata

BESPOKE XC: THE BESPOKE CAP

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Hoy tanto profesionales como aficionados prefieren la gorra de béisbol para conducir sus deportivos a cielo abierto, pero hubo otra época donde era la gorra inglesa la preferida por los auténticos héroes del volante, héroes como Jo Siffert o Jackie Stewart. 

Aunque se pudiera pensar que carece de mucho sentido el hacerse este complemento a medida, lo cierto es que si quieres escoger una tela en concreto, unas determinadas medidas de visera, un ancho de trasera y un forrado específico tiene sentido, y mucho.

Muchos recordaréis a Benet Pluvinet quien hace tres años me hacía un conjunto de dos piezas que guardo con gran cariño. Ya por entonces me hizo una gorra que combinaba con parte de tela de la chaqueta y parte del pantalón. Pues quién mejor que él para encargarle la gorra inglesa con la que disfrutar de uno de mis hobbies preferidos: los choches clásicos. 

Benet, quien sigue cosiendo la totalidad de sus trajes a mano - siempre también cuellos y solapas -y por ello no hace más de 15 al año, tiene en las gorras artesanales otra de sus especialidades. De hecho, lo que comenzó como un pasatiempo – Benet suele vestir con gorra y se las hacía para él -, ha pasado a ser una parte clave en la oferta artesanal a sus clientes. Nunca he sido de gorra de béisbol por lo que nos olvidamos de los pilotos modernos y diseñamos la gorra recordando a aquellos otros grandes que con muy poca seguridad se jugaban la vida y eran auténticos rebeldes dentro y fuera de la pista, pilotos para los que las carreras eran su vida y las mujeres y las fiestas su pasatiempo preferido. 

El haber nacido en la época analógica quizás haya influido en que sean los coches, las motos y el deporte y la lectura a lo que dedicamos mi generación nuestro tiempo libre. Y quizás también fuese por ello por lo que muchos soñábamos de jóvenes en algún día conducir una moto o un coche de gran cilindrada.  Y a algunos incluso ese sueño se les hizo realidad. Siendo muy amigo de uno de esos afortunados, disfruto de sus coches hasta el punto de conducirlos como si fueran míos. Y para uno de ellos, concretamente para un Ferrari F430 Spider, es para el que hicimos esta gorra.

Más allá de fijar la medida, algo muy fácil de tener más gorras pues tallas y medidas de gorras coinciden al corresponderse con la medida de la cabeza, toca escoger otras cosas. Lo primero, y quizás más importante, es la propia forma de la misma. ¿Se quiere más armada sin que apenas se adivine la forma de la cabeza? o ¿se quiere sin forma alguna para que se adapte mejor a esta?. Igualmente, es importante, sobre todo en una gorra que debe ir sujeta para no salir volando, establecer el largo de la parte trasera. ¿Se quiere un botón en la parte superior media emulando aquellas gorras en las que esta está inspirada? ¿Se prefiere una tela más orientada a campo o a ciudad?

Empezando por el final, la tela escogida fue de inspiración ciudad, pensada en vestirse prácticamente solo con este coche; de hecho, queda en él guardada hasta la llegada de su propietario. La tela, de Holland & Sherry, busca combinar con algún detalle del coche. Personalmente pienso que este POW queda con el 430 mejor que otro tipo tartán escocés. Además, fijándonos en el tejido se podría pensar que gorra y coche fueron fabricados en la misma época, algo que ayuda con el mensaje de todo el conjunto. 

El botón central incide en dicho mensaje y lo poco armada de la misma a que, aún cuando puede resultar algo menos estética, se ajuste bastante mejor que de tener una forma ya concebida. La trasera es más extensa que lo que se puede ver en una gorra industrial al uso pues en esta hay que asegurar que el rebufo del aire no la arranque de la cabeza; algo ya comprobado y que funciona. Buscando la máxima frescura no tiene forro alguno en su interior lo que la hace súper ligera.

Hay bastantes detalles de artesanía. Lo más rápidamente apreciable son los dibujos casando en su parte central. Podría haberse fabricado toda la gorra con un trozo de tela, algo mucho más sencillo, pero no se hubiera podido jugar con los dibujos a nuestro antojo. Los vivos están cosidos a mano, así como el 90% de todo el trabajo. 

El detalle interior del cosido del escudo del Club Ferrari (al ir por dentro de la gorra solo lo ve quien la lleva) así como el modelo del coche en letra amarilla – el cuentarevoluciones en el coche viene en amarillo - ponen el broche a un proyecto que aúna artesanía, personalización y disfrute. 

PD Con este artículo hacemos 90 entradas dedicadas a prendas y complementos bespoke. 

El Aristócrata

BESPOKE XCI: LA CHAQUETA OBLIGADA

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Si septiembre es mes de encargos, noviembre es de recogidas. Y lo mismo ocurre con abril y junio, aunque cada vez en menor proporción al ser la temporada de verano cada vez más floja en lo que se refiere a encargos de prendas artesanales.  Algo que por otro lado compensaban las sastrerías con chaqués de boda. 

Como contaba en el artículo anterior de esta chaqueta, esta iba a ser francamente especial pues sería la última que José María Reillo me cosería desde su sastrería de la calle de Monte Esquinza. Seguro que habrá otras, pero ninguna ya desde esa sastrería en la que tantas horas he pasado, tanto he aprendido y tantos buenos momentos he vivido. 

Las chaquetas azules son, después de unos oxfords negros, la prenda más importante, además de versátil, de cuantas se pueden tener. Y en lo que respecta a este tipo de chaqueta, su popularidad irá solo en aumento al vestirse cada vez menos el traje de una pieza y ser precisamente sustituido por ella. Aunque todos estamos de acuerdo en que no son alternables, y solo complementarias, la realidad es la que es y las conocidas como “americanas” gozarán de un protagonismo especial. No obstante, y ojalá me equivoque, al ritmo que vamos hasta me aventuro a presagiar su defunción en no más de una generación. 

Una cachemira 100% de Loro Piana bien se merece unas buenas manos que la den forma. Aunque a su calidad no se le puede poner ningún pero, Loro Piana no es una casa especialmente barata, más de compararla con otras como Drapers o Harrison of Edimburgh, por lo que sería una pena el que se cosiese por alguien con un concepto moderno de la sastrería. Por color, tela, hechura y forro, botones etc. es una chaqueta que nace para durar, y durar en plenas facultades muchos años.  

Si también en las lanas merinos hay diferentes tipos de calidades, en la cachemira se manifiestan con mucha fuerza. Los precios de ciertas cachemiras pueden, como es el caso, duplicar el de otras casas. Pero si bien una lana merino de calidad normal envejece relativamente bien, la cachemira muy pronto muestra su verdadera pasta. Una cachemira mediocre muy pronto mostrará el paso del tiempo, dando la sensación de tratarse de una chaqueta con muchos más años que los reales, el pelo rápidamente queda como aplastado y el roce a la altura de los codos con la mesa de trabajo quedará patente. 

Nuestra chaqueta está cortada y pensada como chaqueta para todo. Cierto que podría vestirse con un pantalón de franela gris y corbata pero en esta ocasión lo que buscábamos era una chaqueta con una imagen más sport. Una chaqueta para todo y que pudiera combinar con todo, tanto para subirse a un avión con un cómodo pantalón, para ir en la maleta por si de repente surgiera una reunión o una cena imprevista o para, incluso, vestir un pantalón vaquero en momento dado. 

Si os fijáis es más corta de lo habitual (valga este paréntesis para apuntar que a las fotos que veis se le terminó alargando dos centímetros), también algo más ceñida y de mangas un poco, solo un poco, más estrechas, de costuras cargadas, detalle siempre de sport, bolsillos de media luna con cerillera, bolsillos más informales que los de solapa recta. Una chaqueta con los cantos tan abiertos requiere, de vestirse en plan dos piezas, un pantalón alto para que no se vea camisa ni corbata alguna. Este efecto conseguirlo con un pantalón de sport no resulta fácil pues estos suelen vestirse menos en la cintura y más en la cadera. Pero si de perseguir un efecto sport se trata los cantos abiertos ayudan a ello. Con el mismo objetivo de buscar un aire de sport se escogieron los botones.

Como ya se comentó en el anterior artículo de esta chaqueta, las botonaduras tanto plateadas como doradas, botonaduras que originariamente acompañaban a las verdaderas Blazers, resultan siempre más informales que los clásicos botones de corozo o asta. Quizás por ello, también nos fijamos en ello a la hora de buscar aquellos que mejor combinaran con el aire de la chaqueta. Sin embargo, en vez de escogerlos plateados o dorados (hay casas con una oferta francamente interesante) decidimos hacer un esfuerzo y comprarlos de plata. Si efectivamente el coste es mucho más alto, también lo es la durabilidad de estos botones, así como la posibilidad ya comentada de cambiarlos llegada la fecha de caducidad de la chaqueta.

Los forros, como bien saben los amantes del bespoke, han evolucionado mucho y sus estampados hoy son casi infinitos. Desde el más clásico hasta el más rebelde la oferta en colores, en temáticas o personalizaciones es increíble. Teniendo en cuenta que teniendo más chaquetas informales el uso de esta tampoco será muy intenso convenía escoger uno que no fuera excesivamente rompedor, pues uno se enamora más rápido de lo rompedor, pero se cansa antes que de uno más clásico. Creo que después de estudiar un amplio abanico de ellos se eligió uno relativamente comedido. Dicho esto, la chaqueta, aún en su uso más informal, se vestirá abotonada por lo que solo yo veré su forro al meterla en la maleta. 

La artesanía, subiré fotos una vez concluida, se aprecia en la mano de obra. Aunque las solapas han sido cosidas a máquina – según D. José María la solapa le gira mejor que de picarlas a mano -, la gran mayoría – tampoco la tapeta del cuello – se ha hecho a mano. Y es precisamente en esta, y no tanto en otros detalles como botones, forros etc., donde radica la esencia del bespoke. La artesanía industrial, muy respetable pero siempre un escalón por debajo, puede conseguir una chaqueta de terminación aparentemente similar pero que no cumplirá con la demanda del paladar más exigente o entendido; paladar que seguirá demando que su chaqueta se cosa en un taller artesanal siempre por manos y no por máquinas. Y esta chaqueta, como muchas otras de nuestros escasos pero buenos sastres, nació en el taller de Monte Esquinza y no vio otras paredes que aquellas antes de abandonarlo. 

En definitiva, es nuevamente la realización de ese patrón individual, el corte de las diferentes partes de la prenda a tijera, el cosido de las mismas a mano, las diferentes pruebas al cliente así como la ejecución, también a mano, de ojales, vivos, entretelas, pecho, bolsillos etc. lo que diferencia el traje artesanal del industrial. 

El Aristócrata

¿CÓMO DESCUBRIR RÁPIDAMENTE UN TRAJE ARTESANAL?

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Empiezo diciendo que es francamente difícil solo por fotos diferenciar un traje artesanal. Si bien los detalles que ahora veremos pueden hablar del cariño puesto en un traje, todos, o casi todos, estos detalles se pueden encontrar también en un traje bueno de sastrería industrial. 

Dicho esto, hoy vemos que se vende como artesanal y hecho a medida trajes que o bien se limitan a ajustar un patrón estándar a una fisionomía determinada o solo añaden un detalle como un bolsillo de parche o una solapa más ancha. Esto también ocurre en camisas y zapatos. 

¿Pero cuáles son esos detalles en los que sin ser expertos podemos fijarnos para descubrir si un traje es artesanal o no? 

-Ojales a mano. Un bonito ojal milanés en la solapa denota una destreza importante en el uso de la aguja. Conviene mirar los ojales de las mangas pues la mayoría son industriales. Una manera sencilla de comprobar si efectivamente han sido cosidos a mano es dándoles la vuelta. Si tanto por fuera como por dentro la terminación es similar no son a mano. 

-Doble picado. Un segundo cosido a mano en hombros, solapas, bolsillos y frontales habla de verdadera artesanía. 

-Los hombros. Si en su unión con la manga se observa como esta se eleva, algo conocido coloquialmente como “chorizo”, el hombro habrá sido cosido a mano. También si este cae de manera natural, sin salto alguno, formando incluso pliegues, - hombro conocido como “napolitano”, estaremos ante un hombro artesanal. 

-El forro. Más importante que el forro en sí, es asegurarse que esté cosido a mano. Las puntadas de la máquina son todas similares en medidas y distancia; las hechas a mano no. 

-Los dibujos casan. Si el estampado del traje no es liso, es decir cuenta con algún tipo de dibujo, observaremos como en las solapas de los bolsillos los dibujos casan. Hablando de dibujos, conviene igualmente comprobar que en la costura central de la espalda dicho dibujo no se parte ni se oculta. 
-Botones de corozo.A cualquier chaqueta se le puede coser cualquier tipo de botones. No obstante, si los botones son de corozo, de asta o de cualquier otro compuesto natural, nunca de plástico, es más que probable que la chaqueta sea artesanal. 

-Bolsillo interior. Al introducir repetidamente la cartera en el bolsillo interior de la chaqueta este puede terminar descosiéndose por sus extremos. Por ello, los sastres lo rematan con un cosido de refuerzo. 

También en los pantalones encontramos detalles que hablan de su calidad:

-Corte trasero. Como mejor se ven los pantalones de traje es con tirantes. Por ello, resulta frecuente observar un corte en la parte trasera para ayudar a extender el tirón de los tirantes por toda la cintura del pantalón. De haberse cortado el pantalón para tirantes no verá pasador alguno para el cinturón y, modas aparte, su pantalón tendrá cosidos unos botones por dentro de la cintura donde poder asir las lazaderas de piel de todo buen tirante. Por ello, desconfíe de esos trajes donde los tirantes tiran, usando pinzas o lazadares, de una cintura con pasadores. Las pletinas, laterales o una central, terminan de ajustar un buen pantalón a la cadera. 

-El bajo. Más allá de un ancho u otro, los bajos suelen reforzarse en su interior con una tira extra de tela para evitar que se deshilache por el roce con el zapato. Frecuente es también que se cosa un botón en su interior para poderlo desdoblar y quitar la suciedad que con el tiempo se puede llegar a acumular.   

-Ojales traseros. Tanto los ojales de los bolsillos traseros como los de la portañuela deben haberse cosidos a mano. Hay quienes prefieren la clásica cremallera y no por ello el grado artesanal de su pantalón es menor. 

-Cintura. Múltiples diseños, tanto en grosor como en forma, denotan cariño extra en su confección. La pinza doble así como el picado artesanal en la apertura del bolsillo terminan por diferenciar al pantalón industrial del artesanal. 

Si bien es cierto que estos detalles podrían encontrarse en un buen traje MTM, al menos en España, estos suelen ir acompañados de una medida artesanal.

El Aristócrata

CINCO CITAS IMPRESCINDIBLES PARA LOS AMANTES DE LOS COCHES CLÁSICOS

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Los concours d'élégance, o concursos de elegancia, son una competición donde se citan los coches más especiales para ser juzgados por un comité de profesionales del sector. En estas competiciones, o al menos en las más prestigiosas, no toman parte coches más modernos como eléctricos o de producción en serie. Por el contrario, son los clásicos más impolutos y valorados los verdaderos protagonistas.

Estos concursos datan del SXVII cuando los coches de caballos de la aristocracia “aparcaban” sus coches de caballos en los parques de París durante los fines de semana del verano. De ahí viene que todavía hoy sean grandes superficies de césped sobre las que se muestren los coches en dichos concursos. Con la costumbre de darse ya cita los mejores automóviles en ciertos parques de ciudades y con el motor como sustituto del caballo, la competición se centró en el automóvil vistiendo su propietario a la altura del mismo. Aunque ahora hay citas específicas para estos grandes concursos, sobre todo en Estados Unidos se celebran después de ciertas carreras, algunas también míticas. 

Quien acuda buscando las novedades de las principales marcas, el coche con la mayor autonomía de batería o el más autónomo se equivoca de lugar. En estos templos de la distinción de las cuatro y dos ruedas se presenta elegancia, pero elegancia atemporal y dirigida solo al amante de las cosas verdaderamente bellas. Concursos donde las más altas prestaciones, la seguridad o los avances electrónicos no son los principales invitados. 


1-Concorso D`Eleganza Villa D´Este. Lago Como, Italia.El más antiguo de cuantos existen hoy, data de 1929, se realiza una vez al año, en mayo, en las inmediaciones de del hotel Villa d’Este hotel en Cernobbio. Tomar parte del concurso no es fácil y solo representa un gran prestigio tanto para el coche como para el propietario. El coche presentado solo por el mero hecho de poder haber tomado parte en el concurso tiene asegurado su revaloración. Desde 2005, BMW Group Classic ha organizado el considerado como el concurso de belleza más exclusivo del mundo de vehículos históricos de cuantos todavía hoy se celebran. 

El último fin de semana de mayo 50 coches serán expuestos compitiendo en diferentes categorías, todos ellos debiéndose haber fabricado entre 1920 y 1980. La competición se divide en cuatro categorías: coches históricos, motocicletas, concept cars y prototipos y concept motocicletas y prototipos. La organización pone a disposición de los amantes de estas maravillas diferentes fórmulas para asistir al concurso, incluido el fin de semana en el Hotel Villa D´Este, pase a todos los concursos, así como disfrutar de los coches y motocicletas expuestos junto a sus propietarios fuera de las horas de apertura al gran público. 


2-Concurso de elegancia de coches clásicos de Pebble Beach, California, EE UU. Este fue el primer concurso organizado en Estados Unidos. Fue en 1950 en el Pebble Beach Golf Links en Monterey, California cuando tuvo lugar la primera edición, edición que coincidió con la carrera del mismo nombre. El concurso de elegancia de Pebble Beach está dispuesto como una pasarela de belleza donde los coches desfilan delante del público y el jurado, para después quedar expuestos para deleite del visitante. 

Desde 1997 se celebra el tercer domingo de agosto donde participar no es tarea fácil pues se exige que el vehículo esté valorado en al menos 1 millón de dólares, ser anterior a 1940, reparado siempre con piezas originales, estar en perfectas condiciones mecánicas, no haberse modificado y tener toda la documentación en regla como para ser conducido en carreteras abiertas. El estado de conservación, así como la presentación de este son dos criterios de evaluación muy importantes – de ahí que sus propietarios vistan con especial esmero y evocando con su ropa la fecha de fabricación y aire del coche. 


3-Salon Privé, Oxfordshire, Reino Unido. La primera semana de septiembre cita a los deportivos más extremos y lujosos del mundo alrededor del Palacio de Blenheim, lugar de nacimiento de sir Winston Churchill y residencia del duque de Marlborough. De las cinco citas que esta semana traemos a esta página, este es el único dedicado exclusivamente a los coches deportivos. Desde hace 16 años el salón privé es probablemente el concurso de coches más reconocido del Reino Unido. 

Concebido como todo un acontecimiento social también los coches clásicos han ido ganándose un hueco en la agenda del concurso; aunque como decimos son los deportivos y los conocidos como super y hypercars los verdaderos protagonistas. Al ser un gran escaparate para las marcas deportivas de lujo es posible probar sus vehículos. Con un toque comercial del que no resultará ya fácil salir, el visitante puede disfrutar del Luxury Retail Village donde se expone además de la más fina joyería también ropa y accesorios, helicópteros y yates. Dicho esto, solo aquí los amantes de los súper deportivos pueden disfrutar de casas nicho como Zenvo, SuperVettura, MAT, Engler, Aspark o Brabham Automotive. 



4-Amelia Island. Florida, EE UU. El Concours d’Elegance de Amelia Island se celebra a principios de marzo en el hotel Ritz-Carlton Amelia Island. Con 25 galas a sus espaldas, el sábado está abierto a vehículos tanto deportivos – modernos y clásicos – como a coches clásicos. No obstante, el domingo, día principal del evento, el concurso se limita pudiendo participar solo vehículos con gran pedigrí y anteriores a 1974. Junto a las dos grandes competiciones - “Best in Class” y “Best in Show”- se reserva un espacio para la subasta de ciertos coches que han sido invitados para ello, subasta donde parte de sus beneficios se destinan a centros hospitalarios del noreste de Florida. 

El concurso ha evolucionado desde que lo fundó el coleccionista Bill Warner y hoy puedes presentarte con tu propio coche y si se considera lo suficientemente interesante como para ser expuesto te permiten que acompañe al resto de invitados. Aunque el evento está limitado a 225 coches, quizás hayan sido decisiones como esta las responsables de que la crítica siempre apunte como algo negativo el elevado número de coches expuestos. Dicho esto, es de los mejores concursos si se quiere disfrutar de coches de carreras. 


5-Rétromobile. París, Francia. De vuelta a Europa encontramos el concurso más famoso que sobre coches clásicos se organiza en Francia desde 1976.  El evento se celebra en Porte de Versailles y al ser el primero de los grandes concursos de elegancia del año marca de alguna forma el nivel a alcanzar por el resto. Al contrario que el resto de glas, este evento se celebra en grandes pabellones algo que si bien ayuda a la hora de organizar el recorrido pierde la esencia de los sitios abiertos y los lugares más emblemáticos. 

Dicho esto, sus más de 72.000 metros cuadrados de exposición, sus más de 1.100 coches expuestos, la posibilidad de comprar muchos de ellos, el conocer a la industria auxiliar con más de 620 expositores, restauradores etc. la hacen visita imprescindible para los amantes de los coches clásicos. La enorme afluencia de público, todo el mundo es bienvenido mientras compre su entrada, quita encanto a la atmósfera especial que se vive en lugares como Pebble Beach o Villa D´Este

Hay muchos otros nombres con mucha importancia y quizás abandonar este artículo sin mencionar el concurso de elegancia Hillsborough no sería justo. Con 65 ediciones consecutivas, es el único concurso de elegancia que se ha celebrado ininterrumpidamente desde su primera edición. Al estilo clásico, los coches toman el césped del Crystal Springs Golf para abandonarlo y participar en el rally del Tour de la elegancia y volver el día siguiente para tomar parte en el concurso de elegancia.

El Aristócrata

LOS CALCETINES Y SU COLOR

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Hace 12 años escribíamos sobre la mejor elección de calcetines. Hoy, al menos en lo referente a este complemento, hemos mejorado, habiendo restado algo de protagonismo al entonces obligatorio calcetín negro.

Ya entonces se apuntaba a la preferencia del calcetín de color igual al del pantalón frente al del zapato. Y en caso de no contar con un calcetín del mismo tono mejor uno con un toque más oscuro. Con esto conseguíamos la sensación de piernas más alargadas evitando saltos de color entre el zapato, el calcetín y el pantalón. Esta máxima aplica también a los trajes; de ahí que en las personas de contenida estatura sea frecuente el traje completo frente al dos piezas. 

También escribíamos sobre cómo, con cierto acierto, había personas que hacían combinar sus calcetines con otros complementos, como la corbata. Modas y estilo innato de lado, lo cierto es que poco hay que añadir a aquellas máximas. Con insistir en lo adecuado de evitar calcetines cortos – aquellos que no llegan hasta la rodilla – y otros como los de “seda” sería suficiente. 

Sin embargo, todos habremos observado como hay combinaciones donde los calcetines ni coinciden con el color del pantalón ni tampoco con complemento alguno; y aún así el resultado es muy estético. Al final ocurre parecido con el pañuelo de bolsillo; si bien hay unas recomendaciones a seguir para su mejor combinación, la realidad es que incluso saltándose todas ellas se pueden conseguir resultados muy interesantes. 

Por ello, a las recomendaciones dadas entonces toca sumar alguna más, todas ellas teniendo en cuenta que no pueden ser las mismas licencias en el sport que en el formal. De hecho, lo primero a considerar es lo acertado o no de acompañar el traje con calcetines de colores vivos o motivos llamativos. Esto, ciertamente extendido en ciertas latitudes europeas, no suele ser acertado. Se trata de buscar un toque de elegancia, pero nunca de llamar la atención. 

Si la mirada de tu interlocutor busca tu calcetín es claramente porque tu elección no ha sido la más correcta. Por ello, con traje mejor calcetines sin dibujo alguno y de un solo color. Y a ser posible de colores oscuros. Optar por colores claros no es sinónimo de error, además puede quedar estiloso, pero siempre será más llamativo; y ya hemos dicho que la elegancia y lo llamativo no son compatibles.  

Calcetines verdes oscuros o azules marino combinarán siempre muy acertadamente con los trajes gris marengo. Por su lado, con trajes azul marino los burdeos o berenjenas son opciones seguras. Si bien con estas alternativas es difícil fallar, existen otras que sin ser demasiada arriesgadas son también válidas. Pensemos, por ejemplo, en los calcetines a franjas que mezclan el azul marino con colores como el verde o el burdeos. Estos son bienvenidos con los trajes más oscuros. De hecho, el azul marino es el mejor tono a mezclar con otros tanto para trajes azules como para trajes grises.

Con la máxima de calcetines de lana en invierno y algodón en verano, en verano con trajes claros, como los linos tabaco, los azules vivos consiguen un efecto muy bonito. En invierno, con los Tweed o con los de estambre, los calcetines de lana de rombos son más recomendables. Apuntar también que en los calcetines de un solo color se pueden añadir muy pequeños motivos que sin llamar la atención rompan mínimamente con la sobriedad del calcetín. 

En el sport las licencias aumentan pudiendo dar entrada a opciones más coloridas y con motivos de mayor tamaño. Dependerá de la estación del año en la que nos encontremos el escoger unos colores u otros, aunque el que los calcetines lleguen hasta la rodilla sigue siendo más que recomendable. Ojo, también ciertos calcetines a franjas vestidos con traje podrían vestirse perfectamente con atuendos de sport. 

Como última recomendación, tengamos en cuenta el zapato que vistamos. Parece lógico pensar que con un mocasín, por supuesto también con unas zapatillas de paseo, las licencias sean mayores que con un semi-brogue o un monopetzzo. 

El Aristócrata

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO LO HACEMOS DE RELOJES

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En mayo de 2019 escribía sobre mi Holy Trinity de relojes, los tres relojes de mi colección que más valoraba. Y me citaba para más adelante hablar de los tres siguientes. Y es a lo que me dispongo esta semana. 

Los verdaderos entendidos cuentan con asesores que les aconsejan sobre los relojes a añadir, piezas que la hacen más completa o más deseada. Yo, sin embargo, no entiendo la compra de un reloj como algo necesariamente razonado. Si no hay pasión, como casi todo en la vida, no hay disfrute. Obviamente por el alto precio de algunas piezas no debiese ser una elección repentina sino meditada. Pero en el resultado debiese entrar una variable de excitación que explique esa sonrisa que sale de la cara cada vez que lo ves en tu muñeca.


Aunque hay relojes de una gran belleza que pueden ser de pila, al menos para mi, nunca un reloj de pila debiera compartir espacio con esas piezas que dentro de ella albergan cientos de años de tradición y muchas horas de trabajo de los mejores artesanos. Por ello, dentro de la enorme variedad de marcas convendría centrarse en las muy pocas casas manufactura. Igual de importante resulta investigar sobre el movimiento del reloj. Es frecuente estar frente a una conocida marca que vende todos sus relojes como manufactura y comprobar como es un Valjoux el responsable de marcar la hora. No es que sea un mal movimiento pero si buscamos una colección premium deberíamos solo buscar relojes 100% manufactura. 

Esto es algo que se aprende con el tiempo y que confirma el profundizar en uno de los sectores más apasionantes del lujo: la alta relojería. No significa que haya que desprenderse de esos relojes que hayamos podido comprar años atrás y que hoy sepamos que su valor es escaso. Seguro que el cariño que les tenemos justifica conservarlos y cuidarlos como a cualquier otro. 

En el artículo del año pasado hablaba de los tres relojes preferidos de mi colección – que no obligatoriamente significa que sean mis relojes favoritos, pero sí mis tres mejores de mi colección. Echando un vistazo a esa colección hoy saco de ella los siguientes tres para presentároslos:

1-Jaeger-LeCoultre Grande Reverso Calendar en oro rosa. Cualquier amante de la verdadera relojería debería tener un reverso en su colección. La elegancia de esta famosa caja, su atemporalidad, su estatus, su charming y su legendaria historia hacen de él uno de los relojes más especiales de cuantos hoy existen. Dice la historia de la marca que a principios de la década de 1930, el revero nace de un desafío: el de diseñar un modelo, capaz de resistir los partidos de polo de los oficiales del Ejército Británico en la India. Al girar la caja, la esfera se oculta suavemente para revelar el reverso, que a su vez, protege la esfera de posibles golpes de mazo. Con un frontal atemporal enmarcado en sus tres emblemáticos gallones, el reverso tiene una estética art déco que acepta de buen grado tanto la esfera de la mujer como la del hombre. Pero este modelo de medidas de 30 milímetros x 48 de largo (de ahí la denominación “grande” queda mejor en hombre que en mujer. 

Aunque hoy prácticamente todo reloj puede vestirse tanto de sport como formal, este modelo gana de vestirlo con traje. El guilloche de la esfera es algo frecuente también en otro relojes de alta gama aunque las agujas en forma de espada son solo marca de la casa. Si no se tiene buena vista puede costar ver rápidamente el día en el que nos encontramos. No así el día de la semana o el mes que son más fáciles de visualizar. Al contrario que la mayoría de relojes que cuentan con calendario completo mensual, este no necesita de coronas adicionales para ajustarlo; es un pulsador lateral oculto en la caja el responsable del ajuste. Desde mi punto de vista siempre acertado pues consigue una línea más pura y mucho más limpia. 

Y nada como estar pasándonoslo bien, querer olvidar la hora que es y darle la vuelta al reloj. Es entonces cuando a través de su cristal de zafiro se disfruta del calibre 843; calibre manual lo que es muy apreciado por los verdaderos amantes de la alta relojería. La fase lunar solo lo hace más bonito. Tuve ocasión de visitar la manufactura y disfrute muchísimo. El enclave, además, es maravilloso. 


2-Glashütte Original Panomatic Lunar en acero. Reconozco que cuando veo a alguien con un Lange o un Glashütte me produce curiosidad saber más de él/ella. No suele ser gente del montón; esos prefieren las marcas fácilmente reconocibles por su entorno. No es nada frecuente, al menos en España, ver a alguien con alguna de estas dos marcas. Las marcas suizas acaparan prácticamente los gustos del mercado patrio y parece que siempre hay una mejor opción antes que hacerse con un reloj alemán. ¡Y qué equivocados estamos!. Hace ya bastantes años que compré este modelo y hoy sigue siendo uno de los relojes estrellas de la marca alemana. 

Para los estándares actuales no es particularmente grande, 40mm, y es de las casas que más dan por menos; recordemos que mientras Lange ofrece sus relojes en oro, Glashütte también lo hace en acero. El estilo es muy limpio y carece de pulsadores laterales, algo que siempre me gusta. Su esfera es muy original y el día del mes lo da una ventana de generosas proporciones con dos dígitos independientes, algo que también encontramos en Lange. Su fase lunar es preciosa. Una pena que sus esferas no se hagan inhouse para dotar a la marca con un carácter, si cabe, más de manufactura. Por dentro su movimiento de tres cuartos platina, su doble cuello de cisne rotor esqueletizado y su masa oscilante de oro de 21 quilates se puede apreciar a través de su cristal trasero de zafiro. 

Su vestimenta es más formal que de sport, aunque con un conjunto mínimamente vestido seguro que también queda bien. Además, consigue algo siempre bienvenido: pasar desapercibido. Es la sencillez de la elegancia, pero una sencillez de lo más especial. No es una marca inversión, pero sí una marca de entendidos que no buscan llamar la atención y disfrutan sabiendo ellos el gran reloj que llevan sin importarles que nadie les pregunte por él. También he tenido la suerte de visitar la manufactura y bien merece la pena el viaje. Además, servirá a quien lo haga a entender la gran cultura relojera que hay no solo en el pueblo de Glashütte sino en toda la zona de Dresde. 

3-Rolex Cosmograph Daytona en acero. Seguramente este tercer lugar, sexto si tenemos en cuenta que en el anterior capítulo hablábamos de los tres primeros, lo debiese ocupar uno de mis queridos Primero de Zenith, movimiento que por cierto montó el Daytona de Rolex muchos años. Mentiría si dijera que soy de esos seguidores acérrimos de la marca. Como creo que he dicho en alguna otra ocasión, resulta difícil poder considerar una marca que hace cerca del millón de relojes al año como exclusiva. La exclusividad está reñida con la masificación. Y Rolex es una marca masiva. Igualmente, aunque se la reconozca como casa manufactura, el gran número de unidades que tienen que producir les impide tener una casa manufacturera a la vieja escuela; de ahí que sea difícil encontrar fotos de su factoría o poderla visitar. Seiko también hace la totalidad del reloj in-house y no por ello es una marca comparable a otras aquí tratadas (y ojo porque la serie Grand Seiko tiene cosas verdaderamente interesantes). 

Dicho esto, es cierto que la calidad de los relojes Rolex está fuera de toda duda. Son relojes para todo uso y raro será que pase por taller como si hacen otras casas a priori más reputadas y caras. Además, solo Patek Philippe puede rivalizar con Rolex a la hora de ver revalorizarse ciertas unidades. Si se trata de comprar un reloj como inversión, o al menos con la idea de no perderle mucho dinero si se tuviera que vender, Rolex no conoce de competencia. Igualmente, su política de marketing de dar pocas unidades de ciertos modelos, hacen que relojes como el Daytona se revaloricen todos los años. Raro es el reloj que una vez comprado cueste más al mismo salir de la tienda que cuando estaba dentro. 

Pero nada de esto tuvo que ver cuando me hice con él. Como muchos sabéis soy un apasionado de los coches clásicos y del automovilismo en general y si hay un reloj unido ya por siempre a esa historia es el Daytona. Con 60 años de historia, el Daytona es, probablemente junto al Submariner, el reloj más mítico de marca. Ningún otro modelo, de cualquier casa, tiene la lista de espera ni el número de incondicionales que tiene este modelo. Dicho esto, si te gustan los coches parece que su conducción se saborea si cabe más de darte la hora un Daytona. El movimiento es a prueba de bombas, aunque no deberán sentirse muy orgullosos de su belleza cuando siempre lo han ocultado con un fondo ciego. 

Como dije tanto en el primer artículo como en este, estos son los relojes que más me gustan de cuantos tengo. Obviamente, de tener un tourbillon de Breguet o un Grande Sonnerie de Greubel Forsey ambos entrarían en la lista por la puerta grande. Pero para estos todavía toca esperar unos años. Pero los Reyes Magos todos los años nos recuerdan que hay sueños que terminan haciéndose realidad; solo es cuestión de soñarlo con mucha fuerza y muchas noches; y matarse a trabajar para ello. 

¡Feliz Navidad!

El Aristócrata


FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO

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Este será el último artículo del año. Por ello, además de felicitaros el Nuevo por adelantado, quiero aprovechar para contaros los planes tan interesantes que tenemos para el 2021.

Como recordareis, a principios de año os preguntaba cómo veríais el incorporar nuevas temáticas en el blog. Pensaba que dar entrada a nuevas pestañas, concretamente a artículos de Relojería, Motor, Gastronomía – vinos y combinados incluidos – y viajes especiales completaría acertadamente nuestra principal línea editorial. La gran mayoría de vosotros lo visteis con buenos ojos. Por ello, me puse manos a la obra y contacté con personas especialistas en cada una de estas nuevas temáticas para saber su interés en escribir sobre ello. Igualmente, lo hice con marcas y casas que se identificaban con nuestra particular filosofía de exclusividad. Desgraciadamente, con el parón del Covid no se pudo concretar lo avanzado en las primeras semanas del año. Pero nuevamente en verano volvimos sobre ello y hoy está todo ya muy adelantado. De hecho, las firmas especializadas ya están localizadas, así como los medios económicos para contar con ellas. Un nuevo formato de web más visual con un acceso sencillo y rápido también está en marcha.

Si nuestro próximo artículo será la ya clásica carta a los Reyes Magos, en el siguiente ya empezaremos con estas nuevas temáticas y os contaré mi experiencia por varios restaurantes portugueses, tanto estrellas Michelin como de concepción más clásica. Aunque la mayoría conoceréis el resort Penha Longa os diré lo que me ha gustado y lo que no. Y os lo diré imparcialmente porque por todo ello he pagado y, al contrario de lo que hoy parece ser habitual, nada se ha aceptado como pago total o parcial por aparecer en esta página. Ni hay necesidad ni ese ha sido, ni nunca será, el motivo de la existencia de esta página. Y todo ello lo escribí a bordo de uno de esos deportivos que en pocos años me temo estarán prohibidos.  

Pero hasta entonces, quería daros las gracias por hacer este blog un poco más especial cada día y por haberme acompañado en esta andadura tantos años. Desearos que el próximo año sea mejor que este no parece desear un imposible. Aunque en este punto me gustaría hacer un inciso. En estos días que tantos mensajes se reciben en el móvil deseando la muerte al 2020, creo que no estamos siendo del todo justos con él. Para empezar si estamos leyendo estas líneas es porque el 2020 no ha sido tan malo con nosotros, al menos no todo lo malo que pudiera haberlo sido. 

Pocos años habremos vivido que hayan enseñado tanto como este. Tampoco habrá habido muchos en los que hayamos pasado más tiempo en familia. Nos hemos conocido más, nos hemos acercado más, nos hemos buscado más, nos hemos reído más y hemos dado más importancia a las cosas que verdaderamente las tenían. Además, de hablar con nuestros abuelos llegaríamos a la conclusión de que este Covid es un chiste comparado con lo que muchos de ellos tuvieron que pasar. Al fin y al cabo, nosotros hemos estado en casa disfrutando de la calefacción, de un frigorífico lleno y de la seguridad de que nadie rompería en ella a llevarse para nunca más ver a un padre, a un hermano o a un hijo.

Siempre que a alguien veo triste, incluido a mi mismo, aún cuando tenga razón para estarlo le pido que mire a su alrededor y que vuelva a preguntarse si de verdad tiene motivo para tanta tristeza. La frase: “lloré porque no tenía zapatos…hasta que vi un niño que no tenía pies” debería siempre acompañarnos y tenerla más presente de lo que aquí en occidente hacemos. 

Disfrutemos de estar vivos, de poder oler, correr, respirar, ver, sentir…de tener a gente a nuestro lado a la que importamos, de poder pasear cerca del mar, de caminar por el monte, de hacer un poco más felices a los que queremos, de reírnos, del placer de la lectura, del frio y la nieve del invierno, de la música y de tantos y tantos placeres que se nos dan gratis por el mero hecho de estar vivos. 

Y con este sentimiento de alegría y agradecimiento os deseo a todos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo. 

El Aristócrata

CARTA A LOS REYES MAGOS DE ORIENTE

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Sabiendo que lo más importante es volver a ser testigos del día de Reyes en 2022, siempre hay sueños que sólo una vez al año pueden terminar convirtiéndose en realidad.  Y ese día es este miércoles.

En esa lista de regalos materiales, los otros, los importantes, los guardo en mi Carta más personal, escribí este año los 10 siguientes deseos:

1.Namiki Yukari Royale Vermilion. Aunque también disponible en negro, es en rojo con el que alcanza su máxima belleza. De líneas súper sencillas, es una pluma muy fácilmente distinguible por el ojo experto. Por ello, con ella tendrás la suerte de no llamar la atención y que pase totalmente desapercibida para el gran público. Al contrario de lo que ocurre con otras casas más conocidas, esta pluma de Pilot es considerada por los escritores como la pluma perfecta para estampar en papel antes de hacerlo a ordenador sus historias. Hoy son las plumas japonesas las que lideran el mercado de las altas estilográficas y Namiki es uno de sus buques insignias. Su plumín y cómo se desliza por el papel es toda una delicia. Aunque Namiki es famosa por su técnica de pintado, la terminación más sencilla en vermillion es la base para construir una colección de grandes plumas de diario.

2.Un Tourbillion de Breguet. Hoy prácticamente todas las casas de renombre realizan un modelo tourbillion. Pero si eres de la idea de que mejor comprar lo genuino, de hacernos con un tourbillion ese debería ser un Breguet. En 1801, para solucionar el problema de la gravedad, inherente a cualquier actividad humana, Abraham-Louis Breguet tuvo la idea de colocar todo el escape (es decir el volante, el muelle, el áncora y la rueda de escape, las piezas más sensibles a la gravedad) en un carro móvil que realiza una rotación completa por minuto. Además, de lo que significa para el amante de la alta relojería poseer un reloj con esta complicación, los modelos Breguet que lo incorporan son de líneas atemporales y comparten con Namiki esa sencillez tan especial y de nicho.

3.Un Porsche 964 Carrera 2. Como amante de las cosas bellas y clásicas, que no viejas o pasadas de moda, el 964 representa, desde mi punto de vista, el modelo más icónico de cuantos 911 se han lanzado hasta la fecha. Aún cuando adolece de los avances tecnológicos que el más sencillo coche moderno hoy posee, su aire nostálgico, su refrigeración por aire y pureza de líneas lo convierten en uno de los modelos más deseados y buscado por los coleccionistas, tanto jóvenes como mayores. Son varias las versiones que de este coche se fabricaron, pero quizás sea el Carrera 2, tracción en las ruedas traseras, la más deseada. Puestos a pedir, mucho mejor que sea coupe que descapotable o targa y, según los amantes de la marca, sin limpiaparabrisas trasero. 

4.Unas gafas 714 Persol. Otra marca de “las de siempre” que sin ser en calidad superior a otras casas, mantiene en su catálogo modelos que han sabido aguantar el paso del tiempo y haberse convertido en todo un clásico. Y el claro ejemplo es el modelo 714. Dado a conocer al gran público en 1968 por Steve McQueen, son de gran comodidad y de fácil transporte. Se doblan sobre sí guardándose en una pequeña funda de piel. Ideales para vestirse con conjuntos de sport donde una chaqueta de piel vintage esté presente o complementando a cualquier otra prenda con cierto toque de diseño y de calidad. Para el traje pudieran ser algo informales por sus adornos metálicos siendo la guantera del 964 un mejor lugar donde guardarlas. 

5.Una nevera Smeg. Un despacho con su equipo de música, una buena barra de combinados y una Chaise Longue seguro que agradece de compañero esta nevera que, además de cumplir su función, añade un toque de diseño a la habitación. Aunque las hay de varios tamaños, las mejores cosas se disfrutan en la intimidad por lo que las de tamaño reducido cumplen bien su función de enfriar y dan cobijo a nuestras cervezas y tónicas preferidas. 

6.Una cena en Osteria Francescana. Disfrutar de la cocina de autor es, además de un verdadero placer, algo cada vez más accesible. Rara es la provincia de España donde no encontrar un restaurante Michelin y pasar una agradable velada descubiendo nuevos sabores mientras se saborean creaciones que han llevado años desarrollar. Ir a Módena en junio significa ser testigo de la mítica «Motor Valley», encuentro donde se citan en el casco antiguo de la ciudad los mejores Lamborghini, Ferrari, Maserati y Pagani. Si no la Mille Miglia seguro que abre apetito antes de dirigirnos al restaurante de Massimo Bottura a saborear su famoso “camuflaje”. 

7.Un esmoquin de Henry Poole. Si estamos de acuerdo en que el primer tourbillion debería ser un Breguet, el esmoquin tendría que serlo de Henry Poole, el creador de la prenda en 1865. De hilera sencilla, azul media noche, solapas en pico, chaleco, sin aberturas traseras, tirantes…y por supuesto un bolsillo interior en la parte derecha de la chaqueta para poder disfrutar a lo largo de la noche de dos cigarros. Su línea atemporal, así como su terminación auténticamente artesanal anima a tener este esmoquin en el armario para las ocasiones que verdaderamente se lo merezcan. Con el doble precio de lo que cueste en el mejor sastre de España, pero también con una centenaria historia que anima a darse el capricho.

8.Unos zapatos de Eiji Murata. Con 17 años trabajando ya con su propia marca, este zapatero japonés de solo 47 años ha hecho de su zapatería Main-d´Or un sitio de peregrinaje. Actualmente dos años de espera – solo 15 pares se hacen al año y el 100% del proceso lo realiza Eiji Murata -, 18 meses de espera desde la primera visita y dos zapatos de prueba antes de empezar a trabajar en el definitivo hacen de este zapatero de las afueras de Tokio una auténtica referencia de la nueva zapatería a medida mundial. Aunque los zapateros ingleses siguen siendo el espejo donde mirarse y la escuela de la que aprender, los japoneses empiezan a dominar el mundo de la artesanía en sus más variadas vertientes. 

9.Una semana en el hotel Ladera Resort. En la isla Santa Lucía, en el mar caribe, sobre la ladera de una montaña se encuentra uno de esos hoteles de los que hay que disfrutar al menos una vez en la vida. Con gran privacidad, sin niños que no hayan cumplido los 15 años, las vistas son espectaculares y la tranquilidad del lugar invita a desconectar de todo menos de lo que sea disfrutar del placer de dejar la mente en blanco mientras que se fija la vista en el mar o la montaña. 

10.Una máquina recreativa que haga compañía en la habitación a la Smeg. ¿Os acordáis de juegos como el Operation Wolf, Outrun, Pac-Man, Space Invaders, Mortal Kombat o Street Fighter? Pues hoy se puede volver a disfrutar de todos ellos en las mismas máquinas de antaño, pero, además, intercambiando los juegos según nos apetezca. 

Feliz día de Reyes y ojalá Sus Majestades nos regalen los regalos inmateriales con los que verdaderamente soñamos.

El Aristócrata

LA VIDA SON MOMENTOS, ¡DISFRÚTALOS!

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Todos los años desde que terminamos la carrera, un grupo de amigos del Colegio Mayor nos reservamos cuatro días para, como diría Serrat, no dosificar los placeres, si no derrocharlos. Son cuatro días de “solo chicos” donde intentamos disfrutar de lo que más nos gusta: los viajes, los deportivos, la gastronomía y los hoteles especiales. 

Si el año pasado fue la Costa Azul el destino, el Bentley Mulsanne el coche, el Mirazur el restaurante final y Paris Motecarlo el hotel, este previendo el inminente cierre de fronteras decimos no alejarnos mucho de nuestro querido País. El viaje tuvo como destino Sintra, el coche esta vez fue un Porsche 718 Spyder, la gastronomía estuvo a cargo tanto de estrellas Michelin como de restaurantes con sabor local y el hotel el tranquilo Penha Longa Resort. 

Con los deberes hechos en la oficina, nos emplazamos a las 8 de la mañana para comenzar la jornada con unos buenos y ya clásicos huevos benedictinos. Quizás sean los años, pero seguimos siendo amantes de la clásica guía Michelin de papel para chequear y marcar la ruta, así como sus paradas; y esta fue la tarea que nos acompañó durante el café. No obstante, ya en ruta yo preferí conectar el Car Play el Waze por si acaso, aunque al no ir por la vía más rápida este intentaba devolvernos a la autovía. Con los depósitos llenos, y sin ninguna prisa, pusimos ruta a Elvass, nuestra primera parada para estirar las piernas, dar un paseo por el acueducto, su Iglesia de la Asunción y su Castillo. 

Pero antes de llegar allí disfrutamos de una maravillosa ruta tanto de autovía como de carretera nacional. A los que nos gustan los coches el recorrer kilómetros no es algo pesado, sino incluso ilusionante. Si el año pasado los casi 3.000Km apenas se notaron por la comodidad y la insonorización sin par del Mulsanne, lo vivido con el 718 Spyder fue de una gran intensidad. El modelo que nos llevó hasta allí estaba preparado con infinidad de opciones persiguiendo la mayoría de ellas su comportamiento más racing. Seguro que muchos hemos tenido la oportunidad de conducir un 911 y otros muchos deportivos, pero lo que transmite este coche es difícil de comparar. Es lo más parecido a un “kart” grande o a un coche de circuito...De lo más “analógico”, en el buen sentido de la palabra, que he conducido en bastante tiempo. 

Si bien en autovía seguro iríamos más cómodos con un Panamera o incluso un 911 Turbo, cuando salimos de las vías rápidas el 718 te cautiva y te roba una sonrisa que ya no te devuelve hasta que regreses a la autovía. Su forma de encadenar curvas y su paso por ellas es, de verdad, de poner los pelos de punta, la aceleración de esos 420CV y sus 1.300Kg – nuestro modelo contaba con asientos deportivos tipo Bucket de plástico reforzado con fibra de vidrio y fibra de carbono así como otras medidas que le permiten reducir el peso y te hacen disfrutar de cada metro de carretera. Al contrario de lo que hoy se estila, el motor es atmosférico, un bóxer de 4 litros y 6 cilindros, capaz de estirarse  hasta las 8.000 rpm el empuje es sencillamente animal pudiéndote llevar hasta los 300 km/h. 

Hay muchas formas de disfrutar de estos coches. Una obviamente es en carretera de montaña, otra en circuito, pero también se puede hacer a velocidades legales. Claramente las sensaciones en una y otra conducción son diferentes, pero no peores. Tuvimos suerte y el tiempo acompañó por lo que gran parte del trayecto lo hicimos a cielo abierto. A velocidades contenidas se puede disfrutar de este descapotable y de una música que, al contrario que en otros descapotables, se escucha y disfruta perfectamente. Además, una de las cosas por la que siempre se diferenciará Porsche de cualquier competencia es que incluso los conductores sin grandes dotes al volante pueden conducir cualquiera de sus modelos sintiéndose mucho mejores “pilotos” de lo que verdaderamente son. Cuando los caballos son muchos y los kilos pocos, no todos los coches te permiten errores o cambios bruscos en la trazada o frenar o acelerar cuando no toca. Cualquier Porsche lo permite, y el nuestro no era excepción. Si algo hace diferente a Porsche es claramente su facilidad de conducción. 

Si en esto destaca la marca alemana, también es cierto que el sonido, incluido el de sus deportivos, no te embauca tanto como lo hacen los deportivos italianos. Esta es una faceta en la que siguen por detrás. Quizás por ello, el Spyder cuente con un botón para ampliar dicho sonido; dicho lo cual no es tan intimidatorio como cabría esperar de un coche tan radical. 

Siempre he sido amante del tacto del alcántara en el volante y este, de reducidas dimensiones imitando los deportivos GT de competición, lo tenía. En un coche así este tipo de volante parece casi tan obligado como los asientos bucket del mismo material o la presencia del carbono. Ya sea para ahorrar peso o para darle un aspecto más racing, los tiradores de las puertas son de tela, como en el 911 T (para mí el 911 más puro). Hoy raro es el coche que no sea automático, siendo lo más frecuente tener que pedirlo manual si así es el deseo del futuro propietario (a veces es incluso más caro que la versión automática). 

Pero a cualquier persona que de verdad le guste conducir preferirá su coche manual. Para mi un cambio manual es como un reloj de cuerda: auténtica esencia. Quizás por ello, el Spyder que nos llevó a Portugal fue manual; una caja de seis velocidades de palanca muy corta y cortísimo recorrido que te permite bajar y subir de marchas muy rápidamente. Obviamente, la conocida como aceleración dinámica (punta-tacón) es parte de lo que tiene que ofrecer un coche como este. 

De Elvass y su restaurante El Cristo pusimos rumbo a Lisboa por autopista dejando las maletas en el hotel Browns, un hotel muy céntrico y bastante moderno cuyas habitaciones cuentan con todo tipo de avances tecnológicos y detalles de diseño como la nevera Smeg o el altavoz Marshall. Un 10 a las sábanas. Tras una ducha y un primer gintonic en su bar caminamos hasta la Avenida de la Libertad, calle donde están las principales boutiques de moda. Aunque la mayoría de nombres son los mismos que podemos encontrar en cualquier otra capital europea, hay una tienda muy especial, relativamente nueva, que merece la pena visitar: Fashion Clinic. 

Se trata de una tienda multimarca con no mucho producto de cada una de ellas, pero con cosas interesantes. Quizás la más interesante sea la sección de zapatería ya que cuenta con una gran variedad tanto de zapatos como de zapatillas. Concretamente dentro de estas se pueden encontrar desde modelos muy modernos hasta otros bastante clásicos y elegantes. La tienda se beneficia de su localización pues al estar dentro del edificio Tivoli tienes acceso directo a una preciosa tienda de libros de moda, automóviles, relojes etc. de editoriales premium como Taschen. 

El conjunto está dividido en tres plantas por lo que también se puede acceder directamente al restaurante JNcQUOI de preciosa decoración y bastante elegante con cierto toque moderno. Si se prefiere algo rápido abajo se encuentra el Deli Bar que es una barra para tomar algo rápido mientras pone música un DJ. Por cuestiones de reservas y tiempo no probamos ni uno ni otro pues cenábamos en poco tiempo en Loco y la copa estaba reservada en uno de mis bares preferidos de Lisboa: el Red Frog.  

Un largo paseo, con más de una cuesta, y llegamos al restaurante Loco, una estrella Michelin. Cierto que hay más alternativas Michelin en la ciudad pero las demás las conocíamos ya. Seguramente sea el peor estrella Michelin de la Lisboa y difícil resulta justificar que la haya vuelto a mantener este año. Las raciones son alarmantemente pequeñas incluso para un restaurante Michelin. El ambiente y el espacio son certeros y consigue ese ambiente de cocina vista y sala pequeña tan ahora tan en boga en estos restaurantes. Ausencia total de manteles – algo que además de ser ya muy frecuente supone un enorme ahorro para el restaurante -, servicio educado y siempre atento aunque vestido cada uno más o menos a su forma y con las zapatillas New Balance o similares propiedad de cada uno de los camareros. 

Al menos para mi para otorgar una estrella Michelin o más, además de un excelente menú, el local, la atención, los conocimientos, la vestimenta del personal, la mesa etc. deben también merecérsela. Pero incluso, de fijarnos solo en la comida, todos coincidimos en la generosidad del personal de Michelin adjudicando a este restaurante una estrella. Nada nos sorprendió, de hecho, pensándolo ahora no me acuerdo de ningún plato, y nos marchamos de allí sin más. Curioso que recuerde más el rato posterior y el correspondiente coktail en el Red Frog que algo de lo que probamos en Loco. 

A la mañana siguiente y antes de salir para Cascáis, dimos otro paseo por la ciudad. ¡Si increíble fue hacerlo por Salamanca solo unas semanas atrás sin turistas, no menos relajado fue descubrir Lisboa también sin ellos!. Visita obligada a Luvaría Ulisses, tienda de guantes hechos a mano abierta en 1925 y a la Librería Bertrand, esta de 1732. En A Vida Portuguesa, situada en la antigua fábrica de cerámicas Viúva Lamego, hicimos las compras que nos ayudarían a recordar por semanas este nuevo viaje: cerámica Bordalo Pinheiro, la mítica pasta Couto y algún aceite de Triunfo y Santa María. 

En Cascáis, aparcados los coche en el parking más nuevo que pudimos encontrar – es curioso como todavía se hacen los párquines, incluidos los más espaciosos, con tal inclinación en sus rampas que malabarismos toca hacer para no rozar el morro del coche al final de estas – nos dirigimos corriendo al restaurante Mar do Inferno pues la hora de la comida se echaba encima.  Aún cuando llegamos con el firme propósito de picar algo y llegar al menos con medio deposito vacío a la cena, fue entrar y nuestra vista ser capturada por todo tipo de crustáceo. Y de la vista al plato fue solo cuestión de minutos. El paisaje que rodea al restaurante es espectacular y la estampa de nuestros coches con el mar rompiendo prácticamente debajo de ellos convirtió seguramente este lugar en el más fotografiado de Cascáis ese día. 

Con el dado que siempre nos acompaña y reparte suerte unos bebieron y otros condujimos a nuestro hotel: el complejo Penha Longa de la cadena Ritz Cartlon. Probablemente uno de los hoteles más especiales de Portugal, sitio de visita obligada para los amantes del golf, está ubicado dentro de un monasterio de 1355, lugar originariamente de retiro de la Casa Real Portuguesa. Aunque cuenta con dos restaurantes Michelin, uno de ellos de nuestro chef Sergi Arola, ambos se encontraban cerrados por ser temporada baja. Si bien a ninguno nos hubiera importado repetir el LAB, no pudo ser y en su lugar reservamos Arola, el restaurante abierto desde donde se puede ver parte de ese maravilloso campo de golf.

Pero antes de cenar decidimos hacer una cata en profundidad de las ginebras nacionales, profundidad que requirió de tiempo, infinitas risas de por medio, y que terminó convenciendo a los más reticentes a posponer la cena a la comida del día siguiente. Sin compromiso ya por delante, y con buenísimos tintos locales escogidos con acierto y la comida estrictamente necesaria para acompañarlos horas después llegó el momento de ayudar al camarero a cerrar el bar, coger el ascensor y disfrutar de una cama y un silencio francamente relajante.

Aunque se nota en muchos detalles la falta de clientes, el buffet sigue mereciendo la pena. Si bien eché de menos muchas de las cosas que solo unos meses atrás allí disfrutaba, las vistas desde el restaurante donde se sirve y la cuidada atención siguen justificando no perdérselo. Esta vez sí recorrimos Cascáis, compramos sus famosos calcetines y pusimos rumbo a Azenhas do Mar. La carretera de puerto que te lleva hasta allí fue todo un deleite con el 718. Lo más parecido a estar dentro de un rally. Si no llega a ser por los ciclistas que obligaban a tomar bastantes precauciones las apuradas de frenadas y las aceleraciones hubieran sido de vértigo. 

El coche se siente tremendamente ágil y ligero, aunque cuando pisas el freno, aún siendo bruscamente, se clava sin ningún tipo de movimiento lateral, dándote la sensación de que son muchos más sus kilos. Seguramente, esto sea debido a su increíble chasis, a sus frenos inspirados en los del 911 GT3 y a sus ruedas de 20 pulgadas. Por cierto, las pinzas de freno de color rojo le dan un toque de carreras muy puro. Aunque a cielo abierto y altas velocidades el sistema de sonido Bose se queda un poco justo, a velocidades legales o con la capota puesta es más que suficiente.

Aunque por su facilidad de conducción cualquier persona disfrutaría de este coche, lo cierto es que el 718 Spyder es para un conductor purista, para alguien entendido de la marca Porsche y de lo que ha significado este nombre en el mundo de las carreras. Y es en este terreno purista donde el 718 no tiene rival, ni siquiera de coches que duplicaban su precio. Unas fotos y a nuestro siguiente destino: Sintra.

Si bien la belleza de Sintra es mucha, también son muchos, muchísimos, los turistas que la visitan. Pero esta pandemia pocas, poquísimas, cosas buenas ha traído siendo la posibilidad de visitar esta ciudad sin ellos una de esas pocas. Unos vinos, el dado y disfrutando de la conducción al aire libre de vuelta a Penha Longa a comer en Arola. Aunque obviamente LAB es muy superior a Arola, en este último se pueden degustar alguno de los platos más famosos del estrellado chef catalán. 

El sitio es idílico y la tranquilad que allí se vive mientras uno pierde la vista en la vegetación que te rodea se recuerda durante semanas. Dos horas de auténtico disfrute rematadas con un coulant de menta maravilloso y un bonito detalle que Sergi nos dejó desde Chile en forma de caja de bombones para cada uno de nosotros. El preceptivo gintonic nacional, el internacional, el español y una hora para descansar y prepararnos para la que sería nuestra última cena Michelin.

Aunque yo personalmente no esperaba mucho del lugar, fue este último el que más supero mis expectativas y el que sin duda a todos más nos gustó: la Fortaleza do Guincho, de la cadena Relais & Châteaux. Un estrella Michelin en una antigua fortaleza del S XVII que es el punto más al oeste de Europa.

Las vistas desde el comedor son increíbles y bien merecería la pena haberlo visitado con luz solar. Aunque al comedor se le notan los años, el menú degustación, con diecisiete pases, prácticamente todo él elaborado con productos de mar o locales, es realmente sorprendentemente. Raciones quizás demasiado copiosas que hacen difícil llegar al final de la cena. 

¡Pero qué deleite! Dado y de regreso a Penha Longa. Gintonic, guía Michelin de papel con marcado en boli la ruta de vuelta, descanso, desayuno, dos paradas para descansar y repostar y despedida en Madrid. WhatsApps sugiriendo ya el próximo destino y nudo de corbata a a la mañana siguiente para comenzar una nueva semana.  

El Aristócrata

LA VERSATILIDAD DEL DOS PIEZAS… CON VIDEO FINAL

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Los conjuntos de dos piezas son hoy más que nunca una opción seriamente a considerar. Con el traje de retirada o, mejor dicho, la corbata en pleno proceso de extinción, el conjunto formado por una chaqueta y pantalón de diferente color, y a veces de estampado, es la alternativa para el nuevo día a día.

Un día a día tanto de oficina como de tiempo libre, de ahí que sean la elección de la composición del tejido, su estampado y el corte de las diferentes prendas las que definan si el conjunto es más apropiado para un lunes o para un sábado. Coincidiremos todos en que un pantalón gris, una chaqueta azul marina, una camisa a rayas y unos zapatos Tassel parecen más una opción de lunes que unos jeans, una chaqueta con un marcado y grande cuadro de ventana y unas zapatillas de diseño, conjunto más enfocado al tiempo libre. Y es que los dos piezas, formales e informales, se valen de zapatos, camisas y complementos que acentúan el carácter de cada uno de los conjuntos.

Dicho esto, es seguramente la chaqueta la prenda que guiará en la elección del resto del conjunto. Aunque hay personas con un don innato para combinar prendas pensadas, a priori, para fines diferentes, la mayoría somos cautos y preferimos que la casi la totalidad de ellas, si no todas, guarden una cierta lógica. Por ejemplo, una americana azul cruzada parece más seguro hacerla acompañar de un pantalón de vestir de franela que de uno tipo chino. Igualmente, una chaqueta entallada, de cantos abiertos, algo más corta y con un marcado estampado puede vestirse tanto con esos chinos como, incluso con unos jeans.

Volviendo sobre este ejemplo, unos zapatos tipo oxfords tanto lisos como semi o full brogue pero en negro acompañan mejor a esa chaqueta azul y esos pantalones grises. Sin embargo, unos mocasines con un chino de boca estrecha o incluso, para los más atrevidos, unas sneakers de diseño con unos vaqueros quedarán más acordes con la segunda chaqueta del ejemplo. 

Con las camisas ocurre algo similar. Una camisa a rayas o de cuadro Vichy sienta mejor con una chaqueta vestida que con una no muy seria. Como consejo, decir que si la chaqueta tiene un estampado destacado mejor optar por una camisa lisa, sin dibujo alguno. Aunque ya se ha apuntado aquí varias veces, si no se va a vestir corbata sobran los puños dobles y resulta más estético botones en el cuello de la camisa. 

Dicho esto, siempre habrá personas que hagan justo lo contrario y aún así acierten. Esto es porque en los nuevos códigos de vestimenta el estilo de cada uno juega un papel fundamental. Basta con fijarnos en toda esa gente que se ha limitado a quitar la corbata a sus aburridos y anchos trajes azules con resultados más que pobres y sin gracia alguna para poder afirmar lo anterior. Solo nosotros hemos sido culpables de acabar con el tradicional traje, y ahora nos toca no solo repensar todo un nuevo armario sino también pagar por él. 

Para en un futuro no muy lejano no tenerse que arrepentir, conviene empezar a construir dicho armario de menos a más. Es decir, empezar escogiendo prendas de sport pero con marcado acento conservador e ir experimentando después con estampados y diseños más atrevidos. Por ejemplo, mejor que comprar un mocasín patinado de Berluti, modelo que a mi me gusta mucho, comprar uno de líneas actuales, pero menos rompedor de Edward Green, marca cuya calidad no tiene igual. Y con las chaquetas ocurre algo parecido. Antes que dar una oportunidad a una chaqueta de SherryKash de Holland & Sherry (tejidos cuyo aspecto y estampados a no todo el mundo pueden gustar), mejor probar con una tela lisa oscura pero que, obviamente, no sea otra vez azul o gris. 

Y con los pantalones ocurre algo similar: antes de aventurarnos con unos modernos, por ejemplo, de pana y boca estrecha (también muy bonitos, pero no para todo el mundo) probemos franelas de corte más recto, altos de caja y de tonos oscuros. Y por favor sigamos vistiendo con estos nuevos códigos abrigos de lana, más o menos clásicos, que lleguen hasta la rodilla (últimamente en las calles de las ciudades, más con las recientes nevadas, pareciera que se viste como si se estuviera disfrutando del après ski). 

Si la variedad de ropa con la que se debe contar en el sport es bastante superior a la que había en tiempos de corbata, la otra mala noticia es que nos resultará más caro conseguir este nuevo buen armario. Encontrar ropa de sport industrial de calidad en España es muy difícil. Hoy son legión las tiendas de bajo coste que podemos encontrar, pero muy pocas, poquísimas, las que vendan ropa industrial de calidad – entendiendo por calidad buena materia prima y buena mano de obra. 

Desgraciadamente, hoy ya no se busca ropa de calidad o, mejor dicho, no hay interés en pagar su sobreprecio. Y obviamente las tiendas se tienen que adaptar para sobrevivir a lo que el nuevo cliente demanda. Este fenómeno está teniendo tal impacto que, por ejemplo, ha llegado incluso a Pedro Muñoz, tienda que siempre se ha caracterizado por tener la mejor ropa de caballero de Madrid. Hoy, si bien sigue ofreciendo un producto de gran belleza y estilo ya no cuenta con esa calidad, y precio, que siempre la ha diferenciado. Kiton tiene, para mi, la ropa de sport más estilosa del RTW, pero imposible sería mantener una tienda monomarca de sus características en países que, como el nuestro, vestirse es una cuestión más de obligación que de disfrute. Todo esto desemboca en la casi obligatoriedad de tener que acudir a una sastrería si queremos contar efectivamente con tejidos y cortes verdaderamente interesantes y diferente, algo que no es barato.  

Con más o menos presupuesto, con más o menos gusto lo que parece claro es que tenemos por delante varios años donde los dos piezas van a ser los protagonistas del día a día. Y aquellos que por su trabajo o personalidad nunca vistieron de traje, pero sí con chaqueta, disfrutarán ahora más que nunca. Serán sus chaquetas de colores y estampados diferentes, sus auténticas Blazers cruzadas, sus pashminas, sus zapatos de ante, sus botas Balomoral, sus jerséis de cachemira de nudos y cuello vuelto etc. los protagonistas de esta nueva corriente. 

Para terminar, me gustaría compartir con vosotros un video que me han hecho llegar y que demuestra la larga historia que la sastrería a medida ha tenido en nuestro país. Espero os guste y que podamos seguir disfrutando de nuestra sastrería, tanto en el sport como en el formal, muchos años. 


El Aristócrata

BESPOKE XCII: DETALLES ARTESANALES DE UNA BUENA "AMERICANA"

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Como sabéis D. José María Reillo decidió poner un punto y seguido a su dilatada carrera de sastre y empezar a verla desde una perspectiva más cómoda y romántica y menos comercial. De ahí que decidiera cerrar su sastrería de la calle Monte de Esquinza. Y esta chaqueta del artículo de esta semana fue su última creación.

Recordaréis el artículo donde hablaba de sus características así como el del proceso de selección de la tela y los botones. Hoy, como quedó pendiente, me gustaría mostraros unas fotos donde apreciar los detalles artesanales de su trabajo. Antes de entrar a valorarlos, nuevamente apuntar que una “americana” azul es tan necesaria y versátil como unos buenos Oxford negros, probablemente incluso más. Esto es así porque este tipo de chaqueta de sport combina igual de bien con un dos piezas que con un pantalón de sport. Tan válida para viajar como para asistir al mismo aterrizar a una reunión de trabajo. Aunque en la foto que inaugura el artículo la chaqueta aparece acompañando al pantalón del traje y la corbata que llevaba ese día, podríamos perfectamente imaginárnosla con conjuntos mucho más informales; sus medidas y aire así animan. Y por supuesto también su peso, peso que es ínfimo comparado con el de las chaquetas más vestidas y que permite vestirla con la misma naturalidad que se haría con una liviana Teba. 

Si en el artículo “cómo descubrir un traje artesanal” se daba alguna pista para asegurarnos de que no nos daban gato por liebre, la verdad es que no solo es la costura la que define si una prenda es artesanal o no. Es también la medida y el aire que desprende la que termina por sentenciarlo. Por ejemplo, el vuelo natural de la solapa es fundamental; algo que solo se consigue girando las solapas conforme se van cosiendo. Los más entendidos serán capaces de determinar qué prendas son artesanales y cuales viéndolas en movimiento, incluso de lejos. Dicho esto, una buena chaqueta MTM pudiera a veces confundirse con el Bespoke pues en el buen MTM hay también mucha y buena mano de obra. Sin embargo, una buena mano de obra siempre debe aparecer en cualquier chaqueta que se tenga por bespoke, esto es, que se le presuponga estar cosida a mano y confeccionada a medida .

La chaqueta que hoy tenemos aquí así lo es pues ha salido de un patrón personalizado, la tela ha sido cortada siguiendo el dibujo del mismo, ha sido probada en sus diferentes fases y ha sido la mano de obra del hombre la responsable de coserla y traerla a la vida. A esto podríamos añadir otras notas importantes como el haberse confeccionado en el propio taller de la sastrería, por oficialas especializadas en las diferentes fases del proceso, atendiendo a los gustos del cliente y no a los de un patronista independiente.

Fácil resulta apreciar el vuelo de la solapa del que hablábamos al principio, el talle en la cintura, la caída natural y limpia de las mangas, una espalda sin arrugas, la ausencia de las mismas en hombros o pecho o una sisa alta. Al margen de estos detalles que denotan una gran confección, encontramos otros que hablan de la calidad de la mano de obra empleada. Una de las cosas en las que primero se fija quien se adentra en este apasionante mundo es en los ojales. El recién llegado busca que sus ojales sean practicables y pueda desabotonar sus botones. Como ya todos sabemos, este detalle es hoy tan habitual en la confección artesanal como en la industrial. Sin embargo, el que estén cosidos a mano es otro cantar. 

Como también todos sabéis no hay mejor forma para comprobar que esto ha sido así que dando la vuelta al ojal para observar las feas y asimétricas puntadas interiores. Dicho de otra forma, si el ojal es muy parecido tanto por dentro como por fuera dudemos de que dichos ojales hayan sido cosidos a mano. El tacto, el relieve, el hilo utilizado, su cuello darán la puntada al ojal artesanal frente al feo industrial.

Si nos fijamos en los hombros observaremos una costura cargada, esto es la manga aparece cosida por debajo del hombro, algo que es al revés en las chaquetas más vestidas de traje. Esto da a la chaqueta un aspecto más de sport. No sé si las fotos permiten apreciarlo, pero hasta la propia hombrera ha sido cortada y dado forma para que vaya de menos a más, de más fina a más gorda, habiéndose igualmente cortado longitudinalmente. 

Es decir, la hombrera es súper fina para en la unión de hombro y manga ser algo más gorda. Igualmente, la hombrera solo empieza a aparecer a mitad del hombro y no desde el principio. No hay nada malo en prescindir enteramente de la hombrera pero asegurémonos de tener los hombros a idéntica altura y que la cabeza de la clavícula no se aprecie, algo no tan habitual. Si no, el efecto estético no será el mejor y una pequeña hombrera siempre mejoraría el aspecto final. La doble costura que recorre hombro, solapas, bolsillos, costura trasera central busca darle a la chaqueta mayor resistencia en caso de tirones o de forzarla. Con ella evitamos que las costuras se rompan o abran. Dicho esto, la realidad es que tienen un valor más estético que real aunque, por supuesto, hablan del cariño puesto en la prenda. 

Esta doble costura podremos encontrarla en prendas de alta confección, aunque a diferencia de las artesanales su doble cosido se habrá realizado a máquina. Importante también es una buena ejecución del mismo pues debe apreciarse pero de manera muy sutil y disimulada. Coser una segunda vez las costuras de la chaqueta podría no tener sentido, pero lo tiene para el sastre que trabaja siguiendo ciertos parámetros y que cuida sus prendas con especial esmero.

Las tapetas del cuello a mi me gustan sin que se vean por sus laterales el sobrante de la tela. Esto pudiera impedir a posteriori ajustar el cuello al del cliente, pero ponen de manifiesto la seguridad del sastre en el trabajo terminado. En la alta sastrería francesa e italiana es algo también bastante frecuente. 

La diferencia de una chaqueta de dos botones con una con un falso tres no es estéticamente muy grande. No obstante, personalmente me encantan los falsos tres pues uno puede apreciar la belleza de ese tercer botón realizado a mano sobre el vuelo de la parte alta de la solapa. De los botones ya hemos hablado aquí  pero qué duda cabe que le aportan a la prenda un toque diferenciador y, sobre todo, personal. Unos botones que una vez hecho el desembolso te olvidas del mismo al poderlos usar en posteriores chaquetas. El personalizar una chaqueta con un forro es otra forma de sentir esa prenda como algo más tuya. Aunque hoy hay infinita clase de forros, conviene intentar guardar cierta lógica sobre lo que se ve y lo que no, es decir, entre el exterior y el interior. Un traje serio seguro que queda mejor con un forro liso del mismo color que la tela principal o con el menor contraste posible. Por su lado, uno más atrevido aceptará mejor un forro más canalla. 

Si bien había otros forros que mirándolos independientemente eran más especiales, este era de los disponibles, desde mi opinión, el que mejor combinaba tanto con la chaqueta como con mis gustos y aficiones. Dicho esto, el forro nunca es tan importante pues al nunca verse es sobre todo para el disfrute del propietario. Como se observa en la foto, ha sido cosido a mano en forma de cruceta. Los costados de los bolsillos interiores cuentan con un refuerzo de costura que busca evitar de utilizarse para guardar la cartera que se terminen rajando. Este detalle, aunque también más estético que de utilidad, no es nada común en otras latitudes. (recuerdo hace cinco años mostrárselo a Lorenzo Cifonelli en una de mis chaquetas pues no lo había visto antes).

Otro detalle artesanal es la manera en que se cosen los botones. El botón no aparece pegado al tejido y el hilo cuenta con cierto recorrido para abotonada la chaqueta esta gane naturalidad y no de la sensación de tirón. Imposible resultaría tirar de uno de los hilos y que se deshilachase enteramente, como sí ocurre en los cosidos a máquina. 

De nada valdría todo esto si la chaqueta fuera estéticamente “un churro”. Pero de no serlo, el verte acompañado en multitud de ocasiones, muchas de ellas de auténtico disfrute, de una prenda en la que sabes se han metido tantas horas de cariño y un trabajo manual muy especializado justifica con creces el precio pagada por ella. 

El Aristócrata

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